Mi amante del trabajo
Todo empezó con la fiesta de año nuevo...
Todo empezó con la fiesta de año nuevo, salimos con mi pareja a una fiesta de lesbianas, ya que, debido a nuestros trabajos, ese día estábamos en turno, nos juntamos antes de las 12, nos dimos el saludo de año nuevo, brindamos y luego fuimos a esta fiesta. Teníamos toda la intensión de pasarlo bien, fuimos bien arregladas, como si fuéramos a ligar a alguien, pero la verdad que eso nos calentaba.
Bailamos toda la noche, tomamos varios tragos asique estábamos un poco mareadas, empezamos a bailar cada vez mas cerca y de manera muy sexy, y así seguimos toda la noche, hasta que llego la hora de irse, porque yo tenia que trabajar temprano en la mañana, si, un feriado.
Un día, estaba en el trabajo, esperando que apareciera algún cliente y atenderlo, en eso se me acerca una chica de cabello rojo, y me dice - ¿te puedo hacer una pregunta? – le dije que sí, claro…- ¿en año nuevo fuiste a una de estas fiestas que se hacen para lesbianas? - Me agarro totalmente desprevenida, pero le dije que sí, había estado en esa fiesta. – Ahh, entonces te vi ahí – A lo que yo respondí que probablemente me haya visto, porque la verdad que yo a ella no.
Esto lo conté en casa y recibí un cuasi ataque de celos, pero en verdad le gusto saber que ese día habíamos llamado la atención.
Pasaron un par de semanas y como que me había olvidado del tema, hasta que me la vuelvo a cruzar en el trabajo, pero esta vez solo nos dijimos hola. Noté que era bastante linda, tenía buen físico, delgada, con ojos tiernos pero mirada sexy. Desde ese entonces, la veía bastante seguido, ella llevaba trabajando varios meses dentro de la misma área que trabajo yo, pero éramos tantos que en verdad no me había fijado, o quizás ahora nos veíamos porque buscábamos hacerlo.
Los días siguientes, nos mirábamos descaradamente, ya sea que nos veíamos de lejos o cuando nos cruzábamos en algún pasillo, siempre sin decir nada, pero transmitiéndolo todo con nuestras miradas. Un día no me aguante, y dije la próxima vez que me la cruce, voy a hablar con ella, no se ni su nombre, y como si el destino hubiera querido interferir, no la volví a ver, pasaron varios días y no pasa nada. Me di cuenta entre esos días, que la chica que trabajaba al lado mío, era amiga de ella, y no hablábamos tanto la verdad, pero cuando ella vino aquel día a preguntarme sobre la fiesta, esta compañera empezó a conversar conmigo. Asique en esos días que tenía ganas de verla y no estaba, llegue a la conclusión, de que su amiga me había mucha información, yo charlando de la vida como cualquier persona y ella probablemente lo hablara con su amiga, asique yo sentía que ella sabía sobre mí, pero yo no sabía nada de ella.
Finalmente, la veo, y volví a pensar en mis últimas conjeturas, asique la mire con cara de nada, como si no estuviera pendiente de que estuviera ahí. Seguí con mi trabajo, preferí no pensar en el tema. Estaba yo saliendo del baño y ella viene entrando, nos topamos en la entrada, decidí seguir caminando, ya que no quería hablar con ella en ese lugar. Supuse que estaba de salida, porque a esa hora terminábamos nuestro turno, pero a mí todavía me quedaban cosas por hacer, asique subí pensando que no la iba a ver más por hoy. Estaba casi terminando, cuando la veo pasar por al frente, nos miramos y se me acerca. Antes que pudiera decir algo, le pregunte cuál era su nombre, seguido de un directo - ¿Por qué no salimos y hablamos de lo que creo está pasando? –
- ¿Y que se supone que está pasando? – Bueno, yo creo que nos gustamos, pero ninguna dice nada, asique te lo digo, te encuentro muy interesante y me gusta verte -. Se quedó pasmada, así que la seguí mirando como diciendo, no me digas que no pensás lo mismo. – bueno, es verdad, también me gustas, de hecho, tengo una amiga que trabaja con vos y me comentó varias cosas tuyas, yo te había visto en la fiesta y me encantó verte, para mí eras la mas atrayente del lugar. Así que cuando te vi acá, tenía que confirmar que estuviste ahí. El resto ya lo sabemos. –
Quedamos en vernos dentro de esos días, saliendo del trabajo, asique los días pasaron volando, y salimos ese día a la misma hora. Nos encontramos afuera, y nos pusimos a caminar, ninguna decía nada, ya nos habíamos alejado mas de dos cuadras, cuando frené en seco, ella se paró y se acercó a mí, preguntándome que había pasado. La miré dos segundos, y me acerqué hasta su boca y la besé. Pase mi lengua por sus labios, apenas mordiéndole el labio inferior, tenia muchas ganas de besarla, hacía tiempo, necesitaba sentir sus labios, sentía que por dentro de mí, corría toda la sangre por mis venas. Deje de besarla, me aleje levemente de su cara, y pensaba, wow. Me movió el piso.
Yo no podía creer como se estaba dando todo, nada de decirnos las cosas dando vueltas, todo directo al grano, avanzando a máxima velocidad, hacia donde queríamos llegar, a la cama.
No había interés para una relación, era un revolcón y ya, pero con la química que teníamos, iba a ser EL REVOLCON.
Estábamos en la habitación y las pulsaciones estaban totalmente elevadas, nos mirábamos con deseo, nos comenzamos a besar muy apasionadamente, sentía sus labios rozar los míos y se alejaba un poco, dejándome con ganas de más.
La agarré fuerte de la cintura y la apreté hacía mí, sintiendo todo su cuerpo en el mío, me encantaba sentir su calor y mi temperatura se elevaba cada vez más, besaba su cuello, lo mordía levemente, sentía todo su aroma, era una necesidad tenerla así de cerca. Acaricie sus tetas, firmes y redondas, del tamaño perfecto, y le gustaba que se las agarre fuerte, porque tiraba su cabeza hacia atrás gimiendo levemente. Acariciaba sus nalgas y poco a poco fui desvistiéndola y ella a mí, casi me arranco la camisa que traía puesta, ahora es ella la que me agarra fuerte a mí, siento sus uñas clavadas en mi espalda y muerde mi clavícula, lo que hace que caliente mucho más.
La apoyé contra la pared, y ahí estábamos, besándonos, sintiendo su aroma, lamiendo su piel, saboreándola, cuando empiezo a bajar por su vientre, siento como su cuerpo se retrae, y su respiración empieza a acelerarse, besé su piel entre sus piernas y me dirigí a su vagina, comencé a lamer sus labios lentamente de un lado a otro, rozando su clítoris, y sentía sus gemidos ahogados, mientras sus manos se afirmaban de mi cabeza tirándome el pelo suavemente.
Cuando sentí que estaba a punto de venirse, comencé a subir nuevamente, provocando que me mirara algo enojada, pero antes que me dijera algo, la besé intensamente, mordiendo sus labios, acariciando su lengua con la mía, lento, suave, alejándome para dejarla con ganas de más, acerque mi entrepierna con la suya, siento sus manos bajándome los pantalones, solo un poco más debajo de mis nalgas, y me aprieta fuerte acercándome a su vagina, sintiendo su humedad en mí, ya no podía más de lo caliente que estaba, empecé a moverme junto a ella, la besé y la tenía fuerte contra la pared, ahora nos movíamos más rápido, tuve que dejar de besarla para tomar aliento, sentía que cada vez estábamos más cerca del orgasmo, mi vista se nublaba, con las respiraciones entrecortadas, me llenaba de calor y placer, me vine en cuanto sentí como sus piernas perdían fuerza y sus gemidos eran cada vez las largos y fuertes.
Nos quedamos un rato así, abrazadas, sintiendo como nuestras pulsaciones iban bajando y toda mi entrepierna húmeda.
Los días siguientes fueron mas o menos de la misma forma, nos juntábamos a tener sexo, a veces en moteles, otras en mi casa cuando mi pareja no estaba o incluso muchas veces, en nuestro trabajo, donde teníamos la adrenalina de poder ser descubiertas en pleno acto y eso nos excitaba muchísimo.
El amorío no duro mucho, lo pasamos bien durante algunos meses, pero llegando al mes de septiembre, habíamos planeado con mi pareja un viaje a conocer el mundo y pasarlo bien, cuanto tiempo sea necesario, asique di por terminada la aventura. No niego que la pase muy bien, viví una etapa de sexo desenfrenado entre mi pareja y mi amante, llena de sensaciones y emociones fuertes que disfruté a sobremanera.
Saludos,
MFR.