Mentecata
Tal para cual.
Brando
Brando se sentía solo y muy caliente. Desde su divorcio hacia ya bastantes años se había limitado a ir encadenando una sucesión de novias y amantes que venían a durarle una media de uno a tres meses.
Precisamente Valeria, la ultima de la larga cadena, hacía apenas una semana que le había abandonado después de una agria discusión motivada en principio por una trivialidad aparentemente tan poco determinante como era su costumbre de dejarse levantada la tapa del inodoro después de mear, tal y como invariablemente siempre acostumbraba a hacer.
Ciertamente, reflexionó con objetividad, se consideraba un amante atento y considerado, de trato fácil y amena compañía.
Durante el periodo comprendido entre el momento en que conocía a la nueva amante de turno y las semanas o meses que duraba el proceso de enamoramiento y conocimiento mutuo todo iba como la miel, pero una vez decidían compartir piso las cosas poco a poco e invariablemente comenzaban a deteriorarse.
Brando era bastante anárquico y caótico en sus costumbres, desordenado por naturaleza, prestaba poca atención a esos detalles que las mujeres tanto valoran.
El era muy consciente de ello, pero era incapaz de cambiar, iba en contra de su naturaleza.
Soy como soy, pensó. Deben tomarte y aceptarme tal cual.
Esta historia comienza realmente un día que Brando navegando por la red en busca de pornografía con la que aliviar su calentura descubrió una pagina de relatos de dominación. En ellos los protagonistas predominantemente eran mujeres, en su mayoría inteligentes y cultas, y de todas la edades, que por un motivo u otro se sometían gustosas a los designios y humillaciones de severos Amos, y siempre con una sonrisa en los labios y una palabra de agradecimiento por los dones recibidos.
La luz se encendió en su mente cual metafórica bombilla.
Esto es lo que necesito, una esclava que me acepte como soy sin emitir la más mínima queja y a la que pueda moldear y educar a mi gusto.
Sin duda esta es la solución ideal.
Ahora venía la parte difícil: encontrar la candidata ideal.
Vaticinaba que no iba a resultar tarea fácil, la sumisión no es tema del que se pueda hablar cotidiana y abiertamente.
Imagínense la imagen.
Conoces a una chica que te atrae, la invitas a un café y en medio de la conversación le sueltas: Verás estoy buscando una sumisa a la que humillar y domar a placer ¿Estas interesada?
Por supuesto en menos que canta un gallo, te encuentras solo en la mesa del bar, y con suerte no te habrá abofeteado o insultado.
No, los cauces para encontrar a la sumisa debían ser menos directos y mucho mas discretos.
Empezó a frecuentar chats especializados en la materia y a consultar paginas de contactos, pero por una razón u otra no encontraba la mujer que se ciñera a lo que estaba buscando.
Porque una cosa si tenía muy clara. La elegida debía estar muy predispuesta a tal experiencia pero debía ser totalmente virgen e inexperta en la materia.
Le daba igual su estado civil, pero después de leer y meditar sobre la cuestión, llegó a la conclusión de que la candidata debía tener una edad comprendida entre los veintimuchos y treinta y pocos años. Edad a su juicio perfecta por su máximo esplendor como mujer y una madurez que augurara las ideas claras y un claro compromiso con la empresa en que se había embarcado, tal vez de forma un tanto precipitada. Pero estaba decidido a culminarla de una manera u otra.
La solución llegó, como suele pasar en la mayoría de casos imposibles, por casualidad.
Después de leer un relato que le había impactado especialmente, titulado "Casada con mi destino" y que trataba de una mujer que después de casarse se convertía paulatinamente en la perra faldera de su marido que la trataba como si de una verdadera perra se tratara, por mera curiosidad se dedicó a leer los cometarios que del relato hacían varios lectores.
Uno de ellos estaba firmado por una tal Mentecata y decía así :
"Delicioso relato que ha hecho renacer de nuevo mi mas recurrente fantasía.
Ojala pudiera encontrar un Amo que me tratara y me redujera al estado de la protagonista. Un húmedo y agradecido beso al autor."
Ni corto ni perezoso y decidido a saber mas de la misteriosa y supuestamente predispuesta Mentecata. Pinchó en su perfil y comprobó con placer que residía en una ciudad no demasiado lejana y que según decía el papel tenía 32 años, la edad ideal según sus planes.
Inmediatamente y sin pensárselo dos veces le envió un e-mail explicándole como había sabido de ella y de sus inclinaciones , que coincidía en que el relato era delicioso y sin mas le proponía convertirse en ese Amo que ella parecía anhelar y en el que él deseaba convertirse.
Cumplimentó el mensaje dándole algunos datos de él y de su entorno, y haciendo una mera descripción física de si mismo. Altura y complexión mediana, 40 años bien llevados, y daba detalles exactos de su personalidad, haciendo hincapié en sus virtudes así como en sus defectos. No quería engañarla lo mas mínimo ni que se llevara una decepción cuando se conocieran.
Una vez enviado no pudo evitar sentir un pequeño escalofrío de excitación. Con suerte había encontrado a la mujer perfecta que llevaba buscando.
¿Tendría su mensaje una respuesta o la tal Mentecata solamente se trataría de una fantasiosa sin mas intención que soñar despierta?
Maribel
Esa noche, como la mayoría de ellas, Maribel Carrerza se sentía agotada y terriblemente estresada después del frenético día de trabajo en la empresa de servicios farmacéuticos que codirigía.
A sus 32 años sentía que había llegado al cenit de sus expectativas laborales.
Había triunfado y se sentía muy satisfecha y plena por ello.
Gestionaba con éxito la pequeña empresa que había levantado con la colaboración de, Fabián, su compañero de estudios desde la facultad, ocasional amante, y pese a ello, uno de sus mejores amigos.
Sin embargo, no se sentía feliz.
Todo el éxito que cosechaba en su profesión contrastaba estrepitosamente con su desastrosa vida privada.
Después de innumerables novios y amoríos, que indefectiblemente terminaban en ruptura, ya había perdido la esperanza de encontrar a ese hombre que la llenara de forma plena como ella deseaba.
Era consciente que el problema residía en ella, pues pese a no saber exactamente lo que iba buscando en un hombre, todos aquellos a quienes trataba de una forma mas o menos íntimamente terminaban por defraudarla y aburrirla.
Después de una cena rápida y frugal y un relajante baño caliente se encontraba cómodamente embutida en su bata preferida y sentada en su confortable despacho frente a la pantalla del ordenador portátil para consultar su correo diario y relajarse leyendo algún relato erótico antes de irse a la cama.
Después de visitar la dirección de su correo oficial y comprobar que no había ningún correo de interés, decidió consultar la dirección que había abierto con fines mas lúdicos y morbosos y que llevaba el sugerente nombre de
mentecataslut@yahoo.es
, con la que se había aficionado a intercambiar excitantes y morbosos correos eróticos con todo tipo de personas y con el que frecuentemente terminaba masturbándose leyendo las prohibidas fantasías y sueños perversos de sus interlocutores.
Esta vez, aparte de los acostumbrados correos de sus conocidos y amigas había uno que resaltaba por el desconocimiento absoluto de su remitente, un tal Brando y cuya dirección era
bluelapizul@yahoo.es
, pero mas que nada por el enigmático encabezamiento de su mensaje: "Una propuesta arriesgada".
Sintiendo el conocido sentimiento de excitación que experimentaba cuando algún relato o situación le perturbaba especialmente, normalmente sobre sumisión su género favorito, Maribel abrió apresuradamente dicho correo.
"Mi apasionada y caliente Mentecata "
Uuuuhmmmm, aquel principio auguraba un caliente y sin duda excitante mensaje.
Maribel detuvo su lectora el tiempo justo para desatarse el cordón de la bata que ceñía su cintura y se la abrió completamente dejando sus bien colmadas tetas y su peludo y atractivo coño que ya sentía los primeros síntomas de humedad, bien accesibles a sus manos, vaticinando una inminente y satisfactoria sesión masturbatoria.
Cuando estuvo de nuevo preparada y bien cómoda prosiguió con la lectura del prometedor correo.
" No me conoces, pero si eres tal cual espero e imagino, eso cambiara en muy poco tiempo "
Maribel prosiguió con el incitante y subyugador mensaje, que a medida que iba leyendo, cada vez mas rápido y vorazmente, iba excitándola mas y mas hasta el punto que una vez leída la ultima palabra escrita ésta coincidió con un estruendoso y purificador orgasmo.
Había estado tan concentrada y ensimismada en su lectura que ni se había dado cuenta cuando su mano bajó ágil y velozmente a su entrepierna y se había metido varios dedos en el fondo de su húmeda y ansiosa gruta.
Dedos que ahora se encontrabas completamente pegajosos y recubiertos de líquido vaginal.
Se concedió varios minutos para recobrar el aliento y organizar sus ideas, y sin pensárselo demasiado comenzó a teclear frenéticamente sobre el teclado de su ordenador.
" Mi enigmático y futuro Amo, estaré encantada y deseosa de ponerme a su servicio y procurarle con todo mi ser el placer que sin duda uste . "
La primera sesion
Brando se sentía especialmente contento y excitado mientras conducía su automóvil por la carretera que enlazaba su casa de recreo con la ciudad.
Calculó que aun tardaría unos veinte minutos en llegar a la estación de autobuses donde esperaba recoger a su flamante y todavía casi desconocida esclava.
Mientras ponía un CD de su música favorita, no pudo ni quiso evitar que su mente rememorara los últimos acontecimientos acaecidos hace pocas semanas.
Una sonrisa de satisfacción apareció en su boca cuando evocó el placer que sintió al abrir el mensaje de contestación de Mentecata, que había recibido apenas al día siguiente del suyo.
Eso era muy buena señal, se dijo, la chica parece que tiene interés y es educada.
Conforme fue avanzando en su lectura fue hinchándose mas y mas de satisfacción y su polla se puso dura como una roca.
Mentecata, cuyo nombre era Maribel según confesaba, se sentía encantada con su correo y le agradecía su propuesta, que era aceptada sin ningún reparo e incondicionalmente.
Asimismo declaraba encontrarse ansiosa por ponerse a su servicio y esperaba con ansiedad sus normas y primeras instrucciones.
Todo ello redactado con un impecable estilo, muestra de su indudable educación y cultura, pero sobre todo, y lo que mas le conmovió, fue el sumiso y servil tono con que había sido redactado.
Por si había alguna duda de su sincero interés, Mentecata, (Brando ya había decidido que aquel sería su nombre de esclava), le enviaba una fotografía suya donde podía apreciarse sin ningún esfuerzo su sensual y atractivo rostro, detalle que encantó a nuestro héroe, pues ciertamente, aquel sencillo y espontáneo gesto denotaba su capacidad de entrega y su genuino entusiasmo.
Aquel fue el primero de una serie de mensajes que solían intercambiarse diariamente y donde poco a poco fueron conectando y compartiendo su mismo entusiasmo por la D/s, y donde además se dieron cuenta que al margen de ello coincidían en no pocos puntos de vista sobre la vida en general.
Así que después varias semanas de relación cibernética Brando decidió y Mentecata estuvo de acuerdo en que ya era llegado el momento de que se conocieran en persona e iniciaran su andadura de forma mas real y concreta, tal y como ambos fantaseaban desde largo tiempo.
Y ahora al fin había llegado el momento. Llevaba apenas cinco minutos en el andén cuando vio aparecer el autobús que esperaba transportara a su propiedad. El autobús llegaba a su hora exacta y Brando se congratuló de su previsión de haber llegado unos minutos antes. Ya que no quería dar mala impresión en su primer encuentro con la mujer que se había tomado la molestia de viajar tan largo trayecto para ponerse a su servicio. Que menos que estar esperándola para darle la bienvenida que se merecía.
Apenas dio unos pasos al salir del autobús cuando Maribel empezó a mirar hacia todos lados tratando de identificar a su Señor con un semblante entre inquieto, excitado, y algo temeroso. Se sentía algo mareada a causa del largo trayecto sentada en el cómodo pero traqueteante vehiculo, no obstante habían sido mas de tres horas de trayecto durante los cuales había tenido tiempo de arrepentirse una y mil veces de su decisión.
No era exactamente arrepentimiento, pues aquella aventura en la que se había embarcado era una fantasía largamente acariciada, y estaba plenamente decidida y convencida de llevarla a cabo, pero ahora ante su inminente desenlace sentía el temor, la incertidumbre, y el nerviosismo lógicos.
Afortunadamente no tuvo demasiado tiempo para seguir con tales agobiantes sensaciones, pues vio con alivio no exento de excitación a un hombre vestido elegante pero informalmente que se dirigía hacia ella con paso seguro y semblante resuelto.
Brando no había tenido la mas mínima dificultad para reconocerla, de hecho la habría reconocido entre una multitud y ese no era el caso.
Ella vestía exactamente tal y como él le había ordenado: Un sencillo trajecito primaveral de color negro de una sola pieza, muy ajustado y escotado, y con la falda muy corta por encima de las rodillas. Asimismo podía apreciarse que no llevaba sujetador pues sus considerables tetas se movían con exagerada vibración desafiando la ley de la gravedad y era fácil imaginar sus erectos pezones, pues se marcaban perfectamente bajo el liviano tejido. Completaba su atuendo con unos zapatos negros de tacón alto y completamente abiertos, tipo sandalia, que ceñían sus tobillos por una finísima tirilla de cuero, y un pequeño bolso a juego que sin duda solo transportaba su documentación y unos pocos útiles de aseo, pues su tamaño no daba para mas.
Un poco de carmín rojo intenso y una pizca de sombra de ojos completaba la imagen, aparte de llevar el pelo recogido en una pequeña cola de caballo que dejaba su cuello completamente desnudo y obscenamente insinuante a la vista de cualquier peatón.
Sin duda estaba radiante e irresistiblemente atractiva, pues su semblante de nerviosismo y desvalidez acrecentaban increíble y morbosamente su belleza natural.
No mas Brando estuvo frente a ella, le dio un corto pero apasionado beso en los labios y le dijo con voz segura y aparentemente tranquila:
-Hola, soy Brando No. No digas una sola palabra, cuando quiera que lo hagas ya te lo haré saber.
Y con aire seguro y decidido le pasó un brazo por encima de los hombros guiándola hacia la salida, en un ademán entre protector y posesivo, como diciéndole al mundo: esta mujer es mía y de nadie mas, podéis admirarla en la distancia, pero solo eso.
No bien hubieron dado unos pocos pasos cuando Maribel sintió el primer pinchazo en el bajo vientre.
-Mierda ! No, no, Ahora no Pensó para si misma.
De pronto sentía una imperiosa necesidad de orinar, la combinación por la excitación de la situación y la errónea decisión de no hacerlo cuando el autobús había hecho una única y corta parada, habían provocado que Maribel no pudiera contenerse.
Así que venciendo su temor y sabiendo que a su señor no le haría ninguna gracia que apenas a los pocos instantes de verse le desobedeciera en su primera orden, con su mas servil y sumiso tono le suplicó:
-Lo siento Amo, perdóneme, pero le suplicaría que me permitiera ir al lavabo. Me estoy meando y no se cuanto tiempo podré aguantarme.
Brando interrumpió su andar y se quedo mirándola fijamente a los ojos con semblante serio y ligeramente irritado, y le hablo con un tono calmado y sosegado que contrastaba con la dureza de sus palabras.
-Vaya, pensaba que a estas alturas ya estarías mejor educada y adiestrada pero ahora veo que te queda un largo camino por delante que recorrer, si es quieres llegara a ser una buena, correcta, y eficiente sumisa. Pero este es tan buen momento como otro para iniciar y corregir tus modales.
-Que te quede clara una cosa, porque no me gusta repetir las cosas dos veces: Harás exactamente lo que yo de diga y cuando te lo ordene. Mearas cuando yo te lo permita, comerás cuando así te lo ofrezca e incluso no te correrás ni sentirás placer si yo no te lo he hecho saber con anterioridad. ¿ Entendido, perra ?
-Asi que si te meas te aguantas, y ni se te ocurra hacértelo encima. Ya mearás cuando lleguemos a casa, pero no te preocupes, apenas será cosa de media hora.
-No me dirás que no vas a poder contenerte un poquito mas, ¿verdad? dijo esto ultimo con un cruel y cínico tono de regodeo como si disfrutara con el malestar de su recién adoptada esclava.
No bien se hubieron acomodado en el coche de Brando, Maribel cruzó y apretó la piernas en un vano esfuerzo por aliviar su necesidad de contener la vejiga.
Pero Brando que se había percatado rápidamente de tal gesto y de su intención, con la mano que el volante le dejaba libre le propinó una seca y sonora palmada en la parte externa del muslo al mismo tiempo que ordenaba secamente.
-Ni hablar de eso, perrita. ¿ Acaso no sabes como debe sentarse correctamente una miserable esclava ?.
-Estas empezando a acabar con mi paciencia.
-¡ Abre tus cochinas piernas inmediatamente! Y ni se te ocurra cerrarlas.
-Y súbete el vestido hasta la cintura. ¡Rápido!.
Sorprendida por la dureza y decisión de tales palabras y sin casi tiempo para reflexionar, Maribel levanto su culo lo justo para de un rápido movimiento subirse el vestido tal y como se le había ordenado, y en un santiamén estaba mostrando su depilado coño en todo su esplendor y con las piernas lo mas abiertas que le permitía el estrecho habitáculo.
Toda la operación no había durado mas que un segundo.
-Así me gusta, Mentecata, por lo menos veo que eres obediente y tienes ganas de agradarme. Quizás eso haga que te perdone el castigo que tenía decidido imponerte por tu mala educación.
El trayecto continuó sin mas incidentes y en completo silencio por parte de ambos.
Brando conducía con aire aparentemente ausente y daba la sensación que se había desentendido del todo de ella, como si estuviera solo en el coche.
La ignoraba completamente y solo de vez en cuando, con la mano que tenia libre y con la que anteriormente la había azotado, le acariciaba impúdicamente y con seguridad las partes mas internas de su coño, metiéndole uno o varios dedos para acto seguido comprobar el nivel de humedad y su grado de temperatura, y asimismo llevárselos a la nariz y a la boca, testeando el aroma y el sabor de su nueva perra.
Naturalmente estos actos excitaban notablemente a Maribel que, aunque se mantenía en un religioso silencio y reprimía sus gemidos como mejor podía, sin embargo no alcanzaba a contener el gesto de placer que mostraba su rostro y que aparentemente complacía a su señor, pues nada dijo en una dirección u otra.
Pero en su severo rostro se apreciaba un complacido gesto de satisfacción.
Al fin después de unos 30 minutos tal y como había vaticinado Brando, el coche se detuvo en las cercanías de una casa rural, ni demasiado grande ni demasiado pequeña, que se encontraba bastante alejada y semioculta del resto del pequeño poblado de casas.
Maribel, sin moverse de la misma posición en que se encontraba, ya que no se le había dado ninguna orden al respecto, se quedó mirando a su Amo en una muda suplica.
-Si, ya se que estas deseando mear, perrita. Está bien ahora vas a poder hacerlo, pero antes, quítate el vestido y los zapatos. Quiero verte completamente desnuda.
Una vez fue de nuevo rápidamente obedecido Brando salió del coche, y desde el exterior le indico a su esclava que también lo hiciera.
Inmediatamente la fresca brisa primaveral golpeó de improviso en el desnudo y desvalido cuerpo de Maribel provocándole un estremecimiento que no pasó inadvertido para su Amo.
-¿tienes frío, perra?, ya se que en la montaña el tiempo es un poco inclemente pero ya te acostumbraras.
- De rodillas, a cuatro patas ¡ Ya !.
Sorprendida por tal orden ya que Maribel pensaba que se le iba a permitir al fin aliviar su sufrimiento, se demoró un poco mas de lo debido y se quedó mirando a su Amo en una muda pregunta expresando su perplejidad.
-No te alarmes, mentecata, no he cambiado de opinión, voy a permitirte que mees por fin, pero no pensarías que ibas a hacerlo en un lavabo como una persona ¿verdad?.
-Ahora eres una perra. Mi perra. Y seguro que alguna vez has visto a algún chucho cuando realiza sus necesidades ¿no?. Bueno, si no es así yo te enseñare la forma correcta de hacerlo.
-Solamente tienes que ponerte a cuatro patas y levantar todo lo mas que puedas tu pata derecha para no salpicarte demasiado, ja ja ja ja.
Desde luego se apreciaba fácilmente que Brando estaba disfrutando a tope con el sufrimiento y la necesidad de alivio de su pupila.
Maribel por su parte, efectivamente sabía muy bien a lo que se refería su Amo, no obstante en su niñez y adolescencia, en casa habían tenido un pequeño perro y ella con frecuencia era la encargada de sacarlo a pasear.
Así que dándose toda la prisa que pudo adoptó rápidamente la humillante postura a cuatro patas e hizo varios intentos por levantar la pierna sin perder el equilibrio.
No fue tarea fácil, pero al cuarto intento consiguió mantenerse precariamente en la posición requerida e inmediatamente un fluido y potente choro de orines empezó a surgir de su aliviado bajo vientre, golpeando el duro suelo de baldosas de hormigón que cubría la superficie de la entrada a la casa. y salpicando indefectiblemente tanto su brazo derecho como la pierna izquierda de la sumisa, mientras su Amo miraba toda la escena, muy interesado y con atenta mirada decidido a no perderse ni un detalle.
Maribel se sentía sucia y completamente denigrada pero eso en aquellos momentos era lo que menos le importaba, se sentía feliz y aliviada por haber podido deshacerse del incipiente malestar que la había dominado hacía apenas unos minutos. Y pese a la tremenda vejación recibida no podía negarse a si misma aunque le fastidiara, que estaba disfrutando realmente como la mas pervertida de las zorras con todas y cada una de las humillaciones que desde que había bajado del autobús no hacia apenas ni una hora estaba experimentando a manos de su experto y mas que capaz dueño.
Una vez terminó de aliviarse bajó por fin la pierna de tan incomoda y antinatural posición y se quedo parada y muy relajada justo encima del mismo charco de orines que ella misma había producido.
Era una sensación rara, la fría brisa dándole en todo el cuerpo, y la sensación de caliente y pestilente humedad que surgía del áspero suelo, provocando en ella un sentimiento de entrega y vulnerabilidad tales que su coño no dejaba de rezumar jugos imparablemente, esta vez de otra naturaleza.
Al fin Brando con un austero gesto como preservando sus energías para otros menesteres le indicó que siguiera sus pasos, y ella con la cabeza gacha y abatida en actitud servil comenzó a gatear lo mejor y mas rápido que pudo detrás de los pasos de su Amo, rumbo a la que iba a ser su morada durante aquel y largo fin de semana que se avecinaba, y que sin duda prometía ser rico en excitantes, morbosas y denigrantes experiencias para ella.
Nota del autor:
Este es el primer relato que escribo en tercera persona ya que todos los anteriores están relatados desde el punto de vista de la sumisa.
Esta vez he querido mostrar, no se si con éxito, eso lo deben decidir ustedes, tanto el punto de vista de ésta como el del Amo.
Asimismo imagino que les interesara saber que el relato es completamente ficticio y fruto de mi imaginación aunque siempre trato de intercalar algún dato o situación real con el fin de hacerlo mas morboso y excitante.
Espero y deseo que tenga al menos similar acogida que el resto de mis relatos, si es así, seguramente en breve me pondré a escribir una continuación.
Agradeceré como siempre sus críticas y comentarios.
Gracias.