Mi abuela me estrenó
El chico quedó extasiado con la visión de su abuela, no sólo porque estaba muy bien físicamente, sino porque tras quitarse la ropa se tendió en la cama y comenzó una rutina que literalmente volvía loco al nieto. Empezó a acariciarse las tetas suavemente, delicadamente rodeaba los pezones sin tocar.
Cansado de oír a mi abuela quejarse del poco sexo que tiene con mi abuelo, hoy le he metido una follada que no olvidará durante un tiempo. La he tenido un cuarto de hora mordiendo el sofá con mis embestidas, para finalmente vaciarme por completo dentro de ella…, llevaba los huevos muy cargados y ella lo ha notado, por eso ahora sólo espero que se pase una buena temporada sin llorar por lo poco que se follan.
Hay quienes encuentran mucho más placer en follarse a una mujer madura, que a jovencitas que apenas han cumplido los 18 años, este es sin duda mi caso, después están las más experimentadas rondando los 20 años, pero con ninguna es igual que tener la experiencia de tener sexo con una mujer mayor, es algo completamente diferente. La textura de su piel es inconmensurablemente mejor, lo que hace que experimentemos nuevas sensaciones de tacto. La forma en la que se mueven también es otra, así como las maneras de aguantar los empellones agradeciendo cada clavada. El morbo de estar comiéndose a una mujer madura, que probablemente tenga hijos de tu edad o pueda ser tu propia abuela ya es lo suficientemente excitante…, pero a esto se le suman muchos otros detalles que lo hacen todo aún más fogoso, como es el llenarle el útero de semen de manera complaciente, sabiendo que podría ser el mismo que el de tu propia madre, o madre de tu madre… un coño ardiente, generoso, tragón y jugoso como pocos, una vagina que ha acumulado litros de esperma descargados en las profundidades de su útero, en su largo recorrido de decenas de horas follando sumisa por el macho de turno.
Muchas de estas mujeres disfrutan plenamente al follar con un chico más joven, porque tenemos más vigor y pasión que su esposo o cualquiera de los hombres de su edad con quien se codea…, es fácil de imaginar que con el colesterol, la hipertensión o la diabetes, ya no están en condiciones físicas muy buenas. Por esta razón ellas echan de menos el vigor de una verga dura ye recia, de modo que su entrega es total cuando tienen esa oportunidad…de ahí que follarse a una madura es más placentero. En sus ojos y lenguaje corporal puedes ver como gozan cada segundo volviéndose locas de placer. Verlas sacándose las ganas de esa manera te pone aún más cachondo y el encuentro sexual es apasionante. En esta categoría de hembras siempre encuentras maduras desenfrenadas dejándose follar con pasión, permitiendo que todos los sementales se corran dentro de sus coños, aventando el ingente contenido de sus testículos atorados de esperma, eso hace que les queden los conejos chorreando de espeso semen, ¡¡Satisfechas ese es su premio!! La sensación de la lefa caliente corriendo por los labios carnosos y veteranos de sus coños, les da un sentimiento de complacencia incomparable, al volver a ser la inspiración de un orgasmo masculino dentro de su cuerpo… ¡A estas maduritas les encanta que se las follen duro y las llenen de leche! Si te gustan las mujeres maduras y te excitan particularmente las corridas en el coño follando a pelo, te alegrará saber que las puedes encontrar en el sitio más inesperado, pero las hembras de la familia son las de mayor confianza…Tú madre, tu abuela, tu hermana.
Hola, lo que voy a relatarles es una historia con tintes verídicos. Debido a mis estudios fuera de casa debía viajar a Córdoba y solía hacerlo de noche…en una ocasión me contada un compañero de viaje en el tren expreso “Picasso” de Barcelona-Málaga. Serían las 19:30 de una tarde fría de invierno del año 1988 camino de Andalucía, este tipo me narraba una historia, por lo que de acuerdo con las normas aceptadas por su familia, ya debería haber debutado sexualmente e incluso ser padre… pero lamentablemente nuestro personaje era aún virgen. La causa seguramente habría que buscarla en su austera y severa educación en un colegio de monjes de los Jerónimos en el que fue sumergido por orden de su padre, que si bien no eran de clausura, por la apariencia y la rigidez de las reglas que allí se practicaban bien merecía serlo. Concretamente, era ya tiempo de descremarse de vez en cuando dentro de un coñito…, sus testículos hinchados y su verga fácilmente excitable lo estaban reclamando a gritos.
Cuando acabes, si quieres saber como continúa con su abuelita, su madre e incluso con su hermana solo tienes que visitar la web de mi perfil "El lugar de mi recreo" cuyo URL es https://sesionesorgasmicas.blogspot.com
Este muchacho, como premio a su buena actuación escolar, pasará sus vacaciones con su familia en la playa, donde su familia alquiló una casita. Cuando llega a ella, todos los demás miembros de la familia están instalados… madre, hermana menor y la abuela, el padre no está porque hacía años los abandonó. El caso es que justo había venido de vacaciones y se unió a su familia para tomar un poco de sol. En la primera noche ya hubo problemas, porque la niña de la casa, de 18 años de edad, se sintió mal de golpe y consultado el médico de urgencias, diagnosticó una mononucleosis infecciosa conocida como “La enfermedad del beso”, por lo que su madre decidió trasladarla a Madrid para ingresarla de urgencia. Como la casa ya estaba pagada y la abuela y el muchacho habían venido especialmente, la madre decidió acompañar solo ella a la niña y que su madre y el chico se quedarían esperado novedades y si no pasa nada raro, en una semana o diez días estarían todos de vuelta para terminar las vacaciones y la recuperación de la hermanita menor.
Partieron esa misma noche en la ambulancia y el chico se quedó con la abuela, ambos muy tristes y acongojados, porque a pesar de que la dolencia de la niña no era grave, separarse no les resultaba nada agradable. Cenaron algo frugalmente y decidieron acostarse para mañana tratar de empezar un nuevo día. El chico se fue a lavar los dientes y cuando se iba a acostar pensó en saludar a su abuela, pero cuando se acercó a su dormitorio pudo ver por la puerta entreabierta que su abuelita se estaba desvistiendo para irse a dormir. Se sacaba la camisa y las mallas ajustadas que tanto le marcaban el culo y la vulva partida de un voluptuoso coño que el chico no dejó de mirar y admirar, después le sucedió el sostén de las grandes ubres que sujetaban y finalmente las bragas bastante sexys para su edad, quedando completamente desnuda a la tenue luz de la lámpara de la mesita de noche. La abuelita, varios años viuda ya, se había casado con su abuelito muy joven, a la tierna edad de 18 años, fundamentalmente porque ya estaba en camino quien sería la madre de mi compañero de viaje, ahora abuela del joven. Este desliz tan precoz se repitió en la propia madre del chico, quien a la tierna edad de 18 añitos tuvo que casarse porque dentro de su barriga estaba creciendo un hermoso y saludable muchachito. El mismo que ahora está absorto mirando por la rendija de la puerta a su espectacular abuela de 50 estupendos años. La abuela era profesora de educación física en un instituto de Madrid, y tenía ella misma un físico envidiable. Sólo tuvo una hija, la mamá del muchacho, y luego se cuidó mucho, estudió el profesorado con mucho esmero e incluso en su mejor momento integró el equipo olímpico de gimnasia de España.
El chico quedó extasiado con la visión de su abuela, no sólo porque estaba muy bien físicamente, sino porque tras quitarse la ropa se tendió en la cama y comenzó una rutina que literalmente volvía loco al nietito. Empezó a acariciarse las tetas suavemente, delicadamente rodeaba los pezones sin tocarlos, con la punta de sus finos dedos, lenta, muy lentamente.Luego bajó por su vientre e hizo lo mismo con los muslos, acariciándolos suave, muy suavemente. Subía sus manos tan lentamente que casi no se notaba, pero cuando llegó a la liviana alfombrilla de pelo corto y diáfano fielmente recortado en forma de triángulo que tenía en el pubis, dejó escapar el primer gemido, muy suave, apagado, pero alargado, mezcla de quejido con suspiro.
Sus dedos no descansaban y mientras que con una mano se dedicaba a acariciar suavemente su clítoris con la otra pellizcaba sus pezones, pasaba de una teta a otra y a medida que su mano derecha se aceleraba entre sus piernas, la izquierda hacía lo propio con las ubres pesadas de la madura. De pronto emitió un grito sofocado, seguramente no quería que el inocente nieto se enterara desde su dormitorio, levantó un poco las caderas y a la vez que se apretaba la teta derecha, acabó corriéndose salvajemente con repetidos movimientos de sus dedos, casi totalmente dentro de su calenturiento conejo. Luego suspiró profundamente, se cubrió con la sábana, apagó la luz y se quedó dormida. El muchacho estaba totalmente excitado, mientras observaba a la abuela, se acariciaba sobre su pantalón baño y casi sin darse cuenta tuvo una abundante eyaculación que le produjo una mancha húmeda en la ropa. Corriendo se fue a su dormitorio, se sacó la ropa y se metió en la cama. Antes de dormirse tuvo que masturbarse un par de veces más, porque la visión de la abuela gozando volvía a su cabeza a cada instante. Finalmente pudo dormirse, pero no llegó a descansar debido a la tensión que había acumulado. Soñó todo el tiempo que su abuela se despertaba en mitad de la noche y desnuda, entraba en su propio dormitorio, se metía debajo de sus sábanas y justo cuando comenzaba a acariciarlo se despertaba, se tenía que hacer una nueva paja y vuelta a empezar todo de nuevo.
A la mañana, temprano, sintió unos suaves golpes en la puerta de su cuarto y se despertó. Era la abuelita, con una bandeja de cama, un vaso con leche fresca, un par de tostadas, manteca y mermelada de fresa, su preferida. Estaba ya vestida con sus leggins cortos y su camiseta azul… y le dijo que desayunara rápido que el sol estaba estupendo y debían aprovechar antes que calentase tanto que fuera insoportable…lo esperaba en la puerta de la casa para bajar rápido a la playa. Entró y salió tan rápido del dormitorio, que no se dio cuenta del fuerte olor a semen que lo inundaba todo, sábanas, ropa. El chico desayunó, se puso su bañador largo y puso en la lavadora toda la ropa de cama y la suya propia. Salieron juntos para la playa y al llegar pronto encontraron unas rocas bastante solitarias y se acomodaron en ellas. El chico se sentó de frente al mar mientras que la abuela se sacó el pantalón y la camiseta, luciendo una espectacular tanga amarillo que dejaba todo su culo al descubierto y cuya parte de arriba apenas alcanzaba para cubrir la mitad de sus bellas mamas. El chico de inmediato sintió una tajante erección que lo obligó a tenderse boca abajo en la roca mientras que la abuelita disponía una toalla para tumbarse a tomar sol. Él miraba por el rabillo del ojo como su abuela se desabrochaba el sostén y se acostaba igual que él, boca abajo con la cabeza hacia el mar. No quería ni mirar para el lado de ella, así se fue calmando y lentamente su erección fue cediendo. Al rato la señora dijo que no soportaba el calor y lo invitó al agua, a lo que el nieto accedió gustoso porque también se sentía acalorado. Por un momento mi acompañante pensó que su abuela se olvidaría de abrochar su sostén y podría verle de nuevo sus hermosas tetas, pero no fue posible porque antes de levantarse se ató las cintas y no pudo ver nada. Pero esta decepción se vio compensada cuando entraron al agua, porque los pezones de la señora se abultaron tanto, pero tanto, que hasta ella misma se sorprendió y le dijo al nieto…
- ¡¡Pero qué fría está hoy el agua!!
Se bañaron un rato y la abuela sugirió volver a la casa para almorzar algo y protegerse de las horas más fuertes de sol. Estuvieron de acuerdo y cuando llegaron ella pasó primero al baño a ducharse, porque el salitre del mar le haría daño en la piel. Al poco rato llamó a su nieto desde la ducha y cuando éste concurrió le dijo… - Me he olvidado de una toalla, ¿me alcanzas una por favor?
El chico accedió y cuando le llevó la toalla pasó al baño creyendo que la abuela lo esperaba tras la mampara del baño, pero en realidad estaba ya fuera de la ducha y tocándose entre las piernas suavemente, mientras se miraba al espejo, por lo que quedaron frente a frente, ella totalmente desnuda, mojada y él con el bañador puesto y la toalla en la mano.Por un instante sólo se miraron a los ojos y la primera que reaccionó era la abuela, pidiéndole disculpas… – Es que hace tanto que no tengo ningún contacto con hombres que la necesidad era mucha y ya no sabía cómo calmarla.
El chico no respondía y la abuela por un momento olvidó sus roles y por primera vez percibió al hombre que veía en su nieto. ¡Era espectacular! Observaba en su entrepierna crecer bajo el pañalón pirata, formando una tienda de campaña enorme… fue fulminante ¡Bendita juventud! Pensó la vieja sazonada de una perturbable la necesidad. Sin lugar a dudas pudo más su lujuria que los roles sociales y sin pensar tomó a su nieto de ambas manos y las dirigió a sus tetas húmedas aún por la ducha. Mientras el chico tocaba ambas tetas amasando de manera febril e inexperta, con mucho cuidado ella le bajaba el bañador, descubriendo un cipote vertiginoso ya erecto…largo y fino, demasiado grande para su edad pensó la señora. Literalmente se le hacía agua la boca por semejante bocado y agachándose levemente lo besó y lamió con cariño. El chico casi se muere ante semejante sensación, la abuelita se la estaba mamando y él se sentía en el cielo dueño del mundo. Breves instantes después la dama mamadora sintió el semen de su nieto en forma de catarata del Niágara, todo una cantidad ingente de esperma se volcaba en su boca…, pero no detuvo sus besos y sus lamidas ni un instante, estaba tan excitada que siguió chupando todo lo que pudo y afortunadamente la ayudaron los 18 años de su tierno nietito, porque la erección no bajó ni un centímetro tras eyacular, por lo que la abuelita se puso de pie y se recostó en la encimera del baño, abriendo sus piernas para recibir en su interior aquello que hace tanto tiempo no tenía.
El chico entendió todo el movimiento, se acercó poniéndose entre las piernas despatarras de su querida y amada abuela, enfiló en su bocana observando aquellos hermosos labios vaginales internos, por donde asomaba la gran pepita hinchada de la señora… tenía el clítoris a reventar de dolor por ser masajeado. El adolescente penetró a la bella mujer que se le ofrecía ante sí sin mirar que fuese 35 años mayor que él y su propia abuela. Su polla excelsa entró en la carne de la abuelita como un cuchillo en la mantequilla, y empezó a moverse acompasadamente hacia adentro y hacia afuera, dirigido por la experimentada mujer que tomaba las nalgas del chico y empujaba y tiraba modulando la velocidad de acuerdo a sus apetencias, al tiempo que ella ejercitaba los vaivenes sincronizados con su nieto. Ella no gimió como cuando se masturbaba, sino que gritaba de puro placer al sentir el bálano en lo más recóndito de vagina… esa madura gozó cada embestida de su nieto como si fuera la última de su vida, lo besaba en cada parte de su cuerpo que podía, le acariciaba desde el cuello al culo donde apretaba atrayéndolo hacia dentro de su conejo hambriento. Esa señora madura tenía mucha falta y su nieto adolescente apagaría el fuego interminable que llevaba dentro por tantos años.
El chico no aflojaba, se balanceaba tensando el culo en cada ensartada, aquello le parecía irreal estando en las nubes… nada semejante a cuando se la pelaba en su solitaria habitación pensando en la abuela, ahora era el coño de esa mujer el que arropaba envolviendo su gran falo en una cálida y húmeda funda, al tiempo que sus pelotas colgandera aporreaban el culo blanco de su señora nana. Pese a haber eyaculado al menos tres veces en menos de 24 horas, el chaval aún tenía reservas para más, pero su inexperiencia junto a la novedad de estrenarse en el sexo real follando a una hembra, no le dejaban aguantar mucho. Cuando la abuela sintió que en su interior se derramaba el amado nieto, se afirmó con sus piernas en la cintura del chico y con un aullido tuvo el orgasmo más intenso de los últimos años. Fue tan impresionante como largo, porque el chico no se detuvo dándole sin compasión viendo convulsionar a su abuela, continúo más allá buscando una segunda tanda de lechazos hasta alcanzar la sublime eyaculación, corriéndose a chorros sin cesar… todo ello en esta oportunidad dentro de ella, muy dentro de su propia abuelita y sin sacarla. Para esa señora veterana era una novedad, jamás ningún amante pudo realizar tan gesta de correrse dos vences sin extraer la polla de su coño, un coño por donde habían pasado más vergas de las que nadie en la familia podía imaginar, solo ella lo tenía como sumo secreto.
Tras tan intensa actividad, quedaron ambos abrazados muy fuertemente, besándose los labios y el cuello mutuamente. El chico aprovechó para saborear los pezones de su abuelita, los que le supieron salados por la transpiración de tanto movimiento. Como aún tenía su polla dentro de la vagina de ella, y aprovechando que no se le había bajado del todo la tremenda erección que ella misma le había provocado, la abuelita un poco más calmada sexualmente, pero aún distante de ponerse al día con sus necesidades atrasadas, resolvió tumbar al chico en el piso del baño y dedicarse a cabalgarlo. Lo hacía tan concentrada que no advirtió como el niño le tomaba ambas nalgas y las sobaba fuertemente, tampoco advirtió cuando él se derramó en su interior jadeando con los ojos desorbitados. Sólo lo cabalgaba persiguiendo su propio placer, frotando el duro y crecido clítoris contra la enorme vara de carne de su nieto, buscando en su interior el orgasmo profundo que tanto le hacía falta. Cuando sintió que no podía contenerse más, con un movimiento de caderas se enterró aún más el musculado cetro que estaba disfrutando y acabó corriéndose a gritos, como ocurrió en sus mejores épocas de adolescencia y juventud en los primeros años de casada, cuando su esposo atendía sus requerimientos a diario.
CONTINÚA...