Mi adorado tío político

Mi tía luego de enviudar, vuelve a comprometerse con un adorable hombre. Pero las circunstancias con mis primos hará que mi tía deje a su esposo en el abandono. Y yo por supuesto, salgo al rescate.

MI ADORADO TÍO POLÍTICO

Me llamo Lorena, soy una mujer de 26 años en la actualidad, soltera, con un hijo de tres años, fruto de los momentos de sexo que tuve con mi tío político. Quieren saber cómo paso esto, se los cuento a continuación.

Esta historia pasa en el 2017. Por parte de la familia de mi madre, son tres hermanas; mis tías Carmen y Laura. Precisamente esta última es la tía con quien más cariño tengo y mejor acercamiento a sus hijos y también a quien podría decirse, la traicioné con su entonces esposo.

Mi tía Laura es dos años menor que mi madre. Ella muy joven se comprometió con el tío Alberto con quien tuvo dos hijos: Luis y Juan Carlos. Mis primos y mi tío eran muy chéveres y también respetados en la familia. Con mis primos siempre hemos compartido muchas cosas y con mi tía también algunas anécdotas muy divertidas. Pero allá por el 2011, el tío Alberto murió trágicamente, producto de un accidente de tránsito y dejó a su familia en situaciones moralmente devastadores.

Pasó el tiempo, mis primos poco a poco sacaron fuerzas de flaqueza, pero mi tía Laura aún seguía aferrada al recuerdo de su difunto marido.

Pero como todo lo cura el tiempo y un consejo hasta de un conejo, mi madre, junto a mis otros tíos y primos, siempre le aconsejaron que debía voltear la página y que debería volver a casarse, no dejar pasar su juventud en vano y en especial, tener a alguien a su lado para su vejez. Muchas veces Laura, les había dicho que estaba intentando salir con algún amigo, que otro compañero de trabajo, pero que nunca llegaba a nada serio, porque mis primos eran muy celosos con ella y no quería tener disgustos con ellos. Muchas veces increpé a mis primos por esa conducta tan egoísta y machista, pero ellos siempre me decían que por el cariño que me tenían, que me mantenga al margen de esto.

A los 3 años después, mi tía Laura nos anunció que tenía un novio y que al parecer la cosa era muy seria entre los dos.  A las pocas semanas, nos lo presentó y era un señor alto, moreno, de unos 45 años (la edad cercana a mi tía, ya que ella enviudo de 38 años) algo musculoso, cabello corto y una mirada bastante pícara. Cuando fue presentado, se puso muy galante con mi mamá y mis demás tías, lo cual provocaba ciertos celos en los hombres de la familia. Sin embargo, a mí me cayó súper bien y porque no decir, yo ya que había cumplido los 19, me puse muy tensa al verlo, me sentía devorada por su mirada.

Aunque no todo fue felicidad para mi tía, ya que nos enteramos que ni bien ella les habló a mis primos de su nueva pareja y más cuando éstos supieron que ya había sido presentado a la familia, antes que lo conocieran, mis primos se marcharon de la casa, sin escuchar a su mamá. Ella lloró por la actitud de sus hijos, sin embargo, siguió firme en su compromiso.

Finalmente, mi tía y Carlos se casaron, fue una ceremonia algo sencilla, aunque no fue felicidad completa. A la boda de ella, ninguno de sus hijos se presentó, lo cual la hacía sentir miserable. Yo misma les reproché por su actuar, hasta que ellos me bloquearon de sus contactos tanto de teléfono, como de redes sociales.

Así llegó el 2017, cuando me enteré por boca de mi mamá que al parecer tía Laura estaba pensando divorciarse. Cuando pregunté qué estaba pasando, mamá me contó que según lo que le contó su hermana, sus hijos le habían negado el derecho de ver a sus nietos y que no podía ingresar a sus casas, en resumen, la indiferencia había llegado al extremo. La gota que derramó el vaso, fue que la condición que le pidieron, que, si ella no se separaba, jamás volverían a saber de ellos y menos de sus nietos y nueras. Para tía Laura eso fue como decidir a quién salvas y a quien envías a la horca.

Durante un tiempo, Carlos a quien le decía tío de cariño, ya no se aparecía en las reuniones familiares, no nos acompañaba a las vacaciones de verano, cumpleaños, etc. Yo no quería preguntar por mi tío político, pero si puedo confesarles que lo extrañaba mucho, ya que siempre que nos visitaba, me hacía chistes un poco picantes, me hablaba muy bien, cuando salíamos me compraba algunas cosas, etc. En resumen, el tío Carlos si se notaba enamorado de tía Laura, pero al parecer eso no fue suficiente para completar la felicidad de ella.

En el verano del 2016, nos fuimos todos a la piscina cerca de donde vivía. Llegamos gran parte de la familia y mientras las mujeres nos íbamos a los vestidores de chicas, ellos al de hombres, luego cuando nos dirigimos a meternos en el agua, observé de reojo, que Carlos se había puesto un bóxer de playa, muy apretado, que se le marcaba el paquete abultado. No sé si lo hizo a propósito, o si quería presumir de su vitalidad ( escuché una vez disimuladamente, mientras que mi mamá y mi otra tía Carmen, estaban las tres compartiendo un vino y entre trago van y vienen, comenzaron a preguntarle qué tal era Carlos en la cama, comparándolo con el tío difunto y Laura ya mareada les contó que su nuevo esposo, era todo un toro cuando estaban en la acción y en especial, nunca había visto a un hombre manejándose semejante fierro debajo de las piernas ) Ver la imagen de mi tío en paños menores y recordando la conversación de las mayores, me pusieron muy urgida y si a esto sumo que llevaba 5 meses en abstinencia ( tuve un novio, pero terminamos ) y más la figura de aquel hombre, una no es de fierro, estaba con toda la arrechura encima.

Disimuladamente me acerqué donde estaba Carlos con Laura y le eché agua a la cara. Mi tío no dijo nada, y se sumergió fingiendo nadar, pero a los segundos siento que alguien me toma del cuello y parte del pecho y me hunde adentro y a los segundos me saca. Mi tía Laura no dejaba de reírse y yo asustada, pero a la vez contenta, de sentir las manos de su esposo por escasos momentos.  Nos empezamos a jugar a las sumergidas y vi como mi tío me levanto en sus hombros y me paseaba como si fuera un delfín por toda la piscina.

Aquella tarde fue muy divertida y cuando regresé a mi casa, me masturbé pensando en la figura de mi tío y sobre todo, sus manos tocándome la espalda, pecho y en especial, las piernas. Que más podía pedir.

Para no cansarles, como digo el tío Carlos dejó de venir junto a su esposa y a mí me causaba mucha pena el que ya no estuviera con ella. Finalmente, una tarde decidí ir de improviso a visitarlos a la casa de mi tía y grande fue mi sorpresa cuando descubrí que estaban mis primos, junto a mis sobrinos con ella, muestras ésta no disimulaba la pena que tenía. Dicha escena me hizo entender que finalmente mis primos se salieron con la suya y que su mamá debió sacrificar su matrimonio, a cambio de sus hijos. Vaya resultado injusto.

Hablando en un tono bajo pregunte por el tío y ella me respondió que aquí no podía hablar de ese tema, solo me dijo que él aceptó su decisión de ella y se marchó a su casa de soltero que tenía antes de casarse con ella. Yo con mucha pena le dije que lo extrañaba y mi tía no sacaba de su ser, ese remordimiento que sentía por sus hijos y su egoísmo.

Le pregunté por su dirección, bajo la consigna de ir a visitarle, ella me lo anotó en un papel y a los dos días después fui a su casa. Su domicilio quedaba a una hora de la zona donde resido y cuando llegué, toqué el timbre y justo salió a recibirme. Estaba vestido de un bibidi blanco, un short deportivo, sandalias y se notaba algo somnoliento, ni bien nos vimos, me saludó con un abrazo y un beso, diciéndome:

_ Lorennita cariño, ¿qué haces por acá?

_ Hola tío Carlos, aquí viniendo a visitarle.

_ Ay Lore, pero debiste avisar que venías, mira que desorden ves.

_ Tranquilo tío, he visto el desorden de mis hermanos y de mis primos, jejejeje

_ Bueno pasa hija.

Cuando ingresé observe que mucho desorden se agazapaba por los rincones, lo más sorprendente era que sobre el sofá había una revista erótica muy antigua, aunque disimule no haberla visto. Carlos comenzó a preguntarme como estaba la familia, que novedades había y todo eso, le respondí que se hacía notar su ausencia y en especial que había visto a tía Laura muy triste por él. Carlos no pudo evitar la pena contándome que fue precisamente por la postura de sus hijastros, que lo obligó a separarse de ella.

Mientras hablábamos, observé que mi tío no me quitaba la mirada sobre mi escote, me olvidé decirles que yo soy algo alta, de tez trigueña clara, ojos negros, pesaba 58 kilos, una cintura delgada, mis pechos medianos y mis piernas firmes. Para coronar mi descripción física, un culito paradito y mi cabello largo negro que sobrepasaba mis hombros.

Como repito, él no dejaba de mirarme detenidamente y en especial, como fui solo con una bluza blanca y una minifalda azul, tanto mis pechos, como mis piernas, quedaban al deleite de su vista. En eso, hizo el siguiente comentario.

_ Eres idéntica a tu tía Laura, querida sobrina.

_ Gracias tío … perdón, puedo decirte tío aún.

_ Claro Lore, aun cuando no esté con tu tía, puedes decirme tío aún.

_ Gracias tío.

Observaba que seguía con la mirada triste, cada vez que mencionaba a mi tía, la charla continuó variando las temáticas, hasta que cuando estaba por retirarme, mi tío me dijo si es que podía ayudarle con su laptop diciéndome que estaba muy lenta y no sabía el motivo. Cómo yo estudié computación, le dije que no había problema en revisar su portátil. Para ello pasé a su cuarto y allí estaba el computador, a la vista de mucho desorden en la habitación.

Revisé la máquina y me di cuenta que el sistema estaba operativo, sin ningún software virus o algo parecido, entonces miré el historial de google y me encuentro con un innumerable listado de páginas de videos porno.

Me dio risa y me dije, bueno quizás mi tío está solo y se desahoga masturbándose y pues no dije nada todo siguió igual, borré el historial ( tuve que esperar como una hora en que se eliminaran páginas, videos descargados, fotos, etc.) Cuando terminó el proceso, le dije que ahora su pc estaba bien.

Observé que mi tío se había puesto algo nervioso cuando vi sus videos y se disculpó, yo no le dije nada, aunque me di cuenta que se me apagaba más a mí a unos metros, donde comenzó a oler mi fragancia tanto corporal como de perfume. Si a esto veo que solo estaba con bóxer y con un bulto a punto de reventar me puso muy nerviosa, apagué el portátil y quise irme.

Tío Carlos me tomó del brazo y me empujó a la cama. Al caer sobre el colchón sabía lo que me esperaba, para ello le abrí mis brazos como diciéndole “Ven de una vez, tómame”

Carlos comenzó a besarme como un poseído, quizá mi cuerpo y mi cara le recordaba a mi tía Laura y siguió con sus besos apasionados. Me mordía los labios, buscaba mi lengua para unirla a las suya, me lamió la cara, en fin, estaba hecho un toro que quería cogerse a una vaca en celo. Sus ósculos me mojaron en un santiamén y empecé a comprender la suerte que tuvo mi tía, al estar casada con este semental.

Metió ligeramente su mano bajo mi falda y la acariciaba y yo no puse resistencia (después de todo, siempre lo había deseado) empezó a besarme, hasta que metió su lengua sobre mi cuello y yo ya me había convertido en su puta desde ese momento.

Carlos se quitó la ropa desesperadamente, mostrándose muy ansioso por penetrarme con su herramienta. Fue cando la vi a plena erección, sin exagerar le medía 20 cm y muy gruesa, nuevamente sentí celos de mi tía que gozo de tal tranca y yo solo poniéndome dedos imaginando como era su sexo.

Me quité la blusa, junto a mi brasier blanco, mostrándole mis meloncitos medianos. Me mordía las tetas suavemente y me succionaba los pezones. Fue la mejor comida de tetas que me han dado a lo largo de mi vida.

Luego me haló la falda, junto a mi tanga rosada, dejándola desnuda por completo. Me abrió más las piernas y vio que estaba muy mojada y comenzó a meterme dos dedos muy adentro y a pajearme con ellos. Yo solo gozaba y rogaba a los cielos que me comiese la concha de una vez.  Mi macho del momento, chupaba mi vagina, dejándome en un hito de gemidos, mientras le decía:

_ ¡¡AY TÍO QUE RICO, QUE RICO!!

Y como podía metía su lengua en mi hoyito, moviéndolo a un ritmo frenesí muy intenso. Mis ojos se salían de su sitió, debido al intenso placer que me estaba dando, otra vez me decía:

_ ¡¡AY LORENA, HIJA!!, ¡¡TE PARECES MUCHO A LAURA!!

_ ELLA NO ESTÁ, PERO YO SÍ. ¡¡VAMOS, HAZME GOZAR COMO LO HACÍAS A ELLA!!

_ ESO QUIERES, PUES ESO TENDRÁS AHORA COJUDA.

Ya no había marcha atrás. Mi tío seguía metiéndome más a fondo su lengua, mientras yo con mis manos pellizcaba mis pezones hasta hacerlos dañar. Vi que mientras él me hacía un oral, con su mano se estaba haciendo una paja de campeonato, hasta que levantó la cara, me jaló a sentarme y acercó su pene a mi cara. Ni bien estaba a centímetros de mí vi su cabeza gruesa y aparte apestaba un poco, aunque eso no me detuvo a lo que tenía que hacer.

Me comencé a engullir de a pocos su pingota negra que tenía. Apenas me cabía en la boca, pero aun así seguí tragando ese pene, comenzando desde la cabeza, siguiendo hasta el tronco y luego llegar a sus huevos que, tras palparlo, sentí que los tenía muy hinchados (supongo de la leche retenida) me metía cada testículo en la boca, arrancado sonidos con el escroto. A cada lengüetazo que daba, mi tío gemía muy fuerte, mientras me volvía a replicar:

_ AHHH SOBRINITA QUE RICO LA CHUPAS. AHORA ENTIENDO PORQUÉ TU TÍA ES ARDIENTE TAMBIÉN. LLEVAN LA ARRECHURA EN LA SANGRE.  AHHHHHHHHHHH

Sus palabras me excitaban mucho, si bien me gustaba ser putita, pero el deseo de ser penetrada por Carlos, me volvía loca desde hace tiempo.

Después de casi 20 minutos de full oral, me acosté a un lado de él y lo atraje hacia mí, para entonces su pichula se encontraba totalmente erecta, le abrí mis piernas totalmente babosas, listas para recibir al pelón con las maracas.

Otra vez me besaba con mucho cuidado en los labios, sus labios eran muy gruesos y su lengua, pero tanta sería mi excitación que no quería separarme de ellos jamás. Aparte su olor, aunque algo hediondo, era embriagador.

Yo no decía nada, nada más oía como un susurro mis gemidos, con una mano me empezó a acariciar mis tetitas.

Luego me abrió las piernas y volvía a comerme mi conchita, cuando calculé que estaba lista para el gran momento, le abrí las piernas y él se colocó en medio de ellas, mientras replicaba:

_ ¡¡TE VOY HACER EL AMOR BIEN RICO, SOLO DÉJATE HACER Y AFLOJA EL CUERPO!!

Sin duda mi tío era todo un experto en seducir y a la vez, poner arrechas a las mujeres.

Intento colocarse un condón, pero le dije que no, que quería sentirlo al natural. después vio la entrada sonrosada de mi vagina, colocó la cabeza de su pene palpitante en la entrada de mi conchita entrando de una sola estocada, ya que mis jugos hicieron su labor y comenzó con ese vaivén de ida y vuelta, al principio por el tamaño de su pene me estaba dando dolor ( ya que mi vulva es estrechita ), pero conforme pasaban los segundos, el dolor se convirtió en un placer indescriptible. Sus penetraciones eran cada vez más fuertes y rápidas, yo solo me agarraba con mis piernas en su espalda, mientras mis uñas se clavaban sobre sus hombros.

Mis gritos inundaban el cuarto, pero con la música del equipo ( para que no oigan los vecinos ) no se hacían escuchar. Mis ojos se ponían blancos de tanta penetración fuerte y sentir que su pene entraba y salía en medio de juguitos que le facilitaba. Hasta ese momento yo ya tenía mi segundo orgasmo, cuando se levantó, se hizo un costado de la cama, me dijo que sentase sobre su pingota, dándole la espalda.

Al principio no entraba, pero él la acomodó a la entrada de mi coño, entonces me sentó y comenzó a subir y bajar sobre ese pedazo de carne, yo ponía una cara de placer única mientras mis ojos se dirigían al techo. Mi tío comenzaba a agarrarme del cuello, como quien, ahorcándolo, para después darme ciertos golpes suaves en el rostro. Me estaba dominando, pero las penetradas eran intensas y la fuerza crecía con cada envestida.  Ante mis suspiros arrechos, solo digo:

_ ¡¡OHHHH – SI PAPI – RICO!! AHHHHHHHH – AHHHHHHH

Mientras nuestros sexos seguían uniéndose, mis ojos se volvían llenar de lágrimas, mientras que él seguía empujando suavemente, hasta sentir como se hundía su pene completamente y reteniéndolo unos segundos, en ese momento, lancé un grito de dolor, me mantuve quieto por un rato, me dije que así le penetraba a tía Laura y que me acostumbraría.

Esta vez me puso de perrito, para luego seguir embistiendo hasta sentir que me desvanecía en la cama, varias veces a causa de los orgasmos que me provocaba, haciéndome gritar de placer. Después de eso no pudo más y se vino dentro de mí, y mientras sentía como ese semen caliente, me llenaba, Carlos me daba un dedo para que yo se lo chupara, como si fuese su pene.

Al terminar, quedamos exhaustos, nos bañamos juntos y él acomedidamente lavo mi vaginita, a mi culito solo le dio una nalgada, diciéndome que no se iba a salvar. Yo le respondí meneándole encima de su ya decaído miembro.

Pero para que hice eso, después que cayó el agua de la ducha, se lanzó sobre mi culito, lo abrió y empezó a hacerme el beso negro, más intenso que tuve en mi vida, más aún con el olorcito a jabón, le estaba haciendo un néctar difícil de rechazar.

Chupo y chupo en medio de mis quejidos y cuando sintió mi anito que estaba lo suficientemente dilatado, se acercó, colocó la punta de su pene en mi culito y empezó a presionar lentamente, no me la podía introducir, yo le dije tío ya no hagas eso, me duele, pero de nada sirvió:

_ ESE CULO ES MÍO SÍ O SÍ

así que tomó una botella de aceite para niños de su tocador y se untó en la cabezota una generosa porción y un poco en mi hoyito chupado. Nuevamente empujó y de pronto mi esfínter cedió y su pene iba introduciéndose de a pocos.

Yo grité e intenté zafarme, pero me jaló con suavidad y dejé que se acostumbrara la invasión de su pinga en mi culo, me besaba la espalda y con sus dedos, me acariciaba el clítoris. Poco a poco me volví a excitar y él mientras me daba duro por el ano, con sus dos dedos, volvió a penetrarme más fuerte, en ese momento otra corrida intensa en sus dedos, en medio de un fuerte suspiro.

Las embestidas anales que me estaba propiciando eran dignas de un filme porno. Me seguía penetrando el culo ahora más rápido y con sus dedos mi concha ya roja. Minutos después en medio de mi placer y ya otra copiosa corrida en sus dedos, más mis tetas en el frío espejo recostadas, mi cuerpo ya no había ni un rincón que no estuviese arrecho. Luego sentí que me sacó de un golpe su pene, dejándome un tremendo hoyo que palpitaba y sentí como lanzó sus chorros en mi espalda, mientras él gemía como un poseído.

Minutos después mientras me reponía, metí un poco mi dedo y sentí que entraba sin problemas, mi tío si me había roto el culo, mientras él me decía que no me preocupara, que, si seguía teniendo sexo anal, mi hueco ya se acostumbraría. Luego nos duchamos en medio de una lluvia de agua y besos.

Volví a mi casa en medio de un dolor anal bien fuerte. Durante dos días no me levante de la cama y cada vez que iba a defecar, sentía un dolor fuerte. Pero poniéndome un poco de vaselina, me bajaba el dolor y para disimular, dije a mi mamá que tenía hemorroides.

Los días pasaron y yo seguía viéndome con tío Carlos en secreto, pero ahora ya no en su cuarto, porque descubrí que tía Laura lo visitaba en secreto, y era lógico que tenían sexo caleta, fuera de la mirada de sus hijos.

Conformé pasó el tiempo, descubrí que estaba embarazada y se lo comuniqué a él. Su única respuesta que me dio, fue que solo me ayudaría con la pensión, más que no podríamos convivir juntos, porque me contó que él estaba saliendo con otra señora y que la relación con Laura, ahora si se había acabado.

A mi familia no le dije nada, hasta que meses después se me notaba la barriga y me empezaron a decir quién era el padre. Yo les dije que había sido un amigo, pero que me abandonó.

Mi familia sintió vergüenza de mí, pero aun así con su oposición, me fui a enfrentar mi vida sola. Por suerte Carlos, cumplió su palabra y me daba la pensión para mi hijo y hasta el día de hoy sigue siendo mi apoyo económico y visitando a su vástago.

Y con tía Laura, mi relación familiar se quebró, ya que al final descubrió mi amorío con Carlos y me quitó el habla, hasta el día de hoy.