Mezclando los viajes de negocios con el placer...
Para un europeo siempre es muy tentador probar las delicias de los llamados "latin lovers", aunque sea de paso en un viaje de negocios.
Me llamo Hans, tengo 38 años, soy alemán nacido en Münich, pero me crié en España, ahorita vivo en Rotterdam, pues soy ingeniero electrónico y trabajo en una comercializadora trasnacional de equipos tecnológicos, debido a mis genes tengo el fenotipo clásico alemán, muy rubio, muy alto y corpulento, lo cual refuerzo con mis prácticas de tenis, en cierta oportunidad tuve que hacer una escala de una semana en la ciudad de Caracas, Venezuela por asuntos de negocios. La verdad es que me habían advertido que me cuidara mucho puesto que hay un alto índice de criminalidad en las calles, especialmente hacia el centro de la ciudad. Aunque, a decir verdad tenía algo de temor, siempre he sostenido que para conocer un sitio hay que empezar por el centro. Y desde allí embarcarse a conocer las zonas un poco más chic, revisando mi mapa encontré que la Ciudad Universitaria de Caracas, campus de la Universidad Central de Venezuela era un magnífico sitio para visitar pues fue declarado por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Salí de mi hotel, 5 estrellas, muy lujoso ubicado hacia la zona este de Caracas, y tomé un taxi hasta la estación de metro más cercana, llamada Altamira. Allí me hice de un mapa, y habiéndolo revisado un poco me fui en dirección oeste, esto es, con dirección el centro mismo. Me bajé en una enorme estación que se llama Plaza Venezuela y de ahí hice la transferencia hacia la Estación Ciudad Universitaria, donde queda la universidad, o UCV como le dicen ellos, salí de la estación y lo que vi realmente me impactó. Parecía eso un mercado persa. Había vendedores ambulantes por doquier, a los que los caraqueños llaman "buhoneros", pero no como en el resto de la ciudad, eran una cantidad de hippies y muchachos vendiendo cosas de cueros, artesanías, esculturas, incienso, cd's de música, todo muy lindo en verdad, como he tenido la oportunidad de recorrer Latinoamérica por los acentos descubrí que la mayoría de ellos venían del sur, Argentina, Uruguay y esos lados, seguro universitarios mochileros.
Me entretuve ahí un rato y compré varias cosas, pero, así como digo eso, he de manifestar esto otro: jamás había visto tal galería de hombres tan bellos y tan juntos. Como es de esperarse en una universidad la mayoría eran jóvenes, muchachos entre 18 y 26 años en promedio, la raza criolla del venezolano es bellísima: hay morenos con ojos verdes, blancos con facciones finas, negros con rasgos asiáticos, se puede encontrar de todo, rockeros, hippies, metrosexuales, chicos chic, normales, nerds, de todo. Tengo un especial fetiche con el tipo de muchacho estudiante adolescente sin mucho dinero, que por lo general con sus ganas de experimentar, sus hormonas, y el ansia de algunos billetes están dispuestos a hacer lo que sea, además que son todas unas máquinas sexuales, eso los hacía más excitantes para mi. Además, con el calor reinante andaban vestidos muy sugerentes cada uno dentro de su estilo.
Entré a la universidad y noté que la UNESCO había tenido toda la razón en protegerla, representa un estilo moderno de mediados de los 50 pero futurista, dando mucha importancia a los paisajes y a la ubicación urbana de cada edificio, era una construcción realmente hermosa, a mediados entre un parque al aire libre y un museo, plagada de esculturas y obras de arte, estaba extasiado recorriendo la parte principal donde está el rectorado y esas cosas, en eso veo a un muchacho que me pareció muy atractivo, como 1.70 mts, moreno bronceado, ojos verde esmeralda y el pelo negro lacio pero muy desordenado, de contextura fornida y musculosa como lo noté en sus brazos, que marcaban unos biceps espectaculares, llevaba un pantalón caqui de esos mas abajo de las rodillas, una camiseta de tela de camuflaje sin mangas y unas zapatillas deportivas sin medias, llevaba un estilo medio playero californiano. Tendría como unos 19 ó 20 años aproximadamente. Ciertamente, sobresalía del resto, no era el mas bello, pero era extrañamente atractivo, tenía eso que llaman sex appeal.
Ni se dio cuenta de que me lo estaba comiendo con los ojos, estaba muy entretenido tomando unas fotos a una gran escultura de bronce, sabiendo que era arriesgado, se me pasó una idea alocada. Por qué no tantear el terrano con este muchacho a ver que se daba? Es un joven seguramente universitario, tiene buena facha, y no es mas grande ni corpulento que yo, si pasa algo, podría defenderme. Sintiendo que el corazón se me salía del pecho, me le acerqué, saqué mi cámara y simulando estar interesado en la misma escultura que él, que después ví que era de mi paisano y tocayo Hans Arp, comencé a fotografiarla, aunque también le tomé varias a él sin que se diera cuenta, me hice el desorientado y acentuando mi acento extranjero le pregunté: "Oye, sabes dónde queda un sitio bueno para comer?" La pregunta lo sacó de su concentración y viéndome me dijo: "Bueno, depende de qué es lo que te gusta comer", me encantó su voz, tiene ese acento tan sexy de hablar el español que tienen los caraqueños, grave pero aún de chico joven. Le contesté: "Busco un sitio tranquilo, con comida típica, donde pueda tomar un trago, porque la verdad es que me muero de sed con tanto calor". Sonriendo me dijo, mientras señalaba una dirección: "Busca alrededor de Plaza Venezuela y Saban Grande, allí hay muchos restaurantes buenos". Tomando el riesgo de mi vida, le dije, con la mirada más inocente que pude poner: "Oye, te pago si me llevas a un sitio bueno, es que no me quiero perder". Me vio de arriba abajo, y con algo de desconfianza me dijo: "Mira, mejor camina hasta donde te dije", y siguió enfocando su cámara para tomar la foto.
Muy triste y un poco avengonzado por el fracaso en la conquista de este hermoso adolescente caribeño, encaminé mis pasos de vuelta hacia la estación del metro, no me quedaron ganas de recorrer nada más. Estaba en eso, cuando escucho que llaman "Hey, catire!!" (así le dicen a los rubios), voltee, él venía corriendo y guardando la cámara en su bolso. "Disculpa si fui un poco descortés, cuánto me pagaría si lo llevo a un buen sitio?", era mi lindo muchacho, sin embargo, ahora era yo el que tenía desconfianza, me intrigaba lo mucho que le interesaba el dinero. Con todo, me la jugué. Le dije un monto determinado, y eso pareció satisfacerle. Me dijo: "Anda a pie?, yo tengo mi carro, vamos a un sitio excelente que conozco, es muy bueno".
Caminamos hacia donde el muchacho tenía su carro, en el camino nos presentamos, se llamaba Fernando, pero le dicen Nacho, me preguntó que de donde era y que hacía por aquí, el chico me pareció bastante inteligente y culto, me dijo que tenía 20 años y estudiaba 3er año de Periodismo ahí en la universidad, su carro era un pequeño Chevrolet Corsa de 2 puertas de color azul, se ve que lo cuida mucho y estaba adaptado con todas esas parafernalias que los chicos usan para que suene más duro y corra más, lo tenía "Tunning", como lo llaman ellos, manejaba muy bien, no sé porqué me excitan los hombres que manejan rápido, con confianza en sí mismos y un poco de gracia, el sitio quedaba en el este de la ciudad, era de un estilo vaquero o ranchero, que aquí en Venezuela se conoce como llanero, se llamaba "El Arroyo" y sirven comida típica de la región de "los llanos" venezolanos, carne asada, en vara, a la parrilla, con muchos contornos y salsas típicas, realmente exquisito todo, con una buena vista de Caracas y un clima algo frío por la altura, pero muy fresco. El público estaba compuesto de hombres mayores, obviamente con dinero, gente joven muy arreglada que trabajaban en las empresas aledañas, etc. Hasta allí me llevó el muchachito, se paró frente al restaurant, le pagué la suma convenida y le pedí que me acompañara con una bebida o a almorzar, pues no me guataba comer solo, y quién mejor que él que ya lo conocía para acompañarme. Nacho aceptó, pero en el rostro no se le quitaba la cara de desconfianza. Pensaría: "¿Qué se traerá este gringo en mente?"
Pedimos dos cervezas, me recomendó una llamada Solera de la marca Polar, que es la mejor de Venezuela, y realmente estaba muy buena, y comenzamos a conversar. Era caraqueño de nacimiento, su papá era español y su mamá del oriente del país, de ahí su mezcla de razas visible en sus rasgos delicados pero bien marcados, y sus penetrantes ojos verdes, como los de un niño que se está volviendo hombre, que es lo que él es de hecho, actualmente trabajaba para la página web de una revista, que era para lo que estaba tomando las fotos, vivía con sus padres y dos hermanos en una zona no muy snob pero si bastante buena de Caracas, aunque estaba reuniendo para irse a vivir solo en cuanto se graduase, además ya tenía listo un trabajo como periodista en un periódico de circulación nacional de Venezuela, aunque lo más seguro era que se fuera a vivir a Canadá después de graduarse pues las cosas en Venezuela se estaban poniendo difíciles con todo el rollo político.
Así fue pasando el tiempo y yo aprovechaba para darle miradas más sugestivas de vez en cuando. Estaba muy bueno de verdad, se ve que se mataba en el gimnasio, grandes pectorales, hombros gruesos, brazos duros y anchos, aunque me había comentado que jugaba fútbol continuamente, me decía que me debía cuidar, que yo no debería andar solo muy tarde en Caracas, en el centro por lo menos, que esa zona era muy peligrosa y había muchos "malandros", etc, etc. Pasamos a hablar del tema económico y ahí me confesó que había cambiado de opinión con respecto a traerme al sitio, ya que necesitaba plata para completar para un lente nuevo que le quería comprar a su cámara. Además, al día siguiente sábado, era el cumpleaños de su novia y quería comprarle algo bonito. Eso me enterneció un poco, aunque me reafirmó su heterosexualidad. Me fijé en sus grandes manos, con unos dedos largos y gruesos, y las uñas bien cortadas y limpias, se ve que se cuidaba mucho.
Me preguntó dónde me estaba alojando, a lo que le respondí que estaba en un hotel en la zona este de la ciudad, sonrió y me dijo: "ahhh, vaya, vaya, así que tenemos plata, no? je je". Me gustaba que me tratara con tanta naturalidad, yo me reí, y le dije que no, que eso lo pagaba mi empresa. Se me ocurrió invitarlo a comer de inmediato. En un primer momento, dudó mucho, dijo que tenía otras cosas que hacer, pero al final lo convencí. Le dije: "Tranquilo, acompañame a comer. Anímate, me caes muy bien y no quiero comer solo, se ve que la estás pasando bien, además, yo estoy invitando y cualquier cosa, mañana te doy algo más de plata para que puedas comprar tus cosas. Relájate, hombre" Esas palabras, sobre todo las últimas, parecieron surtir el efecto mágico esperado, se ve que le gustaba el dinero. Aceptó y luego pidió la comida.
Luego de comer nos quedamos un rato más hablando, nos tomamos varias cervezas más, le dije que lo que fuera que quisiera hacer ya era muy tarde, que yo tenía muchas ganas de conocer Caracas en la noche, él ya estaba más suelto, me dijo que él podía llevarme a los mejores sitios, pero que necesitaba cambiarse de ropa pues estaba muy "mamarracho", me dijo que pasaríamos por su casa, pagué y nos fuimos, era una zona muy bonita, limpia, arreglada y con buenos edificios, al subir se consiguió a varios amigos suyos, igual de deliciosos que él, me presentó como un amigo de su tío que vive en Bélgica, ellos le creyeron, llegamos a su apartamento y no había nadie, eso me excitó tanto que casi me le lanzo encima, pero no podía precipitar las cosas, en su habitación, buscó en el clóset y allí ante mis ojos comenzó a desvestirse para cambiarse, casi me da un infarto al verlo sólo en interiores, unos blancos tipo clásico, que piernas y que culo más perfecto, que espaldota, y que gran paquete, realmente era un semental, además tenía varios tatuajes, en los tobillos, en la espalda, y uno en el costado derecho, se iba a poner un look más casual, se nota que suele usar ropa de esas que se ajustan al cuerpo, para poder exhibir todos sus atributos y su musculatura, se puso un jean azul algo desgastado, unos zapatos marrones muy bonitos una camisa blanca con las mangas por los codos y una chaqueta de cuero color marrón oscuro. Era un dios, definitivamente, me tenía loco, se puso un perfume que inmediatamento reconocí como Armani, eso sí terminó de matarme. Partimos de inmediato a uno de los mejores centro nocturnos según me dijo, un mall cercano a mi hotel que se llama San Ignacio, realmente, Caracas es espectacular de noche, gente bella tanto hombres como mujeres, todo muy chic, mucha gente joven, pero con un perfil más europeo, grandes locales de muchos estilos, fuimos a uno muy elegante llamado Si Bar, él sabía que yo tenía suficiente dinero y no iba a escatimar en gastarlo.
El chico era de esos que conoce perfectamente la movida nocturna de su ciudad, conocía a mucha gente en los locales a los que fuimos, siempre se conseguía amigos y mujeres que les coquetearan y a mi también por supuesto, era demasiado sensual, como hablaba, como me miraba, sabía que me tenía en su campo y pensaba sacarme mucho más de todo lo que le había brindado. Parecía un niño juguetón, coqueteaba con chicas preciosas y yo con sus amigas, pero ambos sabíamos que él quería seducirme a mi, mientras se besaba con ellas me miraba y se lo hacía de una forma más lujuriosa, yo no bailaba esos movidos y eróticos ritmos latinos pero él si que lo hacía, y como se movía, las caderas, esas nalgas deliciosas, y yo con ganas de comérmelo entero. Cuando bebimos todos los cocteles que se podía, y ya bien entrada la noche, se dispuso a llevarme al hotel, Nacho me agradecía por haberle brindado todo y yo a él por llevarme, al llegar a mi hotel se detuvo enfrente y me dijo "Bueno Hans, un placer conocerte, viejo, a lo mejor nos vemos allá en Europa un día", no sé cómo se puso mi cara, pero ni loco me iba a dejar así de caliente ese muchachito, así tuviera que pagarle una fortuna, él desgraciado quería hacerse el duro, quería que yo le rogara por estar con él, no estaba en condiciones de ponerme exquisito así que le dije "Nacho, pero pensé que subiríamos un rato a mi habitación y hablaríamos un rato más, ya hasta tenía una botella de whisky reservada y todo", dudó sólo para enloquecerme más y luego metió su carro en el estacionamiento.
Ya en la habitación, ordené la botella de whisky escocés más madurado, con él no quería escatimar en nada. Como todo muchacho, él no estaba acostumbrado a beber whisky, pero como ya tenía unos tragos encima, le entró a la botella con muy buena disposición. Ahí aproveché para decirle que se pusiera más cómodo y disimuladamente comencé a tocar un poco sus hombros y espalda, parecía no importarle la cosa. Luego, haciendo chistes, le toqué los pezones y vi que se le pusieron muy paraditos. En eso, él me dijo: "Entonces Hans, a que hora es que te voy a cojer?, mira que ya se me está parando el guevo", me quedé frío con la forma tan directa en que quería ir al grano, ese no era un niñito inocente para nada, sabía a lo que iba, le dije: "Y yo tratando de no ser muy directo, para no asustarte", con la mirada más lasciva que pudo me miró y me dijo: "Aquí el que se tiene que asustar eres tú, pues esta noche te voy a poner a ver estrellitas gringo maricón (así le dicen ellos peyorativamente a los gays)", eso me sacó todo lo perra que me pongo cuando un macho delicioso quiere poseerme. De inmediato se recostó en el espaldar de la cama, separó las piernas, se bajó el cierre del pantalón y sacó un enorme pene, cuyas dimensiones jamás había visto: era bien gordo y grueso, tenía una cabeza bastante considerable y medía algo así como unos 23 centímetros, sin exagerar y como 5 cms de ancho, como ese niño se estaba guardando todo eso en ese interior?. Me lo metí en la boca, él me tomó del cabello y comenzó a bombearme fuerte, como con furia, me trataba como una puta: "Te gusta como sabe mi guevo?, maricón de mierda, mamamelo todo, puta; te voy a reventar ese culo, para que sepas como cojen los venezolanos". Eso me excitaba y me movía a más. Lo succionaba con todas mis fuerzas, le chupé ambos testículos mientras lo masturbaba, él me cacheteaba con su gran pene, lo restregaba por mi cara, comencé a besarle el duro abdomen, subí hasta sus pezones y los chupé hasta hacerlo gemir, él deslizó su mano bajo mis pantalones y comenzó a apretarme las nalgas y a rozar mi ano con sus dedos, sacó su mano y la olió, "Je je que rico te huele el culo, me voy a dar un banquete esta noche, voltéate que te voy a enseñar lo que es bueno".
Me levanté y comencé a desnudarme, él me ayudó pues quería hacérmelo ya, iba a ir al baño, pero Nacho me tomó del brazo y me detuvo, le dije que me iba a poner un poco de lubricante en el ano y ya volvía, me dijo: "Ja ja, no gringuito, a mi me vas a sentir en carne viva", así de pie me lanzó sobre sus piernas y comenzó a meterme un dedo por el ano, pero sin delicadeza alguna. Yo gemía como una perra en celos. Le decía "vamos muchachito, tratame con rudeza, con fuerza, como si fueras un hombre", eso último hirió su orgullo, se volvió como loco y metió ya no un dedo solamente, sino dos y luego tres, me dolía pero me excitaba como nada, cuando ya tenía el ano lo suficientemente dilatado me escupió en él, luego se escupió en la mano y se lubricó toda la extensión de su instrumento, sin decir más me puso en cuatro patas y me clavó inmisericordemente, sentí que me desgarraba, le dije que se detuviera e intenté zafarme de él, pero me tomó de las caderas y me jalaba con una fuerza hacia él. "Tenías todo el día esperando esto no puta? Te picaba el culo por las ganas de que un latino te cojiera?, dime niñito después que te rompa el culo", el bombeo fue salvaje, me sacó varias lágrimas, pero en un momento ya no eran de dolor sino de placer, sentía su sudor bañándome el cuerpo, ese suculento olor a sexo, a macho, me tiró en la cama y se acostó sobre mi, bombeándome hasta ya más no poder, me estaba lastimando. Luego, me volteó y quedé boca arriba viéndolo a la cara. Era todo un semental de hombre!, volvió a enfundarme sin piedad. Comencé a sobarle el pecho y a acariciar su rostro, él me metió sus dedos en la boca para que los chupara, eso me sacó de mis cabales, él estaba totalmente rojo, por la intensidad de la follada que me estaba dando.
Era de un delicioso color canela, con todos sus sexys tatuajes, la piel brillante del sudor, totalmente depilado en pecho, axilas y vello púbico. Me estaba matando de placer, me pellizcaba los pezones y me penetrarme fuerte y repetidamente por un buen rato, con mis piernas sobre sus hombros, tal era la rudeza que me hizo acabar sólo por la estimulación anal, me había olvidado que yo también tenía pene, no me masturbé ni una sola vez, lancé varios trallazos de semen que me cubrieron el abdomen y el pecho, "A eso le llamo un orgasmo anal, ahora quién es el muchachito? ah, dímelo", "No mi amor, eres todo un macho, mi macho latino", "Je je así me gusta que me hables como la putita gringa que eres", en un rato más se corrió a raudales dentro de mi recto, sentía que me desbordaba, lo sacó antes de soltar todo y echó parte sobre el semen que ya me cubría, volvió a metérmelo y me embestía con menos fuerza, con sus dedos recogía la mezcla de nuestras leches y me hacía comérmela, no dejó ni un poquito fuera de mi estómago.
Se fue al baño para lavarse y yo le seguí, "Ah es que quieres más no?", me dijo, me sorprendí al creer que se recuperaría tan rápido, pero no fue así, me metió dentro del jacuzzi, él lo hizo también, me sentó y sin decir más comenzó a orinar sobre mi, eso me sorprendió pero no pude evitarlo, nunca había hecho eso y me excitaba sobremanera, no pude evitar tragar un poco, me dejó todo cubierto de su orín, de un olor acre intenso y muy caliente, se lo sacudió sobre mí, salió del jacuzzi y del baño, yo me di un buen baño y salí, él estaba tirado en la cama, con sus interiores puestos, con un trago en la mano y viendo televisión, "Tengo hambre, el haberte cojido me dejó agotado, pide algo de comer", esa forma tan relajada y hasta desconsiderada de hablarme me volvía loco, inmediatamente pedí un par de pizzas al servicio a cuartos, Nacho se comió una entera y la mitad de la otra, al terminar me acosté a su lado y seguimos hablando, de lo mucho que nos había gustado a los dos, me dijo que no era su primera relación homosexual, la primera fue con un amigo suyo hace años, luego estuvo con un hombre mayor también por dinero, y esta ya era la tercera, rió y me dijo que podría pensar el meterse a gigoló, yo le dije que cumplía todos los requisitos con creses para serlo, le dije que me iría en dos días y que me gustaría hacerlo de nuevo con él, me dijo que todavía no pensara en la próxima vez si todavía nos quedaba toda la noche por delante, mientras me hacía señas para que viera su monstruo nuevamente erecto bajo su interior, y que más iba a esperar yo si apenas tiene 20 años, inmediatamente comencé a saborearlo de nuevo mientras me preparaba para lo que venía.