Memorias de un reencarnado

Un hombre en su lecho de muerte piensa en la vida anodina que ha vivido y que hubiese deseado fuese de otra manera, llena de mujeres y triunfos en su vida social y laboral. De alguna manera su deseo se cumple, aunque al final deberá decidir que vida le ha gustado más.

1.

Mi vida se acababa, lo presentía. Tumbado en esa cama de un hospital, oía de fondo como la puñetera maquinita controlaba mis constantes con el anodino bip…bip…bip. Sabía que en la habitación había gente, pero esa espesa neblina en mis ojos, la pesadez de párpados y el embotamiento de mi cabeza debido a la medicación para aliviar el dolor, no me dejaba averiguar quiénes eran. Noté que alguien me tomaba la mano… ese tacto, ese cariño me era muy familiar no podía ser otro que la de mi amada mujer. Ya me podía morir tranquilo, ella estaba a mi lado y sé que nada malo me pasaría.

Llegado un punto me puse a pensar en mi vida, la vida que había llevado y llegué a una conclusión devastadora y esa no fue otra que saber que nunca fui feliz con esa vida que me había tocado vivir.

En gran parte fue por mi falta de carácter, por mi apariencia, por mi poca determinación y por ser un quiero…y no puedo. Mi niñez se vio muy marcada por la sobreprotección de mi madre y los abusos de mis compañeros de colegio que me tomaron como el bufón y solo hacía que recibir bromas y palizas. Raro era el día que no llegaba a mi casa llorando a mi madre que en su eterno amor me consolaba dándome palabras de ánimo.

Mi adolescencia no fue mejor. Un joven alto y que pesaba 48 kilos, os dará una ligera idea de mi apariencia. Todo era huesos piel, cabezón, orejas y nariz. Se que mi sexo debía de desarrollarse más, pero lo que veía no presagiaba nada bueno. Yo era invisible para las chicas y salvo alguna que hablaba conmigo, caso excepcional, el resto ni me miraban.

Mi juventud me confirmó lo que yo sabía anticipadamente. Seguía siendo un bufón, el puto patito feo. A todo lo dicho anteriormente había que añadir que mi dentadura estaba en muy mal estado y cuando sonreía, notaba las caras de desagrado al ver mis dientes. Un trauma con un odontólogo que me trató muy, muy mal hizo que tuviese un miedo visceral a sentarme en el sillón de un dentista. Todo esto unido a que sabía que mi pene era pequeño, en comparación con otros que había visto, crearon en mí una falta de autoconfianza enorme. No me quería a mí mismo. En esa época sufrí muchas burlas, sobre todo de chicas, que no dudaban en demostrar su incomodidad al estar a mi lado.

Siempre deseé, aunque solo fuese por un día, ser el centro de atención, el que las chicas me mirasen suspirando, cuchicheando entre ellas, mientras me miraban con ojos de deseo. Ser el típico macho alfa, con amigos que no dudaban en invitarme a una cerveza según entraba en algún sitio y poder escoger a que tía me follaba teniendo una polla de 20 cm.

Sueños, solo eran sueños. Llegando a mi edad adulta, ya tenía un buen trabajo, coche y una cuenta corriente jugosa. Cambie mis hábitos, empecé a coger peso, cambié mi manera de vestir, mi corte de pelo y me arreglé la boca.

Conocí a una chica y parece ser que todos esos cambios obraron el milagro y empezamos a salir. Ella creo que era demasiado joven, 18 años frente a mis 25. No trabajaba, solo estudiaba y no tenía proyecto de futuro, no sabía si seguir estudiando o ponerse a trabajar. Ella fue mi primer amor, la persona con la que perdí mi virginidad y la primera que me destrozó el corazón. No dudó en dejarme abandonado como un perro, yéndose detrás de un tío que la puteaba y por el que teníamos broncas casi a diario por negarse a dejar de verle. Me pregunto, cuantas veces se lo habría follado estando conmigo, ya que salvo la pasión inicial, pocas veces hacíamos el amor aduciendo ella que conmigo no sentía nada. Mis fantasmas sobre la pequeñez de mi polla volvían a mi cabeza.

Aunque lo pasé mal, no deje de salir y divertirme. Empecé a conocer a mucha gente y un fatídico día un amigo y yo nos ligamos a dos tías que estaban muy buenas y nos la llevamos a su piso. No sé por qué motivo, bueno, si lo sé, terminamos en la habitación donde mi colega se follaba a su pareja. La chica que estaba conmigo y que todavía no me había follado, se relamió al ver el pollón que calzaba mi amigo. Aunque iba empalmado ella me miró con indiferencia y se subió a la cama donde ese pollón la folló hasta que se corrió.

No me dejaron participar. Me humillaron entre las dos chicas aduciendo el tamaño ínfimo de mi polla en comparación con la de mi amigo. Lo que más me molestó es que el que se supone que era mi colega no me defendió ni mandó a la mierda a esas zorras. Al día siguiente todas las miradas sarcásticas de la gente que conocía me anunciaban que todos conocían la historia y mi tamaño, con lo que antes de aguantar sus bromas tanto de chicos como de chicas dejé de salir con ellos, quedándome solo.

Quise probar con una puta. Nunca lo había hecho y fue decepcionante. La chica tenía un cuerpo precioso pero era muy borde. Me costó correrme una barbaridad, entre el preservativo y que cada dos minutos cambiaba de postura no alcanzaba el orgasmo y ella me pedía que me corriera que se había pasado el tiempo. Al final y de muy mala gana, me quitó el preservativo y me masturbó hasta que conseguí alcanzar mi orgasmo. Creo que ese fue el peor día de toda mi vida y luego su comentario que escuché perfectamente en otra habitación donde había alguien, «Joder que tío más patético, no se corría y estaba deseando que terminase».

Al final conocí a la que fue mi mujer. No era un bellezón increíble y no tenía ese cuerpo que yo ansiaba poseer, pero lo suplía con otras cualidades. En la cama no es que fuese una bomba, todo muy tradicional y sin salirse del guion, pero éramos muy afines y terminamos ante el altar.

Confieso que mi mujer era tan apática como yo, incapaz de decidir por ella misma y muy dependiente siempre de mí. Sinceramente creo que eso fue lo que nos mantuvo unidos todos los años que estuvimos casados. Una mujer que huía de los confrontamientos, con lo que nuestras broncas se contaban con los dedos de una mano, en definitiva, una mujer que viendo como era su carácter y el mío no dudó en juntar su vida con la mía. Estoy seguro que si hubiese sido de otra forma de ser, quizás si se hubiese casado conmigo, pero se hubiese divorciado al estar con un perdedor como yo y darse cuenta que había mejores oportunidades.

Se acercaba mi hora, si, lo notaba, notaba como mi vida, esa vida que me tocó vivir y con la que nunca fui feliz se iba. Por fin me abandonaba, solo esperaba que si había algo después de la muerte fuese algo mejor que lo que me tocó vivir.

2.

Creo que la mayoría de las personas han oído hablar o han leído sobre lo que ocurre después de que tu corazón deja de latir. Algunas dicen que es como si tu espíritu saliese de tu cuerpo y te ves a ti mismo postrado. Pero lo que más se dice es que se ve una luz brillante al final de un oscuro túnel, una luz a la que te diriges sin dudar como si fuese el final de tu camino.

Yo, ni una cosa ni otra. Si es cierto que escuche a la puñetera maquinita de soporte vital, pitar como loca mientras notaba como la mano de mi esposa apretaba la mía y rompía a llorar. Escuché eso pero se fue apagando hasta que dejé de oír todo y se hizo el más absoluto silencio en mi entorno y todo estaba muy oscuro.

¿Cuánto tiempo pasaría hasta que tomé consciencia nuevamente de mí mismo? Ni lo sé. No sé si pasaron dos minutos, dos días, dos meses, años o siglos, solo se, que de repente esa oscuridad se convirtió en luz y sin entender nada me encontré consciente, pero ¿Dónde?

No me costó mucho el tomar conciencia de quien era en ese momento. Era un bebé, no sabía si chico o chica, pero si era consciente del tamaño que tenía y que no era capaz de hablar ni de ponerme de pie sin ayuda. Estaba en una especie de parque de juegos, muy mullido y con juguetes y frente a mí una joven guapísima de entre 18 o 20 años, que veía la televisión mientras no me quitaba los ojos de encima.

—¿Que pasa Tomy?, ¿por qué me miras tanto?, ¿hay que cambiarte el pañal? —Dijo esa preciosidad.

Vaya, así que me llamaba Tomy, ¿Quizás me llamase Tomás? Me daba igual, solo necesitaba saber cómo era mi aspecto y sobre todo que esa preciosidad me cogiese en brazos y me quitase la incomodidad del pañal.

Vino hacia donde estaba y pude ver su increíble figura. Piernas largas, tetas de buen tamaño y una vestimenta de lo más sexi. Camiseta de tirantes y pantalones muy, muy cortitos. No pude ver mucho más, pero sí que noté sus tetas cuando me tuvo en brazos y me llevaba hacia el cambiador. Vi su cara de cerca. Ojos claros, cara redondita y perfecta, labios carnosos y una naricilla pequeñita y respingona. Realmente era muy guapa. Cuando se dio la vuelta para coger un pañal pude ver lo cortos que eran esos pantalones que dejaban la mitad de su perfecto culo a la vista.

El cambio de pañal fue una delicia. A través de ese cuerpecito de bebé notaba como acariciaba mi cuerpo con sus manos mientras me decía frases con cariño.

—Pero mírale, —dijo esa chica— ¿Te gusta que la tata te haga caricias?

¿Qué si me gustaba? Estaba en el cielo y no quería que dejase de acariciarme. De hecho, quería que se metiese la polla en su boquita y me hiciese una buena mamada, pero toda mi excitación desapareció al ser consciente de que lo que sentía era a través de ese cuerpecito y de que tendría un miembro minúsculo, propio de un bebé.

—Perooo…¡¡Serás cabroncete!! —dijo esa chica echándose a reír— Eres como tu padre, siempre anda empalmado cuando me ve.—Dijo divertida.

Y no me extraña, si te viese con ese modelito yo también andaría empalmado, pensé para mí.

Poco más puedo decir de ese día, ese encanto de niña le dio un biberón de comer, le durmió en su regazo mientras una mano de ese bebé se agarraba a una teta suya y poco más puedo decir. Cuando me desperté, una mujer también muy guapa cogió en brazos a ese niño, abrió su bata y poniendo una teta, para mi enorme, en la boca, el instinto hizo que empezase a mamar sacando leche para alimentarse mientras la mano de ese bebé acariciaba esa ubre que le alimentaba. Al poco entró en la habitación un hombre y se quedó mirando la escena. Era un tipo alto, con un impresionante físico y aunque me cueste decirlo era guapo. Iba en ropa interior y debajo de esa ropa se adivinaba algo muy grande.

—¿Qué tal esta nuestro niño? Parece feliz —Preguntó ese hombre con una voz grave y profunda.

—Es feliz, —dijo esa mujer— mírale como te mira, claro que si cariño es papá. —Terminó de decir con cariño.

Vale, ya sabía quiénes eran los padres de esa criatura y viéndolos, si había sacado la décima parte de su belleza, yo sería un puto adonis.

El padre seguía frente a esa mujer mostrándose ante ella y ella, no dejaba de mirarle a su entrepierna mientras humedecía sus labios.

—Cuando termine de dar el pecho al niño, me vas a tener que dar mi biberón. —Dijo esa mujer de manera seductora.

—¿Por qué esperar? —Dijo ese hombre quitándose su bóxer y apareciendo una polla enorme. —No hay nada que me ponga más cachondo, que mi mujer me la chupe mientras da de mamar a nuestro hijo.

—¡¡Por Dios Arturo, no seas animal!! —Dijo esa mujer tapando mi cara con su mano. —Déjame terminar de dar el pecho al niño y te pienso dejar sequito.

—Solo un par de chupaditas, anda, no seas mala.—Rogó ese hombre.

No veía nada a través de esa criatura que seguía mamando con ganas de la teta de su madre y que con cuidado tapaba su cara para que su bebé no viese tan obscena visión. Solo escuché el sonido de succión, el gorgoteo de ese pollón atacando la garganta de esa mujer. —¡¡Joder!! Quita esa mano por Dios, déjame ver, —rogaba para mí, pero ese crio solo se limitaba a zampar y acariciar la teta de su madre. Cuando quitó su mano de la cabeza de su bebé para ponerle a mamar de la otra teta, su marido ya no se encontraba allí. Cuando terminó, como buena madre, lo acunó sobre su hombro para que echase el aire y el crio fue cerrando los ojos.

—No…noooo…no te duermas por dios, —casi gritaba, —pero era consciente de que a esa criatura esos temas, por ahora, no le interesaban.

Al poco esa madre dejó a su bebe en la cuna, si pude ver como se quitaba su bata y se quedaba con un tanga que también se quitó, por Dios, que cuerpazo tenía esa mujer. Salió en busca de su marido, cerró la puerta y dejó una luz nocturna encendida, ya no me enteré de nada más, ese bebé se desconectó y ya no pude ver ni oír.

Ese pequeño se volvió a despertar, seria de madrugada y pude volver a ver el cuerpo desnudo de la madre de ese niño. En mi pensamiento me empalmé al verla, joder, estaba buenísima, me sacó de la cuna, me acogió en su regazo y me dio a mamar de nuevo de esas magníficas tetas.

Poco más podía contar, la vida de un bebé era muy monótona para mí, aunque él hacía cosas de pequeñuelo, yo solo deseaba ver a esa madre desnuda, o que la niñera me tomase en sus brazos y me diese muchos mimos.

Pero ese niño fue cumpliendo meses y su actividad empezaba a ser mayor, cada vez pasaba más tiempo despierto y eso me venía bien a mí. No sé si ese niño se daría cuenta de las cosas, tenía muchos estímulos externos y eso era bueno para su aprendizaje y creo que para aumentar su curiosidad sobre las cosas.

Ocurrió un día, un día cualquiera. Tenía que ser entre semana ya que la niñera se encontraba en casa. Recuerdo de que ese día venia vestida de manera muy provocativa. A través de los ojos de ese niño, pude ver que llevaba una minifalda muy corta y con mucho vuelo y solo un top ajustado tapando sus tetas que se marcaban sobre la tela de forma descarada y dejando su ombliguito al aire. De hecho cuando se acercaba al parque y ese niño miraba hacia esa ninfa, desde su posición veía sus largas piernas, su entrepierna, y la parte inferior de sus nalgas y ese tanguita que a duras penas lograba tapar su coñito depilado.

La sorpresa vino cuando vi aparecer al padre de ese niño y saludaba muy efusivamente a su niñera.

—¿Qué haces tan pronto aquí? ¿Hoy no trabajas? —Preguntó esa niña mientras se frotaba contra él.

—Según me mandaste la foto tuya esta mañana, no pude dejar de pensar en ti. Necesito follarte. —Confesó el padre de ese niño.

—Eso tendrá que esperar, —dijo esa niña con maldad,— primero hay que dar de comer al niño y que se duerma, luego si acaso me podrás follar.

Al terminar de decir esto, esa niñera apoyó sus brazos a lo largo de la barra del parque quedando su cuerpo en un ángulo de 90°. En esa postura su falda no llegaba a cubrirle el culo y solo vi a través de los ojos de ese niño como su padre se bajaba los pantalones y ropa interior quitándoselos y liberaba su inmenso pollón a la vez que bajaba el tanga de esa niña que no se resistió y abrió sus piernas.

—Al niño todavía no le hace falta comer, a tu coño si le hace falta una buena polla, zorra.

Ese niño no perdió detalle de como la polla de su padre se perdía centímetro a centímetro dentro del coño de esa joven que poniendo una cara de puta increíble recibía el primer envite de ese tremendo ariete.

—Joder Arturo, me siento llenísima, —gimió esa niña,— follameeeee.

Vi las manos de ese hombre subir el top de la niñera liberando sus dos tetazas, tenía los pezones empitonados y por su apariencia duros como el diamante. Agarró sus tetas y las amasó a conciencia, pellizcando sus pezones mientras le daba unos envites furiosos, enterrando esa polla hasta los mismísimos huevos.

—Me voy a correr, no pares…no pareees…diooooos… —Susurró en un gemido esa niña.

Vi como sus piernas temblaban, su cara de placer y sus ojos en blanco, mientras caían unas babitas blancas desde su coño. Mi ente, mi yo, estaba muy excitado viendo aquello, pero me desesperaba porque no sabía cómo darme placer. Ese niño no dejaba de mirar, tumbado en su parque, como su padre se follaba a su niñera. Me hubiese gustado que se hubiese puesto de pie a haber agarrado una teta suya, algo, no ser espectador pasivo.

—Ven cariño, todavía no me he corrido. —Dijo ese hombre.

Sin sacarla de ese coñito acogedor, la incorporó y llevándola hacia atrás donde estaba el sofá, el tal Arturo se sentó con la niñera encima, mientras esta movía sus caderas con glotonería.

—Ábrete bien de piernas guarra. —Reclamó ese hombre.

Esa joven subió sus pies al sillón, dejando sus piernas abiertas en un ángulo cercano a 180°. Desde esa posición ese niño me dejó ver como la polla de su padre estaba enterrada hasta los mismísimos huevos en ese coñito, agarro a esa niña por la cintura y empezó un bombeo que hizo que esa joven se corriera dos veces más, hasta que con un bufido largo ese hombre se corrió dentro del coño de esa joven.

Permanecieron así unos minutos. La espalda de la joven apoyada sobre el pecho de él mientras las manos de ese hombre amasaban y excitaban esas tetas de ensueño y sus labios llenaban de besos el cuello y los hombros de la niñera.

—Quiero tu culo, levanta y apuntala a tu anito. —Exigió ese hombre.

Cuando la sacó de su coño, un reguero de semen se deslizo por sus labios y entre sus nalgas. Eso sirvió como lubricante, porque según apuntó la polla en su culo, se dejó caer y entró sin problemas hasta que solo los huevos quedaron afuera.

Solo ver la cara de placer que ponía esa joven y como empezaba a follarse ella misma hizo que yo tuviese una especie de orgasmo, o por lo menos algo parecido. Hubiese dado lo que fuese por poder estar en el lugar de ese hombre, aunque no me quedó claro si fui yo quien sintió placer o fue a través de ese niño. El caso es que de repente se puso a llorar con angustia y se acabó el espectáculo.

La niñera se levantó rápidamente sacando esa polla de su culo y vino corriendo hacia donde me encontraba, con sus tetas a la vista y esa faldita que no se había quitado.

—Que pasó mi amor, ¿quieres comer? Uffff, como hueles, te has hecho caca cochinote, ahora te cambio cariño, no llores. Vamos échame una mano, vete a cambiar a tu hijo mientras yo preparo su biberón. —Dijo tajante esa niña.

—De eso nada, para eso te pago, lo cambias tú.

—Si quieres seguir disfrutando de mí, espabílate. O si lo prefieres, me visto y ya que estas aquí me voy con mi novio y te encargas de tú hijo, ya no hago falta.

Vi como de mala gana ese hombre se levantaba y tomaba en brazos a su hijo. Me imagino que mi niñera se fue a preparar el biberón. Cuando el padre de la criatura le hubo cambiado se fue al cuarto donde estaba la cuna. La visión fue celestial, mi niñera estaba completamente desnuda, me tomó en sus brazos y llenándome de besos le empezó a dar su biberón. Ya no pude ver más. Ese niño tenía otros intereses y no eran precisamente ver desnuda a esa diosa, mientras su padre se la follaba sin parar.

Para cuando esa criatura se despertó y yo con ella, me encontraba en la cuna, la habitación en penumbra y solo fue el abrir la boca y salir su primer lloro y ya estaba la madre de ese niño tomándolo en brazos y llenándolo de besos. Desde luego por falta de cariño ese niño no se podía quejar, recibía todo tipo de atenciones.

Pude constatar que los dos estaban solos en esa casa. No había rastro del padre ni de la niñera. Esa madre se dedicó a jugar con su niño hasta que se levantó y me llevó al cuarto de baño. Preparó el baño de ese bebé y se lo llevó a desvestir a su cuarto. El baño fue muy relajante, la voz de su madre, con un tono de lo más cariñoso le mecía en el agua, y yo estaba en la gloria. Pero en ese momento llego el padre y su mujer lo recibió muy enfadada:

—Se puede saber dónde te has metido. Hace más de una hora te has ido a llevar a la niñera a su casa…¿y apareces ahora? ¿Dónde has estado? —Preguntó esa mujer con cara de pocos amigos.

—Pues mira, entre que me he encontrado algo de atasco y que mi socio me ha llamado por un tema de un cliente que tenemos en Extremadura, se me ha echado el tiempo encima.

—Ya bueno, te tendré que creer, pero no me convence tu explicación.

—Pues es que no hay otra, siento decírtelo. —Replicó ese hombre.

—Mira Arturo, no es que sea celosa, pero lo que me fastidia es que me tomes por estúpida. Es imposible no fijarse en como miras a esa niña y es imposible no fijarse en como viste, es que está pidiendo a gritos que la follen.

—Bueno, si te incomoda que esa niña sea la cuidadora de nuestro bebé, porque la miro, según tú con deseo, o ella tiene una manera de vestir algo provocativa, despídela y buscamos otra, que sea vieja, gorda y fea, ¿quieres eso? Pues adelante yo no tengo problema.

—Mira Arturo, ahora no quiero discutir y menos delante del niño. Haz algo útil y vete preparando su ropita y su pañal, hoy le vistes tú.

3.

Bueno, las cosas siguieron igual durante un tiempo. Esa preciosidad de niña seguía viniendo a cuidar a ese niño, y ese padre seguía follándosela todas las veces que podía. Fueron una cuantas veces más las que follaron como descosidos en esa casa, aunque no todas las veces pude verlos como esa primera vez.

Alguna vez esa niñera invitaba a una amiga a pasar un rato con ella. Esa amiga era también una preciosidad que siempre venia vestida con mallas y marcando un cuerpazo muy deseable. También muy cariñosa con ese niño al que todo el mundo prodigaba atenciones y ternura y que no pasó desapercibida para el padre de ese niño que la miraba como un depredador a su presa. No costó mucho el que ese hombre preparase todo para un trio con la niñera y su amiga y una mañana se presentó cuando estaban ellas solas con ese niño.

Pensé para mí que tendría una sesión de sexo de lujo viendo como esos tres follaban a destajo pero el comentario de la amiga de la niñera echo todo a perder.

—Lo siento, pero aquí delante del niño no lo puedo hacer. Vámonos a una habitación aparte y dejamos la puerta abierta por si llora podamos atenderle.

Y se fastidió. Solo escuche los gemidos y sonidos, los, ahhhh, siiiiiii, maaas, me corroooo y todo tipo de eufonías, murmullos y susurros que no llegaba a entender a través de los oídos de ese bebé. Lo único reseñable es que de vez en cuando se pasaban una de las niñas a ver cómo me encontraba y las veía desnudas y si, la amiga de la niñera estaba tan buena o más que mi cuidadora.

El caso es que una vez terminaron, llego a los oídos de ese niño que habían hecho planes para en un próximo puente, irse ellos tres a una casa rural o cualquier otro sitio a follar sin medida y fuera de poder ser pillados por la mujer de Arturo. Las chicas se las veía encantadas, pasar un fin de semana de desmadre y con los gastos pagados a todo lujo era algo difícil de dejar pasar y más con esa moral tan relajada que tenían ellas, que estaban dispuestas a todo con tal de pasarlo bien.

Dentro de mi estado, y sin saber muy bien a qué estado me refería, me sentía como un simbionte pero sin amenazar la vida de ese niño. Solo veía situaciones a través de sus ojos y sentía algunos estímulos que de seguro él también sentía. Yo era un mero espectador, sin saber muy bien cual era mi papel dentro de esa vida. De acuerdo que a veces era muy estimulante, pero la mayoría del tiempo sentía la apatía de verme atrapado en un cuerpo que estaba madurando. Era una mente adulta en un cuerpo y una mente que no entendía como yo, la excitación de ver a un hombre y una mujer follando, por ejemplo.

Se que esos tres se fueron de puente dejando a la madre de ese niño sola en casa con su bebé. También escuché la bronca monumental que tuvo ese matrimonio cuando el marido le dijo que tenía que irse de viaje justo esos días de puente por motivos de trabajo, cosa que ella puso en duda y lo acusó directamente que no se iba de viaje de trabajo, se iba a divertir y a ella y su hijo los dejaba en casa.

El día que el padre de ese niño se fue, ni se despidieron. Esa mujer se notaba que estaba muy dolida y de seguro que todo esto no acabaría bien, pero ocurrió algo que me dejo impactado. Estando ese niño en brazos de su madre, tomo su teléfono móvil y un papel y marcó un teléfono. A los pocos tonos alguien le respondió al otro lado y puso el manos libres.

—¿Dígame?

—Hola, ¿Tomás? Soy Ana del gimnasio, no sé si sabes quién soy. —Respondió esa mujer.

—¡¡ANA!! —respondió ese hombre sorprendido,— claro que se quién eres, imposible olvidarme de ti.

—Bueno veras, el caso es que siempre que nos vemos me pides que nos vayamos a tomar algo, pero como ando siempre muy liada, nunca hemos tenido la oportunidad de tomar esa copa y he pensado que ya que mi marido se ha ido de viaje…¿Por qué no te vienes esta noche a mi casa a cenar? —Dijo esa mujer con toda la intención que conllevaba esa información y esa última pregunta.

—Cuenta conmigo Ana. Me encantaría ir a cenar contigo, solo dime a la hora y la dirección y me tendrás allí.

—¡¡Genial!! Solo que como tengo a mi hijo, vente sobre las nueve y media, así ya le he bañado,  le he dado el pecho y estará durmiendo.

—¡¡¿Tienes un hijo?!! Pues permíteme que te diga que para ser madre tienes un cuerpo increíble.

—Si, bueno, mi trabajo me cuesta, entonces, ¿te espero esta noche? —Preguntó esa mujer, sabiendo que el confesar que era madre de un bebé, podía provocar rechazo.

—Por supuesto, allí me tendrás.

—Perfecto, entonces hasta esta noche. Un beso. —Se despidió esa mujer.

A ver, no había que ser muy listo para entender las intenciones de la madre de ese niño. La cena solo era una mera excusa para llevárselo a la cama y poder follar con ese tal Tomás en venganza por la decisión de su marido, de irse de puente de "trabajo". Durante todo el día todo fue normal, la madre de ese niño solo se dedicó a su hijo hasta que llegando la noche, le bañó, le puso su pijamita, le dio el pecho y le echó en la cuna de su dormitorio a dormir.

Poco pudo ver ese bebé que bañado y alimentado se le cerraban los ojos según lo dejaron en la cuna. Pude ver a esa mujer completamente desnuda, eligiendo la ropa que se pondría para recibir al tal Tomás y ya no supe más hasta que ese niño empezó a abrir los ojos. La habitación estaba iluminada por la claridad que entraba desde la calle. Aunque la persiana estaba echada, la luz entraba entre las lamas anunciando un nuevo amanecer y dotando a esa habitación de un claror agradable dejando ver todo el interior con nitidez.

A través de los ojos de ese niño que no se estaba quieto, pude ver dos cuerpos en la cama de matrimonio y me imaginé que uno de ellos seria el del tal Tomás que se habría quedado a dormir, pero lo que ocurrió a continuación fue todo un espectáculo.

Los dos despertaron y susurraban muy bajito algo que no entendía. Imagino por cómo se movían los cuerpos que se estaban excitando, pero cuando realmente me sorprendí, fue cuando esa madre dejó los dos cuerpos al descubierto. El tal Tomás era un hombre negro, grande y fornido, pero lo realmente alucinante fue la gran polla que mostraba, gorda, enorme, surcada de muchas venas y por su apariencia dura, muy dura.

La madre de ese niño se dio la vuelta y pasando una pierna por la cabeza de ese hombre inició un 69 donde pude ver como esa verga desaparecia dentro de su boquita sin esfuerzo. La habitación se llenó de ruidos de chupeteo, succión y gemidos muy ahogados. A los pocos minutos antes de que alguno de los dos se corriese, se incorporaron y Tomás tomó un preservativo, pero esa madre, le besó y le impidió ponérselo. Se tumbó en la cama, se abrió bien de piernas, y esa polla negra desapareció completamente en su interior hasta que sus huevos rebotaban en el anito de esa mujer en un impresionante primer plano para ese niño.

Yo rezaba para que ese niño no abriese la boca y se pusiese a llorar, porque si lo hacía, se acababa el espectáculo. Si bien, de vez en cuando se despistaba y agarraba algún juguete de su cuna, su vista siempre se iba hacia esa madre que recibía rabo moviendo sus caderas con lujuria. Algo le dijo a ese hombre, susurrándole, porque saco esa enorme verga de su coño y la apuntó a su culo y sin apenas oposición, se la metió hasta la empuñadura.

Yo hubiese dado lo que fuera por haber tenido mi polla entre mis manos y haberme masturbado viendo ese espectáculo, pero más me hubiese gustado, probar la sensación de follar el culo de una mujer como aquella. Nunca en mi vida terrenal había conseguido follar el culo de una mujer. Al poco un gemido ahogado y una especie de gruñido apagado, me indicaron que ese hombre estaba llenando ese perfecto culo con su corrida.

Cuando recuperaron su respiración y se tranquilizaron, se dieron mimos durante bastantes minutos, hasta que la madre de ese niño miró hacia donde se encontraba su bebé y comentándole algo a ese hombre se levantó y se fue al baño. Al poco salía cubierta por una bata que ya conocía y tomó a su niño en brazos.

—Buenos días mi vida, ¿llevas mucho rato despierto? —Decía mientras abrazaba a su niño y le llenaba de besos.—Anda, vamos a cambiarte y a darte de desayunar.

Esa madre llevó a su niño al cambiador y le dejó limpito y con su pañal nuevo. Lo volvió a tomar en sus brazos, entornó la puerta de esa habitación y se sentó en una mecedora que había en ese cuarto.

—Menos mal que no puedes hablar, si no, me pondrías en una situación muy difícil. —Dijo en un susurro esa madre a su hijo.

Señora no se preocupe, comente en voz alta, o eso creía, ya que nadie me escuchaba. Este niño ya ha visto más folleteo que en Sodoma y Gomorra, aunque sinceramente creo que no se entera. Vi cómo se sacaba una de esas tetas enormes que tenía, se limpió el pezón y se lo ofreció a ese niño que se puso a mamar como su fuese una bomba de succión

4.

La vida de ese niño continuó sin problema ajeno al conflicto que se estaba creando en ese matrimonio. Arturo el padre, era un golfo de cuidado que se follaba a todo lo que se movía, pero su madre no se quedaba atrás. Llegó a follar con dos negros a la vez pero no pude ver nada, aunque si escuché los gritos de esa madre corriéndose con dos vergas dentro de su cuerpo, eso seguro y desde luego, también pasaron muchos hombres por su cama.

Tomy siguió creciendo y cumpliendo años. Asistí como espectador de honor a sus primeros gateos, cuando empezó a andar, sus primeras palabras, sus cumpleaños multitudinarios y la cantidad de regalos que recibía…en fin todo lo que rodea a un niño pequeño, pero que empieza a enterarse de las cosas aunque no las entienda muy bien.

Y ocurrió lo que estaba cantado que iba a ocurrir. Cuando ese niño había cumplido seis años sus padres se divorciaron. Realmente no se a ciencia cierta si ese chavalín se enteró de algo. Su padre no es que apareciese mucho por su casa en el último año y su madre se ocupó de él como nunca antes lo había hecho. El seguía viviendo en su casa con su madre y muchos fines de semana y en vacaciones se iba a casa de su padre.

Digamos de alguna manera que ese chaval, aunque sintió que sus padres no estuviesen juntos, empezó a saborear el tener a cada progenitor por separado. Mientras en casa de su madre era todo un poco más estricto y se seguía una rutina, cuando iba a casa de su padre todo era fiesta y diversión. Aparte de que de vez en cuando conocía a alguna de sus "amigas" y también se portaban muy bien con él, con el aliciente de que encima estaban todas muy buenas.

Pero todo no iba a ser de color de rosa. Con siete años y cursando primaria, un niño anormalmente grande y torpe la tomó con ese niño que más menudo y algo apocado no vio lo que se le venía encima.

Diariamente ese niño grande y estúpido la tomaba con Tomy y se cebaba con él a base de golpes. Él se intentaba proteger e incluso defenderse, pero la diferencia de estatura y corpulencia siempre prevalecían y cuando ese ser amorfo se sentía realizado y satisfecho de su superioridad, solo así le dejaba en paz y se iba. Hay que decir que desde hacía unos años, a través de ese niño tenía las mismas sensaciones que creo, sentía él. Por consiguiente todos esos golpes y frustración que recibía ese niño repercutían en mí y era desagradable

Estaba claro que era un caso de "bulling". Ana la madre de ese niño, cansada de que su hijo llegase a su casa marcado siempre por el mismo indeseable fue a hablar al colegio, y aunque lo entendieron y prometieron que tomarían cartas en el asunto, las cosas siguieron igual.

Solo cuando se enteró el padre de Tomy y teniendo una fuerte discusión con su exmujer por no habérselo contado antes, las cosas mejoraron algo, pero fue solo un espejismo. Él fue el que se plantó delante del despacho de la directora y la amenazó con los tribunales para que terminara el acoso a su hijo por parte de ese animal. Si, así fue como llamó al niño que golpeaba a su hijo sin compasión.

Pero hizo algo más. Ese padre tenía un conocido que regentaba un gimnasio e impartía clases de defensa personal y no dudó en pedirle que adiestrase a su hijo para que supiese defenderse. Le explicó lo que le ocurría y lo dejó en sus manos y lejos de pensar que Tomy se sentiría acomplejado o fuera de lugar se integró en el grupo de niños y empezó a tomarle gusto a eso de saber defenderse.

Aunque Ana su madre no estuvo totalmente de acuerdo, el ver la dedicación y el empeño que ponía su hijo, y la alegría con la que iba a esas clases de defensa personal, le hizo cambiar de idea y tuvo que dar la razón a su marido, ese cambio había sido bueno para Tomy.

Pero aunque ese niño mejoraba día a día, iba cogiendo tono muscular, y su confianza en sí mismo crecía de manera exponencial, no le quedó más remedio que un aciago día, volver a enfrentarse a ese niño que buscaba sangre de alguna manera. Ya en los pasillos del colegio, le empujó y arrinconó agarrándole del cuello:

—Y a ti marica, te espero a la salida, detrás del gimnasio, te voy a dar tal paliza que te voy a romper todos los huesos y no se te ocurra huir por que será peor. —Amenazó ese matón.

Sus amigos le dijeron que se lo contase a la directora, pero por primera vez estaba muy seguro y decidido a terminar con ese animal. Su instructor le había preparado bien para este momento y sabía que sería capaz de lograrlo sin problema, sabia donde golpear para hacerle caer y que no se levantase y aunque ese matón le doblaba en peso y casi en estatura, unos golpes certeros le dejarían fuera de combate.

—No, si voy a la directora, solo le va a llamar la atención y le castigaran y la siguiente vez vendrá más rabioso a por mí. Hoy voy a poner fin a esto. —Dijo Tomy seguro.

—Pero Tomy, te va a hacer mucho daño. —Dijo Miriam, una de sus amigas muy asustada.

—No, esta vez va a ser diferente, ya lo veréis. —Proclamó ese niño.

Sentía a través de él que estaba convencido de que lo lograría. Lo notaba tranquilo, confiado y sabiendo lo que hacía y creo que eso, de alguna manera, me hacía sentir orgulloso de él.

El día pasó sin problema y por la tarde cuando salieron del colegio, Tomy se dirigió a la parte trasera del gimnasio donde le esperaba ese indeseable acompañado de sus amiguitos comparsas. Había bastantes niños, mirando, grabando con sus móviles, observando lo que de seguro creían sería una paliza de muerte, pero Tomy muy tranquilo, dejó su mochila en el suelo y miró a ese gorila con seguridad.

—¿Estás seguro de querer seguir con esto? Quizás luego te arrepientas.

—¡¡Te vas a enterar!! —Masculló ese gorila lanzando el primer golpe.

El problema de ese ser pesado y torpe era su lentitud a la hora de atacar, parecía que lo hacía a cámara lenta, y luego poder recuperarse para poder golpear de nuevo. Su estrategia se basaba en el miedo que infundía, que dejaba paralizadas a sus víctimas y así poder golpearlas a su antojo, y en ese primer golpe demoledor, que hacía que los maltratados diesen con sus huesos en el suelo, y ya no se pudiesen levantar cayéndoles encima una lluvia de golpes y patadas.

Pero Tomy lo esquivó con facilidad. Yo lo notaba tranquilo aunque la adrenalina le mantenía muy atento y concentrado. Su primer golpe fue devastador, dio un salto y con el talón de su pie descargó todo su peso e inercia al lateral de su rodilla izquierda. El golpe sonó seco y se escuchó nítidamente crujir la rodilla. Eso hizo que esa mole cayese arrodillada chillando de dolor. Rodeándole con tranquilidad, sabedor que no se levantaría, Tomy golpeo su nariz con la palma de su mano y nuevamente se escuchó un crujir de huesos. Cegado por las lágrimas que salían de sus ojos, sangrando abundantemente por la nariz y sin poder levantarse, Tomy le dio el golpe de gracia y con una patada a la media vuelta que impactó en su cara y le terminó derribando dejándole tumbado en el suelo.

—¡¡¿TE RINDES?!! ¡¡DIME QUE TE RINDES, QUIERO OIRTELO DECIR!! —Gritaba Tomy eufórico agarrándole del cuello.

—Me…me rindo. —Gimió ese chico gimoteando por el dolor.

—Ni se te ocurra mirarme de nuevo si me ves por los pasillos. Aléjate de mí y mis amigos, me has oído.

—Si…sí, sí. —Volvió a gimotear afirmando con la cabeza.

Para cuando Tomy agarró su mochila de nuevo, el video de la pelea ya circulaba por multitud de teléfonos y sin ni siquiera despeinarse se había convertido para muchos chavales en su nuevo héroe al haber vencido a ese psicópata.

Cuando se fue con sus amigos, dos de las niñas que siempre iban con él se fueron escoltándole mientras le miraban con arrobo y sus amigos solo hacían que hablar de esta o aquella patada y como había caído en poco tiempo. A través de ese niño, note su orgullo, lo bien que se sentía por haber terminado con ese bestia y de camino a la salida algunos chavales de cursos superiores le felicitaron aumentando su alegría.

Cuando salió del recinto del colegio, su madre le esperaba en el coche, que estaba en segunda fila. Se montó en su asiento especial para niños y pensó lo absurdo que era eso. Acababa de vencer al gorila del colegio y le obligaban a sentarse en una sillita de seguridad para niños.

—¿Por qué sales tan tarde Tomy? —Preguntó su madre.

—Me he entretenido con mis amigos jugando en el patio, perdona mamá.

—No pasa nada cariño. ¿Te apetece cenar pizza esta noche?

—¡¡Siiiiiii!! —Exclamó con alegría ese niño.

—Pues no se hable más, vamos a casa, haces los deberes y esta noche pizza y peli. —Dijo su madre.

A través de ese niño notaba la alegría que sentía y en como al día siguiente cuando entrase en el colegio las cosas iban a ser muy diferentes. Cuando notaba eso, pensaba en mis años de colegio y en lo marginado que me encontré siempre y ahora estaba notando lo que era sentirse ganador y admirado y esa sensación me agradaba.

Pero mi alegría y la de ese niño se acabó pronto. Estando en su habitación, oí como sonaba el teléfono móvil de su madre y contestaba a esa llamada. Ese niño siguió a lo suyo hasta que su madre lo llamó al salón:

—¿Tomy se puede saber que has hecho esta tarde al salir del colegio? —Preguntó su madre enfadada.

—Nada, jugar con mis amigos un rato. —Mintió ese chaval.

—Jugar…¡¡JUGAR!! —Gritó su madre.— Me ha llamado la directora, esta tarde han dado una paliza al niño que te pegaba y saben que has sido tú. Mañana nos han citado a tu padre y a mí y me ha dicho que no vayas al colegio hasta que esto se solucione.

—Mamá yo…

—¡¡NI MAMÁ…NI MAMÁ!! —Vocifero su madre,— esta noche no hay pizza ni tele, te vas a la cama sin cenar.

—Ese matón me quería pegar de nuevo, —empezó diciendo Tomy y rompiendo a llorar,— yo solo me he defendido, ¿qué hay de malo en eso?

La madre de ese niño se notaba que estaba muy enfadada, pero yo daba la razón a Tomy, y aunque sé que no me escuchaba se lo decía — «chaval lo has hecho muy bien, tú no tienes la culpa».— Aun así, ese niño se fue a la cama sin cenar y sonándole las tripas como nunca antes las había oído. Estuvo un buen rato llorando su mala suerte y no entendiendo que su madre lo apoyase y decidió terminar sus deberes por si acaso y marcharse a dormir, por lo menos si le entraba el sueño, no pensaría en el hambre que tenía.

Escuchó hablar a su madre con alguien, aunque no llegó a descifrar lo que hablaban, ni con quien. Luego todo se quedó en silencio y le venció el sueño. No sabía ni la hora que era cuando algo despertó a Tomy, era su madre que estaba sentaba en el borde de la cama.

—¡¡Mamá!! ¿Qué pasa? —Preguntó asustado.

—Nada cariño, solo quería ver si estabas bien, —le habló su madre con dulzura.— Anda ven aquí y dame un abrazo. —Dijo su madre abriendo sus brazos.

Tomy salto de su cama y arrodillado en el colchón abrazó con fuerza a su madre, que a su vez abrazaba a su retoño con amor llenándole de besos. Y lo siento, pero a través de ese niño notaba el cuerpo de su madre y me estaba poniendo malo. Tomy sé que no recuerda nada de cuando era un bebé y su padre se folló a la niñera y a su amiga. O cuando su madre invitó a ese negrazo y se la folló en la cama de matrimonio y de seguro en más lugares, o cuando se folló a esos dos negros, que aunque no vi nada, si escuché como gemía de placer. Recordando me empecé a excitar, pero lo que me dejó de piedra es que noté como Tomy empezó a empalmarse, no sé si por mis recuerdos y por sentir el cuerpo de su madre.

—Lo siento mi amor, siento haberme enfadado contigo y aunque no apruebe esa conducta, me gusta saber que eres capaz de solucionar tu problema. —Le dijo su madre con cariño.

—Mamá…me iba a hacer daño otra vez…Yo solo me he defendido.

—Si, desde luego que te has defendido, y muy bien, —dijo su madre deshaciendo el abrazo.— Me han mandado el video de tu pelea y reconozco que tu defensa ha sido espectacular.

—Te prometo que no lo volveré a hacer.

—A ver mi vida. No apruebo la violencia, lo sabes. Pero hay ocasiones en la que no te queda más remedio que utilizarla para defenderte si ves que se aprovechan de ti o tu vida está en riesgo. Lo que no debes hacer es, sabiendo el poder que tienes, utilizarlo contra otros niños porque sí, porque entonces te convertirías en ese monstruo que te ha estado pegando durante tanto tiempo.

—¿Y qué va a pasar ahora? —Preguntó Tomy asustado.

—Bueno, la directora me ha hablado de que quieren expulsarte del colegio. He estado hablando con tu padre y se ha mostrado muy tranquilo y me ha dicho algo que me ha dejado más calmada, sabía que esto iba a ocurrir y está preparado para afrontarlo. Solo me ha pedido la carpeta donde guardo todos los partes médicos de las agresiones que te hizo ese niño…Y por cierto, ¿tienes hambre? No puedo dejar que mi campeón tenga la barriga vacía. —Terminó de decir su madre con una gran sonrisa.

Al día siguiente citaron después de la salida del colegio a ambas familias. A través de Tomy notaba el nerviosismo del chico, aunque sus padres iban de alguna manera muy tranquilos. A la llegada al despacho de la directora, estaban esperando también el profe de educación física y el de lengua. Cuando nos vieron los dos saludaron con cariño a Tomy y eso sé que le extrañó, luego se pusieron a hablar con sus padres cordialmente, hasta que un gordo, corpulento con pinta de neandertal se puso a vociferar.

—¡¡TÚ, NIÑO JOPUTA, TI VI A DA UN HOSTIAZO QUE TI VA A ARRANCÁ LA CABEZA DEL CUEPO. MI HIJO TA EN EL "HOPITAL" PO TU CULPA!!

En ese momento ese niño y yo entendimos el ¿por qué? de la presencia de esos profesores. Eran dos tipos grandes y fuertes y ellos serían quien contendrían a ese par de energúmenos. La madre no se quedaba atrás y miraba a la madre de ese niño como si la quisiera asesinar. Los dos eran muy gordos, bastos y casi carentes de educación, ahora se entendía cómo había salido su monstruito.

—Mira gordo de mierda, como te vuelvas a referir de esa manera a mi hijo y aludiendo a mi mujer, vas a lamentar el haber nacido. —Replicó el padre de Tomy.

—¡¡¿AHHH…SIII? ¿Y QUE VA A HACER TU, PEGAME?!! —Vociferaba ese energúmeno.

—No, yo no, para eso está mi hijo. —Dijo el padre del chico echándose a reír.

Bueno, para que queremos más. Eso ya fue el detonante y ese gordo perdió los papeles y tanto la mujer como el marido quisieron pegar a los padres de Tomy. Los dos profesores a regañadientes los pudieron contener, solo un fuerte pitido de un silbato en boca de la directora puso fin a todo eso.

—¡¡SEÑORES!! PASEMOS AL DESPACHO Y SOLUCIONEMOS ESTO DE UNA VEZ. —Ordenó la directora.

Todos pasamos dentro, los padres se sentaron frente a la directora y yo me quedé sentado pegado a la puerta, detrás de los dos profesores que estaban de pie detrás de los padres.

Aunque la directora quiso poner orden en esa reunión, según abrió la boca para iniciar la solución del problema, esos dos energúmenos, tanto la mujer como el marido, se pusieron a chillar, a insultar y a exigir compensaciones por la agresión sufrida por su hijo. Poco más que esos padres casi pedían la pena de muerte para Tomy por su carácter agresivo.

Me pude fijar a través de los ojos de ese niño que sus padres se mantenían tranquilos, incluso Arturo el padre de Tomy había tomado la mano de su exmujer y habían entrelazado sus dedos. Dejaron que esos dos se explayasen a gusto, no les interrumpieron aunque sus recomendaciones y exigencias eran estrambóticas y poco defendibles viendo la trayectoria de su hijo. Una vez terminaron de despotricar la directora tomó la palabra de nuevo.

—Bien, lo que no voy a consentir en mi colegio son las actitudes agresivas y su hijo, —dijo refiriéndose a los padres de Tomy,— ha demostrado unas aptitudes agresoras impropias para un niño de su edad. Por eso y sintiéndolo mucho voy a recomendar la expulsión de su hijo de este centro y la apertura de un expediente.

Eso significaría que ese expediente iría siempre asociado a la documentación escolar, con lo que sería muy difícil que aceptasen en otro colegio a Tomy y eso le provocaría muchos problemas. Era muy injusto, pero parecía que su destino ya estaba escrito debido a su pelea.

—Puedo hablar, —dijo el padre de Tomy.

—Claro, está en su derecho. —Dijo la directora.

—Quiero, antes de nada, que se respete mi turno de palabra. He dejado hablar a los padres del niño agredido y no les he interrumpido, ahora quiero que me dejen hablar sin interrupciones. ¿Podría ser así?

La directora miró a esos padres y ellos asintieron, aunque miraron con desconfianza a los padres de Tomy.

—No hay problema, —dijo la directora,— hable usted.

—Bien, no sé si sabrán que soy abogado y trabajo en uno de los bufetes más prestigiosos de España. Como buen bufete, tenemos un equipo de investigación que sabe sacar todos los trapos sucios de las personas y hemos descubierto cosas muy interesantes.

El padre de Tomy hizo una pausa teatral incrementando la tensión en el ambiente. Sacó una tablet de su maletín y se dispuso a seguir:

—Ustedes, —dijo dirigiéndose a los otros padres,— hace tres años fueron los afortunados poseedores de un boleto de euro millones, premiado con algo menos de 60 millones de euros…¿Me equivoco?…¿No responden?…Bien, no hace falta, sabemos que así ha ocurrido. También sabemos que su hijo ha sido expulsado de dos colegios por altercados y agresividad y que en tres centros le han negado la entrada por esos mismos motivos.

De nuevo el padre de Tomy volvió a hacer una pausa mirando tanto a la directora como a los padres del chico maltratador que ahora mostraban algo de nerviosismo.

—Pero mira por donde averiguamos que en este centro privado, no tuvo ningún tipo de problema para admitirle. De hecho en el expediente de ese niño no aparecen los problemas que arrastra de los otros centros, perooo…averiguamos que previo pago de una cuantiosa donación de medio millón de euros a este centro y que fue a parar a la cuenta de la directora, ese niño entró sin problema, donaciones que se repiten cada año.

—¿Y eso que demuestra? —Replicó la directora preocupada.

—¿Lo pregunta en serio? Usted está aceptando sobornos de estas personas por mantener a un psicópata en su colegio, porque perdón por decírselo así, —dijo dirigiéndose a los padres del otro niño,— pero su hijo tiene un grave problema que necesita tratamiento. Y usted señora directora admite esos sobornos como donaciones al colegio, pero ese dinero no aparece por ningún sitio en las cuentas de este centro, aunque si en su cuenta corriente y es que para colmo ni es capaz de ocultarlo.

—Nosotros con nuesto dinero hacemos li que nos da la gana. Si lo damos a esta siñora como donación, luego lo qui haiga con él no es cosa nuesta, a nosotos no nos pueden echá curpas en na. Y tú joputa no diga que nuesto hijo es un "pisicopata" de esos, nuesto hijo es mu nomal. —Dijo ese padre con prepotencia y chulería.

—Y encima confiesan abiertamente que son ellos los que donan ese dinero, esto no tiene precio. Hasta para ser rico, o nuevo rico, hace falta tener inteligencia, respeto, dignidad, valores y educación, cosas de las que ustedes adolecen. Creen que por ser ricos o tener mucho dinero, pueden comprar todo y tratar a todo el mundo como la basura que son ustedes. Ustedes exigen justicia para su hijo, que mi hijo sea expulsado y además que les indemnice con una cantidad astronómica, pero creo que no son conscientes de que su hijo es el problema y que soy yo quien reclama eso mismo.

El padre de Tomy abrió de nuevo su maletín y saco un pendrive que dejó encima de la mesa de la directora. Mi padre volvió a hacer una pausa mientras todos miraban esa memoria USB.

—Dentro de esa memoria, hay más de tres horas de videos tomados por alumnos de este centro con sus teléfonos móviles, donde se ve a su hijo dando palizas sistemáticas tanto a mi hijo como a otros alumnos de este centro sin ningún tipo de provocación por parte de las víctimas. Y si esto no es suficiente, —dijo el padre de Tomy sacando una carpeta de su maletín,— aquí están los treinta y dos partes médicos con las lesiones que su hijo, provocó en el mío, aparte de todos estos escritos firmados por padres que denunciaron el bulling ante usted, señora directora, y que haciendo oídos sordos y mirando para otro lado permitía a ese psicópata campar a sus anchas por su colegio, provocando daño, dolor y terror.

En ese momento todos se quedaron callados, la cara de preocupación de la directora era evidente, no así de los padres del psicópata que se revolvían en la silla mientras miraban al padre de Tomy con cara de mala leche.

—Bien, llegados a este punto, podemos hacer dos cosas. La primera que usted señora directora dimita de su puesto, que se expulse al niño de estos padres y se ponga en tratamiento y que por los daños morales, físicos y psicológicos se indemnice a mi hijo por un importe no inferior a 70.000€…O, terminamos aquí esta reunión y según salga de este centro irme a los juzgados e interponer una denuncia contra este centro, contra usted señora directora y contra estos padres por soborno y les aseguro que puedo lograr que todos los padres de esos niños maltratados interpongan también otra denuncia. Según entregue estas pruebas a la fiscalía y según terminen los juicios, las indemnizaciones serán millonarias, se lo aseguro. Ustedes deciden.

Y volvió a explotar, el padre del niño animal maltratador se levantó de su silla enfurecido, tirándola, y yéndose a por el padre de Tomy. Enseguida los dos profesores lo detuvieron pero empezó a vociferar.

—JOPUTA, ENCLENQUE, TI VOY A MATÁ, TI VOY A RAJÁ Y SACATE LAS TRIPAS COMO A LOS CERDOS, DI LA PIMERA HOSTIA TI VAN A SALÍ LO DIENTES COMO PEPITAS DE SANDIA…¿MI AMENAZAS? ¿MI AMENAZAS TÚ A MI, SO MIERDA?

—Ahora entiendo los problemas de su hijo, con un padre de su carácter... —Dijo el padre de Tomy metiendo el dedo en la llaga.

—LO MATO…LO MATOOOOOO…

Dos golpes de regla de la directora sobre la mesa que sonaron como disparos de una pistola, dejó a todos los presentes callados y mirando con miedo a la directora.

—Ya está bien señores, si me hacen el favor déjenme a solas con estos padres. —Dijo refiriéndose a los padres del otro niño.

Al poco rato, la directora hizo pasar a el padre de Tomy y a los dos profesores que no ocultaban lo que estaban disfrutando con esta reunión y pasada una media hora, salieron esos padres muy enfadados, despotricando del colegio y la directora y dando portazos y golpes, y mi padre con una gran sonrisa y un documento firmado por los padres del niño matón y la directora comprometiéndose a cumplir las condiciones que exigía el padre de Tomy, con tal que no saliese a la luz todas las irregularidades que se habían cometido.

Eso de alguna manera condicionó la vida de Tomy que como dije de la noche a la mañana paso de ser invisible a ser el héroe de muchos niños y niñas de ese colegio. Durante años se comentó esa pelea y como el zampabollos había sido derrotado. Se que las condiciones que puso el padre de Tomy se cumplieron. Ese niño horrible no volvió a pisar el colegio y no se volvió a saber de él; la directora a los quince días fue sustituida por un nuevo director y en vacaciones de semana santa, la madre de Tomy junto a su nuevo novio le llevaron a Disneyland Paris imagino debido a la indemnización recibida.

5.

Ya con doce años, el cuerpo de Tomy había experimentado muchos cambios. Nunca dejó las clases de defensa personal con lo que tenía un cuerpo, para su edad, muy fibroso y musculado y sin gota de grasa. Además, muchas veces cuando se miraba en el espejo y veía a través de sus ojos su anatomía no podía evitar fijarme en el pene tan enorme que tenía para esa edad, ¡coño!, que yo recordara era tan grande como el mío pero estando empalmado, y si en reposo era así, ¿cómo sería erecto?

El día que Tomy descubrió su sexualidad, fue un día que se quedó de los últimos en las clases de defensa personal.

Ese día, se descuidó un poco y fue de los últimos en entrar al vestuario. Si algo tenía ese chico es que era muy tímido, reservado y pudoroso y no quería que nadie le viese desnudo, por eso mismo o era de los primeros en ducharse rápidamente o de los últimos. Como siempre cuando terminó, en silencio, dejo todo recogido, apagó las luces y se dispuso a marchar a su casa pero algo le detuvo, escuchó ruidos en el vestuario femenino y se acercó a ver si había alguien.

Con cuidado y sin hacer ruido se acercó y vio la puerta entreabierta y las luces encendidas, abrió totalmente la puerta para ver si había alguien y vio todo vacío. Pensó que una de las chicas, la última en salir se le habría olvidado apagarlas. Iba a preguntar en voz alta si había alguien, cuando de una de las cabinas de ducha salió Lita. Tomy se escondió de espaldas a la pared con el corazón a mil por hora por husmear donde no debía pero su curiosidad le pudo más y miró al interior de ese vestuario.

Angela o Angelita, Lita, como la conocíamos cariñosamente, era una chica morena muy guapa. Tenía diecinueve años y un cuerpazo espectacular. De hecho Tomy según como vistiese en los entrenos no podía dejar de mirarla. Algunas veces más por estatura que por otra cosa, habían sido pareja en peleas y Lita le encantaba hacerle de rabiar diciéndole que peleaba como una niña, por lo dulce y considerado que era con ella, aunque al final siempre besaba su mejilla y se lo decía con cariño:

—Algún día me gustaría encontrar un hombre que me tratase con igual delicadeza y firmeza que como lo haces tú. Eres un cielo.

Tomy solo llegaba a ponerse colorado, se limitaba a sonreír y se iba al otro extremo a comerse su vergüenza.

Pero volviendo al momento del vestuario, Lita salió envuelta en una toalla, que según llegó a su taquilla se deshizo de ella quedando completamente desnuda frente a Tomy que asustado se metió entre dos pilas de colchonetas para no ser descubierto y así poder ver a esa diosa sin perderse detalle. Vio cómo se daba leche corporal por sus piernas y cuerpo mientras ella se iba excitando, estirando y retorciendo sus pezones, y su otra mano buscaba algo entre sus piernas.

Pero lo realmente impactante fue cuando se sentó en una fila de sillas frente a la puerta y abriéndose bien de piernas, Tomy, conscientemente, vio por primera vez en su vida el sexo de una mujer. En esos momentos el sintió, y yo a través de él, como su polla se había puesto dura como el acero hasta el punto de que le dolía. Lita empezó a acariciarse y a gemir y Tomy metió su mano por el interior de su ropa para acariciarse sintiendo un enorme placer, placer que llegó a mí también.

Al poco rato, decidió bajarse los pantalones y la ropa interior liberando a su polla que pugnaba por salir y entonces apareció su instructor, también desnudo, que según vio a Lita en la posición que estaba se arrodilló y sin entenderlo muy bien Tomy, metió la cabeza entre sus piernas y Lita empezó a gemir más fuerte. Malo no debía de ser porque esa chica se notaba que no sufría, sino todo lo contrario.

Y llego el momento en que Lita entre grititos y moviendo sus caderas se corrió como una perra. Tomy no lo supo interpretar pero yo sí y noté como la mano de Tomy empezaba a subir y bajar por su tronco sintiendo él y yo oleadas de placer.

El instructor se puso en pie y Lita arrodillándose metió la polla de ese hombre en su boca. Tomy estaba tan confuso como excitado y viendo como la cabeza de esa chica oscilaba de adelante a atrás metiéndose gran parte de esa polla en su boquita, ese chico cerró sus ojos imaginándose que era a él a quien le hacían eso y explotó en su primer orgasmo. Al principio se asustó por esa nueva sensación desconocida para él, pero le agradó mucho, aunque le preocupó, porque el semen que había soltado había puesto todo perdido, incluso su pantalón.

Tomy miro de nuevo a esa pareja que seguía a lo suyo cuando oyó a su instructor bufar como un toro.

—Lita mi amor me corro…me corrooooo…

Esa chica no sacó la polla del instructor de su boca, se corrió dentro de ella mientras miraba hipnotizado como tragaba el líquido que soltaba su amante. Cuando terminó de eyacular lamió bien esa verga y la sacó de su boca limpia y reluciente. Le ayudó a ponerse en pie y se besaron enfurecidos mientras sus manos no estaban quietas.

—Necesito que me folles, quiero tenerte dentro de mí. —Gemía Lita excitada mientras el instructor de Tomy le comía las tetas.

—Me he dejado los preservativos en la taquilla.

—Pues mientras vas a por ellos yo voy preparando lo demás. —Dijo Lita.

Tomy vio salir a su instructor hacia el vestuario de hombres mientras Lita abría la segunda hoja de la puerta del vestuario de chicas y venía hacia donde estaba este chico escondido. Noté como su corazón se aceleraba hasta casi salírsele por la boca y su polla perdía parte de su erección debido al miedo que le entró al poder sentirse descubierto, pero Lita tiro de una de las colchonetas y la metió dentro del vestuario tirándola al suelo y poniendo su toalla encima tumbándose sobre la misma con sus piernas bien abiertas.

—Ya estoy aquí.

El instructor se quedó clavado en la puerta mirando el espectáculo que era ver bien abierta de piernas a Lita mostrando su coñito lampiño lleno de flujo, abierto y muy brillante. Tomy tenía de nuevo su polla a punto de explotar, el instructor se puso un preservativo y tumbándose encima de Lita le metió todo aquello dentro de la vagina de esa chica. Tomy vio perfectamente como ese coñito se comía toda la polla del instructor hasta que su huevos golpearon su anito y empezó un bombeo brutal haciendo que Lita casi gritase de gusto. No pudo aguantar más y Tomy volvió a correrse como un animal.

Bendita juventud, pensé para mi viendo la energía y vitalidad de ese chico. Había tenido dos orgasmos en nada de tiempo y la cantidad de leche expulsada había sido bestial. Tomy miró su polla de nuevo y no había perdido ni un ápice de dureza. Asombrado vi a través de sus ojos las dimensiones de esa verga y para su edad eran anormales, o por lo menos yo lo vi así. Nunca he sido bueno con las medidas pero calculo que sus 19 cm. sí que tendría y gruesa como un vaso de tubo, vaya, la mano de ese chico no abarcaba su circunferencia.

Algo llamó la atención de Tomy que miró de nuevo a esa pareja. Vio como su instructor sacaba su polla del coñito de esa chica y unos cuantos hilos de flujo salían de su vagina y se escurrían entre sus nalgas.

—Ponte en cuatro Lita, te voy a reventar el coño. —Dijo el instructor a esa chica.

Lita obediente se puso como le había dicho y apoyó su cara en la colchoneta. Soltó un gemido gutural y prolongado cuando su instructor le debió de meter de nuevo todo aquello dentro de su coñito. Tomy volvía a agarrar su polla y empezó una nueva paja. Oleadas de placer recorrían su cuerpo y me hacían llegar sus sensaciones gozándolo al igual que él.

En esa posición solo veía, su espalda, la silueta de sus caderas y su culo y como se movían sus glúteos y su cuerpo debido a las embestidas del instructor. Su cara, preciosa, mostraba el placer que debía sentir, mordiendo su labio inferior o abriendo mucho su boca para coger aire y gemir profundamente. Tomy empezaba a aguantar sin correrse aunque era terriblemente excitante ver aquello, vio como su instructor se chupaba el dedo gordo de su mano derecha para ponerlo en algún sitio del cuerpo de Lita:

—¡¡Ahhhhhh!!…diooooos, siiiiiiiiiii…follame el culito con tu dedo.

—Cuando me vas a dejar follártelo en condiciones. Estoy deseando rompértelo.

—No quiero hablar de eso ahora…diooooos sigueeeee…rómpeme el coñoooo… —Bramó Lita empezando a correrse.

A partir de ese momento, Lita empezó a encadenar orgasmos. Tomy volvió a correrse y yo estaba en la gloria viviendo ese momento que el chico estaba experimentando. Note su libido, su lascivia y lo que le gustaría estar en el lugar de su instructor. Pero aunque le molestase, asumió su edad y la de Lita y se conformó solo con ser un voyeur.

Volvieron a cambiar de postura y esta vez fue un espectáculo. El instructor se tumbó y Lita se puso en cuclillas y se metió todo ese pollón dentro de ella empezando a cabalgarlo. Al poco apoyó sus brazos en el pecho del instructor viéndose en primer plano como esa polla bombeaba como el pistón de un motor. Durante unos minutos el ritmo fue infernal, Lita se corrió dos veces más y con un grito ronco, el instructor descargó su corrida en el preservativo clavando su polla hasta el útero. La última corrida de Tomi fue viendo como esa chica caía rendida con esa polla bien clavada en su interior.

Los amantes se quedaron recuperándose, pero Tomy y yo con él, pensó que debía darse prisa en irse, sino, el instructor cerraría todas las puertas, incluidas las dos de emergencia y se quedaría encerrado en ese gimnasio toda la noche. Antes de que se incorporasen, Tomy salió de su escondite, se limpió como pudo y dándose prisa se fue a la puerta de emergencia más alejada y como era de esperar estaba abierta. Abrió con cuidado y saliendo volvió a cerrarla sin que hiciese ruido.

Cuando llegó a su casa, estaba sofocado y sudando, había ido a la carrera desde el gimnasio. Su madre estaba preocupada y así se lo hizo saber:

—Cariño, me tenías preocupada, llegas casi dos horas tarde, estaba a punto de salir a buscarte.

—Lo siento mamá, me he entretenido en el gimnasio y al salir me he encontrado con Miriam y hemos estado hablando. Cuando me he dado cuenta de la hora he venido corriendo.

—¿Miriam? ¿Qué Miriam? —Preguntó su madre con curiosidad.

—Mamá, Miriam, mi compañera de clase. La conoces, me has visto muchas veces con ella al salir del insti.

—¿Pero Miriam y tú sois…? —Preguntó su madre con picardía.

—¡Mamá! No, solo somos buenos amigos.

—Bueno hijo perdona, pero con lo precoces que sois los jovencitos hoy en día, no me extrañaría que fueseis novios.

—Pues no, solo amigos, de momento solo eso.

Su madre le miró con escepticismo, pero tuvo que confiar en su hijo. Lo que no le gustó es no saber nada de él durante esas casi dos horas y en ese momento lo decidió.

—Cariño, mañana voy a buscarte al instituto y vamos a comprarte un teléfono móvil. Aunque dije que hasta los quince años no te lo compraría, no puedo estar con la tensión de nervios que he tenido hasta que has llegado.

Tomy no pudo reprimir su alegría al escuchar eso y se abrazó a su madre con fuerza, llenándola de besos. Hacía tiempo que había demostrado su deseo de tener su propio teléfono móvil, pero su madre se negaba aludiendo que era demasiado joven y que esos teléfonos con internet eran un peligro para los adolescentes.

Esa noche después de tantas emociones, al meterse en la cama, no pudo evitar cerrar los ojos y recordar el cuerpo desnudo de Lita, sus tetas, su boca, su coñito engullendo esa polla enorme. Cerró sus ojos y se imaginó a él con Lita, haciendo lo mismo, casi sentía la suavidad de su piel y sus dulces palabras excitándole y como un autómata se bajó el pantalón del pijama y se empezó a masturbar, a los pocos segundos un tremendo orgasmo atravesaba su cuerpo y su inexperiencia hizo que sábanas y pantalón del pijama se pusieran perdidos con su corrida. Enfadado por lo ocurrido, lo limpió con una camiseta y con algo de asco se fue a dormir.

Digamos que la visión de la follada a Lita marcó un antes y un después en la vida sexual de Tomy. Aunque era muy joven, recordemos que solo tenía doce años, ya sabía que le gustaban y mucho las mujeres, las deseaba. Yo podía leer su mente, saber lo que pensaba y desde el momento que vio a Lita follando, en su mente solo existía el pensamiento de hacer lo mismo. Incluso pensó que su polla era más grande y gorda que la de su instructor, eso tendría que valer de algo, ¿no?

Al día siguiente cuando llegó a clase y se sentó en su sitio, miro a su derecha y como siempre ahí estaba Miriam, dándole los buenos días con una gran sonrisa. Ese día venia vestida con una camiseta y unos pantalones vaqueros muy ajustados. La miró por interminables minutos, imaginándola desnuda.

Miriam era de su misma edad, tres meses mayor que él. Se conocían hace muchos años y ella fue una de las chicas que vio como derrotaba al maltratador del colegio. Nunca se separaron, de hecho fueron al mismo instituto cuando comenzaron la E.S.O. (Enseñanza Secundaria Obligatoria) y de seguro terminarían allí hasta finalizar el bachiller. Alguna vez en clase de educación física se había fijado en ella, en sus curvas incipientes y en ese culito respingón que empezaba a atraer miradas.

Pero ese día la vio diferente, la miraba con otros ojos, con ojos de depredador mirando a una posible presa. Se fijo en su perfil, su pelo, sus tetitas que ya se marcaban sobre su camiseta adivinando su sujetador, sus piernas, la redondez de su culo…definitivamente Miriam estaba muy buena.

—Tomy…¡¡Ehhhh!! ¿Qué me miras tanto? ¿Tengo algo? —Pregunto Miriam incomoda mirándose su pelo y por todo el cuerpo.

—N…no, estas…estas bien. —Balbuceó ese chico sintiéndose descubierto.

—Entonces, ¿por qué me miras tan fijamente? —Volvió a preguntar Miriam

«Ya puedes pensar algo y rápido Tomy, di que la ves diferente que está muy guapa, algo que calme su sed de respuestas» — Se que eso lo pensé en voz alta, me escuche a mí mismo.

—Pues Miriam, no sé, hoy te veo diferente, estas guapísima, ¿has ido a la peluquería?

Miriam le salió un puchero muy tierno mientras saltaba su silla y se iba hacia Tomy dándole un abrazo y dejándole sentir su esbelto cuerpo mientras besaba su mejilla. Solo ese contacto ya hizo que su polla empezase a cobrar vida por lo que decidió terminar ese abrazo mientras miraba como toda la clase no perdía detalle de lo que hacían.

—Solo tú te has dado cuenta de mi cambio de look y no sabes lo que eso significa para mí. —Dijo Miriam con sentimiento.

Pues tampoco es para tanto, pensó ese chico para sí mismo mientras se sentaban en sus pupitres al hacer la entrada de su profesor de matemáticas.

Él no lo sabía, vamos, ni se lo imaginaba, pensaba para mí, esa chica suspiraba por Tomy y que le dijese eso, él, la persona que más le importaba en ese momento había sido como un subidón. Desde que era joven hasta que fallecí, siempre lo había escuchado, las mujeres maduran mucho antes que los hombres y con edades tempranas se podían comportar con una madurez impropia de esa edad. Y que razón tenían quien lo decía. Miriam a sus doce años era más madura que Tomy que no se había enterado aun que ese comentario de él hacia ella, era como decirle —me gustas— con lo que eso acarrearía.

Ese día pasó sin más. Miriam se comportó más amorosamente que otros días con Tomy, pero para él, Miriam era solo una buena amiga, como he comentado, no se enteraba.

Cuando llegó la tarde y la hora de ir a su entreno, estaba deseando llegar para ver de nuevo a Lita. Cuando llegó a su casa por la tarde y antes de ir al gimnasio se tuvo que masturbar otra vez pensando en ella y en como la follaron. Cuando se cambió y salió al gimnasio la vio haciendo ejercicios de estiramiento. Venia preciosa, con unas mallas muy ajustadas y un sujetador deportivo marcando cada curva de su cuerpo. Sin pensárselo se puso a su lado para hacer lo mismo.

—Hola Lita, buenas tardes.

—¡Tomy! Hola cielo, ¿Qué tal?

Yo sentía a través del chaval que el que esa joven le llamase cielo le hacía volar, pero para ella seguramente era una manera de tratar a la gente que quería o le caía bien, no había ningún trasfondo.

—Bien, estoy bien. —Respondió Tomy. — Oye, te noto diferente, estas guapísima. —Dijo Tomy poniéndose de un rojo intenso.

—¡¡Ay, pero que mono!! —Exclamó Lita, dándole un abrazo,— no te pongas colorado cielo, te juro que si tuvieses cinco años más te comía enterito. —Susurro en su oído Lita.

Eso hizo que recordase su follada de ayer y su polla cobrase vida de nuevo. Tomy se separó lo suficiente y a una orden del instructor se pusieron a calentar todos con lo que el abrazo se terminó. Por un momento miró con odio a su instructor por la suerte que tenía al poder disfrutar de esa joven.

No paso mucho más. Tomy en el fondo era un crio y se comportaba como tal. Intentó sin éxito pillar de nuevo a esa pareja follando, pero aunque escuchaba jadeos y murmullos en el interior del vestuario femenino, la puerta permanecía cerrada a cal y canto y ya no se podía ver nada. Algo si cambió, y no fue otra cosa que con el paso de los meses Tomy se convirtió en un consumidor de pornografía, masturbándose tres y cuatro veces al día, aunque su timidez no dejase salir al exterior la fiera que guardaba dentro y pugnaba por salir.

Miriam cansada de esperar a que Tomy le dijese algo o mostrase de nuevo interés por ella, aunque se vestía cada vez más provocativa para él, dejo de sentir admiración y atracción por Tomy, que ajeno a todo ni se dio cuenta del cambio. Para ese chico solo existían sus amigos, su consola, su pornografía, sus clases de defensa personal y sus estudios.

Los dieciséis años fueron una etapa muy difícil para ese chico que estaba en pleno proceso de formarse como persona, de que adquiriese su personalidad y sus aptitudes. Le gustaban las leyes, el derecho; su padre era abogado y trabajaba en un prestigioso bufete y muchas veces hablaban sobre tal o cual caso y como lo había llevado hasta ganarlo y eso a Tomy le fascinaba, pero de lo que nunca hablaron como padre e hijo era de sexo, de lo que un padre debe de transmitir a un hijo en materia sexual. Ciertamente no era la persona más adecuada ya que era un golfo que trataba a las mujeres como carnaza.

Tomy había sido autodidacta desde el día que vio follar a Lita y a su instructor. Luego las clases sobre el aparato reproductor femenino y masculino le dieron una idea de las partes en las que se dividían los sexos de ambos géneros y para que servían. Internet fue también una herramienta muy útil y bueno, ver pornografía, también enseña de alguna manera.

Pero realmente el día que se sintió pillado y su vida sexual quedó al descubierto fue el día que llegando de sus clases de defensa personal, su madre le llamó al salón y le hizo sentarse frente a ella. Estaba muy seria y eso a Tomy no le gustó nada. Le miró por interminables minutos y eso puso nervioso a ese chico y a mí, que noté como se tensaba preparándose para la que le iba a caer.

—¿Mamá, ocurre algo? ¿Por qué me miras así?

—Bueno hijo, esto es un poco violento para mí, pero necesito hablar contigo de ello.

—Bien, dime, ¿de qué quieres hablar?

—Veras, he tenido ciertos problemas con mi ordenador portátil y decidí llevarlo al departamento de informática de mi empresa para que lo revisasen. El chico que me lo revisó me llamo al día siguiente para que subiese a hablar con él. El problema que tenía mi ordenador era que se había colado un gusano, pero lo más importante era la cantidad de páginas porno que había en el histórico.

—¿Paginas porno? —Preguntó Tomy mostrando una fingida extrañeza.

—Tomy, este ordenador solo lo utilizamos tú y yo. Yo sé que no me dedico a mirar esas páginas, así que por descarte solo quedas tú, y sabiendo la edad que tienes y tus hormonas que están con el baile de sambito y muy alteradas, no me queda duda que eres tú quien las visita a todas horas.

Habían pillado a ese chico, que no se preguntaba como abriendo una ventana de incognito, había dejado tantas huellas, ¿no era de incognito?

—Y ahora te estas preguntando que donde has fallado si has borrado tus huellas y los históricos. Como me dijo el chico de informática, siempre, siempre se deja un rastro cuando navegas por internet, no lo olvides.

—¿Y qué quieres que te diga mamá? Vale, me has pillado, pero no puedo evitarlo. —Dijo Tomy mientras notaba como se le humedecían los ojos.

—Hijo, lo que quiero que entiendas es que es mejor relacionarte con chicas que ver como unos actores follan para las cámaras.

Por primera vez Tomy escuchaba por boca de su madre la palabra "follar" y eso le impactó mucho.

—¿Te puedo hacer una pregunta muy íntima? —Preguntó su madre.

—Depende…

—¿Eres virgen?

—¡¡¡MAMAA, POR DIOS!!! —Gritó Tomy.

—Hijo no es nada malo hablarlo y reconocerlo, siempre hay una primera vez para todo.

—Vale, si lo soy, no he tocado ni besado a ninguna chica en mi corta vida, ¿contenta?

—No es cuestión de estar contenta o no. Es cuestión de que quizás lo que estás aprendiendo a través de esos videos esta distorsionando tu realidad y cuando llegue el momento te quieras comportar con esa chica como ese actor que has visto tantas veces y no. La realidad es que la mayoría de las mujeres queremos que nos seduzcan, nos exciten, nos mimen y nos llenen de besos y caricias. Queremos dulzura y firmeza, que no nos pidan permiso para quitarnos alguna prenda o meternos mano y por supuesto que al principio sean delicados con nosotras. No a todas nos gusta hacer una mamada y que se corran en nuestras bocas y no a todas les gusta el sexo anal.

Tanto Tomy como yo nos habíamos quedado con la boca abierta, sobre todo ese chaval que había vivido por primera vez y por boca de una mujer que es lo que les gustaba y lo que no..

—Mamá, ¿y cómo voy a saber cuándo quieren algo y cuando no?

—Cariño eso lo tendrás que averiguar tú. O mejor, pregúntaselo a tu padre, que se moje un poco ya que es tan mujeriego y conoce tanto al sexo opuesto. —Dijo esa madre con rabia.

Con esto último dio por finalizada la charla con esa madre preocupada. Se levantó y se fue a preparar la cena, mientras él se desnudaba y se iba al baño a darse una ducha. Desde que Lita se despidió de nosotros y abandonó sus clases, prefería ducharse en su casa.

Aunque yo fuese un espíritu, un ente o una imaginación, seguía viendo a ese chico y notando sus cambios, sus miedos, sus inquietudes y sus deseos. Ya eran dieciséis años, y me sentía como si fuese él. Me gustaba como cuidaba su cuerpo, tanto ejercicio y la edad le habían conferido una apariencia que de seguro a las chicas las volvería locas y su polla…por dios era lo más perfecto que había visto. Yo, bueno mi yo humano, a su edad era un mierda que no se comía ni los mocos. Era un marginado lleno de inseguridades, timidez y miedos y así me fue en mi adolescencia, mal no, peor.

Pero aunque Tomy no era consciente de su atractivo, encima era muy guapo, su timidez y su inseguridad no le dejaban avanzar. Yo estaba seguro que si ese chico sacaba su potencial, tendría a todas las chicas detrás de él como locas. Solo había que ver como las chicas de su clase suspiraban por él, bueno, todas no, porque Miriam ya lo había dado por perdido. Pero el caso es que no hacía nada por acercarse al sexo opuesto, su inmensa timidez y sus miedos se lo impedían y eso estoy seguro que le traería problemas.

El caso es que a mediados de curso en una de las materias el profesor mandó un trabajo en equipo. Eso sería el 50% de la nota final así que había que bordarlo, pero les tenía preparada una sorpresa.

—A ver chicos y chicas. Como sé que ya tenéis en mente a quien vais a elegir como compañero y lo que quiero es que sepáis adaptaros a nuevos amigos aunque no os gusten, en este bol están todos vuestros nombres, sois veintidós alumnos así que tienen que salir once equipos. Para los que piensen que ni en broma se van a juntar con ciertas personas, que piensen que si se niegan, no solo suspenderán esta evaluación, sino también la suspenderá el compañero que le haya tocado en suerte.

Después de muchas protestas, de negarse a hacer eso con la amenaza de la clase de ir al tutor o al director si hacía falta, incluso de denunciarlo si se llevaba a cabo, la clase no tuvo más remedio que aceptar ya que el director y el tutor estaban al corriente de esa actividad.

Como era de esperar hubo muchas protestas pero no les quedó más remedio que aceptar que tendrían que trabajar juntos para poder aprobar. Una mano inocente saco papeleta por papeleta haciendo las parejas para ese trabajo, ¿y a que no adivináis con quien haría el ejercicio Tomy? Pues sí, Miriam, su mejor amiga, era la que le había tocado de pareja. Se buscaron con la mirada ya que Miriam no se sentaba al lado de Tomy como era su costumbre y cuando se encontraron una gran sonrisa por parte de los dos se reflejaba en su rostro.

Miriam con sus dieciséis años ya era toda una mujer con unas curvas que te dejaban sin aire. Tomy se había fijado mucho en ella y en cómo había cambiado, Tenía unas tetas y un culo que sabía lucir sin problema y sabía que los chavales del instituto babeaban por ella. Pero Tomy había dejado de ser su centro de atención y pasó a ser invisible para ella. La veía tontear con chicos más mayores que ella y sabia como tratarlos y hasta donde podían llegar con ella. Incluso algún fin de semana la vio de la mano de algún tío de veinte o veintidós años.

Cuando salieron de clase se juntaron para hablar y concretar como lo harían, pero Miriam ya tenía todo más que pensado.

—Tomy, no te haces una idea de lo contenta que me he puesto cuando han dicho que serias mi pareja.

¿Pareja? Bueno, mejor compañeros de trabajo, yo no soy su pareja, ni que fuéramos novios. Pensó Tomy para sí.

—Lo vamos a hacer en mi casa, cuando salgamos de clase nos vamos directamente y empezamos a trabajar, ¿te parece bien? —Vale, me parece estupendo. Dijo Tomy convencido.

Llamó a su madre para comentarle lo que iba a hacer y como buena madre le dijo que se portase bien. Esa primera tarde cuando llegaron a casa de Miriam, ella le pidió permiso para cambiarse y así quitarse el uniforme del colegio. Cuando le invitó a pasar a su habitación, Tomy no pudo evitar tragar saliva se había puesto unas mallas muy ajustadas a su cuerpo y una camiseta donde se adivinaban sus dos pezones, no llevaba sujetador.

Esa tarde le costó concentrarse. Miriam no dejaba de exhibirse ante Tomy que notaba su cara arder y una presión en su bragueta difícil de ocultar. Aun así dejaron perfilada la hoja de ruta a seguir para poder documentarse y bordar ese trabajo para que su nota fuese una de las mejores. Cuando se fue de casa de Miriam, ella con mucha sensualidad le dio un prolongado beso en su mejilla y le susurró un —hasta mañana— que hizo que su piel se erizase. Esa tarde en su clase de defensa personal y por la noche en su cama, no se pudo quitar de la cabeza a Miriam.

Al día siguiente, cuando llegó a clase, pensaba que Miriam le esperaría y comentaría algo con él, pero estaba con sus amigas y con un chaval poco recomendable que había repetido dos cursos y tenía dieciocho años. Su tonteo con él era evidente y eso entristeció a Tomy que ni reparó en él y ni le dijo buenos días. «Chaval, más vale que vayas marcando tu territorio» comenté en voz alta pensando que me escucharía.

Sabia como era Tomy, yo lo sentía por sus pensamientos. Tenía un potencial brutal, era guapo, alto, estaba "cachas", buen estudiante, agradable y creo que con semejante cuerpo y ese pollón seria uno de los mejores amantes, pero no despegaba, era apocado y eso me vapuleaba, quería más de él, quería saber lo que se siente siendo un macho alfa y él tenía todas las papeletas, pero no las utilizaba.

Esa tarde cuando salió de clase estuvo esperando a Miriam para ir juntos a su casa, pero no salía, no la veía por ningún sitio y preguntó por ella a sus amigas pero no le supieron decir donde estaba. Se iba a ir a su casa cuando un wasap entró en su teléfono. — «Estoy en mi casa, ¿dónde te metes?— Era de Miriam y se quedó confundido, ¿cuándo había salido? ¿y porque no la había visto? Bueno da igual, le mandó un mensaje que iba hacia su casa.

Cuándo Miriam abrió la puerta de su casa, Tomy volvió a tragar saliva. Delante de él estaba Miriam con un vestido entallado y muy corto, llegaba muy por encima de medio muslo dejando sus piernas al aire. Bueno, pensó Tomy, hace algo de calor y querrá estar fresca, tranquilízate, dijo dándose ánimos, pero esa tranquilidad se esfumó cuando llevando delante a Miriam fue a recoger algo de la mesa baja y dejo por unos momentos su perfecto culo a la vista. Tomy empezó a ponerse nervioso y colorado por la situación. Cuando entraron a la habitación de Miriam tenía todo preparado para empezar y con el paso del tiempo parece ser que ese chico empezó a tranquilizarse, el trabajo estaba en marcha y recopilaban información de internet.

—¿Puedo pasar al baño? —Preguntó Tomy.

—Claro, —dijo Miriam,— ya sabes donde esta.

Tomy ya había estado muchas veces en esa casa y se la conocía. Sabia donde se encontraba el baño y no tuvo problema en encontrarlo. Cuando intentó sacarse la verga para vaciar su vejiga, tuvo que bajarse los pantalones y la ropa interior. Su polla estaba morcillona tirando a empalmada. Joder, cada vez que yo miraba ese balano me parecía más grande y eso que no estaba a su máxima expresión. Con algún problema pudo vaciar su vejiga y volvió al cuarto de Miriam.

Cuando fue a entrar se quedó clavado bajo el marco de la puerta. Miriam, de rodillas en el asiento de su silla y con sus brazos cruzados sobre el escritorio, mostraba su culito y su sexo libre de su braguita. Estaba brillante y carente de vello. Tomy lo miró hipnotizado, notando como su verga se llenaba de sangre a la velocidad de la luz y su cara le ardía por la vergüenza que sentía en ese momento.

Miriam empezó a mover de lado a lado su culito, despacio, de manera provocativa mientras miraba hacia atrás y clavaba sus ojos en los de Tomy.

—¿Te vas a quedar ahí pasmado o vamos a hacer algo? —Dijo Mirian con toda la intención del mundo.

—Yo…yo…yo…no…no se… —Balbuceaba Tomy asustado.— Lo…lo siento, me tengo que ir.

Rápidamente pasó a recuperar su mochila y un cuaderno y salió de esa casa como alma que lleva el diablo. Miriam fue tras el llamándole y rogándole que no se fuese pero todo fue en vano, salió de allí sin mirar atrás y excitado como hacía tiempo que no estaba.

Cuando llegó a su casa varios wasap y tres llamadas de Miriam aparecían en su teléfono, pero ni se dignó a responderlas. De hecho, apagó su móvil para no recibir más llamadas o mensajes. Esa noche casi no pudo dormir. Estaba nervioso y muy preocupado y se dijo a si mismo que se iría antes al instituto para poder hablar con Miriam y pedirle disculpas por su espantada.

Al día siguiente cuando iba hacia su aula, un brazo le agarró con fuerza y le arrastró dentro del baño de las chicas, era Miriam que le miraba con cara de odio. Lo primero que hizo es soltarle un tortazo que le dejó sorprendido y asustado.

—¿Tú de qué coño vas gilipollas? Ayer me sentí rechazada y humillada por ti, y eso no te lo pienso perdonar en la vida.

—Mi…Miriam deja que…deja que te explique… —Balbuceaba Tomy.

—No hay nada que explicar imbécil, ayer lo vi claro, muy claro, me ofrecí a ti, quería perder mi virginidad contigo, que follásemos, pero cuando me rechazaste lo vi claro. Eres guapo, tienes modales pero siempre vas con chicos, nunca vas con chicas, tú lo que eres es un maricón de mierda.

—NOOO Miriam, no es eso, déjame explicártelo…

—Que no hay nada que explicar subnormal, te voy a joder la vida. Vas a arrepentirte de lo que me has hecho…maricón, das pena.

Miriam se dio la vuelta y salió de ese baño dejando a Tomy y a mi desolados. Sentía toda la frustración, el miedo, la vergüenza y la desolación que sentía ese chico, — «Tomy escúchame, tienes que solucionar esto, tienes que hablar con Miriam y dejar que se lo expliques».—

Tengo que hablar con Miriam como sea y solucionar esto. —Se dijo a si mismo Tomy en voz alta.

Pero fue imposible, ya fuese por sus amigas que no dejaban que se acercase a ella insultándole o porque en el descanso se juntaba con tres chicos de 2º de bachiller que eran los típicos imbéciles de gimnasio que solo sabían lucir musculitos.

Intentó mandarle un wasap explicándole lo ocurrido y que se juntasen a hablar, pero le tenía bloqueado, le mandó un correo electrónico que le fue devuelto con error y por último le mandó una carta por correo ordinario que se imaginó que rompió cuando vio quien se la mandaba.

El trabajo que estaban haciendo quedó suspendido, se lo dijo una de sus amigas, le daba igual suspender, le traía sin cuidado, pero como Tomy quería aprobar lo haría por los dos aunque ella no hiciese nada. Él sabía que ella lo tomaría como si quisiera ponerme a bien con ella pero nada de eso era cierto, en ese aspecto Tomy quería aprobar, pasaba de la rabieta de esa niñata caprichosa.

A la semana de ese incidente, Miriam se había encargado de divulgar la mentira de que Tomy, aquel niño que venció a un salvaje que nos hacia la vida imposible, era un maricón de mierda, un nenaza y un cobarde. A partir de ese día, y hasta que terminó 2º de bachiller, su vida en ese instituto fue un infierno y aunque habló con sus padres para que le cambiasen de centro, hubo problemas porque la perra de la antigua directora, si dejó una nota en su expediente en la que decía que era problemático y agresivo, con lo que tuvo muchos problemas para cambiar de instituto.

El trabajo que se supone tenían que realizar los dos, también fue motivo de problema. A la hora de entregarlo, cuando el profesor nombró a Miriam y Tomy, solo este último es el que se levantó y el que dejó el trabajo sobre la mesa.

Al día siguiente ese mismo profesor les llamó a los dos aparte y le echó una bronca monumental a Miriam delante de Tomy acusándola de no haber hecho nada y suspendiéndola la asignatura, pasando a recuperación en junio. Tomy si aprobó con sobresaliente y eso espoleó a Miriam que quiso tomarse la justicia por su cuenta.

Un día cualquiera, Tomy en el descanso fue al baño. Cuando salió de la cabina a lavarse las manos se encontró con los tres gorilas, amiguitos de Miriam, y supo que no tendría más remedio que luchar de nuevo.

—Hola bujarrón, nos envía tu amiguita para que te hagamos un cambio de look, te vamos a arreglar la cara. —Dijo el líder, el que intentaba conseguir los favores de Miriam.

—¿Estáis seguros de lo que vais a hacer? Quizás os arrepintáis. —Advirtió Tomy.

El primero en atacar fue el líder, vino corriendo, rabioso y cuando soltó su puño, Tomy en una ágil maniobra, se agachó ligeramente y dio la espalda a su oponente para pararle. El puño pasó por encima de su hombro derecho y ese chico en dos hábiles golpes con su codo derecho, uno al estómago y otro a la cara dejo casi fuera de combate a ese bestia.

Le agarró por la camiseta y le dio la vuelta para enfrentarle a sus esbirros colocándose él a su espalda. Tomy miraba con una mueca irónica a los otros dos que no tenían intención de salir corriendo. De hecho se pusieron en guardia.

—¿En serio? —Preguntó Tomy.

Agarrándole de nuevo por el cuello de la camiseta y desde atrás, Tomy le dio una patada en los huevos con todas sus fuerzas a ese supuesto líder, haciendo que ese idiota chillase de dolor y cayendo al suelo derrotado. Los otros dos secuaces fueron como animales a por Tomy que en el momento justo y con una estratagema ya estudiada, echo rodilla a tierra y estampó cada puño de sus brazos en las entrepiernas de esos dos que con la inercia y el dolor del golpe se estamparon ellos solos contra la pared cayendo inconscientes.

Con la tranquilidad que da el saberse dueño de esa difícil situación, se fue a por el líder de nuevo y le agarró del pelo haciéndole que le mirase.

—¿Me oyes, me estas oyendo? —Preguntó Tomy con calma..

—Sss…sí. —Respondió débilmente.

—Cuando te pregunten que ha pasado y quien os ha dado esta paliza, os inventáis lo que queráis, pero ni se os ocurra nombrarme porque si lo hacéis, lo vais a pasar muy mal, vosotros y la zorra esa. ¿Me has oído?

—Si…sí.

—Y dile a la puta de Miriam, que como se le ocurra hacer de nuevo algo de esto, lo va a lamentar. Díselo tal cual te lo he dicho.

Dejé a esos tres tirados en el suelo. Cuando salí del baño me encontré a las tres amiguitas riéndose y cuando me vieron sin un rasguño se quedaron mudas y borraron la sonrisa de sus caras.

—Miriam, no me provoques, te lo advierto, si lo vuelves a hacer, tú y yo vamos a tener un grave problema. —Dijo Tomy muy enfadado señalándola con el dedo.

La cosa fue más grave de lo que creía Tomy. Tuvo que venir una ambulancia del SAMUR y llevarse a uno de los que se estamparon contra la pared al hospital por una conmoción cerebral. Antes de salir esa tarde del instituto todos sabían que había sido Tomy, ¿el maricón? el que había dado una paliza brutal a esos tres que tardaron dos semanas en reincorporarse de nuevo a las clases.

A la semana, el director le llamó a su despacho para acusarle directamente de esa agresión, y comunicarle que sería expulsado del centro y tendría tres denuncias. Tomy no se amilanó, conocía mucho sobre leyes gracias a su padre y como defenderse de ese tipo de amenazas, solo se levantó y miró al director retándole.

—Consiga una sola prueba de que he sido yo quien ha dado esas palizas, y aceptaré mi culpa. Pero sabiendo que usted está al tanto de todas las habladurías…¿yo? ¿el maricón dando palizas? Tenga cuidado a quien acusa señor director, quizás se vuelva contra usted y este centro. —Terminó diciendo Tomy, saliendo por la puerta con la seguridad de que no ocurriría nada.

Tomy estaba más que seguro que esos tres no dirían nada, vamos estaba muy seguro porque si lo hacían, iba a descargar toda su frustración por lo que estaba pasando por culpa de la zorra de Miriam y por meterse ellos donde no debían y hacerse los gallitos.

Tomy se enteró que cuando volvieron al instituto el director les llamó a su despacho. Estuvieron más de una hora hablando, lo que hablaron lo desconocía, pero los tres salieron muy serios del despacho y el director tenía cara de amargado, aunque temía que alguno de los tres se hubiese ido de la lengua.

Solo el paso de las semanas le aseguraron que nada iba a ocurrir. La gente dejó de meterse con él, le respetaban, incluso Miriam se mostraba temerosa cuando se cruzaba con Tomy que ni la miraba, después de los años de amistad y de lo que habían vivido, no le perdonaba lo que le estaba haciendo pasar por su maldito orgullo.

Durante esos más de dos años hasta que terminó su paso por el instituto, ese chico tuvo que aguantar el vacío social que le hicieron. Era invisible para todos menos para sus profesores que veían en él a uno de los mejores estudiantes del centro, pero estaba solo, no tenía ni un amigo, todos le habían dado la espalda. Eso de alguna manera forjó su carácter. Supo que por muy popular que se fuese un simple gesto bastaba para arruinar la vida de una persona

6.

El día anterior a su décimo octavo cumpleaños, era la entrega de diplomas y la finalización del curso. Se acababa el instituto y empezaba la etapa de la universidad. Aunque a ese chico no le apetecía nada de nada, tenía que asistir, recibiría varios diplomas y debía de estar presente.

Esa tarde y vestido solo con una camiseta unos vaqueros y unas deportivas, se presentó en su instituto donde la mayoría de los chicos y chicas de 2º de bachiller iban vestidos de fiesta, con sus mejores galas, para cuando terminase esa fiesta todos, menos Tomy, se iban de bares, nadie le había dicho que fuese, de hecho, la fiesta principal, se celebraría al día siguiente en el reservado de una discoteca a la que no fue invitado. Yo en algún lugar de su mente le gritaba que tenía que ir, que se debía de divertir, pero creo que no me escuchaba

Fue deprimente, solo sus padres que se dejaron las manos aplaudiendo y algunos otros padres que quizás no conociesen la historia fueron los que aplaudieron. Su saludo fue solo para ellos mientras desde el escenario miraba las caras serias de los que se supone que eran sus compañeros.

Se fue con sus padres a tomar algo y luego a cenar para celebrar su cumpleaños. En esa cena le dieron sus regalos y le propusieron pasar el fin de semana juntos. Pero ese chico no le apetecía que sus padres trastocasen sus planes con sus respectivas parejas, y la sola idea de tenerlos juntos a los dos, discutiendo a cada segundo, hizo que esa idea la rechazase.

Se que sufrían por él, su cara no era de las mejores en ese momento por sentirse rechazado por gente que ni le conocía por culpa de una puta que extendió un rumor falso sobre él. Aun así lo pasaron bastante bien y por un rato le hicieron olvidar su soledad.

Al despedirse de ellos, su padre dijo que iba a llevar a su madre a su casa y que él se iba a buscar a Patricia, su pareja actual, al aeropuerto. Cuando la madre de Tomy se montó en el coche, su padre sacó su cartera y dándole una tarjeta de crédito se lo dijo:

—Usa la tarjeta como quieras, tienes las llaves de casa, ¿sabes lo que te quiero decir? Patricia y yo no llegaremos hasta mañana por la noche. Pásatelo bien.

Joder, que padre más enrollado que tengo, pensó para sí, y yo también estuve de acuerdo con él. Pero leí su pensamiento, no se iba a ir de putas y desde luego no se iba a ir solo a ningún sitio. Eran cerca de la una de la madrugada, tomó un taxi y se fue a casa de su padre a ver alguna película o jugar a la consola.

Aunque se puso una copa y quiso tener una actitud positiva, es aburrido estar solo, y viendo una película de Netflix se quedó dormido en el sofá. Se despertó serían las tres de la mañana, con una mantita ligera tapándole y sudando a mares pues estábamos en junio y hacía calor.

Estaba confundido, no recordaba haberse tapado con una manta, no era dado a eso ya que era bastante caluroso. De mal humor, se levantó, se fue a duchar y desnudo se metió en la cama quedándose profundamente dormido hasta las nueve del día siguiente que se despertó. Cuando se aseó, se fue a la cocina solo con unos pantalones cortos sin nada debajo. Esos pantalones eran tan cortos que le asomaba el glande ligeramente, eso le hizo gracia a Tomy, se preparó un café, se sentó y se puso a pensar en que iba a hacer durante todo el día, cuando unos brazos rodearon su cuello y alguien le daba un sonoro beso en su mejilla.

—¡¡Muchas felicidades peque!!

Solo Claudia la hija de Patricia la pareja de su padre le llamaba así. Aunque no eran íntimos, cada vez que se juntaban eran uña y carne y lo pasaban de fábula, pero solo ocurría de pascuas a ramos y sobre todo en vacaciones de verano.

Claudia era una belleza de diecinueve años con una cara preciosa, cuerpo de modelo y unas tetas que no podías dejar de mirar. En los veranos que pasaban juntos, rara era la vez que Claudia no se mostraba ante Tomy con bikinis de lo más sugerentes o vestidos que dejaban poco a la imaginación. Y yo al igual que él disfrutaba de ese cuerpo tentador y el espectáculo que nos ofrecía. La de pajas que llegó a hacerse ese chico pensando en ella.

—¡¡Claudia!! ¿Qué haces aquí? ¿Cuándo has llegado? —Preguntó Tomy dándose la vuelta y mirándola.

Cuando la vio bien se quedó con la boca abierta. Solo llevaba un chaleco con capucha, muy liviano, debajo no llevaba nada solo su piel y lo tenía bastante abierto mostrando una gran porción de teta y abajo solo un tanga negro muy escueto, dejando ese culo perfecto al aire. Con toda naturalidad, Claudia se fue a hacer un café, mientras Tomy la miraba alucinado y su polla se llenaba de sangre saliéndose por la pernera del pantalón.

—Sabía que hoy era tu cumpleaños, hoy cumples dieciocho añitos y ya eres mayor de edad y me dije a mi misma que hoy tendría que ser un día especial para ti. Así que tomé un juego de llaves que tiene mi madre de casa de Arturo y ayer por la noche me vine a tu casa. Cuando entré te vi tan mono, tan dormidito que te arropé y bueno, me fui a dormir hasta ahora que estoy contigo.

—Ya, ya, y…y bueno…si sabias que estaba aquí, como…como no te has…te has puesto algo…algo más… —Balbuceaba Tomy asustado.

—¡¡Vamos Tomy!! —Exclamó Claudia— No me digas que te asusta verme así. Si cuando vamos a la playa o la piscina te muestro mucho más y nunca me has dicho nada

Al terminar de decir eso esa chica tomó su café y dándose la vuelta se puso frente a Tomy apoyándose en la encimera. Desde esa perspectiva el triángulo de su tanga cubría a duras penas su vulva dejando unas ingles preciosas a la vista. Esa visión perturbó más a Tomy y a mí mismo y notaba a través de él cómo su excitación crecía ya imparable.

Claudia miró a la entrepierna de Tomy. Ya era absurdo disimular tan tremenda erección. Miró a los ojos de ese chico mientras se bajaba la cremallera de su chaleco y dejaba prácticamente sus tetas a la vista. Vio como Tomy tragaba saliva y se tensaba en su silla. Ella alargó su brazo hacia él y con su mano le llamó. Cuando Tomy se puso en pie, Claudia se arrimó a él, dejando su cuerpo prácticamente pegado al suyo mirándole a los ojos. Vio el rubor en sus mejillas y como temblaba.

—Tomy, ¿Qué crees que va a ocurrir aquí hoy?

—¿A…a que te refieres Claudia?

—Cariño, estas casi desnudo, con solo unos pantalones cortos y una erección descomunal, y delante de ti tienes a una de las chicas que más te quiere prácticamente desnuda, —dijo quitándose el chaleco y quedándose solo con su braguita,— ¿tú que crees que va a ocurrir?

—¿Vam…vamos a hacer el amor?

Claudia se abrazó con fuerza a Tomy, sentía la calidez de la piel de esa chica a través del cuerpo de Tomy que empezaba a temblar como una hoja, temiendo hacer el ridículo delante de esa diosa.

—¿Mi amor estas temblando que te ocurre? —Preguntó Claudia extrañada.

—Claudia yo…yo… «Vamos chico díselo sin miedo, que sepa que va a ser tu primera mujer» —Casi grité esperando que Tomy me oyera.— Claudia, soy virgen, nunca he estado con ninguna mujer y no se besar. Ale, por fin lo he dicho, joder, que a gusto me he quedado.

—¡¡¿VOY A SER LA PRIMERA EN TODO?!! —Exclamó Claudia con una gran sonrisa.

—En tema de sexo, tengo toda la teoría…pero nunca lo he puesto en práctica. —Dijo Tomy avergonzado.

—Cariño, no te avergüences, siempre hay una primera vez y te lo juro que me alegra ser yo la afortunada. Te confieso que hubo una época, cuando tenía quince años, que me enamoré de ti perdidamente. Eras mi amor platónico, pero tú, un crio de catorce años, ni te enterabas lo mucho que coqueteaba contigo, hasta tu padre y mi madre se dieron cuenta. El caso es que fuimos creciendo y ese amor se convirtió en deseo, te he deseado desde que te conozco y sabía que un día serias mío, te tendría dentro de mí y ese día ha llegado, hoy me he preparado para ti.

Diciendo esto, deshizo el abrazo y se despojó de su tanga quedándose completamente desnuda. Su sexo era lampiño, carecía de vello lo que le daba cierto aire de púber. Se arrodilló delante de Tomy y tirando de sus pantalones, se los bajó hasta quitárselos.

Su polla saltó majestuosa, en todo su esplendor, veintidós centímetros de carne dura como el granito que Claudia admiró de inmediato. Su glande aparecía hinchado, morado, con una mano acarició su tronco y con la otra amasó sus huevos con dulzura provocando el primer suspiro de Tomy y el mío, desde donde estuviese dentro de ese cuerpo, chillándole que se la mamase.

—Creo que siempre supe que era así. Desde la primera vez que te vi en bañador sabía que algo grande escondías entre tus piernas. La de veces que sé que te has excitado conmigo en el agua y me has dejado sentir tu pollón en mi culo o mi tripita y la de veces que mi braguita del bikini no se secaba de lo excitada que estaba…Te he deseado tanto.

Claudia miro a Tomy a los ojos y los dos, él y yo, la miramos con cariño mientras veíamos desaparecer más de la mitad de esa polla en su cálida boquita. Dios que ramalazos de placer. Hacía muchísimo tiempo que yo no sentía nada igual y me imagino que para Tomy era algo muy novedoso y placentero. Claudia imprimió algo de ritmo y fue cuando Tomy notó y yo a la vez que se iba a correr.

—Claudia…Clauuuu…me corrooooo.

Se saco la polla de su boquita y Claudia la pajeó con energía. Su orgasmo llegó arrollador y empezó a correrse en su cara y en su boca entre gemidos y espasmos; uno, dos, tres y así hasta diez trallazos de semen que dejaron su rostro, pelo y su boca llena de su corrida. Claudia tragó lo que tenía en su boca y se limpió sus ojos con el pantalón de Tomy, mientras le miraba sonriente.

—Joder Tomy, ibas cargadito…¡Ehhh!…Que manera de correrte.

—Lo siento por cómo te he puesto, pero si te soy sincero estas preciosa.

Claudia se puso en pie y Tomy besó por primera vez los labios de una mujer. Se fueron a la ducha y se desató la pasión entre los dos. A Tomy le faltaban manos para acariciar el cuerpo de Claudia que excitada pedía a Tomy que la follara.

Nunca en mi vida, en esa vida que me tocó vivir, ninguna mujer se excitó así conmigo ni me pidió que la follase. Creo que no hay nada más excitante y libidinoso que una mujer te pida, casi te ruegue que la folles mientras notas como sus manos no dejan de sobar, acariciar y masturbar esa polla que sabes que causa admiración y no te va a dejar en mal lugar.

Notó la excitación de ese chico que también es la mía, a través de sus sentidos me llegan las mismas sensaciones y siento su polla tan dura que duele y entonces se desata la locura. Leo sus pensamientos y la imagen que tiene es la de muchas películas porno que ha visto. Casi con violencia, agarra del pelo a esa chica y poniéndola contra la pared, se pone tras ella. Su polla busca con desesperación su coñito y ella ayuda echando su culito hacia atrás.

—Te voy a follar Claudia, —decía excitado Tomy,— te voy a follar hasta que me digas que pare.

—¡¡AHHGGGG!!…¡¡TOMYYY…DIOOOOOS!! —Gritó Claudia al notar como ese tótem de dura carne la penetraba hasta la matriz abriéndola el coño.

Tomy estaba empotrando a Claudia, literalmente hablando, contra la pared. Los gemidos de esa chica no se sabían si eran de dolor o placer, pero por como movía su culo, buscando una penetración más profunda, lo estaba disfrutando.

Tomy notó que llegaba su orgasmo y quiso parar para no correrse tan pronto y que Claudia alcanzase también el suyo. Le dio la vuelta y levantando una pierna de esa chica y sujetándola con su brazo, volvió a penetrarla con violencia, con ansia.

—Asiiiii mi amooor…fuerteeee…rompemeeeee… —Gemía como loca Claudia.

Fueron tres o cuatro embestidas profundas que hicieron gemir como una puta a Claudia. Tomy notaba que toda su verga estaba dentro del coñito de esa chica y eso le provocaba oleadas de placer, en ese momento notó como Claudia temblaba y se tensaba. Le besó con lujuria y Tomy dedujo que se estaba corriendo y estaba en lo cierto, Claudia, gritaba su orgasmo en la boca de Tomy que dejándose llevar por la pasión y las contracciones de la vagina de Claudia, se corría abundantemente en su interior, regando su útero con su corrida.

Se quedaron en la misma posición, sintiéndose, besándose con cariño. La verga de Tomy seguía como una piedra notando como el coñito de Claudia la mimaba. Empezaron a relajarse y por poco se resbalan en la ducha, a punto estuvieron de caer habiéndose podido hacer mucho daño. Se incorporaron y fue Claudia la que habló:

—Mi amor, para ser tu primera vez has estado increíble, pero mejor vámonos a la cama. Quiero más de ti, mucho más.

Los goterones de semen caían por los muslos de Claudia. Se lavó bien y también lavó con mimo esa polla que la había hecho tocar el cielo. Cuando llegaron a la cama de Tomy ella se tumbó, Tomy se puso de rodillas delante de ella y se acercó a besarla mientras iba bajando por su cuello y su pecho hasta apoderarse de sus tetas. Claudia gemía de gusto mientras ese chico se daba un festín acariciando, amasando, mordiendo y chupando esos pezones que parecían puntas de diamante.

Siguió bajando, besando su piel, deteniéndose en su ombliguito, acariciando sus muslos. Claudia instintivamente abrió sus piernas dejando el camino expedito sabiendo que la boca de su amante llegaría a ese punto.

Cuando la cara de Tomy llego a ese punto, no pudo menos que apartarse para tener mejor vista. Había visto muchos coños pero siempre en una pantalla y no recordaba ya el coño de Lita, ¡¡hacia tanto tiempo!! Era perfecto, y sobre todo era muy bonito y sin un solo pelo y ese olor, de ese coñito manaba un olor que hacía que quieras comértelo. Identificó bien los labios mayores, los menores, su clítoris, su anito su vagina su uretra…

—¡¡¡COMETELO POR DIOOOS!!! —Rogó Claudia matándole con la mirada.

Tomy chupó, lamió y se comió ese coñito que sabía tan bien como olía. No dejo ni un milímetro de piel sin chupar, se cebó con el clítoris de Claudia que le hizo tener un orgasmo devastador y aunque ella pensó que ahora le volvería a follar siguió follándole su anito con la lengua hasta que volvió a correrse.

—Tomy me corrooooo…joder…joder…me corroooooo.

Tomy la dejó descansar, mientras llenaba de besos sus ingles y el interior de sus muslos. Claudia ronroneaba como una gatita y tiró de él hasta dejarlo entre sus piernas, agarro su pollón, duro, palpitante, granítico y lo dejó en la entrada de su coñito.

Tomy solo se dejó caer metiéndosela hasta los huevos y provocando un gemido gutural en Claudia. Con su polla bien clavada en su interior, Tomy movió sus caderas buscando que su verga se clavase más aun y notó las primeras contracciones del coño de Claudia.

—Diooos Tomy no pares…no pares ahoraaaa…Tomy…Tomyyyyyyy…

Claudia volvía a correrse de nuevo y cuando cesó su orgasmo la folló salvajemente. Su pollón entraba y salía de su coñito con mucha facilidad bañado en sus babitas y Claudia sucumbió ante ese ataque tan brutal encadenando orgasmos uno detrás de otro. Estaba abrazada a Tomy con fuerza, quería sentirle, fundirse con el hombre que la estaba llevando al paraíso; no quería que esa sensación acabase, pero empezaba a estar agotada y algo escocida.

Cuando notó que otro orgasmo nacía en su interior, volvió a besar con lujuria a Tomy mientras volvía a gritar su orgasmo y susurraba en su oído lo que le quería. Ya era la tercera corrida de Tomy y aunque ya fue menos la cantidad que eyaculó, su orgasmo fue muy largo y placentero.

Se quedaron abrazados, con la verga de ese chico todavía bien incrustada en el coñito de Claudia. En el fondo Tomy no deseaba perder esa sensación tan desconocida para él de tener metida su polla en el coño de una mujer. Amó esa sensación y sin haberla sacado aun de esa cueva cálida y húmeda, ya empezaba a echar de menos ese placer y esa sensación.

Pero Tomy no podía mantener por tanto tiempo su erección y la naturaleza obró en consecuencia haciendo que su balano perdiese dureza dentro del coñito de Claudia que por fin notó el fin del primer asalto, porque de algo estaba segura, y eso era que esto no había hecho nada más que empezar.

Yo todavía no me creía lo que estaba viviendo junto a ese chaval. Se había follado a una joven que era como una diosa y que quizás para él fuese normal, pero para mí, era como follarme a una mujer que nunca estuvo a mi alcance en vida y lo mejor de todo fueron todas las sensaciones que compartió conmigo y que me dejaron con ganas de más.

Tomy se salió del coñito de Claudia que suspiró de placer y se tumbó a su lado. Al momento se abrazaron los dos besándose y enredando sus piernas para poder sentirse en todo su cuerpo. Tomy sabía que se quedarían descansando y como ya hacia algo de calor puso el aire acondicionado, Claudia apoyó su carita en el pecho de Tomy y al poco los dos descansaban después de ese comienzo tan pasional.

Una sensación agradable despertó a Tomy. Claudia se había despertado y acariciaba los huevos de ese chico con amor haciendo que su polla estuviese de nuevo en pie de guerra.

—Me vas a destrozar. —Dijo Claudia Riendo.— Tienes una facilidad de recuperación asombrosa y eso me gusta, me pone cachonda.

—Es verte así, desnuda y haciéndome esto y ya tengo ganas de follarte otra vez.

—Y yo quiero que lo hagas, estoy deseando sentirte de nuevo, pero vamos a hacer algo diferente. —Dijo Claudia excitada.

—¿Algo diferente? —Respondió Tomy.

Claudia con cara de puta tomó de la mesilla un bote de aceite corporal que estaba siempre en la repisa de la ducha. Se lo mostró a Tomy y pajeándole suavemente se lo dijo.

—¿Quieres follarme el culito?

La polla de Tomy y yo mismo en el lugar que me encontrase dimos un espasmo. Una de mis fantasías nunca cumplidas se iba a hacer realidad.

—¡¡Joder, si, lo estoy deseando!! —Exclamó Tomy.

Claudia se puso en cuatro mostrando su anito y su coño a Tomy que ya babeaba, acaricio esa obra de lujuria que poseía Claudia con mimo.

—Me he lavado muy bien para ti mi amor. —Le dijo Claudia para que preparase bien su culo.

Tomy se acordaba de su madre, de lo que le dijo, «las películas pornográficas es una realidad distorsionada, no es lo que ocurre en la vida real». Recordaba muchas de las películas donde los actores enculaban salvajemente a las actrices y quizás en su papel gemían de gusto mientras otras gritaban y chillaban escandalosamente de dolor. Ese chaval estaba pensando que debía de preparar muy bien el culo de Claudia si quería que su polla causase placer en vez de dolor.

Primero su boca y su lengua ensalivaron y follaron bien ese agujerito divino, para seguidamente y con ayuda del aceite corporal tres dedos de la mano de Tomy entraban con facilidad en el anito de Claudia que gimiendo de placer le pedía que la follara. Lo hizo con tanto mimo y tanto cariño que Claudia apenas se quejó, mientras su culo se tragaba los veintidós centímetros de la polla de ese chaval.

—Mi amor como te siento, ¿ya está toda dentro? —Gemía Claudia.

—Toda cielo, ya no entra más.

—Espera, no te muevas todavía, deja que me acostumbre.

Tomy miraba como el culito de Claudia se había comido su verga, deseaba moverse, follarla, que gimiese y se corriese con su polla bombeando en su culo. Metió su mano derecha ente las piernas de esa joven y acaricio su vulva hasta que localizó su clítoris, fue acariciarlo, pellizcarlo con suavidad y Claudia estallo en un orgasmo devastador.

—Tomy que me haceees…me corroooo…me corroooooo.

Notó las contracciones del anito de Claudia sobre su polla y como su mano se empapaba de sus jugos. Poco a poco, se fue moviendo, follando el culo de esa joven que no dejaba de gemir guturalmente su placer. Fue ella misma la que empezó a follarse con esa verga bien metida en su culo y con un poco más de aceite que echo Tomy sobre el anito y su polla volvió a follarla salvajemente con fuertes penetraciones que hacían que Claudia se agarrase a las sábanas hasta poner sus nudillos blancos.

Claudia tuvo un segundo orgasmo, que la dejó rota por el placer. Tenía su torso pegado al colchón, sus riñones hundidos, entregando su culo a un chaval que conocía hace tiempo y del que estuvo enamorada, que decía que era virgen que no tenía experiencia pero que follaba como los dioses.

—Vamos cariño, córrete conmigo, lléname el culito de leche. —Decía Claudia fatigada.

—Me corroooo Claudia, diooos…bufffff…aggggg…tomaaaaa…tomaaaaaa…

Tomy en una última embestida se la clavó bien profundo descargando su corrida en los intestinos de Claudia que al notarlo explotó en otro orgasmo demoledor.

Los dos cayeron rendidos sobre el colchón, El cuerpo de Tomy estaba sobre el de Claudia y su polla todavía seguía férrea dentro de su culo. Ese chico llenaba de besos el cuello, los hombros y la espalda de Claudia que ronroneaba fatigada después de tantos orgasmos. Se quedaron unos minutos así hasta que Tomy salió de su interior y Claudia notó un vacío incómodo en su culito, pero no aguantaba más, estaba agotada.

—Tomy, te confieso que estoy sorprendida, —decía Claudia fatigada mirándole a los ojos.— Pensé que serias un juguete en mis manos, pero me has dejado hecha un trapo. Si tú me dices que es tu primera vez, me lo creo, pero nunca nadie me había hecho disfrutar tanto. Eres un animal en la cama.

Tomy la miro con cariño y con algo de ayuda Claudia se puso a su lado y apoyó su carita en el pecho de Tomy. Yo mismo me sentía pletórico y orgulloso de ese chico que me había dejado disfrutar de mi primera enculada a una mujer de ensueño con un culo de portada de revista erótica. Notaba a través del cuerpo de ese chico lo cansado, pero satisfecho que estaba y no deseaba que eso acabase, pero tenía la sensación que Claudia necesitaba descansar y mucho.

Pasó algo más de media hora y Claudia se incorporó y miró su teléfono móvil, dejándolo nuevamente encima de la mesilla y mirando a Tomy.

—Cariño, llevamos más de cuatro horas follando y yo me caigo de hambre, necesito reponer fuerzas. ¿Y tú? —Me preguntó Claudia.

—Vamos a ducharnos y a vestirnos. Te invito a comer fuera. —Dijo Tomy.

—¿Nos duchamos juntos? —Preguntó Claudia.

—Si nos duchamos juntos, no podré estarme quieto, terminaré follándote otra vez.

Claudia solo miró a su amante con picardía y alargó su mano para que se levantase y le llevase a la ducha. Fue inevitable. Su cuerpo encendía a Tomy que según la abrazó hizo que su polla se pusiese como el asta de una bandera. La volvió a empotrar contra la pared, y volvía a follarla con fuerza, con rabia, con fuertes golpes de cadera que Claudia acogía con gemidos desgarradores, mientras la polla de Tomy golpeaba su útero.

Dos orgasmos más por parte de Claudia y otro por parte de Tomy que vació lo poco que quedaba en sus huevos en el coñito de Claudia. Luego hasta que salieron de la ducha todo fueron besos, caricias y frases de cariño por parte de ambos.

Ya en un restaurante italiano de un centro comercial, Tomy tenía algunas preguntas sobre lo que estaba ocurriendo. Estaba como en una nube de felicidad, pero la chica que tenía delante de él la quería y respetaba mucho y quería dejar claro algunas dudas que tenía.

—Claudia, y a partir de ahora, ¿qué?

—¿Te refieres a nosotros? ¿A nosotros como pareja?

—Si a eso me refiero, ¿qué va a ocurrir?

—Nada Tomy, no va a ocurrir nada. Veras, se lo que significa ser tu primera mujer y que nunca, nunca me vas a olvidar, ni olvidaras este día. Pero aunque exista un cariño inmenso y te quiero como no te haces una idea, no estoy enamorada de ti, no hasta el punto de unir mi vida a la tuya, somos demasiado jóvenes y debemos de conocer a mucha más gente, sobre todo tú.

—Ya, bueno, lo…lo entiendo. —Dijo Tomy decepcionado.

—¡Ey! Vamos, no pongas esa cara. Sabes que después de esto habrá más veces y que si me llamas volaré a tu lado para lo que necesites, aparte de que nuestros veranos serán mucho más divertidos y excitantes. Digamos que de alguna manera seremos folloamigos.

Bueno, no es que le agradase la idea de que su querida Claudia se juntase con otros hombres, se sentía celoso, pero entendió su razonamiento. Por lo menos ella tenía amigos, no como él, que la única chica que se había interesado había sido ella.

Claudia lo miró y vio la tristeza en su mirada y se lo dijo:

—Cariño, me gustaría que lo entendieses, por nada del mundo quiero perderte ni perder lo que siento contigo, te aseguro que es lo mejor para los dos.

—No, vamos a ver, lo entiendo y se lo que me quieres decir, pero…pero es que tu tendrás muchos amigos y amigas, eres una preciosidad, hermosa, simpática, lista y estoy seguro que muchos hombres perderán la cabeza por ti, pero…pero yo estoy solo, muy solo…no…no tengo a nadie salvo a mi familia y a ti.

—Venga ya Tomy, ¿me estás diciendo que no tienes amigos? —Preguntó Claudia sorprendida.

Ese chico optó por la decisión más lógica. Durante la comida le explicó todo lo que le había ocurrido desde que tenía dieciséis años y le tocó hacer ese trabajo con Miriam, como le provocó y se insinuó ante él y como temblando salió huyendo de su casa sin tocarla ni un pelo.

Luego los acontecimientos siguientes, como se corrió el rumor por boca de Miriam de que ese chico era un maricón de mierda, un nenaza y un cobarde y fue el hazmerreír de todo el instituto hasta esa pelea con esos tres matones, orquestada por Miriam, que cambió su vida y durante más de dos años le hicieron el vacío y nadie hablaba con él, no se sabe si por miedo o respeto. Luego le comentó lo de la entrega de diplomas, que nadie le invitó a irse de bares con ellos esa tarde-noche y lo de la fiesta de esa misma noche en el reservado de esa discoteca donde no fue invitado.

Claudia le miraba asombrada sin creer lo que le estaba contando. Conocía a Tomy desde hacía algo más de cuatro años, lo conoció cuando su madre empezó algo serio con el padre de ese chico. Desde que lo conoció siempre le había gustado, se lo pasaba bien con él, era simpático, divertido, le hacía reír y en ocasiones era tierno y muy cariñoso. Y después de lo de hoy, Claudia no consentía que tratasen así a su chico. No le conocían bien y se atrevían a juzgarle, pandilla de subnormales y como dijo Jean Cocteau, «No se debe confundir la verdad con la opinión de la mayoría ».

—¿En serio Tomy? ¿Y por qué nunca me has contado nada de eso? pensé que éramos amigos.

—Bueno, en mi defensa diré que para lo poco que nos veíamos, encima no te iba a agobiar con mis problemas.

—Eres bobo, y no quiero que lo vuelvas a hacer y sabes…Esta noche vas a ir a esa fiesta conmigo de acompañante, vamos a ser la sensación, ya lo veras.

—No Claudia, no quiero ir, prefiero hacer otra cosa, no me hagas pasar por esa situación.

—Tomy, hazme caso, veras lo bien que lo pasamos. Va a ser divertido. —Dijo Claudia arrugando su naricilla en un gesto divertido y travieso.

Y se dejó liar. Pasamos por la peluquería donde le hicieron un corte de pelo según dijo Claudia. Luego fuimos a comprar un traje para ese chaval, aunque al final se compró un esmoquin y acompañó a Claudia a comprase un vestido de coctel. Se compró uno que no le dejó ver y unos zapatos a juego, eligió un conjunto de lencería que Tomy le regaló y luego se fueron a la peluquería de Claudia donde la peinaron y maquillaron.

Solo sé que cuando la vi salir de la habitación de invitados me quedé con la boca abierta. Era como una diosa, algo impresionante. Llevaba un vestido de encaje a medio muslo precioso, ajustado a su cuerpo como un guante, dejando su espalda al aire y con un escote que, ufffff, iba a ser imposible apartar la vista de él.

Se acercó felinamente y cuando llegó a la altura de Tomy pudimos apreciar él y yo la belleza que teníamos delante. Claudia giró sobre si misma con coquetería y cerrando mi boca me dio un suave beso en mis labios.

—Veo que te ha gustado lo que me he comprado. —Dijo Claudia.

—Por Dios Claudia estas sublime, eres una obra de arte, ¿y pretendes que no me enamore de ti?

—Mi amor, me he puesto guapa para ti. Quiero que solo tengas ojos para mí.

Cuando entramos en ese reservado donde se celebraba la fiesta de graduación estaba hasta arriba de gente, pero todo el mundo se quedó callado viendo a alguien que no esperaban ver. Tomy sabía que parte de ese silencio era por el mujerón que llevaba al lado que causaba admiración, pero también, y siendo como decían los rumores, un marica, ¿cómo Tomy venia con semejante pibón?

Todo el mundo los miraba, estaban como en mitad de una pista de baile y el que se supone que dejaba sonar la música la había quitado haciendo muy tenso el momento, solo se escuchaba de fondo el retumbar de los altavoces de la discoteca.

—¿Estos son tus compañeritos de instituto? —Dijo Claudia con un deje de sorna.

—Bueno, más que compañeros algunos son conocidos, —dijo Tomy mirando a Miriam que enseguida apartó la mirada. — La mayoría no llega ni al nivel de conocido y mucho menos de compañeros.

Nadie dijo nada, solo miraban a esa pareja que en medio de esa pista de baile, miraban a todos a la cara sin esconderse. Tomy notó que Claudia empezaba a sentirse incomoda, la agarró por la cintura y la besó delante de todos.

—Nos hemos venido a divertir, así que, vamos a la barra a pedir algo de beber. —Dijo Tomy con naturalidad.

Estando en la barra, alguno de los compañeros que otrora fueron inseparables, fueron a disculparse con Tomy. Pero siempre tiene que haber un tonto que lo fastidie todo y ese no fue otro que el musculitos que andaba con Miriam y al que ya una vez le di una paliza. Estando en la barra se acercó por mi espalda y me lo espetó:

—Eh…tú, bu…bujarrón, no estas invitado a esta fiesta.

Tomy solo se dio la vuelta a ver de quien se trataba, y cuando vio quien era solo hizo el amago de atacar y soltó en su cara un seco y sonoro «BUU» . Fue gracioso. Retrocedió, trastabilló y terminó cayéndose de culo delante de todos con la consiguiente carcajada. Tomy solo levantó la cabeza y localizó a Miriam, levantando su dedo índice, apuntó con él a esa puta y con la mirada le dejó claro que no le provocase de nuevo.

Lo siguiente que vio fue a ese chaval rechazado por Miriam, que lloraba, consolada por sus inseparables amigas, por la vergüenza que le había hecho pasar. Solo le vio salir del reservado y notando como le miraba con odio. El resto de la noche solo fue diversión, baile y alcohol. Claudia socializo con un montón de gente y ese chico empezó a recuperar su prestigio perdido al contarle a algunas personas el porqué de esa fama inmerecida de maricón. El boca a boca haría el resto y todo el mundo sabría que Miriam era una zorra manipuladora que jodió la vida a ese chico.

7.

Salimos casi amaneciendo de esa discoteca. Nos juntamos un grupo de gente y nos fuimos a tomar el consabido chocolate con churros. Me sorprendió que en el grupo de gente que nos juntamos, seriamos unos diez, también se apuntase Miriam y una de sus amigas inseparables. Ya en el bar, esperé que se sentase la gente para ponerme en lado opuesto de Miriam. Solo faltaba que encima me tocase a su lado.

Durante el desayuno Tomy miró los wasap que tenía y había uno de su padre, comunicándole que no llegarían hasta el domingo por la noche. Eso les daba un día más a Claudia y a él para estar juntos, si es que realmente ella quería estar junto a ese chico y no tuviese otros planes.

Cuando se despidieron de todo el grupo, Miriam hizo algo que le dejó a cuadros. Vino hacia él decidida y le dio un beso en la mejilla algo más largo de lo que es la norma de un beso de despedida.

—Aunque no lo creas, me he alegrado mucho de que hayas venido a la fiesta. Nos vemos. —Termino despidiéndose Miriam.

Claudia se agarró al brazo de Tomy cuando fueron en busca de un taxi y el chico vio que tenía la piel de gallina. Muy caballerosamente como le habían enseñado, se quitó la chaqueta y se la puso por encima de los hombros.

—Gracias cariño, eres un cielo. —Le agradeció Claudia.— Sabes, he estado hablando con Miriam en la fiesta. Es una gran chica.

—¡¡¿LO DICES EN SERIO?!! —Exclamó Tomy medio enfadado.

—Totalmente en serio. Fue acercarme a ella, presentarme y sin venir a cuento fue ella la que me contó todo lo que había ocurrido, lo arrepentida que estaba y que no sabía cómo acercarse a ti y pedirte perdón sin que la rechazases de nuevo por lo estúpida que había sido. Tomy, esa chica esta coladita por ti y lo del incidente de esta noche con ese chico en la barra, me ha asegurado que ella no tiene nada que ver, que esta avergonzada por lo que ha ocurrido.

—Ya…¿Y debo de creerla?

—Tomy, yo le daría otra oportunidad. Seguramente la semana que viene recibas una llamada suya, tú verás lo que quieres hacer.

—Si, bueno, —respondió ese chico sin ningún interés.— Me ha mandado un wasap mi padre, tu madre y él no llegan hasta esta noche. ¿Te vienes a casa? o ¿Prefieres ir a la tuya?

Como respuesta, Claudia besó con pasión a Tomy hasta que los dos necesitaron respirar, y le miró con lujuria.

—Necesito que me folles otra vez. Vamos a casa de tu padre.

Esa mañana antes de dormirse rendidos de cansancio, Tomy se folló nuevamente a esa diosa, llenando con su corrida el útero de esa bella joven que gemía en un beso lujurioso su orgasmo en la boca de ese chico. Según terminaron Claudia se acurrucó al lado de Tomy que la abrazaba amorosamente y no despertaron hasta las cuatro de la tarde.

Antes de comer, se ducharon juntos y Tomy volvió a follarla aunque esta vez fue mucho más suave, más cariñoso y eso deslumbró a Claudia que sentía que Tomy le hacia el amor, no la follaba.

Pasaron la tarde abrazados, semidesnudos, sesteando hasta que cerca de las ocho de la tarde, Claudia le miró con tristeza.

—Cariño, sé que a ninguno de los dos nos apetece y me encantaría quedarme contigo, pero debo de vestirme e irme a mi casa. —Dijo Claudia besando seguidamente a Tomy con ternura.

—Bueno, me llevo mentalizando toda la tarde de que este momento llegaría. Te acompaño, —le dijo Tomy,— ahora no me apetece quedarme solo y quiero estar contigo, ¿puedo?

—Claro que si cielo, vamos a vestirnos.

Cuando íbamos camino de su casa, llamó la madre de Claudia y estuvieron hablando un rato. Se que preguntó por ese chico, seguramente por petición de su padre, y Claudia le explicó todo lo que hicimos, obviando los momentos más íntimos. Su mano libre jugaba con la de Tomy, agarrándola, besándola, entrelazando nuestros dedos, mientras le miraba con cariño.

Cuando llegamos a su casa le dijo que subiera con ella, que su madre le había dicho que llegaría tarde porque cenaría con el padre de ese chico.

—Me alegro que me hayas acompañado, eso nos da algo más de tiempo para estar juntos.—Comentó Claudia con picardía.

Y volvió a ser inevitable. Según entraron en casa de Claudia esta se fue a su cuarto a cambiarse, dejando sentado en el sofá a Tomy. Cuando salió lo hizo completamente desnuda, levantó a un Tomy sorprendido del sofá y le desnudó, y sentándole de nuevo se puso a horcajadas sobre él y se introdujo el balano de ese chico hasta los huevos.

—Nunca me voy a cansar de sentir esta sensación cuando entras en mí, como me vas abriendo hasta que haces tope en mi matriz…Dioooos, lo amo.

Lo mismo que cuando estuvieron en la ducha, Tomy le hizo el amor. Agarrando sus nalgas con gula y acariciando su anito la subía y bajaba sobre su balano mientras le comía las tetas con ansia. Se corrieron juntos como dos benditos y permanecieron muy abrazados, mientras las caderas de Claudia oscilaban de adelante a atrás con lentitud sintiendo ese rabo increíble que tanto placer le daba.

Estando prodigándose en besos y caricias, el teléfono de Claudia volvió a sonar. Sin dejar de sentir la verga de Tomy, empezó a hablar, imagino, con una amiga, mientras miraba a Tomy y le sonreía. Era como si en su cabeza se fuese fraguando una idea. Cuando terminó dejó su teléfono y miró a Tomy sonriente.

—¿Te quieres venir a tomar algo con mi gente? Hemos quedado dentro de una hora en un garito que hay en el centro, ¿te apuntas?

—¡¡Claro!! —Exclamó Tomy ilusionado.

Cuando llegaron a ese garito, les esperaban tres chicas y dos chicos. Después de las presentaciones, Tomy pensó que Claudia se sentaría a su lado y cuidaría un poco de él. Era su gente, y para que no se sintiese desplazado ella haría de puente hasta que se rompiese el hielo.

Pero no, lo dejó a su suerte. Se sentó entre los dos chavales que estaban frente a Tomy y todos empezaron a hablar entre ellos dejando totalmente de lado a ese chico, que solo sonreía por compromiso empezando a estar incómodo por la situación.

El escenario no cambió en los siguientes quince minutos. Todo el mundo menos Claudia y Tomy tenían sus bebidas. Nadie le ofreció si quería beber algo, nadie le preguntó algo, lo que fuese, para hacerle sentir algo mejor y no sentirse un extraño. Claudia a su aire, conversaba con uno de los chicos y vio como jugaba con su pelo y acariciaba su mejilla con la parte externa de su dedo índice, con cariño, mirándole ensimismada. Ese gesto no gustó nada a Tomy.

—Claudia, ¿quieres algo de beber? —Preguntó Tomy.

—Ehhh…no, gracias no quiero nada. —Respondió casi sin mirarle.

Se fue a la barra y pidió una cerveza. Estando esperando miró a la mesa donde estaban sentados y a través de la gente vio como Claudia y ese chaval se besaban. No, no se sintió bien. Hacia algo más de hora y media que estaban follando en el sofá de su casa, besándose, dándose mucho cariño, incluso amor, joder, todavía llevaba mi corrida en su interior y todo el fin de semana de inmenso cariño que habían pasado. No, no le gustó nada el poco tacto que tuvo Claudia y que le hizo sentir como un estúpido, celoso y vacío.

Se fue con su cerveza a la mesa donde todos estaban sentados. Llegó como se fue, nadie le miró, ni nadie se interesó. Yo desde donde estaba en alguna parte de su cabeza o su cuerpo se lo decía, — «Tomy, termina esa cerveza, lárgate y olvida a esa zorra».— No habían pasado ni dos minutos, se levantaron Claudia y su acompañante y se fueron a la barra a pedir algo de beber para ella. Era casi insultante lo que estaba haciendo. Vio como el chaval se ponía detrás de ella y se frotaba bien contra su culo, mientras le comía el cuello y buscaba su boca. Tomy apartó la mirada, se sentía herido y humillado. ¿Qué pretendía Claudia haciendo eso delante de Tomy?

Apuró su cerveza. Por educación espero a que llegase Claudia y se despediría. Pensó, cuando le invito Claudia, que conocer a más gente seria algo bueno, pero la indiferencia que mostraban todos le hacían sentir fuera de lugar.

—Perdona, ¿me dejas pasar?

Una de las chicas se dirigía a él, pidiéndole que se apartase para poder salir hacia algún sitio. Ni se acordaba de su nombre, ni se fijó en si era guapa o fea y menos en cómo iba vestida.

—Si claro, como no. —Respondió Tomy apartándose.

—¿Tú fumas? —Preguntó esa chica.

—No, no fumo.

—Un chico sano, eso está bien. Yo tenía que pensar en ir dejándolo. —Terminó de decir esa chica.

La vio desaparecer por la puerta del local donde se encontraban, para inmediatamente, aparecer Claudia y ese chaval a sentarse de nuevo. Cada uno fue a lo suyo. Claudia con ese chaval y el otro chico hablando con las otras dos chicas y yo ahí como un pasmarote fuera de lugar. Me terminé la cerveza y me levanté, dispuesto a irme.

—Bien, me ha gustado conoceros, pero me tengo que ir. —Dije a modo de despedida.

—¿Te vas ya? Dijo Claudia sorprendida.

—Si, tengo cosas que hacer. —Respondió Tomy mirando a Claudia con dureza.

—Oye, mañana hacemos una barbacoa en el chalet de un amigo, —dijo el chico que estaba con Claudia,— ya sabes, cerveza, diversión, piscina y chicas guapas. —Termino diciendo y besando a Claudia.

—Que bien, pero no creo que sea buena idea. Seguro que lo pasareis bien pero yo debo de prepararme para la selectividad. —Terminó de decir Tomy mirando a Claudia que no fue capaz de aguantar su mirada.

Con un gesto de su mano se despidió. La excusa que había dado había sido banal, solo para salir del paso. Perfectamente podía haber ido a esa barbacoa, pero tenía que separar la amistad de Claudia con su vida social, ya le había demostrado que aunque había follado con él, esa chica lo trataba como a alguien a quien no debía de dar ningún tipo de explicación sobre su manera de ser.

Pero en el fondo se sentía herido. Sería estúpido el negar que se había enamorado de ella, había sido su primera mujer y un fin de semana increíble, y los sentimientos aparecieron y Tomy como primerizo no supo lidiar con ellos. Tomy en su lugar, desde luego no se hubiese comportado de esa manera tan frívola. Hubiese evitado que viese las muestras de cariño hacia otra persona, no delante de ella, más que nada por respeto, por no hacerla sentir mal.

Salió de ese garito deprisa, sin mirar atrás y cuando salió a la calle, aspiró aire llenando sus pulmones sin percatarse que a su lado estaba la chica que había salido a fumar.

—¿Ya te vas? —Preguntó esa chica.

—Eh…si, me tengo que ir. —Respondió Tomy de forma neutra.

—Te pido perdón, —dijo esa chica— hemos sido muy desagradables y te hemos ignorado. Se que no es excusa, pero antes de que llegaseis Claudia y tú, habíamos discutido y estaba el ambiente muy tenso, pero te aseguro que somos buena gente.

—No lo dudo, pero la primera impresión ha sido pésima. —Confesó Tomy.

—Ya, lo entiendo, yo en tu lugar no hubiese aguantado ni cinco minutos… Emm…¿te puedo hacer una pregunta?

—Claro, pregunta. —Respondió Tomy

—¿Cuál es la relación entre Claudia y tú?

—Es la hija de la pareja de mi padre, única y exclusivamente.

—¿Entonces sois como hermanastros?

—Si, se podía decir que si, aunque no vivimos juntos.

—Ya, entiendo. —Dijo esa chica.— Si te pido que te quedes, ¿lo harías por mí?

—Creo que ni por ti, ni por nadie. No me apetece nada entrar de nuevo.

—Te comprendo perfectamente. ¿Si te doy mi teléfono, me llamaras para poder tomar algo? Sinceramente me gustaría seguir conociéndote.

—Claro, como no. —Respondió Tomy con una sonrisa.

Se intercambiaron los números de teléfono y averiguó que se llamaba Estefanía, Fani. Se despidieron con dos besos y se fijó en la sonrisa tan bonita que tenía, aunque se fue con algo de prisa, había estado más tiempo del debido y se podía encontrar con sus amigos saliendo del local y seria incómodo para él.

De camino a casa de su padre recibió un wasap de Claudia, — «No me gusta cómo te has ido, ¿te ocurre algo? Me has dejado preocupada».— Esta chica o era muy gilipollas o muy inconsciente, aunque se decantaba por la primera opción. Dejó su mensaje en visto, la podría haber contestado, pero estaba muy molesto con ella y en cómo se había comportado y quizás le contestase con algo que de seguro se arrepentiría de haberle mandado, — ya le contestaré, — pensó Tomy para sí. Como conocía a Claudia, y sabia su manera de ser, cuando llegó a su casa de su padre apagó su móvil, no estaba para recibir llamadas de Claudia ni más mensajes, no por ahora, no le apetecía dar explicaciones.

Cuando entró a casa de su padre, nada más abrir la puerta, oyó gemidos. Entró con mucho cuidado y esos gemidos provenían de la habitación de matrimonio. Vio el bolso de Patricia, y sus llaves y supo que se estaban dando un homenaje, con lo que sigilosamente se fue a su habitación e intento dormir, aunque le costó, toda la ropa de cama olía a Claudia y su sueño fue convulso con imágenes de esa chica follando con un montón de hombres, dándoles lo que le había dado a él, mientras le miraban y se reían en su cara.

No pasó una buena noche, no. Cuando se levantó por la mañana su padre estaba en la cocina desayunando y leyendo las noticias en su tablet. Le preguntó por su fin de semana y le pidió que le devolviese su tarjeta de crédito. Estuvieron charlando de cosas intrascendentales y entonces se lo dijo.

—Papá, he estado pensando que aunque te dije que me quedaría aquí toda la semana, casi mejor me voy a casa de mamá. Necesito prepararme para la selectividad y desde allí tengo la biblioteca más cerca.

—Como desees hijo. Yo no tengo problema. ¿Has hablado con tu madre?

—Ahora la llamaré. Pero estoy seguro que no habrá inconveniente.

A medio día estaba instalado en casa de su madre que le recibió con mucho cariño. Era su niño, le quería más que a su vida y que desease estar con ella le llenó de alegría. Cuando estuvo solo en su cuarto, tenía cuatro llamadas perdidas de Claudia y casi veinte wasap. El denominador común de esos mensajes es que sabía que ocurría algo, que no era normal como me había marchado del garito donde quedamos con sus amigos y que Fani le había comentado que cuando se despidió de Tomy no llevaba buena cara.

Me pedía, casi me rogaba que le dijese algo. Sabía que debería de hablar con ella, ante todo Claudia era muy insistente y como no pusiese fin a eso iba a amargar las vacaciones de ese chico. Se armó de valor, sabía que iban a terminar mal, es lo que ocurre cuando se mezcla la amistad con el sexo y ese chico no supo diferenciarlo, quería más de Claudia y ese algo le dejó muy claro que no se lo iba a dar. Buscó en su móvil el contacto de Claudia para hablar con ella.

—¡¡¿TOMY?!! —Casi gritó Claudia al otro lado de la línea.

—Si, soy yo. —Dijo sin emoción.

—Joder, me tenías muy preocupada, no contestabas a mis llamadas ni mis mensajes. ¿Qué ha ocurrido? Y no me digas que nada, porque sé que ayer pasó algo y creo que yo tuve mucho que ver.

—Tu misma te has contestado. Tuviste y mucho que ver, fue como una pesadilla y por supuesto el irme contigo y tu gente fue de las peores decisiones que he tomado. Nunca más, te lo juro.

—¿Pero, por qué? ¿Qué ocurrió? —Preguntaba Claudia asombrada.

—¿En serio me lo preguntas? Claudia, me dejaste tirado con una gente que ni conocía y ni me dirigieron la palabra. Tuve que ver cómo según llegaste te sentaste al lado de un tío al que mirabas con devoción y te prodigabas en cariños hacia él, tuve que ver cómo te besabas, como despreciaste mi invitación a tomar algo, para a los dos minutos irte a la barra con ese tío y casi follártelo…¿y me preguntas que ocurrió?

—Siento si lo ves así pero estas sacando las cosas de contexto. Como te dije solo somos amigos y no tengo que pedirte permiso para hacer lo que me apetece cuando me apetece y lo siento si no te gusta, pero es mi manera de ser. —Respondió Claudia con frialdad.

—Pues yo siento decírtelo, pero tienes una manera de ser bastante frívola y superficial, te has comportado como una puta y creo que he regalado a la persona equivocada, mi cariño y mi virginidad, ¡¡joder Claudia!! —exclamo Tomy,— no hacia ni dos horas que estábamos haciendo el amor en el sofá de tu casa, todavía llevabas mi corrida en tu interior, ¿Cómo crees que me sentí?

Durante un minuto ninguno de los dos dijo nada. Tomy notó una especie de respiración agitada y algún hipido y supuso que Claudia estaba llorando aunque eso no supuso ningún cambio en su actitud. Al poco habló Claudia de nuevo con la voz quebrada.

—¿Puedo verte ahora? ¿Podríamos solucionar esto de alguna manera?

—Claudia, te conté por lo que había pasado, y tú, con tu actitud de me importa todo una mierda me hiciste sentir mucho peor. Me sentí humillado, engañado, vacío y estúpido. De momento no quiero verte ni estar a tu lado. Sé que solo éramos amigos, pero me has hecho mucho daño.

—Tomy… —susurró Claudia echándose a llorar.

—Adiós Claudia, no vuelvas a llamarme.

A Tomy se le escapó una lagrima. Ese fin de semana, la suavidad de la piel de Claudia, el cariño con el que le trató cuando estuvieron juntos, y como su coñito apretaba su polla cuando la follaba, no se borraran de su mente hasta que se muera ni de la mía, si es que cuando abandone este cuerpo me queda algún recuerdo. Buscó el contacto de Claudia en su agenda y lo bloqueó, no quería saber más de esa supuesta amiga.

Por delante se presentaba un verano aburrido. Se preguntaba a donde irían su madre y su pareja y si les molestaría que fuese con ellos. Lo que tenía claro es que no iría como todos los años con su padre, Patricia y su hija Claudia a la costa brava, no le apetecía nada pasar quince días con ella, incluso a sabiendas que al final follarían. La manera de ser de Claudia la había afeado bastante a mis ojos.

Estando por la tarde perreando en su habitación, Tomy se acordó de Estefanía, una de las amigas del grupo de Claudia, y en su invitación a seguir conociéndole. Buscó su contacto en wasap y le mandó un mensaje.

«¿Quizás sea demasiado pronto, para quedar y seguir conociéndonos?»

Casi de forma inmediata, me respondió con emojis partiéndose de risa y con caritas con corazoncitos por ojos.

«No, no es demasiado pronto, me encanta que me hayas escrito y me gustaría quedar contigo»

Al final la llamó por teléfono. Vivían relativamente cerca el uno del otro con lo que quedaron en un punto intermedio. Pasaron una tarde muy divertida, que se convirtió en cena y luego se fueron a un local de moda. Durante toda la velada, hasta que ese chico se despidió de ella no dejaron de conocerse. Incluso hubo alguna muestra de cariño por parte de esa chica.

Desde que quedó con ella no dejo de mirarla. De estatura media, ojos claros, nariz pequeña y labios gruesos. Llevaba una melena castaña a media espalda y tenía un cuerpo muy cuidado y esbelto. Llegó vestida con unos shorts cortos y una blusa de tirantes dejando ver un pecho muy generoso y unas piernas muy cuidadas. Aunque era muy guapa, Claudia le ganaba en belleza. Sabía que las comparaciones son odiosas, se tenía que quitar a Claudia de la cabeza, no debería de andar comparándola siempre con otras chicas.

Fani y él se vieron casi todos los días de esa semana. Yo desde mi privilegiada posición de observador, sabía que esa chica le estaba buscando, lo deseaba, quería intimar con él, vamos, las pistas eran inconfundibles, pero parece ser que Tomy volvía a sus inseguridades y no sabía muy bien cómo interpretar aquello.

El sábado cuando se levantó, y desayunando pensó si quedaba con Fani a donde podría ir a divertirse cuando recibió una llamada de su padre.

—Hola papá, buenos días.

—Hola hijo, ¿no te pillaría durmiendo?

—No, estaba desayunando, ¿qué ocurre?

—Veras, es que Patricia está muy preocupada con Claudia. Lleva toda la semana encerrada en casa, llorando y con una tristeza que le parte el alma. Por más que le pregunta, Claudia dice que son cosas suyas y que ya se le pasará y como sabemos que pasasteis el fin de semana juntos, ¿ha ocurrido algo entre vosotros? ¿habéis discutido por algo?

—Bueno, el domingo por la noche quedamos con su grupo de gente y no fue agradable, fueron muy bordes incluida Claudia y se lo reproché, aunque lo hablamos y creo que quedó solucionado. Como no sea eso, no te puedo decir que le ocurre.

Por lógica Tomy obvió lo más importante. No pensaba que Claudia se lo tomaría así, pero lo que no pensaba hacer es salir corriendo a consolarla. La quería mucho, la amaba, pero prefería quedarse al margen.

—Bien, se lo diré a Patricia, que intente hablar con ella, a ver si consigue algo.

Se despidieron y antes de irse a duchar, recibió una llamada de Feli. Después de los saludos de rigor y en especial de los de Feli, de forma muy cariñosa se lo propuso:

—¿Hoy vas a hacer algo o quieres que nos veamos? —Preguntó Fani.

—Las dos cosas, pero siempre contigo.—Respondió ese chico con alegría.

—Mis padres se han ido de vacaciones y me han dejado solita. Te propongo algo. Te vienes a mi casa, hacemos una pequeña barbacoa y nos bañamos en la piscina. Pasemos un día tranquilo, juntos, haciendo lo que nos apetezca, ¿te gusta la idea? —Terminó preguntando Fani.

—¡¡Buaah!!…Me parece genial. —Respondió Tomy entusiasmado.

—Vale, tengo que salir a hacer una pequeña compra. Cuando llegue a casa te llamo para que vengas. Lo vamos a pasar muy bien, ya lo veras. Te quiero. —Y terminó la llamada lanzándome un besito a través del teléfono.

¿Le quiere? ¿A que ha venido eso? A ver, conocía los pensamientos de ese chico y reconocía que en esa semana junto a ella se había encariñado algo con esa chica. Era divertida, inteligente, detallista y se podía hablar con ella de cualquier cosa, ¿pero quererla? No sé yo si ese sentimiento era reciproco. En su cabeza Claudia se negaba a abandonar la parcela que por derecho era suya, estaba siempre presente y no le dejaba avanzar. Notaba como su corazón sufría cuando estando solo pensaba en ella.

Pero me centraré en este momento. Tomy se sorprendió mucho de lo que le dijo Fani. Tonto no era. Sabía lo que significaba ese "mis padres se han ido de vacaciones y me han dejado solita". Ella y él solos, piscina, medio desnudos…sabia a lo que iba, sabía que iban a follar y esa idea le provocó que su cerebro disparase los niveles de endorfinas, dopamina, serotonina y todo tipo de hormonas terminadas en "ina" que hacían que su cuerpo reaccionase y su gran miembro empezase a llenarse de sangre.

Cuando estaba en la ducha Tomy se miró en el espejo, y me avergüenza decirlo, pero sentí envidia, mucha envidia de él. Me acordaba de mis dieciocho años y era doloroso frente a los dieciocho de ese chico que de seguro iba a ser un triunfador. Tenía un cuerpo muy bonito, con unos pectorales soberbios y unos abdominales muy marcados en la típica "tableta de chocolate".

Se miró por unos instantes más y recordó algo que no le gustó cuando estuvo follando con Claudia, y eso no fue otra cosa que cuando se la chupaba ver como se tenía que quitar constantemente pelos de la boca.

También recordó el placer que supuso el comerse el coñito de esa diosa sin un solo pelo, suave, sedoso, húmedo…uffff…se estaba poniendo muy burro recordándolo y su verga había alcanzado ya una erección considerable, así que ni se lo pensó, agarró un cortapelos y se rasuró todo el pubis y con mucho cuidado sus huevos. Luego tomó una de las maquinillas desechables que utilizaba para afeitarse y terminó de rematar la depilación en su pubis, huevos, perineo y ano. Este último fue complicado, pero con un espejo en el suelo y algo de paciencia dejó todo tan suave como el culo de un bebe.

Se duchó y se preparó bien. Estaba excitado y poco después de medio día, estaba frente a la puerta del chalet de Fani llamando al timbre y algo nervioso. Fue la propia Fani la que le abrió la puerta de la valla exterior dejándole pasar. Según cerró la puerta Fani, le saludo como siempre, agarró su mano y le llevó hacia la piscina y allí perfectamente colocadas, unas hamacas, y al final una cubierta con leña, una barbacoa y una mesa para comer o dejar la comida ya preparada.

—¿Te gusta? —Preguntó Fani,— entre medias de las hamacas he puesto una nevera portátil para que nos tomemos algo fresco. Dentro de casa hay más bebida.

—Lo tendré en cuenta, pero veo que lo tienes muy bien montado.

—Bueno, una ya tiene su práctica, son muchas barbacoas. —Respondió Fani con orgullo.

Tomy estaba algo decepcionado. Pensó en otro recibimiento, en que Fani estaría más provocativa y que su bikini no sería tan tradicional, si no que sería mucho más tentador. Le extrañó su comportamiento, después de lo que hablaron por teléfono y ese "te quiero", era frio y distante y no daba pie a nada. Se resignó. Se puso el bañador, por lo menos se daría unos buenos baños, pero la actitud de Fani empezaba a ser parecida a cuando Claudia le llevó con sus amigos, una actitud de indiferencia.

Pasaron una mañana anodina en la que Fani estuvo más pendiente de su teléfono que dé el, y eso hizo que Tomy se plantease muy seriamente el marcharse, empezaba a no sentirse a gusto. De pronto entro una llamada al teléfono de esa chica que inmediatamente respondió y mirando a Tomy con cara de circunstancias se disculpó.

—Lo siento, son mis padres, discúlpame, ahora vengo. —Y Fani se metió dentro de su casa rápidamente.

Algo ocurre, pensó Tomy para sí. Era extraño como se comportaba Fani, como le evitaba. Yo me he bañado y ella ha esperado a que yo saliese para meterse en la piscina, seguía pensando, y una idea se le hacía cada vez más grande en su cabeza…¡¡Huye!! Aquí va a ocurrir algo y no me va a gustar.

Y efectivamente, se oyó el timbre del telefonillo exterior y al poco, aparecían Fani y Claudia que se dirigían hacia donde estaba tumbado. Me senté en la hamaca y otra vez esa sensación de sentirme engañado y traicionado planeó sobre mi cabeza.

—Hola Tomy. —Saludó Claudia tímidamente.

—Vaya, otra faceta de ti que no conocía, manipulas a la gente a tu antojo. Engañar a Fani y que Fani me engañe a mí, de ti me puedo esperar cualquier cosa, pero de Fani no me esperaba esto.

—Chaval, estás haciendo una montaña de un grano de arena. —Replicó Fani con ironía.

—Solo dime una cosa Fani, ¿tenía alguna posibilidad contigo? ¿me has tomado en serio en algún momento?

—Siento decírtelo, pero no, demasiado conejo para tan poca zanahoria, soy demasiada mujer para ti. Cuando te conocí pensé que serias de otra manera, pero conociéndote bien no eras lo que esperaba. Luego Claudia me contó que no querías hablar con ella y la vi tan desesperada que me propuse ayudarla. Lo de esta semana era para que tomases confianza, lo hacía por Claudia. Y para mi particularmente está perdiendo el tiempo contigo, no sé qué ve en ti.

—¡¡FANI POR FAVOR, CALLATE!! —Increpó Claudia alzando la voz.

—Vale, vale. —Respondió Fani levantando sus manos

Notaba que Tomy empezaba a tener un cabreo monumental. Un cabreo de esos que o se lia a guantazos o revienta. Si Fani hubiese sido un tío, ya le habría dejado con un bonito recuerdo en su cara o su cuerpo y a Claudia…Diooos, estaba por cruzarle la cara, pero su educación y sus principios se lo impedían.

—Tomy por favor, hablemos, déjame explicarme, quiero que lo entiendas, sé que lo del otro día no tiene excusa pero yo te quiero y no puedo estar sin ti. —Rogaba Claudia.

Tomy la miraba pero no decía ni hacia nada. Solo se estaba vistiendo para irse de esa casa cuanto antes. Por no cambiarse ni se quitó el traje de baño húmedo. Tomo su teléfono y a través de la aplicación llamó a un taxi a su ubicación.

—Tomy, dime algo, háblame. ¡¡Mierda!!, maldigo el día que se me ocurrió llevarte con mi gente.

—Tienes cuatro minutos para que hablemos. Es el tiempo que tardará el taxi en llegar.

—No puedes irte, ¡¡no lo entiendes!!, ¡¡estoy enamorada de ti, te amo!! —Dijo Claudia echándose a llorar.

—Que buena actuación. —Dijo ese chico aplaudiendo.— A ver Claudia que gilipollas no soy. Tú y yo nos profesamos un cariño especial, no lo niego. Pero de ahí a decir que me amas... Claudia tu problema es que has perdido un juguete y eso en tu mundo es inaceptable. Por conseguir recuperarlo eres capaz de jugar hasta con los sentimientos de una persona. Sois tal para cual. —Dijo mirando a Fani que sonreía con ironía.— Dios las cría y ellas se juntan.

En ese momento, la bocina de un coche sonaba a la puerta de ese chalet. Tomy se levantó y agarrando su mochila se fue para la salida con Claudia detrás de él rogándole que no se fuese y de fondo a Fani gritando.

—DÉJALE QUE SE VAYA, ES UN ÑINATO, EL SE LO PIERDE.

Dejo a Claudia llorando, pero ese chico pienso que hizo lo correcto. Notaba su tensión, su tristeza. No entendía por qué se portaban así con él, empezaba a no confiar en las mujeres y eso que hacia una semana que se había estrenado, pero eran ya tres chicas que le habían herido.

Por la noche estando Tomy en su casa, recibió un wasap de un numero desconocido. Era un video del chalet de Fani, estaban en una tumbona de la piscina. Reconoció al tío del otro día que estaba con Claudia, tumbado boca arriba y con ella cabalgándole, ensartándose ella misma mientras el chaval le comía el coño a Fani. Y un mensaje.

«Estaba claro que si no eras tú seria otro el que se la follase el día de hoy. Llevan todo el día enganchados como perros. Si te hubieses quedado hasta hubiese dejado que me follases a mí también…Loser»

No lo negaré, eso me hundió. No le tendría que importar si la follada fuese Fani, pero era a Claudia a quien se estaba follando y por sus gestos y gemidos lo estaba disfrutando. La estabilidad de la imagen y la falta de movimiento, confirmaron a Tomy que el video se había hecho desde un trípode o una mesa alta, no había una cuarta persona, aunque, quien sabe, la noche era larga y quizás se apuntase alguien más.

Si algo aprendió ese chico en los años de clases de defensa personal, es que las decisiones que se tomen en caliente pueden resultar caras o causar un efecto no deseado. En esos momentos su tristeza, rabia y enfado, no eran buenas consejeras. Aunque intentó relajarse, que no le afectase, fue imposible, y como un crio se echó a llorar con desesperación, era otra manera de descargar su tensión mientras golpeaba un almohadón con su puño y gritaba barbaridades, gracias a Dios que su madre no estaba en casa.

Ese chico pasó una noche horrible y yo con él. Me hubiese gustado que pudiese escucharme, aconsejarle, pude ser un "pringao" en vida, pero más sabe el diablo por viejo que por diablo y estoy seguro que le habría consolado y que mis consejos de viejo o de ente, la habrían ayudado.

Cuando se despertó ese chico, lo primero que hizo fue volver a mirar ese video y volvió a llorar. Desbloqueo a Claudia y solo se limitó a reenviarle ese video con el texto que recibió y a continuación le mandó otro texto.

«Espero que seas consciente de que hay un video circulando por wasap de ti follando con tu amigo. Curiosa forma tienes de demostrarme tu amor, cada vez la cagas más. Que lo disfrutes.»

Y volvió a bloquear a Claudia. Se fue a duchar y a pensar que es lo que haría desde ahora hasta que pudiese irse de vacaciones, volvía a su aislamiento social, a no tener a nadie con quien compartir nada, estaba solo.

Cuando su madre le vio entrando en la cocina a desayunar supo que algo grave le ocurría a su hijo. Su cara reflejaba sufrimiento, sus ojos rojos le advertían de que había llorado y su gesto siempre risueño, ahora estaba apagado. Quiso hablar con él, que le contase lo que ocurría y poder ayudarle pero mantuvo su hermetismo.

Realmente no le apetecía hacer nada. Habló con su madre de las vacaciones y ese chico supo que ese verano se quedaría en Madrid, no iría con su padre a la costa brava como todos los años y su madre se iría con su pareja a Estados Unidos, en un viaje organizado del cual ya no quedaban plazas. Se resignó. Quiso pensar que el destino le tenía preparado algo mejor para él, agarró sus apuntes y se puso a estudiar. Escuchó que su madre hablaba con su padre, pero no le dio importancia y siguió a lo suyo.

Cerca de la una de la tarde entró una llamada a su teléfono móvil de un numero desconocido. Estuvo a punto de no aceptar la llamada, pensando que sería Claudia intentando hablar conmigo desde otro teléfono, pero optó por el beneficio de la duda y aceptó la llamada.

—¿Si?

—Ho…hola Tomy, soy Miriam.

—¡¡MIRIAM!! —Exclamé sorprendido. —Eres la última persona que pensaba escuchar en el resto de mi vida.

—Ya…ya, hace mucho, muchísimo tiempo que no hablamos.

—Bien…bueno, después de cómo te has comportado, ¿qué esperabas? Pero dejemos eso, ¿a qué debo el honor de esta llamada? ¿Alguna otra idea para joderme la vida? —Pregunté irónico.

—Tomy, se lo que te hice y es imperdonable. No hay día que me despierte y lamente lo que provoqué por estúpida y orgullosa, pero te echo tanto de menos que ya me duele. Quiero pedirte perdón, pero cara a cara, quiero que me mires a los ojos y veas mi arrepentimiento. Quiero ser de nuevo esa amiga que nunca se separaba de ti.

Noté que Tomy dudaba. Era Miriam, la persona que le hizo más daño de todas sus "amigas". Estuvo a punto de mandarla a la mierda por todo lo que le hizo pasar, pero pensó para sí, que ya que se iba a quedar en Madrid, que mejor que tener a esa putilla para divertirse y así de paso humillarla como hizo con él.

—Bueno Miriam, ¿y que propones? Tengo que reconocer, que me has pillado fuera de juego. Es que ni me creo que esté hablando contigo. De hecho mi instinto me dice que te mande a la mierda, cuelgue el teléfono y me olvide de ti.

—Déjame invitarte a comer, y si no tienes nada que hacer, pasemos la tarde juntos. Tenemos mucho de lo que hablar. Desde el día de la fiesta no he podido sacarte de mi cabeza.

—Bueno…Miriam no me fio de ti, nada de nada, pero si es lo que quieres… ¿Cómo deseas que quedemos?

—¿Te acuerdas? En el centro comercial que hay cerca de casa de tu madre, en la tienda de videojuegos, donde siempre quedábamos cuando íbamos allí. —Le recordó Miriam.

—Claro, como lo voy a olvidar.

—¿Te espero allí a las dos?

—Claro Miriam, allí estaré. No llegues tarde, si no, me voy

Miriam se despidió con cariño, pero la despedida de Tomy fue más fría, menos empática, no se fiaba de esa chica que le había amargado la vida durante más de dos años y medio.

Aun así se sentía algo reconfortado. Quien menos se esperaba encontrar, llamaba de nuevo a su puerta. Los dos ya habían cumplido la mayoría de edad y eran más adultos y algo más maduros. Atrás quedaron esos niños, porque creo que no dábamos la talla de adolescentes, que una por provocativa y otro por miedoso y cobarde, rompieron una amistad de muchos años.

8.

Quizás fuese porque ese chico no se fijó bien en Miriam el día de fiesta debido a la ceguera que tenía con Claudia, o quizás porque ya no le prestaba ninguna atención a esa chica que se había creado un enemigo visceral, pero cuando la vio llegar, tragó sonoramente al ver a una joven preciosa, con una minifalda muy cortita una camiseta blanca, ceñida a su cuerpo como una segunda piel y dejando al aire su ombliguito con un sensual piercing, marcando unas tetas increíbles y con unas sandalias de cuña que realzaban sus ya de por si espléndidas piernas.

Cuando Miriam vio a Tomy, se le iluminó la cara con una gran sonrisa, aceleró el paso con sus brazos abiertos hacia él para llegar a su altura y abrazarse con fuerza dejándole sentir su cuerpo, mientras susurraba en su oído lo alegre que estaba por estar con él, y llenaba de besos su mejilla. Estuvieron así por un par de minutos, sintiéndose, solo sus cuerpos hablaban y Miriam no dejaba de darle besitos en la mejilla y Tomy estaba sintiendo sus tetas clavadas en su pecho y su polla empezaba a reaccionar ante semejante hembra.

Con delicadeza fue aflojando ese abrazo y los dos quedaron frente a frente mirándose a los ojos. Miriam era una chica muy guapa, de rasgos delicados y carita redonda con una melena negra que llegaba a su cintura, ojos claros ligeramente maquillados y unos labios perfectamente pintados.

—Me alegro mucho de verte Tomy. —Confesó Miriam.

—Yo también me alegro de verte. Más de lo que imaginas.

—¿Te alegras de verme? ¿De verdad? Que injusta he sido contigo.

—Ehhh…vamos, no te martirices. Estoy aquí contigo, hablemos y aclaremos todo.

A Miriam se la veía radiante. Sin ser tácito agarró la mano de Tomy y ya no la soltó, la miró divertido y ella solo hizo una mueca graciosa mientras seguían andando. Se sentaron en los 100 Montaditos a tomar el aperitivo y ahí empezaron a hablar de todo un poco. Luego fueron a un restaurante italiano a comer y en los postres Miriam le hizo la pregunta que flotaba en el aire desde que se volvieron a encontrar.

—Tomy, ¿qué ocurrió aquel día en mi casa? ¿Por qué te fuiste corriendo?

—Ufff…A ver…Cuando fui a tu habitación y te vi lo primero que recuerdo es la erección tan brutal y dolorosa que tuve al verte así. Luego me invadió la vergüenza y el pánico y me fui corriendo.

—¿Pero, por qué? Yo solo quería perder mi virginidad contigo, estaba muy enamorada de ti aunque no te dieses ni cuenta…bobo, yo te quería.

—Miriam tuve miedo, mucho miedo de hacer el ridículo, a no dar la talla, a hacerte daño según te tocase, a correrme en los pantalones y que te rieses de mí, a no saber hacerte gozar…fueron tantos pensamientos en décimas de segundo que ocurrió lo que no deseaba. Quise disculparme contigo al día siguiente y decirte lo que te estoy diciendo ahora, pero no me dejaste, me prejuzgaste y te fuiste sin ni siquiera escucharme. —Esto último lo dijo ese chico con rencor, notaba lo dolido que estaba.

—Que estúpidos fuimos. Tú por pensar esas tonterías, y yo cegada por la rabia y el orgullo y no querer escuchar tus explicaciones. Tomy, yo era virgen en todos los aspectos, al igual que tú por lo que me cuentas. Iniciarnos los dos en el sexo hubiese sido lo más maravilloso, aprender juntos y te lo juro, estaba tan asustada como tú.

Los días de burla y aislamiento en ese instituto volvieron a su cabeza en oleadas ensombreciendo su rostro. Recordando todo lo pasado y sabiendo que frente a ese chico, estaba la persona que más odiaba en su vida. ¿Qué hacia allí? ¿Por qué no se levantaba y se iba dejándola en ridículo, avergonzándola?

—Tomy, mírame, mírame mi amor. —Rogó Miriam agarrando una mano de Tomy con fuerza.— Daria lo que fuera por borrar lo que hice, pero no puedo, lo hecho, hecho está. Solo te puedo pedir perdón, rogar que me perdones, que me dejes demostrarte lo arrepentida que estoy y que soy capaz de hacer lo que me pidas para que veas que soy sincera contigo.

—¿Harías lo que sea? —Preguntó Tomy con maldad.

—Lo que me pidas. —Se apresuró a decir Miriam con una sonrisa traviesa.

—¿Están tus padres en casa?

—No, están en Azuqueca, (municipio de Madrid), no llegan hasta mañana a medio día. —Confesó Miriam.

Con la mirada se dijeron todo. Miriam pagó la comida como había dicho y agarrándole de la mano casi lo llevó a la carrera hasta que pudieron tomar un taxi. Durante el trayecto, Tomy estuvo tentado de meter su mano entre las piernas de Miriam. La faldita era tan corta que casi se adivinaba su braguita. Notaba como su verga se empezaba a llenar de sangre sabiendo que se iba a follar en breve a esa chica. Ella solo hacía que mirarle entrelazando sus dedos con fuerza con los suyos y frotando sus piernas excitada.

Cuando entraron a casa de Miriam, se besaron con una pasión desbordada. Las manos de Tomy bajaron hasta el culo de Miriam y lo sobó a conciencia atrayéndola hacia si para que notase su tremenda erección.

—Espera, espera, mi amor. Dame un minuto, quiero hacer de esto algo muy especial. —Comentó Miriam encendida.

Tomy pasó al salón, notaba su excitación y su cabeza pensando a toda velocidad. Volvieron sus miedos y sus dudas pensando si todo aquello no era solo nada más que un montaje de Miriam para dejarle en ridículo de nuevo y reírse de él. Había sido demasiado fácil, casi se podría decir que Miriam ya estaba segura de lo que iba a pasar y eso le hacía desconfiar…

—Tomy, puedes venir a mi habitación.

La voz de Miriam le sacó de sus pensamientos y raudo, se dirigió a la habitación de esa chica que le llamaba. Cuando llegó, solo pudo apoyarse en el marco de la puerta y admirar ese espectáculo. Miriam estaba desnuda, en la misma posición en la que estaba aquel día que asustado salió corriendo. Solo un hilo dental cubría, por decir algo, su desnudez. Era excitante ver como su culito se comía ese hilo y los labios de su coñito lo hacían desaparecer entre ellos.

Miriam volvía a oscilar sus caderas con una lenta cadencia, de derecha a izquierda, mostrándose ante Tomy sin pudor alguno mientras le miraba traviesa invitándole con sus gestos a acercarse a ella. Lo mismo que aquella vez, Miriam le hizo la misma pregunta:

—¿Te vas a quedar ahí pasmado, o vamos a hacer algo?

Tomy se acercó con confianza, se arrodillo delante de tan turbadora visión y con delicadeza le quitó el hilo dental dejando a esa chica completamente desnuda. Acercó su cara a su culo y a su coño y aspiro su aroma, olía a gel de baño y mujer excitada y hundió su cara en ese paraíso.

Los labios y la lengua de Tomy, le hicieron de todo, lamió chupó, succionó y se follo con su lengua su coño y su culo mientas que con otra mano castigaba su clítoris hasta que esa chica en un agónico suspiro se corría en su boca en un orgasmo demoledor, con espasmos por todo su cuerpo.

La dejó respirando agitada, recuperándose, con su cara apoyada en el escritorio y su culo apoyado en sus talones. Tomy se puso en pie y se desnudó. Su polla miraba al techo amoratada, palpitando al son de su corazón y tan dura como el hormigón. Se acercó de nuevo a ella que seguía con los ojos cerrados y se dedicó a besarla por toda su espalda, mimándola. Notó como su piel se erizaba y Miriam gemía de nuevo excitada. Cuando miró a Tomy y vio su verga puso su boca en forma de "O" en una exclamación muda de admiración:

—¡¡JODER TOMY…VAYA POLLÓN!!

—Miriam, no tengo preservativos. —Advirtió ese chico.

—Ni falta que hacen. Contigo no los pensaba utilizar.

Miriam no dejaba de mirar esa verga como sopesando si le cabria o no. Tomy se puso tras ella y le abrió ligeramente las piernas, lo máximo que podía en el asiento de esa silla. Solo dejar su glande a la entrada de su vagina, supuso para Miriam un estremecimiento, pero estaba tan lubricada después de su orgasmo que la polla de Tomy se coló en su interior hasta la empuñadura.

—Diooooos Tomy…joder…joder…que ricoooooo…¿Está toda dentro?

—Toda mi amor, tu coñito se la ha tragado entera.

Sin moverse en su interior, Tomy se apoderó de sus dos tetazas y se dedicó a excitarlas y acariciarlas con mimo. Fue la propia Miriam la que empezó a follarse con el pollón de Tomy en su interior. Tardó pocos minutos en alcanzar otro orgasmo explosivo con el balano de ese chico que notaba como el coñito de Miriam estrangulaba su verga con los músculos de su vagina dándole un placer enorme.

—Asiiiii Tomy asiiiiii…no dejes de follarme…ahhhhhh, Dioooos dame maaaas…maaaaaas.

Ese chico dejó bien clavada su polla en el interior de ese coño, mientras Miriam se recuperaba de su orgasmo. Notó que ya estaba incómoda en esa postura y se salió de su interior, la ayudó a ponerse en pie y se besaron con desesperación. La acompañó a la cama e hizo que se tumbase. Por primera vez vio a Miriam desnuda, sus tetas generosas, y su coñito, totalmente lampiño y brillante. Como adivinando donde miraba, Miriam abrió mucho más sus piernas, pasando un dedo por su rajita en un gesto lascivo.

—Mi amor, tú todavía no te has corrido. Quiero notar como te corres dentro de mí y no temas nada, me cuido.

Tomy, volvió a amorrarse a ese coñito, bebiéndose los jugos que soltaba, castigando su clítoris y follándoselo con su lengua mientras Miriam solo hacía que gemir y retorcerse.

—Tomy…fóllame por lo que más quieras…métemela, quiero sentirte dentro de miiiiii.

—Te voy a reventar el coño a pollazos hasta que me pidas que pare.

Y se la metió con ganas. Estaba tan lubricada que entró sin problemas. Miriam solo abrió los ojos por la impresión, pero no se quejó, solo puso los ojos en blanco y dejo escapar un gran suspiro.

—Ahhhhhhhhh…siiiiiiiiiiiii…que gustooooo.

Tomy empezó con suavidad, pero cuando vio como ese coño se tragaba sin problema su verga empezó una follada brutal, con penetraciones profundas. Miriam tardó muy poco en volver a correrse entre gemidos desgarradores mientras ese chico percutía su coñito sin descanso notando las contracciones de sus corridas. Para cuando Tomy notó que su aguante había llegado a su fin y su orgasmo era imparable besó a Miriam con desesperación y gimió su nombre mientras la llenaba con su corrida.

—Miriammmm…Miriammmm

—Siiii mi amor…siiiiiii…llenameeeee de tiii… —Suspiro Miriam aferrándose a Tomy como si en ello fuese su vida.

Noté su orgasmo demoledor en mí, creo que nunca en mi vida terrenal había sentido algo así y desde luego nunca habría imaginado el follar con mujeres tan bellas como Claudia o Miriam. También reparé en la relajación que invadía el cuerpo de ese chico después de haber hecho disfrutar a esa joven increíble que buscaba sus besos y caricias como una desesperada. Necesitaba sentirse querida por Tomy, que supiese que para ella él lo era todo, todo lo que había anhelado desde hacía muchos años y sin poder evitarlo Miriam se echó a llorar.

Tomy la miró confundido y asustado pensando que le había hecho daño. Se salió de ella y se tumbó a su lado abrazándola, y dándola cariño. Atrás habían quedado esas ideas de aprovecharse de esa putilla y llegado el momento joderle la vida como hizo con él. Tenía un sentimiento de empatía y cariño enorme y lo que no deseaba era verla sufrir.

—Cariño, siento haberte hecho daño, no era mi intención, perdóname. —Se disculpaba Tomy.

—No seas bobo, —decía Miriam entre hipidos,— no me has hecho daño, al contrario, lloro porque nunca he sentido algo como lo que he sentido hoy y con la persona que más amo…soy la mujer más feliz del mundo.

Se quedaron descansando, hasta que Miriam se levantó de la cama y fue al baño. Cuando regresó, volvieron a hacer el amor, Miriam estaba impresionada con Tomy por como aguantaba y los orgasmos que le hacía alcanzar. Pero también hablaron mucho sobre ellos, abrazados, dándose cariño, diciéndose en todo momento lo que se querían y como se amaban.

Se confesaron muchas cosas de cuando eran unos púber. Tomy descubrió que Miriam estaba enamorada de él desde hacía muchos años, y Miriam descubrió que Tomy la deseaba y estaba coladito por ella desde primero de la ESO.

—Tomy, ¿tienes algo con Claudia? —Preguntó Miriam directamente.

—No, quise tener algo, pero se burló de mí. Me humilló. Ya no nos hablamos.

—¡¡Joder!! —Exclamó Miriam,— parecía buena persona y se os veía muy bien a los dos. A mí me gustó mucho cuando habló conmigo y me animó a que te llamase.

Los dos se quedaron callados por unos minutos acariciándose y el que preguntó esta vez Fue Tomy.

—Y tú, ¿estas con alguien?

—Bueno, estuve saliendo con Cesar, el tío que quiso pegarte, pero era un imbécil, inseguro y muy celoso. Fue al que di mi virginidad y te aseguro que siempre me arrepentiré. En la fiesta quiso volver conmigo y se hizo el gallito con el resultado que conoces, nunca he pasado tanta vergüenza. Por ahora me gustaría saber, después de esto, y de lo que nos hemos confesado ¿qué somos tú y yo Tomy?

—Seremos lo que queramos, pero si te sirve de algo, no me quiero volver a separar de ti, no quiero que salgas de mi vida y solo deseo estar contigo. Te quiero Miriam.

Sellaron esas muestras de cariño con un apasionado beso y volvieron a hacer el amor. Esa noche Tomy se fue a su casa a por sus apuntes para el examen de selectividad y le dijo a su madre que se iba a casa de un amigo a estudiar y que pasaría la noche allí. Volvió a casa de Miriam que le esperaba desnuda y de nuevo volvieron a follar.

A partir de ese momento Miriam y Tomy fueron inseparables. Ambos aprobaron el examen de selectividad y consiguieron la nota para que Miriam estudiara arquitectura y Tomy derecho. Ese chico tuvo la oportunidad de irse a Pamplona a cursar sus estudios en una de las mejores universidades, pero no quería separarse de Miriam.

Pasaron un verano fantástico, se divirtieron, se amaron y follaron como dementes. Hasta se fueron a un apartamento en Benicasim que les dejó una amiga de Miriam. Pasaron una semana en la playa, divirtiéndose y enamorándose cada vez más.

Pero todo tiene un final. El verano se acababa y había que hacer la matrícula de la universidad. Ambos se acompañaron a hacer sus respectivas matrículas y a conocer sus universidades, y aunque con algo de pena por que empezaban el curso y eso suponía otros compromisos, los encuentros entre Miriam y Tomy se fueron espaciando para dar cabida a las nuevas obligaciones.

Pero algo ocurrió. Ese chico era feliz, lo reconozco, le seguía envidiando, notaba ese sentimiento de encontrarse bien consigo mismo. Lo tenía todo, unos padres que le querían, una buena posición en la sociedad, sin penurias económicas y una chica a la que adoraba y amaba con toda su alma y una inteligencia que le ayudó a sacar su primer año de carrera con sobresaliente.

A veces la vida te deja sin sentido sin que veas venir el golpe de la forma más cruel. Fue un jueves 26 de mayo. Tomy ese día no tuvo clase y quiso dar una sorpresa a Miriam yendo a buscarla a su universidad e invitándola a comer. Hacía casi una semana que no se veían y la notaba agobiada, fría y distante cuando hablaban por teléfono.

Se presentó en su facultad y fue al aula en la que sabía tenía sus clases pero estaba vacía y eso le extrañó, la buscó en la cafetería y por el campus donde sabía que ella paraba con sus amigas a charlar pero tampoco la encontró. Entonces hizo lo más lógico, llamarla por teléfono…un tono, dos tonos, tres tonos y ese chico escuchó un poco a lo lejos el tono de llamada del teléfono de Miriam que inmediatamente corto la llamada.

Cuando la vio, un dolor agudo cruzó su pecho, allí sentada en un banco a horcajadas sobre un tío, con sus manos bajo su falda sobándola a placer y frotándose ella descaradamente sobre su polla, estaba su amada Miriam.

Un estremecimiento como nunca antes había sentido se apoderó del cuerpo de ese chico y a través de él pude sentir su miedo, su decepción, su frustración y su humillación. Sabía que no me escuchaba, pero recordaba esa sensación y era de todo punto inaguantable y lo gritaba allá donde estuviese, «lárgate de ahí Tomy, vete y no mires atrás», pero no me oía .

Se quedó ahí como un memo mirando como se comían la boca con gula, con desesperación, mientras casi oía gemir a Miriam. Volvió a llamarla, y la misma operación su teléfono se escuchaba, pero ella lo miraba y cortaba la llamada. En un movimiento vio al hijo puta que estaba con Miriam y reconoció al tal Cesar, el musculitos al que en su día dio una paliza y dejo en ridículo en una fiesta y el que se quedó con la virginidad de Miriam, —joder, no me lo puedo creer, zorra.—

Sin saber muy bien por qué volvió a llamarla, su teléfono volvió a sonar y molesta Miriam cortó la llamada y vio como escribía algo en su teléfono. Tomy pensando que sería para él, bajó el volumen y lo dejó en vibración y efectivamente a los pocos segundos entraba un mensaje de Miriam. —Estoy en clase pesado, no me llames.—

Miriam volvió a besar a ese capullo y le dijo algo. Se pusieron los dos en pie y agarrados por la cintura como dos enamorados se fueron hacia adentro del edificio de la facultad. Tomy los siguió, no presagiaba nada bueno y se quiso ir, pero por alguna razón no lo hizo.

Subieron al tercer piso, estaba completamente vacío, no se veía un alma. Miriam con seguridad abrió una puerta y desaparecieron dentro los dos. Cuando ese chico llegó a esa puerta dudó si quería ver lo que seguro estaba ocurriendo, se quedó parado, mirando la puerta con sus ojos anegados de lágrimas, al poco con cuidado abrió la puerta y escucho nítidamente gemir a Miriam mientras susurraba excitada, —así, mi amor, siiii…métemela más…no dejes de follarme.—

Cerró la puerta con cuidado y se fue por donde había venido. Algo en ese chico cambió. Fue como si se activase un interruptor de seguridad en su cerebro, note su frialdad y su odio hacia las mujeres en general, primero Miriam, luego Claudia, seguido de Fani y Claudia y terminando con Mirian, se habían encargado de hacer de su corazón pedacitos muy pequeños. Se juró a si mismo que a partir de ahora eso dejaría de ocurrir, blindó su corazón para que ninguna mujer volviera a poseer su cariño, que tuviese acceso a su maltrecho corazón y pudiese jugar con él.

Mandó un escueto mensaje a Miriam, —descuida, no te volveré a molestar.— Para seguidamente llamar a su padre:

—Hola papá.

—Hola hijo, ¿ocurre algo?

—Me dijiste que preferías que me fuese a Navarra a estudiar derecho, pues me quiero ir ya.

—¿Ya? A ver, acabas de terminar primero, ¿no preferirías pasar un verano de diversión y un mes antes de empezar, si quieres, irte allí?

—No, cuanto antes mejor, me instalo y me habitúo al ambiente de allí. Además necesito concentración y aquí hay demasiada distracción.

—Vale, como quieras, pues prepárate que la semana que viene estarás allí.

Me despedí de mi padre y seguidamente me fui a un centro comercial y busqué una tienda de mi operador de telefonía. Dije que necesitaba cambiar de número de teléfono y me lo gestionaron sin problema. De Miriam no supe nada más. Seguro que intentó ponerse en contacto conmigo, pero ya mi número no existía. Hable con mi madre y se disgustó mucho al saber que me iba fuera de Madrid a estudiar. Le di mi nuevo número de teléfono y le pedí que si se ponía Miriam en contacto con ella que le diese largas y que por supuesto, no la diese mi nuevo número de teléfono.

—Os ha ocurrido algo, ¿verdad?

—Si mamá, algo muy grave.

—Hijo, me duele verte sufrir.

—Tranquila, estaré bien.

Miriam no conocía donde vivía el padre de Tomy, con lo que hizo una maleta y se llevó todo lo que pudo de casa de su madre. A la semana estaba instalado en una residencia universitaria. Debido a los contactos de su padre, no fue inconveniente el traslado de expediente y la inscripción en segundo curso de derecho.

Atrás dejaba su vida en Madrid. Necesitaba empezar de nuevo y no ser tan necio con las mujeres. Todas sin excepción eran más malas que un dolor de muelas y sobre todo muy putas. Bien, si querían jugar, seria con sus normas.


9.

Para Tomy, ese verano que pensó que sería horrible, se convirtió en una experiencia inolvidable. El que se instalase en la residencia de estudiantes hizo que conociese a otros estudiantes que debido a problemas económicos no se podían trasladar a sus lugares de origen. Por fin después de la pandemia, de los confinamientos y de haber suspendido por dos años consecutivos los San Fermines, ese 2022 se celebraron por todo lo alto y Tomy se lo pasó en grande.

Conoció a muchas chicas y debido a que ese chico era bastante agraciado, raro era el día que no follaba con una, pero lo hacía sin ningún sentimiento, sin empatía, solo se las follaba hasta que se corría y las dejaba tiradas como un desecho y nunca, nunca, repetía con la misma. Perdió la capacidad de amar, protegió su corazón, no dejaría que nadie se lo volviese a destrozar.

Pero eso hizo que se crease una fuerte amistad con otros cuatro chicos que lo utilizaban para conocer a chicas, a cambio de cervezas gratis y comilonas a cargo de algunos "guiris" que con tal de divertirse con esos chicos lo pagaban todo.

Si, el paso por esa universidad fue toda una experiencia. Se creo una fama de mujeriego, desalmado e insensible, pero su verga ya la conocían la mitad de la población femenina de esa universidad e incluso alguna profesora que quiso probar si eran ciertas esas habladurías.

Copió los roles de comportamiento de las mujeres más populares. Como jugaban con su físico y lo que tenían entre sus piernas para someter a su posible víctima y dominar su forma de ser y cuando conseguían de ellos lo que querían, dejarles tirados, casi humillados y rotos por dentro.

Se prometió a si mismo que no sería tan desalmado, pero si sería un déspota con ese tipo de chicas que al principio pasaban de él, pero que al final se arrastraban pidiendo que las follase. Vio muchas lágrimas en chicas con las que había follado y creyendo que habían encontrado a su príncipe azul, se estrellaban con la realidad, cuando ese chico aparecía delante de ellas con una nueva chica y se besaban sin pudor delante de ella.

Aprendió a esquivar las bofetadas que muchas mujeres intentaban propinarle por haberlas, según ellas, humillado, aunque siempre les recordaba como gritaban cuando se corrían con su polla bien clavada en su culo o su coño. Fueron muchos, los novios, amigos especiales y hermanos que furibundos querían lincharle por haber deshonrado a su novia, amiga o hermana. Pero le dio exactamente igual, supo deshacerse de ellos con facilidad.

Si, fue una época algo convulsa, pero también Tomy era un triunfador y uno de los mejores alumnos de esa universidad. Cumplió otro de mis sueños, acostarse con cientos de chicas y que cuando entraba en la cafetería de la universidad, todas las mujeres le mirasen con deseo y curiosidad, y que se encontrase una cerveza bien fría en la barra para él mientras su cuadrilla le esperaba para brindar.

Su paso por la universidad se terminó cuando aprobó con sobresaliente su último examen. Fue el primero de su promoción, hizo un master y cuando terminó se fue a Estados Unidos a doctorarse en leyes en la prestigiosa universidad de Harvard. A su vuelta a Madrid ya habían pasado once años y Tomy, ese chaval que fue vapuleado y maltratado por las mujeres que confesaban que le querían con locura, se había convertido en un atractivo hombre, arrollador, conquistador y victorioso…pero desalmado y sin escrúpulos.

Entro a trabajar en el bufete de abogados de donde su padre era socio y solo le hicieron falta dos años para convertirse en uno de los abogados más importantes de Madrid. Gran litigador, se especializó en divorcios millonarios de gente famosa y su nombre empezó a salir en revistas y prensa. Raro era el caso que perdía y su falta de escrúpulos no le impedía acostarse con algunas de sus clientas, que podridas de dinero agradecían de esa manera sus servicios, aparte de sus emolumentos

Por follarse, hasta se folló a una presentadora del tiempo de una cadena de televisión que era una hembra impresionante con un cuerpazo escultural. Pero cometió el error de quedar más veces con ella y empezar a sentir algo por esa mujer, con lo que de la noche a la mañana, espació sus visitas hasta hacerlas desaparecer. Ella no le pidió explicaciones, solo le mandó un sentido mensaje de amor y salió de su vida.

Fueron muchos los momentos y muchas las mujeres. Aunque Tomy me había dejado "probar" la vida que yo ansié tener, no me gustaba como estaba enfocando su futuro en estos momentos. Creo que todos pensamos que siempre tendremos veinte años, pero no, los años van pasando y aunque pensemos que somos jóvenes nuestro cuerpo empieza a notar ese paso de los años.

Tomy golfeaba mucho, mucha vida nocturna, muchas mujeres, mucho alcohol y mucha coca. Eso le mantenía activo para el ritmo de vida que llevaba él. Pero no se daba cuenta que se estaba destruyendo poco a poco, casi sin notarlo. Cierto es que seguía cultivando su cuerpo y hacía mucho ejercicio, pero no llevaba una vida sana.

El día que perdió la poca humanidad que tenía, fue cuando en un juicio en el que se enfrentaban padre e hijo, Tomy no dudó en destrozar y humillar a su padre frente al tribunal. Si algo tenía claro ese chico es que no le gustaba perder. Eso desencadenó una serie de acciones que terminaron en el despido de su padre del bufete donde tantos años trabajó. A partir de ahí, y perdido su prestigio, fue una caída libre que le hizo retirarse de la abogacía y jubilarse. Patricia y él se retiraron a un apartamento en la costa y ya no se volvieron a hablar.

La relación que tenía con su madre se agravó cuando ocurrió ese incidente y prácticamente ni se veían. Sinceramente a ese chico le daba ya todo igual, solo quería ganar dinero, casos, follarse a muchas mujeres y divertirse, algo en su cabeza empezaba a funcionar muy mal.

Poco antes de cumplir los cuarenta años y estando en la cima de su carrera, su fama de abogado excepcional y desalmado había llegado a todos los rincones de la geografía española e incluso había atravesado fronteras.

Estando en su despacho entro su secretaria y le anunció su visita de las 18:00 horas, dejando su expediente encima de su mesa. Cuando la abrió se sorprendió…Miriam Cubero. Miles de recuerdos acudieron a su cabeza pero un solo pensamiento ensombreció su mirada.

—Hágala pasar. —Pidió a su secretaria a través del teléfono interno.

Al poco acompañada de su secretaria, entro Miriam, elegantemente vestida, tan guapa como siempre, parecía que los años no habían pasado por ella. Venía con cara seria, se adivinaba odio en sus ojos, aunque no sabía si era por mi o por su demanda de divorcio.

—Sra. Cubero, haga el favor de sentarse. —Le indique amablemente con mi mano desde detrás de mi escritorio.

—¡¡De verdad!! Ni me vas a dar un beso, ni un, ¿hola, qué tal? ¡¡Después de tanto tiempo!!

—No, los besos están sobrevalorados y no olvidemos que eres una posible clienta. Nos ceñiremos al caso que nos trae aquí que es lo importante, así que no perdamos el tiempo y empecemos.

Era un caso de divorcio por una infidelidad reiterada, pero lejos de pensar que sería Miriam la acusada, era el marido un rico empresario del sector de telefonía. El marido en ningún momento negó su infidelidad pero puso como atenuante que su mujer no le daba todo el sexo que el la pedía, pero sí que vivía muy bien gracias a su fortuna y que le exigía una cuota de sexo semanal, y como no aceptó, pensó que su mujer tenía un amante aunque no aporto pruebas de ello.

—Muy bien Sra. Cubero, la pregunta es obvia, ¿tiene algún amante? ¿En algún momento de su matrimonio ha sido infiel a su marido? No me gustaría que en pleno juicio salieran pruebas de su infidelidad. Me cabrea muchísimo que me engañen. —Dije mirándola con dureza.

—Tomy te aseguro que nunca, nunca le he sido infiel a mi marido, No de obra, pero sí de pensamiento, eso no lo niego. Y por favor, deja de llamarme Sra. Cubero.

—Bien, de momento lo dejaremos aquí. Hay que realizar unos cuantos trámites que nos llevaran unos días hasta que presentemos la demanda de divorcio. Ya tendrá noticias nuestras Sra. Cubero. Buenas tardes.

La despedí con indiferencia, ella se levantó airada y se dio la vuelta enfadada, mi secretaria ya la esperaba en la puerta para acompañarla a la salida.

Los trámites a los que me refería no eran otra cosa que investigarla a fondo, sacar todos sus posibles trapos sucios, y que el abogado de la parte contraria, que seguro que también investigaría, no me pillase en un renuncio y se llevase la victoria de ese jugoso juicio.

Pero no, por mucho que investigué y levanté todo tipo de imaginarias piedras donde se pudiese esconder un atisbo de infidelidad, mi clienta estaba tan limpia como una patena, con lo que presentamos la demanda de divorcio. Eso provocó muchos encuentros entre Miriam y yo, pero siempre en el despacho, nunca fuera de él. Tenía que prepararla bien para cuando declarase, sabía que el abogado de su marido la atacaría con todo lo que tuviera y levantaría cortinas de humo para influir en la decisión del juez.

Para cuando el abogado defensor se enteró quien representaba a la mujer de su cliente, quiso llegar a un acuerdo, pero tenía tan claro que íbamos a ganar que aunque se lo transmití a Miriam lo desestimó. Cuando terminó el juicio, Miriam era 25 millones de euros más rica y su cara de felicidad lo decía todo. Cuando salimos del juzgado un montón de periodistas la hicieron cientos de preguntas, yo me hice a un lado y tomando un taxi me fui satisfecho por el resultado a mi despacho.

Esa misma tarde a última hora, mi secretaria me anunció que Miriam quería verme, así que le dije que la hiciese pasar. Ya se conocía el camino, apareció sola en el despacho, con una botella de cava, dos copas y un vestido insultantemente corto y ceñido a su cuerpo.

—Debe de ser tu costumbre desaparecer sin dejar rastro. —Dijo Miriam con toda la intención.— Esta mañana te busqué cuando terminé con los periodistas y ni te vi.

—Bueno, era tu momento, habías ganado una demanda de divorcio millonaria y yo ya no pintaba nada…creo que nunca lo hice.

Miriam o no quiso escuchar esto último o realmente es que no lo escuchó. Solo se limitó a descorchar la botella de cava y llenar las dos copas, ofreciéndome una.

—Por ti Tomy. Vales cada euro que he invertido en ti. Tu fama te precede. —Dijo Miriam brindando con ese hombre.— Y ahora me gustaría que nos fuésemos a cenar y charlásemos…de nada en especial y de todo en particular. —Terminó diciendo Miriam.

—Siento decepcionarte, pero no suelo salir a cenar con mis clientas.

—Eso no es lo que ha llegado a mis oídos. Se que tu moral es muy relajada y que a muchas de tus clientas, te las has llevado a la cama. Amigas mías que te recomendaron me informaron de tu fama de amante increíble y me gustaría comprobarlo…¿O es que acaso no te gusto?

—No, precisamente tú no me gustas. No me fio de ti.

—Bueno, ya está bien Tomy. Aparte de venir a que me representases, también he venido a buscar respuestas a intentar comprender por qué hace veintidós años me dejaste tirada como un trapo sucio…Me volví loca buscándote y nadie, nadie, supo decirme nada de ti, donde estabas o a donde habías ido…desapareciste de mi vida en un momento y quiero saber por qué.

—Realmente no me apetece darte ninguna explicación.

—¡¡¿QUE NO TE APETECE?!! ¡¡CREO QUE ME LO DEBES!! —gritó Miriam.

—Yo no te debo una mierda y no tengo por qué explicarme ante ti. —Dijo Tomy enfadado.

—Siempre has sido un puto crio, mucha fachada, pero interiormente solo eres un niño asustado y acomplejado, me lo demostraste cuando te jodi la vida en el instituto y me lo vuelves a demostrar ahora. —Escupió sus palabras con desprecio Miriam.

Aunque Tomy tenía mucho autocontrol, notaba como interiormente iba a estallar. Miriam sabia como hacerle saltar y con ese último comentario había abierto la caja de pandora. Notaba su malestar por tener que abrir viejas heridas, pero no iba a consentir que esa puta se fuese creyéndose superior a él.

—¿Realmente quieres saber lo que pasó? —Respondió Tomy con los ojos inyectados en sangre.

—Si joder, sí. Explícame por qué me abandonaste.

—Bien, hagamos memoria de lo que ocurrió ese jueves 26 de mayo del 2022. Ese día no tuve clase no recuerdo bien por qué motivo y se me ocurrió que, como estabas tan agobiada y distante, irme a tu universidad a buscarte y comer contigo.

Solamente con este comienzo, hizo que la cara de Miriam cambiase de una de soberbia a otra de temor.

—Cuando llegué, te busqué por todos los lugares por donde solías parar, pero no te encontré e hice lo más lógico…llamarte por teléfono para saber dónde estabas. No aceptaste mi llamada, estabas demasiado ocupada, pero sí que escuche el tono de tu teléfono, inconfundible para mí.

Miriam se sentó en una de las butacas. Su cara era de perplejidad y su mentón temblaba ligeramente

—Te volví a llamar y te localicé, sentada a horcajadas sobre un tío que tenía sus manos debajo de tu falda, sobándote el culo y seguro que algo más mientras os besabais con desesperación y tu movías tus caderas frotándote contra el…y volviste a rechazar mi llamada mientras te lanzabas a comerle la boca de nuevo.

A Miriam ya empezaban a caerle las lágrimas intuyendo el final de la historia mientras negaba con su cabeza, pero Tomy continuó.

—Y volví a llamarte de nuevo. Parece que te fastidió ver quien te llamaba y entonces me dejaste ver quien estaba contigo…Cesar, ese perdedor a quien ridiculicé. Me mandaste un mensaje, ¿recuerdas? Estoy en clase pesado, no me llames.— Y con el corazón hecho girones, vi como tu amiguito y tú os ibais como dos enamorados al edificio de la facultad y en el tercer piso en un cuarto te escuché perfectamente gemir y como le decías — si mi amor, métemela más, no dejes de follarme .— Lo último que supiste de mi ese día fue un escueto mensaje, — descuida que no te volveré a molestar, — y creo que lo he cumplido. Luego cambié de número de teléfono y me fui lejos de ti, entre Claudia y tú, me jodisteis la vida. Ahora ya sabes lo que pasó.

—De alguna manera, supe que habías estado allí, —decía Miriam llorando con angustia.— Según salimos de ese cuarto, pude oler tu fragancia, flotaba en el aire, solo tú olías así de bien. Cuando vi tu mensaje, supe que no presagiaba nada bueno y para cuando quise llamarte tu número de teléfono ya no existía. Me fui a casa de tu madre para intentar hablar contigo y solo me miró con dureza y me lo dijo:

—Mi hijo está muy lejos de aquí y de ti. Déjale en paz.

Miriam escondió su cara entre sus manos y lloró, lloró con un sentimiento de derrota que no conocía en ella mientras me pedía perdón.

—No te voy a perdonar, nunca lo haré, me jodiste dos veces, no voy a dar pie a que lo hagas una tercera vez, ni lo sueñes. Ahora vete con tu botella de cava y tus millones, que de seguro te saldrán amantes de tu dinero hasta de debajo de las piedras. Buenas tardes Sra. Cubero.

Miriam salió de ese despacho derrotada, aunque hubiese ganado su demanda de divorcio. Nunca pensó que Tomy fuese conocedor de su desliz, que solo fue una "aventurilla" con alguien a quien en su momento entrego su virginidad y nunca olvidaría. Ella perdió más de lo que ganó, pero lo que la atormentaría a partir de ese momento era saber el daño que infringió a Tomy a quien seguía amando con locura.

Esa noche Tomy se excedió con todo para olvidar, alcohol, cocaína y mujeres. Fue tal la borrachera que se agarró que cuando despertó al día siguiente, en una cama ajena, desnudo y con dos mujeres, no supo ni quienes eran ni como había llegado allí. Cuando vio la hora que era saltó de la cama asustado eran casi las dos de la tarde y ese día tenía juicio a las once de la mañana. Buscó su ropa y localizó su móvil, tenía multitud de llamadas perdidas de su despacho, de números que no conocía y dos de Miriam que las ignoró.

Por algún motivo ese día fue el principio del fin de Tomy. Esa demanda de divorcio de Miriam fue el último gran éxito de su carrera y a partir de ese día todo fueron derrotas y reveses que suplía con más alcohol y mucha más cocaína.

Empezó a fumar más que un testigo falso. Pasó de ser un fuera de serie a ser uno más en ese bufete de prestigio. Cada vez fueron menos los casos que le entregaban, pero ese chico, ese hombre ya no pensaba en otra cosa que no fuera divertirse y follar.

Vi y viví su degradación, como se iba autodestruyendo sin ser capaz de detenerse y pensar que estaba tirando su vida a la basura. Era un cuerpo vacío, sin sentimientos, con un corazón blindado por cientos y cientos de capas de grueso acero imaginario, para que nada ni nadie se lo destrozase de nuevo.

El primer aviso de que algo no iba bien en su cuerpo fue una tarde que se fue a follar con una joven. Tenía cuarenta y cinco años y ya no tenía ese cuerpo de antaño que volvía locas a las mujeres. Había engordado mucho, demasiado y le costaba moverse. Para cuando estuvieron desnudos en la cama vio con terror que su miembro se mantenía en reposo y no había atisbo de una mínima erección. La chica quiso estimularlo aún más metiéndose ese flácido pene en la boca, pero ni aun así, fue imposible.

Le ocurrió dos veces más, pero lejos de ponerse en manos de un médico optó por comprar Viagra a través de internet. Empezó a consumirlo como si fuesen caramelos hasta que su cuerpo no aguantó, y estando en su despacho un agudo dolor en su pecho y la falta de aire, le obligaron a pedir ayuda.

Entró muerto en urgencias. Solo la insistencia de los médicos consiguió mantenerle con vida, pero por momentos yo mismo, en el interior de ese cuerpo moribundo también me desvanecía, luego todo se volvió oscuridad.

Cuando tomé consciencia de mí mismo, ni sabía dónde me encontraba, si había salido del cuerpo de Tomy, si estaba en otro cuerpo o si simplemente me encontraba en un limbo entre un cuerpo y lo que hubiese después de esta experiencia.

La entrada de una enfermera me confirmó que todavía estaba con Tomy, ese chico quiso decir algo pero estaba muy débil. La enfermera habló con él.

—No haga esfuerzos, está muy débil. Dentro de un rato vendrá un médico a hablar con usted.

—¿Es…estoy en un hospital? —Preguntó Tomy con un hilo de voz.

—Si, ha estado a punto de morir. Sufrió un infarto y ha estado quince días en la UCI. Pero ahora está mejor y le han subido a planta. —Le comentó esa enfermera.

Joder, si ha tenido que ser grave para que esté en el hospital, pensó Tomy. Vio cómo se marchaba la enfermera y solo se quedó acompañado por una máquina que controlaba sus constantes vitales con ese molesto y ya conocido BIP…BIP…BIP.

Al rato entraron en la habitación tres doctores y una enfermera y el que se supone que debía ser el jefe de cardiología me habló:

—¿Cómo se encuentra hoy?

—Bueno, he tenido días mejores.— Dijo Tomy bromeando.

—¿Es usted consciente de lo que le ha ocurrido?

—Creo que he tenido un infarto, eso me han comentado. Dijo Tomy con algo de fatiga.

—Estuvo usted muerto durante más de veinte minutos. Aunque conseguimos recuperarle, su corazón está tan dañado que puede fallar en cualquier momento.

—¿Y eso que significa?

—Que puede morir en cualquier momento, su corazón no aguanta.

—Bueno, pues me lo cambian y asunto resuelto, ¿no?

—Señor, un corazón no se vende por Amazon, requiere una lista de espera y muchas pruebas y sobre todo que el receptor llevara una vida sana y usted, perdone que le diga con su estilo de vida no es beneficiario de un trasplante de corazón. En su análisis de sangre, aparecieron sustancias que no deberían de existir.

La máquina de soporte vital empezó a pitar con más intensidad. Esos matasanos le estaban negando su derecho a vivir por una serie de estupideces y protocolos ridículos y su enfado se iba acumulando. Cuando saliese de allí les iba a poner una demanda que les iba a costar muy cara. Pensó Tomy.

La enfermera que había entrado con esos doctores inyecto algo en el goteo que tenía puesto y a los pocos segundos un sopor ya conocido por mí en su momento, hizo que ese chico volviese a cerrar los ojos y todo se volvió a quedar a oscuras. Dentro de esa oscuridad supe que sería muy difícil que Tomy sobreviviera a este percance, su corazón sonaba débil y desacompasado.

Cuando despertó de nuevo, noto que alguien tenía agarrada su mano con fuerza mientras la besaba y lloraba. Le costó enfocar y reconocer a esa persona, ¡¡Claudia!! Después de tantísimos años volvía a ver al que fue el gran amor de su vida.

—¡¡Claudia!! Que sorpresa. Debo de estar muy mal para que hayas venido a verme.

—Hola mi amor, —dijo Claudia echándose a llorar. —Mi madre me dijo lo que te había ocurrido.

—He estado tan drogado que ni se quien ha venido.

Claudia se abrazó a él sin parar de llorar. No sabía muy bien por qué, ese chico se imaginaba que era la alegría de volver a verle, pero la realidad era muy distinta. Nadie salvo ella se había interesado por él, ni sus padres, ni familiares, nadie, no tenía amigos y solo esa mujer fue la que fue a hacerle algo de compañía.

—Y dime Claudia, ¿qué ha sido de tu vida? ¿Estas casada? ¿Tienes hijos?

—Tengo un buen trabajo, ni me casé, ni tuve hijos.

—No lo entiendo, ¿cómo ningún hombre ha conseguido conquistarte? Si eres una preciosidad.

—Una serie de malas decisiones con el que fue el amor de mi vida, me alejó de él. Nunca encontré un hombre así, y el único que podía hacerme feliz no quería saber nada de mí. Ojala no te hubiese llevado con mis amigos aquel día, todo hubiese sido diferente.

Claudia volvió a llorar con amargura. Tomy quiso hacerlo pero no le quedaban fuerzas ni para eso. Quiso abrazarla, pero sus brazos eran dos barras de plomo de una tonelada, aun así se permitió el lujo de bromear.

—No llores cielo, déjame vestirme y bajemos a tomar un café y charlar.

—Tú solo prométeme que te pondrás bien. No me dejes otra vez. —Se despidió Claudia con cariño.

Claudia besó por última vez esos labios. Esa misma tarde otro infarto letal, destrozo su ya maltrecho corazón y ya nada se pudo hacer por su vida. De repente me vi en esa habitación mirando el cadáver de Tomy y a su alma, a su entidad, a los pies de la cama mirándose a sí mismo. Quise hablar con él, pero no me veía, no me escuchaba y aunque intentaba tocarle, era algo imposible, no éramos algo material, algo tangible.

Tomy falleció solo, sin nadie alrededor dándole cariño, mostrando su amor por él. Solo el hospital se hizo cargo de todo hasta que consiguió hablar con la madre de Tomy que con tristeza fue la encargada de contratar el tanatorio y organizar su entierro. En ese tanatorio, solo Claudia, rota por el dolor, pasó su última noche con él.

Un gris y lluvioso día de marzo, Tomy fue enterrado y solo cuatro personas acudieron a su entierro. Claudia, Miriam, aquella hermosa mujer presentadora del tiempo en televisión y su secretaria en representación del bufete en el que trabajaba.

Fue un final muy triste para un hombre que triunfó en su corta vida. Su experiencia en los inicios del sexo con Claudia y Miriam condicionaron su vida y su capacidad de amar de nuevo. Se volvió ambicioso, un hombre sin escrúpulos, dominante, que trataba a todo el mundo con una indiferencia insultante.

Ahora me tocaba a mi discernir sobre esas vidas, ¿qué prefería? Mi vida terrenal, insulsa, llena de inseguridades, burlas y mediocridad, pero rica en cariño y en amor de mi mujer y mi familia, o la vida que me dejó vivir Tomy a través de sus sensaciones y su cuerpo, llena de mujeres increíbles, triunfos, dinero, poder, ambición y vicio, pero vacía de sentimientos y sin nadie cercano que le dijese un, te quiero con sentimiento, sin nadie que le esperase al volver a casa y se abrazase a él.

Mi alma, mi esencia se elevaba hacia una brillante luz. Creo que mi aventura de vivir dos vidas había llegado a su fin. Ahora, tendría toda una eternidad por delante para sopesar los pros y los contras de esta experiencia y decidir qué vida me había gustado más. ¿Y porque no las dos? ¿Quién me obligaba a elegir?

Fin.

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