Menudo pollon tiene el viejo banquero
Tras mis dudas de asaltar aquel viejo banquero y llevármelo al huerto de mi cama, y asesorada por un amigo, este al fin cayo en mis sabanas, aunque al final la atrapada fui yo junto a mi esposo.
Llevaba tiempo deseando dar el paso con un viejo vecino que acaba de jubilarse y al que me motivaba mucho tener en la cama, pues su aspecto y modismos me atraían locamente, les diré que tiene 65 años, aunque aparenta unos 60 o menos, se llama Valentín, trabajaba en la banca y siempre habíamos tenido una relación distante aunque amistosa, pero tras su nuevo estado esta había sido mas fluida, tanto que se había convertido en el recadero del pan diario de cada día, pues tras coincidir muchos días en la panadería , este se ofreció a llevarlo a casa para ahorrarme tiempo ya que vivíamos muy cerca, yo me hice ilusiones pensando que quizás le gustaba yo algo, pero no veía avanzar nada .
Lo había hablado con Paco mi marido y este me animaba a intentarlo, aunque nos cortaba el tema de su mujer pues parecía algo celosa y recatada.
Pero lo que me dio a dar el salto fue un amigo de una página de chat y contactos que frecuentamos y con el que hablo de estos temas frecuentemente, animándome este a que fuese valiente y me lanzara y por lo menos que él lo supiera.
Un día y para no ser muy pesada en el relato, me decidí y lo invite a café a casa, intimando largamente con una conversación que yo encauce al tema que mas me interesaba, descubriendo que el aunque algo tímido en el tema, también le atraía, descubriendo que con su mujer ya lo hacia poco, yo andaba anonadada con el bulto que tenia en el pantalón y del que hacia tiempo me había fijado, y no pasaba día que no contenía, pues mi mano y mi vista deseaban catar ese paquetón.
Como les digo la tarde fue muy fructífera , pues el pregunto sobre nuestros gustos y la posición en este tema de Paco, informándole largamente ,pero sin demasiando detalles, , quedando para otro día ,pues deseaba el oír esto también de boca de Paco, ya que no quería conflictos y menos que su matrimonio se fuese al garete, pidiendo si daba el paso discreción a raudales.
Yo Salí animada de esta reunión, bueno, mejor diré que caliente pues al despedirse ese día me dio un beso en la boca, sin lengua pero en la boca, y yo disimuladamente toque su trasero que estaba terso y duro como a mi me gustaban, aunque tengo que decir que casi le lanzo la mano a su bulto, que me pareció había crecido algo tras esa caliente charla.
Informe a mi amigo del chat de esta fructífera conversación y a Paco por supuesto igualmente, y tras un par de días volvimos a reunirnos los tres quedando encantado de nuestras explicaciones y concertando una cita para ese fin de semana en un Hotel, para evitar líos de momento en casa.
Llego el día y Paco y yo andábamos ilusionados pues las perspectivas eran prometedoras con aquel bombón de vecino que tenia.
Estábamos en el Hotel y tras esperar casi una hora pues pensábamos no acudiría por el retraso que tenia, Valentín se disculpo, por la demora, diciendo que intentaría compensarnos.
Como vimos que andaba algo corto en el tema de tríos, comenzamos con una copas en las que yo picaronamente fui aligerando ropa mientras Paco iba jugando conmigo, comenzando tras unos pequeños juegos a mostrar mis pechos y mordisquear mis pezones.
Esto le puso algo nervioso pero caliente pues pronto comenzó a desvestirse, comenzando por su chaqueta y camisa, mostrando la totalidad de su pectoral, poblado por un espeso vello blanco y negro que aunque yo había vislumbrado parte de este a través de sus camisas, ahora me había hecho mojarme por completo al verlo así.
Paco no tardo nada en quedarse desnudo por completo, con su rabo duro como una piedra por el morbo de la situación, él lo miro con cara picarona, pero rápidamente dirigió su mirada a mi sexo que acaba de ser liberado de la totalidad de mi ropa interior por parte de mi marido, pues deseaba mostrarme a ese semental que teníamos enfrente, como diciendo, mira que hembras mas sexi y buena tengo.
Yo no deje que Valentín diera el paso definitivo de quitarse el sus pantalones, pues mi deseo de ver ya ese enorme paquetón, me hizo ser un poco atolondrada y no sin algún pequeño problema libere el cinturón y el resto de su ropa para quedar absorta junto a Paco, de aquel tremendo aparato que se nos presentaba ante nuestros ojo.
No me quedo corta pues aunque aun estaba en estado morcillón, el grosor de aquel mástil, lo hacia ser impresionante y colosal, tanto que Paco soltó una exclamación diciendo ¡ Joder que pedazo de pollon tienes Valentín! ¡Joder siempre me toca a mi ser el que la tiene mas pequeña! . Valentín se rio por este alago y no menos de ver mi cara que aun no se había repuesto de aquella vista.
Mis manos se lanzaron rápidamente a toquetear aquel bulto , acariciando rápidamente, las enormes pelotas que lo acompañaban y vuelvo a no quedarme corta cuando digo enormes pues las dos bolsas que colgaban de aquel mástil, eran de un tamaño que asustaba, eso si, buen recogidas y no muy colganderas, como a mi me gustan para testar con mis sabias manos.
Tardo un poco aquello en ir tomando la forma y dureza que yo deseaba, mientras sus manos ya acariciaban mi cuerpo, a la vez su boca ya hacia estragos en mis pezones, y uno de sus dedos ya hurgaba en mi empapado conejo que supuraba agua por tanta excitación.
Paco estaba como una moto y al descuido de una postura mía para lanzarme a intentar comer aquello, me pego un viaje, que me marco sus bolas en mis glúteos, comenzando una colosal follada que me tenia asustada.
Mientras yo empezaba a intentar meterme en la boca aquella cabeza gorda y lustrosa que acaba de despejar de su fina piel, lamiendo con mi lengua la totalidad de aquel enorme capullo en flor. Valentín se hecho ahora hacia atrás gimiendo ante mi sabia comida, mostrando ya su rabo en su máximo esplendor de dureza y tamaño.
Les diré que mediría entre 18 y 20 centímetros, pero lo que realmente asustaba e imponía era el grosor, pues de todos los que había ya tenido y catado y que son muchos y gordos, este en grosor los superaba con creces, pues mi mano no podía asir semejante rabo en su totalidad.
Paco que estaba a lo suyo dándome unas enculadas de escandalo, se corrió por primera vez sin apenas avisarme, pues andaba igual de excitado que mi conejito.
Le pedí que me ayudara a comer aquello, pidiendo permiso a mi vecino por si le cortaba aquella situación, afirmando el que no le importaba, por lo que Paco tras su descarga en mi trasero, se puso de ayudante a comer aquel dragón que ahora apuntaba brillante como un coloso al techo del Hotel.
Le dimos tal soberana madada entre los dos, que la dejamos lustrosa y brillante como pienso nunca había estado, mientras el gemía y gozaba como también nos decía, hacia tiempo no había tenido un momento así.
Después de un largo pero para mi corto periodo, miro mi conejo como un desesperado deseando tenerlo, pidió permiso como un caballero para que Paco se apartara mientras el me acomodo para insertar aquel artefacto dentro de mi.
Les diré que sabiamente me posiciono inclinada hacia Paco para que mientras, yo, le comiera su relajado rabo. Apunto aquel misil balístico transoceánico a través de mis piernas, y acercando su enorme cabezón brillante, lo introdujo con lentitud en mi cavidad mojada y deseosa de guardar aquel arsenal.
Sentí como si alguien me atravesara todo mi cuerpo, ante la acometida y sobre todo por el grosor de aquello, que dilataba mi conejo como si fuese la primera vez que era perforado, me pareció oír la carne separarse al paso de aquella vieja pero enorme polla, que ahora en su totalidad estaba dentro de mi.
Pareciendo una principiante en el arte de la cama, me corrí de escandalo ante las entradas de aquel monstruo marino, que entraba y salía de mi cueva con una maestría, que me hacia perder el sentido.
Mis gemidos tenían asustado a Paco que ya lucia su rabo nuevamente duro y terso, el cual yo intentaba comer, pues las acometidas del banquero me tenían loca y a veces no sabia ni donde estaba. Volví a correrme con una rapidez sorprendente pues el ya dominaba la situación viendo que me tenia a sus pies, y ya sus movimientos de cadera no eran mecánicos, si no bien acompasados, recibiendo casi al unísono el golpe de sus duros huevos en mis dilatados y enrojecidos labios de abajo.
Me cabalgaba tan bien, que Paco andaba loco viendo aquel espectáculo , por lo que a unas de mis chupaditas de rabo se corrió por segunda vez lanzando su leche hacia mi cara, con una fuerza que hizo reír a Valentín.
Me cambio de postura ahora al quedarme liberada tras la corrida de mi esposo, posicionándose sobre mi ahora, volviendo a clavarme como una mártir, pero ahora sintiendo el peso de su cuerpo sobre mi, a la vez mis pezones se restregaban con su enorme matorral de vello de su pectoral, haciéndome entrar en un trance de placer que me hizo nublar la vista.
Noto mi tercera corrida tras otra sesión de placenteras y gloriosas penetraciones, notando ahora yo como aceleraba el ritmo, presintiendo que estaba el cerca de su corrida.
Y esta llego tras unos gemidos y gritos que avisaron que aquel coloso comenzaría a lanzar fuego.
La retiro de mi conejo como queriendo mostrarnos la cantidad que tenia acumulada, y enfocando hacia mis pechos, mientras su mano intentaba agarrar aquel gigante, este empezó a escupir ráfagas de espesa y grumosa leche, con tanta fuerza que se repartió por la totalidad de mi cuerpo, llegando algunas hasta mi cara.
Les diré que la cantidad fue tal que Paco estaba ahora con la boca abierta asombrado de aquella corrida, llegando a decirle, “amigo cuanto tiempo haces no te corriste” si parece tienes acumulado la leche de un año ahí”.
El viejo banquero se reía ante aquella ocurrencia de mi marido, reflejando en su cara una satisfacción enorme por saberse cumplidor de aquel majestuosos y bien echado polvo.
Se dejo caer en la cama y cuando pude recuperarme me limpie de aquella enorme corrida, observando como aquel rabo aunque había quedado algo morcillón, este no bajaba de su tamaño.
Paco comenzó a comerme mi dolorido pero agradecido conejito, pues estaba mi marido con una excitación fuera de lo corriente, yo lo agradecía pues ya saben que lo come muy bien, mientras se recuperaba mi viejo vecino, que viendo la sabia comida de su ligero contrincante, ahora me acerco su enorme morcilla a mi boca para que la catara otra vez y así rápidamente ponerla dura otra vez.
Yo comí como pude pues ahora Paco me había puesto muy caliente, haciéndome correr otra vez, esto puso al viejo al cien pues su rabo sorprendentemente estaba enorme otra vez.
Paco ahora tomando la iniciativa, se monto sobre mi, para darme otra clavada de lujo, y aunque lo cierto es que no llenaba mi conejo como el del abuelo aquel, si se sabia mover y me estaba dando mucho placer, a la vez yo pajeaba y comía aquel monstruo que se insinuaba sobre mi cara como intimidándome.
Paco también puso algo de su parte y como podía también me ayudaba a chupar aquello.
Tan sabiamente comida hecha por los dos, aquel dragón, estaba ya en su mejor momento, y tras la corrida de Paco, tomo su turno para empalarme por segunda vez, aunque ahora estaba dispuesto a no desperdiciar sus jugos sobre mi cuerpo, sino a lubrificar y engrasar mis doloridas paredes vaginales.
Yo andaba ya en no sé que numero de orgasmo, cuando me apretó fuertemente y besándome con una fuerza colosal, introduciendo su lengua con tanta virulencia que casi me ahora, comenzó aquel macho ibérico a soltar por su segunda ración de crema dentro de mi, también con una fuerza que sentía sus ráfagas como golpeaban en el fondo de aquella gruta, a la vez acompañada de unos alaridos de placer que demostraba estaba gozando como nunca.
Tardamos ahora los tres en reponernos un buen rato y yo incluso hice un amago de comerme las dos armas aquellas otra vez para regarles unas mamadas por aquel buen trabajo, pero estas ya no respondían como antes y desistí para dejarlo para otro día y no enturbiar aquel glorió encuentro.