Mi amante se coge a mi esposo...

Le dije a mi esposo que esa noche nos reuniríamos con Eduardo y que le tenía preparada una gran sorpresa!.

Mi esposo y yo nos consideramos una pareja open mind, y contamos ya con algunas fantasías llevadas a la realidad, y en todas estas ricas experiencias fui compartida por mi esposo con otros chicos.

De un tiempo a la fecha, hemos encontrado a este chico, Eduardo, que se ha convertido en el amante de base con quien me comparte mi esposo, y cuando nos reunimos me la paso rico, hasta la madrugada gozando de ambos!

Hace ya algún tiempo que ha venido creándose en mi mente una fantasía: la de compartir a mi esposo con mi amante!

Así que en determinada ocasión que presentí que se podrían dar las condiciones adecuadas, me puse de acuerdo con Eduardo, para darle la gran sorpresa a mi esposo y al mismo tiempo cumplir mi fantasía.

Le dije a mi esposo que esa noche nos reuniríamos con Eduardo y que le tenía preparada una gran sorpresa!. Nos duchamos, nos arreglamos y llegada la hora del encuentro nos dirigimos a la casa de Eduardo. Nos recibió efusivamente con un abrazo, y a mí con un beso. Nos ofreció vino y comenzamos a charlar, mientras yo sentía cómo mi entrepierna se mojaba al imaginar lo que en esta ocasión viviríamos!

Como de costumbre, mientras platicábamos, Eduardo se puso detrás de mí, rodeándo con sus brazos mi pequeña cintura, comenzó a besar con delicadeza mi cuello mientras acariciaba mis piernas por debajo de mi pequeño vestido, ocasionándome escalofríos que recorrieron mi espalda. Me voltee hacia él y nuestros labios húmedos se encontraron, nuestras lenguas expresaron el deseo que nuestros cuerpos sentían, sus manos buscaron la tibieza de mi piel, acariciando mis muslos y rozando mi tanguita mientras yo besaba su cuello. Comencé a desabrochar su camisa, tenía ansias de sentir su piel! Él comenzó a bajar el cierre de mi vestido mientras me besaba cada vez con más pasión, desabrochó mi sostén retirándolo por completo, acariciando y besando mis pechos. Esto me calienta sobremanera!, Yo estaba que ardía!. Llamé a mi esposo, que nos observaba con gran lujuria, y le pedí que se acercara.

Me acerqué a él y comencé a besarlo, mientras le acariciaba por debajo de su camisa. Él correspondía a mis besos mientras acariciaba mis nalgas, adornadas por una diminuta tanga, ahora a la vista de mis dos hombres. Eduardo comenzó a desnudarse por completo, mientras yo ayudaba a mi esposo a hacer lo propio. Sentía una vibración por toda mi piel al sentir dos pares de manos acariciándome y dos bocas besándome.

Sentí cómo Eduardo me tomó por la cintura, y me dirigió al sofá, donde me sentó y puso se gruesa verga en la comisura de mis labios, invitación que no podía rechazar, abriendo mi boca y sintiendo cómo entraba semejante manjar! Con mis manos comencé a acariciar los testículos de mi amante. Mi esposo ni tardo ni perezoso se acercó con su verga ya bien parada para que también se la chupara.! Qué escena! yo sentada y ellos parados enfrente de mí, saboreando, lamiendo y succionando ese par de penes, me ponía más caliente aun sentirlos juntos en mi boca! Quería sentirlos ya dentro de mí! Pero esta noche, esta noche… sería diferente.

Mientras yo seguía prendida de la verga de Eduardo, mi esposo me metía la lengua por el culo deliciosamente. Mi cuerpo reaccionaba y se movía por sí mismo como queriendo que la lengua ingresara cada vez más! Cuando mi esposo me quiso quitar la tanga, lo detuve y para su gran sorpresa, le hice saber que esa noche todo sería diferente! Esa noche ningún pene entraría en mí!

Les pedí a Eduardo y a mi esposo que hicieran un 69. Mi esposo, un poco sacado de onda, se acostó en el sofá. Y sin contemplación alguna, Eduardo se puso sobre él metiendo su pene hasta la garganta de mi esposo! Uf! Qué exitasión! Me mojé todavía más y comencé a tocarme! Ambos continuaban chupándose uno a otro sus vergas, saboreándolos, metiéndolos todo en sus bocas. Yo los observaba y me ponía a mil ver que ellos mismos estaban proporcionándose placer mutuo!

En determinado momento, dejaron de hacerse sexo oral. Se incorporaron y besé a mi esposo en la boca de manera muy cachonda, jugando con nuestras lenguas y saboreando el semen de la verga de Eduardo!

Mis dos chicos, se quedaron esperando mi siguiente instrucción. Le indiqué a mi esposo que se recargara en el sofá, dejando su culo disponible para que Eduardo lo desvirgara!

Eduardo trajo un lubricante, que gustosamente unte el ano de mi esposo y otro poco en la verga de Eduardo. Yo misma tomé a Eduardo guiando su verga al culo de mi esposo. Sentí como cómo apretó su esfínter, reaccionando a la invasión. Eduardo siguió empujando con fuerza, mientras yo acariciaba a mi esposo para que se relajara. Escuché un quejido de mi esposo, y pude ver cómo la gruesa verga de Eduardo desaparecía por completo en el culo de mi esposo! Me metí entre el sofá y el cuerpo de mi esposo, chupando su pene con gran pasión succionándolo con fuerza, podía sentir en mi boca el ritmo de la penetración que llevaba Eduardo. Era como si Eduardo nos cogiera a ambos, a mi esposo por el culo y a mí por la boca! Se sentía delicioso!

Después de unos minutos, me separé de la verga de mi esposo, y busqué los labios de Eduardo, jugando nuestras lenguas mientras él sodomizaba a mi esposo! Era algo tan rico y excitante ver y sentir! Me recosté al lado de ellos,  disfrutando de esa maravillosa vista mientras con una de mis manos jugaba  mi vulva y acariciaba mi clítoris. Con la otra mano acariciaba mis pechos mientras gemía de placer! Usaba mis manos, imaginando que era mi amante llenándome de placer.

Después de unos minutos así, pude ver cómo mi esposo ya estaba mucho más relajado y mientras Eduardo lo sostenía firmemente al penetrarlo con fuerza, mi esposo empujaba sus nalgas hacia Eduardo para lograr una penetración más profunda.

En determinado momento, Eduardo se sacó su verga del culo de mi esposo, y se dirigió a la ducha, indicándonos que le esperáramos en la recamara.

Era tiempo de mi siguiente fantasía. Le indiqué a mi esposo que se recostara boca arriba y se abriera de piernas lo que más que pudiera para que Eduardo lo penetrara así. Sin embargo, después de varios intentos nos dimos cuenta que por lo menos en esta ocasión esta posición no funcionó.

Ambos, Eduardo y mi esposo, se metieron a la ducha mientras yo los esperaba en la cama. Primero salió mi esposo y se acostó a mi lado. Inmediatamente busqué su pene introduciéndolo todo en mi boca, lamiéndolo y succionándolo mientras mi esposo gemía del placer. Le fascina que le haga sexo oral! Eduardo se puso atrás de mí, y con ansias locas me quitó la tanga que hasta ese momento aún permanecía puesta, y comenzó a lamer mi vulva! Uf! Estaba en el paraíso! Era una delicia!

Después, ambos se pudieron a mis costados y empezaron a besarme y acariciarme. Sentía sus manos traviesas recorriendo mi cuerpo, sentía la humedad de sus labios sobre mi piel, excitándome cada vez más!

En eso, Eduardo se metió el pene de mi esposo a su boca, correspondiendo mi esposo chupando el pene de Eduardo, formando ambos un rico 69 conmigo en medio, era delicioso yo estaba muy caliente, disfrutando del contacto de la tibieza de sus cuerpos y esa visión que me estaban dando….

En un momento determinado, Eduardo dijo que también quería probar el sentir un pene en su culo. Así que mi esposo se recostó boca arriba, mientras Eduardo y yo compartíamos su pene en nuestras bocas. Le unté con lubricante a uno la verga y al otro su culo. Eduardo solo, se sentó sobre el pene de mi esposo, y con calma se fue acomodando hasta lograr la penetrarse él mismo! mmmm eso me puso a mil!!! Lo bese con ansias y pasión, mientras mi esposo le masturbaba! Eduardo suspiraba, en un momento nos indicó que estaba por terminar! Vimos como sacó un poco de esperma sobre el abdomen de mi esposo, quien no perdía oportunidad de jugar esa verga. Bajamos un poco el ritmo, así estuvimos por un rato. Eduardo se sacó la verga de mi esposo del culo. Mi esposo y yo buscamos su pene, lo besamos, lo recorrimos con nuestras lenguas compartiendo cada centímetro desde la base hasta la cabeza, Eduardo lo disfrutaba y gemía!

Me di cuenta que Eduardo no tardaba mucho en explotar, así que le dejé a mi esposo el privilegio de sentir cómo explotaba todo ese placer vivido en esta velada en su boca! Y mientras yo besaba y acariciaba a Eduardo pude sentir como sus músculos abdominales se contraían, empujé la cabeza de mi esposo para introducir más profundo la verga de mi amante en su boca. Pude sentir cómo eyaculaba Eduardo llenando la boca de mi esposo con su blanco esperma. Eduardo me tomó con fuerza besándome con gran pasión! Mi esposo seguía recibiendo en su boca toda la carga que la verga de Eduardo le regalaba.

Finalmente mi esposo se separó de Eduardo, me sonrió y los tres nos recostamos agotados, contentos, y con nuevas fantasías en nuestras cabezas. Quién sabe, quizá esta aventura sea el preámbulo de grandes, exquisitos y excitantes momentos por venir!