Mi abue deja q los vecinos y mi perro me preñen 1

Mi abuelo me estuvo preparando para este día sin que yo supiera.

No recordaba cómo había llegado ahí, estaba acostada en el sofá pero lo último que tenía en mi memoria era haber estado tomando once con mis abuelos.

Ellos eran jóvenes, mi abuelo Manuel tenía 55 y la abue 45. Mamá casi no pasaba en casa, estaba casi siempre en la ciudad, no tenía mucho tiempo de venir al campo. Ella me tuvo joven y jamás conocí a mi papá. No me faltaba cariño la verdad, mis abuelos me mimaban mucho.

Escuchaba ruidos de risas y algo de música, mire de dónde venía y vi a mi abuelo con 5 hombres más, él se acercó a mí y me acarició la cabeza

  • ¿Recuerdas que te mencioné que un día de estos tendrías una noche especial? Bueno, es hoy, y traje algunos amigos para eso

Estaba algo asustada, no entendía muy bien pero si es lo que pensaba no es precisamente como pensé que sucedería.

  • Pero… sangré… tu dijiste que…
  • Así es, estábamos esperando este día tan especial - Dijo mi abuelo, luego se me acercó al oído y susurró - Hoy te vamos a dejar preñadita, incluso Tanque.

Inmediatamente sentí pánico, ¿Preñada?! Y .. ¿¿mi perro??!

  • Nooo, abue no dejes que me preñen!!!
  • Tranquila mi niña, que me encargaré que te hagan disfrutar tanto como yo. Además puse algo especial en tu té hoy, así que comenzarás a sentir todo mucho más rico en cualquier momento

No sabía a lo que se refería pero ya hace un rato había comenzado a sentir mi cuerpo algo caliente, estaba un poco sudada pero lo asocié al nerviosismo.

En eso mi abuelo se acercó y me dió algo de agua, luego dejó el vaso de lado y comenzó a besar mis hombros, bajo los tirantes de mi vestido de verano, cortito y delgado, tal como me había enseñado desde pequeña mi abuela.

Hasta ese día sólo mi abuelo me había tocado, con sus manos me había hecho sentir unas cosquillas riquísimas que según lo que me había explicado se llamaban orgasmos. Dijo que cuando llegara mi primera menstruación estaría lista para que su pene me hiciera sentir eso en mi conchita, pero por mientras sólo podía lamerlo.

El abuelo seguía con sus besos, ahora acercándose a mis pezones y pasando su lengua. Yo había comenzado a sentir que mi cabeza flotaba, me sentía liviana y a la vez todo mi cuerpo extremadamente sensible. Fue entonces cuando agarró con fuerza mi pezón izquierdo y con sus labios comenzó a succionar el derecho. Estaba desesperado por succionar y lamer mis pezones, y yo no pude ya evitar comenzar a gemir.

  • Pronto podremos sacar leche de estás ubres, así podrás pagarme toda la leche que yo te he dado estos años.

Luego de decir eso se acercó uno de los hombres que estaba ahí y sonrió

  • Creo que hay alguien más que quiere probarla

Todos se dieron vuelta y miraron a Tanque, que parecía muy inquieto pero a la vez obediente como siempre no se movía de su lugar sin que se lo ordenaran. Yo no podía asimilar lo que estaba sucediendo, Tanque había sido mi perro por ya 5 años, no podía imaginarlo en esta situación, además era gigante para mí, ya que es un gran danés adulto y yo una chica de metro y medio muy delgada.

  • ¿Qué me van a hacer? - le pregunté asustada a mi abuelo
  • Tranquila, sólo te va a preparar, él sabe lo que hace

En eso se acercaron los 5 hombres, dos afirmaron mis piernas, 2 mis manos y uno afirmó mi cabeza fijando mi mirada hacia abajo. Podía ver como Tanque estaba cerca de mi, inquieto pero seguía sin moverse. Mi corazón latía a mil, estaba acalorada, sentía mis mejillas rojas y mi respiración muy agitada. Fue entonces cuando mi abuelo le dijo directamente a mi perrito "Adelante", ante lo que Tanque no dudó y corrió hacia mi conchita. Comenzó a lamer frenéticamente pero a la vez con mucho cuidado. Su lengua cubría toda mi vulva, no paraba, parecía estar alimentándose de algo realmente delicioso porque no se veía con intenciones de detenerse. Comencé a arquear mi espalda porque no podía más de placer, mientras los demás calientes de ver esta escena sacaron sus penes para comenzar a masturbarse, los dos que tenían agarrados mis brazos me obligaron a usar mis manos para masturbarlos, mientras que el que estaba sujetando mi cabeza tomó mi cabello y lo jaló con fuerza para que quedara mirando hacia arriba, podía ver sobre mi su miembro bien duro y latiente, con su mano libre apretó mis mejillas para que abriera la boca y poco a poco se fue haciendo espacio para meterlo. Yo hice lo que el abuelo me había enseñado, sacar la lengua, dejarlo entrar hasta lo más profundo y tratar de succionar para sacar la leche. Mi abuelo siempre me dijo que lo estaba ayudando ya que si no sacaba su leche le iban a doler las pelotas que colgaban de su pene.

Rápidamente comencé a sentir un escalofrío en mi espalda bajando hasta mi útero y vejiga, sentía que venía uno de los orgasmos más grandes de mi vida, corrí mi cara para sacar el pene de mi boca y así poder gemir fuerte hasta que finalmente acabé en el hocico de Tanque.

  • Menos mal a tu vieja se le ocurrió llevar a las otras a la ciudad, si no hubiesen escuchado todas el escándalo de esta perra

Dijo uno de los hombres

  • Y tenías razón, está bien entrenadita

Dijo otro

  • Pero miren esa vagina, como se abre y se cierra, está pidiendo comerse un pene, hay que dárselo

Dijo el tercero

  • Bueno caballeros - comenzó a decir mi abuelo - tal como lo conversamos al apostar, el ganador, o sea yo, será el que la insemine primero. Luego irán en orden según lo que pagaron, ya saben su lugar. Además no olviden que es obligación que antes de inseminarla deben darle un orgasmo. Nadie trata mal a mi niña, al menos no tanto. ¡No me la dejen marcada! Escucharon?

  • Ya ya, empecemos!!

Gritó uno

Subieron la música, comenzaron a beber alcohol y mi abuelo se acercó a mi

  • Ahora sí vamos a comenzar mi muñequita.

….

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