Memorias de un portero de noche (20)

La visita de la abogada fue muy placentera, nunca pensé que tendría esa sensación con una persona de su profesión, En Paraná hice un descubrimiento, Malena habló por primera vez en mucho tiempo y lo hizo conmigo.

Cuando salí del trabajo por la mañana fui directo a casa, tenía sueño pero antes de echarme un rato adecenté la casa, arreglé el salón y sobre todo el dormitorio, cambié las sábanas y le di un repaso a la cocina, no me atreví a acostarme en mi cama y fui a la otra habitación de invitados, la llamo de invitados para motivarme de que me visita alguien pero en realidad no la usé nunca.

Acababa de acostarme cuando sonó el teléfono, pensé que era Sole anunciando que venía pero me equivoqué, llamaban desde una compañía de telefonía, le colgué airadamente y me metí en la cama.

Soñé que Sole había entrado en mi casa (no sé cómo) y se había metido desnuda en mi cama, la recordaba cuando la vi masturbarse en su cama, se había arrodillado a mi lado y estaba comiéndome la polla, inconscientemente palpé con la intención de pasar la mano entre sus muslos pero lo que cogí era mi teléfono que vibraba, sin darme cuenta lo había puesto en silencio al colgar a la llamada anterior.

Se me iluminó la vista al ver que ahora sí que era Sole la que llamaba pero cuando le contesté ella ya había colgado, le llamé y estaba comunicando, ¡uf, fueron unos momentos angustiosos! , imaginaba que se había arrepentido y después de varios intentos recibí otra llamada suya.

  • ¡Hola hablador… estoy llamándote desde hace rato y siempre estás comunicado! ¿sería con la novia?
  • Nooo, no tengo novia, vivo sólo y estoy sólo y… esperando tu llamada, jajaja.
  • Mmm no te creo, seguro que te habrás acostado nada más llegar a casa y ya no te acordabas de lo que hablamos anoche.
  • Casi lo acertaste.
  • No sé si te alegrarás pero el abogado de la defensa…. ¡Ha aportado nuevas pruebas y el Juez ha aplazado la vista! ¿Qué te parece?
  • Me parece que se debía demorar mucho el juicio, jajaja.
  • Jajaja, me encanta tu sinceridad, espérame dentro de… dos minutos.
  • ¿Has dicho dos minutos?
  • Sí, lo que me cueste en subir en el ascensor, estoy en tu puerta, en la calle.

Si hubiera retado una carrera a “Correcaminos” lo habría ganado, salté de la cama estiré un poco la sábana y me vestí, me peiné y me perfumé y me planté de pie detrás de la puerta a esperar.

Creo que no llegaron a cumplirse los dos minutos porque al instante sonó el timbre.  Lo que vi no me lo esperaba, acostumbrado a ver a Sole vestida con un serio traje chaqueta y falda por debajo de las rodillas se había transformado en una mujer de lo más juvenil y sensual, vestía con una falda ancha con mucho vuelo y una camisa blanca que dejaba traslucir la lencería negra debajo, con la mirada escaneé de una pasada, hasta los zapatos destalonados y con un alto tacón me sorprendieron, el pelo suelto y maquillada con esmero acabaron de enamorarme.

  • Bonito piso, ¿dónde tienes el dormitorio?
  • Pasa, al fondo del pasillo, no tiene perdida.
  • Pero primero dame un beso, es lo menos.

No fue un beso sólo, fue una ráfaga de besos, la empotré contra la pared y la llené de besos en la boca, el cuello y en los hombros, según iba besándola iba abriendo la camisa y pronto aparecieron las dos tetas maravillosas que intentaban salirse sin conseguirlo.

  • ¡Para loquito!  Déjame respirar, en la cama te devolveré esto y más.
  • Pero esto no te lo quita nadie.
  • La verdad es que no estoy acostumbrada a estos recibimientos y me encanta.
  • Esto no es nada para lo que te espera…

No me había dado cuenta hasta ahora pero Sole me sacaba quince centímetros de altura por lo menos, aun quitando lo de los tacones era más alta que yo, la cogí de la cintura, ella apoyó su cabeza en la mía y fuimos a mi cama.

La sonrisa que hizo me alegró pues le había causado buena impresión, me gustó que de un manotazo quitara la almohada y la sábana de arriba y convirtiera la cama en un Ring improvisado.

Sin llegar a descalzarse saltó al medio de la cama y me esperó medio tumbada, por la camisa semi abierta le asomaba su teta izquierda que había conseguido salir a medias, asomaba un trozo de areola, lo bastante para que mi polla cogiera el nivel de máxima tensión.

Yo sí me desnudé antes de subir, lo hice lentamente, como se supone que debía hacerlo ella, fui quitándome la ropa despacio, hasta los pantalones los fui sujetando con las piernas abiertas para que no cayeran de golpe.

Ella metió la mano por el escote y terminó de sacar la teta de su prisión, levantó una pierna y la falda se escurrió por su muslo hasta quedar enganchada en la banda de la media.

Mi bóxer de licra reflejaba como una calcomanía lo que había debajo, el capullo se había despojado de su capuchón y las venas hinchadas recorrían el falo de arriba abajo, los huevos se habían apelotonado al tronco y todo el conjunto estaba aplastado sobre mi cadera izquierda.

  • ¡Espera, dame el capricho!
  • Como quieras pero que sepas que yo también soy muy caprichoso.
  • ¡Qué sería la vida sin caprichos!

Subí a gatas a la cama, Sole había terminado de abrir la camisa y aparecía el sujetador ladeado, con sólo la teta derecha en su sitio, aunque el tirante se le había caído y la copa amenazaba seguirle.

No sé cómo pude reprimirme pero me mantuve quieto mientras ella bajaba el bóxer lentamente, yo la miraba, estaba expectante esperando ver aquello que la asombraba pero se quedó corta y cuando la polla saltó al sentirse libre abrió los ojos espantada.

  • ¡Cielos… que pasada, qué polla…, que barbaridad, si lo llego a saber antes!
  • ¿Te gusta?  Ahora te diré… si me gusta lo que tienes para mí.
  • Me siento cohibida, yo pensaba en deslumbrarte, me he vestido para hacerte un regalo a la vista y ahora tú…
  • Jajaja, me gustas mucho, por lo poco que vi, tú no estás nada mal y si todo es como esto…

Levanté la falda intentando seguir viendo de medias hacia arriba pero ella se tapó con la mano rápidamente.

  • Es una sorpresa para ti, espero que te guste.
  • Seguro que sí.

Seguí subiendo la falda esperando que más arriba del final de la media encontrara unas braguitas mínimas a juego del sujetador pero me quedé esperando porque cuando llegué a la ingle no había más que una raja apenas abierta con unos labios libres de vello por los que asomaban como las alas de una mariposa.

Sole acabó la exhibición separando la pierna y los labios se abrieron del todo para dejar salir a un clítoris brillante y ya húmedo.  Quedé hipnotizado por aquella visión cuando levantó el culo y soltó la falda pasándola por debajo.

Arrodillado como estaba acerqué la cara entre las medias y fui subiendo y besando cada uno de los muslos por la parte interna, ella iba separándolos dejando que subiera hasta donde se juntaban, cuando lo hice besé la ingle, estuve lamiendo al lado del coño sin decidirme a lamer en el centro.

Eso a ella la volvía loca, ansiaba que le comiera el coño con toda su alma pero me contuve y se lo hice desear, lo que no esperaba fue su respuesta, se deslizó por la sábana y acercó su cabeza a mí, alcanzó mi polla y se la metió en la boca.

Sentí como aspiraba hasta notar su garganta, ya no tenía argumentos para hacerla esperar y pasé la lengua entre los labios de su coño pulsando su botón al pasar.  Sole abrió la boca y soltó su presa, aproveché para meter dos dedos en su vagina y oí su gemido al mismo tiempo que volvía a tragar mi carne dura.

Entre mis dedos y mi lengua pulsaba todos los puntos erógenos vitales, ella movía el culo intentando ofrecerme todo y fui besando, lamiendo y chupando cada vez más alrededor del coño.

Cuando metí la lengua entre sus nalgas Sole soltó otra vez mi polla, aspiró aire y esperó, mi lengua rodeó su ojo arrugado e intentó en varias ocasiones forzar su resistencia, yo notaba cómo se comprimía y expandía intentando vencer la presión, daba la impresión de que por ahí no tenía experiencia, ni con su marido ni con su amiga y decidí ponerla al día.

  • Por ahí no Josu, por delante lo que quieras.
  • ¿Una mujer como tú no ha explorado todas sus posibilidades de gozar?
  • Bueno, sí, me encanta que me coman el coño, es lo que más me gusta.
  • ¿No prefieres una buena polla, dura y caliente?
  • Ya he perdido la costumbre, ahora me conformo con una buena comida, de todas las formas, y comer… también, ¿te gusta cómo lo hago?
  • Lo haces perfectamente, tienes una lengua que ya quisieran muchos hombres y… muchas mujeres.
  • Mmm, si yo te contara… a eso me refería, las lenguas no tienen género y mi coño no tiene ojos.
  • ¿Insinúas que una mamada de mujer es algo especial?  Dímelo, puedes confiarte conmigo, soy como una tumba.
  • Puedes estar seguro, si lo hace bien es mejor quizá que la de un hombre, tal vez algún día te proponga algo.
  • ¿De qué depende?
  • De lo que opine otra persona…  ¿A ti te gustaría compartirme con otra persona?
  • Sólo con una condición… bueno, mejor dos condiciones.
  • A ver, dime…
  • La primera que la otra persona sea una mujer y la segunda que me avises con tiempo.
  • Lo que sea una mujer, esta concedido ¿Y la otra?
  • Que me avises para prepararme, no quisiera quedar corto, ya me entiendes, puede que tenga que recurrir a la química.
  • Jajaja ¿tú con pastillas?  Si tienes una polla de treinta años, con la dureza de uno de veinte y la experiencia de uno de cuarenta, jajaja.
  • Y el rodaje de uno de más de cincuenta y dos hembras como tú, para mí solo será mucho, porque la otra mujer imagino que será parecida a ti ¿no?
  • Como yo o mejor, además tú ya la has visto.
  • ¿Yo?, pues no me he enterado, dime quien es por favor.
  • No, hasta que sepa si le gustaría a ella no te lo digo, soy muy discreta.
  • Y yo, si es alguien del edificio me gustaría saberlo, quizá la podría “convencer”
  • Estoy segura, con esta herramienta podrías follarte a más de la mitad, te lo digo yo.
  • Qué pena que seas tan discreta, no me vendría mal un poco de información, estoy falto de cariño.
  • Jajaja, con ellas no tendrías cariño pero sí bastantes coños calientes dispuestos a recibirte.
  • Estoy abierto a tus sugerencias.
  • Si te portas bien puede que te de alguna pista, las mujeres nos enteramos de todo.

Ya sin interrupciones me lancé a lamer aquellos labios brillantes, Sole separó las piernas tanto que parecía una bailarina y yo me perdí dentro de su coño, de vez en cuando le daba un lametón en el culo que ella esquivaba, mi intención era que llegara a acostumbrarse y entonces atacar.

La táctica no era mala, Sole llegó a separar las nalgas para que la lamiera también por ahí, lentamente fui aumentando la frecuencia e intensidad y llegó un momento que introduje la punta de la lengua en su culo.

Noté que le gustó, porque relamió la polla y la siguiente vez ya la engañé con el dedo meñique, no se dio cuenta hasta que tuvo medio dedo dentro y como no le dolió no protestó.

La premié con una agitada en el clítoris que la llevó al cielo pero un poco antes de que se corriera volví al culo y metí el dedo más largo hasta el fondo, al rozar su interior sedoso con un dedo y el rugoso de la vagina a la vez su vientre tembló amenazando un orgasmo fulminante pero paré a tiempo.

Se volvió loca, respiraba con dificultad, hiperventilando, ya no podía chuparme la polla y giré sobre ella poniéndome en cuclillas frente a su coño, levanté sus piernas sobre mis hombros y me acerque a ellas pasándole el capullo entre los labios.

Sole intentaba facilitarme la entrada levantando el culo para que llegara a la vagina sin moverme y lo hice, apenas noté que estaba a mí misma altura empujé y el capullo desapareció en el acto, me miró con los ojos entornados y la boca abierta saboreando la sensación de plenitud.

Ella misma sujetaba el tronco para que no se saliera, a la vez que pulsaba su clítoris, ya no pude dejar aquellas tetas solas y tiré de las copas del sujetador hasta la cintura, allí marchitaron su belleza al estar vacías pero las dos gemelas estaban esperando mis caricias.

Ahora ya no era la misma visión que cuando la vi con su amiga o mejor cuando estaba en su cama probando el vibrador.   Por cierto, cuando estaba recibiendo mi polla hasta las bolas alargó el brazo hasta su bolso que estaba en una esquina de la cama, buscó en el interior y sacó el vibrador famoso, me lo enseñó como una novedad y a mí se me encendió una luz en la cabeza.

El vibrador iba a ser mi amigo, no mi rival, lo cogí y lo puse en marcha, al momento ya lo tenía pegado al clítoris como una ventosa mientras yo le hundía la polla sin misericordia, ella tiraba de sus pezones desesperada ante tal castigo.

Con las piernas sobre mis hombros no me fue difícil llevarlas más allá sobre su pecho, ahora tenía su trasero a mi disposición y no lo dudé, quité el vibrador de donde estaba y lo giré metiéndolo en el coño, para mi reservé el agujero que quedaba libre.

Cuando saqué mi polla estaba tan blanca que no parecía mía, la espuma fue el mejor lubricante que podía esperar y al apuntar al círculo marrón fue una gran ayuda.  Aún así a Sole no le gustó en principio y procuró evitarlo pero yo estaba sujetando sus caderas con mis rodillas y no pudo evitar que el capullo después de deformarse bastante entrara lentamente.

  • ¡Nooo por ahí noooo, ya te dije que no lo hice nunca, me vas a partir el culo!
  • Luego lo vas a agradecer, deja que lo intente por lo menos, tu culo no es el primero que penetro.
  • ¡Pero es que es mí culo, los otros me importan un rábano!
  • No es por desmerecer pero como en tu culo o mejores ha entrado esta polla que pareces despreciar.
  • No despreciar nunca, es miedo, sólo de verla ya espanta y con imaginarla forzando la entrada ni te digo.
  • Jajaja, no padezcas, puedo presumir de experto y te advierto, yo no follo si no termino metiendo por el culo, es una costumbre.
  • Podías acostumbrarte a otras cosas, si quieres me trago tu leche y que conste que no estoy acostumbrada.
  • Tienes buen gusto, el flujo sabe mejor.
  • A decir verdad sí, aunque es cuestión de sabor.
  • Mi leche es de primera ya lo verás, anda relájate y disfruta.

Gritó, juró y manoteó pero ya era tarde, Sole acababa de perder su virginidad anal, me miró con ojos de reproche pero cuando intenté salir lo hizo de súplica, no quería que la dejara, era la primera vez que también estaba llena por ambas entradas y lo estaba disfrutando.

  • ¡Por Dios Josu, no salgas ahora!, me has matado pero ahora el culo es tuyo, igual que todo lo demás.
  • Sabía que te iba a gustar.
  • Eres un cabrón, ¿lo sabes?
  • Algo sé, jajaja.

Era el cumpleaños de Ylenia, cumplía los dieciocho y fuimos a su casa, las dos amigas quisieron hacer un extraordinario y proyectaron comprar unas pizzas y refrescos.  Ylenia vivía en la calle Uruguay y dijeron que irían a buscar unas en la calle Corrientes, me dieron a elegir con unos Choppers pero preferí la pizza.

Como no sabía por dónde estaba preferí quedarme en casa  con la excusa de terminar de hacer los ejercicios y salieron ellas solas.  Apenas cerraron la puerta me levanté y fui a curiosear a la salita donde estaba su madre, la señora estaba sentada recta, como si fuera en un vagón de tren de tercera, me acerqué para saludarla pero ella ni me miró, seguía ensimismada mirando al cielo por la ventana.

  • Hola, me llamo Josu, soy amigo de su hija, soy español y vivo en casa de Gisela con su familia, me gusta su casa, es acogedora y su hija me ha dicho que usted siempre está en casa, a mí no me importa estar en casa pero… me pregunto si a usted no le interesa salir porque siempre la veo mirando al cielo…
  • …..
  • La verdad es que el cielo desde aquí es bonito, a mi me encanta el cielo y aquí en Paraná es especial, yo he visto muchos cielos y muchos mares y no sé cuál de los dos tiene mejor azul.
  • …..
  • A lo mejor piensa que hablo mucho, la verdad es que sí, me gusta hablar ¿a usted no?
  • …..
  • Ya entiendo, no mucho, el silencio también es bueno pero… yo he viajado bastante, en el barco, allí conocí a mi Jefe, el marido de Marga, ya sabe que es muy amable y muy guapa, ¿se acuerda de ellos?  Seguro que sí, me han dado recuerdos para usted.
  • …..
  • Bueno, veo que no quiere que la moleste, me vuelvo a estudiar, hasta luego.
  • ¡Josu, quédate conmigo un rato!

Me volví en redondo, me sorprendió que me hubiera hablado, estaba preguntándole cosas para que dijera algo pero hasta entonces no dijo ni una palabra, ni pestañear, más de una vez me puse delante mirando si hacía algún gesto pero nada de nada.

  • Claro señora Malena, dígame, ¿se siente bien, está cómoda, le traigo algo?
  • …..
  • Bien me sentaré a su lado, si quiere le contaré cosas, a lo mejor si no sale mucho prefiere que le cuente historias…
  • …..

Le conté mi vida, desde que nací, le dije que no fue nada buena, que vivía sin padres, sólo y aún así salí adelante, le hablaba de cosas positivas para ver si reaccionaba pero ella callaba, ya estaba desesperado cuando intenté levantarme e irme.

  • No, no te vayas aún, quédate otro rato, por favor.

Volví a sentarme y seguí hablando, creo que nunca hablé tanto, de mí, de mis viajes y de mis impresiones de Paraná, siempre con mucho cuidado de no decir nada que pudiera comprometer al Jefe ni a su marido, cuando volvieron Ylenia y Gisela ya no pude seguir y al levantarme, la señora Malena se volvió y me dijo.

  • ¿Vendrás otro día a hablar conmigo y a hacerme compañía?

No supe que decir, por supuesto que volvería pero tenía que decírselo a Ylenia y sobre todo al Capitán Ondini.

Me fijé en la señora, seguía erguida en su asiento, sin apoyar la espalda para nada, la miré primero de reojo y luego más descaradamente, tenía una melena negra y acaracolada, al no ir peinada le caía con todo el desorden y desaliño sobre la cara que apenas vi, los ojos apagados y la mirada perdida.

No pude fijarme más pues estaba pendiente de adonde miraba pero sí que vi que iba bastante mal vestida, con una bata arrugada abrochada por delante que parecía que acaba de salir de la cama, me dio pena que estuviera tan abandonada, parecía que tanto su marido como su hija la habían dejado por imposible.

Cuando llegué a casa, mientras cenábamos, conté lo que había pasado, todos se sorprendieron porque sabían que hacía muchísimo tiempo que no hablaba con nadie, no se creían que yo hubiera logrado hacerle reaccionar, Marga quiso decírselo a Gabriel (el Capitán) enseguida.

Cuando vino tampoco se lo creía pero se alegró mucho, el mismo me propuso que fuera a su casa por las mañanas, aunque él no estuviera podía hacer compañía un rato a Malena, si tenía éxito incluso me pagaría las horas que estuviera con ella, yo por supuesto no se lo consentí, me ofrecí muy a gusto de hacer el bien a aquella mujer desdichada.


Sole no pudo aguantar mucho, conmigo en su culo y el vibrador a toda potencia en su coño se corrió en una explosión de gritos, jadeos y gemidos, apenas la podía sujetar porque los espasmos que la atacaban eran irrefrenables, con los ojos en blanco, las nalgas y los muslos temblando y los brazos tirando de sus pezones la mantuvieron más de un minuto hasta que fue tranquilizándose.

  • ¿Siempre te corres así? ha sido genial.
  • Sí, ha sido fantástico, nunca me había pasado y eso que cuando me comen el coño disfruto pero esto, tú y el aparato hacéis una buena combinación, ya había perdido la fe en las pollas, ahora me has convencido otra vez.
  • ¿Quieres decir que tu amiga dará el visto bueno?
  • Seguro que sí, aunque ella tampoco lo ha probado por atrás.
  • Le gustará ya verás pero todavía no hemos acabado, yo sigo lleno y tú te mereces otro repaso de polla, ahora te voy a follar por ese coño tan delicioso.
  • Mmm, me encanta, aunque el aparato de masaje no se ha portado nada mal.
  • Entonces ahora cambiaremos, lo vas a tener vibrando en el culo.
  • Nooo, así no ¿Y si luego no lo podemos sacar?
  • No te preocupes, todo lo que entra sale y más por ahí.

Dicho y hecho, con un poco de paciencia y saliva el aparatito rosa se fue colando en su culo, cuando iba por la mitad pulsé el interruptor y empezó a moverse, Sole cerró los ojos y se dispuso a disfrutar, nada más desapareció en su interior le metí la polla de un golpe, ella gimió de gusto y agitó su clítoris como más le gustaba, yo me dediqué a que sus tetas no tuvieran frío.

Esta vez no pregunté, me corrí cuando ella, los dos al mismos tiempo sentíamos las vibraciones del aparato en nuestros sexos y nos sacudió la explosión, nos revolcamos presas de las convulsiones durante un buen rato y ya calmados nos dedicamos a sacar a aquel diablillo que no paraba de zumbar, no fue fácil, cuando ella colaboraba empujando, el aparato se escurría de mis dedos y desaparecía.

Tuve una idea que a ella le resultó muy satisfactoria, metí dos dedos en su coño, toqué todos los puntos del abecedario posibles y cuando localicé el dichoso aparato lo empujé desde la vagina hacia afuera, cuando lo vi asomar grité victorioso, en cambio ella quedó un poco “vacía”.

Continuará.

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Gracias.