Mi actriz porno favorita - Capítulo Dos

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Capítulo2

Había pasado todo tan deprisa, que todavía no había tenido tiempo ni de asimilarlo. Continuaba lloviendo, y en cuestión de segundos sin ni siquiera pensarlo, había pasado de correr solo a correr arrastrando de su mano a la persona con la que acaba de toparse en el callejón, sin detenerse, sin mirar atrás, sin detenerse a pensar en nada ya que aquello parecía tan irreal, que continuaba pensando que en cierto modo en cualquier momento abriría los ojos y despertaría en su cama.

Entonces tras llegar a casa, cerró bien la puerta y se quedó apoyado en ella intentando recuperar un poco el aliento tras haber corrido hasta allí. Se encontraba algo empapado tanto de lluvia como de sudor, y cuando finalmente se sentía mínimamente recuperado, centró su atención y mirada en la persona que se encontraba a su lado izquierdo tan cansada y agotada como él.

–                   G-gracias... - su voz llegó a sonar tan dulce como siempre aunque estaba acompañada de un pequeño jadeo al no haberse recuperado totalmente todavía de la carrera hasta aquel piso desconocido para ella.

–                   ¿M-megumi?... Eres Megumi... ¿Verdad?

Parecía que había llegado el deseado momento de empezar a asimilar todo lo que acababa de ocurrir en los últimos minutos, pues sin pensar en las posibles consecuencias, acababa de traer a una “desconocida” a casa la cual parecía estar huyendo de algo, o de alguien...

–                   Perdona... siento haberte asustado... - tras sus palabras de disculpa, se quitó sus gafas de sol con las que intentaba ocultar su rostro y centró su mirada en aquel chico que acababa de rescatarla. - Sí... soy Megumi Takahasi y bueno... no te conozco de nada pero... gracias por haberme sacado de allí.

A pesar de lo sudoroso y húmedo que se encontraba su rostro, intentó mantener aquella dulce sonrisa que solía mostrar siempre arrastrando también en su rostro cierta sensación de culpabilidad por todo lo que acababa de pasar.

No quedó ninguna duda, había asistido a un evento público para conocer a su actriz porno favorita, evento el cual habían suspendido y de pronto, cuando se disponía a regresar a casa, se topó con ella inesperadamente pidiendo su ayuda al aparentar estar huyendo de algo.

–                   ¿Quieres pasar?... - fue tal vez una pregunta algo delicada y atrevida pero tampoco podía dejarla allí en el recibidor de casa, pero prefería no pensar, jamás en la vida se hubiera imaginado estar en una situación como aquella y prefirió ir actuando de manera improvisada.

Entonces asintiendo levemente con su cabeza, aquella chica se adentró un poco más hasta llegar al salón principal.

–                    Lamento mucho lo ocurrido... en aquel momento estaba un poco presa el pánico y... sin pensarlo dos veces, te pedí que me sacaras de allí.

–                   N-no te disculpes... al fin y al cabo... yo también tengo algo de culpa, soy un desconocido el cual acaba de traerte a su casa sin más...

Ante las palabras del muchacho, aquella joven se giró para mirarle con una pequeña sonrisa en su rostro.

–                   No te preocupes... no pareces una mala persona... - con aquel comentario pareció disipar un poco la tensión y confusión que había entre ellos, momento en que también aprovechó para abrir un poco la larga gabardina con la que vestía. - Vaya... estoy empapada...

Aquel momento no supo ya muy bien como interpretarlo, volvió a pensar que no tardaría en abrir los ojos y despertar, pues Megumi acababa de abrir su gabardina mostrando el vestido que llevaba dejado, era rojo y muy sexy, demasiado sexy, demasiado corto por la parte de debajo y demasiado escotado por la parte de arriba. No podía creerlo, por primera vez en la vida, estaba viendo parte de aquellos deseados pechos con sus propios ojos.

–                   E-esto... sé que tal vez no suene muy bien lo que voy a decir pero... si lo necesitas puedes usar la ducha, puedo dejarte una bata de mi madre mientras tu ropa se lava y se seca.

–                   ¿No están tus padres? - preguntó de manera curiosa.

–                   No... viajan bastante por negocios.

–                   Vaya... - soltó un pequeño suspiro. - Está bien... supongo que no tengo elección, intentaré marcharme cuanto antes para no causarte más molestias.

La situación era cada vez más irreal, ambos sujetos aparentaban hablar de manera avergonzada, ella posiblemente por haber acabado molestando en casa de un desconocido e incluso tener que utilizar su ducha, y él, porque de pronto y por arte de magia, tenía en su casa a la famosa chica a la cual llevaba años admirando.

Llegó entonces la segunda tanda para intentar asimilar todo lo que estaba sucediendo: se encontraba sentado en uno de los sofás del salón, nervioso, confundido... mientras que su ídolo y actriz porno favorita, se encontraba dándose una ducha en su cuarto de baño.

–                   Me encuentro mucho mejor, g-gracias... - al escuchar aquella dulce voz, dejó de pensar en todo aquello y centró su atención y mirada en la figura que acababa de aparecer por la puerta, era Megumi recién duchada, su dulce aroma había invadido ya todo el salón, y como era de esperar, la bata que aquel muchacho le había dejado, le venía algo pequeña. - Perdona... intento cerrarla pero... esta bata es un poco pequeña para mí... - aquellas palabras sonaron demasiado inocentes y fueron acompañadas de una sonrisa tal vez un poco “tonta” por su parte, aparentando con ello no tener mucho que ver con su faceta de actriz porno por la que se le conocía, y para rematar la situación, intentaba hacer lo posible por tapar un poco sus pechos con sus manos los cuales se veían algo apretados dentro de la bata, viéndose también un poco los dos pequeños y sexys lunares que tenía sobre su pecho izquierdo, dos lunares por los cuales también era bastante reconocida y que por supuesto, a Shuichi le encantaban.

–                   T-tú ropa se encuentra en la lavadora... intentaré tenerla lista cuanto antes... - aquellas palabras salieron por la boca del muchacho en carrerilla, al mismo tiempo en que desviaba su mirada avergonzado por respeto y por no haberse visto nunca en su vida en una situación así.

–                   Ya veo... gracias. - y tras aquel pequeño agradecimiento, la joven se acercó al muchacho para de pronto terminar sentándose a su lado en el mismo sofá. - ¿Y bien? Visto que vamos para rato... ¿Qué hay de ti? ¿Cómo te llamas?

Con aquellas palabras, parecía ya algo más tranquila o al menos lo aparentaba, al muchacho le costó un poco pero volvió a mirarla esta vez de reojo pudiendo ver como una pequeña sonrisa se había dibujado en el rostro de la actriz.

–                   P-pues... me llamo Shuichi, tengo dieciséis años y voy al instituto, poco más hay que decir sobre mí... - no era precisamente uno de los alumnos más atractivos de su centro pero tampoco era de los más feos, Shuichi era más bien un chico normal, algo más bajo tal vez que los chicos de su edad, con un rostro menos maduro también que sus compañeros, un rostro en el cual podrían apreciarse unos ojos de una tonalidad verdosa y su cabello ni muy corto ni muy largo era de una tonalidad castaña.

–                   ¿Y qué hacías corriendo por aquel callejón, Shuichi? - era una pregunta delicada, más de lo que parecía, ¿Debería mentirle? Pensó que tal vez lo mejor sería ser sincero pero ocultando parte de la verdad.

–                   B-bueno... yo... al ver que el evento se había cancelado y que había empezado a llover pues... me fui a casa corriendo cuando me topé contigo y...

–                   Espera... ¿Eres un fan? ¿Estabas allí por el evento?

Fue la segunda pregunta delicada, ¿Qué podía contestar a algo así? La voz de Megumi sonó un poco más seria de lo que había estado sonando pero sin perder su dulzura, e intentado centrar de nuevo su mirada en ella sin que sus ojos se desviaran a sus pechos los cuales sobresalían bastante de la bata, respondió.

–                   S-sí... soy un fan... - empezó a notar entonces sus mejillas enrojeciéndose.

–                   Vaya, ¡Qué sorpresa! - respondió con una deslumbrante sonrisa mientras juntaba las palmas de sus manos. - Y dime, ¿Qué película mía te gusta más? - aquella sí que iba a ser realmente una pregunta delicada, empezó de pronto a hablar de manera tan natural, que para Shuichi iba a ser imposible responderle de la misma manera.

–                   P-pues bueno... yo... esto...

–                   Oye, no tienes porqué preocuparte ni ponerte tan nervioso, sé que... bueno... tal vez no me dedico a algo muy “normal” pero, con el tiempo he aprendido a llevarlo con naturalidad, así que dime, no te cortes. - sus palabras sonaron tan confiables y dulces que aquel muchacho terminó por responder.

–                   “Los lascivos juegos con nuestra profesora”, supongo...

Fue una respuesta tal vez un tanto arriesgada y delicada, pues aquella, estaba considerada una de sus películas más fuertes de todas las que había rodado. En ella, interpretaba el papel de una nueva y joven profesora en un instituto que poco a poco empezó a ser acosada por sus alumnos, y en la parte final de la película, acabó siendo forzada y violada por unos quince de sus alumnos. Las escenas eran todas bastante subidas de tono, pues quince penes dan para mucho y evidentemente fue violada por muchos de ellos a la vez utilizando prácticamente todos los agujeros de su cuerpo, quedando al final completamente rendida, traumatizada y tirada en el suelo, momento que los alumnos aprovecharon para masturbarse por última vez llegando a correrse todos encima de ella dejando su cuerpo cubierto del esperma resultando aquella una escena tan morbosa como desagradable.

–                   Vaya... vas a lo fuerte, ¿Eh?

–                   ¡P-perdona!

–                   No te preocupes. - volvió a lanzarle otra cálida y tranquilizadora sonrisa. - Reconozco que fue una de las películas que más dura fue de rodar, pero al ver que el resultado gustó tanto, me sentí muy satisfecha de ello.

–                   S-sí... supongo que tuvo que ser muy duro... - murmuró algo avergonzado y sin atreverse casi a mirarla.

–                   Entre tú y yo, creo que fue la película en la que más semen tragué.

–                   ¡¿Qué?! P-pero...

–                   ¡Jajaja sabía que reaccionarias así! Perdona, solo quería ver tu reacción, en el fondo eres muy tímido, ¿verdad?

–                   B-bueno... supongo que aunque sea fan tuyo... no puedo decir esas cosas con tanta naturalidad...

–                   No te preocupes, lo entiendo, sé que hay muchos que no aceptan mi trabajo, y reconozco que al principio era algo que me deprimía un poco. Pero con el tiempo aprendí a superarlo y a aceptarlo, no me queda otra, soy actriz porno y hay películas en las que he llegado a hacer cosas muy obscenas, ¿Y qué? Si no te aceptas a ti mismo y actúas con naturalidad en ciertos casos, no podrás avanzar en la vida. Mira, ¿Recuerdas mi última película?

–                   ¿Rotación...?

–                   Rotación Anal, sí, no tengas vergüenza en decirlo que no pasa nada. - volvió a sonreír. - Supongo que te darías cuenta del tamaño del miembro del tío con el que me acosté.

–                   S-sí... bueno...

–                   ¡Pues tras finalizar la grabación estuve una semana con un desgarro anal! Parece patético y vergonzoso, y el rumor se extendió por redes sociales, pero si no lo acepto y aprendo a reírme de ello, no estaría hecha para esta profesión.

–                   V-vaya... así que lo del desgarro era verdad...

–                   ¡Ese tío tenía una tranca enorme! Mira que he practicado sexo anal en numerosas ocasiones pero... esta última vez fue la más dolorosa de todas.

A Shuichi todavía le costaba acostumbrarse a la manera tan natural que Megumi tenía para hablar de aquellas cosas tan sucias y sin dejar de sonreír en todo momento.

–                   Por cierto, has hecho mucho por mí y creo que todavía no te lo he agradecido lo suficiente.

–                   ¿Eh? ¿Qué quieres decir? - preguntó el joven intrigado.

–                    Pues... que me parece que de alguna manera tendré que compensarte, ¿No te parece?