Mesa para tres II
Continua la historia de tres mas que amigos...
- Está bien- Sonia fue la primera que se levantó- vamos al dormitorio, esteremos más cómodos
MESA PARA TRES II
Sonia iba la primera. Yo el último. El silencio que había era un claro indicador de los nervios que teníamos. Nos sentamos en la cama dejando a Sonia en el medio. Ella fue la que tomó la batuta. Besó a su marido mientras acariciaba mi pierna. Después cambio el orden. Su lengua y la mía pugnaban en una lucha ficticia. Baje una mano para acariciar su pierna. En el interior de sus muslos choque con la mano de Pablo e instintivamente la quité. La metí por su camiseta y busqué sus tetas. Su pecho subía y bajaba al ritmo de una respiración entrecortada. Los pezones estaban durísimos. Dejo de besarme y se sacó la camiseta.
- Cómeme las tetas – me susurró
No hizo falta que me lo repitiera y baje de su boca a su cuello, y de su cuello a tus pechos. Vi como Pablo se apartaba y aproveche a meter un dedo por dentro de sus bragas. Estaba mojadísima. Recogí parte de aquel flujo con mis dedos y lo lleve a la boca. Riquísimo. La tumbe y así acostados seguí deleitándome entre su boca y sus tetas lo que le dejaba el terreno perfecto a Pablo para que le comiera el coño. Sonia gemía de placer. Con una de sus manos busco mi polla. Como pude, me quite la camiseta y el calzoncillo. Me había olvidado de donde estaba y si me acordaba, poco me importo. Allí, completamente desnudo, Sonia agarro mi miembro y tiro de el para metérselo en la boca. Seguí magreando sus tetas hasta que Pablo me hizo un gesto pidiéndome cambiar la posición. Solté mi polla de su agradable prisión y me baje de la cama. Sonia tenía sus bragas aun puestas, retorcidas en un lado. Se las quite suavemente. En aquel coño aun había babas de mi amigo pero me lance a comerlo como si fuera el último oasis del desierto. Con la experiencia acumulada en las últimas horas pude notar como al poco rato le venía un orgasmo. Se retorcía de placer y yo seguí chupando hasta que dejo de soltar líquidos. Nos separamos un momento. Allí estábamos. Una mujer preciosa con dos tipos polla en mano…
- Necesito una polla en mi coño –suplicó mientras se colocaba mas cómoda en la cama
Le indique a Pablo que fuera el primero. Mientras tanto, yo le deje mi polla al alcance de su boca. Se lanzó desesperada a por ella. Me arañaba los huevos mientras me masturbaba con su lengua. Pablo resoplaba con cada embestida.
- Joder Sonia, me voy a correr – el pobre llevaba casi 24 horas viendo a su mujer follando conmigo y ya no aguantaba mas
- Si, dame toda tu leche, mi amor…
- Bufff, no aguanto mas
Pablo se corrió y así nos lo hizo saber a todos con el gruñido que soltó... Sonia cerro los ojos y tuvo un segundo orgasmo aunque más silencioso que el de su marido.
- Ahora te quiero a ti dentro de mí - me susurró mientras me soltaba mi polla- , fóllame…!!
Me coloque en posición, le levante las piernas un poco y comencé a juguetear un poco con ella. Pude ver como rezumaba parte de la mezcla entre los juguitos de Sonia y el semen de Pablo. Mi polla estaba más dura que nunca y entro suavemente con todo aquel lubricante natural. Al principio fue un mete saca suave que aumente según le veía la cara de vicio a Sonia. Aquella chica era una fiera en la cama, nunca tenía suficiente. Buscaba con ansia mi boca. Nos besamos apasionadamente mientras Pablo se recuperaba en la butaca.
- Follas muy diferente a mi marido. Te gusta tomarte tu tiempo para cada cosa –me hablaba casi entre dientes para que Pablo no escuchara.
- Y te gusta?
- Me encanta, pero estarías dispuesto a probar algo más?
- En que estas pensando?
- Nunca me han follado el culo. Y me gustaría que tú fueras el primero.
- Y Pablo que va a opinar de eso?
- Lo hemos hablado y está de acuerdo. Tú lo has hecho alguna vez?
- Alguna vez, pero no demasiadas.
- Probamos? Pero si me duele o no me gusta, pararas?
- Por supuesto.
- Cariño, me va a desvirgar mi culito
- Te dije que no se podrá resistir.- Era cierto. Aquel culo me había gustado desde la primera vez que lo vi, aunque jamás me habría imaginado que seguiría siendo virgen. Era un sueño hecho realidad -. Necesitáis algo?
- Sonia, amor, donde pusiste el lubricante que trajimos?
- En el armario, dáselo Pablo. Como será mejor que me ponga?
- Lo mas cómodo es a cuatro patas, pero lo más importante es que estés muy relajada, si no va a ser imposible -se colocó como le indique. Su culo en pompa aún era más apetecible -. Pablo, tú también estas seguro de esto?
- Por supuesto que sí, pero si no te importa quiero estar en la cama con Sonia
- Faltaría mas, dame el lubricante y colocaos como queráis. – Se tumbó a su lado, besándola con amor. Mientras tanto, yo rezaba para que mi amigo no me fallara. Se la volví a meter por el coño mientras iba extendiendo el gel con un par de dedos. Con uno intente entrar un poquito. Sonia soltó un quejido. Aquello iba a ser difícil. Salí y se lo empecé a chupar para que se relajara. Poco a poco, conseguí introducir mi índice entre las pequeñas quejas que iba soltando Sonia. Jugué con mi dedo en su ano para intentar que su ano se acostumbrara a aquel objeto extraño. Si no conseguí introducir al menos 3 ya me podía ir olvidando de meter allí mi polla. Había logrado un poco de holgura así que fui con un segundo dedo bien embadurnado. – Como lo sientes?
- Me duele un poco…
- Estas llorando?
- No.- Me mentía. Primero me había dado cuenta por su tono apagado y Pablo me lo confirmó con un gesto cuando levanto la cara.
- Vamos a dejarlo por hoy.- No me encontraba cómodo sabiendo que le estaba haciéndole daño. Habría que buscar otras maneras menos drásticas
- No, por favor. –Ahora sí que lloraba sonoramente. No sé si por el dolor o por no haber podido aguantar.
- Si, no quiero hacerte daño. Ya lo intentaremos en otro momento. - Le bese la espalda, la nuca y al final una mejilla. Pude saborear el resto salado de una lágrima. Me partía el corazón si le había hecho daño físico aunque pude ver que aparte de una fuerte rojez, no había restos de sangre que pudieran indicar un desgarro. – Descansa, amor
- Tu estas bien? – Pablo me noto la preocupación en la cara al igual que yo vi la pesadumbre por su mujer en la suya. Le hice un gesto afirmativo
- Si, si no os importa me voy a duchar.
- Vale
Cogí la ropa para cambiarme y los deje solos por si querían hablarlo. Vale que querían que fuéramos todos uno, pero había cosas que quizá siguieran prefiriendo hablar entre ellos. La ducha me sirvió además de quitarme el sudor de aquella tarde, para relajarme. Al final, no había descargado jajaja Me sequé y me vestí. Cuando salí, Pablo estaba en la cocina.
- Joder tío, no entiendo que pasó…
- Lo que pasó es que Sonia no estaba preparada.
- Lleva soñando esto mucho tiempo
- Una cosa es soñarlo y otra hacerlo. Estaba en una tensión brutal y casi no le daba ni metido el índice. Si le intento meter otra cosa le hago un destrozo.
- De todos modos quiere hablar contigo
- Donde está?
- En la terraza del salón. Pero no sé si estará aun llorando, se suave, vale?
- Por supuesto, tienes agua?
- Hay botellas en la nevera
Cogí una botella y fui a la terraza. Allí me la encontré con los pies encima del sofá y sujetando sus rodillas con un brazo. Estaba fumando
- Hola, que haces aquí tan sola? Y fumando??
- Hola – su voz sonaba entrecortada – solo fumo en ocasiones contadas. Y ahora necesitaba estar sola
- Entonces me voy.
- No, quédate. Por favor
- Sabes que es difícil de entender, no? – conseguí arrancarle una sonrisa por toda respuesta. Pero me senté a su lado en silencio. Acabo el cigarrillo y suspiró…
- Lo siento.
- No tienes nada que sentir
- Sí, yo te lo pedí y después me comporte como una cría
- Todo lo contrario. Una cría hubiera seguido sin importarle las consecuencias.
- Tú fuiste el que paró.
- Pero sabía que tú querías parar.
- De todos modos, lo siento
- Jajaja si vuelves a decir eso me levanto y me voy.
- No. – se abrazó a mí como si fuera su única rama segura. Puso su cabeza en mi hombro. – Te quiero, mucho, cada vez mas
- Y yo a ti – le dije besándola en la frente –sabes que tienes a Pablo muy preocupado?
- Lo sé, y también lo siento por él. No se merecía verme así…
- Tenéis que hablar
- Tenemos que hablarlo. Los tres. Si al primer contratiempo no lo hablamos todos, esto no va a funcionar
- Como queráis, pero sobre todo, no lo apartes.
- Jamás haría eso…-levanto la cabeza y me miro muy seria.- Acaso crees que es lo que he hecho?
- Bueno, a mí no me hubiera gustado que quisieras estar sola y no conmigo – mi amigo seguía siendo MI AMIGO
- Voy a hablar con el- me beso en los labios-. Gracias. Y piensa que te apetece hacer que tenemos mucha tarde y no nos vamos a quedar en casa. Ven…
Les deje dos minutos para que se reencontraran a solas. Cuando llegue, estaban abrazados. Pablo me dio las gracias moviendo los labios. Aquello ya estaba mejor.
Aun eran apenas las 5 de la tarde así que decidimos preparar unos bocadillos y unos refrescos y salir a dar un paseo por la montaña. El día era magnifico y el paseo fue muy agradable. Bromeando y riéndonos como los buenos amigos que éramos. Como siempre. Hablamos de parar a merendar en unas mesas que habíamos visto instaladas al borde del camino un poco más adelante.
- Yo antes de nada necesitaba ir a hacer pipí. Pero no sé si allí habrá mucho sitio y es probable que haya más gente.
- Cari, pues metete ahí detrás de esos matorrales. Lucas y yo esperamos aquí vigilando, tranquila. Y a ti, a ver, que te pasa? – me pregunto cuando se hubo ido…
- Nada, nada
- Venga, Lucas… Ya hace mucho que nos conocemos y se hay algo.
- Es que… me lo estoy pasando genial. Pablo, soy feliz…
- Y cuál es el problema?
- Que esto es irreal. Es una película que nos hemos montado
- Una película? De que hablas?
- Que esto no puede ser, joder… es imposible.
- Que es lo que no puede ser? – no me había dado cuenta que Sonia ya estaba de vuelta
- Lucas esta rallado hablando de que es feliz pero que es una película y no sé qué historias
- Qué ocurre? – Sonia nos cogió de un brazo a cada uno y seguimos andando.
- Es que esto es fantástico, pero como va a ser en el futuro? Que les diremos a nuestras familias? Porque ya os digo que mi familia no lo va a entender, pero dudo mucho que las vuestras si lo hagan… Y si nos invitan a un evento, vamos los tres agarrados del brazo?
- Tienes toda la razón. Eso ya lo habíamos pensado hace meses y es la peor parte de todas. Pablo y yo pensamos que lo más sencillo es que esto quede entre nosotros. Es cierto, lo peor va a ser para ti. En un evento familiar Pablo y yo tendremos que ser un matrimonio al uso. Tú podrás venir siempre que quieras como parte de la familia que llevas siendo desde siempre, pero es cierto, no podremos ser en público lo que somos en privado. Para nosotros tres quedaran momentos como este, viajes, nuestra casa, cuando nos vayamos de vacaciones, etc… Por eso te dijimos que los egoístas éramos nosotros. Los que nos teníamos que sentir mal, éramos nosotros… no tú. No es justo lo que te estamos pidiendo, lo sabemos. Sabemos que te pedimos un esfuerzo mucho mayor a ti de lo que haremos nosotros pero como te dijimos, si a ti te apetece intentarlo, nosotros seremos inmensamente felices. Y si no, seremos muy felices como amigos. Pero no queremos renunciar a ti, sin al menos intentarlo
- Pero, viviremos en vuestra casa? Los gastos no es un problema, pero… y si un día tenéis visita? Y más aún, y si un día decidís tener hijos? Habéis pensado eso?
- Si, pero lo enfocamos de otra manera. Lo de los invitados es una tontería. Tú vives con nosotros y punto. No hay más explicaciones que dar. A nadie le importa si duermes en una habitación solo o compartimos una los tres. De todos modos, si quieres, incluso hablamos que nos plantearíamos cambiarnos de casa. Pero a lo que iba, todas esas cosas, a partir del momento que te decidas, las decidiríamos entre nosotros, es decir, entre los tres. Y con eso, nos referimos a todo, TODO
- Y tú opinas igual?
- Exactamente lo mismo que ella. Ya te lo dijimos, lo tenemos muy hablado desde hace meses…
- Estáis locos
- Lo sabemos, pero te conozco desde hace mucho y sé que tú también lo estas jajajaja
- De todos modos, aún estamos en el periodo de prueba, no? Pues disfrutémoslo. Pablo, dame la mochila, y Lucas, por favor, cuando tengas alguna duda, háblalo, no te lo quedes para ti solo, vale? – me beso apasionadamente y empezó a desenvolver lo que habíamos traído de merienda.
Cuando llegamos a casa ya era casi de noche. Todos necesitábamos ducharnos pero solo había dos baños.
- Lucas, te importa que me duche con mi maridito? Las últimas 24 horas lo tengo un poco abandonado.
- En absoluto, a ver si entreteniéndola tú me puedo duchar con tranquilidad jajaja
- Hare lo que pueda, colega – dijo Pablo riendo
Me fui al baño principal. Aquel baño era mucho más espacioso que el del dormitorio, casi gigante. Tenía ducha y bañera, además de las piezas habituales, un gran armario en el que guardaban toallas, y albornoces, un pequeño banco de madera… Era más grande que la habitación que tenía en casa de mis padres de niño jajaja Me duche tranquilamente, me seque con una toalla y me la anude a la cintura para salir. Cuando llegue a la habitación me di cuenta que ellos aún seguían en el baño. No pude evita hacer ruido al cerrar el armario. Sonia me llamo desde el baño…
- Ven, puedes pasar… - estaban en la ducha. Se agarraba a los grifos de la ducha mientras Pablo se la metía desde atrás. Sonia resoplaba mientras se la follaban de una manera salvaje. Al ver aquello, me empalmé inmediatamente
- Mejor me voy que me pongo cardiaco. Seguid a lo vuestro jajaja
Aquello era superior a mí. Llevaba casi 24 horas con la polla dura como una piedra. Inicie una pequeña paja a ver si lograba relajarme pero lo único que conseguía era excitarme más. Cogí uno de los calzoncillos que había traído, una camiseta de andar por casa y volví al baño del pasillo. Solo una ducha helada podría relajar aquello. Empecé en agua caliente y fui bajando la temperatura poco a poco. Cuando estuvo fría de todo dirigí el chorro a mi pene. Me dolía con el contraste de temperatura pero parecía que iba bajando.
- Que haces? – habían entrado los dos en el baño
- Joder, así es imposible
- Te estas duchando en agua fría? No me jodas… - Pablo empezó a descojonarse de mí.
- Tú sabes lo que es echar empalmado 24 horas. Pues así estoy yo y no hay manera de bajarla. Me duelen hasta los huevos tío – se morían de risa, y al final también me tuve que reír…
- Cierra el grifo y déjame a mí – Sonia se acercó a la ducha, abrió la mampara y se puso de rodillas. Empezó a darme besitos en la punta, lamio el glande y posteriormente se la fue metiendo entera. Me la comía de una manera espectacular.
- Me voy a correr – a pesar de avisarla, Sonia continuó chupando y cuando vio que iba a eyacular se quedó con el capullo en la boca para tragarse toda mi leche
- Jamás vuelvas a hacerlo. Sabes que hay gente que toma pastillas para estar así? Me encanta el sexo y mientras estemos juntos ya sea de una manera o de otra, yo quiero disfrutar de vosotros, os queda claro? – sonreía de manera lujuriosa
- Yo lo tengo claro desde hace años, pero este imbécil aún no se ha dado cuenta jajaja
- Pues ahora ya lo sabe, que no se repita – me guiño un ojo y se fue.
- Dúchate y vístete anda, que ya pareces más relajado – dijo Pablo sonriendo y señalándome la polla
Cierto, no sabía lo que duraría, pero momentáneamente se me había bajado. Me duche y me vestí. Cuando llegue a la cocina aún se estaban riendo de mí.
- Estas más fresco? Jajajaja
- Déjalo en paz, tu deberías entenderlo… – vino a mí y se colgó de mi cuello – pobrecito… Quieres que encienda un rato la calefacción?
- Iros a la mierda jajajaja
- No te enfades, amor – me dio un morreo que me dejo sin aliento.
- Mujer, como sigas así vamos a volver a las andadas
- Tengo una deuda con el desde antes de comer, que me dejo a medias.
- Que perra… jajajaja –la aparte de mi – así te estas vengando?
- Un poquito jajajaja venga vamos a cenar – cuando se dio la vuelta, le di un azote en el culo – eeeeehhhh, manos quietas…!! Me voy a secar el pelo mientras preparáis la cena.
- Ensalada de lechuga y setas a la plancha y fiambre, te vale?
- Por mi perfecto. Queréis que os ayude?
- No, estos días eres nuestro invitado. Ya hablaremos el martes. Si quieres beber algo, abre la nevera y sírvete
- Aunque sea invitado, puedo echar una mano – fui a la nevera y cogí una cerveza – tú quieres algo.
- Otra cerveza… - Se la abrí y la deje en la encimera. – si quieres echar una mano, puedes poner la mesa, sabes donde está todo, no?
- Si, más o menos.
- Pues entonces, mesa para tres…!!!
En ese momento volvió Sonia. Traía el pelo seco y recogido en una coleta.
- Al final te han puesto a trabajar…
- No, que va. Pero me aburría ahí sentado – entre los dos acabamos de poner todo lo necesario.
- Amor, te falta mucho?
- Cinco minutos, voy a preparar las setas
- Cuales son vuestros sitios habituales? Yo mismo soy un poco maniático y no cambio de sitio para comer, y no quiero quitaros el vuestro jajaja
- Puedes sentarte ahí. Normalmente yo me siento aquí y Pablo en este. Aunque yo voy variando…
- Ah sí? – se sentó encima de mi
- A veces encuentro un sitio mejor.
- Mujer, déjalo tranquilo, que no vamos a ganar para toallas jajajaja
- No me digas que vuelves a estar… - bajo la mano a mi polla y palpo – aun no, pero déjame aquí un rato ya verás.
- Sal de encima de mí, que no voy ni a dar cenado jajajaja – hizo ademan de levantarse pero se lo impedí agarrándola por la cintura – bendito problema tenerte encima de mí. Por cierto, hueles de maravilla.
- Es el perfume que me regalaste el año pasado.
- Pues me huele aún mejor ahora que en la perfumería – la bese en el cuello. Aproveche para preguntarle al oído – y tu culito, como esta?
- Bien, pero hoy no estoy segura de repetir. En el hospital tenemos una crema anestesiante que puede ayudar. Mañana la cojo.
- Trabajas mañana?
- Si, de mañana. Y el martes de tarde. Pero mañana a la noche aun estas con nosotros, no?
- Si, el trato es hasta el martes a la mañana
- Pues mañana a la tarde volvemos a jugar
- Bueno, veremos como esta. A qué hora te levantas? A las 7?
- Si, más o menos…
- La cena…!! cada uno a su sitio. A menos que quieras comer encima de Lucas.
- Pues no me importaría jajajaja
- Si, y que te haga el avioncito jajaja
- Bueno, tanto no… hala… ya te dejo – me dio un beso y se sentó en su sitio. Pablo y yo quedábamos uno frente al otro y Sonia en el medio.
Pusimos la tele y comentamos la actualidad mientras cenábamos. También comentamos lo que teníamos planeado para el día siguiente. Sonia tenía turno en el hospital, yo debía ir a la oficina y Pablo al bufete de abogados del que era copropietario. Nosotros seriamos los últimos en irnos y los primeros en volver. Nos organizamos para comer en casa cuando volviera Sonia de trabajar. Nosotros alargaríamos los turnos de mañana para pasar la tarde juntos. Acabamos de cenar y nos fuimos al salón a ver un rato la tele. Pusimos una película de Hitchcock que estaban reponiendo en un canal de cine clásico. A los diez minutos Pablo estaba roncando.
- Hace siempre igual jajaja es imposible ver una peli o una serie juntos. Quieres acabar de verla?
- Como quieras, yo no tengo que madrugar tanto y ya la vi.
- Yo también, pero me encanta
- Pues tú decides, cuando te quieras acostar, nos vamos.
- No hay problema, - se acurruco en el sofá a mi lado, encima de mí para ser más exactos y nos tapó a los dos con la manta. Pase mi brazo por encima y seguimos viendo la película. Me encantaba ver pelis en el sofá con mi ex, eran algunos de los mejores momentos del día. Una hora y poco después, acabo la película. Sonia se incorporó y me miró fijamente – Sabes que me he sentido tan bien contigo como si lleváramos años juntos?
- Sí, yo también me he sentido genial. – se sentó en mi regazo con la piernas abiertas y empezamos a enrollarnos con Pablo durmiendo al lado – Tenemos que irnos a dormir
- Dentro de un minuto – pero no dejábamos de besarnos. Mi polla había vuelto a todo su esplendor y solo se interponían dos final telas, la de mi bóxer y la de su braguita, entre nuestros dos sexos. Baje mi mano a ellos. Ella también estaba muy mojada – hazme el amor aquí mismo – parecía más una súplica que una orden. Se incorporó lo justo para dejarme sacar mi polla del calzoncillo. Aparte su braga a un lado y se dejó caer sobre mi pene. Suavemente me fue cabalgando. Estábamos abrazados. Mi cabeza quedaba del lado del sofá donde estaba Pablo y pude ver como se movía en el sofá. Estaba despertando pero lo hizo en silencio para que su esposa no se enterara. Seguimos follando en silencio hasta que se agitó un poco. Estaba teniendo un orgasmo. Pablo se había levantado y la beso en el cuello. Sonia se giró sobresaltada al ver a su marido pero se sonrieron. Me parecía una muestra de amor definitiva. Pablo se quedó a su lado mientras seguía follando conmigo. La avise de que iba a eyacular y ella siguió cabalgando suave pero continuamente. Recibió mi semen en su interior. Fue un polvo callado pero me pareció mas lleno de amor que cualquiera que había tenido en toda mi vida. Cuando mi pene perdió su vigor, se quitó de encima de mí, se colocó de nuevo la braguita, me dio un beso en la frente y simplemente dijo – es hora de dormir.
Se fue agarrada a Pablo que la esperaba en la puerta del salón. Los oí entrar en el baño de la habitación así que fui al otro. En el bidé me lave un poco la polla y me fui al dormitorio. Sonia estaba en el medio y Pablo se estaba mintiendo por el lado más cercano a la puerta. Rodee la cama y fui por el otro lado, me metí y apague la luz. Pablo hizo lo mismo por su lado. Nos dimos las buenas noches. Sonia me dio un pellizco en el culo que hizo que me girara
- Fue genial. Imagínate tenerlo todos los días – me susurro.
- Sonia, dijimos que no le presionaríamos – Pablo la había oído
- No le quiero presionar – me beso en los labios y se dio la vuelta para abrazarse a su marido
Me desperté cuando Sonia intentaba salir de la cama. Literalmente lo intentaba pasando por encima de mí. La agarre y le pegue un morreo.
- Buenos días
- Buenos días, amor. Lo siento pero no puedo pararme, voy a ducharme que es muy tarde – la deje ir – A la tarde seguimos
Con todo el ruido que hicimos, Pablo también se despertó.
- Buenos días, Lucas
- Buenos días.
- Sonia? Ya se fue?
- No, se está duchando
- Aun? Pero si es tardísimo. Vamos a preparar el desayuno que si no se va en ayunas. - Me sorprendía la velocidad con la que se despertaba, se despejaba y se levantaba. A mi me costaba un mundo hacer todo eso – Tu vienes?
- Si, ya me levanto también – tardé lo justo y necesario para disfrutar como Sonia salía del baño.
- Aun en la cama? Ven aquí y dame la ropa interior. Recuerda que mi uniforme puede transparentarse – debí de poner una mirada maléfica – Para que te habré dicho nada?
- A ver qué encuentro. – me porte bien y le di unas braguitas de algodón blanco y un sujetador a juego.
- Gracias, como has sido bueno a la tarde te daré un premio – me dijo guiñándome un ojo. Se vistió y volvió al baño a secarse el pelo.
Pablo había preparado tostadas y tenía mermelada, queso para untar, miel, galletas…
- No sé lo que sueles desayunar, necesitas algo más? Hay que ir al supermercado y si quieres algo concreto se compra sin problema.
- No tengo ninguna preferencia. Normalmente fruta, café y tostadas con mermelada.
- Pues detrás de ti tienes el frutero y ya ves lo que hay encima de la mesa
- Más que suficiente – cogí un plátano y un par de kiwis y me senté a la mesa.
- Hay leche en la nevera. Voy a ver como esta Sonia
Volvieron al momento, Sonia comió una tostada y tomo un café. Todo de pie.
- Me voy – aun con la media tostada en la mano, nos dio un piquito a cada uno y se despidió hasta la tarde
- Es siempre así?
- Solo a veces jajaja pero llega a tiempo, seguro. Tú vas a ir a la oficina? – Pablo comenzó a recoger la mesa. Me levante y le ayudé.
- Esa era mi idea. Si puedo me escapare un rato al gimnasio pero el resto del tiempo estaré allí hasta las dos. Necesitas algo?
- No, era por si preferías trabajar desde casa te dejo la clave de la wifi y puedes usar mi despacho
- Que va… los lunes son días de bastante trabajo y quiero estar por allí. Siempre hay algún cliente nervioso del fin de semana jajaja
- Compro sushi en el japonés que hay al lado de mi despacho?
- A mi me parece perfecto pero me siento fatal dejando que compréis todo.
- Te vuelvo a repetir, hasta mañana, estas invitado. Después ya veremos – dijo con una sonrisa – me voy a duchar y vestir para irme.
- Sí, yo también
Nos volvimos a encontrar en la habitación minutos después. Los dos estábamos en pelotas y aunque resulte increíble no era nada violento. Nos vestimos absolutamente diferentes. Pablo traje de tres piezas. Yo, vaqueros, camiseta y sudadera. Él, zapatos impecables. Por mi parte, unas zapatillas que ya empezaban a estar demasiado usadas.
- Qué envidia me das poder ir así al trabajo.
- Tú a mi ninguna. Un tiempo tuve que usar traje a diario y acabe dándolos todos a la beneficencia. Nunca más.
- Pues recuerdo que en nuestra boda estabas genial con uno de estos.
- Hombre, una boda es una boda… pero a diario es superior a mí.
- Haces bien, mientras puedas…
- Viste con más clase Estela que yo así que cuando hay que reunirse con algún pijito, va ella jajajaja
- Eres un caradura. Bueno, me tengo que ir. Quieres que te lleve o llevas tu coche?
- Llevo el mío que tengo la mochila del gim en el maletero
- Bajamos?
- Si
- Toma, por si vuelves antes que yo – me dio un juego de llaves completo y un mando del garaje – Vamos
Bajamos al garaje que compartían todos los que vivían en aquel grupo de adosados. La plaza de Pablo y la que ocupaba yo estaban en esquinas opuestas por lo que nos despedimos casi en la puerta.
- Hasta mediodía Lucas
- Chao Pablo – me acerque a él y le di un pico. Me sonrió, dio la vuelta y fue hacia el coche
Yo me fui al mío aun sorprendido por lo que acababa de hacer. Llegue al edificio donde teníamos las oficinas, guardé el coche y subí directo. Estela estaba en recepción hablando con los empleados. Seguí a mi despacho y encendí el ordenador. Había estado todo el fin de semana desconectado tecnológicamente y tenía un montón de mensajes y correos sin leer. Aquello me iba a llevar toda la mañana. Ya me podía olvidar del gimnasio y de otro recado que tenía en mente.
- Hola jefe, llegas pronto. Aunque menos mal porque tenemos mucho de qué hablar.
- Que ha pasado?
- Nada grave. Se han puesto varios clientes de acuerdo para necesitar una reunión esta semana. Me he pasado mitad del finde contestando correos. Ya vi que no habías leído ni los míos
- La verdad es que estuve incomunicado
- Ah sí? – se sentó en la mesa - a que te dedicaste el fin de semana?
- Ahora no – me dio la risa – pero lo hablaremos. Déjame ponerme al día y cuando pare para tomar un café te aviso.
- Me vas a dejar con la intriga?
- Un ratito…
- Está bien, te dejo para que te actualices – se iba a su despacho
- Estela, por cierto, conoces alguna tienda de objetos, ejem… de adultos?
- Jefe, me estas preguntando por un sex-shop?
- Baja la voz, por favor… Y si, conoces alguno?
- Vaya pájaro…! Cuando me cuentes el fin de semana te respondo – y salió de mi vista
Estela tenía razón, parecía que se hubieran puesto de acuerdo todos para reunirse esta semana. ESTA semana. En poco más de una hora tenía todo revisado, hechas dos llamadas que tenía pendientes y dos correos personales contestados. Aproveche para llamar a mi madre. Hacía días que no hablábamos. Desde que murió mi padre no paraba demasiado por casa. Aún era relativamente joven y le gustaba salir de viaje con sus amigas. Un fin de semana aquí, otro allá… tenía más vida social que yo mismo. Estaba bien, que no hacía falta que me preocupara. Me pregunto por mí, si comía bien, si tenía novia, etc… ante esta última pregunta solo pude tragar saliva y decirle que no. Colgué el teléfono y vi que podía irme a quemar endorfinas. Antes tenía un café pendiente con Estela. La fui a buscar a su despacho. Estaba hablando por teléfono, levanto dos dedos indicándome los minutos que tardaría y fui yendo a la cocina…
- Me puedes explicar para que necesitas un sex shop?
- Joder, Estela, no puedes ser un poco más discreta? Vamos a mi despacho
- Pero si es algo natural…
- Vamos anda…
Cuando llegamos le mande cerrar la puerta. Bajo promesa de silencio, le conté por encima el fin de semana…
- Buah…vaya situación. Y que piensas hacer?
- No tengo ni idea
- Algo habrás pensado. Al menos mientras tenías las manos libres jajajaja
- Algo? Le he dado mil vueltas a todo. Ellos parece que lo tienen clarísimo pero yo no lo veo
- Según lo veo yo, no te atan a nada. Os lo pasáis bien el tiempo que sea y listo
- Y los sentimientos?
- Eso ya sería un problema. Sientes algo por ellos?
- Ellos por mi parece que si
- Y tú por ellos? – guarde silencio – Lucas?
- No lo se
- Joder, vaya movida. Pues ya te digo que la semana que nos espera no te va a ayudar. Así que cuanto antes tomes una decisión, mejor para todos. En las reuniones de esta semana tenemos que estar los dos. Los clientes son todos de los importantes.
- Ya lo he visto. No te preocupes, estaré al 100%
- Lo sé. Por cierto, aun no me has contestado…
- Cuál era la pregunta?
- Para que quieres un sex shop?
- Un detallito para Sonia, que no te voy a decir que es…
- Bah, estas de suerte. Hay uno al lado de tu gimnasio. Tienes de todo. Bueno, de casi todo, pero si no lo hay, te lo piden. Buscas algo muy específico?
- No te voy a decir lo que es…
- Eres un capullo, ahora quiero saberlo. Necesito saberlo jajaja
- Algún día… seguimos con el trabajo?
- Vaya jefe más aburrido… Tengo previstas dos reuniones mañana a la tarde. Otras dos el miércoles a la mañana y otra a la tarde. Una comida el jueves y reunión el viernes a la mañana. Al menos esta así de momento.
- Está perfecto. No sé qué sería de mi sin ti, gracias…
- Estarías totalmente perdido, y probablemente arruinado jajaja
- Es posible… que tal tu finde?
- Bastante bueno, quizá con más sexo que el tuyo jajaja – salió de mi despacho con una carcajada
El resto de la mañana fue de lo más rutinario. Preparando las reuniones de los siguientes días, contestando el teléfono, ayudando a los demás de la oficina, etc… Pasadas las doce le pregunte a Estela si se quedaba al mando hasta el día siguiente y me podía ir tranquilo. Dijo que por supuesto, que si había algo urgente que fuera indispensable decírmelo me llamaría al batmovil. Ella era la única que sabía mi número más particular que siempre tenía conmigo y le hacía gracia llamarle así. Baje al garaje, cogí el coche y salí hacia el gimnasio. Encontré un sitio para aparcar cerca y me dirigí hacia donde me había indicado Estela. Lo encontré rápidamente. Había pasado por delante un montón de veces y no me había dado cuenta jamás. Compre lo que quería en menos de cinco minutos y me fui a quemar energías. Un poco de bici, cardiobox, sauna, ducha y para casa de vuelta. Eran casi las dos y media cuando aparcaba el coche en casa. Cuando subí a casa me di cuenta que era el primero en llegar. Fui al dormitorio y guarde mi compra entre la ropa y me metí al baño. Me fije que en el cubo de la ropa sucia estaba la braguita con la que Sonia paso la noche. Aun olía a ella. Se podían apreciar restos de semen en ellas. Mi semen. Inmediatamente mi polla se puso dura. Me baje los pantalones con toda la intención de aliviarme manualmente pero recordé que la tarde prometía ser intensa y había que guardar fuerzas. Me quite el pantalón y me quede solo con el slip que estaba a reventar. Oí las llaves en la puerta y ya deseché completamente la idea de hacerme una paja. Me coloque bien la polla en el calzoncillo y me puse una camiseta que me quedaba grande para que tapara la erección que llevaba. Cuando salía del dormitorio vi a Pablo en la cocina. Había traído varios paquetes con lo que suponía que era el sushi del que había hablado.
- Hola, hace mucho que llegaste?
- Diez minutos. Tiempo de ir al baño y cambiarme
- Que tal la mañana? Mucho lio?
- Bastante, pero Estela lo tenía casi todo hecho y solo tuve que dar el visto bueno y hacer algunas llamadas.
- Estela es tu ángel de la guarda eh…
- Mucho más que eso. Si no fuera por ella…
- Mientras no llega Sonia me voy a cambiar. Estela y tú, habéis tenido algo?
- Nada más allá de alguna tontería – no iba a entrar en detalles – pero no me refería a eso. Es mi socia, mi amiga, mi mano derecha, etc… Tuve mucha suerte que se viniera conmigo.
- Sé que ya es tarde sacar el tema, pero no te preguntamos si tenías a alguien antes de todo esto.
- No te preocupes, no hay nadie. – Estaba en apoyado en el quicio de la puerta mientras se quitaba el traje y lo colocaba cuidadosamente en el perchero. No sé porqué, le dije – hoy hable con mi madre… me dio recuerdos para vosotros – vi que ponía cara de preocupación – Tranquilo, no le dije nada de lo “nuestro”.
- Eres libre de hacerlo si es lo que quieres
- Si le cuento a mi madre mis últimas 48 horas me mete en un psiquiatra – quise distender el ambiente. Me di cuenta que mi comentario se podía haber malinterpretado – además está muy ocupada de viajecitos con las amigas
- Eso está bien, que este entretenida. Cuanto hace que no la ves?
- En persona desde Navidades. Quizá un fin de semana de estos me acerque a verla.
- Yo también debería hacerlo con los míos, pero ya sabes…
Mientras fuimos niños, nuestros padres vivían en el mismo pueblo, pero cuando nos fuimos a Madrid a estudiar, mis padres se quedaron en el pueblo y los de Pablo se fueron al Levante, a una casita en la playa, en la misma urbanización que los padres de Sonia. Allí se conocieron ellos pero los padres de Sonia no soportaban a Pablo y viceversa. Incluso Sonia perdió la relación con su familia. Para ellos era un tema delicado y para ella muy doloroso. Al final acabamos todos en la misma ciudad del norte de España a cientos de kilómetros de nuestras familias. Así que ver a nuestros padres no era fácil.
En ese momento llego Sonia. Anunció que se iba a la ducha pero en cinco minutos estaba comiendo. Acabamos de preparar la mesa, abrimos una botella de vino y esperamos a que llegara. Nos saludó con un beso a cada uno y se quejó de que venía muerta de hambre, que no había podido ni parar a tomar un café en toda la mañana. La comida volvió a ser magnifica, entre bromas y risas, comentando lo que habíamos hecho esa mañana, acabamos casi todo lo que había traído Pablo.
- Chicos, yo necesito dormir un rato. Me acompaña alguien?
- Yo tengo que enviar unos documentos para que los revise Estela, así que conmigo no cuentes.
- Entonces te tendrás que conformar conmigo
- Contigo sabes que no es conformarse, pero solo dormir eh…
- Ya, ya – Pablo me guiño un ojo y se fueron a la habitación.
Intente trabajar en la cocina pero por el ruido vi que no estaban durmiendo. Me acerque a la puerta de la habitación y vi como Sonia se la chupaba a Pablo que me vio de pie y me invito a unirme. Entre en la habitación pero fui al armario, cogí un pañuelo y le tape los ojos a Sonia, que se dejó hacer. Le dije al oído que se relajara y volví al armario a por el paquete que había comprado. Cuando lo abrí, Pablo abrió los ojos sorprendido pero no dijo nada. Había tres plugs anales metálicos de diferente tamaño. Vi que Pablo iba a abrir la boca pero le puse un dedo en la boca para que estuviera callado.
- Confiáis en mí?
- Si
- Si Pablo lo hace, yo también – aunque no parecía muy convencida.
- Relájate y disfruta
Cogí el más pequeño y le indique a Pablo que lo chupara y lo dejara con suficiente saliva. Mientras tanto, extendí un poco de lubricante alrededor del ano de Sonia. El primer contacto hizo que se sobresaltara un poco por el frio pero al notar como con mi dedo iba masajeando la zona despacio, volvió a engancharse a la polla de su marido. Cuando vi que su culito estaba empezando a relajarse y era capaz de meter un dedo, le pedí el plug a Pablo y se lo introduje despacio pero sin dejarle tiempo a reaccionar.
- Cabrón, que me has metido?
- Un juguetito para que te vayas acostumbrando. Esta tarde este culo va a dejar de ser virgen, y ahora seguid a lo que estabais – le quite el pañuelo y en su mirada vi que no le disgustaba el regalo. Habría que ver lo que decía cuando viera los otros dos tamaños, pero eso sería otra historia
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