Metamorfosis FemDom 5/6

Transformacion de un hombre en esclavo-perro y cerda de su Ama fetichista y detalles de FemDom.

Metamorfosis FemDom

(Continuación)

Por

lamepies67@gmail.com

  1. Sin retorno

Respondo la llamada de mi Ama Wanda, me ordena acudir presto a su trabajo, cerca del centro de la ciudad, en una importante compañía, donde ocupa un cargo gerencial. Por primera vez le visitaría a su despacho, desde hace mas de un mes cuando comenzó mi nuevo rol de esclavo en la relación 24/7. Desde entonces había descuidado un tanto mis propias ocupaciones laborales y me ausentaba con frecuencia de mi despacho. Hoy era uno de esos días.

Subí en el ascensor y me anuncie con su secretaria, quien tenía una pequeña oficina con recibidor como antesala del despacho de mi Señora Wanda

-"quien le solicita", preguntó; y dude en como responder, debía ser discreto con la secretaria y al propio tiempo sumiso con mi Ama, así que me apresure en decir:

-"De parte se su empleado y amo de llaves"

Se levantó y se dirigió con unos papeles hacia el despacho de Wanda, noté que era una pequeñita figura, algo gordita de unos veinte y tantos años, de rostro adusto y tono de voz enfático que señalaba cierto carácter

-"espere aquí" me indicó sin ni siquiera mandarme a sentar. Regreso en un instante.

-"La Gerente está ocupada, espere."

Obviamente sin ninguna consideración y en forma seca, como si se tratara de un desconocido para algún asunto sin importancia. Espere como veinte minutos mientras pensaba en mis ocupaciones laborales que había dejado por venir a un pedido no tan urgente, como era obvio, de mi Ama. Tampoco podría regresar luego a mi propia oficina pues eran casi las cuatro de la tarde.

Por fin la secretaria me abrió la puerta del despacho para dejarme entrar y la cerro tras de mi. La oficina era cómoda y mi Ama atendía una llamada por teléfono, descuidadamente apoltronada en su silla, ni me miró solo dejó caer al suelo el zapato izquierdo, que bailaba en la punta del pie, con las piernas cruzadas.

No hacia falta palabras, me arroje al piso de rodillas y comencé a besar y lamer su pie descalzo, hasta que terminó su conversación telefónica.

_ "Desnúdate y lame mis zapatos. Te hice venir para azotarte, He tenido un mal día y quiero descargar. Animal"

Obedecí y me preocupaba que su secretaria escuchara loa azotes y uno que otro irrefrenable gemido que se me escapara ante el castigo de mi Ama.

-"la próxima vez que te presentes aquí lo harás con la ropa que te he dado: vestido de sirvienta como la puta que eres. ¿Entendiste?".

Mi incline y bese sus pies en señal de asentimiento. Me apartó con un puntapié

_"puedes irte, perra!"

Salí cabizbajo y atribulado por el castigo y las palabras de mi Ama, Di las buenas tardes a la secretaria, quien lanzándome una mirada socarrona, me respondió con un cómplice hasta mañana. ¿Habría escuchado? ¿Sabia de mi condición? ¿y si no, que le hizo suponer que volvería mañana?.

Ya de regreso a casa, como todos los días me presente ante Wanda, desnudándome en la puerta antes de entrar, honrando sus pies y siendo acariciado por la fusta de mi Ama. Luego me fue colocada la lavativa o edema diario y se me permitió asearme y afeitarme todo el cuerpo incluida la cabeza después de servir la cena, deguste como siempre mi "sopa de esclavo" consistente en las sobras mezcladas con su orine, que debí comer en un rincón en cuatro patas como perro.

Antes de dormir, maniatado ya amordazado en la mazmorra, hube de lamer sus pies para limpiar sus ennegrecidas plantas mientras Wanda leía en el sillón.

Esta última tarea me mantenía muy excitado y aumentaba mi condición de sumis@ bajo mi Am@. Amanecí como siempre, despertado por una breve azotaina de mi Ama, que agradecí en el lavabo luego de limpiarle el trasero con mi lengua y de ser bañado por su orine antes de irme al trabajo.

Ya en la oficina recibí un mensaje por E-mail de mi Ama Wanda, que solo refería sin ningún otro comentario a un link de una web-site. Al abrirlo quede estupefacto, se trataba de un tablón de anuncios de una conocida pagina de BDSM, que decía:

"Se alquila esclavo sumiso entrenado, para tareas domesticas" y aparecía allí su teléfono, junto a una serie fotos mías muy elocuentes y crudas: lamiendo los pies sucios de la Señora M, azotado y amarrado en la mazmorra y como perro paseando en el parque. Mi cara no estaba oculta y podía ser fácilmente identificado.

Me estremecía esa posibilidad a la vez que me sentía orgulloso de ser exhibido como propiedad de mi Ama Wanda.

Al rato recibía su llamada

-Mande Señora

."Perra , tienes un servicio en la calle … avenida… con la señora YN…, a las 10 ". Clic.

Me apure en llegar allí un poco antes de la hora, planificando como presentarme ante la señora YN vestido de esclavo en su puerta (vestido solo con las muñequeras y el cinturón de castidad que descubría todo mi culo) sin ocasionar un escándalo. Lo logre al llegar a la puerta del piso, verificar que no viniera nadie y quitarme la ropa de trabajo, dejándola oculta en el cajetin de electricidad del pasillo y rápidamente toque la puerta, identificándome como "soy lamepies, la esclava propiedad de la señora Wanda".

Me hizo pasar asombrada y complacida por mi aspecto, y antes que me diera alguna orden me incline y bese sus pies en señal de sumisión.

."Bien, veo que tu dueña te enseña bien, veamos para que me sirves"

Durante dos horas hube de asear los baños mientras me azotaba de cuando en cuando para apurar mis labores y después me ató a la boca un cepillo a modo de mordaza y se divirtió haciéndome restregar el piso con el, que debía morder con los dientes colocado en cuatro patas, mientras me pateaba , azotaba o se montaba sobre mi o metiendo y sacando rudamente el vibrador que permanentemente, a modo de dildo, cargaba puesto en el culo.

Finalmente me puso a lamerle su sexo hasta hacerla acabar. Fui amarrado con cuerdas a una silla y violado repetidamente con un gran falo de plástico que luego debí mamar y limpiar con la boca.

Estaba agotado y hambriento, dete-niéndome para almorzar, super adolorido por el ejercicio con la boca y los azotes. Había perdido la mañana de trabajo, cuando recibí la orden de Wanda.

-"Perra!, ve a casa y te vistes con la ropa que te di. Y te presentas en mi oficina a las 3:00"

Aparte de tener que exhibirme vestido de mujer con aquella faldita corta, mi cabeza rapada y una blusita que dejaría al aire mis espaldas y piernas marcadas con azotes. Aparte de mostrarme pública-mente como un marica barata, estaba también el hecho de que perdería la tarde de trabajo en la oficina. El rubor y el morbo de aquel nuevo ultraje de vestir de esclava a plena luz del día por toda la ciudad y presentarme así ante Ella, me causaba un delirio mas por la degradación que suponía que por el hecho en si. Con todo no me acostumbraba aun a pesar de haber sido tratado repetidas veces como esclavo, como puta y como perro.

Ya en la oficina de mi Ama Wanda, haciendo un olvido voluntario de las mofas y miradas despectivas a las que fui sometido en el trayecto, me presente ruborizado frente a la secretaria del día anterior.

-"Soy el empleado y amo de llaves de la señora Wanda"

Me miró con sarcasmo y riéndose respondió con toda crudeza:

-"Ah, tu eres su lamepies!, te ves muy putita con esa facha"

Baje la cabeza, ruborizada, por lo directo del comentario. Ella añadió

-"La Señora esta en una Junta, me encargó que te pusieras a limpiar el WC y a trapear el piso mientras regresa"

-"En el lavabo encontraras la fregona"

Era tan obvia y directa en su indicación que le obedecí como si fuera la propia Wanda, además no parecía muy distinto a mi actividad de la mañana, así que comencé a hacer los deberes lo mas rápido posible. Lavar el lavabo y el WC solo con detergente y mis manos era ya fácil, así lo hacia en casa, y fregar el piso en cuatro patas mientras la secretaria despachaba asuntos por teléfono, enviaba fa o escribía en el computador, era una tarea sencilla.

Salvo que en ocasiones al transitar dentro de la oficina y pasar junto a mi, una veces pisaba mis manos o posaba el pie en mi espalda, para lacerarlas con el talón de sus sandalias. Casi no me hablo, salvo para decir de vez en vez, frases como "apúrate fregona que ya viene tu Ama y quiere todo limpio".

Al terminar aun no había regresado Wanda, y me puse en posición de sumisión frente al escritorio de la secretaria. Quien simplemente me ordenó:

-"Échate bajo de mi escritorio para que esperes a la Señora Wanda bajo mis pies y mas te vale que no hagas ruido"

Lo hice y comenzó a restregar las suelas de sus sandalias en mi rostro, lacerándolo y restregándolo en mi boca abierta, cuando no clavando sus tacones en mi boca para que los mamaras o lamiera sus suelas. Todo ello me pareció interminable y sentía como aplastaba todo el peso de sus piernas sobre mi cara cuando eventualmente llegaba alguien a la oficina y le atendía sin pararse del escritorio. Yo estaba bien disimulado dentro del mismo y era imposible, que alguien frente al mismo se percatara de mi presencia allí.

También escuche cuando respondía la llamada de mi Ama

-"Si, tu sirvienta ya limpió la oficina y la tengo aquí mismo descansando bajo mis sandalias como me indicaste, j a ja ja!

Al llegar Wanda a la oficina, converso con su secretaria como ignorándome, concentradas en sus labores usuales de llamadas, clientes y asuntos por resolver, luego se encerró en su despacho. Al cabo de un rato que se me pareció interminable

-"Sal de hay esclava y preséntate con tu Señora". Ordeno la secretaria haciendose a un lado, Sali a gatas hasta el despacho de mi Ama Wanda, seguido por la secretaria. Me acerque hasta sus pies y comence a besarlos. Sin levantarse del asiento ni mirarme:

-"Veo que ya sabes lo que debes hacer una ves a la semana, la señorita D (como la denominare en este relato) se encargara de azotarte cada vez que termines y le obedecerás cuando yo no esté presente"

Y en el acto sentí un trozo cáustico en mi espalda, ambas se alternaron para azotarme, masturbándome intermiten-temente sin dejarme acabar. Para burlarse y azotarme nuevamente hasta que disminuyera la erección, entonces volvían excitarme y azotarme sin dejarme acabar. Finalmente me libero mi ama Wanda, y me hizo bajar denudo por el ascensor hasta el sótano, para esperarle escondido tras el vehiculo, en donde me traslado a casa dentro de la cajuela.

La jornada de azotainas habían sido temibles el día de hoy, además había faltado al trabajo.

Ya en casa pedí permiso para hablarle a mi Ama y le suplique por mi empleo. Se sonrió:

-"Te toca un castigo por la insolencia de pensar en "tu empleo" cuando sabes que no tienes otro empleo que atender y obedecerme, trae acá dos velas enormes y póstrate ante mi para corregirte"

Me desnudo casi por completo y me atò boca arriba con cuerdas de modo que mi cara y me sexo quedaron expuestos bajo Ella. Lentamente me fue quemando con cera caliente las piernas, las nalgas, las tetillas, las axilas. Me retorcía y gemía de dolor.

-"para que aprendas a no decir tonterías…saca la lengua perra!"

Y lentamente me dejaba caer cera encendida en la lengua hasta que una sola costra de cera cubría casi toda mi lengua y mis labios. Luego se dedicó a hacer lo mismo con mis tetillas y axilas, y después con mi ano y mi escroto. Hasta que todo mi pene semirrecto quedo cubierto con una espesa y solidificada capa de cirio y velas fundidas, retorciéndome por el ardor y dolor; que apretaban aun mas mis ligaduras. Soporte aquella terrible tortura gracias a que su pie izquierdo continuamente jugueteaba con mi rostro y me obligaba a lamer y relamer aquellos divinos deditos y planta, mezclados con sudor y polvo.

Esa noche me dejo en la mazmorra con una vela enorme encendida, para prolongar mi agonía, cuya mitad quedaba enterrada en mi culo.

Cuando ya casi sentía que la flama de la vela en mi culo, chamuscaba mis nalgas; entro Wanda a la mazmorra, me arrojó un balde de agua helada encima y sentándose cerca de mí para que lamiera sus pies, luego de quitarme la mordaza, se expreso así:

-"No retornaras a tu antiguo empleo, eres mió y te empleare como yo quiera"

-"Vistes el anuncio y ya has probado como te alquilo como una puta cualquiera, que es para lo que sirves"

-"No serás mantenido por mi. Los viernes en la tarde asearas mi despacho, con lo que me ahorras dinero. Los sábados ya te acostumbraste a asear la casa y a limpiar el auto. Que también son economías. De Lunes a Jueves en la tarde trabajaras en lo que te gusta: lamiendo pies como pedicurista en un salón de una amiga. No te entusiasmes siempre llevaras el cinturón de castidad y vestirás como una marica, Ya me encargue para que lamas los pies sucios a las damas maduras, como la señora M. Y en las mañanas serás sirvienta y doméstica en casa de mis amigas y amigos".

Volvió a ponerme la mordaza y no regresó hasta el amanecer. Dejándome en una cierta tranquilidad, ya porque se había apagado la vela, ya porque se resolvía lo del trabajo. La sensación de eliminar una de mis dobles vidas era una liberación, después de todo cuando comencé mi sumisión 24/7 había decidido por una vida mas estrecha bajo los pies de Wanda. Me sentía mas realizado sirviéndole y siendo su perra que en mi antiguo trabajo bajo los convencionalismos de una sociedad cuyas reglas y modos también me habían sido impuestas.

Ese día desperté como siempre, dos fuertes azotes cruzaron mis nalgas, marcándolas, me libero de mis prisiones y fui conducido hasta el WC para limpiarle. Nuevamente me vestí para ir a trabajar, ya no tenia que ocultar mis brazaletes ni el collar en i cuello. Tampoco debía usar casi ropa, sola una maltrecha faldita y una casi blusa, ambas negras, que mostraban mi piel marcada de azotes en la espalda desnuda y las piernas. Ya no usaría peluca si brasier para simular mis pinzas en las tetillas. Era mejor parecer una marica o transformista cuando fuera a servir de doméstica a casa de las parejas amigas de mi Señora. Por ello debía usar las uñas pintadas de rojo en pies y manos y carecer de maquillaje. Esto también era para mi una gran liberación; ni me importaba vestir como esclava pero el conservar mi cara sin zarcillos ni maquillaje eran para mi os bastiones de mi masculinidad, aun cuando limitada por la servidumbre. Los zancos de tacón alto fueron reemplazados por unas chancletas de goma, andaba casi descalzo. Si bien me daba apariencia mas humilde, también me liberaba de la tortura al caminar, cosa que debía hacer ahora con mas frecuencia ya que tendría que trasladarme casi exclusi-vamente en transporte publico y a pie por la ciudad. Pronto me acostumbre a calzar aquellas cholas de goma en las piezas de metal dispuestas en su superficie, que laceraban mis pies a caminar y a menudo, prefería descalzarme. Ordenó mi Ama mientras me despedía

_"Perra hoy vas a planchar ropa casa de la señora O"

al besar sus pies en la puerta, recibí tres azotes y me arrojó en el piso las monedas exactas del costo del pasaje en bus de ida y retorno hasta el barrio de la señora O. También hube de caminar como un kilómetro para llegar a su piso. Ya me conocía desde mi iniciación FemDom, sin mas me extendió su pie como saludo, taconeándolo contra el piso. Me incline para besarlo y le seguí hasta la mesa de planchar, Me toco por debajo de la falda, parada detrás de mí, para palpar el vibrador de mi culo y lo encendió como quien enciende una lavadora u otro aparato electrodoméstico. Señal que debía comenzar a planchar la ropa de Ella y de su esposo.

Casi al mediodía culmine mi faena La señora O inspecciono satisfecha mi labor, y mientras le seguía a la puerta, vi. a su marido sentado en la mesa almorzando le espetò con risas:

-"¿Esa es la nueva sirvienta?" y le entrego un billete.

La señora O, abrió la puerta y al salir me arrojo el dinero al piso.

-"Entrega a tu Ama Wanda"

Al recogerlo me extendió su pie para que le besara y al hacerlo me lo introdujo casi todo en la boca, jugueteando con sus dedos en ni lengua hasta que lo mamé dejándolo sin polvo entre lo dedos. Repitió la operación con su otro pie., y cerró la puerta sin más.

Volví a casa, donde pude hacer la única comida decente del día. Y muy rápidamente me dirigí a mi nuevo trabajo en el salón de belleza de Madam L.

Al entrar me recibió muy adusta:

-Aquí vienes a trabajar putita"

Y amarrando mis manos y pies entre si por detrás de la espalda, me condujo a la trastienda donde me dio varios azotes con un látigo trenzado

  • "Recuerda perra no puedes hablar ni gemir, solo lamer" y en seguida me tapó con un manto o sabana de modo que no podía ser visto ni ver a nadie. Me condujo a una sala con aire acondicionado, donde se oían voces y el sonar de maquinas para el cabello.

Estaba de rodillas frente a alguien y solo vi dos feos pies sudados y sucios colocados frente a un taburete, que debía lamer suavemente. Me estuve en aquella tarea, acurrucado y fuera de la vista de su dueña, hasta dejarlos relucientes, ocasionalmente era pateado o pisoteado, pero sin ninguna otra relación con aquella dama. Al cabo de un rato, supongo que su dueña ya se habría arreglado el cabello y las manos, se levantaba y otro par de pies ocupaban el mismo lugar una y otra vez hasta la hora de cierre del Salón.

Solo entonces vi nuevamente a Madame L, que me destapo, me llevo al WC e introdujo mi cabeza allí para que tomara agua, mientras me volvía a fustigar con la vara sobre mi culo

-"Mañana a la misma hora, perra sucia, guarra!" La metamorfosis Fem Dom había avanzado, no solo era un esclavo, luego una puta y un animal o perra, sino que ahora era casi una cosa u objeto de servicio. Una planchadora de ropas encendida y apagada con un vibrador en el culo, sin mas contacto ni finalidad que esa. Y luego un lamepies, colocado como objeto sin identidad para lamer y relamer cayos y pegostes de tierra en un sin fin de pies sudorosos de damas altivas y anónimas

Y regresaba a la rutina de la casa humillado y excitadísimo, al lado de mi Ama Wanda. Solo que al día iguiente se dirigió a mi en estos términos

-"No me gusta tu aspecto puta lamepies!.

_"Te pondré unos aros fijos clavados en las tetillas y otro aro en tu pene para amarrarte mejor. Además te quitare los brazaletes de cuero y te los pondré de metal. Acompáñame."

Le seguí en cuatro patas tras Ella, vestido solo con el cinturón de castidad, el arné en el pene, con el vibrador en el culo y los grilletes de cuero en los tobillos, muñecas y en el cuello. Viajamos en el auto, desde luego yo iba en la cajuela.

Llegamos a una casa que me era familiar, era la casa de la Señora A, la enfermera que me atendió guante mi bautizo de esclavo 24/7. Mi Ama me arrastro hacia adentro halándome por la cadena, yo le seguía a rastras. Me ataron en una silla de una especie de consultorio medico, con cuidado sin ningún tormento previo. Me inmovilizaron en ella y mi Ama Wanda me chupo dulcemente las tetillas hasta ponerlas duras con suaves caricias, mi pene estaba a punto de estalla. Sentía que me rociaron un poco de spray, que debió ser anestésico, en ambas tetillas; casi no sentía cuando tiraban de ellas, hasta que sentì un dolor muy agudo y algo que perforaba mis pezones, como una aguja enorme. Sudaba copiosamente por el dolor y la inmovilidad, luego sentí algo pesado en cada pezón y las risas de alegría de mis castigadoras, que quitaron las vendas de mis ojos.

-"ves putita ahora ya no cargaras pinzas, sino zarcillos en las tetillas! Y son permanente".

_"No te animes mucho que te falta el aro mayor"

La intención de mostrármelo, un aro metálico galvanizado con una pequeña ruptura, era demoler cualquier intento de resistencia, pues era fácil adivinar, por la postura en que estaba amarrado a la silla, que aquel instrumento sería colocado en mi pene, amenazando así con causar un dolor aun mas temible que el que hubiera soportado a la víspera. Solo el enema de agua tibia que me fue introducido en el culo, con su lento y permanente goteo, me permitió relajarme los nervios.

Me colocaron una máscara de cuero que tapaba todo el rostro y una fuerte mordaza que impedía emitir sonido alguno. Y sentí como una aguja taladraba el prepucio de mi pene, justo abajo del glande. Un dolor infernal y una sensación de agonía hizo que mis carceleras me tomaran el pulso y acariciaran mi cabeza calva:

-"tranquila perrita, ya paso, ahora hasta puede que salgas sin el arné de cuero, pero con un candadito allí, amarrado a tus tetillas, ja ja ja!"

No se si me desmaye o me quede dormido, cuando desperté, tenia puesto un collar metálico fijado a mi cuello con la misma inscripción "lamepies, esclava de la Señora Wanda", solo que ahora parecía como soldado o remachado haciendo imposible de quitar y sin candado. Pendía de el un aro metálico algo mas grande que el que ahora adornaba mi pene. También se habían sustituido las muñequeras de cuero por auténticos grilletes de acero galvanizado, remachados y con aros similares a los del collar. Pesaban un poco mas y laceraban mis muñecas y tobillos cuando era estirada la piel fuera de la posición en que habían sido colocados. Intente tocar los aros y mis tetillas adoloridas pero fue en vano al descubrir que aun estaba atado en cruz a una cama o potro de castigo.

Mi Ama se acercó a mi, me acaricio el pene y las tetillas, divirtiéndose al ver mi estremecimiento cuando halaba con los dientes los "piecing" en forma de aros que pendían de ellos. Se montó sobre mí, colocando su sexo directamente en la boca para que lo lamiera, casi ahogándome y ocasionando la erección de mi falo. Su culo colocado directamente sobre mi nariz me obsequiaba su aroma de caca reciente y sus manos gozaban en arañar mi pecho y tirar de las argollas de mi pene erecto. Mi lengua se multiplicaba en longitud y movimientos por aquellos tormentos mezclados con placer intermitente de las mamadas en mi glande, hasta que finalmente alcanzo la dicha, dejándome allí frustrado y jadeante.

Al rato la Señora A, hizo otro tanto, cabalgando sobre mí, mientras el "piecing" del pene, le ocasionaba una estimulación mayor a Ella a la vez que me daba un delicioso dolor que retardaba cualquier intento de correrme involuntariamente.

Al fin de libraron y ordenaron que me masturbara como premio de rodillas frente a Ellas, lamiendo sus pies en señal de sumisión. Lo hice, emanando abundante liquido contenido por las excitantes vivencias de la semana, embadurnando todos sus pies y el piso. Pase un buen rato alli, bajo sus miradas y burlas, lamiendo toda la leche derramada en el piso y sobre sus pies y sandalias.

-"No creas, perrita, que has terminado, nos follastes a ambas y tenemos derecho a follarte a ti ahora"

Y dicho y hecho, me obligaron alterna-tivamente a mamar y ser violado por sendos penes de goma colocados en su cintura y a latigazos de ambas, hasta que me cansé de suplicar por mi culo adolorido, en medio de la diversión de mis torturadoras.

-"Perra lamepies, has tenido bastante por hoy, te dejare amarrada en tu jaula hasta mañana, yo saldré a buscar algunos amante esta noche, J aja ja"

Dijo mi Ama Wanda mientras volvía a colocarme el vibrador en el culo y el cinturón de castidad, antes de amarrarme en la casita de perros del patio, cuando ya anochecía".

Caí exhausto en mi perrera, apenas, saciando todas las sobras y el agua que me dejo en los platos de perro colocados al lado de ésta. El orine de mi Ama Wanda me supo exquisito por la sed que tenia. Me desperté con otro chorro de líquido salobre sobre mi cara. Era otro Amante de mi Señora Wanda, a Ella le gustaba exhibirme como perro ante Ellos, haciéndolos eyacular u orinar en mi cara. En este último caso, Wanda me fustigaba las nalgas para que les mamara su pene hasta que volvieran a tener otra erección, y mi Ama Wanda se los tiraba entonces. Para humillarme aun más, untaba el semen de los preservativos de aquellos tipos en mi mordaza y me la colocaba nuevamente, dejándome en la boca el sabor de los desechos de sus amantes y me daba escupitajos y patadas.

Me veo al espejo cuando voy cada tarde al empleo de lamepies, y casi no me reconozco, he adelgazado, mi piel se ha endurecido con los azotes, casi no hay un centímetro de ella que no tenga una marca de un azote o la quemadura por cera, no hay vellos en mi cuerpo lampiño a fuerza de afeitadas diarias. Tengo unos aros o pilcing en mis tetillas y pene, y mi culo esta muy abierto. Como lamepies ya conozco con solo verlos los enormes pies de la Señora M, o los delicados de A, los regordetes de madame L, los de largo dedo medio de la señorita G, etc. Todos los he recorrido mil veces succionándolos y lamiéndolos; no podría vivir sin ese deleita, que me recuerda a diario que los viernes he de masturbarme frente a Wanda, lamiendo sus bellos pies, especialmente ennegrecidos y ensuciados para mi.

Se me antoja insuficiente las azotainas diarias de Madame G con la fusta en mis nalgas, y de mi Ama Wanda al llegar a casa, al acostarme y al despertar. Me parece poco los tormentos de colocarme pesas en las tetillas o de prensar mis testículos con pinzas. Añoro los miércoles cuando mi Ama Wanda me deja caer por chorros la cera caliente en mi piel. De ordinario tengo la mandíbula abierta de tanto dormir con la mordaza y añoro el sabor salado de su orine, de mi semen y del semen de sus numerosos amantes. Aun no me acostumbro a mamar y succionar los penes de sus Amantes, pero añoro que los tenga para sentir las plantas de sus pies en mi rostro cuando me restriega el semen que les ha colectado y las ocasionales corridas que me permite luego de las azotainas cuando regresa de marcha. También extraño las continuas visitas de sus amigas y ya casi me entristezco cuando alguna de Ellas o de las señoras a las que soy alquilado, culmina mis servicios sin hacerme lamer su culo, o sin untarme la cara con su caca. Me encanta cuando me azotan estirado a la pared inmovilizado por dos o tres horas y me resulta insuficiente los azotes con la fusta sobre las plantas de mis patas traseras. Me termina gustando el dolor y el gozo cuando me violan mi Ama o sus Amigas y resulta mórbida la degradación y humillación pública ante esas Damas.

Ya no solo era esclavo, sumiso y sirviente. También era su juguete, su perra su puta y su objeto. Traspasado, alquilado, prestado y exhibido donde y cuando quisiera. Había transformado mi aspecto, mis actividades y mii mente. La metamorfosis era completa, casi no había yo, sino la extensión del yo de Wanda. El completo FemDom aniquilaba mis pertenencias, mi cuerpo, mi alma, mis pensamientos y mi autoestima. En un tratamiento degradante y doloroso, admitido mas o menos voluntariamente por el delirio, el morbo, excitación y sorpresa permanente. Llegado a ese punto no hay retorno. Ya no existo, y no se exactamente lo que soy ahora. Si me lo preguntan alcance una plenitud, que solo se distingue de la felicidad por los ratos en que no estoy al servicio de mis Amas y se me permiten pensar.

¿Fantasía o realidad?

El FemDom y el BDSM es creativo e inteligente, juzga Tu amigo lector, donde comienza en esta historia la primera y donde acaba la segunda.

lamepies67@gmail.com