Mi amiga Carolina (3)
Este relato continua con las aventuras sexuales que vivimos con mi amiga Carolina en su visita a mi casa.
MI AMIGA CAROLINA ( III )
Este relato continua con las aventuras sexuales que vivimos con mi amiga Carolina en su visita a mi casa.
Besaba sus pequeños pero turgentes pechos, lamía sus pezones duros como piedras, mientras mi mano se deslizaba por su vientre plano y alcanzaba su pubis depilado, Caro abrió sus piernas dejando que mis dedos alcancen su rajita que ya notaba húmeda, recorrí sus labios de arriba abajo, tomé su clítoris entre mis dedos, se lo pellizque suave, ella gimió. En mi boca sus pezones eran rozados por mis dientes mordiéndoselos, estirándolos apretados entre mis dientes, al tiempo que dos de mis dedos se hundían en su conchita, profundo entrando y saliendo rápido de dentro de ella, lo que le hacía aumentar sus gemidos.
Bajé besando su vientre, jugué con mi lengua en su ombligo, ella tomo mi cabeza, acariciando mis cabellos, seguí bajando besando su pubis negro y con mi boca llegué a su botoncito que se anunciaba rojo e hinchado de placer, lo tomé entre mis labios, Caro dio un gemido fuerte. Mis dedos de mojaron bien en su dilatada vulva y con ellos moje el agujerito de su ano, sin dejar de chupar su clítoris, mis dedos lo agrandaban y buscaban entrar, primero lo hice con uno y luego dos, los jugos de su conchita ayudaban la penetración. Seguía comiendo su vulva que se mojaba cada vez mas y los jugos que corrían hasta su culito, dejando entrar profundo a mis dedos, ahora eran tres adentro, los sacaba y volvía a meter, duro en su dilatado ano.
Caro gemía mas fuerte y respiraba mas agitadamente, mi lengua recorría toda su vagina húmeda y mis dedos perforaban su culito, baje con mi boca y se lo comí todo, al sacar mis dedos tenía el agujerito dilatado, mi lengua entró profundo dentro de el, lo lamí por dentro haciéndole dar a Caro intensos gemidos de placer. Entonces tome el consolador que había quedado sobre la cama y empecé a chuparlo, mientras mis dedos volvían a penetrar su culito, cuando lo tuve bien mojado, me lo puse y me acomodé de costado detrás de Caro, estábamos en cucharita y frente a nosotras Miguel dormía profundo, nuestro macho necesitaba recuperarse de la gran cogida que nos había dado, aunque su verga ya evidenciaba una erección, no completa, pero sí ya tomaba un buen tamaño.
Entonces tome una de las piernas de Caro y la levanté un poco, ella movió sus caderas y acomodo su culito de manera que la colosal verga plástica quedara en la entrada de su ano. Empujé un poco y la verga entró, le di mas fuerte y se deslizó casi hasta la mitad, Carolina dio un grito mezcla de dolor y placer, estiré una mano para estimular su concha y deje que su culo se adaptara a la gruesa verga, cuando sentí que se relajó volví a clavarla y en dos embestidas se la clave toda hasta el fondo de su culo. Ella ahogó un grito, pero me miró pidiendo mas, empecé a darle duro y fuerte, su culito se fue dilatando y la verga entraba más fácil, cada embestida era profunda y fuerte, bombeaba aquel pedazote plástico en su ano violentamente, Caro ahora gritaba pero de placer, la cogía duro, clavándole entera la descomunal verga por el culo.
Caro notó como ahora Miguel aún entre dormido, tenía una buena erección, así que se fue acomodando, sin salirse de la verga, hasta alcanzar la pija dura de Miguel y de un bocado tragársela toda, vi como la chupaba fuerte y esa visión me hacia cogerla mas duro, al sacarla de su boca ya pude notar que la tremenda verga de mi marido estaba en su máximo esplendor y ella ya la tragaba hasta su garganta, la intensa mamada despertó a Miguel, con una sonrisa en su cara debido a como gozaba con la caliente boca de mi amiga comiéndose su verga. Hice girar a Carolina, obligándola a montarse sobre la verga, de espaldas a mí, ella se acomodó y se comía toda la verga por su boca que la recibía entera. Comenzó a masajearla y succionarla fuerte y duro, Miguel se paró sobre la cama y poniéndose frente a ella cogió con sus manos su pija y dejó su enorme verga para que se la comiera, Caro lo hizo con gusto, tragándosela toda, Miguel la tomó por la cabeza y empujó haciéndola devorar completamente su verga, se la clavaba fuerte, se movía y la cogía por la boca.
Carolina cabalgaba la verga que llenaba su culo y la de mi marido llenaba su boca, hasta su garganta, ella gemía ahogada en su verga. Entonces Miguel sacó la verga de su boca, y la hizo recostarse bien sobre mí, con su espalda sobre mi pecho, se puso delante de ella y apuntó su descomunal verga a su conchita, la refregó sobre ella, Carolina gemía, le pedía que la cogiera, Miguel le daba vergazos en su raja mojada, le preguntó sí quería su verga - la quieres putita? Pídemela, le dijo, Caro lo miró y le dijo deseo tu verga enorme, cogéme toda, méteme esa verga, necesito que me la metas toda-. Miguel la miró y de un golpe le clavó todo su infernal aparato hasta el fondo. Carolina dio un grito ahogado, sentí sus agujeros llenos con dos vergas inmensas, que la perforaban toda, mis manos se aferraron a sus senos, palpando la dureza de sus pezones.
Miguel viendo un gesto de dolor en la cara de Carolina, tomó su cabeza, la besó con fuerza en la boca ahogando cualquier grito, veía sus lenguas entrelazadas y empezó a cogerla con fuerza, le daba unas embestidas duras y largas, eso la llevo al máximo placer, yo también aproveche su relajación y tomando ritmo con las embestidas de mi marido, llenábamos los dos agujeros al mismo tiempo, Caro daba gritos y aullaba de placer y estalló en un tremendo orgasmo, sentí sus jugos recorrer la verga de mi marido y caer sobre mis piernas y mi pubis, los dos la seguimos cogiendo mientras acababa, haciéndole extender el orgasmo, durante mucho tiempo, hasta que su cuerpo convulsionado quedo casi sin moverse sobre mí en un estado de éxtasis total, Miguel aceleró sus movimientos, también llegaba su orgasmo.
Entonces a punto de acabar, la sacó de adentro de Carolina y parándose sobre nosotras, empezó a lanzar grandes chorros de leche que caían sobre nuestras caras, sobre todo de Carolina que estaba encima mío, pero yo también recibía bastante, él seguía acabando, su acabada era abundante, su leche caliente y espesa caía por nuestras tetas y boca, cuando terminó de acabar se agacho un poco y dio a chupar la verga a Caro que se la tragó completa y se la dejó bien limpia, bebiendo los restos de su leche y sus propios jugos, yo aún la tenía clavada por el culo, la hice levantarse y entre las dos lamimos y chupamos toda la leche de mi macho que teníamos sobre el cuerpo, hasta besarnos y beber las ultimas gotas compartidas en nuestras bocas.
Miguel debía irse a trabajar, así que fue a ducharse y nosotras nos quedamos en la cama abrazadas y desnudas besándonos y saboreando los restos de semen de mi marido, luego que terminó de vestirse y antes de irse, nos preguntó sí nos gustaría salir por la noche y dijo que tenía a la persona ideal para salir los cuatro juntos, era un nuevo compañero de trabajo que había venido de una sucursal de su empresa en el exterior, aceptamos gustosas. Al irse Carolina me preguntó sí conocía al compañero de Miguel, le dije que no pero que confiaba en que mi marido iba a traer a alguien con el que seguro la íbamos a pasar muy bien
Así, que con Carolina dedicamos el día a prepararnos para la noche, fuimos a la peluquería y nos maquillamos y elegimos la ropa. Yo me puse un vestido negro ajustado, corto hasta mis muslos, con un buen escote que dejaba ver el nacimiento de mis generosos pechos, Carolina se puso un conjunto de top y falda blancos, que contrastaba con su piel morena, dejando ver lo hermosa que era, en un principio ninguna de las dos nos habíamos puesto sostén, pero sí las tanguitas, pero luego de un rato y de ver como se marcaban en nuestros vestidos ajustados, decidimos tampoco llevar nada debajo, sabíamos lo que las dos pensábamos de esa noche y que íbamos a aprovecharla al máximo. Entonces cuando estábamos terminando de prepararnos, llegó Miguel, para bañarse y cambiarse y nos dijo que en media hora llegaría su amigo.
Le preguntamos como era él, pero no nos dijo nada, solo que nos gustaría mucho, las dos esperamos ansiosas, hasta que sonó el timbre, Miguel bajó a atender y nosotras le dijimos que enseguida lo alcanzábamos, como buenas mujeres, nos retocamos un poco el maquillaje y el pelo y finalmente fuimos al encuentro de nuestros machos, al ir bajando la escalera, las dos nos veíamos espléndidas, pero al ver al compañero de Miguel nos quedamos sorprendidas, era un negrazo espectacular, mas alto que mi marido, mediría como 1.90 mt., fornido, de piel muy oscura, pude ver la cara de Carolina que se quedo con la boca abierta y la verdad que a mi también me parecía muy atractivo y excitante.
Terminamos de bajar y Miguel nos presentó, su nombre era Edson y resultó ser que era brasilero y había llegado a trabajar de la sucursal de ese país por un tiempo acá en Buenos Aires, lo recibimos con un beso y no dejo pasar la oportunidad de elogiar nuestras bellezas, lo admiradas que estábamos con el negro no nos hizo dar cuenta que con él había llegado una chica, nos la presentó como una amiga y su nombre era Mariana, muy linda y al igual que nosotras llevaba un vestido rojo oscuro muy corto, sus muslos firmes y duros contrastaban con sus turgentes senos, su pelo castaño claro y ojos azules, nos dijo que lo disculpáramos por traerla sin avisar, pero ella había llegado a visitarlo y él le propuso venir, le dijimos que no había problema, al principio pensamos que se nos podía arruinar la noche pero luego los acontecimientos nos hicieron ver lo contrario.
Salimos los cinco, fuimos primero a cenar y luego a una discoteca a tomar algo y bailar, con Carolina charlamos mucho con Mariana y nos fuimos conociendo, en un momento fuimos al baño y con Caro le preguntamos sí había tenido algo con Edson, nos contesto que no, que ella era lesbiana, nos sorprendimos un poco porque no lo esperábamos, pero Mariana no nos dio mucho tiempo y nos dijo que le gustaría tener algo pero con nosotras y enseguida nos beso a cada una en la boca, y salió del baño riéndose, con Caro nos reímos y salimos, Mariana ya se había sentado junto a Miguel y Edson, pero entre las dos la agarramos y la llevamos hasta la pista.
Empezamos a bailar entre las tres, rozando nuestros cuerpos, acariciándonos, nos fuimos excitando, pero nuestro baile atrajo muchos hombres alrededor, así que Miguel y Edson se acercaron para bailar con nosotras y que no tuviéramos problemas que alguien se pusiera molesto con nosotras. Edson se abrazó a Caro y Mariana y Miguel junto conmigo, bailamos y reímos, movía mis nalgas contra el sexo de Miguel que se endureció contra mí, vi como Carolina hacia lo mismo contra Edson, mientras Mariana se abrazaba de frente a ella, besándola. Entonces Caro se acercó y me dijo al oído, tienes que sentirlo, es impresionante!!!!, no la entendí bien al principio, pero cuando vi que ella se llevaba a mi marido y dejaba que el negro me abrazara a mí, comprendí que quería que sintiera, y no tarde en hacerlo, el negro se pegó a mi por detrás y noté su sexo duro y realmente enorme, aun mas que mi marido, el negro por su altura, quedaba un poco mas alto que mis nalgas pero aún así podía sentir su gran bulto.
Mi conchita empezó a mojarse al imaginar como seria ese pedazo de carne enorme que llevaba contra mi espalda, Carolina se unió a nosotros y entre ambas bailamos contra el negro, excitándolo, cosa que notamos por el tremendo bulto bajo sus pantalones, él nos abrazó y sus manos recorrían nuestras nalgas, lo dejamos hacer y levantando un poco nuestras faldas, lo invitamos a que sus manos se deslizaran bajo las faldas, que teníamos una sorpresa para él, y vaya sorpresa que se llevó al notar en sus dedos nuestras conchitas húmedas, donde esperaba encontrar una tanguita y no la había, solo sonrío y luego se llevó sus dedos a su boca, chupando nuestros jugos y diciendo que eran tan deliciosos como nosotras. Entonces le dije a Miguel que era hora de irnos, la noche ya estaba lo suficientemente caliente y venia lo mejor.
El trayecto en auto no era largo, en quince minutos estaríamos en casa, yo viajaba con Miguel adelante y Caro y Mariana con Edson, en al asiento posterior. Carolina y el negro se besaban con pasión, sus manos acariciaban sus piernas y una estaba hundida debajo de la falda, el negro la dedeaba suavemente, Mariana había soltado uno de los pechos de Caro y se lo chupaba y besaba, Caro apretaba la verga del negro por sobre su pantalón sin dejar de chupar su lengua. Llegamos y el ambiente estaba muy caliente, Miguel me abrazó fuerte y me besó en la boca, sus manos apretaron mis nalgas, noté como Edson se acercó a nosotros y pidiendo la aprobación de Miguel, me tomó por detrás y besaba mi cuello, pude sentir las dos enormes vergas apretándome entre ellas, haciendo mojar aun mas mi sexo caliente.
Vi como Carolina se besaba fuerte con Mariana, le sacaba sus pechos fuera y se los comía, Miguel subió mi falda y Edson tuvo una perfecta vista de mi culo desnudo, mi marido me dijo que era una zorrita por no llevar tanguita, pero que le encantaba como me veía, bajo sus dedos por mi vientre y llego a mi conchita mojada y sentí como el negro recorría mis nalgas con sus manos primero y luego su lengua bajo por mi espalda hasta mi culito, entonces ambos agachados por delante y detrás de mí, empezaron a lamer mi conchita y mi culito. Vi como Carolina había desnudado a Mariana, que sentada en el sillón y abierta de piernas dejaba que Caro comiera su conchita y se deleitara con ella, no podía verlo bien por el inmenso placer que me estaban dando las dos lenguas. Mi conchita chorreaba jugos, mi marido se deleitaba con ellos y el negro lamía con gusto mi culito excitado, su lengua pujaba por introducirse.
Entonces Edson se levantó y fue sobre Carolina, le levantó su falda y abrió sus piernas y hundió su cara en su sexo depilado y húmedo, ella gimió de placer y se empeñó aun más en la rajita de Mariana que cerraba sus ojos gimiendo de gusto, Miguel enterraba su lengua en mi conchita, la habitación se lleno de olor a hembra y sexo, de gemidos de hembras gozando, enterré mis uñas en el pelo de mi marido y acabé fuerte en la boca de el, el succionaba y lamía mis jugos, luego vi acabar a Mariana en la boca de Caro en un violento orgasmo y en segundos Carolina hizo lo mismo en la boca de Edson, las tres nos juntamos y entre nosotras lamimos y chupamos nuestras conchas jugosas. Pero era tiempo de atender a nuestros machos, Mariana descansó sobre el sillón solo observando y masajeando su delicado clitoris, con Caro nos desnudamos por completo y primero desnudamos a Miguel, su verga grande, erecta y blanca pronto asomó frente a nosotras, se la chupamos un poco, pero ambas deseábamos conocer esa verga negra que imaginábamos exquisita, así que nos dirigimos hacia Edson, ambas nos sentamos en el sillón y él parado frente a nosotras, quitó su camisa, dejando al descubierto su fuerte y musculoso pecho brillante, mientras nosotras desabrochábamos a prisa su pantalón, al bajarlo el pequeño slip que llevaba apenas contenía un pedazo de carne monumental que pugnaba por ser liberado.
Caro paso su lengua sobre la tela, recorriendo toda su gruesa extensidad, se lo bajamos despacio, ambas ansiosas, calientes, golosas y así frente a nuestras caras saltó una verga descomunal, negra, gruesa y muy larga, mucho más que mi marido, su grosor era similar, pero el largo era como de 28 cm, coronada por un glande gordo, cabezón, rojizo y adornado por un par de bolas gordas y pesadas, aquella tranca era mas propia de un caballo que de un ser humano, la tomamos con nuestras manos y sobraba verga, apenas la rodeábamos con nuestras manos, las dos teníamos una cara de asombro, nunca habíamos visto algo así, pero estábamos dispuestas a gozarla, Caro se la llevó a la boca, y apenas pudo comer su cabeza, yo me dedique a lamerla y besarla a todo lo largo, acariciando sus gordos y peludos huevos, las dos queríamos comerla, saborearla, era grande y caliente, deliciosa, olía y sabía diferente, era un olor penetrante característico de la piel de los negros, pero estaba exquisita, era la mas rica verga que habíamos visto.
Carolina con mas esfuerzo pero adaptando su boca, la tragaba un poco más profundo, yo también quería comerla, así que cambiamos, yo la metí en mi boca y ella la chupaba por fuera, yo pude tragarla mejor, en un par de bocados, me la tragué hasta la mitad, sus líquidos pre seminales se mezclaron con mi saliva, Edson gozaba y le decía a Miguel lo bien que yo chupaba, seguí comiéndome esa enorme vergaza, cada vez mas profundo, la tenía casi hasta la garganta y aún algo sobraba, era impresionante, se la chupaba fuerte y profundo, volví a dejar que Carolina lo mamara y yo me ocupé un poco de Miguel que motivado por el espectáculo, traía una erección terrible, la metí en mi boca y de un bocado la deje ir hasta mi garganta, chupandolo fuerte y profundo, mis manos acariciaron sus bolas. Los dos machos gozaban con nuestras bocas y sus vergas enterradas dentro de ellas, pero no querían acabar aún ya que la noche recién empezaba, en la silla Mariana continuaba masturbándose con aquella vision.
Continuara...