Mentiras
Aquella noche tenía una sorpresa para mi mujer , mi querida, respetada y amada mujer, (risa irónica).
Mentiras
Aquella noche tenía una sorpresa para mi mujer…, mi querida, respetada y amada mujer, (risa irónica).
Poco a poco fui subiendo las escaleras encaminándome hacia nuestra habitación y poco a poco mi mano empujaba suavemente la puerta abriéndola muy despacio.
Allí estaba ella…, rubia, delgada, ojos azules como el mar, mirada de puta, con un exuberante vestido de tirantes de color negro que resaltaba la forma de sus grandes pechos y sacaba a la perfección las curvas sensuales de su cuerpo; a juego…, unos sensuales zapatos de tacón negros de aguja, de unos 10cm de alto, de punta redondeada con los que habíamos echado auténticos buenos polvos imaginándonos la posibilidad de un trió.
- ¿Estás seguro de esto cariño?; me preguntaba escéptica.
- ¡Sí!; la respondí con contundencia; ¿estás excitada puta?, es lo que siempre hemos imaginado, solamente que esta vez…, va en serio.
- ¿Y quién es él?
- Lo sabrás a su debido tiempo…, tu solamente disfruta y déjame disfrutar; ¿no llevaras bragas verdad?
- Compruébalo tu mismo; me dijo acercando mi mano a su sexo, efectivamente no llevaba bragas ni sostén.
Nos dirigimos hacia abajo, al salón, había preparado la mesa para una cena perfecta, el salón estaba solamente iluminado por la luz de dos candelabros compuesto de cuatro velas cada uno.
La senté al principio de la mesa, presidiéndola, estaba preciosa, ¡que piernas!…; yo me senté al final de la mesa frente a ella quedando los laterales de la mesa, (unos cuatro asientos por cada lado), vacios.
En ese momento sonó el timbre de la puerta…, era mi invitado; el nerviosismo nos hacía temblar de excitación a los dos.
- ¡Aquí esta!; la dije con voz excitada…, ¡ahora coge la venda que tienes al lado de la servilleta y póntela, que no veas nada!
Obedeciendo, mi mujer cogió la venda y se la coloco tapando sus preciosos ojos, momentáneamente su mirada de puta se escondió tras la venda pero la expresión de su cara no ocultaba sus pecados… ¡Zorra!
Me levante a recibir a mi invitado y acto seguido lo acompañe al salón, lo coloque de pies justo al lado de mi mujer.
- ¡Bien…, ya estamos todos!..., ¡mí invitado esta junto a ti puta y no dirá ninguna palabra, no hablara, así que…, inclínate hacia delante para que se deleite con esas tetas que tienes!
Ella se inclino sin decir nada y el escote del vestido le mostraba a mi invitado sus sensuales tetas. Menuda cara tenía el jodido, se notaba que le gustaba lo que veía, además seguramente no esperaba encontrársela así de sensual.
- ¡Vamos!…, le dije aquel tipo, ¡dala de comer una de esas frutas…, adelante…, no seas tímido!
El invitado cogió una fresa y se la acerco a mi mujer a los labios, ella suavemente abrió sus labios y sensualmente mordió la fresa degustándola con pasión. El color rojo de la fresa y él de sus labios se fusionaban a la perfección, daban ganas de comer de su boca inquieta y perderse en ese festival de sabores.
Ahora él, con mi gesto de aprobación, cogió un plátano, lo pelo y se lo acerco a la boca de mi mujer. Ella lo chupo despacio, sacando su lengua, lo saboreo como si fuese una buena polla, lo lamio de arriba abajo, de abajo a arriba… ¡uhhhh, que bueno!
- ¡Ponle nata!, le dije a aquel tipo.
El cogió la nata montada y se lo roció por encima al plátano, de la mitad hasta la punta y se lo acerco de nuevo a la boca de mi esposa. Ella empezó a lamerlo con gusto, era una escena excitante y muy erótica, ver la lengua de mi mujer relamer la dulce nata. Lo chupo con gusto y termino por morder aquel plátano como premio por el trabajo bien hecho.
Aquel individuo se bajo la bragueta y saco su polla de tamaño considerable y buen grosor, se la acerco a mi mujer.
- ¡Vamos, chúpala!; la dije a mi mujer lleno de placer, ¡comete ese rabo caliente, se que lo estas deseando!
Mi mujer ya no pudo contenerse más las ganas de saborear aquella polla llena de olor a sexo.
- ¿Quieres que lo haga?, ¿estás seguro cariño?; me preguntaba excitada.
- Lo estoy deseando puta; la dije con mi rabo tieso, a punto de explotar.
Sin decir una palabra más, acerco sus finos y sensuales labios a aquella polla; una vez sus labios rozaron aquel glande caliente fue abriéndolos poco a poco introduciéndolo en su cálida boca.
La cara de mi invitado era de autentico placer, se le veía disfrutar a tope.
Con sus manos agarro a mi mujer del pelo por detrás de su cabeza y empezó a moverla con continuos vaivenes; se estaba follando la boca de mi mujer a placer y mi mujer se estaba comiendo la polla de mi invitado con ganas.
Mi mujer se agarro a los muslos de aquel tipo y se esforzaba por meterse aquel rabo todo lo que podía hasta el punto de dar alguna que otra arcada.
Aquella escena me ponía, así que, empecé a menearme mi polla, despacio y sin prisa, disfrutando de cada detalle; me gusta disfrutar de todos y cada uno de los detalles, del caprichoso juego de luces y sombras que la luz de las velas provocaba a su antojo, del cálido ambiente con olor a sexo.
¡De repente!, aquel tipo retiro su polla de la boca de mi mujer, cogió la nata y roció todo su miembro con ella para después ofrecérselo de nuevo a la puta de mi esposa. Ella le comió toda la polla con sumo gusto, y de qué manera ya que además la nata la encantaba.
- ¡Qué guarra eres puta!, la dije mientras me la meneaba con un gusto indescriptible; ¡tenía ganas de verte así!, ¡vamos…, ahora bájate el tirante del vestido!
Ella obedeció al instante y lentamente, (¡como sabe lo que me gusta!), se fue bajando el tirante derecho mientras seguía chupándole la polla a mi invitado. Después se bajo el tirante izquierdo, su vestido cayó hasta la cintura y sus tetas quedaron libres, al descubierto.
El tipo aquel ya no podía más del gusto que le estaba dando aquella boca a su polla…, así que…, separo su miembro de la boca de mi mujer, deslizo la silla de mi mujer hacia atrás, cogió la nata y se la roció por las tetas a aquella puta en celo, las cuales no tardaron en acabar en su boca…, se las lamio, se las chupo con gusto, ¡menuda comida de tetas!, los pezones se la pusieron de punta desafiando todas las leyes de la gravedad.
- ¡Uhhhh!, ¡qué gusto…, así no pares!; exclamaba aquella golfa en celo, ¡comete mi coño, por favor!, le suplicaba llena de deseo, ¡cómemelo así de bien, como te comes mis tetas!
El la levanto de la silla y la sentó sobre la mesa del salón separando las piernas a mi mujer, la respiración agitada de ella se hacía visible en el movimiento de su pecho, se puso en cuclillas y comenzó a saborear el sexo de mi mujer, el cual, por cierto, estaba depilado y muy mojado.
- ¡Uhhhh!, ¡así…, que bien lo chupas, Ahhh!, exclamaba la muy guarra.
Como estaba muy puesto, me levante y me acerque a ellos, podía ver como aquella lengua se afanaba en dar gusto al coño de mi mujer, como se mezclaban los fluidos de ella con la saliva de él.
De repente…, mi mujer con su mano derecha y aunque estaba con los ojos vendados acertó a cogerme del brazo izquierdo, me apretaba con fuerza tirando de mí hacia ella mientras me decía:
- ¡Es esto lo que querías cabron, pues disfruta porque a mí me encanta!
Con mí mano derecha deje de masturbarme, la agarre del cuello y apretándola con fuerza pasional la dije excitado perdido:
- ¡Ahora todo da igual puta!, ¡sigue disfrutando y confiésame las veces que me has engañado!…, ¡vamos no es la primera vez que te follas a un tío estando conmigo!… ¿verdad?
- ¡Sí…, es cierto!, me confesaba entre jadeos de placer, aquel tipo sabia comerle el coño a mi mujer; ¡me he tirado a más de un tío por culpa de tus estúpidas fantasías, me encanta verte disfrutar cuando me las cuentas y me han tenido obsesionada mucho tiempo…
- ¡Lo sé!… ¡eres una autentica puta!, ¡ahora mi invitado te va a follar sin condón hasta el final golfa!
- ¿Estás seguro?, me decía sorprendida, ¡sabes que no estoy tomando nada!…, ya sab…
No la dio tiempo ni a terminar de hablar, aquel tipo le metió su miembro de un solo golpe en su coño caliente y húmedo.
- ¡Uhhhh!, ¡que polla…, joder!, ¡que gustazo!, ¡vamos follame!, gritaba sin control.
- ¡Así, así!, la decía a mi mujer mientras con mi mano derecha seguía apretándola del cuello, ¡vamos tírate a esta zorra y córrete en su coño! animaba aquel tipo que se la estaba follando con todas sus ganas.
El tío se movía muy bien, los movimientos eran rapidísimos y los combinaba con otros movimientos más lentos y suaves, la verdad es que la estaba dando bien a mi querida, respetada y amada mujer, (risa irónica).
De repente…, paro de follarla, yo retire mi mano del cuello de mi mujer y continúe masturbándome, la bajo de la mesa poniéndola de pies con los brazos estirados apoyándola con las palmas de las manos sobre la superficie de la mesa; se coloco detrás de ella y se la volvió a clavar en el coño a mi mujer, profundamente, agarrándose por encima de sus caderas para de esta manera bombearla con ganas.
Después de un buen rato follándosela a placer, las manos de aquel tipo rápidamente pasaron a agarrar las tetas de mi mujer, las cuales apretaban con fuerza aquellos pechos erectos por el placer, se los sobaba a conciencia.
La escena era perfecta, enriquecida por el cuerpo de mi mujer, con esas piernas increíbles en esos zapatos de tacón negros.
Mi invitado, lleno de autentico placer, con su mano derecha cogió una de las velas del candelabro y desde una altura prudencial ladeo lentamente la vela dejando caer la ardiente cera sobre la espalda de mi querida mujer la cual quedaba solidificada al contactar con su hermosa piel.
- ¡Uhhhh, que sensación!, ¡me gusta!, exclamaba ella llena de gusto.
La escena a la luz de las velas era muy sensual, sus cuerpos brillaban por el sudor que el trabajo del placer les proporcionaba. La polla de mi invitado no podía más, estaba a punto de reventar, se la veía salir y entrar del coño de mi mujer llena de los fluidos de ambos.
- ¡No puedo más!, gritaba mi querida puta fuera de sí, ¡uffff!, ¡me voy a correr hijos de puta!, ¡ME CORROOOO!
Aprovechando la excitación de ella, me apresure y la quite la venda de los ojos, mi mujer giro su cabeza para ver con su mirada de autentica zorra la cara de quien la estaba dando tanto placer:
- ¡Ángel!, exclamo mi mujer llena de placer, mi invitado rápidamente dejo aquella vela en el candelabro y con su mano izquierda rodeo la cintura de mi esposa apretándose contra ella y con su mano derecha agarro del pelo a aquella golfa estirándoselo con fuerza.
- ¡Así es!, la dije con deseo a mi mujer, ¿crees que no me iba a enterar?, ¡se que te lo estas tirando desde hace un par de meses puta!…
Mi mujer gemía con fuerza mientras me miraba con cara de satisfacción; gemía con todas sus ganas, apretaba su coño con fuerza contra esa polla hasta que ella termino por correrse como nunca…; de su coño salía fluido blanco, fruto de la corrida que aquella puta acaba de experimentar, su fluido, su particular corrida.
- ¡Ahhh!, ¡ya no puedo más!, rompió por fin Ángel el silencio que aprisionaba su garganta fruto del pacto que habíamos realizado días antes…, ¡me voy a correr también, exclamaba con todo su deseo…, dicho esto…, Ángel compañero de trabajo de mi mujer y amigo de ambos, saco su polla del coño de mi mujer llena de placer antes de correrse; aquella polla empezaba a convulsionarse llena de gusto y por el agujero de su glande empezó a salir levemente el principio de lo que podría ser una buena corrida, se estaba conteniendo las ganas y a duras penas podía retener el semen…, ¡ya no podía más!..., el poco semen que acaba de salirle se deslizaba por toda su polla.
- ¡Métesela en el coño Ángel!, le ordene, ¡no te cortes!, ¡descarga todo tu semen en su maldito coño!, ¡ella lo desea!…, ¡vamos no me decepciones!, ¿Cuántas veces no te la habrás tirado deseando correrte en su coño sin protección? ¡Aquí tienes la oportunidad!
Mi mujer lo miro con deseo, y el viendo que ya no podía aguantar más, se la volvió a meter en el coño a mi mujer agarrándola con fuerza; comenzó de nuevo a moverse salvajemente y muy rápidamente hasta que lanzo un grito de autentico placer:
- ¡Ahhh!..., ¡Así!.., ¡me corro!…, ¡toma…, hasta la última gota!, gritaba apretando su polla contra aquel coño rojo y ardiente.
Después de haberse vaciado bien dentro de mi mujer, lentamente fue sacando su polla de aquel cálido y encendido coño y tras de sí fue saliendo el blanco y viscoso esperma que fue cayendo libre al suelo del salón.
Yo, como simple espectador, solamente me podía limitar a seguir meneándomela disfrutando de cada detalle que acaba de presenciar, de cómo esa polla se acababa de follar el coño de mi mujer descargando toda su energía dentro de ella, disfrutando de cómo ella disfruto como una autentica zorra.
Sin poder aguantar más…, cogí una de las copas medio llenas de champan que habían sobre la mesa y empecé a correrme dentro de ella:
- ¡Ahhh!, ¡así que gusto!, exclamaba mientras mi semen se precipitaba dentro de la copa mezclándose con aquella bebida… ¡ahora puta…, tomate la copa a nuestra salud, disfrutando de tus mentiras…
Mi mujer tomo la copa en la que acababa de correrme y comenzó a bebérsela…, un cosquilleo de placer recorrió mi cuerpo al ver el movimiento de su garganta tragándose aquella mezcla perfecta.
- ¡Eso es!..., la decía roto por el placer, ¡así…, tómatelo todo!…, ¡trágate tus mentiras!
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