Mi amiga Clara (2).

Sigue la vida despues de una gran noche con mi amiga Clara.

Después de su fuerte orgasmo Clara me abrazo y estuvimos hablando durante unos minutos de lo que había ocurrido esa noche, quedamos en que seguiríamos siendo amigos y que lo que había pasado aunque había estado genial sería mejor dejarlo como lo que había sido, dos amigos solteros y adultos que se habían acostado juntos, nada más.

Clara se quedo dormida enseguida, a mi me costó un poco más. Tener a esa mujer tan sexy desnuda a mi lado sintiendo el contacto de su cuerpo desnudo junto al mío me tenía en una continua excitación. Me daban ganas de despertarla y volver a hacer el amor con ella, pero al final me contuve los impulsos y me quede dormido.

Desperté con los primeros rayos de sol de la mañana, al moverme en la cama Clara se despertó y con una radiante sonrisa me dio los buenos días. Mientras ella se desperezaba yo me pegue una ducha fría, necesitaba relajar mi calentura y me puse a preparar algo de desayuno mientras ella se duchaba.

Desayunamos tranquilamente recordando un poco la charla que tuvimos antes de dormir. La verdad que yo esperaba que después de dormir juntos me pidiera que lo repitiéramos alguna vez. Por lo visto ella no tenía esa intención, además el dormir junto a ella y despertarme con ella abrazada a mí, hizo que ciertos sentimientos empezaran a florecer en mi.

Los días pasaron y mi cabeza no dejaba de pensar en Clara, joder con lo tranquilo que vivía yo con mi soltería y viene Clara y en una increíble noche no soy capaz de dejar de pensar en ella, en su cuerpo desnudo, en la suavidad de su piel, en sus movimientos, etc.

Los primeros días pensaba que simplemente era que me había encaprichado de ella ya que hacía mucho que no me acostaba con una mujer y menos con una tan guapa. Pero días después en los que no había hablado con ella, me di cuenta que era algo más. Unos días después salí con mis amigos por la tarde a tomar algo y como no, ella también estaba, tan guapa como siempre. Me puse tremendamente nervioso al verla, se acerco a mí para darme dos besos, me abrazo y me dio dos besos en la mejilla.

La notaba más fría que de costumbre, casi no me hacía caso y ni me miraba, parecía que no hubiera pasado nada entre nosotros. Eso me decepciono bastante, ya sé que es lo que habíamos hablado pero no sé por qué, me esperaba que ella también hubiera estado pensando en mí, pero parece ser que no eso no era así. La tarde avanzo y poco a poco nuestros amigos se fueron a sus respectivas casas hasta que solo quedaba Irene (La compañera de piso de Clara), Carlos el novio de Irene, Clara y yo.

-          Bueno yo voy a ir marchando que así Carlos me lleva a casa antes de ir a trabajar – Dijo Irene.

-          ¿Miguel te quedas a tomar otra conmigo? Que mañana no curro y me apetece quedarme otro rato – Me pregunto Clara.

Era la primera vez en toda la tarde que Clara me hablaba directamente y no sé si fue cosa mía pero me pareció que mientras me preguntaba me sonreía y se mordía el labio. Supongo que sería mi mente jugándome una mala pasada pero esa mirada me puso nervioso.

-          Bueno una más si que me tomo.

-          Ok, chicos pues marchamos que me toca ir a currar.

-          Adiós pareja.

-          Adiós.

Tarde un rato en mirar a Clara a los ojos y cuando lo hice vi me quedo claro que sentía algo por ella. Enseguida saque un tema de conversación quería alejar el tema de ella y yo de la conversación lo antes posible y funciono, tomamos un par de cervezas mas, charlando un poco de todo y nos fuimos, como de costumbre la acompañe hasta su casa la que compartía con Irene. Al llegar al portar charlamos un rato y se puso a llover así que entramos en su portal.

-          Miguel, ¿Te pasa algo? Llevas toda la tarde muy apagadillo.

-          Perdona, cosas mías supongo.

-          Cuéntame lo que te pasa no seas tonto.

-          Otro día si eso.

-          ¿Qué pasa no confías en mi? pensaba que después de lo del otro día tendríamos total confianza.

Cuando saco ese tema me puse muy nervioso, no sabía dónde meterme.

-          Me marcho hablamos otro día.

-          Ven aquí no seas tonto ¿Qué te pasa? – me dijo Clara cogiéndome del brazo y acercándome a ella.

No me pude contener y la bese apasionadamente, pase mis manos por su cintura, pero ella apoyando sus manos en mi pecho y me retiro.

-          No, Miguel ya lo hablamos el otro día.

-          Lo siento mucho, joder que tonto soy. Pero no he conseguido dejar de pensar en ti desde lo del otro día y pensé que igual tú estabas igual que yo.

-          Lo siento Miguel, me fastidia que estés así por mi culpa.

-          Lo siento enserio, me marcho.

Me marche cerrando la puerta, maldiciendo por dentro lo tonto que había sido pensando que Clara querría algo conmigo si estaba claro que fue lo que fue una noche loca entre dos amigos. Al llegar a casa cerré la puerta tras de mí y me senté en el suelo a pensar un poco en todo lo que había pasado en esta última semana, pero llamaron a mi puerta.

-          Miguel ábreme, soy Clara.

-          Que haces aquí, esta empapada.

-          Y tú también, ¿puedo pasar?

-          Si claro, pasa.

Según entro por la puerta fue hasta la sala y se apoyo en la mesa, me acerque a ella y cuando me acerque me miro a los ojos y me pidió que me acercara. Ella se sentó en la mesa y me atrajo hasta ella, cerró sus piernas alrededor de mi cintura y con sus brazos me rodeo el cuello.

-          No entiendo nada – estaba confundido con todo esto.

-          ¿Es verdad lo que me has dicho antes?

-          Por supuesto.

Me miro, se mordió los labios y me beso, puedo decir que fue el beso más increíble que me habían dado en mi vida. Un escalofrió recorrió mi cuerpo. Nuestras lenguas se fundieron en una sola, mientras mis manos empezaron a acariciar sus piernas, primero por la parte que dejaba al descubierto el vestido que llevaba y después internándome por debajo de su vestido.

Nos dejamos de besar, nos miramos a los ojos y los dos sonreímos. Saque mis manos de su vestido, las lleve hasta sus hombros y deslice los tirantes de su vestido dejándola prácticamente desnuda de cintura para arriba. Empecé a besar su cuello mientras le quitaba su sujetador. Mis besos bajaron a sus pezones que ya estaban duros por la excitación. Su respiración se fue haciendo más fuerte y se convirtió en suaves gemidos a la vez que mis manos acariciaban el interior de sus muslos.

Al acercarme a su vagina me di cuenta de lo húmeda y caliente que estaba, le que quite el delicioso tanga que llevaba y mis dedos empezaron a jugar con sus  labios vaginales y su clítoris. Sus piernas cada vez me apretaban más y sus manos me agarraban el pelo con fuerza mientras sus gemidos aumentaban.

Sus manos bajaron rápidamente al cierre de mi pantalón, dejando libre a mi pene que estaba a punto de explotar. Sus dedos acariciaron la punta de mi pene para después agarrarlo con fuerza y encaminarlo a la entrada de mi vagina. Mire a Clara a los ojos y empuje con fuerza, mi pene se hundió en su vagina abrazando con calor y suavidad mi pene. Mis acometidas se iban haciendo cada vez más fuertes a la vez que nuestros gemidos aumentaban. Clara cada vez me apretaba mas con sus piernas, cada vez gemía más fuerte.

-          Ahhh Miguel, sigue por favor ni se te ocurra parar.

Con un rápido movimiento saque mi pene de su vagina y la di la vuelta sobre la mesa, ella quedo tumbada con su cara pegada a la mesa y su  culito en pompa. Jugué un poco acariciando con la punta de mi pene la entrada de su vagina.

-          Joder Miguel no seas malo por favor¡

Haciendo caso a mi amante, esta vez la penetre con fuerza metiendo mi pene de golpe cosa que le gusto y la volvió loca. Mis acometidas cada vez se hacían más fuertes, decidí jugar con la entrada de su culito que se me ofrecía apetitoso. Ensalive uno de mis dedos y empecé a acariciar la entrada de su ano, Clara al principio no dijo nada y me tome eso como una invitación para que siguiera.  Fui introduciendo mi dedo en su ano despacio y ella se agarro con fuerza al borde de la mesa.

-          Ohh Miguel que haces¡

Sus gemidos cada vez se hacían más fuertes, me encantaban los gemidos que empezó a dar al notarse penetrada, la agarre del pelo y di mis últimos empujones. No aguante mucho más y me corrí en abundancia dentro de ella pero seguí penetrando su ano con mi dedo y al meterla el segundo dedo ella tuvo un fuerte orgasmo.

Los dos estábamos cansados, nos abrazamos y nos besamos. Después de ese día empezamos una relación que nos trajo grandes dosis de sexo que contare en otra ocasión.