Mi actriz porno favorita
Shuichi es un joven de 17 años de edad muy fan de la actriz porno más conocida de su país, lo que no sabe, es que tal vez el destino tenga intención de hacer que aparezca en su vida...
Capítulo 1
Era ya prácticamente la hora establecida y el evento por el cual llevaba esperando todo el día estaba a punto de empezar. Se aseguró primero de que todo estuviera en orden y de que nada ni nadie pudiera interrumpirle, pues estaba solo en casa como venía siendo lo habitual, encerrado en su habitación con las luces apagadas y la persiana de la ventana bajada también, así que ya solo le quedaba hacer una sola cosa, se sentó delante de su ordenador y accedió a la página web donde iba a emitirse en directo aquella retransmisión que quería ver.
– ¡Buenas noches mis pequeños! ¿Les hice esperar? - y allí estaba ella, tan radiante como lo estaba siempre en todos los directos que retransmitía vía online desde su página web para sus fans, y es que con tan solo verla sonreír, aquel muchacho ya tenía suficiente para olvidarse de todo. - ¿Qué tal estáis todos? ¿Me echaron de menos?
Realmente admiraba aquella persona, la apreciaba, la valoraba... aunque nunca había podido llegar a verla en persona y a pesar de que tampoco dejaba de tener en cuenta a lo que se dedicaba. Pero aquello no le importaba, era cierto que su enorme afición y fijación por ella a veces la hacía sentir culpable por tratarse de algo tan “sucio”, pero hacía siempre el esfuerzo por no pensarlo ni verlo de aquella manera, algo, que por lo visto, pocos eran capaces de hacer al ver los comentarios que los demás usuarios le escribían y aparecían en pantalla.
– ”Madre mía estás muy buena”
– ”Hola guapa, ¿te paso mi número y quedamos?
– “¿Habéis visto que par de tetas tiene?”
– “¿Cuantas vergas te comiste hoy?”
– “Jajaja en su último vídeo le hicieron anal, patético”
– “Podrías haberte dedicado a otra cosa en la vida, pero te follaba igualmente”
Eran el mismo tipo de comentarios que prácticamente recibía en todos sus directos, algunos llegaban a ser agradables, comentarios de los verdaderos fans, pero la gran mayoría de los comentarios eran ofensivos y proponiéndole cosas indecentes, pues tratándose de la profesión que ejercía, era normal que siempre apareciera algún descerebrado en sus directos con intención de molestarla.
Se llamaba Megumi, tenía veinticuatro años y estaba considerada una de las mayores actrices porno del momento, al menos aquí en su país, Japón. Pero no era una actriz cualquiera, asistía a eventos y convenciones, daba charlas, hacía directos vía online con sus fans y solía mantener medianamente un ligero contacto con ellos desde sus redes sociales, además, también era modelo y aparecía de vez en cuando en revistas de moda y lencería, en resumen, a una persona como ella que se dedicaba a lo que se dedicaba, de alguna manera se le podría atribuir el nombre de “idol”, pues al fin y al cabo, cumplía con la función de hacer “felices” a sus fans.
– Chicos... ya sabéis que en este tipo de directos no puedo mostrar gran cosa, no me pidáis que me quite algo de ropa, por favor. - acostumbraba a decir aquella frase en prácticamente todos sus directos, con aquel tono de voz tan dulce y con aquella pequeña sonrisa que solía adaptar en momentos así, pues evidentemente algunos de los usuarios solían escribirle en los comentarios que se quitara alguna prenda o incluso que se tocara, y aunque algunas veces hasta había hecho directos en bikini, no tenía permitido pasar de esa línea.
– “Eres una zorra”
– “Pues bien que te dejabas manosear en tu última película...”
– “Yo ya me estoy pajeando solo con tu cara”
– “Jaja tío pues con el escote que llevas yo ya tengo bastante para tocarme”
“Idiotas... estaríais mejor todos muertos...” Aquel muchacho llegaba a sentirse realmente mal por ella cuando algunos de los usuarios le soltaban comentarios obscenos a la chica que tanto admiraba. Solía preguntarse bastante de qué manera encajaría ella ese tipo de comentarios, ¿Los leería y los ignoraría sin más? ¿Realmente le afectarían pero hacía lo posible para continuar allí retransmitiendo para sus verdaderos fans?
– Resiste... debes resistir, venga, tú no eres como ellos... - eran palabras que solía repetirse para sí mismo, pues aunque era incapaz de soltarle algún comentario obsceno ya que él no era así y la admiraba demasiado como para faltarle al respeto, lo que sí que era cierto y llegaba a sentirse algo culpable por ello, era que la consideraba la chica más atractiva que había visto en su vida, y al fin y al cabo, él no era más que un chico virgen de dieciséis años el cual intentaba hacerse sentir menos culpable a sí mismo pensando que a su edad era lo más normal del mundo llegar a sentir atracción sexual por chicas así.
Pues al fin y al cabo, Megumi era una hermosa chica de largo y precioso cabello negro que solía caerle sobre sus hombros o directamente sobre su espalda, su pálido y bonito rostro estaba adornado con unos preciosos y brillantes ojos marrones de una tonalidad acaramelada, y evidentemente, teniendo en cuenta a lo que se dedicaba, se rumoreaba que en su adolescencia se había desarrollado antes que el resto de chicas de su instituto y por lo tanto, tenía una figura esbelta y curvilínea llegando a resumirse aquello en un cuerpo de infarto, y sobretodo, tenía también aquel par de atributos por el cual solía ser reconocida: unos preciosos y excitantes pechos de un tamaño considerable.
– Aunque bueno... si es solo un poco... supongo que no habrá problema... - aquellas palabras causaron en el muchacho que de pronto centrara su atención más todavía en el directo. Pudo apreciar como el rostro de Megumi se sonrojaba al mismo tiempo en que desviaba su mirada hacia otro lado, aquella inocente expresión suya tan reconocida que solía adaptar en muchas de sus películas cuando empezaba “la acción”, entonces en ese momento, empezó a desabrocharse lentamente los botones de su camisa para dejar su escote medianamente más al descubierto de lo que ya estaba viéndose más claramente el seductor y excitante sujetador rojo que llevaba debajo.
“No... no me hagas esto...” Eso fue lo que pensó pero ya era demasiado tarde, cuando quiso darse cuenta, su mano derecha se encontraba manchada de su propio esperma y suerte que ya había preparado de antemano los pañuelos de papel por si algo así llegaba a suceder. “Tranquilo... Megumi es muy atractiva y tú eres un adolescente... es normal que te excite”... Pero a pesar de intentar mentalizarse, la culpabilidad todavía rondaba por su cabeza.
Después de aquello, Megumi todavía llegó a deslizar sus manos por encima de sus pechos en un par de ocasiones para contentar a sus fans al otro lado de la pantalla, sin retirar en ningún momento aquella inocente pero excitante sonrisa que solía adaptar siempre. Era curioso, en ocasiones aparentaba ser una persona tan pura, dulce y bondadosa, que costaba creer que se dedicara a la industria del porno, ¿Sería realmente aquella una sonrisa sincera? ¿Disfrutaba de aquello que hacía? Posiblemente, sería su único fan que llegaba a hacerse preguntas como aquellas.
Pero para él no era una simple actriz porno más como otra cualquiera. La admiraba, seguía su carrera desde hacía ya mucho tiempo, era cierto que tenía todos los DVDs, revistas y álbumes de fotos que habían salido sobre ella, pero sobretodo, de alguna manera el verla sonreír en sus directos le transmitía felicidad, el despertar cada día y verla dando los buenos días a todos sus fans en redes sociales le daba fuerzas para afrontar el día... aquella chica se dedicaría al mundo del porno y en más de una ocasión aquel chico había terminado masturbándose viendo sus películas y directos, sí, pero en cierto modo y sin saber como explicarlo, antes que pensar en ella obscenamente, cuando pensaba en ella había algo que sentía por encima de todo: quería abrazarla, quería protegerla, sentía una tremenda necesidad de tenerla cerca y ser su... ¿Amigo? Tonterías... a veces le daba por pensar que estaba enamorado, pero, ¿Cómo iba a enamorarse de una chica a la cual ni conocía? Solía pensar que lo sabía todo sobre ella y que la conocía, pero realmente no sabía nada, tan solo sabía una cosa, y era que a pesar de desconocer el verdadero motivo, saber acerca de aquella persona aunque tan solo fuera a través de redes sociales, le hacía sentir bien.
– Ah... antes de que se me olvide, chicos, quería informaros de algo. - parecía que el directo de Megumi estaba llegando a su fin, momento también en el que aquel muchacho estaba terminando de limpiar sus partes íntimas con un pañuelo de papel. - Este Viernes por la tarde, estaré en uno de los centros comerciales del centro de la ciudad, daré una pequeña conferencia y posiblemente pueda firmar algún autógrafo, ¡Me encantaría veros y hablar un rato con vosotros! Dejaré la dirección del centro comercial en mis redes sociales, ¡Espero veros a todos allí!
Espera... ¿Qué? ¿Qué acababa de decir? Aquel centro comercial que había indicado se encontraba no muy lejos de donde vivía. Entonces empezó a ponerse nervioso, muy nervioso, ¿De verdad iba a tener la posibilidad de conocer en persona a la chica que tanto admiraba? Era uno de esos momentos que se esperaba con tantas ganas pero a la hora de la verdad no sabría ni lo que decir, pero la decisión estaba tomada, el próximo Viernes asistiría a dicho encuentro.
Y así fue, el resto de la semana le resultó eterna pero cuando quiso darse cuenta, ya se encontraba en la cola que se había formado en la entrada del centro comercial a la espera de la estrella. Había asistido en solitario, pues no tenía muchos amigos que digamos y menos todavía alguien que pudiera acompañarle a un evento como aquel.
Se palpaba el nerviosismo en el ambiente, podía escuchar comentarios de los asistentes y algunos parecían tan impacientes como él por verla, otros sin embargo, se dedicaban a bromear y a soltar comentarios obscenos sobre ella como los que escribían en sus directos por internet.
“Voy a verla... voy a verla en persona... a Megumi... a mi ídolo...” No dejaba de repetirse palabras así para sí mismo pero ni aun así terminaba de creérselo, estaba como ensimismado con sus pensamientos cuando de pronto algo llamó su atención, y a pesar de que no había podido escuchar aquellos nuevos comentarios desde el principio, sus oídos llegaron a alcanzar palabras en plan “se cancela”, “vaya timo” o “menuda desilusión”, incluso algún “será zorra...” llego a escucharse también, pues al parecer, aquel evento se había cancelado.
“No... no puede ser” Algunos de los asistentes empezaron a marcharse por no decir la gran mayoría. Aquel muchacho todavía no había terminado de asimilarlo y por lo tanto tampoco quería marcharse ya, se había quedado donde estaba viendo a la gran mayoría de los asistentes marcharse, algunos tiraban al suelo los panfletos de publicidad que habían repartido para anunciar el evento para después pisarlos, entonces de pronto también empezó a llover, ¿Qué más podía salir mal?
“Megumi...” Y tras murmurar su nombre, acababa de darse cuenta que se había quedado allí solo bajo la lluvia. Ya no había nada que hacer, tan solo quedaba regresar a casa con las manos vacías tal y como había venido, y de tan solo pensarlo, le resultó inevitable no echar a correr sin mirar atrás empezando sus lágrimas a hacer acto de presencia en su rostro.
“¿Qué estoy haciendo?... ¿Estoy llorando por no haber podido ver a una persona que se dedica al mundo del porno? No... Megumi no es así... ella es mucho más para mí... ella es diferente...” Eran las palabras que se repetía mentalmente mientras corría bajo la lluvia, ni siquiera era consciente de a donde se dirigía, pues se había adentrado en uno de los pequeño callejones que rodeaban el centro comercial sin dejar de correr con la cabeza ligeramente inclinada hacia abajo cuando de pronto, una puerta se abrió repentinamente casi cuando él estaba a punto de pasar por delante saliendo de ella alguien que incluso parecía llevar más prisa que aquel muchacho.
Y la colisión entre ambos fue inminente, a pesar del susto el muchacho logró mantenerse en pie pero la persona que acababa de salir por la puerta parecía llevar un par de tacones y junto al encharcado suelo, terminó tropezando y cayendo quedando sentada en el suelo tras soltar un pequeño grito.
Entonces de pronto parecía que el tiempo se había detenido, o más bien, parecía que aquel sería el típico momento en el que abriría sus ojos y se encontraría tumbado en su cama, pues a pesar de la larga gabardina marrón de clara tonalidad que llevaba puesta por encima y de las gafas de sol con las que intentaba ocultar su rostro, era más que evidente que para un gran fan para él, no iba a lograr pasar desapercibida.
– ¿Megumi?...
– ¡S-sácame de aquí! - aquella muchacha le gritó desde el suelo todavía sin levantarse, parecía nerviosa, alterada, y fue una reacción tan repentina e inesperada que aquel joven no supo lo que hacer.
– Pero... ¿Qué está sucediendo?...
– ¡Ayúdame por favor! ¡Tienes que sacarme de aquí!