Mi amiga Ana (2)
Ana sigue adentrándose en un camino,¿ peligroso?. Pero no le importa, ya verán hasta dónde puede llegar.
Hola de nuevo. Mi nombre es Ana y por si no leyeron mi relato anterior les digo que Laura me presta su nombre para que publique. Aclarado esto voy a comenzar mi segundo relato y voy a intentar ser más profesional en mi manera de escribir.
Ya conté como era físicamente pero no está de más repetirlo. 1,68 mts de estatura, pelo rubio largo y lacio, un poco aclarado, ojos verdosos y un físico atlético producto de los deportes intensos que practicaba, y queda bastante de todo eso aún.
Después de esa experiencia que tuve y conté no me sentí bien por algunos días, mi humor iba y venía, por un lado me cuestionaba lo que había hecho, me decía que no estuvo para nada bien, me sentía una puta, pero por otro sentía un gozo y un placer total.
En esos días estaba mirando la tele y pensé alquilar una película porno, nunca había visto una y tenía mucha curiosidad, así que fui a uno de los videoclubes que había y era atendido por la dueña, una chica muy joven y bonita. Como era de mañana no había nadie más, me acerqué al mostrador con una caja vacía de las películas que tenían y le dije que quería también una porno, no sé como lo dije, pero me dio vergüenza hacerlo, ella me preguntó cuál quería y le dije “cualquiera, elegime una”. Me dio una que revisó el título y salí, me fui a mi casa a intentar verla, cosa que no era sencillo porque mi madre y mis hermanos estaban siempre dando vueltas. La cuestión, y para no hacerla larga es que me las ingenié y la vi toda, y algunas escenas varias veces.
Esas escenas me hacían hervir la concha, salí apurada un par de veces al baño y me metí varios dedos tratando de calmarme ahogando mis gemidos con una toalla, me salía flujo en cantidad, pero lo que realmente ansiaba era ser penetrada, que me cojan violentamente.
Lo que hice una noche fue cortarme el pelo de mi sexo, era una selva lo que tenía, y lo dejé muy prolijo, copiando un poco como lo tenían las mujeres de las películas, todavía no se usaba la depilación total.
Lo que me gustó también de la película fueron las partes de sexo múltiple en las que la mujer era penetrada por dos tipos uno por la concha y otro por el culo, y ella chupaba a un tercero. “Que pedazo de puta”, pensaba, pero tenía unas ganas de ser yo la que estaba ahí.
Las escenas de sexo oral me enseñaron bastante también, pero ya me había animado, así que sólo era ir poniendo en práctica todo eso.
También estuve atenta a todo lo que era sexo anal, ya que como todos decían, tenía un culo perfecto y más tarde o más temprano me lo iban a romper.
Cómo estaría que a los dos dias devuelvo las películas y le pedí otra con sexo anal, la que me hizo ver muchas más cosas.
No había sex-shop ni nada parecido, si querías autosatisfacerte tenías que improvisar, y lo que hice fue sacarle forros a Jorge cada vez que podía y cuando me quedaba sola me mandaba un pepino enfundado en ellos.
También recuerdo que empecé a tomar pastillas anticonceptivas. En la visita al médico le pregunté mucho sobre los riesgos y me dijo que si las tomaba regularmente no iba a tener ningún problema, lo cansé a preguntas y antes de terminar una de las últimas hace un movimiento con la palma hacia abajo como limpiando la mesa y me dice, “cero problemas”, mirándome a los ojos.
Así que me sentí preparada para tener sexo con libertad y no con miedos.
Tampoco tenía en mente ser la puta del curso, y no lo fui, pero de a poco estuve entre los primeros puestos.
Creo que una de las cosas que excitaba a los hombres, sean compañeros de mi curso o superiores, o profes, era que mi perfil daba con una chica de “buena familia”, es decir que se coge sólo con el novio, poco y mal, y ya transcurrido buena parte de ese primer año todos sabían de mis encuentros sexuales con Beto y algunos más.
A los pocos días de esa reunión me acosté con Beto varias veces, pero había algo que no me terminaba de cerrar, y nunca supe qué era. Con el tiempo dejamos de tener esos encuentros y quedamos amigos. Aunque queda un capítulo que voy a contar en breve.
Un día iba caminando apurada porque llegaba tarde, tuve que hacerme unos análisis de rutina y me llevó bastante tiempo de la mañana. Cuando terminé de hacer todo tomé el colectivo que me dejó en el lugar habitual pero como tres horas más tarde. Algunas cuadras antes de llegar, en un lugar con unos pocos negocios, veo a un hombre que estaba revisando unas cajas en la vereda de lo que supe después, era su local. Yo tenía puesto el uniforme que era una pollera tableada por arriba de las rodillas y mostraba todas las piernas, arriba tenía una camisa blanca y un sweater gris, llevaba mi bolso en brazos. Cuando me vió dejó de hacer lo que estaba haciendo y pensé que me iba a decir una grosería, pero pensé muy mal, me hizo un chiste que no recuerdo bien de mis piernas que me hizo sonreír y le dije que llegaba tarde, y me dijo que ya a esa hora, unos minutos menos no arreglaban nada, recitando algo del Quijote. Me doy vuelta caminando para atrás y le dije que era verdad, estas veredas estaban bastante rotas y podía tropezar.
Nos miramos más de la cuenta, el tipo tendría unos 35 años y yo casi 19, pero estaba bárbaro. Nunca antes lo había visto porque pasaba antes que abriera.
Ese mediodía, en lugar de quedarme a comer en el comedor, salí a ver si lo veía.
Cuando llego al local este ya estaba cerrado, tenía un cartel con los horarios que decía: de 10:00 a 12:30 y de 15:30 a 19:00. No tenía idea de lo que vendía o a qué se dedicaba, asi que me acerqué al vidrio y vi que tenía algunos muebles y tapizados en venta, pero en su mayoría eran telas, tapizados y cortinas, empecé a hacer un paneo del lugar con la palma de mi mano tapando la claridad para poder ver mejor y me quedo tiesa, él me estaba mirando desde atrás de un escritorio, sonriendo. Le sonrío y lo saludo amagando irme, él me hace señas de que espere con la mano y se levanta a abrirme la puerta.
“Qué sorpresa!”, dice.
“Si, justo pasaba por acá y de curiosa me puse a ver”
“Estas apurada, queres pasar?”
“Si” le respondo, y entro.
El miró un poco a ver si había gente en la calle, y me dice, “es la hora del almuerzo”.
“Te puedo ayudar en algo?”, me pregunta.
“No!,…si!”, le digo.
Y él se empieza a reír, “si o no?”.
“En realidad pasaba y venía mirando las vidrieras.”, le digo.
“Y viste muchas por aca?, casi no hay comercios”.
“No, la verdad que vi esta sola”
“Bueno, que suerte tengo, una chica tan linda y solo viene a ver mi local. Y decime, viste algo que te guste?”, pregunta.
Lo miro y le digo, “si”.
Acorta la distancia y me besa en la boca, fue un roce, pero me dio como electricidad, nuestras bocas no se habían separado mucho, le doy yo ahora otro beso, pero en este le toco con mi lengua los labios. Él me abraza y nos empezamos a besar ya sin frenos, mi pollera era bastante corta y aunque tenía bombacha y otra prenda arriba que le llaman bombachudo, me empezó a pasar las manos por la cola y meterlas adentro, yo lo dejaba hacer, estaba más que caliente por todo, estaba a punto de coger con un tipo del cual no sabía ni el nombre. Nuestros labios no se separaban, pero aparta un poco su cuerpo para meter la mano dentro de la bombacha y tocarme la concha, se da cuenta que estaba muy mojada, me manda la punta de dos dedos y casi me hago pis, me arqueo y tensiono pero sigo abriendo las piernas para que me siga metiendo mano. En un sector tenía unos cortes o sobrantes de telas para tapizado, me hizo acostar ahí y me sacó la bombacha y me dió una cajeteada tan linda que todavía la recuerdo, me fue metiendo todos los dedos hasta que tuve cuatro adentro y hacía girar su mano para ambos lados, mi argolla era un lago a esa altura, sacaba la mano chorreando de flujo y me la metía en la boca para que la chupe toda, tres veces lo hizo, la última me metió tanto los dedos que tocaron mi campanilla y tuve como unas arcadas. Me desabrochó la camisa y me la sacó, hizo lo mismo con el corpiño, me incorporé un poco y le dije que quería comer su pija, se sacó la remera y los pantalones quedándose desnudo él también, me acerca la pija y le paso la lengua por la cabeza, estaba totalmente al palo y era de proporciones, no conocía mucho porque no tenía experiencia aún, pero la cabeza era por demás de grande, le pasé la punta de mi lengua por toda la cabeza y parecía a punto de reventar, después le fui lamiendo el tronco hasta llegar a los huevos, se los chupé y los metí dentro de mi boca, volví a pasarle la lengua por el tronco y al llegar a la cabeza me la mandé adentro de mi boca. Él se sentó y yo seguí mamándolo. Cuando parecía que estaba por acabar me pone encima de él y me empieza a penetrar muy lento. Sentía esa cabeza abrirse paso dentro mío, una sensación única, cuando llegó al fondo abrí más mis piernas y pareció que entró un par de centímetros más. Yo estaba súper mojada, empecé a moverme lento subiendo y bajando mi cola. En todo este tiempo no intercambiamos palabras, él solo me dijo un par de insultos que subieron la temperatura. Me gustaba y me gusta que me llamen puta, lo tomo como un halago. Al rato de estar cogiendo me pregunta si me cuido y le dije que sí, “te acabo adentro?”, me dice. “Donde quieras”, le respondo, me dió vuelta y poniéndose arriba mío me empezó a coger más violentamente hasta que sentí los espasmos de su verga escupiendo leche caliente en mis entrañas. Ya estaba descargado cuando pareció que volvió en si. Me miraba a los ojos cuando sacó su pija y me volvió a besar. Sentí que algo de leche salía por mi concha y cuando quise cerrar las piernas me dijo que me quede quieta y que quería ver. Me sentía plena en ese colchón improvisado de retazos de tela, con un tipo que casi me doblaba en edad del cual no sabía nada, y con las piernas totalmente abiertas, mostrándole como su leche resbalaba por mis piernas. Me besa en la boca y acostándose a mi lado me abraza. “Que linda locura esta. Como te llamas?, yo me llamo Gabriel”, me dice. “Yo soy Ana, Ani para vos. Me encantó todo”, le digo.
No era de muchas palabras y eso me gustaba, lo que decía era lo justo. Después me preguntó si quería lavarme y dando por sentado eso me llevó atrás a una especie de departamento que tenía, me tomó de la mano y caminé por el local en bolas, ya pasaba gente caminando pero no miraban hacia adentro y por el sol que había, costaba poder ver el interior.
El departamentito tenía un baño donde nos dimos una ducha, me arrodillé en la bañera y le volví a chupar la pija, se le volvió a parar y me volvió a coger pero no llegó a acabar. Nos sacamos y cambiamos y con el pelo húmedo picamos algo ya que teníamos hambre y yo no había comido nada, tenía en mi panza sólo un café desde la mañana. En ese cuarto había un sofá grande y que se hacía cama y Gabriel me dice que si estaba cansada podía dormir ahi. Le dije que estaba bien y que después capaz me tiraba un rato ya que no pensaba volver al instituto. Me contó que hacía como cinco años que tenía ese local ahí y que se estaba recuperando de unos problemas con bancos y acreedores, pero le estaba yendo muy bien. Que se había casado hacia doce años pero no funcionó y se separó al año de contraer matrimonio. Que actualmente estaba noviando pero tranquilo.
Yo le conté que estaba estudiando en mi primer año y que estaba de novia. Que seguramente pensaba que era una puta y puede que sí, ya que le había sido infiel varias veces, sin darle detalles, pero que me gustaba el sexo, y mucho.
- no creo que seas una puta, o no en el sentido que se le da a esa palabra, me parece que estás experimentando cosas y te gustan. Como esto que estás haciendo ahora. Tu límite tiene que ser algo que te haga mal y te deje marcada para siempre, pero si lo vives intensamente y de manera placentera, me parece que está perfecto.
- Y que pensás de mi novio, me refiero a que le pongo los cuernos con quien se me antoje.
- Bueno, pregunta difícil la tuya, pero creo que no tenés buen sexo y por eso estás así.
- Y qué es el buen sexo?, te lo pregunto desde mi ignorancia porque hace poco que decidí empezar a vivir otras cosas, tener alguien que te haga sentir diferente, especial, es algo así?
- Depende lo que busques y cuales sean tus limites, que ya los tendrás.
- Si, puede que tenga límites, pero no me los puse aún, creo que los estoy buscando, por ahora estoy contenta.
- Orientame. -me dice, y me paro frente a él.
Yo estaba con la camisa abierta y tenía puesta la pollera pero sin nada abajo. Me levanto la pollera mostrándole mi sexo y me toca toda, al instante me empecé a mojar, me mandó de nuevo sus dedos de manera más violenta. Saca la pija nuevamente y volvimos a coger, esta vez con un poco más de calma. Cuando terminamos faltaban 15 minutos para que abra el negocio. Me vestí y me sentía agotada, Gabriel se dió cuenta y me dice, “¿por qué no te tiras un ratito, acá no te va a joder nadie, queres que te despierte a alguna hora?”.
- Si, me quedo una hora, estoy muy cansada. Seguro no te molesta?
- Para nada, al contrario. Descansa. -Me dijo, mientras corría una cortina de la única ventana para tapar bastante la luz que entraba.
Entorna un poco la puerta y escucho el ruido metálico de las cortinas subiendo, y me quedé dormida…..lo siguiente que sentí fue su mano acariciándome la cabeza y su voz que me sacaba del sueño profundo en el que había caído. Me desperecé, volví a lavarme los dientes y a mojarme la cara, le di un beso nos quedamos abrazados por unos instantes prometiendo que íbamos a volver a vernos muy pronto y me fui a tomar el colectivo de vuelta a mi casa.