Mi actriz porno favorita - Capítulo Tres

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Capítulo3

Ante aquella inesperada y tal vez desconcertante pregunta, Shuichi no sabía muy bien lo que contestar ya que tampoco llegó a comprenderla muy bien, entonces, cuando finalmente estaba a punto de abrir su boca para preguntar, la joven se inclinó un poco sobre la pequeña mesa que tenían delante del sofá donde se encontraban sentados para coger su bolso y empezar a buscar algo en él.

-         Veamos… tiene que estar por aquí… ¡Ah! ¡Aquí está! – y con su habitual y cálida sonrisa, terminó sacando de su bolso lo que parecía ser dos tacos de fotografías diferentes. – Eran para firmar y repartir a los fans en la conferencia de hoy, pero… supongo que ya no importa. – soltó un pequeño suspiro. – En fin, puedes elegir una de las dos y gustosamente te la dedicaré, ¿Qué me dices?

Sin retirar ni un solo instante aquella bonita sonrisa de su rostro, Megumi expuso ambas fotografías para que Shuichi pudiera verlas y elegir una de ellas, pues en la primera, destacaba bastante su enorme busto mientras que en la segunda se realzaba algo más su trasero.

-         P-pues… supongo que esta… - tras un tímido gesto de su mano, Shuichi eligió la fotografía donde sus pechos destacaban más.

-         Vaya… así que te gustan mis pechos…

-         ¡N-no quise decir eso! P-perdona…

-         ¡Qué mono eres! Tan solo te estaba tomando el pelo otra vez… - dijo con otra de sus cálidas sonrisas. – Déjame que te la dedique…

Y apoyándose sobre la mesa, sobre la fotografía escribió “Con cariño para mi amigo Shuichi, de Megumi” , quedando después el joven algo perplejo ante aquellas palabras.

-         ¿A-amigo?...

-         Bueno… me salvaste la vida, eso tal vez nos convierte en amigos, ¿no crees? ¡Vamos! No le des tanta importancia, es solo una dedicatoria.

-         P-pero para mí… significa mucho tener una foto dedicada tuya…

-         Una foto de mis pechos que tanto te gustan… -dijo en tono burlón.

-         ¡N-no lo digas así!

-         ¡Eres tan gracioso, Shuichi! Oye… no tienes que preocuparte por ello, siempre y cuando sea con respeto, no me importa que me digan comentarios sobre mi cuerpo, al fin y al cabo estoy acostumbrada.

-         L-lo entiendo pero… yo no quisiera decir algo que pudiera molestarte…

-         Venga… pero tampoco es necesario que te cortes tanto… - entonces inesperadamente y desconociendo el motivo, Megumi abrió un poco más el batín de la madre de Shuichi que llevaba puesto haciendo que así sus pechos quedaran un poco más al descubierto. – Si te gustan mis pechos… puedes decirlo… yo no voy a enfadarme.

Pero aquella escena parecía tan irreal que Shuichi no fue capaz de procesarla, se quedó helado, en blanco, esperando en cualquier momento despertar en su cama.

-         Vamos… ¿No tienes nada que decir? – su tono de voz sonaba tan dulce como de costumbre pero ahora también arrastraba cierto toque meloso y pícaro.

-         E-etto… yo… b-bueno… - estaba siendo demasiado para él, intentaba hacer todo lo posible por desviar su mirada pero le estaba costando horrores, pudo ver también más claramente sus dos pequeños lunares que tanto le gustaban sobre su pecho izquierdo, y fue entonces en ese momento cuando Megumi terminó por cerrar el batín.

-         Eres un buen chico… Shuichi. – esas fueron las palabras de la idol tras cerrar el batín y tras un par de segundos en silencio, había desaparecido también el tono meloso y pícaro de su voz.

Pero el joven estudiante también iba a necesitar unos instantes para recuperarse y asimilar lo que acababa de pasar, su corazón estaba acelerado y sentía prácticamente todo su cuerpo caliente.

-         Me gustan mucho tus pechos… Megumi, y quiero que sepas que te lo digo con todo el respeto. – ante aquella inesperada respuesta, un pequeño gesto de asombro se dibujó sobre el rostro de Megumi.

-         ¿Lo ves, tonto? No era tan difícil… - suspiró. – Escucha… ¿Es… mucho pedir si me quedo aquí esta noche?

Y con aquella nueva pregunta, Shuichi volvió a quedarse sin saber muy bien lo que decir, aunque al ver de pronto el aparente entristecido rostro de Megumi, sus palabras salieron casi automáticamente de su boca.

-         P-pues… para mí no sería una molestia ya que mis padres no vendrán esta noche… puedo prepararte la cama de ello pero… ¿De verdad te parece bien quedarte aquí sin apenas conocerme?

-         Es que… no tengo demasiadas ganas de regresar a casa… - otra vez aquella triste expresión en su rostro que curiosamente no había aparecido en toda la noche hasta que no había mencionado el tema de marcharse, como si realmente no quisiera irse. – Además, mi ropa todavía no está lista, ¿No es así?

Y así fue, Shuichi se marchó a preparar la cama para su invitada sin que su cabeza dejara de dar vueltas intentando asimilar todo lo que estaba pasando, pues tal vez si él fuera de otra manera y más lanzado, ya le hubiera propuesto algo indecente a Megumi o incluso se hubiera lanzado a sus pechos cuando antes ha tenido la oportunidad, pero él no era así, era cierto que había llegado a excitarse al tenerla tan cerca con su cuerpo húmedo y recién duchado y cubierta únicamente con el batín, pero quería seguir siendo el de siempre, quería seguir bajo su propia idea de “soy fan de Megumi pero la respeto ante todo, ojalá pudiéramos ser amigos de verdad”

-         Ya está lista tu habitación. – condujo tímidamente a su invitada a su habitación y la invitó a pasar dentro para que descansara, pero antes de entrar, se detuvo justo en la puerta.

-         Gracias por todo lo que has hecho esta noche por mí… Shuichi. – de nuevo, aquellas palabras con su habitual tono de voz dulce acompañado de un ligero toque de tristeza.

-         Creo… que más bien soy yo el que debería agradecerte que confiaras en mí… supongo que bueno… podría haber acabado siendo un fan loco obsesionado contigo y…

-         Shuichi, ¿Qué estás diciendo? – con aquella pregunta con la que acababa de interrumpirme, la expresión de su rostro cambió a una más sería.

-         B-bueno… perdona… solo quise decir que no suelo ser como esas personas que te dicen comentarios obscenos en tus directos… - fue en ese momento cuando Shuichi se dio cuenta de que no estaba diciendo nada más que tonterías y que todo aquello sobraba.

-         Mira… no creía que fuera a tener que ser así de clara contigo, me has salvado la noche, sí, he intentado ser agradecida contigo por ello y lo mínimo que he podido hacer ha sido dedicarte y firmarte una fotografía mía, pero bien, sí lo que quieres como recompensa es que me acueste contigo esta noche, solo tienes que decírmelo.

-         ¡¿Eh?! ¡N-no no! ¡No quise decir eso! – fueron unas palabras tan frías e inesperadas que Shuichi no supo muy bien lo que responder, aquel cambio tan brusco en su invitada no lo vio venir.

-         ¿Entonces qué quisiste decir?... ¿Qué es lo que quieres entonces? ¿Qué te deje tocar mis pechos un poco? ¿Qué te haga una mamada?

-         ¡M-megumi por favor!...

-         Escucha… ¿Te haces una idea de con cuantos hombres me he acostado? ¿Crees que acostarme contigo cambiaría algo? Para mí uno más no significaría nada… así que si lo que quieres es usar mi cuerpo como recompensa, agradecería que me lo dijeras directamente.

Fue un momento tan inesperado, que Shuichi empezó a sentirse algo forzado e incómodo, necesitó unos instantes para intentar calmarse y arreglar aquella situación que él solo había causado.

-         No Megumi… es cierto que para mí eres la chica más atractiva que he conocido en mi vida y me considero un gran fan tuyo pero… te respeto… te respeto Megumi… no quiero acostarme contigo. – tras su respuesta, hizo un pequeño esfuerzo por intentar mirarle a los ojos, unos ojos que aparentaban desprender cierta tristeza.

-         Pues entonces no lo estropees… ¿De acuerdo? – al menos le dedicó una pequeña sonrisa antes de cerrar la puerta susurrando después un suave “buenas noches”.

Y entonces amaneció, aunque prácticamente no había pegado ojo en toda la noche tras todo lo ocurrido y teniendo en cuenta que su idol y mayor actriz porno de su país se encontraba durmiendo bajo el mismo techo que él.

Salió de su habitación, quería ver si ya se había levantado pero no tenía ni idea de cómo llamar a la puerta de la habitación donde Megumi se encontraba durmiendo, entonces, sus dudas empezaron a disiparse cuando se encontró con una nota sobre la pequeña mesa frente a los sofás:

Gracias por todo lo que has hecho por mí,

y siento haberme alterado anoche contigo,

no tienes culpa de nada, eres un buen chico, Shuichi.

Me ha encantado conocerte, no dejes de apoyarme nunca en mi trabajo.

Por favor, por favor te lo pido.

Así que se había marchado, había cogido su ropa limpia y se había marchado, al menos había dejado una nota, una nota que le resultó un tanto curiosa sobretodo por sus últimas palabras, pero no quiso darle demasiada importancia, así que junto a la fotografía firmada, lo guardaría todo como un gran tesoro, un gran tesoro que le haría recordar que lo que había pasado aquella noche, no había sido un sueño.

Pero aquel no iba a ser precisamente un día agradable para Megumi, decidió tomarse libre lo que quedaba de mañana, ni siquiera tuvo ganas de comentar nada por sus redes sociales como suele hacer todos los días, se sentía agotada, no podía dejar de pensar en todo lo ocurrido en el día de ayer y en su escapada, una escapada que ahora iba a traerle problemas.

-         ¿Y bien…? ¿Puedo saber dónde te habías metido toda la noche? Me tenías preocupado. – dijo aquel hombre en un tono bien serio.

-         Después de la discusión que tuvimos antes del evento, no es que tuviera precisamente muchas ganas de saber de ti. – respondió la idol lo más firme que pudo.

-         Te las estás jugando Megumi… eres consciente de que me lo debes todo, ¿verdad? – parecía que la conversación no iba demasiado bien, en la frente arruga de aquel hombre que estaría ya cerca de la cuarentena de edad se apreciaba el cabreo que llevaba. – Soy tu representante, el encargado de cuidar de ti y limpiar tu imagen, no puedes desaparecer así sin más.

-         Ya te lo he dicho… necesitaba estar sola y pensar en mis cosas, deberías saber mejor que nadie que con este trabajo que tengo estoy sometida a mucha presión… ¿Lo recuerdas?

Con aquella respuesta, parecía que aquel hombre había entrado un poco en razón, soltó un pequeño suspiro, se ajustó bien el cuello de su traje y su corbata y se acercó a su idol.

-         Perdona… tienes razón, tienes razón… tal vez no fui muy justo contigo anoche, pero ya sabes cómo funcionan las cosas en este mundillo.

-         Mira… yo también lamento haberte tenido toda la noche preocupado, pero estoy bien, ¿De acuerdo? Solo te pido que de vez en cuando me dejes algo de tiempo para mí, por favor, hay veces que lo necesito, y anoche fue uno de esos momentos.

Tras un nuevo instante de silencio, el representante cogió el teléfono de su despacho para llamar a su secretaria.

-         Cancela todas mis citas de hoy, me tomo el día libre. – tras colgar el teléfono, el asombro había hecho acto de presencia en el rostro de Megumi.

-         ¿Qué es lo que estás haciendo? Se suponía que hoy tenías una reunión muy importante. – le dijo Megumi.

Pero antes de responderle, aquel hombre elegante se acercó a su idol para acariciar suavemente una de sus mejillas y mirarle a los ojos después.

-         Pero nada es más importante que cuidar de mi chica… ¿No crees? – un ligero sonrojo apareció ahora sobre el rostro de Megumi.

-         Entonces… ¿Estoy perdonada? – pero en vez de responderle, el representante acercó su rostro al de la chica para después fundir sus labios con los suyos en un cálido beso, un beso que después se alargó por unos instantes más.

-         Tan solo quiero lo mejor para ti… ¿De acuerdo? Y sabes que nadie te va a querer tanto como yo, lo entiendes, ¿Verdad?

-         S-sí… - fue una tímida respuesta aunque algo “presionada” tal vez, sus mejillas continuaban coloradas por aquel beso y la idol no supo qué más decir.

-         Anda, te llevaré a casa, ponte uno de los bonitos vestidos que te he comprado, esta noche eres la única persona que existe para mí.

Y así fue, al llevarla a casa se puso uno de sus vestidos más bonitos y caros regalados por su representante, después la llevó a cenar a uno de los restaurantes más caros y famosos de la ciudad, acto seguido se fueron a tomar un par de copas a un local de clase alta para después terminar culminando la noche en uno de esos “hoteles tan especiales” en los que aquel hombre solía llevarla, un hotel en el que solo gente de alta clase como ellos podían entrar.

Y entonces lo hicieron, una y otra vez, no salieron prácticamente en toda la noche de la cama probando infinidad de posturas y así hasta el amanecer. Empezó siendo algo bonito, pero una noche con una actriz porno da para mucho y aquel hombre terminó sometiéndola con sus juegos y fetiches haciendo con ella todo lo que se proponía.

Pero a ella no le importaba, estaba acostumbrada a cosas peores por su trabajo, pero esta vez era diferente, con él siempre era diferente, no le importaba hacer lo que fuera necesario con tal de hacerle feliz, pues estaba enamorada, muy enamorada de la persona que la había llevado a la fama.