Mesa para tres III

Continuación de Mesa Para Tres II

-          Cabrón, que me has metido?

-          Un juguetito para que te vayas acostumbrando. Esta tarde este culo va a dejar de ser virgen, y ahora seguid a lo que estabais – le quite el pañuelo y en su mirada vi que no le disgustaba el regalo. Habría que ver lo que decía cuando viera los otros dos tamaños, pero eso sería otra historia

MESA PARA TRES III

Me fui al salón a trabajar un rato. Aunque era difícil centrarse pensando en lo que acababa de hacer y sobre todo lo que tenía planeado para el resto de la tarde-noche. La tranquilidad duro poco más de una hora. Se abrió la puerta del salón y entró Pablo intentando no hacer ruido.

-          Estas trabajando?

-          Sí, pero lo dejo ahora.

-          Voy a prepárame un café, quieres uno?

-          Venga, mientras acabo esto. Lo tomamos aquí o en la cocina?

-          No, en la terraza

Acabe de mandar unos mails justo cuando venía el café. Recogí los papeles y salí a la terraza.

-          Gracias por el café… Os lo estabais pasando bien eh…

-          Tio, hacía tiempo que no veía a Sonia disfrutar tanto haciendo el amor

-          Me alegro por ti jajaja y por ella…

-          Tu como estas?

-          Yo bien, aunque creo que estoy siendo un poco inconsciente.

-          Inconsciente? Por qué?

-          Porque me estoy tomando esto como si fueran unas vacaciones y no sé si es justo para todos

-          No sé si vacaciones pero te pedimos que te lo tomaras de una manera despreocupada y disfrutaras

-          Me lo estoy pasando genial con vosotros pero te lo dije ayer, no es algo real.

-          Eso es que ya has tomado una decisión?

-          No… Si te soy sincero a veces lo tengo clarísimo para un lado y otras veces tengo clarísimo todo lo contrario…

-          Ya estáis filosofando?

-          Hola Sonia, has descansado?

-          Si, tras el polvo que me echó tu amigo me quedé relajadísima y me dormí en seguida.

-          Y el regalito? Te has adaptado? – le tocaba el culo por encima de las braguitas. Notaba el pomo del plug y se lo moví un poco

-          Casi ni lo noto

-          Entonces vamos, que tengo algo más para ti…

Me levante y nos fuimos los tres a la habitación. Hice poner a Sonia a cuatro patas en la cama. Le baje un poco las braguitas para dejar el culo a la vista. Tiré suavemente del pomo y el plug salió muy fácilmente. El ano quedo un poco dilatado, lo suficiente para el siguiente paso.

-          Pablo, quieres?

-          Claro. – Pablo me entendió perfectamente y se lanzó a lamerle el culo a su mujer que gemía de placer. Volví a taparle los ojos a Sonia y le di un beso. Con una mano intento agarrarme la polla pero me aparté.

-          Aún no toca... Te dolió?

-          No, me ha encantado. Que me vas a hacer ahora?

-          Chist, relájate… - cogí el segundo plug y lo cubrí bien de lubricante. Mande apartar a Pablo y ocupe su sitio. Metí un par de dedos en el coño que estaba chorreando. Añadí aquellos jugos a la saliva de Pablo y comencé a introducir el dilatador. Sonia resoplo un poco pero su culo se lo comió entero sin problemas – Como lo sientes?

-          Ufffff, me duele un poquito

-          Tranquila, pronto te acostumbraras – se lo moví un poco y Sonia se quejó levemente. Le di un azote en el culo – Puedes vestirte

-          Me vais a dejar así?

-          De momento, sí.

-          Sois malos

-          A mí no me eches la culpa. Es todo cosa de Lucas

-          Pues fóllame tú. – le negué con la cabeza

-          Lucas no me deja jajaja

-          Os voy a matar

-          No lo harás, – le quite la venda y le di un morreo – vas a tener lo que querías pero hay que prepararte. Ahora descansa un poco y deja que tu culo se adapte

-          Estas seguro de lo que haces? – me pregunto Pablo al volver al salón. Parecía preocupado.

-          Si, tranquilo. El chico de la tienda me explico el método y dijo que era muy fácil y seguro. Te fijaste como entró este?

-          Sí, pero el otro es mucho más grande y tu polla aún más… Crees lo aguantará?

-          Ella misma lo va a decir. Si le apetece, lo haremos, o lo intentaremos…

-          Veo que lo tienes todo pensado, que toca ahora?

-          Dejarla descansar un rato, que se acostumbre a ese y después ponerla a tope y meterle el tercero. Ahí espero que me ayudes.

-          Por supuesto, solo decirme lo que quieres que haga

-          Dentro de un rato iremos y deberás excitarla todo lo que puedas. Lo único que no puedes hacer es penetrarla hasta que yo te lo diga.

-          Ok

Vimos un rato la tele. Pablo se quedó dormido en el sofá y yo decidí a ver como se encontraba Sonia. Estaba acostada boca abajo. En la braguita se veía desde estaba el tirador del plug. Con cuidado me acosté a su lado y le acaricie una nalga. Soltó un suspiro pero no se despertó. Moví suavemente el dilatador y me dio un gemido por respuesta. Parecía de gusto pero no le veía la cara y no lo podía asegurar. Decidí dejarla descansar un poco más y no me moví. Aquel culo cada vez me volvía más loco. Había llegado el momento de probar con el tercer tamaño. Aparte un poco sus bragas a ver como tenía en aquel momento el ano.

-          Que vas a hacerme ahora?

-          Cariño, hay que sacar esto. Como estas?

-          Cogiéndole el gusto, pero te quiero a ti dentro de mí.

-          Todo a su tiempo. Vete a buscar a tu marido y volved aquí.

Volvieron de la mano y le mande a Sonia quitarse las braguitas de todo y le hice arrodillarse en la cama.

-          Inclínate un poco – Tire un poco de la parte que sobresalía. Salía suavemente. Se oyó un ¡plop! cuando acabe de sacarlo. Tenía el culo lo suficientemente abierto para poder meter un par de dedos. Separé bien las nalgas y lo bese – Pablo, quieres comerle otra vez el culito?

-          Sí, me apetece un montón – le empezó a lamer el culo a su mujer. Incluso metía un poco su lengua.

-          Vete por el otro lado y cómele el coño. Sonia, te voy a vendar los ojos otra vez…

-          No lo hagas, por favor, quiero ver todo lo que haces.

-          Está bien – volví al armario  y cogí el juguetito más grande. Sonia abrió los ojos desorbitadamente…

-          Que vas a hacer con eso? Joder, Pablo, que me va a reventar el culo, deja de comerme el coño

-          Déjale hacer… - lejos de parar, la agarro para seguir comiéndole la almejita

-          Estáis de coña… eso no me entra… méteme la polla directamente, me va a doler menos

-          Relájate. Te hice daño antes? – arrime el dildo a su coño y entre los jugos que soltaba y las babas de Pablo quedo más que engrasado. De todos modos, puse un poco de lubricante en su ano. Aproveche para masajear la zona un poco. Parecía que el anillo anal se relajaba. Empecé a meterlo poco a poco. Lo metía y lo sacaba un poquito. Volvía a meterlo otro par de centímetros y lo sacaba un poco. Sonia gemía como una loca. Entre la dilatación anal y la comida de coño no sabía si era más el dolor o el placer. – Ya esta

-          Lo metiste entero???????

-          Si, como estas?

-          Pues la verdad, no me dolió tanto. – Le saque una foto con mi móvil y se la enseñe. Se mostró sorprendida al ver su culo – Ufff, me noto llena. Espero que borres la foto.

-          Tranquila, solo quería enseñarte de lo preciosa que estas.

-          Que pelota eres… Joder Pablo, me voy a correr

Vi como se estremecía su cuerpo debido al orgasmo. Pablo se salió de debajo de Sonia. Tenía la cara chorreando de todos los jugos que soltó su mujer por el coño.

-          Qué barbaridad…!! Cuanto hacia que no te corrías de esa manera?

-          Ya no lo recuerdo, pero ahora no paréis… - empezó a comerle la polla a su marido y miró hacia mí – tú te vas a quedar ahí?

-          De momento sí. – estaba sentado en la butaca. Pero me quite los calzoncillos y deje mi polla libre. La tenia a tope pero quería verlos follar un rato entre ellos

-          Joder Pablo, necesito que me la metas ya… - dejo la mamada y se acercó a su hombre. Pablo me miro y asentí. Sonia se fue metiendo el pene de Pablo poco a poco y comenzó a cabalgarlo. Pablo resoplaba mientras Sonia le pedía más…

Ya no aguanté y me acerque a ellos. Sonia cambio de postura sin sacarse el falo de su marido y le dio el culo. Me coloque de forma que me la pudiera chupar aunque más bien era yo el que le follaba la boca. Pablo aviso de que se iba a correr pero Sonia no se movió. Se quedó contra el cabecero para tomar aire mientras Sonia me la seguía comiendo. Yo también iba a correrme y así se lo dije pero siguió mamando hasta que no quedo ni una gota.

-          Yo estoy agotado – dijo Pablo.- necesito beber, queréis que os traiga algo?

-          Yo quiero una cerveza. Lucas, quieres una?

-          Si, tráeme una.

Nos quedamos acurrucados en la cama mientras Pablo traía las bebidas. Le acariciaba las tetas, pellizcándole los pezones. Mi polla notaba el frio al rozar el plug que tenía en el culo. Cuando llego Pablo nos sentamos en la cama. Bueno, Pablo y yo nos sentamos y Sonia se puso de rodillas. Se quejaba de que le era imposible sentarse con aquello en su culo. Estábamos los tres sudando. Me bebí la cerveza casi de penalti y propuse darnos una ducha para refrescarnos. La idea fue bien aceptada y nos metimos los tres en la bañera. Entre los dos, enjabonamos a Sonia. Metimos algunos dedos en su coño mientras ella acariciaba nuestras pollas. Nunca habíamos disfrutado tanto una ducha. Salimos y nos secamos los unos a los otros. Invertimos los papeles de antes. Ahora yo me la follaba y ella se la mamaba a Pablo. Al dejarme su culo a la vista, empecé a jugar con el plug de su culo. A cada movimiento que hacia le arrancaba un gemido. Veía su culo subir y bajar mientras se metía mi polla hasta el fondo de su coño. Le mande parar, no quería correrme todavía y estaba llegando al límite. Le indique a Pablo que también parara y poder quitarle el dilatador. Fui poco a poco hasta conseguir sacarlo completamente. Ahora su culo estaba muy abierto. Pablo estaba alucinado. Le mande que se tumbara y Sonia se colocó encima haciendo el misionero. Eso permitía dejarme su culo todo para mí. Pararon de follar un segundo para permitirme intentar penetrarla por atrás. Agarre mi rabo y me puse un condón por un tema de higiene. Deje caer un poco de lubricante en el ano y empecé la penetración anal. Había metido mi capullo y pare un momento. Les pregunte qué tal estaban y Sonia me pidió que la dejara descansar un momento antes de seguir. Le deje que se pudiera adaptar a mi falo y continué cuando ella estuvo lista. Su culo estaba apretadísimo y me estrangulaba la polla mientras se la metía de todo. Sonia soplaba por el esfuerzo y pidió otra pequeña pausa. Cuando ella nos lo pidió, comencé a moverme y Pablo me acompañó. Le estábamos haciendo una doble penetración y Sonia se las estaba comiendo enteras…

-          Me estáis reventando

-          Quieres que paremos?

-          Que ni se os ocurra. Me estáis matando pero de placer…

-          Pues venga, muévete…

Continuamos follándola un rato. Sonia había tenido dos orgasmos y yo estaba punto pero Pablo se me adelanto y se corrió en su coño. Se la saque del culo. Había salido un poco sucia pero me quite el condón y me pajee.

-          Donde quieres que me corra?

-          En mi boca, en mis tetas, donde tú quieras…

Seguí masturbándome y me arrime a Sonia. Apunte a su cara. El primer chorro salto a su frente, el segundo a una mejilla y un tercero cayo en sus tetas. Recogió con los dedos todo lo que pudo y se los chupo. De repente, vi que una pequeña mancha de sangre en las sabanas. Le pedí a Sonia que se diera la vuelta y vi que un hilillo de sangre salía del culo de Sonia. No era demasiado y no tenía por qué ser preocupante pero había que mirarlo. El dormitorio estaba hecho un desastre. Las sabanas estaban llenas de sudor, semen y demás líquidos corporales. Quitamos las sabanas y volvimos a ducharnos todos juntos. Esta vez, dejamos salir antes a Pablo mientras Sonia y yo nos quedamos en la ducha un poco más. Hice que se agarrara a los grifos, se la metí en el coño y la folle una vez más. Cuando acabamos nos secamos y nos pusimos unos albornoces. Sonia parecía agotada pero tenía una cara de felicidad inmensa.

-          Como estas?

-          De maravilla. Me habéis hecho muy feliz. – Pablo estaba colocando las sabanas en la cama. – Pablo, que tal lo has pasado?

-          Yo me lo he pasado genial. Solo me he quedado con las ganas de probar tu culo.

-          Otro día será tuyo

-          Y como lo notas? – le acaricie su trasero

-          Me duele un poquito . Quizá tendría que echarle algo para que no se infecte. Por si acaso…

-          Le pongo un antiséptico?

-          Gracias, mi amor – me beso y me levante por una pomada. Sonia se tumbó en la cama y levanto un poco el culo para dejarme acceder a él. Estaba prácticamente cerrado, le di un lametazo en el ojete y le puse la crema introduciéndola un poco en el interior con el dedo. Ahora entraba y salía perfectamente

Pablo estaba en la puerta mirándonos. También parecía encantado.

-          Chicos, son casi las once de la coche, cenamos algo?

-          Si, por favor. Estoy famélica. A pesar de todo lo que comí… jajaja

-          Es que lo que te dimos no alimentaba jajaja Venga, vamos a cenar algo.

Fuimos a la cocina y rebuscamos por la nevera para preparar una cena rápida. Preparamos unos revueltos de setas y gambas, una ensalada, queso, fruta… Lo suficiente para calmar el hambre antes de irnos a la cama. Recogimos todo y nos fuimos a dormir. Estábamos rendidos y tardamos poco en quedarnos completamente fritos.

Me desperté. Las 5 de la mañana. Casi no había dormido nada. Tenía que tomar una decisión que podía cambiar mi vida entera y no estaba preparado para decidir. No recordaba haber sido tan feliz como las últimas 72 horas pero unirme a un matrimonio como uno más me parecía algo anormal. En algún momento llegue a creer que por su parte era un capricho pero había miradas, gestos, palabras que me indicaban que ellos realmente sentían algo por mí. Era amor? Esa era la clave. Note como se movía alguien a mi espalda. Era Sonia. Paso un brazo por encima de mí. Aún estaba durmiendo. Como podía abandonar aquello? No podía decidir. No podía ni pensar. Aparte cuidadosamente el brazo de Sonia, me levante y fui al baño. Allí, sentado, recordé todo lo que habíamos vivido desde el sábado anterior. Estaba pensando en renunciar a todo aquello? Noté como dos lágrimas corrían por mi cara. Reconozco que me sorprendieron. No lloraba desde la muerte de mi padre… Me lavé un poco la cara. Tenía que intentar dormir al menos un par de horas. Volví a la cama. Vi que Sonia tenía los ojos abiertos y me seguía con la mirada.

-          Estas bien? – me susurró. Asentí con la cabeza y me tapé con la ayuda de ella – Seguro?

-          Si – le di un beso en la frente y nos dormimos abrazados.

Volví a abrir los ojos. Estaba solo en la cama pero se oían voces que susurraban en el baño.

-          Que crees que va a decidir?

-          No lo sé. A veces lo veo integradísimo y otras veces lo veo como ausente

-          Esta noche casi no durmió, se dedicó a dar vueltas toda la noche. A eso de las 5 fue al baño y cuando volvió juraría que había estaba llorando – me había visto

-          Llorando?

-          Creo que sí. Pero no sé si tiene decidido que se va.

-          Quedamos en que no le diríamos nada, que decida libremente.

-          Quiero que se quede.

-          Y yo. Pero no podemos perderle también como amigo.

Oí como se callaban, se cerraban grifos y volvían a la habitación. Yo seguí a la cama haciéndome el dormido. Note que uno de ellos venía por mi lado para comprobar si dormía.

-          Sigue dormido – Era Pablo

-          Habrá que despertarle, no? Yo me encargo

Note que como Sonia se subía a la cama y se acercaba a mí. Me beso en la cabeza y me llamo entre susurros. No quería “despertarme” muy rápido y la ignore. Me zarandeó un poco del brazo mientras me seguía llamando. Poco a poco fui abriendo los ojos…

-          Vaya dormilón eh… - me beso en la mejilla – buenos días

-          Buenos días.

-          Que tal has dormido?

-          Bien, bien – le mentí mientras me giraba hacia donde estaba. Ella sabía que mentía pero no dijo nada. – Me ducho y voy a desayunar…

-          Vale, te esperamos en la cocina – me volvió a besar esta vez en la boca y se fue.

Me duche con el agua lo más caliente que aguanté. Necesitaba quitarme algo de encima, fuera lo que fuera y esperaba que el agua se lo llevara. Cuando cerré el grifo ya había tomado mi decisión aunque en mi fuero interno lo sabía desde el primer momento. Me vestí y me dirigí a la cocina. Les escuchaba hablar animadamente de los planes del día. Aquello no tenía vuelta atrás.

-          Hola marmota…!!! – Pablo estaba ya vestido para irse.

-          Buenos días… Tú ya te vas?

-          Aún no, además, habíamos quedado en tener una conversación esta mañana…

Guardé silencio mientras me servía un café. Notaba que sus miradas estaban pendientes de mí. No lo podía retrasar más.