Mente y cuerpo (2)

maria sigue aprendiendo, obedeciendo y siendo usada por su Amo

MENTE Y CUERPO(II)

Levanta pequeña zorra—oyó Maria mientras recibía un azote en el culo.

Cuando miró su Amo ya no estaba en la cama a su lado. Seguramente se habría levantado antes. Ahora empezaba su adiestramiento como sumisa. El día anterior había rellenado los cuestionarios sobre sus limites etc.

Abrió los ojos y vió a una mujer madura vestida con un traje de cuero. Arriba los dos pechos libres pero con un par de tachuelas plateadas tapando los pezones y abajo una minúscula braguita de vinilo negro. La conocía de algo y no se acordaba de qué. Pensó por un instante y recordó. Era la propietaria de la peluquería a la que ella solía acudir. La mujer casi nunca estaba ya que tenía un par de chicas y una encargada.

Iban a ser unas vacaciones de Navidad un tanto especiales. Para sus padres ella iba a ir a pasarlas con una amiga al pueblo de ésta y no volvería hasta la víspera de Reyes. Hoy era el día de Nochebuena. La mujer la hizo levantarse pero no la dejó vestirse sino que la hizo que la siguiera y la condujo a un baño con una bañera redonda llena de espuma. La indicó que primero hiciera sus necesidades y luego se bañara. Se lavara bien todo su cuerpo y cuando terminase pulsase el botón y se quedara esperando.

Ella primero hizo sus necesidades y se metió en la bañera. Cogió la esponja, la llenó de gel y fue frotando su pequeño pero cuidado cuerpo. Primero el cuello, luego sus omoplatos y los pechos. Bajó a su ombligo. Siguió en sus muslos por delante y por detrás. Subió a su culo, frotó bien las dos nalgas. Llenó de jabón concienzudamente su sexo. Hizo lo mismo con las rodillas y descendió hasta llegar a los pies. Vió que la espalda no llegaba. Pero en un lado había un cepillo de mango largo. Lo agarró y cepilló su espalda con energía. Cuando elevó la cabeza para mirarse en el espejo vió como había una cámara con lo que interpretó estaría siendo grabada.

Terminó, se aclaró y pulsó el botón. Vino la mujer que la había acompañado y la hizo salir. Colocarse con las manos en la nuca, las piernas abiertas y la exploró quedando satisfecha. Ahora la indicó viene una limpieza más intima. Tocó el mismo botón y un chico y una chica entraron con unos instrumentos que ella nunca había visto. Vaciaron la bañera. Primero la hicieron sentarse fuera con las piernas abiertas. A la chica la conocía, era una de las empleadas de la peluquería. La chica llenó de espuma de crema depilatoria su coño.

Mientras esperaron se dedicaron a sobarla los pechos y a meterla mano como el que valora el ganado en una feria. La mujer madura siempre presente. Pasaron unos minutos y con una espátula la chica pasó por su pubis y ayudándose con una maquinilla retiró todo el vello sobrante. Exploró la zona anal asegurándose de que no quedaba ningún rastro.

Ahora la hicieron meterse en la bañera y ponerse a cuatro patas con el culo bien en pompa. Vió como llenaban una bolsa transparente que tenía una cánula en uno de los extremos con agua caliente. Pusieron la cánula en su vulva y vertieron todo el agua. Antes la aseguraron que como dejara caer una gota sin avisárselo la azotaina sería histórica. Por la postura que tenía, con la cara casi contra el piso de la bañera no le era difícil contenerse. Luego volvieron a llenar la bolsa y ésta vez vertieron todo por su ano en sus intestinos. La pusieron una especie de tapón y dejando que dejase derramar lo de su coño. La ayudaron a salir del baño y a sentarse en el wc. Allí echó todo el agua, etc. Luego la volvieron a meter en la bañera y repitieron la operación otra vez más. Seguidamente la limpiaron, la secaron y peinaron recogiendo el cabello en un moño.

La mujer madura la puso un collar de perra y atándola una correa a la argolla que llevaba delante la condujo al comedor. Allí estaba su Amo. Su corazón se desbocó y una pequeña gota viajó por sus labios vaginales haciéndola ver que lo que sentía por aquel hombre era algo muy complejo. Delante de El abrió sus piernas y se dejó explorar. El la palpó, pellizcó sus pezones y besó su boca. Ella no sabía que hacer si responder con un fogoso beso o dejarse hacer.

Zorra, es tu Amo y tu su puta así que bésale con pasión— le recordó su maestra.

Luego la puso un bol en el suelo a los pies de él Y echó leche . Ella como pudo bebió del bol. La maestra la indicó una mesa apartada de la principal donde dos sumisos y una sumisa desayunaban con tranquilidad, en silencio pero con libertad y la contó que si hoy se portaba bien ella pasaría a estar así.

Recuerda, durante el adiestramiento y a cualquiera que sea Amo o Ama y que te tropieces en esta casa y que te quiera usar podrá hacerlo bajo las condiciones que pactastes con tu Amo.

Fue conducida a otra habitación y vió como en una pared había una sucesión de fustas, de cañas, de paletas, de látigos de diversos tamaños y colas. Fue conducida a una cruz y atada. Primero de frente. Una sumisa cogió una de las fustas.

Te azotará la sumisa pero no tengas miedo ni creas que será blanda. Será justa, ella sabe que si se pasa de dura será castigada y si lo hace de blanda su Amo la castigará con otro castigo que también odia.

Con la fusta fue azotando con suavidad los pezones que se fueron endureciendo. Luego el sexo. Fue cambiando de fustas, de cañas y de látigos para luego ponerla de espaldas. Allí los azotes fueron aumentando en rapidez y a veces en intensidad pero sin pasarse. Cada cierto tiempo la ponían un espejo para que viera como el color no pasaba de ser un rosa chicle.

Fue trasladada a un cepo. Las rodillas sobre una superficie de madera. Las manos atadas al frente a los lados dela cabeza.. Ahora la colección de palas iba a comenzar a actuar. El escozor subía. El Amo estaba sentado a su lado, fumaba un puro y echaba la ceniza en sus nalgas. Hizo que trajeran hielo y frotó con el mismo sus nalgas. El contraste del frio y el calor del escozor le provocó más sufrimiento pero el placer de la humillación y la excitación de sentirse expuesta era máximo. Ahora su Amo se levantó y la poseyó.

De una sola estocada la penetró. Su pubis tocaba las nalgas ardiendo de la chica y el placer se mezclaba con el dolor y cada vez eran mas fuertes las dos sensaciones. La descabalgó y cogió dos pinzas pequeñas con las que pinzó su coño. Estaban unidas a una pequeña batería y una de las sumisas accionaba de vez en cuando un interruptor que la daba pequeñas corrientes. Entonces vió como su Maestra se acercaba con un arnés puesto y la penetraba el ano lentamente pero con firmeza. La estaba follando con embestidas cortas pero firmes. Luego se lo sacó e introdujo un pequeño cilindro similar a un vibrador que fue inflando hasta que sintió que Maria estaba completamente abierta. Hizo lo mismo en la vagina. Tenía los dos agujeros completamente dilatados y abiertos. Ahora la quitó todo. Un sumiso se acercó con un recipiente lleno de hielo y le fue aplicado parte en ano y en coño para luego aplicar una crema en sus nalgas que la hizo sentir bastante frio en la zona.

La Maestra volvió a ponerla el collar y la condujo pero esta vez a los sótanos. Llegaron y vió unas celdas. Nunca se había imaginado algo así. Eran celdas pero similares a las de la Edad Media. Allí la metieron atando en lugar de sus manos su tobillo a una cadena que colgaba de una argolla de la pared. No había wc. Solo un agujero en una esquina. Apagaron la luz sin antes decirla la Maestra.

Descansa, te has portado bien ésta mañana. Esta noche será especial para ti.

Este relato es imaginario pero si queréis podéis escribirme sobre todo mujeres a:

Picante100@gmail.com