Menuda polla, menudas tetas, bienvenida al pueblo.

Profesora de instituto cambia la gran ciudad por un pueblo, y la primera noche que sale de fiesta se lleva la follada de su vida. Culpable? Sus enormes tetas que siempre la han empujado a vivir situaciones calientes...

Había salido de fiesta por primera vez desde mi traslado a este pueblo en el que vivo desde hace un par de meses.  Dejé la ciudad y me trasladé en busca de la calma y dejar atrás el bullicio de la gran ciudad.

Y allí estaba yo (me llamo Monica) con mi nuevo círculo de amistades, un grupo de cuatro chicas compañeras mías en el instituto en el que dábamos clases.

Todas me habían usado de excusa con el rollo de sacarme a conocer el pueblo y distraerme, para dejar atrás a novios y maridos por una noche.

Así que fuimos a cenar al restaurante de “moda” del pueblo para luego seguir de copas en el garito de turno, pues no había otro. En este garito se juntaba todo aquel que estaba de fiesta en el pueblo, así que coincidían desde profes a trabajadores, estudiantes y los clásicos borrachos que todo pueblo tiene.

Tras las cañitas iniciales, el vino de la cena y el gintonic con más pepino que gracia de la sobremesa, el whisky con cola que me estaba tomando, me estaba llevando más allá del puntillo. Como mis nuevas amigas, que iba igual que yo porque todas habíamos bebido lo mismo, estábamos bailando todo lo que sonaba en medio de la oscura pista de baile del bar musical.

Como he dicho hacía un par de meses que dejé a tras mi vida anterior, y allí quedó también mi novio, y mi última experiencia sexual. Así que mi cuerpo estaba tal vez más receptivo de lo que yo misma podía percibir. Este cuerpo del que os hablo no es nada del otro mundo, mido 1.72 y soy muy normalita. Más bien redondita y de piel blanca, lo único que puedo destacar y que siempre ha sido motivo de preocupación por mi parte, son mis dos enormes tetas. Son excesivas las mires como las mires, y respecto de mi cuerdo destacan un montón, pero es que no hay cuerpo en el que no destacarían. Uso una talla 120 de sujetador, y os aseguro que para mí el reto es intentar disimular su tamaño con sujetadores que reduzcan al máximo su volumen, así como con ropa ancha o no demasiado llamativa. Por supuesto nunca visto escotes ni nada parecido, ya que son la manara perfecta de generar situaciones incómodas con cualquier tipo de hombre, es igual la edad que tengan…

Pues bien, tras estar bailando y bebiendo buena parte de la noche, en un momento mi vejiga dijo basta y no pude más que preguntar sobre dónde estaba el baño. A lo que mis amigas me indicaron que se encontraba detrás de la barra accediendo por un estrecho pasillo.

Me dirigí directamente y en el estrecho pasillo me crucé con un chico al que no había visto nunca. Debía medir un metro noventa, llevaba una camiseta de tirantes tipo basket que dejaba ver unos brazos enromes y con unos músculos perfectamente definidos y multitud de tatuajes. Cuando nos cruzamos por el estrecho pasillo, a pesar de apartarnos los dos poniendo nuestras espaldas contra la pared, fue imposible evitar que mis tetazas se aplastasen contra el pecho de aquel chaval que no debía tener más de 20 años. Él se dio cuenta de lo que sucedía, ya que me mientras su pecho se frotaba contra el mío, me miró a los ojos directamente con una sonrisa burlona que me hizo bajar la vista.

-          Disculpa. Le dije, no sé bien porqué ya que no era culpa mía, pero mis enormes pechos siempre me habían cargado con una especie de sensación de culpabilidad por las situaciones incómodas que me habían hecho vivir.

-          ¿Por qué? Me contestó.

-          Por nada le contesté. Y seguí mi camino hacía el baño mientras él se quedó parado viendo como me alejaba. De esto me di cuenta al girar la esquina, ya que vi que no se había movido desde nuestro encontronazo, nuestras miradas se cruzaron de nuevo por un segundo.

Me metí en el baño, me bajé el pantalón y por fin estuve meando como dos minutos seguidos, mi vejiga me lo agradeció… cuando fui a limpiarme me di cuenta de que no sólo tenía pipi que limpiar, ya que noté que estaba húmeda y sabía por qué había sido y por quien… aproveché el momento y me acaricié un momento… bufff como me estaba poniendo, pensé que al llegar a casa debía tomarme un rato para relajare con alguno de mis juguetes…

Me decidía a salir del baño cuando al abrir la puerta me encontré de frente al chico de los tatuajes. Me miraba con la misma sonrisa burlona y sin decir nada dio un paso al frente, me metió de nuevo en el baño y cerró la puerta. Antes de que yo pudiera decir nada me plantó un beso que empezó suave y acabó con su lengua en lo más profundo de mi boca. Me sorprendí a mí misma no evitando aquel beso, al contrario, lo estaba aceptando y respondiendo. En aquel momento la bebida me había desinhibido del todo.

De pronto me empujó con su mano en mi hombro y quedé sentada sobre la taza del water con la cara a la altura de su paquete. Sin mediar palabra se bajó el pantalón de chándal que llevaba y apareció una enorme polla que debía medir como 20 centímetros estando en reposo. Antes de que pudiese decir nada me cogió por la barbilla y me dijo acercando su cara a mi oreja;

-          Sabes que me has restregado las tetas y eso ha provocado lo que va a pasar, no ha sido culpa mía, sino de ese enorme par de tetas que los dos sabemos que gastas a pesar de que esfuerces en ocultarlas. Y como que a un buen par de tetas lo que mejor les sienta es una buena polla en medio, empieza a chuparme la polla y aprovecha ahora para tragarla toda porque cuando esté dura ya te digo yo que no vas poder.

Se agarró la polla me la acercó a la boca y me ordenó.

-          Abre.

Yo como hipnotizada abrí la boca y de golpe entró toda aquella masa de carne. Todavía blanda empecé a tratar de mamar todo lo que podía, pero rápidamente se puso dura y ya no me entraba casi que la mitad.

-          Bien, así, se nota que sabes lo que haces.

Yo no es que fuese una profesional, pero siempre he disfrutado del sexo. Mis tetas me han metido en muchos problemas, pero también me han permitido poder elegir estar con muchos hombres, pues a todos los vuelven locos mis melones.

Mientras le chupaba la polla se quitó la camiseta y apareció ante mí un cuerpo perfectamente definido, lleno de tatuajes que no llegaba a ver con claridad, pero en definitiva un hombre al que es difícil decir que no en mi estado de embriaguez y cachondez…

-          Levántate, ha llegado de el momento de que me presentes a tus amigas…

Me agarró del jersey y de un tirón hacia arriba me quitó de una vez jersey y sujetador, momento el que saltaron como dos globos las tetas más grandes que habían visto sus ojos.

-          ¡Joder, menudo para par de melones!

No era la primea vez que oía esa expresión, pero cada vez que la oía mi coño no podía dejar de mojarse por completo.

Se abalanzó con su boca sobre mis pezones, mientras chupaba una con la mano estrujaba la otra, y así alternativamente.

Mis tetas aparte de enormes tienen otra característica importante, y es que son una parte muy erógena de mi cuerpo, por lo que la chupada que les estaba pegando me estaba poniendo muy perra, si es que ya no lo estaba suficiente.

-          Date la vuelta y pon las rodillas sobre la tapa y las manos sobre la cisterna, quiero ver cómo te cuelgan.

Obedecí sin rechistar y me las agarró desde atrás mientras me comía el cuello y los hombros.

-          Menudo culo gastas también, este no me lo pierdo.

Y me bajó de golpe el tejano que llevaba sin desabrochar ni quitar el cinturón, que fuerza tenía el chaval.

-          Blanquito y redondito, como a mí me gustan.

Se agachó y empezó a lamerme el ano y el coño con su lengua que parcia que me iba a sorber toda.

-          Estás empapadita eh… ¿Te ha gustado la polla que te has comido?

-          Sí

-          ¿Te habías comido alguna así de grande antes?

-          No

-          Pues yo tampoco me había comido unas tetas como las tuyas, así que estamos en paz, jajajaja.

Se agarró la polla la dirigió hacia mi coño y me la metió suavemente hasta la mitad. Ya así estuvo durante un par de minutos. Mientras lo que yo estaba disfrutando como una loca con ese pollón abriéndose camino dentro de mí.

-          ¿Lista para recibir la follada de tu vida?

-          Sí…

En ese momento me la metió hasta el fondo, a mí se me pusieron los ojos en blanco como si fuese a correrme en aquel mismo instante, y empezó un mete saca brutal que me hizo sentir cosas totalmente nuevas. Mientras me taladraba desde atrás me agarraba las tetas y no dejaba de estrujarlas. Me estiraba de los pezones y de vez en cuando las soltaba y las abofeteaba, hiciese lo que hiciese me ponía más y más cachonda. Y así empezaron a caer mis orgasmos, él los notaba porque decía que le apretaba a polla con el coño cuando me corría, y por eso supo que me corrí tres veces mientras me folló salvajemente desde atrás.

He tenido novios y rollos en mi vida, pero nunca había experimentado ni me había sentido tan cerda como me estaba poniendo aquel chaval…

Después de 10 minutos de mete saca brutal, me la saco, me hizo sentar en la taza de nuevo y se dio la vuelta. Con una de sus manazas me agarró por la nuca y me empujo la cara justo en medio de su culo.

-          Vamos, cómeme el culo. Quiero sentir como me metes la lengua bien adentro…

-          Lrgrff, lrgrfff…

Nunca le había hecho eso a nadie, pero aquella noche nada era como siempre. Así que empecé a chuparle el culo sacando e intentando meterle la lengua en el culo. El sabor, la postura, la mano en la nuca, todo era nuevo y a la vez tan excitante…

-          Bien, lo haces muy bien… menuda cerda estas hecha… Ahora te voy a follar esas tetazas, así que júntatelas bien…

Hice lo que dijo, y empezó a meter su pollón entre mis tetas, era tan larga que llegaba a salir un trozo que metía en mi boca cada vez que empujaba, así estuvo cinco minutos.

-          Dios que tetas y que boca, ahora quiero que hagas que me corra…

Me saco la polla de las tetas y me la metió de nuevo en la boca, me puso las dos manos en la nuca y empezó a follarme la boca de una manera bestial…

-          Arrrgfgg, gluffsss, arrrggggs, gluffsss…

-          Así zorra así, que gusto me das…

Me llegaba el rabo hasta lo más profundo y empecé a soltar saliva que caía por la comisura de los labios mientras me esforzaba en respirar.

Llegó el momento, me sacó la polla de la boca y mientras se la meneaba se empezó a correr encima de mi cara, en mi vida había visto tanta leche. Me puso perdida…

Me agarró de la cara, se acercó a mi oreja y me dijo…

-          Bienvenida al pueblo profe, nos volveremos a ver, soy Salva.

Se subió el pantalón recogió su camiseta y se largó dejándome abierta, cubierta y satisfecha como nunca nadie me había dejado…

Pero, ¿cómo sabía que era profe?