Mi afición a la medicina (2)

Resumen del Primer capítulo: Por esas casualidades que tiene la vida, me nombraron sanitario de un internado femenino. Tenía que ocuparme de las revisiones médicas de las chicas, pero el Director del Centro también quiso intervenir. Una de las chicas, Mabel, parece que tiene molestias por no llevar una vida sexual sana, y hoy la conducimos a mi clínica privada para una examen más privado y exhaustivo, sin que ella sepa que es el mismísimo Director el que se va a ocupar de ella.

Resumen del Primer capítulo:

Por esas casualidades que tiene la vida, me nombraron sanitario de un internado femenino.

Tenía que ocuparme de las revisiones médicas de las chicas, pero el Director del Centro también quiso intervenir.

Una de las chicas, Mabel, parece que tiene molestias por no llevar una vida sexual sana, y hoy la conducimos a mi clínica privada para una examen más privado y exhaustivo, sin que ella sepa que es el mismísimo Director el que se va a ocupar de ella.

Dn. Ramón conducía su vehículo, en tanto le comenté a Mabel.

Vas limpitita verdad?.

Si, contestó.

Al médico hay que ir como si fueras a tu noche de bodas.

-Te pusiste el supositorio?

Toda azarada y roja como un tomate afirmó con la cabeza.

  • Si no lo estás piensa que mi ayudante te va a meter unos cuantos litros de agua calentita con aceite en tus entrañas. Un buen enema te deja nueva..

Mientras, levanté la falda del uniforme de la chica.

Ábrete de piernas

Lo hizo y metí mi mano por sus bragas, observando que tenía el chochito lleno de vellos.

Antes de empezar la exploración tendrán que afeitarte bien.

Dn. Ramón es tan amable que se ha prestado a llevarnos, pero el se tiene que regresar al internado y mañana vendrá a buscarte, pues esta noche la pasarás en la clínica.

Mañana estarás nueva y olvidarás tus dolores de cabeza y de ovarios, seguro.

Llegamos a mi casa, mientras que cogí a Mabel por el brazo y la conduje al interior, mientras comenté en voz alta, para que ella se enterara:

Espéreme un segundo Sr. Director que ahora regreso para despedirle.

Salió Carmelita a recibirnos, mientras la indique que llevara a la paciente a la sala de operaciones, que la colocara en el sillón ginecológico, y que con mi espuma de afeitar y mi maquinilla, la rasurara desde el Monte de Venus hasta el perineo, que no quería ver un solo pelo, al finalizar debería frotarla con crema hidratante.

Me fui a buscar a Dn. Fernando para aclararle que estaría presente en todo, que incluso actuaría, pero que era mejor que la chica no lo supiese, por si algún dia se podía ir de la boca.

Fue un detalle que me agradeció mucho el Sr. Director y aceptó de buen grado a permanecer escondido.

Nos dirigimos a la sala, y Mabel ya estaba casi lista del afeitado, el Director se escondió detrás de una puerta, y observó la maravilla de sillón que había preparado mi antecesor, sumamente cómodo para la paciente, la espalda bien apoyada y justo el culo al aire, para poder trabajar ambos agujeros libremente por delante y por detrás con apoya brazos con correa para atarles, igual que las piernas colocados los talones en los estribos también con sus correspondientes correas para permanecer completamente inmovilizada para las operaciones, incluso con topes para abrir las piernas al máximo, y dejarlas fijas.

Carmela, a pesar de ser la primera vez que lo hacía, me la había dejado no sólo perfectamente rasurada sino atada e inmovilizada de maravilla, sin olvidar ni una sola correa.

La verdad, la visión de Mabel allí tendida, hubiera merecido cualquier aventura o riesgo, para poder contemplar la estampa.

Una chica tan guapa, con un cuerpo de escándalo, unos pechos grandes, duros, altos, perfectos con un pezón rosado y erguido, una cinturita estrecha, unas piernas largas con unos muslos poderosos y redondos, que en su interior guardaban una vulva virginal, brillante por la crema hidratante aplicada, y que al estar tan abierta, mostraba un poco los labios menores, el orificio vaginal y un poco más abajo el oscuro agujero del ano recién limpio.

Reconozco que ante esa visión, costaba hablar, pero si que la pregunté si era virgen, lo que negó con la cabeza.

Miré de reojo al Director y observé que estaba a punto de gritar de enfado

pero al mirarme se contuvo, pues no hubiera servido de nada, lo que si estaba seguro es que conociéndole la castigaría.

Yo proseguí con las preguntas.

Hace tiempo que te desvirgaron?.

No, dos meses.

Da lo mismo, pues no creo que ninguna mujer que se acueste en ese sillón siendo virgen se levante siéndolo.

Cuantas veces te ha follado.

Cinco.

Has tenido orgasmos?

No

Qué vergüenza

Lo que me suponía, pero todo se arreglará y vas a recibir lo que te falta.

Estás mal follada como la mayoría de vosotras.

Le indiqué a Carmelita le pusiera una venda en los ojos, alegando que para que se concentrara, y aproveché para decir al Sr. Director que se acercara.

En voz alta comenté, primero vamos a sacar todos esos jugos que llevas acumulados desde que empezaste a ser mujer. Tenemos que llenar el frasco más grande con ellos, pero ojo no tienes que tener orgasmo.

Daba un tremendo gozo ver a Mabel allí expuesta y su sexo aún más.

Con su sumo cuidado abrí con dos dedos sus labios mayores, dejando al descubierto una maravillosa concha rosada y fresca, que dejaba ver un clítoris ya fuera de su capucha, los labios menores ya un poco hinchados, el limpio agujerito de su meato urinario, su entrada también ligeramente abierta y un poco más abajo el otro agujero, rugoso y apetecible que nos faltaba, y que quise que fuera el primero en trabajarle, embadurnándole previamente de crema suavizante, y girando mi dedo índice por el interior del anillo, como Mabel empezó con sus primeros quejidos, tuve que decir a Carmelita que apretara sus pezones, para compensar dolores, y mi ayudante cuando yo decía apretar lo hacia y bien.

Pero mi por donde, el Director apartó a Carmelita, atenazó los pezones de la nena y comenzó a retorcerles, momento que aproveché para clavar en su culo un dildo de latex y sujetarle con un esparadrapo.

Finalizada la operación previa, que nos iba a servir para desvirgar su culo posteriormente, pasamos al placer de extraer los jugos.

Difícil tarea pues en el momento en que la ponía la mano encima ya estaba gimiendo de placer, tuve que parar varias veces, y apenas masajear su prominente clítoris, pues se nos iba rápidamente.

La verdad los jugos resbalaban por los muslos en gran cantidad, creo que nunca había visto una cosa igual, el Sr. Ramón y Carmelita estaban asombrados, lleve las manos de ambos, a los muslos de la niña, para que se impregnaran de flujos vaginales y gozaran de su color, textura y olor.

Ahora vamos a ver tu vagina Mabel, pues me parece un poco estrecha, y conviene dilatarla, mientras decía esto Dn, Ramón asentía con la cabeza.

Introduje un especulo grande, de los que se usan para mujeres que han parido,

Pero con tanta lubricación entró muy bien.

Una vez bien dentro, empecé a abrirle, a la vez que la chica empezó a quejarse de dolor, en el momento que paré se acercó el Director me separó y continuó girando más y más, hasta dejar el sexo totalmente abierto con la vagina dilatada a tope.

La chica empezó a sufrir y el Director a gozar, me di cuenta que era un sádico pero a mi lo que me importaba era él, pues en el internado aún tenía a 152 mabeles más.

Sacó el especulo y le cambió por su propia polla

Por mi experiencia pude comprobar, como había aumentado la elasticidad y amplitud de su vagina, como tenía ya el clítoris duro y en erección, los labios de la vulva estaban ya abiertos como deseando recibir el garrote del macho, y toda su entrada inundada de liquidos.

Agarró a la chica de la cintura y se la clavó, con la mayor facilidad del mundo, hasta los huevos de un solo golpe.

Inició el mete-saca mientras ella se corría dando gritos de placer y en la segunda corrida, él también eyaculó llenándola de leche su recién dilatada vagina.

Sin duda fue su único momento de placer.

Se volvió hacia nosotros, diciendo:

Dejarme a solas con ella, que la voy a educar durante toda esta noche, y mañana estará nueva.

Si escucháis algún grito no os preocupéis.

Dicho esto soltó un tremendo bofetón con la mano abierta en el sexo de la cria lo que la llevó a soltar un sonoro grito de dolor.

No sabía si estaba enfadado por no ser virgen o por follar con desconocidos, no entendía nada.

Perplejos y asustados por el bofetón, salimos ambos de la estancia, mientras Carmelita me aclaraba ciertos puntos que yo no conocía.

1º El internado, era de familias pudientes, pero de chicas rebeldes.

2º No era un lugar de castigo o un reformatorio, pero se parecía bastante.

3º Los castigos físicos estaban a la órden del día, y consentidos por las familias.

4º El sexo está totalmente prohibido

Comprendí el porqué eran tan sumisas y obedientes, aunque en esta zona todas las mujeres lo eran, pero no tanto como en el internado.

Mientras nos alejábamos por el pasillo y Carmelita me ponía al día, los ruidos de golpes y los lloros y gemidos no cesaban

La verdad no me importaba el sado, incluso me excitaba, pero aquello era demasiado, sólo quería estar en un sitio tranquilo con mi Carmelita, que me diera de mamar, y esperar al día siguiente, pues la chica morena del pelo corto, me había fascinado.

Fuimos a dormir a casa de una amiga de Carmelita, quien por el camino me explicó que había dejado una cámara de fotos conectada, para sacar fotos del Director follando, por si quería yo utilizarlas contra él.

Esta mujer cada día me asombraba más. . .no me lo podía creer.

Llegamos a casa de su amiga, nos cedió una habitación, Carmelita se sacó un pecho y me lo puso en la boca, una vez vaciado y pase al otro, hasta dejarles vacios.

Y después de tanto ajetreo me dormí en brazos de Carmelita.

Al día siguiente muy pronto nos dirigimos a mi casa, buscamos ansiosos a Dn. Ramón pero pronto vimos que no estaba, la que si yacía en el suelo era Mabel, a la que vimos en un estado lamentable, con golpes y magulladuras en todo su cuerpo, especialmente en sus pechos y en su sexo, que al tenerlo abierto, inmóvil y a la altura de su mano, se cebó con él.

La levantamos y acostamos en una cama, mientras que Carmelita se encargó de aplicarla cuidados en sus heridas.

La verdad no sabía si acudir al Colegio después de lo acaecido, pensaba en la morenita del pelo corto, me armé de valor y acudí, bajé al consultorio y allí estaba mi ayudante Laura, y en los bancos de la entrada cinco chicas esperando.

Al poco tiempo y antes de entrar la primera, apareció el Director, me quede un poco cortado esperando que me iba a decir.

Pero con toda la tranquilidad, como si nada hubiera ocurrido, me comentó preciso saber si alguna niña más esta desvirgada, desde ahora con cada revisión compruebe si es virgen o no, que quede bien claro.

Anote las que no lo son, que me encargaré personalmente de ellas.

Sólo me atreví a decir: conforme.

Mabel, la de ayer, supongo tendrá para unos 15 días.

-Sí creo.

Qué malvado pensé, 15 días o un año, ahora si que tenía dolores de ovarios., la había machacado y no quisimos preguntar tanto Carmelita como yo, lo que le había hecho en la vagina, pues aún la tenía dilatada, me dio la impresión que a parte de pegarla en la vulva todo lo que quiso, le dejó puesto el especulo abierto al máximo, durante horas.

Ya no había remedio.

Me volví hacia Laura:

Ya has escuchado, Laura, al final de cada revisión, me tienes que abrir los labios mayores de cada niña, y miraré si conserva el himen, aunque como sabes tener el himen intacto no significa que la mujer no haya disfrutado la sexualidad y también el tenerlo roto puede ser desde nacimiento hasta deportes, tampones etc.

Pasó la primera del día, ya Laura hacía toda la revisión inicial, y yo me reservaba para la sexual en la camilla.

Una chica gordita, pelirroja, con tetas caídas para su edad, a la que apreté su vulva, como a todas, y no respondió abriéndose, le di un buen apretón, para que espabilara, mientras Laura abría sus labios mayores con gran habilidad.

Puse la lámpara, observé, y pase un dedo suavemente, observando que el himen estaba alli, tan completo que casi obstruía la vagina, de tal manera que el dia en que la llegue la menstruación precisará del bisturí.

Lógicamente le dimos por buena y virgen.

La segunda era pequeñita y simpatiquísima, una vez en la camilla, al tocarla Laura para abrirla los labios, separó muy bien los muslos, y nos mostró una vulva preciosa, con un himen bien marcado.

Menos mal, has tenido suerte, pensé para mi.

Ya puedes ir corriendo.

La siguiente era una chica un tanto repelente, entró llorando y fastidiando a las demás con sus quejas, un tanto a la fuerza Laura la tumbó en la camilla, me acerqué y aún chillaba más, me puse tan nervioso y enfadado, que sin decir más le abrí los labios y le metí un dedo en la vagina y acto seguido el segundo hasta el fondo, les giré en circulo, y cuando note que la sangre resbalaba, le dije:

Ahora ya puedes ir a ver al Director.

Se levantó de la camilla, Laura la limpió los muslos con alcohol y nos dio pena y la mandamos a su aula, no sin antes comentar a las compañeras de su curso que esperaban, que si decía algo inconveniente que nos informaran.

No hubo problema con las restantes, sólo una que yo hubiera dicho que ya la habian abierto, pues noté que era sumamente elástico, y que allí ya habría entrado el miembro de algún hombre, pero también lo dejamos correr, pues me acordé del sexo y las tetas de Mabel, y viendo aquella vulva tan cerradita me dio pena el que tuviera que ir al Director.

Salió la chica, que nunca me habrá agradecido el favor que le hice, y me quedé `pensando, que el trabajo tenía no podía ser mejor, pero aquella morenita del pelo corto, que no sabia ni el nombre, con cara redonda, ojos vivarachos, labios sensuales, unos pechos duros, redondos a la altura de los sobacos, cinturita estrecha, vulva maravillosa, culo redondo y alto y que estaba como una fruta madura, a punto de reventar o te la comes o se estropea o se adelanta otro.

Todo un volcán en erupción, recuerdo la primera vez, que nada más acercar mi mano a su sexo ya se estaba arqueando.

Pensaba si sería mucho para mí, de lo contrario tenia en casa a los dos jardineros negros, para calmarla.

El problema es cómo se lo pedía al Director, pues allí no se podía hacer, se enteraría todo el internado de sus aullidos de placer y yo me la quería llevar a mi consultorio.

Estaba maquinando que hacer, cuando apareció el Director enfadadísimo, preguntando qué habia pasado que una niña se habia quejado a su profesor, le comenté que había armado un escándalo porque no era virgen.

Inmediatamente recoger a esa chica y llévela a su consultorio, que esta noche acudiré yo personalmente para su tratamiento.

Pero yo no puedo abandonar ahora las revisiones.

Necesito otra ayudante.

Disponga de ella.

Puede ser una morenita del pelo corto, que pasó ayer la revisión?.

Sin problemas, que la busquen inmediatamente y que baje.

En un momento había arreglado lo que parecía imposible.

No me desmayé de emoción de milagro, pues acababa de alcanzar mi sueño dorado.

Loco de contento, mandé bajar a Tere, que era la conflictiva, también a mi Vanesa, la morena del pelo corto, a la primera para llevármela a mi casa, y a la segunda para que Laura la enseñara el trabajo que allí hacíamos, pues para la enseñanza de lo "trabajos íntimos" ya estaba yo dispuesto.

Nota del autor: agradezco enormemente, la gran cantidad de correos que he recibido, en los que se me ofrece la opinión del primer capítulo y gracias a ellos y con sus sugerencias he realizado el segundo.

Ahora queda el tercero y final y vuelvo a pedir vuestras valiosísimas opiniones.

Gracias por adelantado.

FIN DEL SEGUNDO CAPÍTULO