Memorias de un Mago - 3 - Génesis

Continúo recordando mis memorias de aquella etapa de mi vida, en esta ocasión, contaré aquel encuentro entre una de mis mejores amigas que me sirvió de entrada a un mundo mucho más oscuro que me terminó convirtiendo en algo mucho más oscuro de lo que yo creía podía llegar a ser.

Génesis fue una de mis primeras mejores amigas, incluso fue ella quien me introdujo dentro de un conocido grupo, mucho más morena que mi prima, incluso más que Gilary, su color de piel era chocolate, gusto que normalmente yo no poseía, pero había pasado tanto tiempo sosteniendo relaciones sexuales solo con mi novia que me instinto me lo solicitaba, me pedía a gritos que le fuera infiel, pero ya me había acostado con la gran mayoría de mujeres que conocía, y encontrar a alguien nuevo era una tarea casi imposible. Navegando en Facebook, revisando mis viejas conversaciones la encontré, estudié un poco su perfil y la verdad es que había subido algo de peso, no estaba precisamente gorda, pero ya no era la chica delgada que había conocido, sus piernas se habían engrosado bastante y sus senos habían crecido mucho, sabía que estaba sostiendo una relación de poco más de dos años, por lo cual era imposible que continuara siendo virgen, ese día le escribí, no contestó.

A la mañana siguiente, mientras desayunaba, entré nuevamente a mis redes sociales y en efecto ella me había escrito.

  • ¿Mejor amigo? - preguntaba, dubitativa tal vez si realmente se trataba de mí.

  • Hola, mejor amiga - respondí.

  • Hola, tiempo sin saber de ti ¿cómo has estado?

  • Siempre das Like a mis publicaciones - touché.

  • Jajaja, sí, las veo en el inicio, pero no he hablado contigo - dijo.

  • Pues, eso ha sido por ti, no por mí, no has querido escribirme.

  • ¿Y tú lo hiciste acaso?

  • Eh... Sí.

  • Dos años después...

  • Nunca es demasiado tarde, al menos me he acordado de ti, ¿no?

  • Definitivamente no eres el mismo... ¿Qué te ha pasado?

  • Pues... Estoy en una relación de casi tres años, ¿puedes creerlo?

  • ¿Y acaso una relación puede cambiarte tanto?

  • Ya deberías saberlo.

  • Puede ser... ¿Estás estudiando o trabajando?

  • Ambas cosas, ¿y tú?

  • Solo estudio.

  • Entiendo... ¿Diseño?

  • No, imbécil... Estoy estudiando enfermería - fruncí el ceño -. ¿Y tú?

  • Estoy trabajando... Es complicado, pero estoy estudiando medicina - respondí.

  • ¿Es en serio? Pero nunca te vi como médico.

  • Pues el que no me vieras como tal no implica que no pueda serlo.

  • Pero... Es un chiste de los tuyos, ¿cierto?

  • Para nada, es cierto.

  • ¿General o planeas especializarte?

  • Planeo especializarme en ginecología, de no querer continuarla buscaré psicología.

  • Esa te quedaría mejor, no creo conveniente que tú seas ginecólogo.

  • ¿Y por qué?

  • No lo sé, solo... Creía que eras marica, no te imaginaba mirando una vagina ni mucho menos haciéndole chequeos o algo por el estilo.

  • Venga, puedo ser cualquier cosa menos marica, al menos no un marica de verdad.

  • Tu manera de ser, tu voz... Hay ciertas cosas que podrían hacerle creer a cualquiera lo contrario.

  • El ser amanerado no me hace marica.

  • A muchos ojos sí.

  • Pues... Es que tienes una vieja versión de mí en tu memoria.

  • ¡Guau! ¿Y tanto has cambiado?

  • Lo suficiente.

  • Entiendo.

  • ¿Tienes algo que hacer esta tarde?

  • Mi novio me había pedido ir a su casa, pero estarán sus amigos, será aburrido.

  • Bien... ¿Qué te parece si vienes a la mía? Tengo Netflix.

  • Dios mío... ¿Quieres cogerme?

  • Santo Dios, ¿por qué preguntas eso?

  • Pues... Usaste la excusa del Netflix...

  • ¿Y eso qué?

  • No lo sé, está dentro del libro de labias baratas.

  • Quiero leer ese libro.

  • Pero si lo has escrito tú... - sabía que no se quedaría con aquel touché.

  • ¿Entonces es un no?

  • Al contrario, supe que te has mudado, ¿puedes decirme cómo llego?

-  ¿No sería mejor si voy a buscarte?

  • ¿Tienes carro? Estoy sorprendida, de verdad.

  • No, pero puedo pedir un taxi.

  • ¿Nunca cambiarás verdad?

  • Dame una buena razón para hacerlo.

  • Ven por mí a las 2:00 PM.

  • Voy ahora.

  • Pero no estoy lista.

  • Sé que lo estarás.

Después de ponerme mi franela de Fawkes y la cazadora encima, tomé las llaves de mi moto y salí de casa. Triumph Street Triple 675, negra como la noche, del color de mi cazadora y del famoso mostacho de Fawkes. Manejé una manzana antes de la casa de Génesis, por si acaso, nunca se sabe, entonces le llamé.

  • Estoy llegando - dije apenas contestó -. ¿Me puedes esperar afuera?

  • Ok.

  • Vale - y colgué.

La vi salir de casa, llevaba puesto un sweater negro, sin estampados, y un pantalón de licras de animal print de tigre blanco, se veía monumental.

  • Madre mía - murmuré -. Pero si le ha crecido el culo. Encendí la moto y me acerqué hasta ella, en un principio me miró extrañada, pero al quitarme el casco quedó boquiabierta.

  • ¡Joder! - exclamó -. Pero ya entiendo cómo es que estás cogiéndote a media ciudad - sonreí.

  • Estás guapísima - dije.

  • Y tú más, en verdad - ella alternaba las vistas en mi moto, y en mi rostro -. Está preciosa - dijo mirándome a los ojos.

  • ¿La moto? - negó en silencio.

  • Otra cosa - y me sonrió.

  • ¿Has almorzado? - pregunté.

  • Apenas son las diez de la mañana - respondió.

  • No horarios para comer - dije.

  • Joder pero, ¿cómo dices eso Acroffiel? Las comidas en la mañana son desayuno, las de mediodía son almuerzo y en las noches se llaman cena, si comes algo más después del desayuno o el almuerzo se les llama merienda y si es después de la cena es un temtempié - reí.

  • No me refiero a eso, me refiero a que puedes comer a la hora que quieras ¿no? Y supongo que ya desayunaste, por lo cual no puedo hacer más que invitarte a almorzar ¿no te parece? - se encogió de hombros.

  • Estoy siguiendo una dieta estricta, mi entrenador se pondrá eufórico si se entera que estoy comiendo más de lo debido y de hecho, comidas que no se me ha permitido.

  • Vamos, será solo una ensalada - rió.

  • ¿Pero no me estabas invitando a tu casa?

  • Por supuesto, pero, ¿a qué crees que vamos? Yo te he invitado a comer en mi casa - arqueó una ceja.

  • Vale, que sea algo ligero entonces - y con una sonrisa se sentó tras de mí sobre la moto.

Antes de llegar a casa dimos varias vueltas, paseamos un poco por la parte de la ciudad que daba a la orilla del mar, le gustó. Aunque el sol comenzaba a ponerse sobre nosotros, pudimos tomarnos un poco de té helado en una lunchería.

  • Estoy sorprendida... Te ves más maduro, decidido, mayor... ¿Sabes? - asentí.

  • Gracias, me halagas, he dejado atrás muchas cosas negativas.

  • ¿Como cuales? - sonreí.

  • No hablaré nada sobre ello - ella rió.

  • ¿Y cómo te va con Paola?

  • Excelente, además de ser novios, somos muy grandes amigos... He conseguido apartarla un poco de sus vicios.

  • ¿Y ella de los tuyos?

  • De casi todos - arqueó una ceja.

  • ¿Y de cuales no?

  • Cual - le corregí -. Solo de uno - asintió con un mohín.

  • Creo entenderlo - me encogí de hombros.

  • ¿Qué me puedes contar de tu novio?

  • No mucho... No es como tú...

  • ¿Cómo, como yo?

  • Ya sabes a qué me refiero, nada malo, él es bueno conmigo y ha hecho mucho por mí, mi madre lo adora ¿sabes? - asentí.

  • Me alegra que hayas encontrado a alguien que te quiera y aprecie lo suficiente - sonrió.

  • ¿Te puedo preguntar otra cosa? - asentí -. ¿Por qué le eres infiel a Pao? - sonreí.

  • La verdad no tengo idea - me encogí de hombros -. Pero si supieras que llevo ya cierto tiempo que no pasa nada con ninguna otra chica - arqueó las cejas.

  • Estás aprendiendo a controlarte - fruncí los labios.

  • Tal vez solo me aburro de lo mismo.

  • Puede ser - arqueó sus cejas.

  • ¿Y tú le eres infiel a tu novio?

  • No, para nada... No puedo, no me nace, no podría.

  • ¿Ni aún conmigo? - sonreí malicioso.

  • Venga Croff...

  • Es solo una pregunta normal, como muchas otras.

  • Tú sabes que me gustabas mucho, te tenía ganas, quería perder mi virginidad contigo ¿sabes? Pero...

  • ¿Cómo te has matado esas matado esas ganas? - pregunté.

  • Pues solo pasaron.

  • Lo dudo, las ganas y el gusto; hacia, y por una persona, son energía pura, ¿sabías que la energía no se crea ni se destruye? - acerqué mi rostro a al suyo, frunció el ceño.

  • ¿Y qué le pasa entonces? - preguntó nerviosa.

  • Se transforma - soltó una risilla nerviosa.

  • ¿Crees que mis ganas por ti se transformaron? ¿Como en qué?

  • No lo sé, tú dime - se mordió el labio.

  • En más ganas, lo confieso... Pero en verdad estoy enamorada de mi novio - dijo.

  • No te he preguntado por tus sentimientos hacia él, sino hacia mí - sonrió.

  • Pues ya te di respuesta sobre eso.

  • Pues no le estás siendo precisamente fiel a tu novio si piensas en alguien más - se alejó.

  • No pienso en ti, solo...

  • Por eso fue que dejamos de hablar - bajó la cara -. Acabemos con ello de una vez - me miró sorprendida.

  • ¿Hablas en serio? - asentí -. No Croff, estás loco, no puedo, no podría engañar a mi novio, él me ama, yo le amo...

  • Y yo también amo a Paola - le interrumpí -. La amo mucho, pero no puedo evitar serle infiel... Atraes lo que piensas, por eso estoy aquí, nunca podrás romper el hecho de que te gustó sino consumamos el acto definitivo - me miraba en silencio, con los ojos como platos -. Si me sigues pensando, continuarás atrayéndome, si me quieres dejar de pensar acaba esas ganas, extingue la llama, y qué mejor manera de hacerlo que quemar todo el combustible - sonrió.

  • Es imposible debatir contra tu lógica - sonreí.

  • Ahora sí podemos ir a mi casa - asintió despacio.

Conduje hasta a mi casa cuando apenas no llegaba la una de la tarde aún, tiempo suficiente para un buen encuentro sexual quedaba aún, bajamos de la moto y entramos a mi casa, fuimos directamente a mi cuarto y nada más entrar Génesis tuvo un ligero ataque de remordimiento de consciencia.

  • No puedo Croff, de verdad, llévame a mi casa - dijo.

  • Si eso quieres está bien - le sonreí.

  • Espera... - dijo -. ¿Cómo puedes engañarla después de que hace todo eso por ti? - ahora lo entendía, había visto el enorme cartel que Pao me había regalado por nuestro universario, lleno de fotos nuestras. Me quité la cazadora.

  • Ya te dije que no lo sé.

  • ¿Cómo te acuestas con otras chicas con eso ahí? - preguntó, sonreí.

  • Así - y apagué la luz.

  • Definitivamente eres un cabrón - dijo.

  • Lo sé - y rodeándola por la cintura le besé en los labios, se dejó hacer, comenzamos con besos lentos, sin toqueteo alguno, mi lengua entonces acarició la suya y ella saltó sobre mí, le sujeté los glúteos, y continué besándola, pesaba, me costaba mantener el ritmo quedándonos en el mis lugar, así que ubiqué rápido mi cama y me dejé caer sobre ella, quedando encima de Génesis, ella me comía los labios con morbo, los devoraba saboreando cada detalle de ellos y acariciaba como si se le fuese la vida en ello, fueron besos muy buenos. Metí mis manos por debajo de su sweater, ella sabía a qué venía, no traía sujetador, no me atrevía a imaginar su cara en la oscuridad, así que sin perder tiempo le quité el sweater, ella se dejó hacer en silencio, volvimos a besarnos, se deshizo de mi camisa.

  • Te he deseado tanto - ella buscó mi cuello, lo encontró, sonreí, busqué su boca.

  • Yo también te deseo - dije.

  • No me mientas, no me mientas, te aprovechas de mis sentimientos hacia ti, solo eso - besé su cuello, lo mordí, lo lamí y luego descendí hacia sus senos dándole delicados besos en cada espacio de su piel, sus senos era grandes, firmes, duros y al mismo tiempo suaves, sus pezones poseían el tamaño adecuado para mis labios, la textura perfecta a mi gusto, continué besando su abdomen y luego me fui a sus caderas, comencé a bajarle sus licras, dándole besos en sus caderas, alternando entre el lado derecho y el izquierdo, le daba mordidas firmes y ella se estremecía, gemía suave, la dejé en ropa interior, el televisor se encendió entonces, levanté mi cara, ella sonreía, había tomado el control y lo había encendido -. Quiero verte mientras lo haces, quiero saber que eres tú - sonreí. Pese a que el televisor no iluminaba toda la habitación si podíamos vernos con mucha mayor claridad, ahora veía su cuerpo semidesnudo, me gustaba lo que veía. Ella me acarició la cabeza con ternura, le gustaba mucho lo que sucedía, llevaba puesta una tanga de encaje rojo, color que ya he dicho antes, me vuelve loco sexualmente hablando claro... Le sonreí y besé en la boca, se dejó hacer, le hice luego girar en la cama quedando boca abajo, la tanga se perdía entre sus nalgas, era definitivamente un trasero perfecto, me mordí los labios y le di un azote, gimió, di un segundo en el mismo sitio, con un poco más de fuerza, volvió a gemir -. La otra - dijo, y le di con más fuerza, ahora en su nalga izquierda, estaba disfrutándolo mucho, le di entonces una mordida en el cuello, y tras un par de besos un sus hombros, besé sus caderas y lentamente bajé su tanga, dándole besos suaves en las áreas de sus nalgas que previamente habían sido azotadas. Abrí sus glúteos e introduje mi lengua en su interior, lamiendo su vagina, comiéndola con gusto, ella gemía tratando a la vez de llevar su mano hacia atrás para sujetarme la cabeza, pero debido a los movimientos que hacía no se lo ponía demasiado fácil, ella no paraba de gemir, no la estaba pasando nada mal, traté de meter mi lengua en su interior, no era sencillo, me separé de ella y le volví a dar azotes en los glúteos, entonces la hice girar quedando boca arriba, vi su cara, estaba poseída, llena de lujuria, le lancé un beso y ella rió, volví a mi labor en sus labios vaginales, lamía los exteriores, lamía los interiores, entonces subí a su clítoris, lo lamí cual can bebiendo agua, de arriba hacia abajo, y de abajo hacia arriba, luego de un lado a otro, ella gemía y me acariciaba el cabello, mi movimiento de lengua era lento, sutil, le encantaba, bajé mi lengua hasta su entrada entonces y la introduje en su interior, mi calidez y la suya se hicieron una, ambos nos estremecimos, yo lo sentí y ella también, me dediqué a follarla con la lengua sin tocar su clítoris, lento, con sumo cuidado y delicadeza -. ¡Carajo! Qué bien me comes - dijo -. Continúa por favor - le besé entonces la vagina como si estuviera besando su boca, y ella arrojó un gemido sonoro, me apretó el cabello y ejerció presión en mi cabeza hacia ella, enterrando mi cara aún más hacia su interior, suspiró, busqué su clítoris con mi lengua y volví a lamerlo, no quería introducirle ningún dedo, la veía pequeña, podía sentirla prieta, no quería arruinar aquello, bajé deslizando mi lengua entonces buscando su círculo de vicio -. ¿Qué vas a hacer? - preguntó.

  • Te va a encantar - dije. Y acto seguido, continué adquiriendo experiencia en ello después de lo de Gilary, ella gemía violentamente, le estaba encantando.

  • ¡Me voy a venir! - exclamó, y yo incrementé mi ritmo en ello, hasta que sus gemidos, después de volverse intensos y escandalosos, comenzaron a aplacarse dejándola con la respiración entrecortada, di un beso en su vagina y me incorporé, su semblante brillaba, me miraba con ternura, situé mi virilidad en su vagina y entré con ciertas dificultades, no me había equivocado, ella mostró ligeros signos de incomodidad pero no me detuvo.

  • Se siente como si fuera tu primera vez - dije.

  • Sabes que no lo es.

  • Joder, qué bien aprietas.

  • Lo mismo dice mi novio - sonreí, y le comencé a embestir, le tomé los tobillos y los situé sobre mis hombros, apretaba exquisito, se sentía cálidamente divinl su interior, me encantaba, ella gemía y me exigía que debía aplacarle sus ganas de mí, que debía hacérselo como nunca nadie se lo haría, sonreí, bajé sus piernas y le hice colocar una sobre otra, flexionando los rodillas en dirección hacia la pared, con sus caderas de lado, dejándome ver su voluptuoso trasero y a la vez su semblante lujurioso, volví a entrar en su vagina, se sentía más estrecha, me aferré a sus caderas y volví a mis rítmicas embestidas, ella me acariciaba el pecho, estuvimos varios minutos en ellos, luego volví a incorporarme, tomé sus piernas y las hice deslizar por debajo de mí sin salirme de ella, sus piernas pegadas, apretaban mucho más mis piernas, mi hombría se veía enorme en su vagina, pero asfixiado a la vez por sus enormes piernas, empuñé mis manos y las coloqué sobre la cama a la altura de sus codos, ligeramente elevado comencé a bombearla, esta vez gemía y a la vez chillaba, decía que le dolía, pero que no parase, en cierto puto me pidió descanso, no se lo di, me detuve sí, pero solo para acostarme y pedirle que fuese ella ahora quien estuviera sobre mí -. Eres incansable - dijo, se colocó en cunclillas con mi pene en su enterior y me dio sentones, lo hizo por un buen rato hasta que terminó chocando su pelvis contra la mía con violencia, tenía los ojos cerrados y se acariciaba los senos, entonces comenzó a moverse hacia adelante y hacia atrás sin sacarse un poco mi miembro, sentí cómo se corrió, pero aún estaba lejos de acabar yo -. Qué divino - dijo tras un supiro -. ¿Puedes seguir? - sonreí y la sujeté de las caderas, me levanté entonces, la sentía más pesada, supongo que se sentía mucho más relajada, la llevé hasta la pared y la recosté de ella, me abrazó con sus piernas, yo comencé a chuparle un seno mientras me movía con suavidad en su interior -. ¡Carajo esto es la gloria! - exclamó -. Lo haces muy bien, de verdad qué eres bueno - dijo, y así estuvimos un rato, la despegué entonces de la pared y me quedé fijo, estático sin recostarla de nada, aferrándome a sus glúteos comencé a bombearla, sus gemidos eran tan altos que parecían gritos, al cabo de un par de minutos ya me costaba sostenerme de pie, pero debía continuar hasta terminar lo empezado en ella, así que aferrándome con fuerza a sus nalgas comencé a bombearla con mayor fuerza, funcionó, sentí sus temblores internos y luego aquella calidez tan divina que era el mérito a mi logro, se había corrido, me liberó de sus piernas en el proceso ocasionando que casi nos cayéramos, al salir de su interior tal fue la cantidad de flujo que salió de sí que fue difícil no pensar que se había orinado, había sido mi primer squirt, sonreí, ella me miraba nerviosa, la ayudé a recostarse en la cama y abrí sus piernas -. Recuerda que soy una simple mortal - dijo, reí, y volví a meterme en su interior, estaba dilatada al extremo, mi pene entraba y salía con suma facilidad aunque no dejaba de apretarme -. No me llegues adentro, por favor - dijo -. Te suplico que no me llegues adentro - ante sus palabras solo me dediqué a bombearla -. ¡Joder! ¡Eres un Dios! - tomó el cobertor y comenzó a morderlo, a la vez que acompañaba mis embestidas masturbándose, lo hacía rápido y yo buscaba ir a su ritmo, estaba llegando a mi límite, iba a correrme, bloqueé mi mente, me expusé a esa situación para adquirir experiencia en cuanto a autocontrol, se masturbaba lo más rápido que podía y yo entraba y salía de ella a la mayor velocidad que en aquel momento, dejó un escapar un gemido fuerte y extenso que sabía no le sería posible permanecer entre las cuatro paredes de mi habitación -. ¡Voy! ¡Voy! ¡Voy! ¡Estoy llegando! - sus ojos se abrieron como platos y volvió a lanzar a otro intenso gemido, dejó de masturbarse, pero yo no me paré en las embestidas, seguí, comtinué, cada vez con más fuerza y rapidez, hacía rato no era solo ritmo, debía correrme, sentí estar a punto y salí de ella, dejó escapar un ruidoso suspiro y abrió los ojos como platos, me masturbé por menos de dos segundos y mi semen brotó, un chorro fuerte impactó en su pecho, el hilillo llegaba hasta su ombligo, el segundo dio en su abdomen, más generoso que el primero y el tercero, espeso, se dejó caer en su vientre, me miraba sorprendida -. Nunca vi tanta leche, está muy caliente - y pasó su dedo por su abdomen, abrió la boca -. Está muy espesa, guau - le sonreí y me acosté a su lado -. Eres el rey - le sonreí y me besó en los labios -. Nunca antes me habían follado así.

  • Me alegra saber que te ha gustado.

  • Pues... Sí me ha gustado, pero hay un problema.

  • ¿Tu novio?

  • No - reí.

  • ¿Mi novia? - puso los ojos en blanco.

  • Tampoco, ¿tienes servilletas? - le pasé el paquete de toallas húmedas que siempre tenía sobre mi mesita de noche, ella se comenzó a limpiar.

  • ¿Y bueno? - me miró sin dejar de limpiarse.

  • ¿Y bueno qué? - sonrió maliciosa.

  • Pues esto no ha funcionado, te tengo más ganas que antes mejor amigo - reí.

  • Citaré a uno de mis favoritos - frunció el ceño -. Todo tiene un riesgo, y el riesgo del sexo soy yo - me miró confundida.

  • ¿Quién dijo eso? - sonreí.

  • Uno de mis favoritos, ya te dije, pero la he cambiado un poco - rió.

  • Siempre tienes que estar con tu misterio y tus rarezas.

  • Eso le encanta a muchas.

  • No lo niego - me besó en la mejilla.

  • ¿Y en los labios no? - sonrió y me besó en los labios. Luego de ello, se fumó un cigarrillo y llamó a su novio, le dijo que había ido a caminar un poco en la playa, pues no se sentía bien, yo comencé a masturbarla y lamerle los senos, se dejó hacer durante toda la conversación.

  • Eres incansable - dijo al colgarle.

  • Solo jugaba un poco - rió.

  • Ya me tengo que ir - dijo.

  • Lo sé, ya nos vamos - traté de levantarme y ella me haló del brazo, la miré a los ojos.

  • ¿Podemos hacerlo de nuevo? - preguntó, le sonreí.

  • Por supuesto que sí - respondí, y la besé.

  • No solo ahora.

  • ¿A qué te refieres? - volví a besarla.

  • A mañana, a después de mañana, cada vez que tenga ganas.

  • Por supuesto - la besé y le sonreí.

  • ¿Podemos hacerlo de nuevo?

  • Sí, déjame limpiarme, no queremos accidentes - ella sonrió y se incorporó, haciéndome acostarme nuevamente, y sin mediar demasiadas palabras se introdujo mi pene en la boca, comenzó a practicarme un beso francés bastante falto de experiencia pero que honestamente hacia bien, recorría el tronco con su lengua y luego volvía a engullirla, en un principio su mentón llegaba a acariciar mis testículos, luego le costaba pasar de la mitad del tronco.

  • Ya - dijo deteniéndose de golpe -. Ven, quiero que me des así - me dio la espalda y elevó su cadera, quedando en pompa, se veía magnífico, entré en su vagina con mucha dificultad, apretaba demasiado, estaba hinchada -. ¡Coño, duele! - exclamó.

  • ¿Quieres que pare?

  • ¡No, sigue! - y comencé el vaivén, estaba mucho más prieta que antes, podía ver incluso como sus labios interiores sobresalían y abrazaban mi pene con fuerza cada vez que trataba de salir de su interior, era constante, firme y fuerte, no demasiado rápido, ella hacía ruidos resultados de la mezcla de sus gemidos y gritos de dolor mezclados, me pedía que no parase y que lo hiciera rápido, le complací, no creo que hayamos llegado a los veinte minutos cuando me comenzó a pedir que le acabara, que no podía más, deseo sexual femenino expresado es una orden que todo hombre debe cumplir, me aferré a sus caderas y lo hice más rápido, los aplausos se oían sin disimulo alguno, sentí su cálidez una vez más y a tempo salí de su interior, corriendome un par de veces en sobre sus glúteos y espalda, su tierna, prieta y pequeña vagina se veía gigante, monstruosa, lastimada, miré bien el semen sobre su espalda, poseía un ligero color rojizo y mi pene, en efecto, también estaba ligeramente manchado de sangre, un pequeño hilillo de sangre se deslizó desde el interior de su vagina, el cual rápidamente atrapé en la mano, tomé algunas toallitas y le limpié -. Me duele mucho, me rompiste - dijo -. Pero ha estado increíble.

Después de vestirnos le llevé a su casa, me pidió que la dejara tres manzanas antes de llegar a esta, me despidió además con un beso en los labios y al llegar a casa noté que me había dejado un par de mensajes.

" Espero que este sea el reinicio de una gran amistad, eres increíble mejor amigo, el mejor que pueda existir, eres exquisito, divino, y quiero, si me permites ser tu amante, tenga o no tenga novio, tengas o no tengas novia... Me has dejado el coño adolorido, sangrando incluso y voy a pensar semanas recordándote cada vez que vaya al baño.

Sin embargo quiero repetir.

No sé cuando mi vagina pueda ser usada nuevamente, mañana iré al ginecólogo... Le he dicho a mi novio que he pensado acerca de su propuesta de ponerme el aparato anticonceptivo del brazo, se ha alegrado bastante... No sabes las ganas que tengo de sentir en mi coño tu leche...

No obstante, mi boca está disponible para siempre que quieras mientras mi vagina descansa, una mamada se hace donde sea, así que no tendremos demasiados impedimentos para ello...

Ahora, quiero que en nuestro próximo capítulo me cojas por el culo... Tengo mucha curiosidad por ello, lo que hiciste con tu lengua ha estado bastante increíble.

No sé que pienses sobre eso... ¿Qué digo? A todo hombre eso le encanta, lo desean, sé que hiciste con tu lengua con la intención de incentivar mi curiosidad... Eres un cabrón.

Pero sí, estoy dispuesta a sentirte en mi culo Acroffiel, y lo quiero pronto...

También quiero que más adelante (Si se puede y quieres), no ahora si no quieres, me conformo con un después (Repito, si puede ser posible), tú busques a uno de tus amigos, a quién sea, al que quieras... Para que él y tú me cojan (Si quieres claro).

No respondas, espera a que te escriba, mi novio ya llegó y eliminaré nuestra comversación por si las moscas.

Me encantas, soy fanática de la divinidas absoluta de tu hombría y adoradora fiel del placer que produces con el pene.

Tuya, aunque tenga novio, Génesis B. Mi rey..."

Le sonreí a la pantalla de mi móvil. "No soy rey de nada" pensé. "Soy un mago, soy el mago".

  • Vecino - me giré, me habían interrumpido los pensamientos.

  • Hola vecina - Ritzy, una de mis vecinas, un poco mayor que yo me miraba desde la puerta de su casa -. ¿Puedo ayudarla en algo?

  • Recuerde que su novia es mi amiga - traté de no palidecer, mantener mi típica frialdad y compostura. Le sonreí con malicia, ella me miraba con los ojos entrecerrados, juzgándome amenazadora.

  • Recuerde eso usted la próxima vez que intente seducirme - palideció -. ¿Ya se acordó? - abrió la boca para decir algo, esperé, no dijo nada -. Buenas noches - y entré a mi casa.

Continuará...