Memorias de un portero de noche (12)

Eva tenía el don de tenerme absorto con sus actividades, por otra parte la mamá del niño travieso también hacía lo imposible para que estuviera pendiente de ella y ambas lo conseguían.

Eva me tenía loco, me vicié con ella, la buscaba todas las noche por si salía en su “sala” de webcam erótica, no hacía falta que buscara su Nick, la reconocía inmediatamente por sus tetas y su culo además de su original tatuaje, cuando la podía ver me pasaba horas encandilado, la mayoría de las veces con la polla en la mano.

Ni yo comprendía a aquellos “pajeros” que daban y daban monedas por verla y más sabiendo que ella todo lo hacía por dinero pero me encantaba la manera que tenía de provocar, de prometer y no dar, de calentar el ambiente y caí como uno más, el verla con aquella sensualidad, aquella “inocencia” y picardía me ponía como un bruto.

El caso es que después, cuando la veía con su hermana o con sus padres todo era completamente diferente, parecía irreal, la joven adolescente era la candidez personificada, apenas miraba a la cara como si se ruborizara a cada momento, al lado de su hermana pequeña parecía que estaba en una nube.

Sus padres eran tal para cual, los dos abogados de prestigio, más bien parecían jueces del Tribunal Supremo, los dos iban envarados, serios, apenas hablaban y nunca en broma, siempre circunspectos, a punto de dictar sentencia, yo los respetaba como si me fueran a meter en la cárcel y procuraba no demostrar en ningún momento lo que sabía de su hija.

Al día siguiente de actuar con ella ante las cámaras quise hacerle una broma, al pasar por mi garita la miré a los ojos y disimuladamente me cogí el paquete y me mordí el labio, nunca vi una mirada reprobatoria más fulminante, me sentí apocado, avergonzado y sobre todo enfadado conmigo mismo por haber confundido las cosas, más que nada por mi edad y con lo que había vivido, me había comportado como un imberbe mozalbete y desde entonces la miraba con todo mi respeto y admiración.

Eva lo notó, yo la saludaba como si no hubiera pasado nunca nada e incluso cuando intentaba verla por la web me sentía mal, como si le robara su intimidad.

Una mañana, cuando todavía no me habían relevado salió sola, tenía un examen en la universidad y al pasar por mi lado me dejó un sobre pequeño sobre el mostrador, cuando ya estaba lejos lo cogí, no me atrevía a abrirlo, me temía lo peor, esperaba que me dijera literalmente, sin escándalo ni enfados que “me fuera a la mierda” , la vi volverse a mirarme con su cara seria de siempre antes de subir al autobús y cuando ya despareció me armé de valor y cogí el sobre.

Sólo había una cartulina, estaba muy bien recortada y parecía que le había dedicado tiempo y trabajo, estaba doblada por la mitad y cuando la abrí vi que tenía impresa una fotografía de su coño juvenil.  Estaba totalmente abierto con los labios separados enseñando el clítoris brillante y descubierto, los labios menores rosados con la entrada del coño formando una O , había tenido la precaución de iluminarse bien con el foco circular que usaba porque se le podía ver hasta el interior arrugado de la vagina.

Se me hizo un nudo en la garganta, miraba y remiraba aquella fotografía tan elaborada, sin duda había puesto en ella todo su empeño para decirme algo y comprendí que por una parte estaba apenada por haberme dado un corte tan brusco y por otra quería ofrecerme una vista de lo que sabía que me encantaba.

Lo que más me extrañó fue que había anotada una App además de una serie de números debajo de la fotografía, los conté y vi que no llegaban a ser un número de teléfono, los miré calculando cualquier posibilidad y no conseguí aclarar nada.

Cuando al día siguiente me conecté la vi como siempre, era la simpatía personificada, su mirada morbosa y pícara no tenía nada que ver con la Eva que yo conocía, vi cómo sus excitados seguidores mandaban monedas que al recibirlas tintineaban provocándole una inmediata vibración en el Lush que llevaba incrustado en el coño.

En la pantalla aparecía continuamente la invitación para hacerse socio y entrar en el juego de mandarle mensajes y sobre todo dinero, por curiosidad entré y me pidió una clave, entonces recordé la serie de números que me había anotado debajo de su imagen.

Instalé la App que me pidió una contraseña, puse los números que me había facilitado y apareció un pulsador, miré a la pantalla y pulsé tímidamente, ella abrió los ojos mirando asombrada y tembló, volví a pulsar, ésta vez más largo y Eva volvió a temblar sonriendo, sin duda a mí, volví a hacerlo varias veces y cada una de ellas se cogía el coño para aguantar los “calambrazos” que le enviaba directamente.

Nadie entendería el gesto que me hizo, me agradecía mis “detalles” pero me rogaba con las manos juntas que tuviera piedad de ella pues la iba a hacer correrse antes de hora, le confirmé que la había entendido pulsando dos veces con un toque corto y ella me lo confirmó sacándose el Lush mostrándolo lleno de babas pegajosas.

Por otro lado, la mamá del niño travieso no sabía qué hacer para tenerme enganchado, sabía que en cualquier momento que tuviera libre podía estar viéndola y procuraba buscar las horas tranquilas, aquella tarde desde casa estuve husmeando, me conecté con su teléfono y vi cómo se metía en la ducha, había puesto el aparato apoyado a alguna botella de colonia porque enfocaba la ducha y el lavabo.

Vi cómo entraba en ella después de desnudarse ofreciéndome las mejores vistas, procuraba hacerlo con sensualidad, lentamente y poniéndose en poses para que admirara sus deliciosas curvas.  Cuando se roció por la cabeza con la primera agua me enseñó cómo se le habían puesto los pezones con la impresión, luego levantó las dos tetas a la vez apretando las areolas para regarlas una a una provocando que los pezones salieran todavía más.

Yo estaba como espectador admirando la belleza de la joven mamá y al mismo tiempo maquinaba cómo podría conseguir probar en directo aquellas delicias.

Cuando se echó el gel por el cuerpo repartió la espuma hasta que se le metió en el coño, lo abrió y frotó frente a mí como si quisiera borrarse el clítoris, con la consecuencia de que al enjuagarse a presión con el agua tibia se corrió al momento y gimió agarrada a la mampara de cristal trasparente pegando las tetas contra él.

Cuando salió me sonrió, segura de que la miraba, revisó los pezones por si le había salido algún pelillo y luego separó las piernas para comprobar si le había crecido el vello para volver a depilarse.

Me extrañó que se pusiera a maquillar frente al espejo pues parecía que no tenía intención de salir a la calle, lo hizo con meticulosidad y a cada avance que tenía se asomaba a la cámara pidiendo mi conformidad, por supuesto yo se la daría sin dudar, si hubiera podido entrar por la pantalla, seguro que se lo habría demostrado.

Una vez guapa, se perfumó toda, incluso el coño y las tetas y luego se puso una ropa fina que apenas ocultaba nada, pensé lo peor, imaginé que iba a recibir a algún amigo y follárselo frente a mí, no me gustaba la idea pero por otra parte me moría de ganas de verla follar, pues ignorando a su marido debía de hacerlo muy bien.

Con el teléfono apoyado en el salón pude ver cómo arreglaba la estancia preparando la visita, cuando el timbre de la puerta sonó me senté bien cómodo en mi casa preparándome para el espectáculo.  La oí en el recibidor cómo hablaba con alguien dándole la bienvenida y luego mientras se acercaban al salón, el corazón me latía a cien.

Pero los cien me parecieron poco cuando vi aparecer a su amiga, la que había visto una vez por el Skipe, venía también muy elegante y tan maquillada como ella, traía un maletín que me desorientó, pero cuando se sentaron las dos cara mí, disfruté de un bonito juego de ambas abriendo y cerrando sus piernas imaginando el color de sus bragas como un mozalbete cualquiera.

La mamá sacó una bandeja con té y pastas y las dos se sirvieron con toda familiaridad, yo asistía como invitado de piedra esperando a que empezara el verdadero motivo de la visita.  Cuando terminaron el té se dedicaron a alabar la elegancia de los distintos vestidos, se levantaron para demostrar le magnifico cuerpo que lucían y una a la otra le fue corrigiendo alguna arruga que le había hecho el asiento.

Cuando al fin abrió el maletín, le insinuaba con risitas cómplices sobre lo que iba a ver y al fin la mamá con una exclamación de asombro vio lo que le iba a enseñar.

La amiga mostró una serie de cajas muy bien decoradas y de ellas fue sacando toda clase de juguetes eróticos femeninos, hábilmente los fue conectando y demostrando las maravillas que podían hacer, había de todo, dildos con formas de penes de todos los tamaños, formas y movimientos.

Los había rugosos, gruesos y con las venas perfectamente marcadas, los prepucios móviles y los capullos de todas las formas imaginables, la amiga le iba demostrando la facilidad con que se podían meter en la boca a la vez que la miraba de reojo.

Según era la admiración de la mamá, su amiga se los daba a probar, ésta hacía verdaderos esfuerzos por tragarse aquellas pollas de látex mirando hacia la cámara, los lamía primero alrededor con la lengua demostrando su interés en mamármela, luego trataba de meterla en la boca, tímidamente a “sorbitos” , hasta que de una vez se tragaba la mitad y luego aspiraba hasta que casi desaparecía en ella.

La amiga se sorprendió de la capacidad para tragar aquellas pollas, en teoría “para exigentes” y ella misma no quiso ser menos demostrando que por eso vendía aquellos productos.

Las dos se enzarzaron en una competición, picadas a ver cuál de ellas tragaba más y mejor, todo fue más o menos bien hasta que la vendedora sacó unos modelos que, si bien no eran tan grandes, tenían más prestaciones, éstos se movían, se retorcían y vibraban a diferentes cadencias y velocidades, ya la demostración no se centró en las mamadas, ahora era el momento de probarlos en directo.

La mamá se subió un poco la falda y la amiga le pasó el vibrador entre los muslos para que sintiera el efecto, éste debió ser bastante efectivo pues, a la vez que iba subiendo el aparato, ella iba separando las piernas hasta que tuvo que levantarse y subirse la falda hasta la cintura.

Las braguitas que llevaba apenas podían verse, un triángulo minúsculo cubría justo los labios del coño, el pubis depilado se notaba abultado y un poco más moreno que el resto de piel.  La amiga llevó el vibrador y cuando llegó cerca del coño no la tocó, pasó de largo acariciando la ingle con lo que provocó que abriera completamente las piernas frente a mí, el triángulo se perdía entre los labios de aquel coño moreno con los hilos que se incrustaban entre las nalgas desapareciendo por completo.

Ella se dedicó por completo a la demostración, fue paseando el vibrador por toda la entrepierna, procuraba no tocar el clítoris ni el coño haciendo que la dueña de casa levantara el culo buscando el contacto tembloroso.  Cuando ya estaba desesperada echó la cabeza hacia atrás esperando que su amiga acertara en la diana, ésta cambió de instrumento y puso en movimiento otro que tenía una protuberancia en forma de dedo saliente con movimiento independiente.

Con la parte gruesa granulada tocó la entrada del coño, que ya manchaba el tejido por encima del triángulo de tela y con la parte delgada el clítoris, nada más tocarlo la mamá gimió como herida de muerte, la amiga se envalentonó, pasó el aparato por debajo de la leve tela y lo hundió en la carne, yo no vi cómo se metía en el coño porque el triángulo lo cubría pero desapareció en su totalidad, el dedo que agitaba al clítoris se movía en todas direcciones, entonces la mamá se abrazó a su amiga.

Su amistad no justificó el beso que le dio, primero fue un leve roce de labios de prueba pero cuando abrió la boca para recibirlo con gusto, la amiga sacó la lengua que se perdió en la boca de la mamá.

Estuvieron un momento intercambiando salivas, la amiga no soltaba el aparato sacándolo y metiéndolo en el coño mojado, hasta que la mamá le fue soltando botones del vestido y la dejó en dos piezas.

Su gusto por la lencería era exquisito, llevaba unas braguitas de blonda con unas puntillas pero partida por la mitad, dejaban el centro entre las piernas separadas y el coño al fresco, al separar las piernas para inclinarse sobre la mamá vi que tenía unos labios prominentes y morenos, el coño tan depilado como la anfitriona y un sujetador que sólo le servía para elevarle las tetas pues no llevaban copa.

Cuando la vendedora trepó sobre la mamá le acercó su coño visible a la cara y ésta la hundió entre sus piernas separando las puntillas de la bonita prenda.

Los jadeos de la amiga se oían a través del teléfono, pude ver con claridad el movimiento de cadera para ofrecerle los mejores puntos del placer, cuando empezó a temblar, todavía hundió más la boca entre las piernas de su amiga que le sujetó la cabeza apretándola contra ella.

Cayó a su lado casi desvanecida y la mamá se sacó el vibrador que seguía sólo, en marcha y hundido en su interior, buscó entre la raja de las bragas de su amiga y lo hundió poco a poco en el coño ajeno pero al revés de cómo lo había usado con ella, el dedo que le acarició sin piedad el clítoris ahora entraba en el culo de su amiga que apenas pudo hacer algo para evitarlo.

Ahora era la mamá la que se había quitado el vestido, además del tanga y el sujetador de encaje negro y se sentó sobre la cara de su amiga, el vibrador manejado por ella entraba y salía al ritmo en que recibía los lengüetazos de la vendedora, los orgasmos fueron unánimes, las dos derrocharon chorros a la vez, los de la mamá cayeron sobre las tetas de la amiga y los de ésta se perdieron en el suelo.

Acabaron agotadas pero cuando se repusieron la mamá preguntó si no tenía algo para su marido, en un momento aparecieron varios juguetes para el varón, ella quería que su marido le hiciera sentir de la manera que fuera el placer que imaginaba que le daría yo si pudiera y cuando le enseñaron unos anillos para colocarlos en la polla y los huevos para mantener la erección los cogió sin dudar, también cogió un adaptador para meterlo como una funda en la polla del marido y así suplementarla, curiosamente de mi tamaño.

Pero lo que más me sorprendió fue cuando la amiga sacó una polla enorme con un arnés que se ataba con unas correas elásticas, quiso hacerle una demostración y se lo colocó, blandió la polla orgullosa, era un tamaño respetable que quedaba plantada a 45º, la mamá en broma hizo mención de querer probarlo pero la amiga lo tomó en serio y la puso a cuatro patas.

Con un gel que estrenó lo roció y lo puso entre las piernas de la mamá, lo hundió, ésta lo agradeció y prometió que se lo iba a quedar también, no sé si para su marido pero la amiga quiso demostrarle todo su poderío y lo cambió de agujero metiéndoselo en el culo.

Lo vi todo, vi cómo el látex se aplastaba en el ano, se deformaba y se abría paso, la mujer chillaba pero su amiga estaba empeñada en demostrar su eficacia y no dejó de empujar hasta verlo desaparecer, yo en un ángulo perfecto vi cómo aquella barra dura y perfecta se hundía hasta el arnés.

Los lloros, los ruegos y los gritos no sirvieron de nada hasta que la intentó sacar, esta vez se repitieron los ruegos y los lloros pero para que no lo hiciera, por lo que la volvió a meter ayudándose con más gel, el movimiento fue creciendo hasta que la mamá cayó hacia adelante aplastando sus tetas en el asiento y agitándose con el orgasmo que le proporcionó el fabuloso artefacto.

Las dos bellezas desnudas en el sofá del salón me deleitaron la vista, todavía le mostró geles de varias clases, le fue pasando por el coño unos que daban frío, otros que calentaban y todos ellos hacían el mejor efecto, la mamá tuvo otro orgasmo entre los dedos expertos de su amiga.

Ésta como aparato exclusivo le enseñó unas bolas chinas, unas pinzas para los pezones y hasta rosario de bolas, todo esto lo fueron probando y disfrutando entre risas, cuando le enseñó un tapón para el culo, la mamá quiso ver el efecto y se empeñó en probárselo a su amiga, ésta se excusó, se hizo la remolona para no probarlo pero la mamá la convenció cuando le subió las piernas a la cabeza y le lamió el culo, le separó las piernas alternando la lengua por los dos orificios.

Con un poco del primer gel que encontró lo hundió de una vez y lo dejó clavado, llevaba una cola de zorra y era una imitación perfecta y bonita, mientras le siguió lamiendo el coño hasta que la hizo venirse otra vez.  Cuando pudo moverse quiso ver el efecto y le pidió que anduviese por el salón con la cola colgando, se rieron las dos al ver que le sentaba de maravilla.

La mamá se asomaba a la cámara cada vez que pasaba cerca sabiendo que yo la estaba viendo y me sonreía o se mordía el labio, cuando las dos se vistieron una a la otra se ayudaron a ponerse las prendas íntimas y aprovecharon para darse las últimas caricias, luego de unos ardientes besos la amiga se despidió y se marchó.

Yo me quedé con la polla en la mano, estuve dispuesto a llamar a la mamá y enseñársela, no había hecho cibersexo nunca pero me habría gustado ver la cara de la dama al ver lo que le reservaba.

Cuando la vi al día siguiente sólo acerté a oler su aroma y comentarle…

  • Mmm  me encanta el perfume de Dior, según creo cuando toca la piel caliente se potencia el olor y usted deja un rastro que marea.
  • Gracias, creo que hoy me pasé, aunque sólo me puse una gotas entre las tetas.
  • Me ha convencido, de todas maneras si cree que se puso demasiado, estoy dispuesto a quitarle con la lengua lo que le sobre.
  • Creo que no me sobra nada… ¿o sí?
  • De sobrar, absolutamente nada y menos con tanga.
  • Mmm, veo que tiene buen gusto, yo tengo uno de color…
  • Negro, sí, precioso y mínimo.
  • ¡Lo ha adivinado, parece que tiene telepatía!
  • No, tengo buena vista y lo que menos vi fue el tanga.
  • Algún día se lo enseñaré.
  • Y me lo comeré.
  • Jajaja, me lo imagino, jajaja.

La vi marcharse moviendo las caderas, imaginé los labios del coño frotándose uno contra el otro y me juré comérmelos juntos.

Al rato vi venir a Eva con toda su familia me pareció una procesión en Semana Santa, todos iban serios, como si les debieran dinero y sólo tuve un leve signo de afecto cuando Eva me miró, sus padres iban separados mirando sus móviles como si estuvieran enfadados, por un momento pensé qué sería de las dos chicas si se separaran sus padres, por la pequeña no me preocupaba pero con Eva no me importaría llevármela a mi casa y emitir desde allí, luego de pensar esto me arrepentí al verla tan formal.

Al poco rato de subir a casa el padre me llamó preguntando si había llegado un paquete a su nombre, yo le contesté que sí y quedamos en que lo recogerían al día siguiente.

Al colgar me dio la idea de que con el numero que había recibido de su padre podía hackearlo a ver qué pasaba, trasteé un rato hasta que ¡bingo! pude conectarme con él, me sorprendió que se pudiera acceder a la cámara y a muchas cosas más, aunque lo que más me interesó era la cámara y una App con la que podía manejar su televisor y demás aparatos electrónicos.

Estuve un rato observándolos en actitud familiar, la mujer entrando y saliendo en la cocina, él organizando su porta folios y la pequeña estudiando en una mesita auxiliar, a Eva no la pude ver hasta que salió de su habitación, se había cambiado de ropa y se disponía a ver la tele en pijama después de cenar.

Cuando un día oí la conversación que llevaban me enteré que Eva y su hermana iban a pasar el fin de semana en casa de una tía, al parecer el matrimonio se quedaba en casa porque esperaban la visita de unos colegas, al parecer eran gente influyente y querían dar buena imagen, para mí me reí al pensar en lo aburridos que serían si eran como ellos.

Me equivoqué de medio a medio pero eso es otra historia…

Continuará.

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