Mi ama mexicana
Obligado a cumplir.
Mi ama mexicana:
Aquél día llegué de trabajar muy cansado. Todo el día de pie hicieron que mis piernas se sintieran fatigadas, y que al llegar a casa me hicieran sentarme en el sillón para descansar.
Entre y saludé a Linda, una preciosa chica mexicana con la que vivo una preciosa aventura, que salió a recibirme muy cariñosa, como siempre. Me besó en la cara y en la boca, yo no pude más que responderle con la misma pasión con la que lo hacía ella. Después cenamos y nos dispusimos a ver la tele. Ella se sentó a mi lado. Metió sus manos bajo mis pantalones y empezó a tocarme. Me sentía cansado y desganado, así que traté de apartarla. Pero ella insistía, tenía ganas de marcha pero yo no me dejaba. Se quedó enfadada un rato, sin hablarme ni nada. Después se levantó, fue a buscar algo, y volvió a mi lado. "Date la vuelta", me dijo. Me volví, pensando que quería enseñarme algo que estaba detrás de mí, pero me cogió las manos, las puso en mi espalda y me las ató con unas esposas.
"¿Qué haces?" le dije irritado. Estaba con los brazos a la espalda, inmovilizados. Entonces se puso de rodillas frente a mí, y me bajó los pantalones. No pude evitarlo "no, por favor, déjame hoy", pero ella continuó bajándome el calzoncillo. Mi polla quedó libre y dura, apuntando hacia arriba. "No pasa nada amor, solo quiero lo que es mío, tengo hambre" me dijo muy tiernamente. Me empezó a pajear, escupiendo sobre ella para lubricar y que sus manos se deslizasen mejor. Después se la metió en la boca y empezó a chuparla con ansia. Mis piernas empezaron a temblar con la tensión sexual que me estaba provocando, mi carne salía y entraba rápido, ella la degustaba, la saboreaba. Me apretaba los testículos para provocarme el orgasmo, pero me hacía daño. En unos minutos, mi polla vertía toda su leche en su boca. Ella se levantó y se sentó a mi lado, dejándome con las esposas puestas y manoseando mi polla.