Metamorfosis Sexual

Esta es la historia de un hombre que magicamente se transformo en Mujer, descubriendo como se siente un orgasmo femenino,...

Era un día caluroso de febrero.

Yo me levante ese día con mucho sueño ya que me había quedado hasta altas horas de la noche de la madrugada de ayer en Internet… y no precisamente chateando ni jugando.

Me gustaba masturbarme mientras me veían por Web cam. Realmente me excitaba mucho. Siempre buscaba mujeres para esto pero no siempre había, y a veces eran hombres gay que se hacían pasar por mujeres para verme. El hecho de que estén tan necesitados de ver mi verga me excitaba igual, así que los dejaba sabiendo que eran gay.

Me levante y me dirigí al baño, donde me duche y vestí. Tenía una importante misión que hacer ese día: Estaba de vacaciones en un lujoso hotel, solo, gracias a un premio que me gane en unos de esos concursos telefónicos. Pero había calculado mal la ropa interior que iría a usar (a veces tenia que cambiarme las manchadas con semen) así que tenía que ir a comprar. Me puse mi último par de calzoncillos, y fui a la calle.

Me pregunte donde diablos podía encontrar ropa interior, no se veía ninguna tienda cerca. Hice parar un taxi y le dije que donde podía comprar cosas. Me dijo que había una tienda persa cerca. Vaya, sonaba bien, ya que esas tiendas generalmente son baratas y no andaba con mucho dinero, ya que el premio era con gastos pagados y no pensé que llegaría a necesitarlo.

Llegamos a la feria, y era una larga calle llenas de vendedores ambulantes. Me dispuse a revisar dichas tiendas.

Después de caminar me di cuenta de que no había nada parecido a un calzoncillo y ya me estaba cansando. Me había perdido, ya que había mas calles también llenas de tiendas que salían de todos lados. Me estaba empezando a desesperar cuando divise algo que me pareció un milagro: Unos bonitos calzoncillos. Un viejo los vendía además de otros cachivaches. Fui corriendo hacia aya decidió a comprarlos.

Hola – dije – me gustaría saber que talla son esos calzoncillos.

Son de la tuya – me dijo. Esto me pareció medio raro, de hecho pensé que ese tipo era homosexual y me andaba mirando el trasero… pero en fin, era una emergencia y no podía empezar a llorar.

Me llamo la atención de que era los únicos que tenia, y las demás cosas que vendía nada tenían que ver con ropa interior. Pero como era una emergencia, los compre rápidamente, y me fui, encontrando un taxi que me llevo a mi casa.

Llegue al hotel, y me dispuse a ponerme los calzoncillos nuevos. Me desnude, me quite los sucios y me puse los nuevos. Me quedaban apretados, y hacían ver mi paquete mas grande, lo que me éxito. Comencé a sobarme la verga por fuera, y ahí fue cuando sucedió.

Note como mi cuerpo se estremeció por completo, como si me hubiera dado la corriente. Me sorprendió que este golpe eléctrico se haya iniciado en mis testículos.

Corrí hacia el baño y me apoye en el lavabo, frente a un gran espejo.

Repentinamente, mi cuerpo se fue adelgazando. Mis hombros se encogieron, y mis pezones se agrandaron. Note como mi verga se recogía hacia adentro. Mi trasero comenzó a inflarse. Yo pensé que me estaba muriendo y que iba a explotar en cualquier momento. Pero al cabo de unos minutos todo ceso. Yo tenía los ojos cerrados, no quería ver en el horrible monstruo que me había convertido. Pero al abrirlos, note que esto no era así:

Tenia dos enormes senos, perfectos, blandos con grandes pezones rosa. Mi trasero era ahora un bonito y redondo culo, apretado por la tensión del estirado calzoncillo. Mi verga había desaparecido, y ahora tenía una hermosa vagina, húmeda. Me había transformado en una hermosa mujer, de esas que solo se ven en las películas pornográficas. Pero solo mi cuerpo había cambiado, mi mente seguía igual, y prueba de esto era que al mirarme al espejo me excite de una manera feroz, como nunca lo había echo. Comencé a tocarme con desesperación, tocando mis tetas, apretándolas, sobando los pezones, y sintiendo una tremenda excitación. Me acosté a la cama, y me observaba detenidamente. Metí una mano en donde antes estaba mi paquete, y comencé a toca mi nueva vagina. Me estremecía con cada toque, y instintivamente metí mis dedos en ella.

Sentí el mejor placer que ninguna eyaculacion me había dado. Se sentía demasiado bien meter mis dedos tocándome los senos con la otra mano. Llegue a un feroz orgasmo. Pero no estaba seguro si era lo mejor que podía sentir. Me levante, me miraba de pies a cabeza en el espejo. Mi culo era hermoso. Comencé a frotarlo encima de mis calzoncillos estirados. Lo sentía suave, y me excitaba.

Se me ocurrió una idea. Necesitaba encontrar algo para introducirme en mi nuevo agujero. Algo parecido a una verga. No tenia ganas de tener sexo con un hombre, por eso pensaba que algo con la forma de una verga bastaría.

De pronto me acorde de algo. En el primer piso, en el baño, había un Recipiente metálico para el jabón que era grande y no muy ancho, parecido a una verga. Tenia que ir a buscarlo. Busque algo de mi ropa para poder ponerme, algo que me quedara bien. No tenia sujetadores, obviamente… me puse una camiseta que me quedaba bastante ajustada debido al tamaño de mis senos. Me mire al espejo y vi ese par de enormes tetas apretadas y redondas. Me aguante las ganas de seguir tocando mi par de mamas, y me puse un traje de baño, que era lo mas grande que tenia. Me quedaban muy apretados debido al tamaño de mi culo. Se podían ver muy bien formados mis glúteos y no alcanzaba a cubrirlos del todo. Me di cuenta que tenia un aspecto ferozmente sexy. Me daban ganas de tener sexo conmigo mismo. Salí de la habitación, viendo que nadie me viera. Seria medio sospechoso que una mujer apareciera así de repente. Me subí al ascensor, que estaba vació por suerte. Mientras bajaba, me mire en el espejo del ascensor y me di cuenta de un detalle. Hacia algo de frió, y como no llevaba sujetador, mis pezones se marcaban mucho en la camiseta. Cualquier hombre se volvería loco si me viese. Debía tener mucho cuidado.

El ascensor se detuvo. Al abrirse la puerta me di cuenta de que había mucha gente en el vestíbulo. Salí de prisa. Note como los 3 o 4 hombres que había ahí me seguían con la mirada, con la boca abierta. Corrí al baño. Ya adentro, divise dicho objeto que tanto quería. Era perfecto para el objetivo. Lo tome y me disponía a regresar. Pero en el momento que salía, un hombre entro. Entonces me di cuenta de que estaba en el baño de hombres. Chocamos, y yo caí al suelo. Lo mire. Era un hombre joven, alto y se parecía un poco a mí, en mi forma masculina. Lo miraba desde el suelo, con miedo, y el me miraba, totalmente excitado. Note como su verga se erecto sobre el pantalón, casi de forma instantánea. Me calentó eso un poco, supongo que ya estaban corriendo por mi sangre hormonas femeninas. Me puse de pie, pero el no se movía, me miraba casi babeando.

Disculpa – le dije, con una fina voz- tengo que irme.

El en vez de hablarme, me agarró de los brazos y me empujo a un sanitario, el cual estaba en una caseta. Yo estaba paralizado. Ya adentro, cerro la puerta y me destrozo la camisa. Mis tetas estaban al aire, grandes, firmes y poderosas, y mis pezones durísimos. El comenzó a lamer mis senos. Ya ahí no pude seguir poniendo resistencia. Era demasiado intenso lo que sentía cuando su lengua rodeaba mis pezones. Después de un rato, se detuvo. Yo volví en mí, y pensaba en arrancar de ese lugar. Pero el no me dejo. Me sentó en el inodoro y se puso de pie frente a mí. Se saco el pantalón, y desenfundo una enorme y gruesa verga, erecta al cien por ciento y muy venosa. Al salir, vi que estaba chorreando liquido PRE-eyaculatorio, y estaba brillante entera. Entonces no se que me paso. Seguro era mi nueva condición. Tome su verga con las dos manos, y comencé a chuparla. Me provocaba mucho placer sentir esa verga caliente en mi boca. Comencé a chuparla con fuerza, mientras me calentaba aun más. Pero me detuve.

El me agarro la cabeza con sus manos, presionándola contra su ingle para que siguiera. Pero yo quería hacer otra cosa. Me puse de pie y lo empuje al inodoro. Me miraba con cara de idiota. Puse mi culo en su cara, lentamente, y el comenzó a acariciarlo. Sentir sus dedos en mi trasero me provocaba cosquilleos por todo el cuerpo, y sobretodo en mi vagina. Su verga estaba roja, apuntaba casi directamente hasta el techo y daba pequeños tirones. Me saque los shorts y me baje un poco los calzoncillos que llevaba, sin sacármelos. Me pase la mano por mi panocha y la sentí húmeda. Me senté con cuidado encima de el encajando mi vagina en su verga. Al sentir el duro y caliente órgano entrando en mi cuerpo, casi me desmayo de placer. El cosquilleo ahora era placer puro y intenso, que partía desde el interior de mi vagina, pasaba por todo mi cuerpo, por mis senos y por mi culo. Empecé a saltar encima de el, con furia, y el gritaba de placer. El orgasmo que sentí entonces fue mas grande de cualquiera que había sentido como hombre. Di un fuerte grito, un grito que se debe haber escuchado a muchas cuadras. No quería que ese momento nunca acabara. Era demasiado delicioso. Pero sentí un fuerte y largo chorro de semen que salía de su verga. Me sorprendió la cantidad de semen que le salía, y que al pararme aun chorreaba de mi vagina y de su verga. Me quede tirado en el suelo, con los ojos en blanco, mirando al techo, tratando de que no terminara nunca la sensación. El igual estaba inmóvil, con su verga flácida. Después de unos minutos, me dispuse a salir de allí, pero el me detuvo con la mano. Gire mi cabeza y note que su verga estaba erecta nuevamente! Estaba casi tan grande como antes, y me seguía mirando con una mirada de loco. Yo ya había probado todo lo que podía hacer como chica… bueno, casi todo.

Lo mire riendo, y me agache, tocando con mis manos la punta de mis pies. El miro mi gran culo con cara de loco, y mi ahora abierto ano. Introdujo la punta de su verga en mi agujero, y comenzó a penetrarme con mucha fuerza. El placer que sentí entonces era comparable con el anterior. Yo me acariciaba mis tetas y llegaba nuevamente al cielo , al paraíso del placer. Comencé a gritar nuevamente y le dije que me hiciera gozar, que no eyaculara nunca. El gritaba también y había acelerado el ritmo. Yo me quite mi ropa interior que aun me quedaba, mi calzoncillo para quedar totalmente desnuda.

Entonces, al sacarme los calzoncillos de mis pies, note un tirón en todo mi cuerpo. Mis senos se estaban apretando a mi cuerpo, y sentía como me crecía nuevamente una verga.

Era nuevamente un hombre. Al parecer el no se había dado cuenta, porque seguía penetrándome con fuerza por el ano. Yo seguía disfrutándolo, así que no le dije nada. Sabia que esto no era muy masculino pero no me importaba, era demasiado el placer que sentía. Mi verga ya entera se erecto de inmediato, y salto un chorro de esperma. Ahora tuve otro orgasmo, pero esta vez debido a mi eyaculacion. El pareció no darse cuenta, y yo me desmaye del placer. La puerta del baño cedió, y caímos los dos.

Cuando desperté, estábamos rodeados de hombres que nos miraban atónitos, a mí, que estaba tirado en el suelo, manchado de semen, y al otro hombre que estaba sentado inconciente en el urinario, con su verga aun erecta, llena de esperma.