Mi ama y yo (2)

Sandra continua en casa de Carmen donde cada vez es tratada de peor manera en busca de una sumisa total

Mi ama y yo (2)

La sensación que tenía con los tapones que me había colocado mi ama en la vagina y en el culo era dolorosa, más aún cuando esa mañana me pondria a hacer tareas del hogar.

  • Perrita necesito que friegues el suelo de toda la casa, toma un cubo y un trapo y por favor, que quede el suelo como los chorros del oro.

Por lo que pasé casi toda la mañana tirada por el suelo realizando la limpieza.

  • Mi ama, ya he terminado de limpiar el suelo, necesitaría orinar si usted me lo permite.

  • De acuerdo perrita, te sacaré al jardín para que orines y llevandome al jardín, me pidió que me abriera de piernas, una vez me sacó el tapón, me coloque a cuatro patas como una perrita y levante la pierna izquierda para orinar. Que alivio pensé, ya que no aguantaba más.

  • Bien, abretre nuevamente de piernas que te vuelva a colocar el tapón y voy a por tu correa para salir a pasear un poco, así podrás tener contacto con otros perritos.

Me colocó la correa y dijo:

-Bien mi perrita, ya estamos listas para el Paseo.

  • Mi ama, ¿no me dejará ponerme ropa? ¿Me va a hacer ir así desnuda?

  • ¿Cuantas perritas como tú has visto que vayan vestidas? Irás a cuatro patas como van las perritas y sin ropa.

  • Yo no estaba acostumbrada a estas humillaciones por parte de mi señora, pero mi ama estaba claro que iba a ser más dura que mi señora durante estos diez días.

Salimos y el dolor en mis rodillas de andar a cuatro patas me hacía olvidar el dolor de los latigazos recibidos en mi culo. La gente cuando me veía me miraban con incredulidad y mi ama me pedía que les ladrara y así tenía que hacerlo.

Llegamos a un parque y nos dirigimos a un área cerrada preparada para los perros, mi ama me quito la correa y me hizo abrirme de piernas para quitarme el tapón de mi vagina después me Quito el del culo y me dio un cachete en el mismo.

  • Vamos perra, pasa dentro y disfruta con el resto de perritos, no te olvides de hacer tus necesidades que hasta la noche ya no tendrás ocasión.

La gente miraba y se quedaba sorprendida, más aún cuando mi ama me obligaba a olisquear al resto de perros que se encontraban dentro del recinto.

Tras algo más de 15 minutos mi ama comenzó a llamarme para que saliera, me volvió a colocar los tapones y me puso la correa mientras le decía a un chico

  • Ves como mi perrita es muy obediente mientras me daba un cachete en el culo y me hacía ver las estrellas pues lo tenía aún en carne viva tras los latigazos.

Volvimos a casa, cuando llegamos me ató a la perrera y aproveché para mirarme las rodillas y vi como también las tenía en carne viva.

En ese momento mi ama me trajo un poco de agua y comida.

  • Come bien perrita que esta tarde he pedido cita en el veterinario para que te hagan una revisión completa.

No podía creer que mi ama fuera capaz de llevarme al veterinario, pero preferí no darle vueltas y tras comer intenté descansar un poco.

A media tarde, vino mi ama me desató de la perrera y me puso el collar.

  • Vamos al veterinario o se nos pasará la hora.

  • Si, mi ama, respondí.

En ese momento recibí un fuerte cachete en el culo que me hizo ver nuevamente las estrellas.

  • ¿Cuantos perros has visto tu que hablen?

Enseguida me di cuenta de lo que me estaba pidiendo y respondí

  • Guau, guau

El dolor de mis rodillas al caminar sobre cuatro patas era indescriptible, solo deseaba que el veterinario estuviera cerca pero como no me dejaba hablar no podía preguntar. Más de media hora después llegamos al mismo, pasamos a una sala de espera donde se encontraba una señora con un caniche, la señora me miraba con cara de sorpresa.

  • Perrita juega con el caniche, dijo mi ama y me acerqué al mismo y comencé a olisquearle y lamerle. La señora no decía nada pues se encontraba sorprendida.

Salió la ayudante del veterinario y llamó a Carmen

  • Si, soy yo, vamos perrita y nos dirigimos a la consulta.

El veterinario y la ayudante comenzaron a acariciarme la espalda y el culo.

  • Vaya perrita más hermosa que nos ha venido hoy decía la ayudante.

Y yo obligada por mi ama les respondía con un cariñoso Arf, Arf.

Bueno vamos a pesarla dijo el veterinario, y me subieron a la balanza, después le pidió a la ayudante que me quitaran los tapones, así lo hizo y me metió los dedos por mi vagina haciéndome una exploración completa en ese momento me dieron ganas de acariciarme un poco el clítoris y habría llegado a correrme fácilmente.

La ayudante fue a un armario y volvió con una bolsa con líquido de la que salía un tubo parecidas a las bolsas de suero que ponen en los hospitales. Me colocaron a cuatro patas y me introdujeron el tubo por el culo, no podía creer que fueran a introducirle todo ese líquido en el culo, ya que me parecía una cantidad grandísima. Pero así fue en ese momento pensaba que reventaria, me llevaron al servicio y pude echar todo lo que tenía. En ese momento me volvieron a colocar los tapones y me colgaron del cuello una chapa identificativa como llevan todos los perros.

  • Tiene usted una perrita muy sana, dijo el veterinario a mi ama. Únicamente le voy a recetar una pomada para que se la de en el culo y las rodillas ya que las tiene en carne viva.

Salimos de la consulta y mi ama me iba hablando.

  • bueno perrita, es una alegría que el veterinario haya comprobado que eres una perra sana.

El camino de vuelta a casa se me hizo muy duro, las rodillas me dolian bastante más que el culo.

Llegamos a casa y cuando me ató a la caseta, ladré queriendo pedir la pomada.

  • Perrita, ya puedes volver a hablar, aquí no te ve nadie.

  • Gracias ama, podría darme la pomada que me recetó el veterinario para calmar mi dolor de las rodillas.

  • Un momento y ahora mismo te la doy en rodillas y el culo para calmar tu dolor.

Según me dió la pomada note un alivio muy grande en las rodillas, enseguida comenzó a llover y la caseta del perro al ser de madera entraba el agua dentro por lo que mi ama dijo,

  • No quiero que te mal acostumbres perrita pero te voy a meter a casa pero antes de nada, ¿Necesitas orinar?

Yo le dije que si y me abrí de piernas para que me sacara el tapón, después puse el culo en pompa y mi ama hizo lo mismo. Me dolía muchísimo el culo.

  • No te muevas perrita, dejame que te revise el culo y mi ama metió dos dedos revisandome. Parece que ya lo tienes un poco dilatado, esta noche dormiras sin ellos.

  • Gracias ama, le dije mientras orinaba en el tronco de un árbol. Necesito hacer también caca, mi ama.

  • De acuerdo perrita, hazlo ahí mismo y luego tendrás que recogerla.

Así lo hice y tuve que recogerla directamente con mis manos sin guantes ni nada.

Una vez dentro de la casa mi ama me permitió ponerme en pie y dejar de hacer de perrita.

Tras prepararle la cena, mi ama me pidió que le llevara hasta la cama a descansar, así lo hice le quite la ropa, le puse las bragas con las que dormía y después el camisón, la meti en la cama y le eche la sabana por encima.

  • Si quieres Sandra puedes echarte encima como si fueras una perrita o dormir en la alfombra a pie de cama lo que prefieras.

Y opté por echarme encima de la cama donde recibí tocamientos por parte de mi jefa.

A la mañana siguiente cuando desperté me levante y fui a orinar, al volver mi ama me pidio que le preparase el baño y después recibiría 30 latigazos, 10 más que el día anterior pero que era por mi bien para poder aguantar el dolor cada día mejor.

Le preparé el baño, llené la bañera de agua y espuma.

  • Ya tiene su baño preparado, ama, deje que le quite el camisón y le lleve a la bañera. Así lo hice y una vez en la bañera le masajee todo el cuerpo. Después le ayudé a salir del baño, la sequé y la ayude a vestirse.

Nada más desayunar me indicó que fuera hacia el cuarto de castigo. Nos dirigimos a él y fuí atada como el día anterior, recibiendo un castigo de 30 latigazos. La verdad que a pesar de ser diez latigazos más que el día anterior, el dolor creo que fue algo menor, no se si mi culo había empezado a acostumbrarse a ello.

  • ¿Ves Sandra? Hoy gritaste menos que ayer y fueron más latigazos y tenias el culo dolorido de ayer, veras como cuando venga tu señora aguantas una sesión de 100 latigazos sin problemas.

  • Mi ama, eso va a ser demasiado, no creo que logre aguantarlo.

  • Ya verás como si querida, me respondió mientras me abrazaba fuertemente.

Esta tarde iremos a dar un paseo al campo y por tu buen comportamiento con el látigo no llevaras cadena y no tendrás que ir a cuatro patas como una perra.

  • Gracias ama, es usted muy bondadosa conmigo.

El resto de la mañana la dedique a tareas de limpieza y a preparar la comida. Por la tarde, salimos a pasear al campo, la sensación de humillación al ir desnuda se mezclaba con una excitación muy grande, cuando abandonamos la zona urbana y llegamos al campo al no haber gente me sentí liberada.

Anduvimos paseando un buen rato y mi ama comenzó a hablarme.

  • Verás perrita, creo que Arancha no ha sabido darte la educación suficiente para ser una auténtica perrita, el simple hecho de llamarte por tu nombre deja muy claro que no has sido educada como una auténtica sumisa.

  • No podía creer que me dijera esto pero agaché la cabeza y deje que mi ama continuara hablando.

  • A la vuelta de Arancha hablaré con ella, le voy a pedir que te quedes para siempre conmigo y así poder convertirte en una sumisa de primer nivel, espero que Arancha lo entienda y me lo permita, no podemos permitir que una perrita como tú se eche a perder.

  • Pero mi ama, yo firmé un contrato con mi señora porque quería ser su sumisa no con usted.

  • Tu firmaste un contrato con Arancha en el que dabas plenos poderes a ella por lo que sí está de acuerdo no podrás impedirlo.

A partir de mañana, comenzaremos una serie de castigos para que vayas perdiendo tu voluntad y aceptes que no vales nada y realices todo lo que se te pida sin rechistar.

La vuelta a casa desde ese momento se realizó sin hablarnos ni una sola palabra, solo de pensar en tener que quedarme para siempre con mi ama me aterraba y no sabía a que tipo de castigos me iba a someter.

Cuando llegamos a casa, me llevo a la parte trasera del jardín, era la primera vez que me llevaba allí y pude ver cómo tenía una especie de bañera llena de agua excavada en la tierra quedando a ras de suelo y con una reja por encima. Me empecé a poner nerviosa y más cuando mi ama me hizo juntar los pies y me puso una brida en los tobillos, después me pidió que juntase mis manos en la espalda y también me los ato con otra brida y me agarro del brazo me acerco a la bañera, abrió la reja y me empujo al interior y cerró la reja. El agua estaba muy fría y prácticamente no tenía sitio para sacar un poco la cara y poder respirar y encima al estar atada de pies y manos el sufrimiento era aún mayor. No sabía si podría aguantar mucho allí metida pero fue pasando el tiempo y se hizo de noche y mi ama no aparecía, finalmente vino y me saco tras varias horas, en ese tiempo pensé que no lograría aguantar.

  • ¿Que tal el baño perrita? Me preguntó mi ama mientras me cortaba las bridas.

Yo no pude ni contestarla y solo podía toser y toser porque había tragado mucha agua. Empezaba a temer a mi ama ya que me castigaba cada vez más y yo con Arancha no estaba acostumbrada a esto.

Esa noche volvi a pasarla en la caseta del perro atada del cuello.

A la mañana siguiente, mi ama me saco de la caseta y ato mi collar a uno de los árboles del jardín, cogió la manguera y me dio un manguerazo a toda presión. El agua estaba helada y la fuerza con la que me golpeaba hacia que fuera aún más molesta. Menos mal que el sol ya había salido y parecía que calentaria con fuerza.

Entonces mi ama se fue un momento y cuando volvió vi que lo hacía con unos anclajes de hierro y unas cuerdas.

  • Hoy perrita te has ganado el día libre y lo vas a disfrutar tomando el sol.

Y según le dijo eso cogió una de las cuerdas y le hizo un nudo en mi tobillo, a continuación con otra cuerda hizo lo mismo en el otro tobillo y después en cada una de las muñecas.

Ahora tumbate perrita aquí en la hierba y estira los brazos y piernas bien.

Yo los estire y ella me abrió las piernas, una vez en esta posición empezó a clavar cada uno de los anclajes cerca de mis tobillos y muñecas y me ató a los mismos, estirandolos fuertemente. Mi cuerpo quedaba en tensión, boca arriba y con todo mi pubis al descubierto recibiendo los rayos del sol.

  • No me deje así mi ama, el sol pega fuerte.

  • Tranquila perrita, solo serán un par de horas, tu dueña me dijo que te gustaba mucho el sol.

  • Pero así sin protección es peligroso, no me deje así ama.

  • Tienes razón perrita, voy a por algo.

Me quede más tranquila pensando que iría a por crema solar y al menos no me quemaría pero al contrario la vi venir con un frasco de miel, lo abrió y comenzó a echarme miel en los pezones y en mi vagina. Mi ama se volvió a la casa y me dejó en esa situación. Pasados unos minutos pude ver y sobre todo sentir cómo empezaban a subir por mi cuerpo un montón de hormigas que se acercaban a la miel que había echado mi ama. No es que me dieran miedo las hormigas pero cada vez iba habiendo más y me provocaban un enorme cosquilleo. Tuve que aguantarlas durante cerca de dos horas, hasta que mi ama volvió y sin decir nada puso el riego por aspersión del jardín, para mi fue un alivio, por un lado comenzó a refrescarme ya que el calor era muy grande y posiblemente tendría todo el cuerpo quemado de estar expuesta tanto tiempo al sol y por otro lado el agua empezó a limpiarme la miel tanto de mis pezones como de mi vagina y al igual que la miel desaparecieron las hormigas. En esta situación creo que estuve cerca de una hora hasta que mi ama corto el agua y vino a desatarme.

  • ¿Que tal ha pasado mi perrita la mañana tomando el sol?

Cuando me incorporé, pude ver cómo tenía todo mi cuerpo rojo del sol. Y le dije a mi ama

  • Creo que me he quemado, mi ama.

  • Tendremos que ir de nuevo al veterinario para que te revise de nuevo.

Solo el pensar en tener que ir a cuatro patas hasta allí y el dolor de rodillas que iba a tener le dije:

No, no hace falta

  • Iremos en coche, he comprado una jaula para poder llevarte en condiciones. Fuimos hasta el coche y abrió la puerta trasera y allí tenía la jaula, abrió la puerta de la jaula y dijo

  • Vamos perrita, pasa a la jaula y comportate como la perrita que eres.

Enseguida entendí que ya no debería hablar hasta que volviéramos del veterinario, intenté entrar en la jaula pero era muy justa para mi, finalmente doblando las rodillas y en posición fetal, mi ama me empujó y consiguió cerrar la puerta. Me encontraba aprisonada en una jaula en la que casi no cabía.