Mi amante maduro 4
Continuación de la historia de mi relación con mi amante maduro desde hace 3 años
Soñé que dos de mis alumnos me estaban cogiendo, mientras uno me chupaba la concha, el otro me chupaba los senos. Casi tengo un orgasmo en el sueño cuando oigo un "Mi niña si eres rica" y caigo en la realidad. Tengo dos o tres largos y gruesos dedos metidos en el coño y una mano y una boca en mis pechos. El viejo se había despertado y no perdía el tiempo. El sol ya estaba alto, serían las 8 o 9 de la mañana y me estaba dando un sabroso mañanero. Busqué su miembro con mi mano y al tocarlo el viejo se estremeció y me dijo: "¿Será que me puedes ayudar otra vez? Quiero cogerte". No le dije nada, sólo me quedé tendida disfrutando sus caricias hasta que un delicioso orgasmo se apoderó de mí. Al sentir que me estaba corriendo me introdujo los dedos hasta el útero, así hacía siempre y me prolongaba el orgasmo. Él me miraba fijamente mientras yo acababa, retorciéndome de placer. Entonces se colocó sobre mí y separó mis piernas. Me dio un beso sonoro en los labios y bajó a lamer mis pechos. Regresó y me besó apasionadamente. Esta vez fue él quien me metió la lengua en la garganta. Sin dejar de besarme metió con sus dedos su glande en mi chorreante vagina y se pegó a mí, empujando tan fuertemente que me lastimó el pubis. Sentía como su miembro se deslizaba hacia adentro de mí, caliente y palpitante; sentía sus testículos pegados al agujero de mi culo, su lengua recorriendo todos los rincones de mi boca, sus manos una apretando un pecho o pellizcando un pezón y la otra acariciando el ojete, presionando como queriendo penetrarme el culo con el dedo. Así me corrí, grité, me contorsioné. No sé qué hace éste viejo que me pone así. Él espera un momento para que me tranquilice y se sale de mí y me dice "Mira, en las mañanas está siempre así" y me pone su pene, chorreando de mis jugos, muy cerca. Resulta que estaba mucho más grueso y con más consistencia que la noche anterior, supongo que por eso lo pudo meter completo sin mi ayuda y por eso yo lo sentí tan bien. Me dice: "Yo te lo meto y tú me lo masajeas con tu vagina para acabar adentro de ti, ¿quieres hacer eso por mí, niña mía? Por respuesta le di un beso y lo hice ponerse sobre mí, abrí bien las piernas y él se agarró el miembro y lo puso en la entrada de mi vagina, esta vez no metió el glande, lo puso en la entrada y empujó. Mi coño estaba empapado pero me asombré al sentir cómo su miembro se iba abriendo paso entre mis carnes, separando las paredes de mi vagina y llenándome completa. Tuve que contener un orgasmo pues de haber acabado lo hubiese sacado de mi interior pero ésa sensación de ser rellenada por un miembro es lo máximo. Cuando ya lo sentí todo adentro y sentía sus testículos en mi culo, empecé a ordeñarlo con mis movimientos vaginales. Él empezó a gemir y entonces le pedí que me avisara cuando estuviera a punto de acabar para yo acabar con él. Me besó. No se movía pero estaba fuertemente pegado a mi coño. En medio del beso me dijo "¡Ya voy a acabar mi niña! ¡Voy a acabar adentro de ti!" Entonces hice una última y sostenida contracción vaginal que fue el inicio de mi orgasmo mientras notaba cómo mis músculos lo ordeñaban a medida que él iba acabando. Aquellos orgasmos simultáneos eran la gloria. El bramaba y gemía, resoplaba, y su miembro dentro de mi vagina convulsionaba haciendo más largo mi orgasmo a la vez. Su orgasmo se prolongaba y el mío también. Fue largo y maravilloso. Quedamos pegados con los sexos unidos, con su miembro adentro de mi vagina, con su boca en la mía. Mis jugos vaginales bañaban la cama. La fuente de su juventud fluía sin pausa. El olor a sexo flotaba en el aire.