Mi alumna
Llegó al colegio una nueva alumna y terminó entre mis sabanas.
Era muy difícil para mí con 22 años recién cumplidos aguantar las ganas de cogerme a alguna de mis alumnas, de 5º año del secundario. Todas mujeres de entre 17 y 18 años todas muy lindas, todas cachondas que no dejaban de insinuarme con las miradas que muchas de ellas tenían ganas también.
Así entro en mi vida Mariana una chica de 18 años que había llegado al colegio de otra ciudad y que necesitaba el apoyo de todos los profesores para nivelar sus conocimientos con los de sus compañeras.
Mariana era una chica muy vivaz, alta, con unas lindas piernas, un rico culo y un sugerente par de tetas.
Mariana me pidió si podía ir a mi casa para que yo le diera los temas que ya habíamos visto en las clases en que no había estado.
Llego a mi casa con el uniforme del colegio y los ratones en mi cabeza se dispararon a una velocidad increíble.
La hice pasar al comedor y le dije que se pusiera cómoda mientras iba por el material que le tenia que dar.
Grande fue mi sorpresa cuando volví y la encontré con la camisa desprendida y bajándose la falda.
Me miro y me dijo que sus compañeras le habían hablado de mí y que tenia ganas de coger conmigo, por supuesto que la sincera y directa de su actitud me dejo dudando. Entonces ella se sentó en el sofá y sonriéndome me dijo que desde que había salido de su antigua ciudad hacia mas de 45 días que no estaba con ningún hombre y que ya sus masturbaciones eran insuficientes para calmar la calentura que traía.
Me senté a su lado y comenzamos a matarnos a besos mientras me iba quitando la ropa que llevaba. Apenas me bajo el pantalón mi pija salió disparada y no tardo en tragársela de un saque, me lamía desde la cabeza hasta los huevos y a simple vista se notaba que no era su debut mamando pijas.
Cuando le avise que estaba por acabar ella solo se encogió de hombros y acelero la chupada hasta que descargue casi todo lo que traía en su sensual boca.
A continuación se ubico enzima mío y se trago por su depilada cueva toda mi verga cabalgándome con mucha intensidad, cuando los dos acabamos se puso a limpiar mi instrumento hasta dejarlo muy limpio y en pie de guerra nuevamente, luego sin que yo se lo pidiera se puso en cuatro patas mostrándome su hermoso culo que luego de lubricar fui metiendo mi miembro que se abría paso entre esas ricas nalgas que tenia.
Cuando volvimos a acabar ella se incorporo, se vistió y me dijo que no sabia si podría contenerse de contarles a sus nuevas amigas lo que había pasado.
Seguramente les contó porque después pasaron cosas que así lo demuestran pero eso se los cuento luego.