Mi afición a la medicina (4)

Después de la verdad no hay nada tan bello como la ficción) A. Machado: La clase práctica con Vanesa: un éxito. Pero por otro lado, Virginia se hizo la revisión, y quedó seleccionada para ser desflorada, en mi habitación por la noche. Luego surgió una “bomba” sexual llamada Esther. y todavía quedaba en lista de espera Cristina, una preciosa mejicana puro fuego. Si a todo ello, añadimos Pilar, la rebelde, cuyo culo va a calentar, sin duda, el Director, el cóctel es explosivo. Hay que leerlo para creerlo.

Cuarto Capítulo

(

Después de la verdad no hay nada tan bello como la ficción)

A. Machado:

La clase práctica con Vanesa: un éxito.

Pero por otro lado, Virginia se hizo la revisión, y quedó seleccionada para ser desflorada, en mi habitación por la noche. Luego surgió una "bomba" sexual llamada Esther. y todavía quedaba en lista de espera Cristina, una preciosa mejicana puro fuego.

Si a todo ello, añadimos Pilar, la rebelde, cuyo culo va a calentar, sin duda, el Director, el cóctel es explosivo.

Hay que leerlo para creerlo.

Me acerqué al consultorio y allí me esperaban sonrientes y felices: Laura y Vanesa, me dieron un beso de bienvenida, con lengua se entiende, y como teníamos poco tiempo, empecé a distribuir el trabajo.

Laura, tenemos una hora, pues hoy empezamos las clases prácticas, sólo recibiré a dos-tres alumnas, pues desde ahora me tengo que entretener más con ellas, ya sabes después de tus datos, todas desnudas totalmente, y en la camilla boca a bajo.

Vanesa, hoy es tu gran dia, te has levantado siendo una niña y te vas a acostar siendo una mujer. Te has convertido en la modelo de las clases prácticas, para que todo vaya bien, tienes que cerrar los ojos y obedecer a todo lo que te diga, de esta manera gozaremos todos, las niña aprenderán y seguirás siendo mi ayudante.

Ahora vete a personal y pide a Carmelita que te bañe, afeite, peine y maquille, dentro de una hora tienes que estar en la sala de actos, que estarán esperando la clase un curso de 30-40 alumnas.

Laura, pásame a la primera y como el otro día, cambiamos, la atiendo yo primero y así tu te ocupas de la segunda, y ganamos tiempo.

Paso la primera, dijo llamarse Virginia, rubita, pelo largo, ojos claros, poco pecho, pero a cambio, se notaba buenas caderas.

Le mandé desnudarse, quitarse las bragas, y tumbarse boca a bajo en la camilla.

La verdad por detrás me gustó el cuerpo, un culo grande, buenos muslos y una cinturita estrecha, el pelo largo y rubio sobre su espalda daba la imagen de pintura de Rubens.

Eché un buen chorro, de aceite de masajear, en aquel amplio y bonito culo y frote en círculo, con ambas manos, cada uno de sus carrillos.

Seguidamente, pasé a abrir los muslos, seguí con los carrillos y Virginia hizo lo mejor que podía hacer en ese momento, no juntar las piernas, ese era el mejor síntoma de que esta chica valía.

Me puse detrás de ella e inicié el masaje desde las piernas, subiendo mis manos por los preciosos muslos y finalizado en la ingle, aunque al llegar al final el dorso de mi mano intencionadamente, acariciaba un ladito de su vulva.

Abrí más las piernas y ella ni se movió.

Seguí masajeando muslos y tocando vulva, hasta que me coloqué delante de ella para pasar ambas manos directamente por su sexo, que era como acariciar una fruta madura, sedosa, blanda, carnosa, jugosa. . . una fruta con una hendidura en el centro

Una joya abierta, que nadie había ni tocado aún.

Inició una aceleración de su respiración a la vez que movía ligeramente las caderas

Pensé esta chica ya está aprobada.

Le ordené se diera la vuelta, y la verdad sus pechitos eran pequeños, pero como todos los que son así, compensados con un buen pezón, que aproveché para darle unos buenos estirones, masaje a las tetas, la cadera se seguía moviendo, y pasé a las piernas por delante, igual que antes las recorrí y dejé que mi parte externa de la mano rozara su sexo al llegar al final.

Esta vez la chica se abrió sola de piernas.

Como no me hacía falta más pruebas, me dirigí directamente a la vulva, preguntado si de vez en cuando tenía picores allí..

Dado que la contestación fue afirmativa. Le contesté.

Vamos a solucionarlo ahora mismo, pues de lo contrario me vas a venir mañana al despacho sexológico.

Como aquí no se puede chillar, muerde este palo y no abras la boca.

Con dos dedos abrí aquella virginal concha y pronto encontré lo que buscaba un clítoris erecto al cien por cien, con la yema del dedo bien untada aún en aceite, fui pasando por aquella verga femenina, mientras la interesada se empezó a arquear, a fluir líquidos en abundancia, a tensarse. . .hasta que se convulsionó con un maravilloso orgasmo.

Por mi parte también estaba a punto de reventar, como no llevaba pantalones, se me salía de la bata blanca, este trabajo es duro y arriesgado.

Me aparté, la deje relajarse y dije a Laura que anotara a Virginia un 10 y candidata a ser desvirgada.

Entré de nuevo en la habitación y seguía tumbada con las piernas bien abiertas, pensé esta quiere más, y necesita más, pero ya lo tendrá.

Virginia por hoy ya tienes una buena relajación, y no podemos continuar por falta de tiempo, pero estás anotada para otro día continuar.

Laura limpia el sexo de Virginia que lo tiene lleno de líquidos.

Y tú amor, vístete y cuando quieras o lo necesites pides hora en el consultorio sexológico o si te consideras preparada, quedamos una noche completa en mi habitaciones particulares, y eliminamos esa telita de niña que tienes, para convenirte en lo que eres: una mujer.

Piénsatelo.

Se vistió, arregló su precioso pelo, muy coqueta ella, se despidió y salió del consultorio, después de un buen besito y el azote en el culo que siempre daba a las elegidas.

La siguiente; grité a Laura

Me miró mi ayudante a los ojos y me hizo un gesto con la cabeza, que en seguida interpreté, que la siguiente no era como Virginia.

Una chica altita, no muy guapa pero no fea, con un tipo normal, pero una cara muy seria y antipática.

Se tumbó en la camilla con las bragas puestas.

Le dije:

La revisión es sin bragas, hasta en la sala de espera habrás visto un cartel que lo dice.

Dicho esto, se bajó las bragas hasta las rodillas.

Pensé, esta estúpida, me hace perder el tiempo, y podía haberle aprovechado en un segundo orgasmo a Virginia que lo necesitaba y quería, con lo que sin más no me quedo otro remedio que decirle.

Vístete ahora mismo y acude al despacho del Director y seguro que cuando regreses por aquí estarás muy cambiada.

Laura, telefonea al Sr. Director que ahora sube una alumna, sólo dile de mi parte, la palabra: desobediente, eso es ya suficiente, él ya dispondrá de lo que más convenga para esa niña.

En tanto, telefonee a Carmelita preguntando si había terminado con Vanesa y que acudieran las dos a la sala de actos, para ayudarme.

Colocamos las sillas en círculo, unas 40, y en el centro un colchón. Las luces y focos iluminando el colchón, que sería el escenario de la desfloración, Vanesa llevaría puesta una túnica blanca, que yo la quitaría al pisar el colchón y quedaría completamente desnuda. Yo tendría un micro para explicar todos los pasos del acto.

Fueron llegando las alumnas y tomando asiento en las sillas, alrededor del escenario, el colchón.

Ocupó su puesto el Director y algunos profesores que en ese momento no tenían clase, lo que confirmó que la dirección confiaba en mi proyecto.

Inicié el Curso repasando los puntos importantes de una desfloración sin dolor, ni traumatismos, sino de goce y placer para la pareja.

La importancia de las caricias previas, sin olvidar que un poco de dolor

aligera tensiones: un pellizco en las nalgas, un mordisco de los pezones

Recordar que el único órgano femenino dedicado exclusivamente al placer es el clítoris, que este precisa una estimulación directa, pues a veces la penetración no supone estimulación. Precisa ser tocado, chupado, acariciado.

Por ello, quise colocar a Vanesa en la postura más adecuada para una desfloración, boca arriba en la cama, y una vez allí, aplique mis dedos y lengua en su clítoris, hasta que su cuerpo se tensó, y la vino el primer orgasmo, indispensable para la posterior desvirgación.

Antes de la penetración, coloqué sus piernas abiertas, en un ángulo justo como el que una mujer se abre a la hora de orinar, en esta posición los músculos quedan distendidos y abiertos para la penetración.

Los jugos fluyen a chorros inundando todo el sexo y mojando hasta los muslos.

La respiración ya estaba acelerada y el corazón latía a un ritmo desenfrenado.

Los labios vaginales habían cambiado de color y el orificio vaginal se abrió, en espera de mi verga.

Colocado encima de ella, mi instrumento buscó la entrada, traspasó los labios y encontró la resistencia de la virginidad, un empujón seco y decidido de mis caderas, consiguió que la lanza continuara su camino, un ligero gritito mezcla de dolor y placer, anunció la desaparición para siempre de su himen, un último y enérgico movimiento de mis caderas, hizo que la penetración total se consumara y que mis huevos golpearan su sexo, como fundiéndose en uno.

Recibió toda mi leche contenida mientras mi polla se quedó inmóvil gozando de cada contracción de su vagina, mientras que las paredes de la misma aceptaron ese nuevo cuerpo extraño que las había invadido.

Seguidamente el cuerpo de la niña, se tensó, las caderas arqueadas, las nalgas duras como piedras, las manos crispadas, los pezones erectos, el clítoris se sale. . . un grito de placer anunció un maravilloso orgasmo, aplaudido por todos los presentes.

Continuamos unos momentos con la polla dentro de la recién estrenada vagina mientras que mi lengua recorrió toda su boca, en un beso de agradecimiento, placer y recuerdo de su perdida virginidad.

El Director se levantó y dirigiéndose a todos los presentes comentó:

Gracias a nuestro doctor y nuevo profesor, hemos podido disfrutar de una clase magistral donde se nos explica como la necesaria desfloración no debe de ser traumática para una mujer, sino todo lo contrario, ahora esta nueva mujer está preparada para el dia mañana, cuando finalice sus estudios en este centro, poder mantener relaciones con hombres.

Un fuerte aplauso finalizó el acto, mientras que las chicas hablaban y hablaban muchas seguro sin dar crédito a lo que habían visto, sorprendidas por su facilidad y rapidez.

Y lo que somos los hombres, en tanto yo buscaba Virginia, mi próximo objetivo, con ella sería más tranquilo toda una noche los dos solos y un poco más guarrillo, pues al no estar presente nadie, podía abusar un poco y gozar a tope, pues con las alumnas delante, no quise que me mamara ni tocarla en culo, pero con Virginia todo iba a ser placer. Quería ver su sangre pues con esta no la hubo y quería que fuera ella la que me montara y se sentara encima de mi, hasta empalarse.

Pero a Virginia no la había correspondido el turno y no estaba.

Ahora hasta la tarde no sabia si acudir a las revisiones o al despacho de las consultas de sexo, opté por el primero pues el segundo tendría que trabajar más de un clítoris y quería reservarme para la noche

-Le dije a Laura, la operación con Vanesa ha sido fantástico, todo perfecto. Ahora podemos examinar a tres o cuatro.

-Prepárame a la primera

Cómo se llama?

  • Esther

Lógicamente, no la había visto la cara, sólo encontré un cuerpo joven y terso, desnudo en la camilla, boca a bajo, con cintura marcada y un espléndido culito a la vista.

Siguiendo el nuevo sistema, eché un chorreón de aceite emulsionante en su cuerpo, y acaricié sus nalgas detenidamente, en seguida observé que se ponían duras, pensé ahora que no quería jaleo pensando en la noche, me parece que esta niña responde demasiado bien nada mas empezar.

Continué pasando la palma de las manos y se me "escapó" un dedo hacia el centro, rozando su agujerito del culo, impasible. . . a la siguiente pasada, el dedo se detuvo un poco más de tiempo, la interesada continuaba quieta, todo invitaba a continuar, unté el dedo índice con aceite, y con la otra mano abrí los carrillos para descubrir el agujerito, una vez a punto, puse el dedo en la entrada del agujero y presioné, poco a poco las caderas tomaron movimiento, y el dedo continuaba entrando en tan estrecho agujero, una vez que noté que estaba a punto de atravesar el anillo, lo saqué.

Empecé a sudar, que mala suerte, encontrar algo así precisamente hoy, que había desvirgado a una virgen y tenia otra esperándome por la noche, pero la verdad me había puesto incandescente, sin saber quien era, cómo se llamaba, como era?.

La podía citar para otro día, pero no podía parar, así que abrí sus muslos, les separé bien y agarré con fuerza su vulva, observé que estaba tan mojada, que si no hubiera sabido lo que pasa, diría que se había meado.

La verdad que era muy agradable el agarrar por detrás una vulva y tirar de ella.

Así inmovilizada mi desconocida paciente, empecé a pasar mi dedo por la empapada rajita, mientras que la interesada, hasta que noté un botón, duro, erecto, tieso tenía el clítoris a tope.

Me acerqué a su oido y la susurré Esther:

Te voy a hacer una mujer.

Quiero que tu himen desaparezca para siempre.

Te voy a poseer Esther.

Normalmente por mi experiencia cuando dices una cosa así, la chica dice: no y en algunos casos el no acompañado por: no por favor.

Pero Esther dijo: si, sin dudarlo.

Ya no podía más, le dí la vuelta y puse boca arriba en la camilla.

Tenía ante mí, un cuerpo espléndido, bien formado, lleno de curvas, con pechos redondos, grandes y juntos, cintura estrecha, caderas amplias, sexo depilado y jugoso y una cara redonda, expresiva, con ojos verdes y un pelo largo negro hasta los hombros.

Noté su respiración sumamente acelerada, incluso algunos tímidos jadeos.

Sus pezones estaban ya erectos, lo que aproveché para estirarles y amasar de paso aquellas lindas tetas, expuestas para mi.

Un pellizco de mayor intensidad en cada pezón, hace que escuche el primer quejido mezcla de dolor y placer, un grito que me excita, y que hace entrar en la sala a Laura quien me indica estaba preocupada por la tardanza.

Pasa Laura, mira que guapa está Esther..

La voy a poseer.

Mira que pezones más bonitos, muérdeles mientras yo lo hago con su clítoris.

Laura se fue directa a los pezones de Esther y al agacharse me mostró unas tetas de lechera en las que nunca me había fijado.

La chica estaba como drogada, super excitada, enloquecida, no sabía si se había meado o eran sus jugos, pero nunca había visto cosa igual, sus músculos tensos, su cuerpo arqueado, su culo duro como una piedra con contracciones, su vagina abierta.

Y para colmo Laura la mamaba como una experta, apretaba los pezones, chupaba las tetas por todos los lados, metía su dedo en la boca, ahora comprendí el por qué Laura me abría tan bien lo labios vaginales de las chicas para que yo comprobara su himen, sin duda a Laura la gustaban las nenas.

Mi cabeza igual que mi polla iba a explotar, pues tenía por un lado a Virginia pendiente de la que desvirgara, la bomba Esther y a Laura a quien acababa de conocer sus tendencias lesbi.

Para hacer la sesión en el Colegio era demasiada gente y un tanto escandalosas.

De repente me vino la solución.

  • Laura no vistas a Esther, colocala una bata que nos la llevamos a mi casa del campo, allí no nos verá ni escuchará nadie

Busca a Virginia y nos llevamos a las dos..

A la que no colabore estas autorizada a inyectarla.

Despide todas las visitas pendientes.

Sabes lo que pienso?

Que estaría bien, ya que vamos con tanta cría, llevarle al Director como obsequio, alguna de las desobedientes.

Recuerdas alguna?.

Sí, sí espera que la traigo, es una de las que ha estado esta mañana en la clase práctica y me ha dicho su tutor que ha salido diciendo que esas cosas no la gustaban, con lo que ha dado un fatal ejemplo a sus compañeras.

A los cinco minutos regresó Laura con una chica que la traía medio a empujones, una niña de mediana estatura, de las mayores pues ya tendría los 19 años, muy morena con una trenza, ojos negros, cara de buena niña, pero muy seria, a pesar del uniforme se notaban unas muy buenas tetas, al menos altas y grandes, no se si llevaba sostén, pues se movían mucho, y me pareció que dejaban ver el bultito del pezón.

Cómo te llamas? La interrogué.

Pilar.

Ha dicho tu profesor, que no te gustó la clase práctica.

No.

Se puede saber el por qué?

Me pareció una guarrada.

Es tu opinión yo pienso que es educativo y formativo y que si se hiciera con todas las chicas se evitarán muchos traumas y problemas posteriores.

El calificar el acto de guarrada merece un castigo y el ir desprestigiándole entre tus compañeras otro más grande. No te parece?.

El castigo te le va a propinar el mismísimo Director, pero como soy bueno con las chicas te voy a dar una última oportunidad.

Pilar, súbete la falda del uniforme.

Se la subió hasta medio muslo.

Mucho más arriba.

Un poco más, pero sin dejar al descubierto las bragas de algodón blancas del uniforme.

Me estas cansando.

Quítate la falda entera.

Se la desabrochó y cayó al suelo.

Pilar ábrete de piernas

Terminó mi paciencia, pues ni abrirse de piernas, encima se notaba que no se había afeitado y la salían los pelos entre las costuras de las bragas, con lo que agarré su vulva y la propiné un fuerte tirón, que ella acompañó de un sonoro quejido.

Laura, llévala al coche, con Virginia y Esther

Pilar intentó recoger su falda, al agacharse comprobé que poseía un culo importante, redondo, ancho y parecía bastante durito.

Mientras Laura le decía, es lo mismo no vas necesitar falda en unos días, mientras noté, que sonreía de placer

Creo que Laura y yo tuvimos la misma sensación, Pilar era una mujer ideal para castigar, no sabría decir si era su cara de buena niña, su figura de mujerona, su aspecto de sumisa y por otro lado respondona, sus pantorrillas gruesas y duras, sus muslos redondos y gorditos. Algo había que me dio la impresión que podía ser bonito presenciar el castigo, reconozco que gozo con el sufrimiento de la mujer, nunca con el daño físico, creo que al Director le ocurre lo mismo, dolor si, daño no, igual que aborrezco abusar de menores o el sexo obligado, por el contrario amo el sexo deseado y a la caliente me gusta complacerla hasta el final.

Los castigos del Director me parecían demasiado fuertes, pero por otro lado en un internado con tantas chicas, si no hay autoridad, el control es imposible.

Pensaba esto mientras admiraba aquella piel blanca de Pilar, al estar en bragas, ahora podía contemplar bien aquellos poderosos muslos, un coño que para su desgracia se adivina bien peludo, caderas anchas y ese culo que muy pronto cambiaría de color y aparecería cruzado con la vara de bambú de Dn. Ramón el Director.

Ese no era mi problema, yo tenía a Virginia, y a Esther, que más podía pedir, sólo la ayuda de Laura como buena les.

Nos subimos en el coche y enfilamos la carretera hacia mi antigua casa-clínica, la que me regaló el Alcalde del pueblo.

En el coche nadie se movía, pero la tensión se mascaba, unas de miedo por lo que pasaría, otros como Laura y yo de placer incontenible y quizá la más tranquila es la que peor lo iba pasar, sin saberlo, Pilar.

Cuando estábamos llegando, la gran sorpresa, el coche del Director estaba en la puerta, la orgía se avecinaba.

Me proponéis que siga y siga y yo cada vez me lío más y más y continuo, pues la imaginación no se agota y aparecen nuevas situaciones, aunque siempre pienso en vuestros consejos, en lo que me decís, aunque es difícil complacer a todos, pues a unos les gusta un poco de sado y otros lo rechazan, y así en todas las situaciones.