Memorias de un chico de compañía
Nuestro protagonista tiene una entrevista muy especial para conseguir trabajo en un burdel. También comenta sus experiencias más excitantes de su nuevo trabajo
Marqué el número de teléfono que venía en las páginas de “relax” del periódico “Se necesitan chicos”. No tardaron en contestar y una voz asexuada me respondió.
-Dígame...
-Llamaba por el anuncio...
-Por qué anuncio pregunta? -El de se necesitan chicos.
-Qué edad tienes? En aquel momento yo tenía diecinueve años pero no se por qué dije que tenía veintiuno. -Bien... Es para atender señores, sabes? -Si, ya se, me parece bien. -Tendríamos que tener una entrevista para llegar a un acuerdo y ver si sirves. -Bien... Dígame donde y cuando. -Te puedes acercar esta tarde y lo preparo todo -Si, como no... Me dio la dirección y quedamos esa misma tarde.
Era un piso en el centro, una buena zona. Pulsé el botón del telefonillo del portal y reconocí la voz asexuada, sin personalidad. Contesté y me abrieron. Subí en el ascensor al quinto piso y último y me dirijí hacia la derecha, no se oía nada, tan sólo mis pasos flotar sobre la moqueta. Llegue a la puerta del burdel y pulsé el timbre. Un hombre de mediana edad, vestido todo de negro y de aspecto solemne, me abrió la puerta y me invitó a pasar.
-Éres Pedro, no? Yo soy Marcelo. Dijo amablemente y con esa voz tan particular.
-Ven por aquí, pasa, hablemos un rato. Era una habitación con una cama grande con espejo en el techo y en las paredes que rodeaban la cama, un baño y nos sillones muy cómodos con una mesita en medio. Nos sentamos y empezó a hablar.
-Bueno como te dije esta es una casa donde atendemos a señores. Tienes alguna experiencia? -No, es la primera vez.
-Bueno pero te has acostado con hombres más mayores que tú?
-Si claro, siempre me han gustado más mayores.
-Vale. Necesitamos chicos pasivos que les guste ser penetrados. -Lo que más me gusta es que me penetren.
-Muy bien, pues desnudate por favor. Me desnudé y me quedé frente a él. -Bien estás bien dotado pero lo importante es tu culo, muéstramelo. Me incliné mostrándole mi culo -Ábretelo, que te vea el ano. Así lo hice. -Bien, toma esto y métetelo por el culo. Me dio un consolador de los grandes y lubricante, me tumbé en la cama le puse bien de lubricante al consolador y me puse también una buena cantidad en el culo. Poco a poco me fui metiendo el consolador bajo su atenta mirada. Se acercó a la cama y agarró el consolador, sacando y metiendomelo, mientras tomaba mi polla con la mano y me hacía un paja. Mi polla creció hasta ponerse dura como una piedra.
-Veo que te gusta que te den por el culo. Ahora voy a decir a un cliente habitual que le vas a hacer un completo a ver cómo te comportas. Se fue de la habitación y al poco llegó con un hombre completamente desnudo de unos cincuenta años, alto, delgado, canoso y con un moreno de gimnasio inconfundible. Marcelo se sentó en uno de los sillones mientras en la cama yo le chupaba la verga, una verga larga y que se torcía hacia un lado. Le hice una buena mamada para que vieran que sabía cómo chupar una polla. Le hice una buena lamida de culo y el hombre me dijo que parara porque se iba a correr. Me indicó que me pusiera a cuatro patas ya que le gustaba follar en esa posición y me introdujo toda su verga prácticamente de una vez. Empezó a follarme cada vez más fuerte hasta que ya no pudo más y a los pocos minutos se corrió en mi culo. Sentí cómo su semen se derremaba dentro de mi y rebosaba cayendo por mi pierna. Entonces sentí de nuevo cómo me penetraban el culo y no era un consolador estaba caliente y notaba los testículos golpear en mi culo. Era Marcelo que completamente excitado había decidido follarme y terminar el trabajo. -Vamos maricón mueve tu culo y fóllate tu mismo. Fui moviendo el culo adelante y detrás follándome yo mismo. Después cabalgué sobre su polla metiéndome su rabo hasta los huevos y para terminar Marcelo se quitó el preservativo metiéndome su miembro en la boca y corriéndose a continuación. -Trágatelo todo cariño, traga... Tragué todo lo que pude y después Marcelo me la chupó hasta correrme casi en el acto. Eyacule sobre mi cuerpo recogiendo Marcelo el semen derramado con su mano y ofreciéndomelo para que me lo tragara.
Marcelo me dijo que podía empezar cuando quisiera. Iba martes y jueves al lupanal y me quedaba de cuatro a ocho. En esas cuatro horas me acostaba con cuatro hombres. Solo iba dos veces en semana porque que me abrieran el culo cuatro tíos dos veces a la semana era más que suficiente. Los fines de semana nos proponían extras como fiestas y servicios especiales que requerían una cierta prudencia. Recuerdo uno de ellos en el que nos contrataron a tres compañeros y a mí para parcicipar en una fiesta.
Era un casa en las afueras grande y lujosa. El Señor de la casa había preparado una fiesta extraordinaria. Había abundante comida y bebida; todo tipo de marisco incluido langosta, también barbacoa con chuletones y todo tipo de carnes, todo tipo de postres y en cuanto a la bebida, la colección de botellas era impresionante y había varios grifos con distintas clases de cevezas. Y cómo no había contratado a putas, travestis y maricones para que la fiesta fuera total.
En la fiesta había quince invitados seis putas, cuatro maricones y cinco travestis. Había una piscina y como 8 jaimas con suelos acolchados y cojines alrededor, daba la sensación de ser muy confortables. Los invitados iban en bañador blanco las putas y los travestis en topless con tanga rosa y nosotros llevábamos un tanga celeste. Empezamos comiendo y bebiendo y en las jaimas ya empezaron los primeros escarceos. Yo mismo me encontré tumbado en una de las jaimas con un tío comiéndome el rabo. Pero lo mejor fue cuando ya avanzada la noche con todo el mundo desnudo y medio borracho nos pusimos a follar en grupo, tres invitados, dos travestis y yo. Recuerdo tener una polla metida en mi culo y otra en la boca en todo momento y lo mismo yo que no paraba de meter mi polla en uno y otro culo fuera de invitado, travesti o compañero maricón.
Había un invitado al que le llamaban el trípode que tenía un verga enorme y apostaron que quien se metiera ese pollón por el culo y se dejara follar recibiría un premio, un buen dinero. Lo intentaron varias putas pero era demasiado grande y grueso sólo pudieron metérselo por el chocho. Después lo intentaron dos travestis y tampoco aquello era enorme. La gente empezó a pedir que lo intentáramos los maricones, yo lo intenté parecía que me estaba metiendo una viga de hierro y aunque tenía el ano completamente dilatado no pude meterme esa verga tan enorme pero un compañero consiguió meterse un buen trozo y ser follado durante un rato. Cuando se sacó el rabo tenía el ano más abierto que nunca hubiera visto. La gente quería que se lo mostrara se reían, admiraban la proeza y le hacían fotos a aquel culo que parecía el tunel del metro.
Después de esta pausa seguimos follando con unos y otros en varios grupos. Varios me comentaron que les habían dicho que yo chupaba el rabo maravillosamente y que era el mejor chupapollas que allí había. Se extendió el comentario y no hacía más que chupar y chupar pollas. Para mi fue maravilloso chupar tantas vergas, es lo mío lo que más he practicado aunque lo que más me gusta sigue siendo que me metan un buen rabo por el culo, un buen mete y saca con una buena polla.
No se cuantos me follé esa noche, creo que todos los que tenían polla me dieron por el culo. Y en cuanto a las comidas de polla creo que se la chupé a todo aquel que tenía verga y me tragué un montón de semen aunque también se me corrieron en el culo y notaba la lefa salir de este al incorporrme, lo agradecí de verdad porque aquella orgía fue de las mejores y además cobramos por participar qué más podíamos pedir...