Mi alumna favorita
Soy seducido por una alumna con rostro de madonna renacentista.
MI ALUMNA FAVORITA
Los primeros rayos del sol levante iluminaron su perfil de madonna renacentista resaltando la palidez marmórea de su singular rostro.
No, no era bella, pero todo su cuerpo emanaba un aura de distinción indefinible que, como de costumbre, me hacía tener la mirada puesta en ella de manera casi permanente. Cerró los ojos intentando dormir y yo pude concentrarme en el estudio detallado de cada uno de sus rasgos.
El largo recorrido matinal en el tren de los "conmutters" se veía cada mañana aligerado de su pesadez gracias a aquella costumbre adquirida hacía tiempo y que me permitía convertir a cualquier muchacha, por anodina que fuese, en alguien apetecible para mi vista y mis sentidos.
De pronto, abrió los ojos descubriendo mi obstinada mirada fija en ella. Sorprendentemente me sonrió mientras sus parpados se volvían a cerrar placidamente.
Lo normal en estas circunstancias era que yo apartase los ojos hacia un punto indefinido en el espacio y ella desviase también su mirada .Aquella sonrisa me envalentonó y me hizo modificar mis cánones esteticos. Aquellos pechitos libres de sujetador y que apenas despuntaban sobre la blanca camiseta eran el summun de la perfección pues los pezones estaban inhiestos y el tamaño el tamaño ideal para abarcarlos con la mano. Su juventud me permitía asegurar que eran duros y suaves. Noté que a mi amigo de correrías también le gustaban porque empezó a enderezarse a pesar de ser hora tan temprana.
La llegada a la estación de destino interrumpió mi inocente juego, solo me dio tiempo de verla de pie un instante y comprobar que su figura embutida en unos ceñidos pantalones era totalmente apetecible .Luego desapareció engullida por la presurosa turba y yo me dirigí cansinamente hacia la universidad en donde impartía clases de anatomía a las estudiantes del primer curso de enfermería.
Como cada mañana, entraron las alumnas envueltas en sus conversaciones y risas. Pedí silencio por enésima vez y levanté mi vista de los apuntes del día.
Y allí estaba ella, desde la segunda fila de bancos me miraba entre expectante y divertida, tres meses de curso y no había notado su existencia hasta hoy en el tren.
Aquel día pasé lista de una manera especial, fijándome en quien respondía a cada nombre, hasta que Bianca Sanpietro respondió "presente".
No me había equivocado, aquel perfil claramente italiano me había trastornado.
La clase de aquel día (y de otros muchos mas desde entonces) solo la impartí para Bianca. Mi mirada, que siempre vagaba entre las alumnas sin fijar su atención en ninguna, estaba fija en ella.
Por la noche me desperté con una tremenda erección, soñaba con ella sin habérmelo propuesto conscientemente y las consecuencias eran bien evidentes. Intenté despertar a mi mujer para desahogarme con ella pero recibí un bufido como toda respuesta sexual, de modo que hube de complacerme yo solo imaginándome con mi madonna.
Dos días mas tarde volví a coincidir en el mismo tren con Bianca pero no me atreví a sentarme a su lado ya que iba acompañada de otras estudiantes. Me contenté con mirarla de una manera descarada y a ella parecía encantarle porque en cuanto tenía ocasión me respondía con una sutil sonrisa. Yo mientras tanto pensaba que me había vuelto loco, cerca ya de la cuarentena y encaprichado de una alumna mía que no debía tener mas de dieciocho años. Decididamente soy un irresponsable me dije a mi mismo-pero no voy a parar hasta el final.
Aquel día, al terminar la clase, se quedó remoloneando hasta que salieron sus compañeras y se me acercó:
-Don Luis, quisiera hablar con usted si tiene un momento.
-Por favor Bianca, no soy tan mayor, llámame de tu contesté- .
Se le notaba un tanto azorada, pero mi nerviosismo no era menor.
-Tengo algunas dudas respecto al tema de hoy y si fueses tan amable de aclarármelas .
-He de empezar otra clase en diez minutos pero si quieres podemos ir a comer juntos y lo hablamos entonces .
Nos citamos fuera del recinto universitario para evitar suspicacias y la mañana transcurrió tediosa y lenta .Tenía el nerviosismo de la primera cita de adolescente y eso me preocupaba más que el resultado del encuentro.
-Pensaba que no te fijarías nunca en mi!
Fue lo primero que me dijo cuando nos sentamos en la mesa del apartado restaurante que habíamos escogido al azar.
Me quedé mirándola desconcertado, no sabía que decirle, aquella franqueza suya rompía todos mis planteamientos y estrategia ante aquel encuentro.
-Si, he tardado pero a la vista está que ahora me tienes impresionado.
-Tu me gustas desde el primer día, no me tomes por una buscona, pero los chicos de mi edad no me atraen lo mas mínimo. Sé que estas casado y que no tengo ninguna posibilidad, pero si no llego a tener esta oportunidad de decírtelo reviento.
Se incorporó sobre la pequeña mesa y me dio un beso en los labios. Yo puse una mano sobre la de ella y se la apreté suavemente mientras la miraba realmente turbado.
En una esquina desierta nos dimos el primer beso. Un beso como no recordaba en mucho tiempo, su boca era fresca y jugosa, sus labios carnosos y calidos y mientras la besaba sentía su pecho contra el mío y aquellos pezones endurecidos objeto de mi deseo.
Yo seguía luchando contra mi lascivo deseo pero mis otrora-firmes convicciones éticas nada podían hacer ante la decisión de Bianca que me arrastraba hacia lo-por otra parte-inevitable
Mi amigo Damián tiene un pequeño velero en el puerto deportivo de la ciudad y en ocasiones me ha sacado de un apuro como aquel día. Pedí las llaves al contramaestre y subimos abordo.
Una vez en el pequeño habitáculo se desató la pasión tantos días contenida. Mientras nuestras bocas se fundían en un largo y profundo beso ,nuestras manos buscaban afanosamente el cuerpo del otro .Alcé la camiseta y pude por fin disfrutar de sus pechitos ,su contacto no me defraudó lo mas mínimo, eran como yo los había imaginado, pequeños , duros y con unos pezones rugosos y sensibles al tacto.
Ella se afanaba en bajarme los pantalones y ya tenía en su mano mi amoratado miembro.
El olor y el contacto de su piel me estaban enloqueciendo, la besé en el cuello y noté como todo su vello se erizaba mientras sus labios dejaban escapar un dulce gemido, caímos sobre la cama jadeando como dos animales y con nuestros cuerpos empapados, no se bien si por el sudor o por nuestros fluidos intercambiados.
Cuando, por fin, la vi desnuda, quedé embelesado ante aquel cuerpo, tan joven y tan sensual. Todas mis fantasías quedaban totalmente realizadas .Deslicé mis dedos sobre su geografía perfecta :su cara, su cuello, su vientre, su pubis ..seguí descendiendo mientras ella se estremecía y entonces acerqué mi cara a su sexo, aspirando profundamente el dulce aroma que emanaba, bajé entonces por sus muslos, sus rodillas y con infinito amor besé sus pies.
No recordaba haber sentido nunca tal devoción por un cuerpo de mujer, todos y cada uno de sus recovecos me sorprendían y excitaban, ella, mimosa, me dejaba hacer mientras sus manos acariciaban mi cabeza.
Cuando no pude resistir mas, comencé a lamer su vulva ,suavemente al principio, con glotonería cuando ya su aroma invadía todos mis sentidos y desaforadamente cuando sus convulsiones y gemidos me indicaron que estaba próximo su primer orgasmo que le llegó como una liberación .
La penetré cuando ya realmente estaba a punto de explotar y reconozco que por primera vez en mi vida estuve a punto de tener una eyaculación precoz. La calidez de su vagina me acogió palpitante y hube de hacer verdaderos esfuerzos con mi mente para no sucumbir ante tan placentera, y deseada sensación. Acompasamos nuestro ritmo casi al del balanceo del barco hasta que noté sus uñas clavarse con fuerza en mi espalda mientras de su garganta salía un grito eufórico .Todavía resistí unos segundos hasta que una explosión sicodélica sacudió todo mi ser.
Fuimos lujuriosos amantes hasta el mes de junio. Un merecido suspenso en anatomía rompió en pedazos nuestra tórrida relación sin que mi promesa de un aprobado en setiembre le hiciese desistir de su decisión.
Yo sigo con mi inocente entretenimiento matinal hasta que encuentre otra alumna aventajada en el juego de la seducción ferroviaria.