Mi alumna preferida

Entonces reaccionas. Te descubres totalmente y te vuelves hacia él. Tienes que quemar tu último cartucho. Le propones que se acerque, que haga lo que quiera contigo, que será nuestro secreto.

MI ALUMNA PREFERIDA

Estamos en clase y soy tu profesor. Es una clase de recuperación de verano y estás sola... no se que ha pasado contigo, con lo aplicada y atenta que se te ve en clase... ¿que te habrá distraído tanto de lo que explico en clase? Para tu primer día de clase te has puesto un vestido blanco, de lycra, ceñido a tu cuerpo... que acentúa tus curvas de manera espectacular. Te contemplo extasiado. La falda se ajusta de tal manera a tus caderas que puedo ver claramente el dibujo que forma tu tanga en tu culito. Puedo ver las formas de tus nalgas desnudas apretándose contra la fina tela.

Sube ajustándose a tu cuerpo, a tu cintura, a tus pechos, acentuando la curva de estos y marcando no solo la línea del sujetador, sino tus dos pezones en el borde de la costura. Además, un escote en pico me corta la respiración cada vez que miro hacia ti. Puedo ver lo bronceada que estas. Estás en primera fila (eres la única) y puedes ver como me muevo mientras escribo en la pizarra, dándote la espalda y ofreciéndote un buen espectáculo con mi culo y mi espalda. Me acerco a tu mesa y me agacho para indicarte una línea en tu cuaderno. Así, de frente, puedo observar maravillado la profundidad de tu escote, la voluptuosidad de tus pechos... y que tu sujetador (de copa) es de color plata. Miro hipnotizado, esperando que tus tetas se salgan por su propio peso de tu escote. Me ves sudando y te das cuenta de donde miro. Me sonrojas al sentirme descubierto y que tu sea consciente de mi grado de excitación. Pero no te enfadas, no me dices nada. Te digo que salgas conmigo a la pizarra... para ver mejor la explicación. Sales conmigo a la pizarra y aprovecho para oler tu aroma de mujer. Que bien hueles; siento ganas de desnudarte. Mi deseo por tí va en aumento.

Te estoy explicando la lección, pero mis pensamientos andan en otros sitios, en todos tus sitios. Miras de reojo mi bragueta y ves el bulto que forma mi pene excitado. Nuestras miradas se cruzan por un momento y no podemos contener una sonrisa.

Tengo que intentarlo y mientras busco una excusa para pedirte perdón, mi mano agarra la tuya y la aprieta, esperando tu respuesta. Con gozo, siento como tú también aprietas la mía. Pero sigues hablando del tema, como si no pasara nada, aunque siento que tu mente también está en otro lugar. Me atrevo un poco más. Suelto tu mano y te cojo la cintura. Te la acaricio. Y entonces, tú te callas. Te quedas inmóvil, de espaldas a la pizarra.

Deslizo mi mano hasta tus nalgas, siguiendo tus curvas con mis dedos. Como me gusta tu culo con ese vestido tan ajustado. Siento tu piel debajo y la costura de tus tangas. Aprieto mi mano para sentir mejor tu glúteo; lo noto duro, tenso y a la vez suave.

Ahora me coloco detrás tuya. Seguimos los dos callados. Me acerco a tí, rozando mi pantalón con tu vestido. Te echas hacia atrás, apretando tus nalgas contra mi sexo. Notas su calor y mi tensión. Y sientes como la humedad aflora en tu vulva. Rodeo con mis brazos tu cintura, apretándote aún más contra mí. Me muevo hacia tus lados,  notas como mi verga recorre todo tu trasero.

Llevo una mano a tu pelo. Me encantan tus cabellos. Admiro como se refleja la luz en ellos. Te los aparto de la nuca. Acerco mi boca y te beso. Te estremeces y sueltas un suspiro, y sigo, sigo besándote y chupándote, allí, donde nace tu pelo.

Notas mi pene duro apoyado en tus nalgas y eso te excita. Mis besos no ayudan a hacer descender la temperatura de tu cuerpo. Te encanta como beso, como mi lengua recorre tu cuello. Buscas mis manos, las cojo y me enseñas donde quieres que las ponga... al notar mis manos sobre tus pechos los aprieto con pasión. Puedo notar tu excitación, el bulto que forman tus pezones en la tela. Atravesando tanto tu sujetador como tu vestido. Mueves tu culo contra mí, te gusta notarme. Te gusta notarme ahí, duro, potente. Y te excita. Sigues moviendo tus nalgas, frotando toda mi hombría, volviéndome loco. Echas a andar hacia atrás, apretándote más contra mí. Me dejo hacer y yo también camino hacia atrás. Con el movimiento de nuestros cuerpos notas como mi pija se frota contra tu culo... como tus nalgas se frotan contra mi polla. Seguimos echándonos atrás hasta que me apoyo y me siento en mi mesa. Tu te sientas sobre mí, siguiendo la inercia de nuestros cuerpos. Ahora puedes frotarte mejor contra mí. Mueves tus caderas adelante y atrás, sin separarte de mí en ningún momento. Mis manos siguen apretando tus pechos, mi lengua sigue haciendo diabluras y mis labios siguen sorbiéndome con lujuria... y la erección que notas en mis pantalones te está volviendo loca. Estoy muy caliente, mucho. Y lo notas. Notas como mis dientes se apoderan de la cremallera trasera de tu vestido y empiezo a bajarte la cremallera. Te encanta. Un escalofrío te recorre mientras mis dientes y tu cremallera se deslizan por tu espalda. Tus manos, mientras tanto, recorren tu cuerpo por delante, tus pechos, tu cintura, tus caderas... Poco a poco, tu ajustado vestido se va abriendo y vas notando como cede la presión de la tela. Primero observo como aparece mi espalda desnuda... el cierre de tu sujetador... tus riñones... tu cintura... acabo de ver como aparece la tela de tu tanga... y sigo bajando...

Termino de bajarte la cremallera y tu vestido cae al suelo. Te aparto un poco para verte mejor. Estás tan sexy, así de espaldas, solo con la ropa interior. Me encanta tu culito, tu espalda, tus muslos. No me  puedo creer lo que esta pasando.... con mi alumna.

Giro tus hombros para que te des media vuelta y quedes de cara a mí. Nos miramos y veo el deseo en tus ojos. Te estrecho y nos besamos con pasión. Nos chupamos los labios, las lenguas. Que rica sabes. Mientras, te desabrocho el cierre del sujetador, te lo quito y noto tus tetas en mi pecho. Siento como tus pezones se clavan en mi piel. Sigo sentado en mi mesa, con las piernas abiertas para tenerte más cerca. Me estas desabrochando los botones de la camisa, me la quitas y acaricias mi pecho. El vello que tengo te gusta y te excitas aun más. Volvemos a separarnos un poco para contemplarnos mejor. Y te pido como mi alumna preferida que eres que me enseñes todo. Observo tus tanguitas blancas, que están empapadas a la altura de tu rajita. Hacen un buen contraste con el moreno de tu piel. Eres la chica más buena con la que jamás he estado.

Te bajas la bragas, ruborizándote un poco y corres junto a mí. Apenas he podido verte el sexo, pero lo que he visto me ha gustado mucho. Lo llevas un poco depilado y solo puedo pensar en comértelo y en follártelo. Volvemos a besarnos. Mis manos están en tus pechos y tus nalgas. Juego con tus pezones, los aprieto mientras te retuerces de gusto. Mi otra mano te recorre por detrás, desde la conclusilla hasta el inicio de tu vulva.

Tus dedos se aferran a mi cinturón, lo abres, sigues con los botones de mi pantalón. Me levanto un poco para que puedas quitármelos. Llevo unos slips pequeños y ajustados, también blancos por donde asoma mi glande, hinchado, rojo y brillante del líquido preseminal que ha brotado de él. Me lo quitas, poniéndolo encima de tus tanguitas. Ahora me contemplas tu. Estoy con los muslos abiertos y mi miembro te apunta como si te fuera a disparar. Me susurras lo bonito y grande que es, que lo quieres para ti. Y yo te digo que es tuyo. Que nací con él para ti.

Necesitas sentirlo y lo coges con tus dos pequeñas manos. Sólo queda el orificio al exterior . Notas como late. Es como un corazón preparado para el amor. Para todo el amor que quiero darte. Me lo aprietas con tus dedos, con tus palmas. Después deslizas una abajo y me empiezas a acariciar los huevos mientras que me masturbas con la otra, despacito, subiendo y bajando mi prepucio.

Yo tampoco me estoy quieto. Tengo cogida una de tus tetas y me la acerco a la boca. Te la lamo entera y me meto el pezón en la boca. Lo chupo con ansia. Me dan ganas de mordértelo, de comértelo, y lo hago, pero flojito, con la intensidad justa para darte todo el placer que te mereces. Mi otra mano ya tiene tu flor dentro. Me cabe entera en mi mano masculina. Que calentita y mojada la siento. Cómo me gusta apretártela y escurrirte todos tus juguitos. Se me cuela un dedo entre tus labios mayores. Busco tu clítoris y al momento lo encuentro, todo hinchadito. Lo tienes ardiendo. Descubro con satisfacción que eres una mujer muy caliente. Justo lo que yo andaba buscando. Ahora, otro dedo  entra mas hondo, a través de tus labios menores y se cuela en tu vagina. Tengo todos tus puntos débiles en mi boca y en mis manos. Y tú, claro, gimes de placer...

Siiii, notas como mis dedos te exploran, te acarician y te penetran. Estas caliente, muy caliente y tu temperatura no hace otra cosa que subir. Te tengo entregada a mí, excitada. Mientras mis dedos te acarician, me masturbas lentamente con tu mano. Aunque te cuesta concentrarte mientras mis dedos hacen diabluras. Notas como juego con tu clítoris, volviéndote loca y como mis dedos entran y salen sin parar. Gimes presa de placer, esperando que nadie nos oiga y se asome. Sigo jugando en tu interior, arrancándote cada vez más gemidos de placer y cada vez más intensos. Noto tu humedad en mi mano... y tu notas mi sexo en la tuya, tremendo y duro como una piedra.

Estas a punto de venirte. Lo noto, y tu también lo notas. Tu coño está empapado y  muevo cada vez más rápido mis dedos. Ahí llega... mmmmmmm.... fantástico.... arqueas la espalda... un grito de placer se escapa de tu garganta y una intensa sensación de placer recorre tu espina dorsal, inundándote de placer. Y entonces yo te alzo sobre mí. Haciendo que te sientes sobre mis piernas. Todavía tienes mi verga entre las manos ¿lo recuerdas? ahora bastante más húmeda que hace unos momentos y la diriges hacia tu cueva. Noto toda tu humedad en cuanto mi punta toca tus labios y loco de deseo te levanto cogiéndote por tus nalgas... penetrándote al momento. Con ímpetu. Te sujeto por el culo mientras te la meto. Tus piernas me rodean, aferrándose a mi cintura. Camino hacia delante, de manera impetuosa, mientras te penetro, sin sacártela. Notas como tu espalda choca contra la pizarra y te mantienes allí apoyada, borrando las palabras de tiza con tu sudor. Mis labios y mi lengua juegan por tu cuello, por tu nuca. Nos besamos apasionadamente, locamente. Fundidos en un maravilloso abrazo, mis brazos por tu cintura y los tuyos por mi cuello. Tus muslos rodeando mi cintura y atrayéndome hacia ti. Formo parte de ti y tú de mí. Sigo moviendo mis caderas de manera impetuosa, con frenesí y no has acabado de venirte cuando vuelves a notar esa fantástica sensación volver a ti... mmmmmmmmm... intento mover tus caderas y acompasarte a mi ritmo, pero no puedes, vuelves a notar como todo tu cuerpo se retuerce y tiembla de placer. ahhhhhhhhhhhhhhh... y vuelvo a notar como te derramas sobre mi, ahora sobre mi sexo, que parece notar tu excitación y golpea tu pelvis incluso incrementando el ritmo. Tus manos se aferran a mi espalda, arañándome. Gritas de placer, ya no se puede considerar gemidos. aaaaaahhhhhhh. Tus muslos me aprietan con fuera... notas el chocar de nuestras humedades al ritmo que yo marco. Tus ojos están en blanco y tu boca abierta gime ahora de manera más pausada...

Espero un poco hasta que terminas de correrte. Quiero hacerte gozar mucho más. Que te enamores de mí para siempre. Eres la mujer de mis sueños y ahora que estoy dentro de tí quiero hacerte la chica más feliz del mundo. Estoy sudando y cansado de mantenerte en peso, pero muy excitado. Te separo de la pizarra que ha quedado toda emborronada y sin sacarte mi miembro de tu sexo te llevo de nuevo hasta tu mesa. Te recuesto sobre ella. Nos miramos y encontramos el deseo de uno en el otro. Levanto tus piernas y las coloco sobre mis hombros. Saco mi polla de tu vagina. La agarro con mi mano y te la froto por tu clítoris. Cada vez con más fuerza rozo mi glande por toda tu almeja que está empapada mientras tu te acaricias las tetas y me dices: "Fóllame más amor, reviéntame el coño con tu dura polla"

"Claro que lo haré, hasta que sientas correr mi semen caliente dentro de ti" Te respondo y poniendo mi falo en tu entrada, comienzo a introducírtelo despacio, sintiendo como te retuerces de placer. Ya esta todo dentro y comienzo a sacarlo y meterlo con un ritmo lento. Veo que quieres más movimiento pero sigo despacio para que me desees aún más.

Poco a poco mis embestidas se incrementan en rapidez y fuerza. Siento que ahora te gusta más y te va subiendo de nuevo el gusto desde tu vulva, por tu columna vertebral hasta el cerebro. Yo tengo que mentalizarme para no venirme ya. Espero tu orgasmo para correrme contigo. Noto como te sube. Te agarro de las caderas y te hago el amor lo mas deprisa y fuerte que puedo. Parece como si mi sexo no saliera ni entrara en el tuyo y a la vez estuviera siempre dentro, sintiéndolo como nunca. Mis huevos golpean tus nalgas. Están duros y calientes, a punto de vaciarse dentro de ti.

Me pides que lo haga, que te vas a morir de placer. Empiezas de nuevo a correrte y yo quito el freno y te inundo con mi semen tu interior. Solo se oyen nuestros gemidos y el chocar de nuestros cuerpos. Terminamos, te dejo caer las piernas a mi lado y me echo sobre ti, buscando tu boca que beso con pasión. Nuestras respiraciones se relajan y descansamos abrazados en un mundo irreal.

Te encanta tenerme encima, sudados ambos, besándonos mientras notas como mi pene va perdiendo su dureza en tu interior. Notas la calidez de mi semen dentro de ti y eso te gusta, te excita. Te abrazas a mí, aprieto tus brazos contra mi espalda. Mueves tus caderas, provocándome, deseándome de nuevo. Mi lengua se introduce en tu boca, jugando con tu lengua. Explorándote. Mis manos suben y bajan por tu espalda mientras noto como las tuyas hacen lo mismo por mi costado, desde mis caderas hasta mis axilas. Los dos aprovechamos este momento de relax para saborearnos al máximo. Sigues moviendo ligeramente tus caderas y mi sexo sigue dentro de ti, aunque ya relajado. Acercas tus labios a mi oído y me pides que vuelva a poseerte. Que necesitas volver a sentir todas las sensaciones que te acabo de regalar. Me muerdes el lóbulo de la oreja. Te frotas contra mi, puedo notar tus pezones totalmente erectos apretarse contra mi pecho. Y, justo en ese momento, se abre la puerta de la clase y entra el director del centro. Es un hombre mayor, pero bien conservado debido a su afición al deporte. Se queda estupefacto mirándonos y no dando crédito a lo que ve. Allí estamos los dos abrazados desnudos y sorprendidos. Nos dice que había escuchado gritos y ha acudido a ver que pasaba. No podemos evitar una sonrisa que le cabrea aún más. Le respondo que creíamos que estábamos solos y que perdone por el susto mientras intentamos cubrir lo mejor posible nuestros cuerpos desnudos. Hay unos segundos de silencio tenso. Luego nos reprime que hagamos esas cosas allí y que nos vayamos a otro sitio a hacer nuestras cochinadas. Después mirándome, me recrimina que me hayas enrollado con mi alumna. Me ordena que me vista y que vaya a su despacho. Notas su mirada lasciva en tu piel. No puede disimular su deseo por ti. Sabes que esta grabando tu imagen desnuda en su mente y te sientes acorralada. Temes que pierda mi trabajo y quizás la vergüenza de que se haga público el por qué.

Entonces reaccionas. Te descubres totalmente y te vuelves hacia él. Tienes que quemar tu último cartucho. Le propones que se acerque, que haga lo que quiera contigo, que será nuestro secreto. Le dices que siempre has notado sus miradas y su deseo por ti. Ahora tiene la posibilidad de realizar sus fantasías. Que no lo eche todo a perder por una tontería. El director titubea, sabe cual es su deber pero estas tan buena que le viene a sus recuerdos todas las pajas que se ha hecho contigo.

Vencida su voluntad, sus piernas le mueven hacia nosotros. Se para a medio metro de ti y se queda inmóvil, con la vista perdida en tus senos. Sabes que ahora es tu oportunidad, antes de que se arrepienta. Le coges una mano y la pones sobre tu pecho mientras que tu otra mano va directamente a su bragueta y le agarras los testículos, los aprietas suavemente mientras los masajeas. Luego buscas su pene que hallas con facilidad pues esta bien erecto y abultado en sus pantalones. Él ha comenzado a sobarte las tetas. Pasa su mano de una a otra, estrujándotelas y pellizcándote los pezones.

Le desabrochas el cinturón, el botón del pantalón y le bajas la cremallera. A continuación sigues con su slip, bajándoselo hasta las rodillas. Le miras el pene y piensas que no está nada mal. Ya te has recobrado del susto y sabes que todo va a salir bien. Ahora le acaricias los genitales directamente. Le coges la polla y comienzas a masturbarle. Él sigue tocándote los senos pero una mano se le desliza hasta tu culo que también comienza a sobar.

Le besas en los labios, en la barbilla, en el cuello, bajas tu boca hasta su pecho que sigues besando. Continuas hacia abajo, agachándote cada vez más hasta llegar a su miembro. Le retiras toda la piel de su pene para atrás y le besas el glande. Sacas la lengua y comienzas a lamérselo. Sientes su gran excitación por el movimiento de su trasero hacia ti, pidiéndote que se la chupes entera. Pero tu sigues jugueteando con su capullo. Quieres ponerlo a mil y lo consigues. Al fin te decides y comienzas a introducirla en tu boca dándole chupetones mientras te va entrando más y más haciéndole una buena mamada.

Yo sigo sentado en la mesa, mirándoos. Estas realmente sexy así agachada, con tus glúteos abiertos y asomando tu conejito por debajo. Me he empalmado de nuevo y no puedo resistir la tentación de tocártelo. Me bajo de la mesa, me agacho detrás tuya y meto mi mano entre tus muslos hasta tener tu sexo dentro de mi mano. Esta muy mojado de tus fluidos y los míos. Noto que tú también estas cachonda otra vez. Y mis dedos comienzan a juguetear con tu clítoris y tus labios vaginales. En esa postura estas tan abierta que puedo introducir hasta tres dedos con facilidad en tu coño hambriento. Sigo masturbándote con más rapidez y con mi otra mano me masturbo yo también mientras tú sigues chupándole la verga a aquel tipo inoportuno...

Los dedos del director juegan en tu ano, presionándolo, abriéndolo e introduciéndose fugazmente mientras mis dedos, ya acostumbrados a tu cuerpo y tu humedad provocan que vuelvan ciertas convulsiones a tu cuerpo. Sigues chupando, gozando de ello y haciendo gozar a nuestro director. Notas su sexo totalmente erecto, duro como granito entrar y salir de tu boca, la mano que acariciaba tus pechos ahora se ha enredado entre tus pelos y marca el ritmo que le gusta. También me noto a mí, mueves tus caderas al ritmo que te marcamos tanto yo como él, en tu ano y en tu sexo, y ese movimiento me atrae demasiado. Sin dejar de masturbarte acerco mi sexo a tus nalgas y lo froto contra ellas. También me notas totalmente excitado y eso te gusta. Dos hombres bien dotados y dispuestos a satisfacerte... Te zafo de nuestras revoltosas manos y te incorporas, quedándote de pie entre nosotros. También nos levantamos y nos acercamos a ti, pegándoos a tu anhelante cuerpo. Te gusta sentirte abrazada entre los dos, desnudos. Notas como el pene del director presiona tus muslos por delante mientras yo froto tu sexo por tus nalgas. Mis besos y los suyos te vuelven loca, me recreo en tu cuello (sé que eso te vuelve loca) mientras el director lame tu cara y se introduce en tu boca. Tus pechos están aplastados por el cuerpo del director, pero mis manos los buscan, acariciándolos desde atrás.

Mientras el director sigue morreándote y sobándote yo te beso por detrás en el nacimiento de tu pelo sin dejar mis manos quietas en tus pechos y mis dedos en tus pezones. Te muerdo la nuca y noto como todo tu cuerpo se estremece. Bajo mi lengua por tu espalda llenándotela de besos hasta tus nalgas que también beso con mis labios. Continuo bajando y llego a tus muslos, mientras mis manos se aferran tus caderas, te los chupo por el interior, donde más sensibilidad tienen.

Y ahora subo, me lengua te recorre toda la rajita entre tus glúteos. Llevo mis manos a tus nalgas, te las aprieto y siento cuanto me gusta tu culo. Deseo hacerlo gozar como se merece, quiero que estés loca por mí. Te separo las mollas, sitúo mi boca entre ellas, mi lengua busca tu hoyito, lo encuentra y lo lame. Siento que vuelves a estremecerte. Me alegro de que te guste tanto y continuo chupándolo, te lo mojo con mi saliva y la puntita de mi lengua se cuela en él. Pongo la lengua toda lo dura que puedo para que la sientas dentro de ti. Noto que tu ano se relaja y me permite meterla entera, la muevo en círculos mientras entra y sale de tu rico culito. Luego, cuando noto mi lengua cansada, la aparto y dejo que mis dedos continúen la labor. Tienes el esfínter tan mojado que el primer dedo se cuela con facilidad. Sigo trabajándote con él y veo como tu agujerito se agranda, introduzco otro dedo más y escucho como gimes de placer.

Escucho como el director pide follarte. Me miras. Sabemos que no hay otra salida. Además presiento que te está gustando. Estás tan cachonda... Y quieres más y más, hasta explotar de placer. Te separas de nosotros y echas algunas prendas de ropa al suelo. Le ordenas al dire que se tumbe en el suelo, le dices que te lo follaras tú a él. El director, obediente, se tumba boca arriba, con su sexo duro apuntando al techo.

Te pones de pie encima de él y mirándolo a los ojos comienzas a masturbarte, le enseñas tu mano que está muy mojada de tus líquidos. Te agachas y se la metes en la boca para que pruebe tu esencia de mujer. Le coges su miembro, lo pasas por todo su sexo y comienzas a introducírtelo en la vagina. Entra con facilidad. Te vas sentando encima hasta que lo tienes clavado entero dentro de ti. Sus bolas se aprietan contra tus labios. Empiezas a moverte arriba y abajo y tus ojos se cierran cada vez que siente el falo de tu director dentro de tu coño.

Después te pones de rodillas y echas tu tronco hacia delante apoyándote con tus manos en el suelo. Me miras y me dices que me acerque por detrás. Que te haga el amor por detrás. No me hago de rogar y situándome de rodillas detrás tuyo busco tu otro agujero con mi pene, no sin antes ensalivarlo bien. Encuentro tu entrada. Pongo mi glande en ella y empujo. Se te escapa un grito que espero que sea de placer.

No quiero hacerte daño. Lo confirmo con tus palabras. Me pides que siga, que te la meta entera. Despacito, con suavidad voy empujando hasta enterrar todo mi miembro en tu culo que se ha quedado quieto esperando mi embestida. El director también se ha dado cuenta de la situación y espera hasta que ya estamos los dos dentro de ti.

Ahora comienzas tú a moverte, despacito. Cuando vas hacia delante nuestros penes salen de tu interior hasta abajo del capullo. Luego regresas hacia atrás entrando todo en tu interior hasta que nuestros huevos se quedan pegados a ti. Vas acelerando el ritmo poco a poco. Nos estas follando a los dos y los dos a ti. Tenemos una sincronización perfecta, la del éxtasis que nos estamos proporcionando y los tres no paramos de gemir, cada vez más fuerte. Sentimos como se acerca el orgasmo que nos va a llenar nuestros cuerpos de una felicidad demasiado real. Lo vemos venir, nos entra por los pies, derecho hasta el cerebro. Va a estallar dentro de nuestras cabezas y los suspiros se transforman en gritos de placer.

Eres la primera en venirte, aunque al momento sientes como el director te llena la vagina de su semen caliente. Lo que te provoca otro orgasmo. Todavía no te has recuperado de tus espasmos cuando notas más calor en tu interior, es mi esperma que te inunda el recto, y tú, claro, sigues corriéndote. Estás loca de placer. Nunca habías sentido tantos orgasmos seguidos. Sientes que las piernas te flaquean. No puedes más y te echas sobre el director. Yo te sigo y termino encima tuya. Estamos jadeantes, mojados y con los ojos cerrados, mientras  recuperamos el aliento, pensamos en los momentos de supremo placer que hemos vivido.

Raba