Mete gol gana, bien que me gané con 2 alumnas (2)

Las nenas me visitan, procediéndome a dar el premio mayor por haber metido el gol del triunfo, el culo de Sofía

Después de ese polvo bestial con Vania, ella y Sofía se secaron como pudieron, se vistieron y me dejaron sus calzoncitos diminutos como recuerdo, saliendo raudamente del baño. Minutos después salí directo a mi salón de clases.

Al entrar a clases, Sofía se encontraba sentada en la primera silla, mientras que Vania no se encontraba aún.

Mientras tomaba lista, vi entrar a Vania, caminando lentamente, mirándome directamente a los ojos con cara de la puta más puta que haya visto.

-Tome asiento señorita que ya vamos a empezar la clase, le dije a Vania.

  • Si profesor, me dijo mientras se sentaba lentamente, acomodando las nalguitas en el asiento y haciéndome sentir cómplice de su dolor con la mirada.

La clase paso con normalidad, sino fuera por Sofía que, al sentarse en la primera silla, abría las piernas y las levantaba ligeramente, dejando ver su coñito depilado y sus muslos rosaditos, lo que me quitaba de vez en cuando la atención.

Terminada la clase, me llegó a ver un docente y salí rápidamente, olvidándome de las muchachitas por un momento.

Ya en mi casa, me dispuse a dar una ducha caliente, para sacarme de la mente los malos pensamientos tenidos en la clase viendo el coñito de Sofía.

Ya duchándome, oigo el timbre. Salgo apurado solamente con mi bata de baño y, al mirar de reojo, veo que estaban allí, Vania y Sofía, quiénes tocaban insistentemente el timbre.

  • Ya voy, un momento, les dije.

  • Es urgente profesor, abra, nos persiguen, por favor.

Al oir eso, regresé a la puerta y les abrí tal como estaba, dado que mi intención primera era ir y ponerme decente.

  • Gracias profesor, había un hombre que nos seguía, disculpe que lo molestemos.

  • No se preocupen, pasen que hace frío.

  • Gracias me dijeron nuevamente, mientras delante de mí, caminaban lentamente moviendo el culo y las caderas de una manera sofocante, lo que hizo que mi pene se parará de una forma tal que no se podía disimular de ninguna manera.

En la sala, las chicas se dieron cuenta de mi erección, mordiéndose los labios inferiores en señal de aprobación.

  • Disculpen señoritas, tengo que ir a cambiarme, les dije un poco avergonzado.

  • NO tiene porque disculparse dijo Sofía, cogiendo el cinto de mi bata y haciendo que se abra totalmente, lo que hizo que mi pene diera un brinco al frente, apuntándolas y latiendo aparatosamente.

  • Guau, dijo Sofía, está mejor que ahora en el baño.

  • En serio, felizmente no estuvo así, porque de lo contrario, allí si que me rompía literalmente el culo, dijo Vania mirándolo también con mucha atención.

  • Ya, ya, ya, tranquila Vania, que ahora me toca a mí disfrutarla, so goloza, solo quieres verga para ti verdad, sijo Sofía mientras se agachaba, para luego cogerme la verga y, sacando la lengüita, empezar a lamerme el glande, haciendo que empiecen mis primeros estremecimientos.

Pero que bien que lamía esa nena, ni siquiera se metía el pene a mi boca y ya me estaba haciendo sentir en la gloria, solo con su lengua que jugueteaba en mi glande.

Yo estaba a full, mi pene latía a mil por hora y sus venas parecían que en cualquier momento estallaban.

Para esto, Vania ya se había desvestido y se había acomodado en el sillón del frente, masturbándose frenéticamente con un dedo sobre su clítoris y el otro dentro de su rasurado coñito.

Sofía empezó a menearme el pene, lentamente, mientras sus labios ya abarcaban por completo mi glande, ocasionándome un placer indescriptible.

Le avisé a Sofía que iba a terminar, dejando la pequeña inmediatamente de hacer lo que estaba haciendo y tumbándome al mueble, empezó a desvestirse rápidamente.

Viéndola tranquilamente, apreciaba sus hermosas tetas y esas grandes caderas que me habían hecho excitarme minutos antes en la entrada de mi casa.

  • Para que veas Vania, que yo si puedo encajarme tremendo pene en el culo, sin aspavientos como los que hacías hoy en las duchas, le dijo Sofía a Vania, mientras se acomodaba dándome la espalda y abriéndose las nalgas para que le encajara mi erecto pene, quedando en posición de perrito.

Vania, herida en su amor propio, dijo: espera, espera, así no vale, levantándose del sillón, y parando a Sofía, haciendo que esta última se pare sobre el mueble, y ordenándole que baje poco a poco y se encaje en mi verga que apuntaba radiante hacia arriba.

Sofía titubeó un poco, pero con ganas de demostrar mayor resistencia, obedeció, empezando a bajar lentamente con las manos separando sus nalgotas, sobre mi grueso pene.

Poco a poco, mi pene iba entrando sobre ese estrecho camino, hasta que Vania, inesperadamente, coge de las caderas a Sofía y de un solo tirón, hace que baje totalmente la nena sobre mi pene, logrando que Sofía dé un grito de dolor desgarrador. Y no era para menos, si hasta a mí me dolió dado que ese culo estaba muy estrecho.

Pero bueno, el objetivo estaba cumplido, mi pene se había hundido por completo en el culo de Sofía, chocando mis pelotas con sus ricas nalgas, fresqueritas, lo que me hacía poner a mil.

Maldita Vania, me las vas a pagar, que tremendo dolor que he sentido, le increpó Sofía a Vania, quien reía con las piernas abiertas, totalmente desnuda, en el sillón del frente.

Yo para aliviar el dolor de Sofía, empecé a menear el clítoris de Sofía, quién cambió los signos de dolor por gemidos de placer.

Al escucharla, cogí las nalgas de Sofía, empezando a subirla y dejarla caer lentamente, con lo que se inicio un mete y saca sensual, con los gemidos de Sofía que animaban totalmente la escena.

Vania, había dejado de reír, metiéndose dos dedos en el coño y dos dedos de la otra mano en la boca, contorneándose en el sillón y gimiendo escandalosamente.

Sofía seguía en el mete y saca, que ya se había vuelto violento, ya sin mi ayuda. Vania metía y sacaba sus dedos de su coño más rápido aún, pellizcándose las tetas, lo que aunado con la excitación de vernos, le hizo provocar un fuerte orgasmo. Y digo fuerte porque la nena gritaba como si le estuvieran quemando las tetas.

Yo levanto a Sofía y la libero de mi verga, escuchando un ahhhh de alivio por parte de la jovencita.

  • No pienses que terminó todo, recién empieza, le dije, poniéndola de rodillas en el suelo, y con los brazos sobre el sillón, metiéndole de nuevo el pene pero ahora dentro de su coñito, que me recibió con abundantes jugos vaginales.

Empecé a bombearla frenéticamente, cogiéndole las nalgas para que no se tire hacia delante, lo que lograba que mi penetración sea más intensa.

Ahhhhh, ahhhhh, ahhhhh, decía Sofía cada vez que entraba mi pene en su empapado coño.

Yo seguía mi bombeo, hasta que siendo que la lengua de Vania recorría toda mi espalda, haciéndome estremecer nuevamente.

La nena sabía lo que hacía, pega sus tetas sobre mi espalda, empujando su cuerpo hacia delante, ayudándome en las penetraciones a su amiga.

Sentía su coño rozando mis nalgas, sus tetas mi espalda, mientras que sus manos acariciaban mis bolas haciendo que realmente, vea estrellas donde no las hay.

Como reza el dicho, tanto va el cántaro al agua que termina rompiéndose, tanto va y viene mi pene al coño, que termina vaciándose diría yo, mi cuerpo se estremeció por completo, mi mente se nubló por completo y mi pene empezó a escupir a borbotones dentro del coño de Sofía, quién al sentir el líquido caliente dentro de su cuerpo, también se estremeció logrando el deseado orgasmo conjuntamente conmigo.

Saqué mi pene del coño de la pequeña, aún erecto, provocando que las nenas se abalancen sobre él, lamiéndolo entre ellas y dejándolo completamente limpio.

Luego de ello, los tres nos quedamos dormidos en la alfombra, totalmente exhaustos hasta el día siguiente, en el que me desperté y me encontré con esas dos preciosuras a mi costado, completamente desnudas.

Una noche genial, inolvidable.

FIN

Sus comentarios me ayudan mucho para poder seguir con mis relatos, aún los de los críticos. Gracias por sus valoraciones, también las recibo con beneplácito y respecto.