Mentiras incompletas

Esta historia es la fantasía hecha realidad de dos de mis lectores. Ellos, con sus comentarios, aparecieron en mi relato “Diario a Dos” y hoy, me enorgullece tenerlos en el grupo que creé en Facebook. Limando algún detalle y aportándo sus datos, esta es su historia. La historia de los anónimos, la historia de la fantasía de Marcos y Paola.

MENTIRAS INCOMPLETAS

Aquella mañana Marcos se había levantado inquieto. Paola estaba preparando el café y mantenía el ordenador encendido. Marcos se acercó a la pantalla y pudo divisar como su amada mujer conservaba abierta la página en la cual se mostraba el capítulo 28 de "Diario a Dos" escrito por Coronelwinston.

-¿Lo has leído?. Preguntó ansioso por conocer detalles.

-Si. Cuándo me he levantado he mirado a ver si ya estaba publicado. Lo debieron publicar anoche. Es tremendo Marcos. Avi miente a su marido a todas horas. Estoy deseando que acabe la historia. Necesito saber el desenlace. Dijo Paola.

-Ya quedan dos capítulos nada más-Replicó Marcos-, veremos cómo acaba la historia de estos dos mentirosos compulsivos.

-Lo se Marcos. Anda, bébete el café que se te va a hacer tarde.

-Si. He dormido fatal. Deseo que pase rápidamente el día para poder descansar.

Marcos tomó su café y besando a Paola salió de la casa camino a su trabajo. Ella, mujer enamorada, volvió al ordenador. Imaginaba, vivía y sufría los engaños a los que Avi sometía a su marido. Pensó en ella mísma. Trataba de ponerse en el lugar de Avi. Nunca sería cómo ella. Nunca engañaría a Marcos. Volvió los ojos a la pantalla y siguió con la lectura. Terminado el capítulo su excitación era manifiesta. Las correrías de Avi, a veces junto a su marido, la habían conseguido excitar plenamente. Imaginaba a Marcos en brazos de una Avi cualquiera. Se solazaba con la sóla idea de ver el miembro de su amado penetrando otro cuerpo. Se violentaba con la sensación que la producía imaginarlo…..y se excitaba. Eso era lo que realmente prevalecía en su mente. La excitación.

Se encaminó a la cocina, aún turbada por sus propios pensamientos, y se dejó caer sobre una silla. Sus piernas se separaron ligeramente y su mano se perdió en la oscuridad de su falda. Palpó la textura de su flujo y sus dedos juguetones acariciaron su clítoris en círculos. Miró el frutero. Unos plátanos, un par de pepinos, dos manzanas y tal vez tres o cuatro naranjas adornaban el bol de barro. Paola imaginaba el barro lleno de pollas, pechos, testículos. Su excitación se hizo presente humedeciendo su braga.

Con la mirada perdida sobre las frutas, pero viendo más allá de su imaginación, trazó el plan.

Marcos regresó de su trabajo algo cansado, como todos los días. Paola lo trató como siempre, como a su rey. Pero Paola era impaciente. Paola se mantenía excitada. Paola estaba nerviosa. Paola había trazado una fantasía en su mente.

-Marcos, ¿sabes lo que he estado pensando hoy?

-No. Dime. ¿Qué ha mantenido ocupada la mente de mi princesa?

-Después de leer el capítulo de Diario a Dos…..-Marcos interrumpió a su mujer.

-¿Te has puesto cachonda?, ¿Es eso?

-Si. Me he puesto a mil-Dijo ella con los ojos llenos de lujuria-, y me he excitado mucho Marcos.

-Estoy deseando que se publiquen los dos últimos capítulos de esta historia. No soporto las mentiras. Avi engaña a su marido sistemáticamente. Tiene razón el amigo Pintiparado cuando dice que con mujeres como esa, cuanto mas lejos mejor-Añadió Marcos a la vez que suspiraba sentado en su sillón.

-¿Y si yo te engañara Marcos, también huirías de mi lado?

-No se Paola. Ya sabes lo que pienso de estas cosas. Me gusta que las cosas se hagan en pareja. Juntos. A cara descubierta. Sin engaños. ¿Pero que es lo que te atormenta?

Paola tragó la saliva que amenazaba con ahogarla allí mísmo. Inspiró por su nariz y tomó fuerzas de dónde más sentía, de su coño. La excitación la envalentonaba.

-Marcos….¿Puedo preguntarte una cosa?

-¡Claro!

-¿Te gustaría que hiciéramos un trío?

-¡Que estás diciendo Paola!

-Un trío Marcos. Tres.

-¿Por qué quieres hacer un trío palomita?,-Así es como la llamaba en tono cariñoso- ¿No tienes bastánte conmigo?.

-No había pensado en eso Marcos. Había pensado en una mujer para ti. Quiero verte follar con otra-Dijo sacudida por el impacto de su última frase.

-¡Que…que…que..que dices!..¿He escuchado bien palomita?

-Si Marcos. Me gustaría hacer un trío con otra mujer. Quiero verte follándote a otra en mi presencia. Quiero sentir lo que sentía Ron al ver a Avi en otros brazos….

-Eso es sólo un relato. Lleno de mentiras y engaños, por cierto.

-Se que es un relato Marcos. Una historia que puede ocurrir. Que nos puede ocurrir a nosotros si tenemos predisposición a ello.

-Yo no quiero vivir sus experiencias palomita. ¿Tú crees que esos dos van a acabar bien?

-No lo sé. Todo depende del autor. Aunque previsiblemente no acabará bien. Pero nosotros sómos distíntos. No nos mentimos.

-¿Y a ti, no te gustaría estar con otro hombre?-Preguntó Marcos receloso- ¿No será que quieres hacerlo con otro y por eso me dices estas cosas?

-No mi amor-Dijo ella con voz melosa- Ya te he dicho que quiero hacer un trío, pero con otra mujer. Quiero verte entre dos aguas. Quiero ver como nadas.

-¿No será que ahora te inclinas por lo lésbico palomita?, porque si es eso, basta con decirlo.

-Noooo……-Sonrió ella nerviosamente al sentirse tal vez descubierta en su apetencia-, aunque a nadie le amarga un dulce. Jugar un poco. Tú ya me entiendes.

La conversación transcurría sobre dos terrenos distíntos. Uno, en el que estaban ellos dos. El otro, bueno el otro estaba en la mente de Paola. Ella tejía con maestría su plan. Y su plan tenía nombre. Alejandra.

Alejandra era una conocida de la pareja. Vivía al norte del país. No habría dificultad alguna en encontrase los tres en Santiago, ciudad de residencia del matrimonio.

Todo estaba dispuesto. Marcos había aceptado las inclinaciones de su mujer. Estaba dispuesto a dar esa satisfacción a su amada Paola. Sabía que Alejandra no había puesto dificultades. Su predisposición era clara. En época estival viajaría a Santiago de Chile y se reuniría con sus amigos. La fecha se acercaba y Marcos mostraba su nerviosismo. Alejandra le atraía físicamente, pero…..siempre aparecía un pero en su mente.

Aquella mañana llegó inexorablemente. Marcos, de imprevisto, tuvo que marchar a la casa de sus padres. La veneración que sentía por ellos hizo que una vez más no les fallara y se acercara a prestar su ayuda para levantar el nuevo cobertizo que su padre quería instalar tras la casa. Marcos condujo su vehículo sin ver la carretera. Su mente estaba junto a Paola y Alejandra. Ese mísmo día llegaría a la casa de ellos la visita que le iba dar su cuerpo para deleite de su palomita. Su fastidio lo mascaba suspirando de vez en cuando. Se centró en el recorrido y se alivió pensando que Paola la atendería bien. En su interior agradecía, tal vez, no haberse tenido que enfrentar cara a cara con Alejandra. Y menos después de que todos supieran lo que pretendían que ocurriera. Sonrió al recordar a Paola e imaginar el encuentro de ambas amigas.

-¡Alejandra!....pasa por Dios. ¡Qué alegría me causa verte! Ven que te abrace mujer-Dijo Paola con los brazos abiertos- Hace tanto tiempo que no nos vemos…..

-Ocho meses Paola. No es tanto. Otras veces hemos tardado más en vernos. Nunca vais a mi casa. Y yo no puedo viajar aquí a menudo. Ya lo sabes…..

-Lo sé mi buena amiga, lo sé. ¡Tenía tantas ganas de que llegara este momento!. ¿Te quedarás la semana entera en nuestra casa verdad?

-No os quiero causar inconvenientes, hice una reserva en el hotel Panamericano.

-¡Pero ese hotel está en el centro Alejandra!. Te quedarás en nuestra casa. Ya he preparado todo-Dijo Paola a la vez que caminaba junto a su amiga-. Mira, dormirás en esa habitación.

-No diré que no, ya sabes, la economía, pero habré de hacer unas visitas….saben que vengo a Santiago y es inexcusable mi presencia en ciertos lugares.

-Entiendo. Dijo Paola con cara risueña.

-¿Y Marcos?, ¿Dónde está el hombre que me va a follar?

-Ha tenido que ausentarse para visitar a mis suegros. Su padre va a hacer un nuevo cobertizo y le ha pedido a Marcos que le ayude. Serán un par de días. Pasado mañana estará con nosotras aquí. Contestó Paola mientras la palabra follar resonaba en su mente.

-¿Estáis seguros de lo que queréis hacer? Preguntó Alejandra.

-Si. Creemos que si. Marcos y yo lo hemos hablado mucho durante estos días. Desde el principio él me tomó por loca ¡ja, ja, ja!, pero a su "palomita" no la niega nada. Luego, una vez que ya te contamos todo y se acercaba la fecha de tu llegada, y conociendo que tú no habías puesto objeciones, cambió de opinión y lo desea tanto como yo.

-¿Fantasía rara, no Paola?-Preguntó Alejandra a la vez que hacía un gesto de incredulidad-, ¿Estaréis seguros de lo que vais a hacer?, sobre todo tú-Hizo una pausa-, Paola…..es muy delicado.

-No sé. Puede que tengas razón. Si, la verdad no es muy normal querer ver a tu marido acostándose con otra. Pero es lo que deseo.

-En ese caso, por mí no hay problema, ya te lo dije. Pero no me gustaría que nuestra amistad se rompiera tras este "juego".

-No se romperá Alejandra. Lo hemos hablado mucho. Durante muchos días. ¿Sabes?, Marcos y yo sómos muy sinceros. Nunca nos mentimos.

-Eso está bien Paola, pero es difícil de creer. En todas las parejas hay sombras-Dijo Alejandra a la vez que ponía la mano encima de la rodilla de su amiga-, y vosotros, no creo que seáis la excepción.

-Ya se que es difícil de creer Alejandra, pero es la verdad.

-Bueno, no lo pongo en duda….pero….

-No hay peros que valgan-Añadió interrumpiendo Paola-, olvidemos esta conversación y tomemos algo. Vendrás seca después del largo viaje.

-Te lo agradezco Paola, pero mi intención no era otra que ser clara y dejar expuesto que os jugáis mucho en esta fantasía que te atormenta.

-No habrá problemas Alejandra. Ya te dije que todo está hablado y bien hablado.

Paola se encaminó a por las bebidas con las que iba a agasajar a su invitada y amiga mientras Alejandra se acercó al ordenador que se encontraba sobre una mesa en una esquina del salón. Instintivamente tocó el ratón y la pantalla tomó la iluminación necesaria para que sus ojos divisaran un escrito que se mantenía ladino esperando ser leído. Sus ojos se clavaron en aquellas líneas " Con su mano él iba y venía entre mis piernas ligeramente separadas, procurando jactarse de mi raja y mi humedad. No resistí más y me arrodillé ante él. Tomé su polla en mi mano y la besé primero, después la probé hasta introducir su seta en mi boca. Un rato más y me levanté para besar su lengua. Sus pezones. Su cuello. Su boca otra vez. De nuevo descendí hasta la lujuria y allí, con la punta de mi lengua, acaricié sus genitales ".La voz de Paola interrumpió esa lectura que ya había conseguido excitarla.

-¿Qué haces?-Preguntó Paola-¿Qué lees?

-Esto-Contestó Alejandra sin inmutarse-, ¿Qué es Paola?

-Es un relato. Una historia de una pareja. La estámos leyendo Marcos y yo. Ya va a terminar. Son treinta capítulos y este es el veintiocho-Dijo Paola a la vez que cerraba la pestaña abierta y buscaba el capítulo 1-, mira, aquí empieza la historia.

-Se que va de sexo-Dijo Alejandra-,¿Pero qué argumento tiene?.

-Básicamente es el deseo del protagonista de ver su mujer en brazos de otro. Eso es todo- Dijo Paola a la vez que cerraba el ordenador-Pero sabes una cosa, son un matrimonio de mentirosos. Se engañan constantemente.

-Es la vida Paola…es la vida. La vida mísma es una gran mentira. Siempre nos dicen cómo debemos actuar, lo que hay que hacer, lo que está bien y lo que está mal-Alejandra se aproximó más a su amiga que aún permanecía sentada con la vista clavada en la pantalla del ordenador-, y ¿Quién sabe lo que es correcto o incorrecto?. Si yo hago esto-Alejandra acercó su boca a la de su amiga y rozó sus labios con los suyos-, a alguien podría parecerle incorrecto. ¿Pero, y a ti?, ¿Te parece correcto a ti?-Paola levantó la vista y clavó sus ojos en los de su amiga a la vez que trató de articular alguna palabra que la hiciera vencer la sorpresa que había causado en su mente el gesto de Alejandra-No, no digas nada Paola. ¿Qué ibas a decir?, ¿Acaso alguna protesta?, ¿Alguna felicitación?. Eso es lo que importa Paola, lo que sintamos las dos. Lo que sienten las personas que hacen cosas mal vistas por la sociedad. Si a ti te parece bien que yo te bese y a mí me apetece hacerlo….eso es lo que vale. Lo que digan los órdenes sociales no importan.

Alejandra calló unos instantes mientras encendía un cigarrillo y después de aspirar una calada de humo se lo tendió a su amiga que rehusó seguirla en el vicio que había adquirido un par de años atrás.

-Mira Paola, lo que me cuentas sobre tu fantasía….!Bueno no me parece mal, coño!. De hecho estoy aquí. Estoy dispuesta. Y ¿sabes?, eso es lo que importa. Lo que queramos hacer los tres. A mi no me une nada a Marcos. Es tu marido. Mi amigo. Pero tampoco quiero que hagáis algo precipitadamente. Algo de lo que después os arrepintáis. Algo que deje dolor y huella en vuestra relación.

-Alejandra, lo he hablado con Marcos varias veces. El está de acuerdo

-¿Quieres decir que le gusto?-Preguntó Alejandra desde la inocencia.

-Sabes que si. El nunca lo ha ocultado. ¡Pero sólo físicamente….eh!. No te me emociones. Marcos es mío. Sólo mío.

-¡Ja, ja, ja, ja!....Lo sé, lo sé. Pero al menos durante un buen rato, será mío…..me follará a mí-Aquellas palabras pronunciadas por Alejandra causaron un efecto de desazón en Paola, que bajando su vista hacia el cristal de la mesa y cerrando la tapa del ordenador estuvo a punto de dejar escapar una lágrima que amenazaba con presentarse en su mejilla-, bueno…no quise ser grosera Paola. Quise decir que….

-Lo sé. Tienes razón Alejandra. Es mi fantasía.

-¡Ey, Ey! No pretendía hacerte daño Paola.

-No te preocupes. Simplemente has hablado claramente.

-¿Te vuelves atrás?-Preguntó Alejandra al observar el gesto contrariado de su amiga.

-No. Lo tengo claro amiga-Dijo a la vez que se ponía en pie-, y te lo voy a demostrar en cuanto Marcos llegue a casa.

Alejandra se acercó a Paola y la besó en sus labios. Sintió que su amiga no rechazaba la inclinación de su gesto. Paola permanecía de pies. Olía el perfume de la mujer que se iba a acostar con su marido. La envidiaba por ser y mostrarse tan liberal. Se sintió pequeña a su lado. Alejandra repitió el beso, pero esta vez sus manos se fijaron en los pechos de su anfitriona. Las manos de Paola se izaron y se detuvieron a medio camino entre ambos cuerpos. La duda de si abrazar el cuerpo de Alejandra o repelerlo la subyugó y claudicó ante el impetuoso beso de su amiga. Las palmas de ambas manos de Paola se posaron en la espalda de Alejandra. Era la confirmación necesaria para su compañera, que, ante el gesto de su amiga, inició con incisiva premura el desabotone del vestido de Paola.

-¿Qué haces Alejandra?-Preguntó Paola casi en un susurro a la vez que asistía sin rechazar la maniobra de su amiga,- yo quería que esto sucediera con Marcos…..

-Chisssss……no hay problema. ¿No crees que podemos jugar un rato las dos?.

El vestido de Paola cayó violentamente a los pies de ambas mujeres. El sujetador no fue un obstáculo insalvable para Alejandra. Los pechos de Paola se hicieron presentes entre las dos mujeres. Los pezones duros miraron con descaro a quien los había despertado primero, y liberado después. La fiebre acudió a las dos protuberancias al notar los labios de Alejandra y su posterior succión. Paola cerró sus ojos y venció la cabeza hacía atrás dejándose hacer. Un escalofrío recorrió su espalda cuando la mano de Alejandra se posó en el bajo vientre. Notó como el elástico de su braga se retiraba de su vientre y la mano audaz se perdía entre sus piernas.

-¡Oh…Alejandra!....¿Qué haces por Díos?-Suspiró Paola con los ojos semicerrados al sentir el contácto de la mano de su amiga enredada en su vello púbico.

-Chisssss……¿No te gusta?.

-¡Oh díos mío!....-Suspiraba Paola mientras era conducida por su amiga al sillón más cercano.

-Jugaremos un poco. Nos masturbaremos en honor a Marcos. Caldearemos nuestros cuerpos en la tensa espera de su regreso. ¿No quieres?.

Paola no contestó. No podía. Mordió su labio mientras se dejaba caer sobre el sillón. Alejandra se agachó frente a su amiga y con ambas manos deslizó la pieza de algodón piernas abajo. El sexo frondoso de Paola la invitaba. Separó las piernas de ella y se adentró con la lengua fuera de su boca cual serpiente preparada para inyectar el veneno en su presa.

Los labios de Alejandra, su lengua, su saliva…..todos fueron componentes necesarios para las caricias del sexo de Paola. Ella se aventajaba en separar sus piernas más. Necesitaba esa lengua encima de su clítoris. Era urgente recibir las caricias castigadoras en su botón. Sin darse cuenta se sorprendió con ambas manos empujando la cabeza de Alejandra hacia sí mísma. Con fuerza, con impaciencia.

-¿Nos vámos a la cama?-Más que preguntar, ordenó Alejandra mientras se desprendía de la grieta caliente y mojada de su amiga-, estaremos mejor.

Paola se puso en pie y avanzó por el salón hasta la habitación que compartía con su marido. Tras sus pasos, los deseos libinidosos de Alejandra la acompañaron hasta la cama.

-¿No te quitas la ropa?-Preguntó Paola mientras se sentaba sobre el edredón.

Alejandra se deshizo de su camisa y su pantalón. Mientras se desabrochaba el sujetador, las manos de Paola bajaron la tela de nylon dejando al descubierto una raja depilada en su totalidad y con un aspecto brillante. La boca de Paola se acercó al cuerpo de su amiga. Sus manos posadas en los glúteos de su compañera de juegos acercaron el cuerpo a su boca. La lengua descendió a duras penas hasta sentir que los labios exteriores se separaban dejándo paso a la punta incisiva del deseo.

Los cuerpos se enredaron durante dos largas horas. Los besos iban y venían de una boca a otra. Los lugares más recónditos de ambos cuerpos fueron lamidos con ternura y deseo. Cuando el éxtasis doblegó a las dos mujeres, permanecieron tumbadas sobre la cama dándose consignas mutuas sobre el modo en el que Alejandra hundiría a Marcos dentro de su cuerpo.

El gran día llegó a los cuerpos del trío. Marcos, después de pasar unas jornadas en la casa de sus padres, llegó a su casa alborozado por la presencia de Alejandra. Después de los saludos, besos e intercambio de sonrisas nerviosas, tomaron asiento en el salón, donde días atrás había empezado la aventura sexual de su "palomita".

-¿Y que tal el viaje Alex?-Preguntó Marcos familiarmente, pues él siempre la había llamado Alex-, ¿Fue todo bien?. ¿Te ha tratado bien mi "palomita" en mi ausencia?.

-Si Marcos. No tuve ningún problema. Ya sabes que Paola me trata bien siempre. Ha sido, bueno, y está siendo, una anfitriona maravillosa. ¡Fíjate si es buena anfitriona que hasta me va a dejar a su marido!.Aquella última frase expresada por Alejandra soliviantó a Marcos por inesperada. Pero Alejandra era así. Atacaba las cosas frontalmente. Las situaciones posibles no existían. Sólo era real el momento. Lo demás, simplemente no valía la pena.

-Ya-Dijo Marcos a la vez que esbozaba un gesto con sus labios prietos a través del cual manifestaba claramente la preocupación por lo que se avecinaba-, supongo que en mi ausencia habréis hablado de ello y….

-¡Claro que hemos hablado Marcos!-Interrumpió Alejandra-, y nos hemos permitido tener una experiencia entre nosotras-Paola cambió el gesto de su cara y ahora se tornó en preocupación vinculante con su marido ante el descubrimiento de su amiga. Ella no había dicho nada de lo sucedido a su marido. Optó porque no se enterara. Pensó que tal vez no le gustaría conocer lo que ella había hecho con Alejandra-, pero ha sido poca cosa….Paola te explicará- Sentenció Alejandra mientras Marcos miraba a su esposa con gesto duro.

-¿Experiencia?. Preguntó anonadado Marcos.

-Bueno…es que…nosotras….quisimos…-Paola no atinaba a dar las explicaciones que Marcos requería con su mirada. Alejandra se afilió con su amiga y tomó la palabra.

-Nos masturbamos juntas. Dijo a la vez que tomaba los cigarrillos y encendía uno.

-¿Qué os masturbasteis juntas?, ¿Cómo es eso?....

-Voy al baño-Dijo Alejandra a la vez que se ponía en pie-. Paola te contará.

Marcos escuchó en apenas dos minutos lo que había sucedido durante su ausencia.

-Me has traicionado Paola-Dijo con toda la calma de la que pudo hacer acopio-, mi "palomita" me la ha jugado con nuestra amiga. Yo pensaba que tu fantasía era hacer un trío. Que querías ver cómo me follaba a una mujer. Realmente me doy cuenta que tu inclinación lésbica ha podido contigo. Eso no es lo que habíamos hablado. Pensé que estaba claro, pero me equivoqué. Además, cuando te he preguntado lo que habéis estado haciendo, no me has dicho nada de esto. Y ahora me lo cuentas porque Alex me lo ha desvelado. Pensabas silenciarlo palomita. Me defraudas.

-No pasó nada más que lo que te he contado Marcos. Fue…fue….un juego, un desliz, una…..bobada.

-¿Llamas bobada a acostarte con Alejandra?. Te lo dije Paola, debíamos estar seguros de lo que queríamos hacer. Me siento mal.

-Lo comprendo Marcos. Siento haberme comportado así, pero todo sucedió sin darnos cuenta. Ella….ella…-Tartamudeaba-, estaba leyendo el capítulo 28 del Diario a Dos y…..bueno ya te he contado lo que pasó después. Realmente Marcos…¿Piensas que actuamos mal?, ¿Acaso no voy a permitir que te acuestes con ella mientras yo lo veo?

-Lo sé "palomita", pero no es lo mísmo que me cuentes lo que ha pasado que si yo lo hubiera visto. Es distínto. No se si me entiendes….

-Me da mucha pena y mucha rabia verte así, porque aunque te he contado con pelos y señales lo que hicimos….tienes razón, tú no lo viste. Y tampoco quería que te enteraras temiendo que te molestaría saberlo. Y eso, es cierto que te puede generar dudas en la cabeza-Hizo una pausa dónde manifestó con su gesto apenado su arrepentimiento por no haber esperado para realizar la fantasía como ellos lo habían hablado-, pero tengo una solución media, si quieres, podemos hacerlo de nuevo tal como sucedió, pero esta vez lo verás tú. Desde ese sillón en el que estás sentado. ¿Qué te parece?

Marcos manifestaba su enfado a través de su mirada, de su cara, de sus gestos de desaprobación. Nada le convenía. En su fuero interno lo que le molestaba no era que su "palomita" se hubiera corrido una juerga sexual con aquella amiga de ambos, lo que realmente le molestaba era no haber estado presente para así asociar a su mente una fantasía que le rondaba por la cabeza desde hacía tiempo, ver a dos mujeres exhibiéndose para el. Apuntaló sus pensamientos y decidió decir lo que pensaba. Quería irse de su propia casa. Quería salir a la calle. Quería finiquitar aquella historia en la que su "palomita" lo había metido. Era duro renunciar al cuerpo de Alejandra, pero era necesario. Las mentiras, los engaños, los silencios, no eran de su agrado. Algo había fallado. Sentía que las cosas no estaban sucediendo cómo ellos habían decidido que fueran. Pensó que tal vez podrían haber contratado los servicios de alguna puta. Tal vez aquello hubiera sido más sencillo. Cuando estaba a punto de decir "Basta. Lo dejamos Paola. Se acabó. Me vuelvo atrás. Me has mentido", Alejandra hizo su aparición tras su visita al baño. La pareja quedó en silencio.

-¿Lo vámos a hacer, si o no?....por que os he escuchado discutir. Y la verdad, si no lo tenéis claro, mejor dejarlo aquí.

El silencio se hizo tras las palabras de Alejandra. Ninguno de los tres añadió nada más. Marcos permanecía sentado en el sillón más grande. Paola lo miraba fijamente mientras Alejandra encendía un nuevo pitillo.

Paola se incorporó y caminó hasta el sillón dónde Marcos se encontraba rumiando la rabia que sentía por lo que él consideraba una traición. Tomó asiento a su lado y con sus manos atrajo su cabeza hacia la suya y lo besó con ternura.

-Te quiero mi amor. Por nada del mundo quise hacerte daño-Dijo Paola melosamente mientras besaba de nuevo los labios de su marido-. Debimos haber esperado a estar los tres juntos. Se nos fue de las manos.

Los besos dieron paso a las caricias. La mano de Paola hurgó en la bragueta del pantalón de Marcos y a duras penas penetró en el interior hasta encontrarse con un falo dormido. Insistiendo con las armas que ya conocía logró erectar el reptil de carne a la vez que lo sacó al exterior para mayor deleite de Alejandra que observaba atentamente todo cuanto acontecía a metro y medio del lugar que ocupaba. Las manos de Paola afianzaban entre sus dedos el pene de Marcos a la vez que iniciaba las subidas y bajadas del prepucio de su hombre. Ella miraba a su amor pero intercambiaba de vez en cuando una mirada con Alejandra. Esta había decidido seguir colaborando con aquella pareja. Era necesario. Subió su vestido hasta más allá de dónde comienza la lujuria y acariciaba sus muslos en su parte interior con ambas manos. Paola dio un paso más en su atrevimiento y mostró sus armas de mujer sentándose a horcajadas sobre las piernas de Marcos. Con un ligero movimiento separó su braga y dejó libre su grieta para que Marcos la penetrara. Mientras cabalgaba sobre el miembro, ahora sí, erecto de su marido, fue deshaciéndose de su camisa primero y su sujetador después. Los pechos de la mujer pugnaban contra la cara de Marcos. Este lamía los pezones que tantas y tantas veces había tenido entre sus labios.

Alejandra se había subido su vestido y se masturbaba lentamente. En aquella ocasión llevaba un vestido abotonado en su parte delantera, similar al que días atrás usara Paola. Su miraba ida la había transportado presumiblemente a otro lugar. A otro momento. Tal vez recordaba aquella noche que entró en aquél bar de carretera dónde sólo había cuatro tipos en la barra y el camarero. Después de sentir como los hombres la desnudaban con la mirada, se perdió en el baño durante veinte minutos de reloj esperando que tal vez uno de ellos, o los cuatro, o los cinco, camarero incluido, se hubiesen molestado en acudir a follársela allí mísmo. La paja que se hizo apagó sus deseos más lascivos de aquella noche. Desde entonces, su orientación sexual se fijó en las mujeres. Pensó que los hombres eran todos unos "paraos". Los usaría para sentirse penetrada por un trozo de carne nada más. Y sólo cuando tuviera ganas de una corrida rápida. Cuando quisiera gozar del sexo, lo haría con otra mujer. Ese fue el motivo por el que acudió presta a la llamada solícita de su amiga Paola. Ella follaría con Marcos, pero gozaría de Paola. Su verdadero deseo.

Su mano había reptado hasta su sexo y sus dedos jugueteaban a perderse en el interior de su coño. Primero uno, luego otro, después los dos más avezados. El vestido cada vez subía más y dejaba al descubierto sus muslos morenos. Los botones habían sido desalojados de los ojales y ya sólo quedaban apenas tres para separar ambas partes del vestido. Su sexo se ofrecía depilado y deseoso. Paola se afanaba en moverse encima de Marcos. El, atónito y sorprendido por lo que estaba ocurriendo, se centraba más en mirar lo que hacía Alejandra. Paola advirtió que su marido atendía más a Alejandra con la vista que a lo que estaba ocurriendo en el sillón que ambos ocupaban. Sus pechos se balancearon por última vez cuando desalojó el cuerpo de Marcos. Su pene salió al exterior rebozado en el flujo de su mujer. Aturdido observó como Paola caminaba unos pasos y extraía de un cajón una caja de preservativos. Se la lanzó a las manos. Carente de reflejos, Marcos dejó que la caja cayera al suelo. De inmediato la tomó en la mano y miró a su mujer.

-Alejandra, quiero que te folles a Marcos. Ya te lo he preparado. Pidió Paola.

La amiga tuvo desparpajo y se posicionó de pies delante de Marcos. Los tres botones que aún quedaban atrapados por los ojales fueron desalojados y el vestido humillado a los pies de la mujer. Sus pechos perfectos, su raja humedecida, sus labios carnosos, sus glúteos y sus muslos perfectamente duros, causaron en Marcos el efecto que su "palomita" esperaba conseguir. La excitación necesaria para que ella gozara masturbándose mientras observaba a su esposo con su amiga.

Alejandra tuvo que arrebatar el preservativo de las manos a Marcos. Ella mísma se lo colocó en el pene, con la consiguiente molestia para el miembro de Marcos, que inhabilitado para el uso de semejante censor de placer, flojeó en su bravura al verse investido por el látex. Sin esperar al hundimiento total, Alejandra se arrodilló ante Marcos y clavó su boca en el cilindro moribundo. Su trabajo fue colosal, su lengua mordaz, y sus manos expertas. Un par de minutos más tarde, Marcos embravecía nuevamente con arrogancia. Estiró el preservativo hasta dejar la cánula del depósito libre y sujetó su miembro en línea recta mientras Alejandra descendía hasta quedar sentada sobre los muslos de su amigo.

La cabalgada fue frenética. Los quejidos de placer de Alejandra, exagerados en intensidad y proporción, hicieron que Marcos la frenara en un par de ocasiones a la vez que se vetaba a la eyaculación. Miró a su "palomita". Desnuda frente a él. Con su mano derecha acariciaba su grieta, su clítoris. Con la izquierda trataba de despertar el pezón derecho. Paola se masturbaba en silencio, con la mirada extraviada. Estuvo tentada de acercarse a la pareja y acariciar los cuerpos, pero habría de interrumpir el placer que ya comenzaba a sentir. Aquello fue mucho para Marcos. La sensación del cuerpo de Alejandra cabalgando el suyo, el calor de su coño y la visión de su mujer masturbándose lo llevaron de la mano a dejar escapar las salvas de semen ahogadas en la goma. Compungiendo el rostro, pudo contar hasta seis salvas de semen saliendo disparadas de su glande.

El temor a una rotura imprevista de la funda, hizo que se separara de inmediato de quien le había provocado tan intenso placer.

Con su mano prieta circundando el tallo ahogó los últimos vestigios de placer. Alejandra lo miraba aturdida. Ella necesitaba más. El macho de su amiga no había cumplido, lo cual afirmaba más su pensamiento respecto a los hombres. Usar y tirar.

-Demostrarme lo que hicisteis el día de tu llegada Alex. Hacerlo otra vez, que yo lo vea. Pidió Marcos.

Ni queriendo Alejandra hubiera conseguido poner esas palabras en boca de Marcos. Y allí estaba él. Las había pronunciado el solito. Sentado con su pene en regresión a su estado natural pidiendo que se follara a su mujer.

Alejandra se giró hacia Paola y ambas se miraron con deseo. El abrazo fundió los dos cuerpos y el beso los fusionó en uno solo.

La lengua de Alejandra iba y venía por la gruta de Paola con descaro, con ansiedad, con precisión. Se detenía brevemente en la protuberancia para aplicarse en golpearla hasta conseguir escuchar los gemidos de su amiga. Marcos se había liberado del condón y trataba de evitar, ante la imágen que se le ofrecía, el decaimiento de su pene. Con una mano acariciaba su pene y con la otra sus testículos. Las mujeres seguían poseídas por el deseo. Sólo la voz ronca de Marcos las sacó de su viaje.

-¡Vayámonos a la cama!-Dijo autoritariamente-, estaremos mejor.

El peregrinaje al dormitorio duró unos segundos. Una masa de carne ocupó la cama. Mientras Marcos, sentado en un borde, trataba de mantener erecto su pene aplicando una suave masturbación, Paola y Alejandra dieron rienda suelta a sus lenguas interpretando un sesenta y nueve para su "mirón" privilegiado. Aquello encendía más la pasión de Marcos. Ver a su "palomita" beber del coño de Alejandra le sacaba de quicio. El cuerpo de Paola tembló y el orgasmo visitó sus carnes. Alejandra, consciente de lo que pasaba, se aplicó más y mejor en lamer aquella raja abierta hasta que Paola trató de desembarazarse de la lengua de su amiga ante el insoportable placer que ya remitía.

Marcos, duro, hinchado, excitado mentalmente, se dejó caer en la cama. Ahora no necesitaba funda protectora. Ahora iba a follar con su mujer.

Paola se sentó sobre las piernas de Marcos y con su mano guió el miembro erecto de Marcos hasta hacerlo desaparecer en el interior de su cuerpo. Alejandra atendía la escena mientras sus dedos jugueteaban en su clítoris buscando lo que se la había negado dos veces, correrse. Marcos la llamó para que se sentara sobre su pecho, a la altura de sus hombros. Paola se movía rítmicamente con el dardo de su marido en su interior. Acariciaba la espalda y los pechos de Alejandra hasta que Marcos levantó el culo de la amiga y esta comprendió lo que se exigía de ella.

La lengua de Marcos se posó en el riachuelo babeante de Alejandra. Sus manos elevadas alcanzaron sus pechos y con sus palmas abiertas rozaron mil veces los pezones de la amiga mientras su lengua buscaba el orgasmo hasta ese momento vetado. Cuando Marcos introdujo una falange de su dedo corazón en el ano de Alejandra a la vez que mordía el clítoris de la chica, el espasmo y los temblores se hicieron visibles. Un grito ronco, desgarrador, se unió a los gemidos de placer de Paola, que junto a su marido obtenía su segundo orgasmo de la tarde. La sinfonía de sonidos fue perfecta. Los cuerpos, derrotados, se amontonaron componiendo una figura grotesca donde el olor a sexo presidió el relax de los tres.

Marcos estaba sentado leyendo la prensa. Paola hacía punto. Concentrada en las agujas y la lana no se percató que su marido la observaba. El la notaba triste. Temía que aquella fantasía estuviera poniendo en peligro su matrimonio. La radio encendida daba noticias de los mineros atrapados en la mina. No eran buenos informes, habrían de permanecer dentro de la tierra al menos tres meses. ¿Pero cuánto tiempo permanecería en sus cabezas aquél episodio vivido junto a Alejandra?. La voz de Julio Iglesias lo sacó de aquellos pensamientos. Conocía la canción. Se quiso convencer a sí mísmo y mentalmente hizo un dueto con el artista. "Al final, las obras quedan las gentes se van….otros que vienen las continuaran, la vida sigue igual". Eso es lo que ellos esperaban, que sus vidas siguieran igual.

Con mi más sincero afecto, para mis amigos Marcos y Paola.

Coronelwinston