Mi abuelo materno (1)

Madre e hija, tienen que regresar a casa de los padres de la madre, pero el regreso no será agradable para ambas... Spanking (Disciplina real)

MI ABUELO MATERNO   (1)

Como te dije estimado amigo Juan, voy a relatarte algunas de las azotainas que suelo recibir aun hoy día, pese a mis 23 años de edad. Empezare por mi primera azotaina y la que más me marco, aparte de que mi vida dio un cambio de 360º.

Yo entonces contaba con la edad de 14 años, y vivía con mi madre de 28 años. No sabía porque mi madre había abandonado la casa de mis abuelos, (sus padres) pero ahora 15 años después volvíamos a su casa, yo estaba muy feliz por ver a mis abuelos por primera vez. En cambio mi madre estaba muy triste y consternada, ella jamás hubiera vuelto si no fuera por mí, se había quedado sin trabajo y nos habíamos tenido que ir de la casa en donde vivíamos, en la cual había trabajado sirviendo desde antes de tenerme a mí, los señores habían decidido vender la casa e irse a vivir con sus hijos a Alemania los años restantes que les quedase de vida. Viajamos en autobús hasta un pequeño pueblo escondido en los picos de Europa, Asturias.

Nos hospedamos en una pensión del pueblo hasta que el abuelo bajara a recogernos, según mi madre tardaría aun unas dos horas. Una vez en la habitación mi madre me hizo desnudar del todo, yo no comprendía nada, y menos aun cuando empezó a vestirme con unas bragas de niña pequeña de algodón, blancas con unos ramilletes de flores de margaritas amarillas. Le pregunte porque…

-. María hija no preguntes y deja que te ponga estas ropas de niña, ya sé que tienes 14 años y que eres muy mayor para estas ropas, pero créeme es mejor para ti mi niña, que el abuelo crea que eres una niña inocente, no lo vas a pasar nada bien cuando averigüe las calificaciones que has sacado este trimestre, se fuerte y no respondas al abuelo como sueles hacer habitualmente, o lo lamentaras y no te puedes hacer idea de cómo.

Me fue vistiendo ella misma, primero aquellas horribles bragas, que me llegaban por debajo del ombligo, luego me paso por la cabeza un vestido blanco con adornos voladizos como volantes, que no me tapaba casi las bragas, luego unos calcetines cortos blancos también, y los zapatos. Luego comenzó a peinarme haciéndome dos coletas con un lazo azul, cuando me mire al espejo parecía que tenía 10 años. Minutos después llamaban a la puerta, abriéndola mi madre, ante el umbral apareció un hombre como de 60 años con el rostro congestionado, se le veía muy enfadado.

-. Padre…

-. Esta es tu hija?

-. Si…Padre…es tu nieta… María.

-. Pequeña sal fuera, tu abuela y yo debemos de hablar con tu mama, no tardaremos mucho.

Salí hacia el pasillo, al pasar por delante del abuelo, este llevaba en la mano un viejo cinturón muy grueso de cuero, y la abuela en la mano llevaba una vara como de un metro de larga, luego sabría que era de avellano. Al salir yo entraron los abuelos y yo me quede en la puerta, antes de que la cerraran vi, que mi madre se desabrochaba la falda y como esta caía al suelo a sus pies. Me quede en el pasillo y a los pocos minutos empecé a oír sonidos como si estuvieran sacudiendo una manta, no puedo decir que eran aquellos sonidos, eran extraños para mí, pero poco después supe que eran azotes, mama gemía después de oírse aquel sonido, y poco después empezó a gritar y llorar, para minutos después solamente la escuchaba sollozar y todo quedo en silencio.

No sé el tiempo que paso, pero se abrió la puerta y salieron los abuelos, con nuestras maletas en la mano, la abuela ya no llevaba la vara y el abuelo si llevaba una maleta y su feo cinturón en la otra, entonces vi a mama secándose las lagrimas de los ojos y corrí a abrazarme a ella. Salimos de la pensión y en la puerta había un auto, mi madre se subió adelante con el abuelo que era quien conducía, y la abuela me hizo subir atrás con ella, vi la cara de dolor de mi mama cuando se sentó en el asiento, el coche se puso en movimiento.

-. María, tu madre nos conto por carta que habías suspendido el curso, eso está muy mal, pero tu abuela te va arreglar pequeña sinvergüenza, Isabel encárgate de que aprenda la lección!!!

No me lo esperaba, mi abuela me agarro del lóbulo de la oreja y me lo retorció, y tiro de ella, no pude hacer otra cosa que levantarme y en ese instante me tiro boca abajo sobre sus rodillas, y empezó a darme azotes sobre mi culo fuertes, era la primera vez que me pegaban. Y enseguida empecé a llorar pues dolían mucho, aunque llevara las bragas puestas. Me estuvo dando azotes hasta que se paró el auto, el culo me ardía horrores entonces paro.

Bajamos del coche y entramos en la casa, antes de que yo pudiera acceder al interior, me agarro el abuelo de los hombros con ambas manos y me dijo;

Ahora jovencita vamos hablar tu y yo sobre esas notas, cuando me quise dar cuenta me llevaba bajo su brazo izquierdo en volandas, se sentó en una silla al tiempo que me colocaba sobre su rodilla izquierda y pasaba su pierna derecha sobre las mías, me levanto el corto vestido, y note como introducía sus dedos por la cintura de mis bragas, bajándomelas hasta las rodillas me dijo mientras yo rompía a llorar de nuevo.

-. Tu madre a intentado engañarnos vistiéndote de niña, pero tu abuela y yo no nos chupamos el dedo, y sabemos qué edad tienes realmente, por lo tanto vas a probar el cinturón que ha probado tu mama antes de venir para a casa…

Y en seguida sentí como me quemaba el cinturón en mi culo desnudo, no sé cuántos azotes me dio, pero para mí fueron muchísimos, cuando me dejo en el suelo, la abuela me agarro y apenas me dejo subirme las bragas, que sentí un nuevo azote en el culo, de mi abuela esta vez.

-. Acompáñame niña. Vamos a tu cuarto.

Yo seguía escuchando en mis oídos los chasquidos del cinturón, me volví y vi a mi madre sobre las rodillas del abuelo, con el trasero al aire y como el abuelo la azotaba de nuevo con el cinturón.

El culo me dolía horrores, lo sentía arder como si tuviese fuego encendido en él, la abuela me hizo subir casi a arrastras al piso de arriba, apenas podía caminar, la abuela me llevaba de una mano y yo la otra la tenia sobándome el culo, esta fue mi primera azotaina de las muchas que he ido recibiendo de los abuelos, hasta el día de hoy…