Mi adicción al sexo anal
Relato donde cuento como me inicié en el placer de que te penetren analmente y como he evolucionado. ;)
Desde hace un tiempo, en realidad bastante tiempo, tengo un problema. Hoy he decidido compartirlo con todo el que quiera leer esto.
Soy adicta al sexo anal. Es lo que más me llena y lo que me produce más placer. Incluso he llegado al punto de que no tengo sexo vaginal.
Mi problema comenzó hace unos años. Concretamente en ese tiempo donde comienzas a coquetear con el mundo del sexo y eres aún inexperta. Yo en esa épocaleíaa a escondidas revistas pornográficas, y en un Internet incipiente busca pornografía. Me estaba descubriendo un mundo nuevo que para mi había permanecido oculto. Por mi entorno estaba mal visto el tener relaciones sexuales, y a la familia era difícil de ocultar en cuanto tuviera que ir al ginecólogo e hiciera la pregunta de rigor.
Entonces en esa época solo había una opción, tener sexo anal. Cuando perdí la virginidad con un chico fue una situación confusa. Él tenía la idea clara de que quería meterla por la vagina. Yo según lo que había visto hasta ese momento, tenía claro el cómo debería ser, tras un largo sexo oral incluyendo garganta profunda y comida de testículos le propuse el metérmela por detrás. Se la había lubricado con mi saliva muy bien y yo estaba a 4 patas deseosa de que se decidiera a actuar.
Este chico que también estaba descubriendo el sexo por primera vez decidió fiarse de mi y aceptar el penetrarme el culo. Con su pene bien erecto, se aproximó a mi, y situó su punta en mi agujero, y sin más hizo fuerza para que entrara. En ese momento el dolor se apoderó de mi cuerpo. No pude evitar romper a llorar, y entre sollozos gemir de dolor.
El chico concentrado en lo suyo me clavó su polla completa en mi culo. Para él era todo placer y un mundo de sensaciones extraordinarias. Él apenas sabía reaccionar, en cierto modo tenía miedo de que me estuviera haciendo daño, pero por otro lado se excitaba el tenerme sodomizada y sumisa a lo que él quisiera hacer. Le alimentaba su lado sádico. Además era su primera vez y no se imaginaba que el sexo anal le reportara tanto placer.
Aun con lágrimas saliendo de mis ojos y escurriendo por mi cara, él comenzó a follarme el culo. Por suerte para mi, al no tener mucha idea, no lo hacía de forma brusca y era soportable. Con cada embestida que me daba el dolor se iba transformando en algo de placer. Placer que aumentaba en intensidad y protagonismo. Él podía notarlo en su polla como mi culo le iba poniendo menos resistencia y le ofrecía más sensaciones. Por desgracia le vino acto seguido la eyaculación y lleno todo el condón de semen dentro de mi culo. Él encantado con la experiencia porque había sido fantástica, pero a mi me dejo a medias, explotó su clímax cuando yo empezaba a disfrutar del mio.
Esto me llevó después a probar por mi cuenta e intentar llegar al final del camino. En la intimidad de mi cuarto comencé a introducirme por el culo bolígrafos y rotuladores. Primero uno para probar, luego fui aumentando el número de bolis que me podían entrar en el culo. Me los movía como si fuera una penetración, pero no conseguía llegar al placer que sentí con la polla. Después pasé a probar los mangos de los cepillos, esto si me proporcionaba placer. Y me fui acostumbrando e introduciendo en mi rutina diaria el jugar un rato con mi culo. En este tiempo tuve más encuentros sexuales, pero ninguno vaginal. Ahora ya tenía el ano hecho a la penetración, y aunque seguia el dolor en el primer momento de meterla, cada vez el dolor duraba menos y llegaba antes el placer. También comencé a probar otras posturas, no solo a 4 patas, también tumbada bocabajo, sentada sobre el chico para cabalgar encima suya, medio de pie, bocarriba, etc.
Había conseguido dominar el arte del sexo anal y era mi forma de conseguir orgasmos y placer. Después de este tiempo, por fin llegó mi momento de probar el sexo vaginal. Lo probé varias veces y también tenía orgasmos y mucho placer. Pero no era lo mismo, y muchas veces tenía que recurrir o bien a pedirle al chico de turno que me diera por detrás o sino, luego yo sola masturbarme analmente.
Un poco más mayor conocí el mundo de los juguetes sexuales, y toda la gama que había, que si formas, que si vibración, que si grandes, pequeños, especiales para anal.
Fui probando varios, cuanto más jugaba y probaba en mi culo mejor y más placer sentía.
En la actualidad mi pareja esta encantada conmigo le pido que me rompa el culo todos los días incluso algunos días 2 veces. Tengo mis juguetes y cuando estoy sola los uso para darme placer.
Mi última experiencia ha sido el que mi pareja me la meta por el culo a la vez que me mete por el mismo agujero un vibrador. En plan doble penetración pero solo en el culo. Y esa sensación me ha vuelto loca. Primero notar como entra la polla de mi pareja por mi culo y como me lo abre a golpe de pollazos y placer. Y cuando ya estaba en climax, notar el frío tacto del dildo entrando también por mi culo. El momento de activar la vibración ha sido espectacular. No solo vibraba el juguete sino también toda la polla que tenía enterrada en mi culo. Con esa vibración no he podido evitar el orgasmo, y con las contracciones de placer me provocaba aún más placer. Se ha convertido en toda una espiral de goce desenfrenado que desembocaba en orgasmo tras otro hasta llegar a eyacular. Tener una corrida vaginal por sexo anal, es lo máximo en placer. Y por último mi pareja me ha soltado toda su leche bien caliente en mi interior. Eso ha sido lo mejor. Con tanto placer y esa sensación de arder mi culo su semen ha sido como aplicarme una crema calmante. Mi mejor experiencia con diferencia.
Mi próximo objetivo es probar el fisting anal después de una buena sesión de sexo para dilatar. ¿voluntarios?