Merce

Merce tiene que pagar

Me llamo Merce, tengo 36 años y estoy embarazada. Llevo de baja en el trabajo desde hace un par de meses y en otros dos daré la luz a mi primer hijo. Casi siete meses de embarazo y una gran barriga es mi aspecto actual.

Ese día que mi vida cambió volvía del super de hacer unas pequeñas compras. Entré en mi casa, me saqué mi plumÌfero verde y lo dejé colgado. Me descalcé, me dolían bastante los pies últimamente y estaba cómoda en casa de esa forma, dejé la compra en la mesa de la cocina y cuando iba a cambiarme de ropa sonó el timbre por lo que mantuve mis vaqueros de premamá con su elástico y mi jersey rojo de lana.

Fui hacia la puerta.

  • Voy! - avancé

Abrí un poco y vi a un señor mayor, calvo y con una barba poco cuidada, su cara no era agradable y su apariencia tampoco era muy elegante, tendría unos 60 años.

  • Buenos días! Esta es la casa de Fernando García?

  • Si

  • Es usted su mujer?

  • Si, pasó algo? - me empecé a preocupar un poco por el tono que utilizaba el desconocido

  • Mire, vengo del banco - me dio una tarjeta - tenga mi tarjeta, venía para resolver un pequeño problema que ha surgido.

  • Que problema?

  • Es un poco lioso para explicar, puedo entrar por favor? y hablamos sobre ello

  • Bueno... - desconfié demasiado, no me parecía que ese seór tuviese aspecto de ningún banco

  • Si quiere puede llamar a este teléfono - me dio otra tarjeta - y confirmar que no es un fraude y que soy Miguel Pérez, un gestor del banco.

  • De acuerdo, lo haré, espéreme entonces aquí, Miguel

El señor no se movió de la puerta a pesar de que la dejé entreabierta, fue amable y no hizo amago de entrar. Mientras, fui a la cocina y efectivamente comprobé que ese señor trabajaba para nuestro banco y era real. Cinco minutos después, Miguel seguía en la puerta esperándome.

  • Esta bien, Miguel, pasa

  • Gracias

  • Puedes dejar tu chaqueta aquí - le dije señalando el perchero.

  • No gracias, la llevo conmigo...

Caminé hacia el salón y Miguel vino detrás, al llegar le señale nuestra mesa y dejé que pasase para indicarle que se sentase.

  • Siéntate, quieres un café o un té o algo? - le dije amablemente

  • No gracias, eres muy amable...

  • Merce, me llamo Merce - le dije sonriendo

  • Eres muy amable Merce - y se sentó en nuestra mesa.

Yo me senté enfrente, y le miré mientras sacaba una pequeña cámara de fotos.

  • Debo dejar esto aquí, necesito grabar la conversación, un requisito legal, ya me entiendes

  • Me estoy asustando un poco, la verdad, cuéntame que pasa por favor.

  • Bien...

Miguel sacó una carpeta y empezó a abrirla

  • Mira Merce, yo no represento directamente al banco en sí, represento más bien a una multinacional que tiene diversos comercios y tiendas en donde has efectuado pagos con tu tarjeta de crédito últimamente

  • De que tiendas?

  • Pues mira te leo... carrito de bebé, ropa de bebé, cambiador, cuna, un armario... hablamos de unos cuantos euros la verdad, te suena?

Me quedé un poco traspuesta, efectivamente era nuestra compra, nos habíamos gastado bastante dinero en todo lo del bebé, empecé a sentir un poco de escalofrios por lo que podría llegar

  • Por alguna razón todo ese pago fue..., digamos, embargado por el banco y retenido

  • Espera, espera, déjame mirar mi banca electrónica - dije negándome a pensar que había pasado.

Entré en la aplicación del móvil.

  • Me estas asustando

Empecé a revisar los movimientos y efectivamente, lo que Miguel contaba era cierto, el descubierto en la cuenta era importante. Fiaba todo a mi marido y parece que no estaba ahorrando tanto como decía... mi mundo poco a poco se venía encima mío. Soplé mirando el móvil y poco a poco estaba más asustada.

  • Oh Dios mío

Por más vueltas que le daba y tecleaba no había forma, el señor tenía razón

  • No se que decir... - le dije mirándole creo que con mi cara desencajada.

  • La situación ya la ve... - me dijo moviendo los hombros

  • Es que ahora no dispongo de ese dinero, y como puede ver los productos también me hacen falta, creo que pronto...

  • La tarjeta?

  • La tarjeta la tiene mi marido, pero no está...

  • No está?...

  • Durante la semana no está aquí, vive en otra ciudad, vuelve el fin de semana...

  • Pues la opción es que reponga ese dinero...

  • Imposible, no lo tengo - le dije

  • Pues la otra opción es devolver los productos al establecimiento claramente. - el tono de Miguel cada vez era de menos paciencia.

  • Pero, porqué... no fue deliberado... pagaremos...

  • Mira Merce, que yo esté aquí es precisamente porque vence el mes y no podemos esperar, pretendía buscar una solución amistosa pero entraremos en un procedimiento de morosidad con lo que eso conlleva. Por no hablar de los intereses...

  • Dios mio!

  • Yo no se que solución puede haber sin ser esa medida

Otra vez silencio, solo miraba a la pared, empezaban a venirseme lágrimas a los ojos, con los gastos que conlleva un niño y este contratiempo, mis sentimientos estaban a flor de piel por mi estado y esto había sido demasiado.

  • Tienes el dinero

  • No

  • Devuelve los productos...

  • Los necesito...

Empecé a llorar... abrazaba mi barriga...

  • Miguel, no hay otra solución?

  • Verás...

Miguel se recostó un poco más en la silla

  • A mi las mujeres embarazadas me gustais mucho, y tu además eres muy guapa...

  • Que? - le dije no creyéndome lo que me estaba diciendo

  • Una muy guapa mujer embarazada...

  • Ni se te ocurra... - dije en tono serio y con cara de enfado

  • Pues...

  • Como le puedes decir eso a una mujer casada... es que no me creo lo que oigo, de verdad...

  • Mira, tengo la cámara pausada, piénsatelo por un momento

  • No...

  • Tu marido nunca lo sabrá y tendrás todo el dinero y los productos a salvo.

  • tu que sabes si lo sabrá o no - le dije mirando hacia la cámara, supuestamente parada...

  • La grabación está parada.

  • Ya...

  • Lo pasarás bien y la deuda quedará saldada para siempre.

  • Ya...

  • Te doy mi palabra

  • Y tengo que fiarme de todo este numerito claro...

  • Aquí tengo los papeles y aquí mismo puedo cancelar, firmando aquí...

Volví a mirar hacia la pared... tenía tantas cosas en mi cabeza que no sabía como ordenarlas. Miguel encendió de nuevo la cámara que me miraba fijamente a pesar de su pequeño tamaño

  • Y bien?, tampoco quiero demorar esto... - me dijo

  • Déjame comprobar de nuevo mi cuenta...

Daba vueltas en mi teléfono...

  • El puto crédito de 50000 también nos está jodiendo - pensé en voz alta...

  • Cómo? teneis también un crédito de 50000... Merce, tienes muy mala suerte, ya te lo digo... no se como piensas salir de esta.

  • No lo se

  • Yo te di mi visión y mi oportunidad... eres joven y me encantaría...

  • Que estoy casada, ya te lo dije, o es que no lo entiendes

  • Primera opción, pagarme. Segunda opción, devolver todo y la tercera opción es ver tu barriguita y abrazarla... tu dirás.

  • Se trata solo de mi barriga?, en serio - por un momento me creí aliviada...

  • Para empezar si...

  • Ya... para empezar...

  • Eso despejaría toda tu deuda...

  • Confírmamelo

  • Mira este es el papel que lo confirma, debería registrarlo si se soluciona, te lo registraría aún así

  • Mi marido no puede enterarse

  • Tranquila, no lo hará, la grabación solo es por motivos de seguridad.

Paso casi un minuto y yo no levantaba la vista de la mesa, Miguel se cansó de esperar y de dar vueltas al tema.

  • Mejor me voy y llamo al servicio de recogida, que lleven todo a la tienda... será lo lógico. Suerte con el crédito.

  • Espera un minuto! - le dije elevando la voz.

  • Puedes empezar enseñándome tu barriga...

No me lo pensé mucho más, aparté mi silla de la mesa y con dudas y poco a poco me saqué mi jersey quedando con mi camiseta de licra morada. Agarré por la parte de abajo la camiseta y dejé mi barriga al aire.

  • Porqué no te levantas y te sacas esa camiseta?

Resoplé pero me levanté y me acerqué un poco a él. Obedecí y me saqué la camiseta quedando delante de él con mi sujetador, que estando por casa era de los que me quedaban más justos y a duras penas contenía mis crecidas tetas. Mi barriga estaba aún envuelta en la goma de los pantalones premamá.

Miguel acercó su silla y me bajó la goma del pantalón dejando mi barriga de siete meses destapada y empezó a acariciarla suavemente. Yo con mis manos intentaba presionar para que no tocara tanto.

  • Para quieta... - me dijo mirándome serio

Me giró un poco para que quedara mi barriga de perfil y siguió tocándomela...

  • Te dije que la barriga era para empezar...

  • No estoy segura de esto...

  • Te di tres opciones y tu elegiste...

En ese momento con sus manos apretó mis tetas. Me mojé, lo confieso, que me agarrara las tetas me hizo ponerme caliente, llevaba exactamente 7 meses sin sexo y ultimamente mi cuerpo me lo pedía pero no quería admitirlo y que ese tipo me agarrara las tetas me lo recordó.

  • Quítate el sujetador, quiero verte esas tetas...

Obedecí, llevé mis brazos atrás y saqué mi sujetador dejando mis tetas al aire en poder otra vez de sus manos duras.

  • Que tetazas - me dijo

Me las agarré con las manos intentando taparme todo lo que podía

  • No vayas ahora de tímida - me dijo apartandome los brazos con sus manos.

Continuó tocándome las tetas y la barriga, poco a poco se fue cansando y fue bajando su mano hasta llegar a mi entrepierna, me palpó por encima del pantalón mi sexo

  • Que calor tienes aquí, al final eres más puta de lo que pensabas...

Igual tenía razón ese viejo sádico, estaba cachonda con sus tocamientos y mi falta de sexo. Fue directo a sus pantalones, sacó su cinturón y empezó a bajar su cremallera.

  • A ver que te parece esto... - me dijo mientras palpaba su polla. - Mejor búscala tu, Merce

  • No se si podré hacer esto

  • Si podrás, estás ahorrandote mucho dinero y lo estas deseando guarra...

Que me hablase así solo me encendía más y llevé mi mano a su entrepierna buscando su polla, era grande y gorda, mi cara cambió al palparla y nada más sacarla abrí bastante mis ojos y mientras le miraba me fui arrodillando para acabar metiéndomela en la boca. Empecé a chuparle la polla a ese viejo feo y miserable con mis tetas fuera y mi bebé a punto de nacer.

Me la iba metiendo y sacando poco a poco mientras la sujetaba con mis dos manos, cada vez intentaba metermela más y más mientras Miguel suspiraba.

Me agarró por detrás la cabeza y poco a poco, sin fuerza, me iba marcando el ritmo de la mamada.

Miguel cogió la cámara y empezó a grabarme desde arriba, yo no podía dejar de chupar esa polla cada vez más dura y de mirar a esa cámara.

Le sobaba también los huevos mientras seguía metiéndome esa polla más y más.

  • Chupa y mira a la cámara...

Yo le obedecía, nada más me importaba que comerme ese pollón y lamerlo desde la base hasta la punta. Seguía cogíendome mis tetas de vez en cuando

  • Eres una gran mamadora...

Me lo dijo mientras me agarró con fuerza la cabeza y me folló un poco la boca, fueron unos segundos pero me sentí genial. Miré a la cámara al acabar, sonriendo... vaya imágen.

Miguel fue sacando todo de la mesa mientras yo me tragaba su polla

  • Vamos, no pares, sigue chupando...

Cuando liberó la mesa, me agarró de las manos y me levantó.

  • Te voy a follar aquí en la mesa de tu salón.

  • Donde?

  • Aquí encima

  • Ya me porté bien contigo, creo que estamos en paz.

  • En paz? jajaja, vamos si estas deseando que te rompa ese coño de puta que tienes, golfa!

  • Pero...

  • Bájate esos pantalones, venga...

Me empecé a bajar los pantalones y las bragas a la vez, resignada.

  • Las bragas no!, solo los pantalones.

Obedecí y poco a poco me los fui sacando dejando mi cuerpo únicamente con mis bragas grandes negras.

  • Vamos sube tu culo aquí - dijo señalando la mesa.

Me senté en la mesa como me ordenó. Me empujó un poco por el pecho y entendí que querÌa que me recostase abriendo mis piernas para dejar que con su mano apartara mis bragas, las hizo a un lado y mi coño húmedo quedó a su merced. Poco a poco fue acercando su pollón a mi coño y empujando. Noté como me iba abriendo poco a poco y apreté los dientes, no quería mostrar aún lo excitada que estaba. Poco a poco entró esa polla en mi y empezó lentamente a follarme ese viejo feo que me sonreía. Cerraba los ojos hasta que sentí un golpe fuerte en mi mejilla. Miguel me había pegado una buena bofetada.

  • Vamos, mira a la cámara.

Empezó a follar más fuerte y ahí si que tuve que dejar salir un jadeo grande.

  • mmmmmmmm, mmmmm, mmmmm, ah, ah, ah.

Ya no me contenía, la cámara seguía grabándome

  • Esto es fantástico, una coño jovencito para mi...

Me folló en esa postura unos minutos, para mi pasaban demasiado rápido, me estaba follando de forma deliciosa ese viejo. Me agarraba a la mesa para soportar sus embestidas.

  • Eres preciosa - me decía acarcirandome mi cara.

Yo no hablaba solo gemía y suspiraba a partes iguales.

  • Me estoy cansando un poco... dile a la cámara a donde podemos ir para estar más cómodos, Merce, tengo que acabar de follarte bien, que es lo que buscas

Miré a la cámara mientras Miguel me follaba.

  • Llévame al sofá

  • Es tu casa, donde tu me digas...

Me levanté de la mesa, me bajé y caminé hacia el sofá

  • Que culo tienes Merce...

Al llegar al sofá, aún de pié, volvió a sobarme las tetas y la barriga de siete meses.

  • Date la vuelta quiero ver tu culo - empezó a sobármelo también - baja la espalda...

Me dejó en pompa apoyados mis brazos en el sofá y empezó a bajarme las bragas. Cuando me las bajó encajó su polla de nuevo en mi coño y desde atrás me folló.

  • eso es..., siéntela otra vez...

  • Dios mio

Me agarraba al sofá y jadeaba otra vez, me iba a hacer correrme si seguía así. GirÈ mi cabeza y volví a mirarle con la cámara enfocándome de nuevo. Me dio dos azotes en mi culo y empezó a follarme más fuerte... me corrí, me corrí de gusto en su polla...

  • Siiii, oooo Dios - dije con mi cabeza levantada mirándole.

  • Que zorra eres, te has corrido bien

No tenía fin ese hombre... se salió de mi y se tumbó en el sofá

  • Siéntate encima, fóllame

Lo hice, me coloquÈ encima y ensarté su polla en mi coño una vez más para saltar encima de él. Agarró mi barrigón con las dos manos mientras yo movía mi culo arriba y abajo. No paró de grabar ni un momento... Me salí de encima y me di la vuelta, dándole la espalda volví a sentarme en él.

  • Graba mi culo - le dije

  • Otro día vendré a rompértelo, guarra

Sabía que decirme para calentarme, me empecé a mover más y más rápido. Gritaba, me volvía loca, estaba cachondísima y mi segundo orgasmo se avecinaba.

  • Me voy a correr, puta, me voy a correr en tu coñito

  • Si, córrete dentro, joder...

Miguel se apoyó un poco en el sofá, había gastado su energía. Nos separamos, me quedé tumbada en el sofá mientras él se levantaba y buscaba sus ropas. Yo poco a poco me recomponía hasta que vino con el papel firmado, me lo dio y sonriendo me dijo que mi deuda estaba saldada.