Mi alumna Karen

Colocándose sumisamente en cuatro expuso sus nalgas que acaricie para posteriormente indicarle que se inclinara hasta colocar su rostro sobre la cama

Colocándose sumisamente en cuatro expuso sus nalgas que acaricie para posteriormente indicarle que se inclinara hasta colocar su rostro sobre la cama con lo que su sexo se expuso apenas cubierto con una fina capa de vello púbico característico de adolescentes de su edad… sin dudas pero con delicadeza me situé detrás de ella acomodando mi miembro entre los pliegues de su vagina… empujé suavemente y me retiré… una vez más… y luego otra poniendo un poco de más presión… Karina se quejó un poco… una vez más, esta vez sosteniendo la presión sintiendo como mi miembro ganaba milímetros deslizándose… me retiré, no llevaba prisa… acaricié sus nalgas para luego acariciar su sexo con mis dedos comprobando su humedad.

Yo: en la siguiente te la meteré toda –le susurré

Karina: si –se limitó a responder apretando en sus puños la sabanas

Volví a acomodar mi miembro y con calma fui empujando, una vez más, su sexo se resistió, sin embargo esta vez cedió dejándome entrar por completo en su interior… ambos gemimos ante la sensación, quizá ella más bien por un poco de dolor y en mi caso por un esquicito placer al desflorarla (o al menos eso me habían hecho creer).

La seguía acariciando, sus nalgas, piernas, espalda… me incliné para agarrar su pechos, más bien pequeños, pero para mí eran perfectos en ese momento.

Yo: es hora de ganarse esa calificación –le dije

Comencé a moverme con lentitud, sus paredes vaginales se habían relajado un poco y ahora la penetración era más fácil… empujé y Karina gimió… repetí una y otra vez hasta tomar un ritmo más bien lento… la tenía tomada de las caderas llevando el ritmo que a mí me acomodaba observando entretenido como mi miembro desaparecía en el interior de mi alumna y disfrutando la sensación de sus paredes vaginales envolviendo mi sexo.

Tras breves minutos salí de ella con lo que su cuerpo se relajó un poco y levantó la cabeza.

Karina: ya? –preguntó

Yo: no, aún no… date vuelta –la empujé girándola.

Era hermosa, toda la belleza de la juventud, la más joven que alguna vez hubiera poseído, una verdadera ninfula de piel blanca cabello castaño pechos pequeños y nalgas perfectamente redondas, quizá lo que más me gustaba de ella… poniéndome de pie a al borde de la cama, levanté sus piernas a mis hombros y con lentitud, volví a penetrarla… su sexo ya n ponía resistencia y más allá de incomodarla Karina comenzaba a experimentar placer… comencé a moverme quizá con un poco más de ímpetu, en verdad lo estaba disfrutando y la vista que me daba Karina de su cuerpo era algo sumamente morboso y por lo tanto excitante… pensamientos como estos se agolpaban en mi cabeza cuando pude sentir como se contraían las paredes de la vagina de Karina rítmicamente, su cuerpo tenso delataba lo que quizá ella había concebido como imposible… Karina estaba teniendo un orgasmo… nada cambiaba, no bajé el ritmo, mi cuerpo sudaba y me preparaba para mi propio placer… estiré mi mano para aferrarme a uno de sus pechos y sujetando con el otro brazo sus piernas, aceleré el ritmo, Karina se quejó, sin embargo solo fueron unos segundos… comencé a venirme empujando firmemente disfrutando su húmeda y estrecha vagina.

Yo: Karihhh…oohhh… si –gemía sintiendo como me derramaba sin control en su interior.

Karina resistió sumisamente… me quedé quieto con mi miembro en su interior sintiendo como las últimas oleadas de placer daban paso al momento de relajación… ambos respirábamos agitadamente… con lentitud mi miembro salió de ella y un poco de semen escurrió desde su sexo.

Le ayudé a incorporarse su mirada permanecía baja.

Yo: no fue tan malo o si? –le dije tomando su barbilla para subir su rostro y me mirara.

Karina: no –respondió con cierta confusión.

La llevé conmigo a la regadera… mientras se bañaba y la observaba recordaba cómo había iniciado esta perversa práctica con mis alumnas.

Hacía 2 años de ello, justamente con la hermana mayor a de Karina, Karen quien había entrado a la preparatoria condicionada, su mala conducta en la secundaría le había dado problemas para continuar en la institución y como suele ser común con éste tipo de alumnos, la materia a superar, era matemáticas, durante casi todo el año el promedio de la materia se tambaleaba entre la aprobación y la pérdida de todo el año escolar y su permanencia en la escuela… la condición era simple, Karen no podía reprobar ninguna materia o quedaría fuera.

En los últimos exámenes parciales, Karen perdió toda probabilidad de aprobar la materia al tratar de usar un acordeón con las fórmulas matemáticas de las operaciones, el examen sería calificado con 0 y esto en promedio la dejaba fuera del rango de aprobación… las suplicas y llanto no se hicieron esperar, para el final de la jornada de clases Karen me buscó, había determinación en su mirada.

Karen: que debo hacer profe? entienda que no puedo reprobar. –suplicó

Yo: lo que debiste hacer fue estudiar y no tratar de engañarme, se los dije desde el primer día, si eran sorprendidos, el examen sería calificado con 0 y así se promediaría.

Karen: por favor, no tengo dinero, pero hago lo que sea –su mirada reflejaba derrota, pero también determinación.

En ese momento me di cuenta, no había nadie más a nuestro alrededor, era el momento justo en que yo estaría solo, su falda estaba un poco más recogida y los botones de su escote dejaban ver un poco más… no era casualidad y no era la primera vez que una alumna intentaba tentarme sin éxito, pero Karen era diferente, a pesar de su pésima conducta, ella me gustaba… guardé silencio.

Karen: Rich, hago lo que sea, por favor. –se aproximó a mi lentamente.

Yo: de verdad harías lo que sea, estas segura? –no pensé que una pregunta tan mezquina pudiera salir de mi boca.

Estaba teniendo una erección bajo mis pantalones solo de lo morbosa de la idea… Karen suspiró y dudó.

Karen: si, lo que sea –dijo con inseguridad en su voz.

Karen había entendido lo que implicaba mi pregunta y mi mente ya imaginaba su cuerpo desnudo, a diferencia de la mayoría de las chicas de su salón, Karen tenía unos pechos más bien grandes y poca cadera… delgada como es, llamaba mucho la atención de los chicos, los más osados o descarados, hacían bromas de sus pechos diciendo que ella no se ahogaría ya que traía flotadores integrados.

Yo: ok Karen… tendré sexo contigo cada semana hasta el día del examen final, estás de acuerdo? –sentencié fríamente.

No, no lo tenía planeada, sin embargo dejé que mis más bajos instintos hablaran por mi… Karen giro dirigiéndose con prisa a la puerta… al abrirla se detuvo… yo mantenía mi postura… se giró a verme, había lágrimas en sus ojos.

Karen: acepto –dijo con resignación en su voz y lágrimas en su rostro.

Aquello más que conmoverme me excitó más.

Yo: dame tus bragas –dije con calma

Karen: si—respondió sumisamente.

Levantó su falda sin mostrar casi nada y tomando su prenda la deslizó por sus piernas hasta sacarla para finalmente tenderme en su mano una tanga de color blanco… tomé la prenda y tras examinarla la guardé en la bolsa de mi pantalón… me aproximé por un castado y metiendo mi mano bajo su falda subí entre sus piernas hasta toparme con su sexo… Karen reaccionó con sobresalto apretando puños y ojos quizá resistiendo el impulso de hacerme a un lado… al tanto me encontré con un pubis recientemente depilado para mi agrado.

Yo: abre tu blusa y muéstrame tus tetas –le dije al oído sin dejar de palpar sus labios vaginales.

Karen obedeció titubeante… sabía lo que sucedería y no podía hacer nada para evitarlo… desabotonó su blusa y para agrado mío, su bracier se abría por el frente… sus grandes pechos se mostraron con una aureola obscura y pequeña… di un par de pasos atrás para verla sus pechos lejos de estar caídos por el tamaño se mostraban firmes y desafiantes… me aproximé y tomé cada uno de ellos en cada mano… cálidos y turgentes habían captado mi fascinación.

Hasta ese momento Karen había obedecido como autómata sin mayor expresión y sin una palabra, en cuanto a mi parecía como si lo esto lo hubiera realizado desde que soy profesor, sin duda y con lujuria… es verdad que muchas veces había deseado en secreto a varias alumnas mías, sin embargo nunca había decidido hacer nada al respecto.

Yo: reclínate en el escritorio.

Karen: de verdad me vas a coger –preguntó con desanimo.

Yo: si, cada semana hasta el examen final –le dije con la misma calma con que ella había preguntado.

Karen resignada fue hasta el escritorio y apoyo su torso sobre el escritorio, su cuerpo se estremeció cuando sus pechos desnudos hicieron contacto con la fría superficie. Me acerqué hasta donde habían quedado sus nalgas, desabotoné mis pantalones y liberé mi erección… no hubo preámbulos o mayor espera, froté mi miembro contra su sexo y para mi sorpresa, estaba húmeda... así que aproveché el momento y la penetré lentamente hasta el fondo… Karen se sujetó con fuerza al escritorio, comencé a bombearla… en breve mi pelvis chasqueaba al chocar contra sus nalgas y ella gemía quedamente pegando su frente contra el escritorio… en verdad lo estaba disfrutando.

Yo: si te relajas y lo aceptas incluso podrías disfrutarlo –le dije entre jadeos.

No respondió… seguí en lo mío… lo disfrutaba… lo prohibido, lo morboso, lo placentero y lo excitante del momento… baje el ritmo hasta casi detenerme, no quería terminar aún… Karen tomó un par de exhalaciones al sentir que me detenía.

Karen: no… --se interrumpió a si misma y me detuve sin salir de ella esperando que dijera aquello que contenía.

Karen: no… pares… --dijo jadeando sin levantar la mirada del escritorio.

Pensé en hacer algunos cometarios burlándome de ello, sin embargo preferí no hacerlo… tomé su cabello y tiré de él obligándola a levantar el rostro y reinicié envistiéndola con firmeza… quizá no me había movido más de 10 veces cuando Karen cubrió su boca con una mano conteniendo sus gemidos y noté como su sexo escurría… se estaba viniendo… era un orgasmo prolongado y no la decepcioné, por mi parte no dejaba de moverme casi mordiéndome los labios para no terminar aún, aguanté hasta que de nuevo se desplomó en el escritorio respirando profundamente.

Yo: es mi turno.

Karen: si –su respuesta me tomó por sorpresa.

Tomé sus caderas e inicié un mete y saca casi frenético… “plac,plac,plac” sonaban nuestros cuerpos al chocar… mis dedos se clavaban en sus caderas mientras sentía como venía el orgasmo… había cruzado la línea de no retorno.

Karen: aaahh –un grito de placer se adelantó un par de segundos al mío.

Yo: Karenhhhh… aahh… ahhh –sentí como mi semen era disparado

Karen había tenido un segundo orgasmo, quizá no tan fuerte como el primero, pero lo suficiente como para hacer el mío aún más satisfactorio sin dejar de empujar contra ella ya sin ningún ritmo… sentí como las ultimas contracciones pasaban dando paso al momento de relajación… no podía creer que me había cogido a mi alumna.

Cuando me retiré un poco de semen mezclado con sus propios fluidos escurrió de su sexo… Karen se incorporó y comenzó a arreglar su bracier y blusa… su expresión se había suavizado, sus ojos aún estaban rojos, pero ya no lloraba.

Yo: estas bien? –no sé por qué pregunté mientras me acomodaba igual la ropa.

Karen: si… ya me puedo ir?, quiero pasar a limpiarme –preguntó con la mirada baja

Karen ni había limpiado los flujos que habían escurrido por sus piernas.

Yo: la próxima semana quiero que vengas sin ropa interior… y por hoy me quedaré con tu prenda… puedes retirarte.

Aún pude ver cuando Karen entró a los baños, seguramente para acicalarse y arreglarse un poco… aún me costaba trabajo creer lo que había sucedido, me excitaba el solo hecho de recordar, me retiré al sanitario y tomando su tanga que había guardado comencé a masturbarme con ella… frotaba mi miembro sin parar recargado en la pared del baño de maestros… el orgasmo no tardó en llegar y no hice nada por postergarlo… mi venida no fue tan abundante como con Karen, aun así un par de chorros cayeron directamente al piso y el resto escurrió por mi mano humedeciendo en parte la tanga… me tomé mi tiempo para recuperarme, me sentía más relajado… tras tomarme mi tiempo para borrar toda evidencia, partí.

La semana pasó como un suspiro, las últimas clases solían ser tensas y sin embargo yo solo podía pensar en si Karen cumpliría lo solicitado… como casi siempre llegué temprano, entré al salón y Karen aún no llegaba… de pronto la vi entrar, no era muy notorio, pero si era evidente al menos para mí, que no llevaba sujetador y por consiguiente seguramente bajo su falda tampoco había nada.

Yo: pensé que no llegarías –le dije cuando me saludó

Karen: tuve que “arreglarme”, no pretendías que anduviera así todo el día verdad? –me dijo con cierta gracia.

Aquello me llamó mucho la atención, acaso Karen aceptaba nuestro acuerdo ya no como un castigo?.

Al final de la clase me retiré a la sala que sabía de antemano que no era usada donde esperé a Karen quien no se hizo esperar por mucho tiempo.

Karen: ya vine

Yo: recuéstate en ese escritorio –le ordené indicando un escritorio al fondo

Karen: no quepo aquí –dijo riendo

Yo: ya lo sé, deja tus pies colgando.

Karen obedeció, se le veía relajada… se recostó dejando sus pies colgando como le indique y sus manos con los dedos entrecruzados sobre su abdomen, su falda escolar se había levantado un poco más allá de la mitad de sus muslos… me aproximé hasta donde colgaban sus pies, separé un poco sus rodillas y subí su falda lentamente hasta toparme con su sexo, aquel que había poseído hacía apenas una semana… esta vez quería probarlo.

Subí sus rodillas con mis manos y llevé mi boca hasta su sexo… Karen se sobre saltó tomando aire al sentir mi lengua en su intimidad más no dijo nada… me tomé mi tiempo recorriendo cada pliegue, dejando por momentos que la punta de mi lengua hurgara lo más profundo que pudiera… sus manos pasaron de su vientre a sujetarse de los bordes del escritorio… mis manos acariciaban todo a su alcance, sus piernas, así como su vientre y pechos bajo su blusa… notaba como poco a poco Karen estaba por venirse así que mi lengua se concentró en rodear su clítoris y con dos dedos la penetré con relativa facilidad… sin embargo, Karen se estremeció una vez más y comenzó a gemir… las yemas de mis dedos exploraban las paredes superiores buscando el punto G… su mano derecha soltó el escritorio para tapar su boca con apuro y gritó por debajo de ella y su espalda se curvó… Karen había estallado en un orgasmo, su cuerpo se revolvía ante las descargas de placer y yo no paraba en mi tarea… como en la última ocasión comenzó a escurrirse, derramándose por su perineo, ano y hasta humedecer su falda hasta que recuperó el control de su cuerpo.

Me incorporé para observarla.

Yo: desabotona tu blusa, quiero ver tus tetas –le ordené con calma.

Karen sin decir nada y apenas terminando de recuperarse de su orgasmo obedeció abriendo su blusa… su pecho subía y bajaba rítmicamente por su respiración… por mi parte liberé mi erección que clamaba por acción… subí sus piernas a mis hombros y jalándola a la orilla de la mesa la penetré de una sola vez… gimió… con un ritmo ágil comencé a moverme y observaba como sus pechos se agitaban al ritmo de mis envestidas… era una delicia sentirla y observarla así.

Yo: dime que te gusta… que lo disfrutas… Que te gusta que tu profesor te coja en la escuela… --le dije en un arranque de excitación… y sin embargo, ella contesto.

Karen: sihh!!!... me gusta… uffffhhh!!!... y me va a gustar más mi 10 en mi boletahhh aahhh… --dijo entre suspiros y gemidos.

10???, de donde sacó que le pondría 10… le pondría cuando mucho un 8 y eso si me agarra en pleno éxtasis como ahora… la conversación continuó sin que me dejara de mover entrando y saliendo de ella

Karen: me vas a coger en 3 ocasiones creo me lo merezco –sentenció

Yo: eso crees? –pregunté deteniéndome.

Karen: o cuanto pensabas ponerme? –dijo con cierta indignación.

Yo: quizá 7… si cooperas como hoy quizá un 8 –dije con cierta burla en la voz

Karen: pues creo que merezco el 10 –volvió a sentenciar.

Yo: con que quieres el 10… ok, tendrás que ganártelo –dije haciendo mi movimiento

Aprovechando el ángulo y los fluidos escurriendo de Karen, apunté mi miembro directo a su ano… provocándole un sobresalto.

Karen: no no no no… eso no –dijo revolviéndose.

No importaba, la había sorprendido y gracias a su propia lubricación mi miembro entró hasta la mitad sin dificultad… por lo que se quedó estática sin poner mayor resistencia… no sé si ella lo deseaba, pero no puso ninguna resistencia… un movimiento más y la penetré hasta e fondo… su gesto se contrajo en una mueca de dolor (o eso creí yo).

Yo: no fue tan malo o si? –pregunté aún sin moverme dejando que su esfínter se acostumbrara al intruso.

Karen: no, está bien, pero hazlo suave… nunca lo había hecho –aquello había estado de más, ya suponía que no era virgen, pero era excitante saber que era el primero en entrar por ahí.

Inicié movimientos suaves… Karen gemía aún con el gesto contraído… si bien el sexo anal nunca ha sido mi preferido, en ese momento lo estaba disfrutando demasiado… me preguntaba por qué no lo había hecho antes con otras alumnas que se me habían ofrecido… el esfínter de Karen se había relajado y me permitía un movimiento más rítmico… con mi mano estimulaba su clítoris y en un momento decidí meter dos dedos en su vagina… Karen emitió un pequeño grito quizá más por la sorpresa… ahora mis dedos índice y medio estaban hurgando buscando el punto G, mi pulgar sobre su clítoris y mi miembro penetrando su ano… sus gemidos no tardaron en hacerse más sonoros… no tardaba en venirse de nuevo al igual que yo.

Yo: Karen, te estas ganando ese 10 –dije entre jadeos.

Karen: me voy a venir –epnas dijo esto cubrió su boca con una mano, su espalda se arqueo con pequeñas contracciones.

No pude más y comencé a derramarme sin dejar de moverme, no pude evitar gruñir ante las oleadas de placer en que la penetré con firmeza como si quisiera llegar más dentro de ella.

Unos segundos después, el momento había pasado… salí de ella recuperando el aliento, ambos sudábamos… Karen se puso de pie quedando recargada en el escritorio respirando profusamente y con las mejillas claramente encendidas.

Yo: Puedes arreglarte en el baño de maestros –le indique el baño que por mucho era mejor que el de los alumnos.

Karen: si gracias –pasó frente a mi aun con su blusa abierta que mostraba sus hermosos senos.

Karen entro al baño cerrando tras de si, el morbo del momento, me llevo seguirla, al tomar la perilla noté que no había seguro... entre, Karen se había quitado la falda y solo conservaba la blusa abierta… me observó con curiosidad en lugar de con sorpresa… no se dijo nada… siguió limpiándose.

Karen: eres un morboso –sentención con un sonrisa en su boca.

Yo: así es –me limité a decir.

Yo: arrodíllate –le ordené apenas había terminado de limpiar sus orificios tomándola del brazo girándola hacia mi.

Karen no protesto ni puso resistencia, se limitó a hacerlo, extraje una vez más mi miembro que básicamente no había perdido su erección y sin más Karen lo engulló… la caricia de su lengua fue electrizante, tomando su cabeza le indique un ritmo más bien lento… su mano derecha empezó por acariciar mis testículos y perineo, o cual era muy placentero, de pronto su dedo medio se internó entre mis nalgas haciendo presión en mi ano… pensé en retirarla, pero no lo hice.

Yo: puedes intentarlo –incluso yo me sorprendí de haberle dado permiso.

Lo siguiente fue digno de un película porno… Karen lubrico su dedo medio con sus propios flojos vaginales metiéndoselo ella misma e intento introducirlo… me relaje para facilitarle la tarea… repitió un par de ocasiones la operación y su dedo comenzó a hundirse en mi ano… era una sensación nueva e incómoda pero muy morbosa… su boca continuó con su lenta felación… había oído hablar del punto G de los hombres, más nunca lo había experimentado.

Yo: Karen!! Ahí!!!! –fue lo único que atiné a decir.

Como si nos conociéramos de siempre, Karen le puso empeño a la felación e hizo presión en el punto que le había indicado con su dedo dentro de mi ano… lo que sucedió después fue algo que nunca había explorado… el orgasmo se dejó venir con intensidad, mi eyaculación no fue abundante pero si sorpresiva… el gesto de Karen indicaba su desagrado, pero no se retiró y lo agradecí, el placer fue intenso, mis piernas casi se doblan… mi mirada se fue al techo resistiendo las ultimas descargas… un escalofrió recorrió mi cuerpo al final del orgasmo… Karen con lentitud retiró su dedo de mi ano y como barriendo mi miembro con su boca se retiró tosiendo un poco.

Karen: casi haces que me ahogue, ni me avisaste –reclamó riendo.

Me recargué contra la pared, respiraba como si hubiera corrido.

Yo: eso fue intenso –dije ignorando su comentario

Karen: en verdad?, nunca lo había intentado.

Yo: y yo tampoco… creo que ambos estrenamos algo al día de hoy.

Karen solo se burló.

La semana pasó y justo como era el trato, Karen llegó a mi oficina.

Yo: Hola Karen… sabes, no es necesario que lo hagamos de nuevo… ya te ganaste tu diez, te libero de tu deuda –le dije jovialmente.

Y no era que no tuviera interés en poseerla, solo era que en verdad nuestra última sesión de sexo había sobrepasado cualquier expectativa.

Karen: en verdad? –preguntó incrédula.

Karen: significa que ya no estoy obligada? –preguntó

Yo: es en serio, ya pagaste tu calificación –puntualicé

Karen: gracias… en verdad la necesitaba –dijo con seriedad.

Cuando creí que se retiraría, lo que hizo fue cerrar la puerta y se próximo a mi hasta quedar prácticamente pegada.

Karen: esto no es por la calificación, esto es por qué quiero –susurró

Yo: segura?

Karen se arrodilló y liberó mi miembro casi flácido y comenzó a mamarlo.

Suspiré de placer… me costaba creerlo, pero así había sido todo de irreal… Karen se incorporó y me empujó hasta un sillón donde me dejé caer y ella arrodillándose de nuevo esta vez entre mis piernas continuó chupando… no pasó mucho tiempo cuando se puso de pie, se subió en mi, al levantar su falda descubriría lo que ya me imaginaba, no llevaba ropa interior, deslicé mi mano entre sus piernas y la dedié sin pudor alguno y por primera vez con mi mano libre la sujeté de su cabello y jalé de ella para besarla… no era un beso tierno o de cariño, era un beso cargado de deseo, nuestras lenguas luchaban entre si… hizo una pausa, tomando mi miembro lo dirigió hasta la entrada de su sexo y descendió lentamente, con cuidado comenzó a mover sus caderas como buscando el ángulo y ritmo adecuado con los ojos cerrados… aproveché el momento para desabotonar su blusa… esta vez si traía bracier, pero para mi agrado éste se desabotonaba del frente, así que no tardé en liberar sus grandes pechos… me abalancé contra ellos, los masajeaba los chupaba, los mordía… todo lo que se me ocurría y Karen solo me sujetaba de la cabeza sin dejar de mover sus caderas gimiendo.

Karen: me voy a venirhhhh –chilló

Su cuerpo se estremecía y ahora se movía con violencia impulsada por el orgasmo, sus flujos escurrían por mi miembro que seguía deslizándose dentro de ella una y otra vez.

Yo: no pares –le supliqué sintiendo como se aproximaba mi orgasmo.

A pesar que ella había terminado, reanudó con ímpetu y está vez incluso me motivaba.

Karen: démelo!, lléname de tu leche… llena de leche a tu alumna.

En otra circunstancia creo me hubiera dado mucha risa oírla decir todo aquello, sin embargo en ese momento en verdad surtió efecto… con una mano me sujeté del sillón y con la otra presioné uno de sus pechos y con un gruñido comencé a venirme.

Karen: todo, todo… así…. Aaahhh… me vengo otra vez!!! –anunció

Ambos éramos una mezcla de espasmos y gemidos aferrados como podíamos hasta que nuestros cuerpo se relajaron… me dejé ir hacia atrás y Karen dejó caer su cuerpo sobre el mío reposando su cabeza en mi hombro… conforme perdía la erección sentí como mi miembro abandonaba la cálida y húmeda vagina de Karen… tras breves minutos Karen se incorporó y ambos comenzamos a arreglar nuestras ropas.

Karen: en verdad lo disfruté, hasta me dan ganas de repetir la materia –rió

Yo: me has enseñado algo nuevo, ahora creo que lo pondré en práctica –dije refiriéndome a que era la primer alumna con quien tenía sexo.

Karen: el próximo año tendrás a mi hermanita, espero seas igual de bueno con ella.

Yo: tu hermana?... tu hermana no entrará aún conmigo –la hermana de Karen era más pequeña y yo no le daba clases a ese grupo.

Karen: lo sé, pero seguro podrás apoyarla aquí en la escuela o con unas clases particulares –lo último lo dijo guiñando el ojo.