Mi Ama y Su Amiga - 1

Quién sabe dónde termina la fantasía

Podría decir que desde siempre he sentido atracción por lo que entonces y para nada relacionaba con esto. He tenido Amas ciber y real, aunque sobre todo lo primero desde que aparecieron las redes sociales y los chats.

En esto último es donde empieza lo que quiero contarles.

Hace ya un tiempo, empecé a buscar un Ama a la que poder servir, sentirme en mi condición después de unos meses que se terminó lo de mi última Ama. No sé si por aburrimiento, por mis limitaciones de forma de vida o simplemente porque la chispa inicial se esfuma.

En uno de esos chats, saludé a un Ama que decía buscar un sumiso con el que divertirse y pasarlo bien. En realidad no esperaba respuesta, como en tantísimas otras ocasiones. El caso es que enseguida empezamos a escribirnos y, no sé si por el respeto o la educación con que me dirigía a Ella, nos dimos nuestros skypes. Le informé de mi edad (más ya de 50 años), casado... y esas cosas. Entonces tuve claro que no iba a escribir más.

Ahí continuó, aún cuando ella tenía 27 años.

  • Desnúdate - me dijo sin más -. Pon la cam, no quiero ver tu cara, pero sí al perro con el que hablo - acostumbrado, lo hice sin espera y aparecí ante Ella -. El cuerpo de un perro, ni más ni menos - no hizo ningún comentario sobre el tanga de encaje negro que tenía puesto en ese momento.

  • Por lo que veo además de perro eres algo más - dijo -. Ahora hablemos. Ponte cómodo -. Me senté ante skype y empezó a hacerme preguntas sobre el tiempo que hacía que soy sumiso, dónde vivo, familia... El caso es que Ella vivía cerca de mi residencia. Para ser sinceros, casi éramos vecinos. En realidad le dije que vivía en una población cercana a la real (precaución y esas cosas). Y resulta que Ella vivía en mi misma población. Ahí me preocupé ya que, si en algún momento me aceptaba y acudía a sus pies, no deseaba cruzarme con Ella por la calle.

  • ¿ Qué te pasa ?. No hablas y casi no te veo - interrumpió mis pensamientos -. Ponte en el centro de la cam, que te vea bien - y lo hice, tirando la casa por la ventana -. Aún no quería hacerlo, pero sé que ocultas algo. Tienes dos opciones: terminamos de hablar y aquí no ha pasado nado o... levantas la cam que pueda ver tu cara. Quiero saber por qué te escondes.

Estuve a punto de despedirme. Así, sin más. No quería arriesgar... Pero, ¿ por qué no ?. Levanté despacio la cam, supongo que esperando que la Ama me dijese que parase, que era una prueba o algo así. Cuando ví mi rostro en la pantalla dejé la cam y esperé no sé qué reacción.

  • Joder...!!! - silencio -. Mira, vamos a dejarlo aquí por hoy. Mañana te espero a la misma hora. Y ya puesta, no vas a follar con tu esposa, ni masturbarte, ni si quiera vas mirarte la polla. Sé puntual - y terminó la comunicación.

¿Cómo podía interpretar aquello?. Desde luego no me había despedido. Pero aquel "joder" dejaba muchas cosas abiertas. Y lo que más se me repetía era que había identificado algo. Decidí no pensar en ello y, lógicamente, no conectarme al día siguiente.

Mientras estaba con todo ese jaleo mental, oí que llegaba mi hija con una amiga montando tal ruido que me ayudó a salir de mi mundo.

  • Ale, ¿ cómo ha ido el día ? - le pregunté, mirando también a su amiga, por respeto y saludándola con un gesto de cabeza -.

  • Bien, como siempre, papá - y se dirigieron a la habitación de mi hija.

Esa noche no follé con mi esposa, ni me masturbé ni miré la polla. Aunque estaba decidido a no conectarme al día siguiente.

  • Hola, perro - obviamente sí que lo hice. Además muy puntualmente.

  • Saludos, Señora - respondí.

  • Vaya, me gusta esa formalidad. Voy a ir al grano y espero que no se repita lo de ayer. Sé que no vives donde dices y sé que te he visto por mi población a menudo, por la calle, en el super...con una mujer que sé que es tu esposa. Vuelvo a preguntártelo. ¿ Dónde coño vives ?.

Ahí sí que iba a desconectarme.

  • En tu misma población - es lo que tiene esto, no permite que la neurona haga su trabajo -. Ya que me conoces, ¿ puedo saber de qué y quién eres? - eso me iba a costar caro, seguro.

  • Ya te lo he dicho, perro, de verte a menudo. Y lo otro ya lo sabrás. Como veo que estás perdiendo el respeto, voy a ponerme cabrona. Normalmente no lo hago tan pronto, pero quiero dejar las cosas claras. ¿ Por qué estás vestido ?. Jamás me tutees, jamás, en ningún sitio ni estés donde estés. Y, por último, quiero tu dirección exacta.

Joder, esto estaba pasado de rosca. Callé unos instantes. Y, lo peor, seguía mirando la pantalla y hablando con alguien que me conocía.

  • Verás, perro, tienes la oportunidad de dejarlo, de despedirte adecuadamente y te aseguro que nadie, nunca, sabrá nada de esta conversación, ni si quiera tú.

Realmente no me reconocía. En cualquier otro momento hubiese terminado con eso sin poner en riesgo todo lo que quería proteger. Pero ahí estaba, delante del monitor, desnudándome, mostrando un nuevo tanga rosa femenino.

  • Está mi hija en casa y puede entrar en cualquier momento, por eso no estaba desnudo - esperé unos segundos, necesitado de comprensión y que me permitiera estar vestido. Le dí mi dirección y permanecí unos interminables minutos sin moverme.

  • ¿ Y qué si está tu hija ?. Te mereces que sepa el maricón que tiene de padre. He buscado tu dirección por internet y estoy viendo dónde vives... Pero no te preocupes, no pienso hacer nada con eso. Los perros como tú no necesitan sentirse amenazados, lo dan todo porque sí. Y tampoco es mi estilo.

Empecé a sentir que me estaba dando una lección, que había bajado la guardia. Lo que recuerdo es que desde ese momento, todo fué una espiral. Y no me arrepiento de ello, a pesar de las muchas dudas y de las muchas tentaciones de correr y desaparecer.

  • He dicho desnudo, imbécil -. Miré hacia el tanga, me incorporé lo justo y lo hice desaparecer -. De pié, las manos detrás del culo. Voy a saber por qué escondes eso que tienen algunos hombres -. Me levanté consciente del tamaño de mi polla, más bien pequeña -. Sé que te sientes ridículo enseñando esa cosilla a una mujer mucho más joven que tú y que podría ser tu hija -. Se habían metido otras veces con el tamaño de mi polla. En realidad no es tan pequeña, pero tampoco es un portento. Pero el tono que ponía, hacer mención a que solo algunos hombres la tienen como debe ser me hizo sentir verdadera vergüenza. Y no paraba de pensar que, fuese quien fuese, me miraría con sarcasmo cuando nos cruzásemos por la calle y con algo en mi contra: no sabía quién era.

  • Que curioso - decía Ella -, se te encoje por momentos. Se supone que deberías de excitarte con esto y reventar sin tocarte. ¿ Qué pasa, no te gusta lo que está pasando ?. ¿ No te motivo lo sufiente ?. O ¿ es más que alguien que te conoce ha descubierto que además de perro eres un mariposón ? -. Realmente me estaba gustando lo que me decía, aunque no supiera quién era. Empezaba a darme igual, necesitaba que siguiera humillándome con sus palabras. Había dejado de temblar porque me pillase mi hija. Claro que me preocupaba, pero ese subidón que estaba teniendo bien lo valía todo.

  • Vaya, parece que empieza a reaccionar - dijo inesperadamente -. Está claro que eres un verdadero puto. Empezaba a pensar que casi te desaparece porque no quieres estar ante una MUJER, que no conoces y ella a ti sí, ahí plantado enseñando su cosilla. A lo mejor lo que prefieres es estar así delante de un hombre, uno de verdad. Contesta imbécil, ¿ es eso lo que quieres ?.

  • No Señora - respondí de inmediato -. Soy hetero, no me atraen los hombres -. Quién me lo iba a decir, dando esas explocaciones a la Ama que me hacía sentir ridículo.

  • ¿ Entonces porque vistes con esas braguitas ?. A ver, ¿ cuántos paquetes de hombre has mirado intentando adivinar cómo se las gasta ?. No me gusta que me mientan, no eres digno de mí y si no cambias esa actitud despídete. Empiezas a ser basura más que sumiso -. Estaba callado, no me atrevía a hablar. Parecía que no hacía más que meter la pata, aún cuando era verdad lo que le había dicho. Hasta que le reconocí que había mirado paquetes de hombre, aunque solo por lo pequeña que la tengo y sentir la humillación de descubrirlos más suntuosos que el mio.

  • Lo estás adornando, pero me sirve putilla. No vuelvas a mentirme. No lo volveré a consentir. Ahora coge fuerte la pollita, apretándola, y mete dos dedos en la boca, hasta la garganta. Quiero oir tus asquerosas arcadas. Y nada de masturbarte.

  • Señora, lo oirá mi hija - ahí volví a recuperar el miedo, pensando en que asomase en la habitación preocupada porque me pasara algo.

  • Te he dicho que me importa una mierda tu hija. ¿ Qué edad tiene ?.

  • Tiene 27, Señora.

  • ¿ Y no te da vergüenza someterte a un Ama que podría ser tu propia hija ?.

Iba a decir que sí, pero pensé en las consecuencias de mentir.

  • No Señora.

  • Entonces haz lo que te he ordenado inútil - y sin decir nada apreté fuerte la polla y metí los dos dedos en la boca hasta sentir la garganta en las yemas. Asomó una arcada y cuando iba a retirar los dedos...- ¡¡¡ Ni se te ocurra perro!!! - volví a tocarme la garganta manteniendo los dedos quietos. El estómago me daba espasmos, la baba salía de la boca, me escocían los ojos. Cuando llegaba lo inevitable me ordenó parar. Y no tardé nada en hacerlo.

  • Limpia eso tan asqueroso de los dedos con la boca y recoge lo de la barbilla con la mano y límpiala - mientras lo hacía lleno de nauseas añadió -. Acostumbrate porque es lo que vas a sentir con mi polla llenándote la boca. Y con las de más de un macho, por supuesto.

Seguía limpiando esas babas tan asquerosas, lamiendo entre los dedos. Estaba en un punto que no podía pensar. Podría decir que nada tenía importancia, salvo estar delante de la pantalla cumpliendo lo mejor que sabía las órdenes de la Señora a quien empezaba a sentir como mi Dueña. Ojala que no se terminase tan pronto como en otras ocasiones. Además estaba lo que había dicho de Su polla. Significaba que llegaría a estar a Sus pies físicamente. O esa ilusión tenía. Lo de tener pollas de machos en mi boca me asustaba, no sé si sería capaz de hacerlo. Esperaba que llegado el caso Mi Ama me permitiese echarme atrás. Qué iluso que era.

  • ¿ Te he ordenado que soltaras la cosilla ? - me sacó de la nube. Ni me había dado cuenta que lo había hecho. Supongo que las arcadas habían provocado que la polla quedase libre y flácida -. Ve a la cocina y coge una pala de cocina, si es de madera, mejor. Y no se te ocurra mencionar lo de tu hija. Hazlo estilo perro a cuatro patas y trae algo cilíndrico metido en la boca, segura que en la nevera tienes algo. Rápido.

Dudé solo un segundo y a cuatro patas me dirijí a la cocina tan deprisa como pude e intentando hacer el mínimo ruido posible con las rodillas sobre el suelo. Tenía su ventaja moverme así, había menos posibilidades de que mi hija me viera si estaba fuera de su habitación.

  • Ya Señora - le dije mostrando la paleta de madera y un pepino mediano.

  • ¿ Por qué no tienes el pepino en la boca, inútil ?. Vamos llénala - lo metí temeroso de llegar hasta la garganta. Con solo la punta dentro me ordenó parar -. Coge la cosilla con una mano y la paleta con la otra. Pega la pollita al pubis, que los huevecillos queden libres y dales 5 azotes -. Ahora sí que temblaba, siempre me había negado a azotar los huevos, no era capaz de sentir ese dolor tan profundo y agudo. Pero lo hice. El primero fue más bien tibio. Aún así perdí fuerza en todo el cuerpo. El segundo fue más intenso, saqué aire por la nariz y bufando con el pepino metido en la boca. El tercero me hizo doblar las piernas como algo reflejo -. Los dos últimos los quiero fuertes - dijo Mi Ama justo cuando iba a aplicar el cuarto. Paré, dí más impulso a la paleta y notaba cómo me asfixiaba. Cogí aire como pude con la boca llena y por la nariz. El quinto llegó fuerte, doblándome hasta incar las rodillas en el suelo, doblado y con la frente sobre las baldosas. Mordí el pepino hasta dejar un trozo dentro de la boca y el resto en el suelo.

  • ¿ Te das cuenta que has destrozado una polla, zorra ?. Mastica y traga el trozo que se ha quedado dentro -. Cuando terminé de hacerlo me ordenó recoger el otro pedazo con la boca metiendo la otra punta en ella -. Ponte de pie, vuelve a coger tu cosilla por la base y la paleta. Descapúllala y dale 10 azotes fuertes, solo en la punta. Y el pepino hasta la garganta.

Y volví a abodecer. El primer azote fue soportable. El dolor iba en aumento a medida que abanzaba. Lo que me parecía que no iba a ser para tanto empezaba a hacer mella en la polla y en mi orgullo. Más todavía teniendo el cuenta que el pepino hasta la garganta no lo hacía más placentero. Para que no se moviera ni se saliera, clavé los dientes en él. Las babas resbalaban por la hortaliza y caían sobre mi vientre y la punta de la polla que, pese a todo estaba muy dura, provocando más ruido y mojando la paleta. Cuando terminé con los azotes tenía la cosa echando fuego. Bajé la mano que sujetaba la paleta dejándola en paralelo al cuerpo. No me atreví a soltar la polla. Seguía con las arcadas, contrayendo el abdomen esforzándome en no vomitar. Los ojos querían saltar. Y cuando iba a explotar Mi Ama me ordenó morder el pepino.

  • Mastica y traga perro -. Lo hice como pude. Aún tenía la boca llena de babas y sabía fatal. Pero eso era mejor que sentirte a punto de vomitar, notando las contracciones del estómago que quería liberarse -. Ponte de rodilla y mete el canto de la mesa en la boca - me sentía ridículo haciéndolo, la humillación llenaba cada pensamiento -. Como ves vales bien poco. Voy a grabar ésta secuencia y te la voy a enviar para que veas lo patético que estás - callé -. Una buena forma para no tener que oirte, ¿ no crees ?. Manos a la espalda. Supongo que te estás arrepintiendo de querer pertenecerme. Cuando veas el vídeo te arrepentirás más. Aún estás a tiempo de dejarlo, de decirme que es muy duro para ti y que no puedes soportarlo. Creeme que lo entenderé - se me abrieron los ojos como platos. Estuve a ponto de soltar la mesa, pero desconocía los efectos que eso podría causar en Mi Ama. Aunque si decidía dejarlo eso no importaría. Pero era lo último que se me pasaba por la cabeza -. ¿ No hablas putilla ?. Anda suelta la mesa. Mira fijamente a la cámara. Antes de que hables, una última cosas. Contigo he acelerado las cosas por dos motivos: tenía que dejarte en tu sitio, hacerte tomar conciencia de lo que eres, lo poco que vales, que fueses consciente de hasta dónde puedes llegar, aunque esto solo es una pequeña muestra. Y que lo sintieras pensando en que te ha usado un Ama que sabe quién eres, una chica de la edad que tu hija y que eso te haga estar atento a todas las chicas con las que te cruces intentando adivinar si soy yo. Y la segunda, ahora sabes qué eres. Pero no lo que vas a ser ni lo que vas a hacer.

Estaba sin habla, mudo. Cierto que había dado en el clavo en todo lo que había dicho. Que todo tenía sentido y orden. Que había hecho cosas que no sabía que era capaz de hacer y, menos aún, con mi hija en casa.

  • ¿ Sigues sin contestar ?.

  • Señora - por fin -, sigo ofreciéndome a estar bajo Su dominio, Su poder. He sentido cosas que no había sentido nunca. Ningún Ama me ha poseido tanto como Usted ni ha despertado la necesidad de seguir Sus mandatos y órdenes hasta el extremo que lo ha hecho Usted.

  • ¿ Eso quiere decir que decides seguir adelante ?.

  • Sí Señora.

  • ¿ Sin reparos ?.

  • Sí Señora.

  • Repito, esto solo ha sido el principio. Un tanteo. Por última vez, ¿ estás seguro ?.

  • Sí Señora, estoy seguro.

  • Muy bien, eres más putilla y más basura de lo que pensaba. Recógelo todo y mañana te quiero a la misma hora. Hoy tampoco follarás ni te masturbarás.

Y se desconectó. Me vestí, recogí y limpié. Salí de la habitación dispuesto a buscar a mi hija e intentar adivinar si se había enterado de algo. No estaba en casa. Se había ido sin despedirse. Y yo preocupado porque me pillase.... Cómo son las cosas. A veces acompañan.