Mi ama en la prisión: llegada y adiestramiento

La exitante historia de un hombre que llega a una prisión y descubre que tiene una nueva ama.

Mi nombre es Carlos. Vivía en los suburbios a las afueras de Madrid, y siempre tuve que pasar necesidades. Por cosas del destino algunos planes salieron mal y caí en la cárcel, sin imaginarme las consecuencias que eso traería para mí. Al llegar a la celda note que algo estaba fuera de lo común. Había dos hombres y una mujer, y eso era raro por que hasta donde yo sabia las prisiones no eran mixtas pero luego llegaría a  entender el porque.

Al llegar, uno de los hombres, quizás el mas fornido, espero a que se fuese el carcelero y empezó a darme una paliza con puños y patadas tan fuertes que tarde días en recuperarme. Entre golpe y golpe me explicaba las nuevas reglas, que de ahora en adelante las cosas iban a cambiar. Al final me dijo:

-         Espera aquí zorra.

No paso mucho tiempo antes de que llegase la que iba a ser mi nueva ama. Se paro al lado mío y me aseguro:

-         De rodilla zorra, que de ahora en adelante soy tu nueva ama, y espero que me sirvas de algo.

Y dicho esto, me pego una sonora bofetada. Al mismo tiempo me arrodille, y empecé a lamer los pies de mi ama, aunque todavía no comprendía realmente bien lo que sucedía. Al terminar esto, me dijo: - quiero examinarte, así que quítate esas ropas.

No tuve mas remedio que hacerlo, y quedar desnudo en frente de ella. Me dio diez bofetadas en la cara, para luego darme unos pellizcos en el pecho, que francamente dolieron demasiado. Jugueteo un poco con mi miembro; Me dio la orden de voltearme, y vi de reojo como una sonrisa se establecía en su escultural rostro. La verdad tenía un muy buen culo, y ella dijo: - le faltan unos cuantos azotes, me encargaré de ello dentro de muy poco. Lo mismo aseguro de mis piernas y muslos, y termino finalmente dándome una palmadita en el trasero.

Mi ama falta aclarar, era una mujer morena, de pechos abultados, un culo bien erguido y protuberante, y una figura celestial; Además era realmente fuerte por lo que alcancé a comprobar. Ella era la mas veterana dentro de la celda, los otros dos prisioneros, habían llegado uno por uno, y convirtiéndose poco a poco en sus esclavos. Tenia un arreglo con el carcelero, para que este no dijera nada, a veces pagaba con dinero otras con sexo, fuese el carcelero  hombre o mujer.

Me humilló toda la tarde, con sus esclavos que disfrutaban también de mí. Mi ama me ordeno en varias ocasiones lamen la polla de los dos, algo que tuve que hacer sin remedio. Al terminar, me dijo: - te espero en el lugar que te indicara el carcelero, y fue a comer, dándome mucho antes la orden de no comer nada durante todo el primer día. Llego el carcelero al cabo de 30 minutos, y me miro sonriente : Levántate perra, tu ama me ha ordenado que te lleve a un lugar muy especial. Me ordenó levantarme y dándome casualmente golpes en el culo (aún estaba desnudo), Me llevo a aquel lugar. Era un cuarto. Al entrar supe que iba a sufrir en las próximos minutos quizá horas. Me ordeno sentarme y esperar; Al cabo de cinco minutos llego mi ama, habló un poco con el carcelero, sobre mi culo, que la tenia muy excitada, según entendí y que iba a dar mucho de que hablar. Eso francamente me preocupo.

Al llegar al frente mío dijo: - ahora zorra es hora de que arreglemos ese culito. Me paró de un salto, y me dio una bofetada, quizá mas dura que todas las anteriores. Me ordeno poderme en una especie de mesa pero de forma tal que tuviera la forma del cuerpo. Me colocó boca abajo y dijo:   - Ahora voy a decirte quien es la que manda. Cogió una vara y la mostro al carcelero, que aún se quedaba en la habitación. Este sonrió con un gesto placentero. Me puso la vara en el culo, y sonó el primer azote. PLASSSSSSSS. Luego ubicó su vara nuevamente en el culo y prosiguió, esta vez ya con dos a la vez, tres azotes luego, cuatro a la vez. En esta instancia no pude evitar poner mis pies en el culo para evitar los golpes (ya que no estaba agarrado de la mesa). Me arrepentí de inmediato al ella decirme: - Son diez azotes más, esta vez dados por el carcelero, a lo que el no pudo estar mas agradecido.

Mi ama termino sus golpes correspondientes (50 quizá), y el carcelero prosiguió con los diez suyos que fueron un poco mas duros. Al final mi ama me penetro con un pene de plástico, una y otra vez, luego el carcelero, y al final consiguió dejarme con un consolador de aproximadamente 10 cm de largo.

Mi culo quedo muy dolido. Mi ama quedo contenta con el trabajo hecho y dijo que la dosis seria aplicada cada día en las primeras dos semanas, como explicación  de quien era su nueva ama. Dijo además que los castigos los podía dar ella, el carcelero o carcelera, o sus otros dos esclavos con previa autorización. Los instrumentos podían variar desde látigos de 9 colas, hasta la varas mas gruesas de la utilizada hoy. Al final, ella me dio unos azotes con sus zapatillas bien duros y otros con sus manos. Me ordenó irme a la celda, y quedar así desnudo. Pasados dos días, al finalizar la tercera zurra (Que por supuesto había dolido mas que las otras dos), Me entregó un traje que debía vestir. Era de cuero, llegaba a cubrir el torso y el pecho. El culo quedaba a descubierto, según me explicó “para castigar ese culo cuando se requiera”. Además me entrego un collar con el logo grabado en el centro de BITCH. Cuando me lo puse note que los otros dos esclavos también lo llevaban. Pero faltaba algo. Entro con una bandeja, llena de carbón. Echo gasolina y lo prendió. Tenia una rejilla en la cual había una especie de palo de metal que al final tenían unas inscripciones. Pasados diez minutos de calentamiento me ordenó ponerme en cuatro, y me enterró la inscripción en la nalga derecha. Sabría mas tarde, por lo que me informaron los otros esclavos que la inscripción era SF, según decían ellos el nombre de mi ama que hasta ese momento era desconocido tanto para mi como para ellos.

Continuará

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