Mi ahijado, su hermano y su madre
Para mí era un mundo hasta ahora desconocido, pero fue una revelación
Mi ahijado, su hermano y su madre.
Para mí era un mundo hasta ahora desconocido, pero fue una revelación.
Acababa de subir al autobús que me llevaría a casa, había salido de la universidad y con los apuntes bajo el brazo y el suéter a la espalda anudado por las mangas delante estaba pegado a la ventanilla viendo pasar las calles.
Era la hora punta, en el autobús abarrotado no paraba de subir a gente que se agolpaba sin misericordia, nadie quería renunciar y esperar al siguiente, entre una parada y otra y en medio de los zarandeos de los frenazos, se acercó a mí con mucha dificultad una señora joven.
No me percaté hasta tenerla a mi lado, cuando me fijé en ella me llamó la atención la cara angustiada que traía, al mirar hacia abajo lo entendí, estaba embarazada, pero bastante adelantada, el vientre exageradamente hinchado denotaba que no le faltaba nada para dar a luz, me apoyé en la ventanilla y haciendo fuerza hacia atrás le hice un hueco para que se pudiera guarecer, con la mirada la invité a ponerse frente a mí, su mirada se ilumino con una sonrisa agradeciéndomelo, con dificultad pasó delante de mí y se apoyó contra el cristal, yo con las manos en la ventanilla guardaba que en un vaivén del bus no la aplastáramos, con lo que ella estaba bastante cómoda.
Me dio las gracias por el detalle, me dijo que ya no quedaban chicos tan amables, yo miré a los asientos reservados para las personas con dificultades pero ya estaban ocupados por ancianos, con lo que le sonreí y le dije que a una joven futura mamá no se le podía negar nada, ella se rió con ganas, me dijo que no era tan joven de hecho ya se le había “pasado el arroz” pero que tenían muchas ganas de tener hijos y se había sometido a un tratamiento de inseminación por lo que se había quedado preñada de dos niños.
Entonces comprendí el volumen tan exagerado de su vientre que hacía que yo estuviera arqueado incómodamente para evitar presionarla.
Vestía una prenda apropiada para su estado, con unos pliegues que cedían ante esa talla, se abría ampulosamente bajo los pechos que ya estaban hincados y que apretados se asomaban por el escote redondo ofrecían a la vista un canalillo de lo más apetecible, en un descuido, pese que procuraba no mirar sus tetas, ella mi pilló y levantando un poco los hombros se excusó…
--- Es la consecuencia del embarazo, nunca las he tenido tan grandes, espero que después vuelvan a su tamaño normal.
En algún movimiento brusco me empujaban los pasajeros que se agolpaban detrás de mí y yo presionaba un poco la barriga de la chica, me disculpaba con todas mis fuerzas de convicción y ella le quitaba importancia conociendo el problema.
Al rato de ir dando tumbos la señora empezó a palidecer, la veía cambiar de color de cara y darse aire con la mano, me dijo…
--- Uf, no puedo más, en la próxima parada me apeo, estoy fatal,
Yo le hice espacio presionando a los demás viajeros hasta situarla en la puerta, cuando estábamos a unos pocos metros de la parada se me cogió como si se fuera a desmayar.
Cuando se abrieron las puertas salté al exterior y le cogí de las manos para ayudarla a bajar, en la misma parada la senté, estaba como la leche de pálida, me ofrecí a traerle agua y me dijo que no hacía falta que ya se le pasaría, estuve a su lado hasta que se levantó y se despidió dándome las gracias.
La vi marchar despacio hasta que al llegar a una farola se apoyó contra ella, corrí a su lado y le dije que la acompañaría, accedió y se cogió de mi brazo, su casa no estaba lejos, ya cerca me contó que su marido trabajaba en una fábrica de papel y que hacía turnos, ahora estaría en casa, se ofreció a presentármelo y que me conociera, yo rehusé, le dije que era tarde y que tenía que prepararme la comida en mi piso, por lo que solo le acompañaría hasta el patio de su casa, de todas formas le di mi teléfono por si algún día tenía algún problema y le podía ayudar.
Cuando cerré tras ella la puerta del ascensor, esperé un tiempo prudencial y al oír cerrarse la puerta de su casa salí a la calle, realmente yo no vivía demasiado lejos, me habría apeado en la siguiente parada del bus, así que caminé.
No había andado ni 200 m. cuando sonó mi teléfono, era un número desconocido, pero al contestar reconocí la voz de la señora, me decía que había encontrado una nota de su marido que se había ido a trabajar a suplir una falta y que había pensado agradecerme el trato invitándome a comer.
Yo dudé acceder, pero ya que había perdido mucho tiempo y la verdad no me apetecía ponerme a guisar a esas horas, di media vuelta a la vez que le aceptaba la invitación.
Cuando me abrió la puerta de casa un olor sabroso a comida me acabó de confirmar mi buena decisión.
La señora estaba ajetreada preparando la mesa, le dije que le podría ayudar, y me sonrió al darme los cubiertos y las servilletas para que las colocara en la mesa.
Cuando estaba la comida puesta sacó un aperitivo y me preguntó si se podía poner un poco más cómoda, yo me levante y se lo rogué.
Cuando volvió al momento llevaba una bata de estar por casa, abotonada de arriba abajo por delante, estaba enorme, se sentó un poco de lado para poder acercarse a la mesa, mientras me estuvo contando…
--- Hemos estado buscando tener familia muchos años, pero no había forma, hasta que un amigo nuestro nos sugirió que podría ser causa de mi marido, él mismo nos hizo el análisis de semen y nos confirmó que el problema era que los espermatozoides de Pedro eran pobres de movilidad, mi marido cayó en una depresión, lo pasamos muy mal, pero al tiempo el médico nos sugirió la posibilidad de fecundarme artificialmente, no fue fácil convencerle, pero al fin accedió y ahora a mis cuarenta años pasados llevo dos niños dentro.
Diciendo esto rodeaba con sus manos el imponente barrigón, me preguntó que estudiaba y le dije que acababa de empezar farmacia, que tenía veintidós años me llamaba Damián y esperaba acabar con buenas notas.
Después de comer nos sentamos en el salón me hizo café incluso me ofreció una copa, ella no tomó nada, claro pero se sentó a mi lado.
Estaba recostada en el apoyabrazos frente a mí cuando en un momento dado hizo una mueca de dolor, dijo que los niños se estaban moviendo mucho, miré a su vientre y en efecto se notaba como aparecían unos bultos fuertes, me dijo si no lo había visto alguna vez, tuve que contestar que no, se abrió dos botones y me cogió la mano, posándola sobre su piel tirante, no tardaron en repetirse los movimientos, yo estaba alucinado era la primera vez que sentía un ser vivo antes de nacer, los bultos se alternaban de lugar, con la mano me hacía seguirlos, debían estar riñendo los hermanos porque no dejaban de moverse, para poder seguirlos despasó más botones, ya estaba el inmenso bombo fuera y yo siguiendo los bultos como quien mira un globo terráqueo, pero un gesto de dolor me paralizó, me dijo…
--- Mira, mira como tira ahora, se han puerto cruzados, pasé por el otro lado y vi como una cabeza sobresalía y se formaba una gran grieta en la piel, le dolía bastante, le dije que le podía hacer para aliviarla, solo se me ocurrió coger crema y pasarla por la piel, lo que agradeció bastante.
Se quedó relajada mientras le repartía la crema, se fue despasando botones para facilitar el masaje, hasta que solo le quedó el del cuello y el último de bajo sobre las rodillas.
Quedé pasmado al rozar el ombligo salido , pero ella no le dio importancia, me dijo que siguiera poniendo crema, al pasar por el estomago donde ya nacía la barriga se levanto el sujetador para no mancharlo, bajo de él aparecían dos porciones de tetas blancas aprisionadas por la prenda, le unté con crema y sintió alivio, tenía una marca enrojecida por los aros del sujetador, me dijo que esperara y se lo soltó.
Con las dos manos se sujetaba la prenda mientras yo pasaba la mía justo por las zona irritada, le aliviaba bastante, se levantó una copa para que pasara la mano pero sin ver nada, la redondez del pecho endurecido ya por el embarazo me hizo una reacción que sentí un desasosiego bajo mi pantalón, esperaba notar la areola de un momento a otro pero no la notaba, solo cuando entre mis dedos se incrustó el pezón hinchado como un centímetro de largo noté que estaba sobre el centro de la teta, la chica quitó la mano y dejó al descubierto la teta, la areola que yo no notaba era porque casi cubría media teta.
Con la teta gemela ya no hubo tanto misterio, simplemente se descubrió y yo me lance con la mano llena de crema, la estuve masajeando, apretando, juntándolas y sin darme cuanta besándolas y mordiéndolas, ella no cesaba de suspirar, el pecho le subía agitado haciendo más grandes y tirantes las tetas.
Cuando las estaba estrujando ambas a la vez me dijo que antes no las tenía así, con la cabeza me hizo una señal para que abriera un cajón del mueble, allí había un álbum de fotos, al abrirlo vi fotos de su juventud, en fiestas y en diferentes poses, luego más mayor en la playa, en bikini, estaba francamente bien, hasta había una haciendo topless, aunque no se le veía más que de perfil, luego me dijo que abriera un sobre que había pegado, de él saque una cuantas fotos tamaño grande, se notaban que eran de estudio, en ellas con diferente poses estaba la chica desnuda, la mayoría en posturas artísticas, con las tetas de maravilla, y un culo de infarto, sin duda tenía un tipo fabuloso, las últimas fotos se notaban que habían sido hechas después de terminar la sesión de fotos, estaban menos cuidadas y las posturas más sexis, en ellas estaba de frente con las piernas abiertas algunas con primero planos de su coño depilado y con los pezones duros y prominentes, me dio la impresión que la sesión fotográfica había terminado con un buen polvo.
Con una sonrisa me preguntó si le gustaban, yo quedé maravillado y le di varios mordiscos más en los pezones, le dijo que ahora tampoco estaban mal, ella lo agradeció apretándome la cabeza sobre ellos.
Me preguntó si me había fijado en el pubis depilado, yo disimulé, aunque era imposible no haberse fijado, las volví a remirar, le dije que tenía un coño ideal, ella me dijo…
--- Eso no me ha cambiado, aunque hace tiempo que no me lo veo con esta tripa, míramelo que me dices como está ahora.
Levantó las caderas para que le quitara las bragas, después de desabrochar el único botón que quedaba, cuando lo hice, me incliné bajo su vientre, desde allí no veía su cara, ella abrió las piernas, el bombo le llegaba hasta la pelvis, pero a partir de ahí, tenía un monte de Venus precioso, un triangulo perfecto cubierto de vello apenas rizado que ocultaban los labios entre los que asomaba tímidamente el clítoris.
Al abrir las piernas los labios se abrieron al clítoris apareció en solitario y más abajo se abría como una flor la vagina rosada.
Estuve unos segundos extasiado mirando semejante maravilla, hasta que ella me preguntó si me gustaba, por toda respuesta acerque mi boca y la pasé a lo largo de todo su coño, un suspiros acompañó al temblor de todo su cuerpo.
Mientras yo estaba lamiendo su coño, su mano pasó sobre mi bragueta, la polla se me había salido del bóxer y bajaba a lo largo del la pierna, la agarro con fuerza y me dijo…
--- Si quieres me la puedes meter, sino me haces daño, me gustaría notar cómo te corres dentro, ahora no hay cuidado de embarazo.
Y se rió a carcajadas.
Agachado como estaba yo me despasé el cinturón y el pantalón y quedé con el bóxer, ella al ver el glande como asomaba por el camal estiró de él y se lo llevó a la boca, yo no me atreví a hacerle un 69, pues no llegaba con la mía a su coño sobre la montaña de la panza, por lo que me puse sobre su pecho después de quitarme el calzoncillo, la polla entre sus tetas descansaba solo dando saltos a la vez de mis pulsaciones, ella la rodeó con sus tetas y me hizo pasear sobre ellas esperando a que apareciera el glande para atraparlo con los labios, bajo mi culo notaba rozar la piel tirante del vientre.
Cuando notó que mi polla empezaba a palpitar peligrosamente me dijo que me pusiera detrás de ella en la posición de la cuchara, me apreté contra su espalda a la vez que ella levantaba una pierna, al pasar mi polla entre sus nalgas con la mano cogió mi glande y estirándolo lo fue guiando hasta la entrada de su vagina, se volvió hacia mí y me dijo…
--- Desde que me quedé preñada mi marido no me ha metido la polla por miedo a abortar, necesito que me la claves hasta el fondo, no tengas miedo, mis hijos la verán llegar y se apartarán, puede que jueguen con ella.
El comentario me puso más dura la polla si cabe, la fui metiendo con precaucion, no sabía ni quería lastimarla, pero cuando ya tenía toda la polla entre sus labios menores la saqué y la volvía enterrar de golpe, un gemido de placer salió de su garganta, solo acertó a decir…
--- Diossss, que gusto, tienes una polla divina, métela hasta el fondo, quiero notar cómo me excitas cada pliegue de mi coño.
Con los dedos le acariciaba el clítoris hasta que parecía un dedo más entre los míos, alternaba mis manos con los pellizcos en sus tetas magnificas, cada vez me pedía que la follara más profundo, hasta que un temblor recorrió todo su cuerpo, especialmente su vientre parecía que se agitaba como una vibradora, cuando le llegó el orgasmo al coño, sus músculos atraparon mi polla y literalmente me ordeño hasta sacarme la última gota de leche.
Bajó la pierna y entre las dos me sujetó la polla, no me dejó salir hasta que la combinación de semen y flujos resbalo mi polla fláccida hasta dejarla escurrida.
Cuando pude levantarme, aprisionada como estaba entre ella y el respaldo del sofá vi las consecuencias de la follada, bajo su muslo una mancha de leche espumosa apenas era absorbida por la tela, ella se levantó a duras penas buscó un almohadón e inclinándose en el apoyabrazos se quedó de rodillas en el asiento.
Entre los muslos se veían los labios semi abiertos escurriendo aún unos hilillos de semen, no se molestó en limpiarse, yo tampoco, simplemente cogí mi polla blanda y la pasé de abajo arriba entre sus labios, no había hecho más de cinco trayectos cuando ya estaba dura otra vez, el glande rojo por el rozamiento y brillante por los jugos vaginales que manaban, lo pasé entre las nalgas y esperé la reacción, solo me contestó…
--- Es todo tuyo, pero por crema en abundancia.
Le obedecí sin rechistar, el bote de crema casi se vació, primero alrededor del ano, luego acompañando a el dedo índice, después al índice y corazón, se le unió el anular y al sacarlos los sustituyó el glande ya morado y untado hasta casi ser irreconocible.
El esfínter no acusó el cambio, los centímetros desaparecían uno tras otro animados por la chica, cuando llegué al final, sopló fuerte y dijo…
--- Fóllame, no pares aunque te lo ruegue, dame duro sin parar y cuando te corras que sea lo más profundo que puedas, no quiero que me salga nada.
Acto seguido separó las piernas y arqueó los riñones elevando el culo, me levanté tras de ella y cogiéndola de las caderas me hundí entre sus nalgas, me dejé caer sobre ella, su vientre colgaba y sus tetas oscilaban al ritmo de mis embestidas, sus manos separaban los cachetes del culo pero no dejé de meterla hasta que ella se corrió, fue un orgasmo suave, le llegó casi sin esperarlo, pero desde la nuca noté como le vibraba la espalda, las caderas ondulaban y de pronto su culo se cerró conmigo dentro, su mano entre sus piernas y las mías atraparon mis huevos y me los estrujaron, una serie de impulsos de leche pasaron de mi polla a su intestino, llenándolo, lo hice como me lo pidió lo más hondo que pude, quizá por eso cuando me dejó salir no asomó nada de mi leche por su culo.
Me hizo traer un espejo de cuarto de baño para poder verse el coño y el culo lleno de mi leche espumosa y sus jugos mezclados en los pelitos de su coño, dentro de su vientre un nuevo tumulto se estaba organizando, una serie de bultos aparecían y desaparecían bajo su piel, me dijo…
--- Mis hijos están contentos de ver feliz a su madre, gracias por haberme follado como lo has hecho, espero que no sea la última.
Después de darme una ducha rápida salí a la calle, aún me volví hacia su ventana, detrás del cristal me lanzó un beso al aire.
No volvimos a coincidir en varios días, yo estaba pendiente por si subía al autobús pero no, solo al cabo de un mes recibí un mensaje al teléfono, solo decía…
--- Mis hijos preguntan por ti, y yo también, te extrañamos, añadía una foto de ella en la clínica con los dos recién nacidos.
Me alegró que aún se acordara de mí, por eso no me esperaba la forma que me volvió a llamar…
--- Necesito tu ayuda, me he quedado sin pañales para los niños, me los podrías acercar?, es que mi marido está trabajando hasta la noche.
Volé hasta encontrar una farmacia, pedí los mejores que tenían y me dirigí a su casa, en el portal le llamé y le pregunté si aún los necesitaba, me confirmó que urgentemente.
Subí los escalones de dos en dos, cuando me abrió tenía un niño en los brazos, estaba mamando desesperadamente, me hizo pasar y se sentó en el sofá, el otro niño en su cuna ya dormía satisfecho.
Mientras el bebe terminaba su comida con la otra mano me estuvo despasando la bragueta, de pie como estaba yo me cogió de la cintura y me atrajo contra ella, el niño con la boca llena de teta succionaba haciendo un ruido que me daba envidia, por la otra teta se salía un hilillo de leche tibia, ella paso a mano entre mis piernas y cogiéndome los huevos me acercó a su boca, me dijo con voz golosa…
--- Yo también tengo ganas de mamar.
Se metió la polla abriendo los labios al máximo, debió de entrarle toda pues dio unas arcadas que no le impidieron seguir chupando frenéticamente, yo estaba en el cielo, sujetándole la cabeza y ayudándole a meterla dentro, solo la sacó cuando el niño soltó el pezón y se puso a sonreír satisfecho, lo envolvió y lo metió en su cuna, al volverse hacia mí, me dijo…
--- Tengo una sorpresa para ti
Se subió la falda y me enseñó una cicatriz horizontal justo por encima del pubis.
--- Me han hecho la cesárea, ha ido todo bien, el coño lo tengo intacto, como de soltera, no tengo que guardar la cuarentena, y quiero que me folles como el otro día.
Llevaba unas braguitas minúsculas, se había depilado el vello púbico y abrió las piernas para demostrármelo.
Sin más preámbulos se sentó en el sofá y se echo hacia atrás, levantó las piernas sobre su cabeza y expuso frente a mí el coño abierto, con el clítoris hinchado la vagina mojada y el ano dilatado, añadió…
--- Lo tengo todo listo para ti, empieza por donde gustes.
Me eche un salivazo en la punta de mi polla y jugué un poco a la ruleta, subiendo y bajando por sus labios mi glande, sin duda estaba muy excitada pues ella seguía con el coño a mi polla tratando de cazarla, lo consiguió cuando estaba encarada a su vagina, con los talones me abrazo la cadera y me atrajo contra ella, mi polla ni rozó sus labios, entró como en un túnel hasta que hizo tope, cuando mis manos apretaron sus tetas se llenaron de leche, brotaba como manantiales, y caían por sus lados y estómago, con un dedo mojado me la dio a probar, estaba tibia aunque insípida, pero hizo que mi polla se pusiera más dura y siguiera penetrándola, cuando quise cambiar de postura me cogió la punta y se la apuntó en el culo, solo me miró y cerró los ojos, con lo mojada que estaba de sus jugos no fue ningún esfuerzo empujar para que el glande desapareciera y con mi peso entrara hasta el fondo, suspiró complacida y aguantó sin pestañear las embestidas mías, cuando quiso bajar las piernas me tumbó en el sofá y me montó dejando las tetas sobre mi cara, una lluvia de leche caía sobre mis ojos y mi boca me estaba relamiendo de la leche cuando sin usar las mansos se acopló sobre mi polla y se descargó empalándose el coño, yo me preocupaba por su cicatriz reciente, pero ella no le daba importancia y me cabalgaba frenéticamente, cuando me iba a correr se lo advertí, me lo agradeció con una sonrisa y un guiño, simplemente elevó un poco el cuerpo lo suficiente para que la polla que estaba dentro del coño entrara unos centímetro más atrás y desapareciera en el ano, luego me dijo…
--- Cuando gustes…
Me lo dijo con voz entrecortada, pues cuando llegué el fondo su cuerpo explotó en un orgasmo fulminante, apenas podía seguir los movimientos para metérsela, la tuve que sujetar de la cintura para que no se cayera, cuando por fin recobro el equilibrio, apretó el esfínter y me escurrió la polla antes de sacarla.
--- Sabes una cosa? A un niño le he puesto tu nombre, y al otro el de mi marido, está encantado con ellos.
Lo cierto era que efectivamente eran dos criaturas preciosas.
Me dijo que me llamaría para que viera como iba creciendo mi ahijado, y lo cumplió por mucho tiempo.
Agradecería sus comentarios.