Memorias de un abuelo (1)
Dicen que una de las cosas buenas que tiene llegar a mayor es que puedes recordar y que recordar es revivir, yo no estoy del todo de acuerdo, hay que vivir primero.
Hoy ha amanecido el cielo lluvioso, no estoy nada mal sentado en el porche con mi libro y mi café ya frío delante, la vista ya se me cansa un poco con la manía de hacer las letras tan pequeñas y los libros tan gordos.
Miro a mi alrededor y veo el campo verde, es todo un espectáculo en primavera, por suerte en esta comarca la primavera es bastante cálida, en contra en agosto no se puede salir de casa si no quiere derretirte en una acera, frente a mi casa hay un camino de tierra y la carretera vecinal, que lleva al centro del pueblo, al fondo el camino hay otra casa, antiguamente era un molino, pero con las ayudas que dan ahora un comerciante del pueblo lo ha rehabilitado y lo ha convertido en una casa rural, como llaman ahora.
Tras el camino unas tablas de huerta y al fondo el río, esto es lo mejor, es según dicen uno de los más limpios del país y posiblemente de muchos países, tiene la suerte de que no pasa cerca de ningún pueblo ni zona industrial y solo recoge el agua de manantiales que vienen del monte, pero lo mejor del río es sus paseos por la orilla, las aguas son tan cristalinas que se ven los peces en el fondo y eso que a veces tiene una profundidad de más de dos metros, pero en cambio en algunos sitios se puede cruzar con el agua a la cintura aunque en esta época del año aún está fresca, por lo menos para mí.
Desde hace tiempo acostumbro a coger mi bastón que me hice algunos años atrás de una rama joven, me viene bien, no pesa, y me sirve de apoyo, con él de compañero hago mis paseos, creo que me conozco muy bien toda la zona.
Hace unos días siguiendo mi rutina fui paseando por la senda que ya conozco, el agua a menos de un metro y los cañares cubriéndolo todo, me senté en una piedra que ya la tengo como mía pues todo los días lo hago y descansé un rato, pero este día no sé porque acudían muchas abejas, debían estar haciendo un panal cerca y preferí no molestarlas y dicho sea de paso que no la tomaran conmigo.
Seguí por la senda adelante, normalmente no acostumbro pasar de mi piedra pero esperaba encontrar otra parecida, el camino se iba estrechando hasta que se perdía, pero cuando ya me iba a volver atrás vi que a unos pasos había un claro en la vegetación, las cañas se separaban y el suelo estaba cubierto de grama, una hierba corta y verde, el claro estaba inundado de sol, excepto un trozo de sombra donde un sauce dejaba sus ramas hasta casi el suelo.
Me gustó saber que había un sitio sin tanta maleza, libre de zarzas y espinos y me acerque, el rio llagaba a la misma hierba, pero sobre esta había una toalla, me extraño sobre manera pues por allí no vivía nadie y menos que conocieran el río como yo, me acerque y vi un bolso de mujer plegado bajo la toalla, con mi bastón lo abrí y vi que no estaba abandonado pues tenía unas gafas de sol y un frasco de bronceador.
Una voz desde dentro del río me sobresaltó y mucho, ni esperaba ver una toalla ni un bolso de mujer y menos que me llamaran la atención, realmente lo había abierto sin tocarlo, sin ninguna mala intención, pero cuando oí a mi espalda…
- Eh oiga! Qué hace?
Casi se me cae el bastón de la mano, me volví y vi la cabeza de una mujer asomada fuera del agua, intenté explicarme de que solo quería ver si se le había olvidado a alguien, pero no me salió ninguna excusa creíble, solo acerté con un…
- Perdone, solo quería saber si se le había olvidado a alguien, perdone otra vez, ya me voy.
- Pues como ve no, no se me ha olvidado, pero no hace falta que se vaya, por cierto me puede acercar el bikini?
La mujer señalaba con el brazo a la toalla, yo me volví y efectivamente había un sujetador rojo sobre ella, por eso no lo había visto la toalla era del mismo color.
Aunque estaba cerca lo puse en la punta de mi bastón y se lo alargué, aún me faltaba un metro para llegar y busque una caña para hacérselo llegar, pero todas eran gruesas y verdes, la mujer se impacientó un poco.
- Es igual échemelo.
- Estuve calculando donde echarlo pues si no lo hacía bien y no lo cogía la corriente aunque no era fuerte se lo podía llevar, así que se lo eche un poco aguas arriba.
- La mujer esperaba con los brazos en alto esperando a que se lo echara, no contaba ni yo tampoco con la trasparencia de las aguas del río, en otro cualquiera hubiera pasado inadvertido pero en aquel… era como estar en una bañera, se veía todo el cuerpo de la mujer, con las piernas abiertas para afianzarse bien en el salto se distinguía perfectamente el triangulo de vello que tenía entre las piernas, pero sobre todo me llamó la atención las tetas tan generosas que tenía, y que flotaban mecidas por la corriente, el frescor del agua hacía que sus pezones estuvieran completamente duros navegando entre dos aguas.
- Cuando le eche el sujetador la mujer saltó y lo atrapo con las dos manos a la primera, aunque sus tetas tuvieron que saltar sobre la superficie del agua, se movieron para todos los lados.
- Sin que ella me lo dijera me volví para que se lo pusiera, no tardo en hacerlo y me dijo…
- Perdone que le vuelva a molestar, me puede echar las braguitas que están también ahí?
Me volví y las encontré eran tan diminutas que me quedé con ellas en la mano cogidas por una cinta, dos triángulos quedaron colgando, ella me dijo un poco impaciente.
- Venga déjelo, vuélvase de espalda y ya salgo yo.
- Me volví mientras oía el chapoteo de la mujer llegando hacia mí y quitándome las bragas de la mano, se sentó en la toalla y se las puso.
- Ya puede volverse, ya me las he puesto.
- Perdone, no debería estar aquí molestando.
- No se preocupe, usted es del pueblo, en todo caso sería yo la que debería marcharme.
- De ninguna manera, si no fuera por ustedes que vienen, este pueblo estaría muerto hace tiempo, casi todos somos viejos.
- No lo dirá por usted, pues está muy joven aún.
- Huy que va, si ya tengo dos nietos, bueno una nieta y un nieto.
- Y yo también tengo un nieto, que se creé, estamos en la casa rural, mi yerno la ha alquilado una semana, normalmente es mi hija la que viene a bañarse aquí, ella me lo dijo pero como mi yerno es muy sobre protector con el niño y hoy tenía unas decimas de fiebre no le ha dejado venir y he venido yo.
- Pues es usted muy joven para ser abuela.
- Gracias pero no soy tan joven, no ya tengo mis canas pero me tiño el pelo y además aunque me vea así es que el bikini me lo ha dejado mi hija, yo no había llevado nunca ninguno.
- Pues le sienta de maravilla, nadie lo diría.
- Que galante, pero yo sé que no, mire mi hija esta menos… menos cargada que yo, a mí se me salen las tetas por todos lados, ve? Apenas me tapan los pezones, en cambio ella tiene más culo y a mí me viene grande, ve? Hasta se me asoman los pelitos de las ingles.
- Bueno son detalles sin importancia, si no me los dice…
- Es usted un amor, ya no hay hombres tan discretos, otro ya me habría dicho alguna grosería, me ha dado mucha vergüenza que me pillara desnuda dentro del río, menos mal que dentro del agua no se ve nada que si no, que escándalo.
- No se preocupe, será un secreto entre los dos.
- Eso, un secreto, pero usted tendrá muchos secretos que guardar, en este rio habrá visto muchas cosas.
- No crea, aquí nunca pasa nada, las mujeres ya no se bañan en el río ahora todos tenemos duchas y bañeras, antes de joven sí que venía por los atardeceres a espiar a las chicas cuando se bañaban.
- No me diga, que pillín!.
- Bueno era nuestro único desahogo, total solo les veíamos el culo porque se bañaban con sayas largas y cuando se metían se les subían.
- Jajaja, me lo imagino y usted seguro que se calmaría al llegar a casa.
- A casa? Y antes, escondido en el cañar me sacaba la polla y regaba las cañas de leche, uf, perdone la forma de hablar, se me ha escapado.
- Jajaja, no se preocupe a las cosas hay que llamarlas por su nombre y hablando de nombres, me llamo María.
- Pues encantado yo me llamo Antonio, pero todos me llaman Toni.
- Pues me alegro de conocerle Toni, tiene una conversación muy agradable.
- Y usted también, no sé cómo me he atrevido a contarle lo de las pajas a escondidas.
- Es normal hombre, a todos nos gusta, cree que a las mujeres no nos gusta también?
- En el pueblo no se de ninguna que lo haga o por lo menos que lo diga.
- Bueno según a quien se le pueden decir las cosas, usted no se que tiene pero inspira confianza, le voy a contar un secreto ya que me ha contado el suyo.
- Pero también tiene secretos?
- Claro y algunos inconfesables, jajaja, mire yo me quedé embarazada muy joven a los veinte años y mi marido trabajaba fuera, mis suegros tenían un chalet, era gente de buena posición, en el chalet tenían una piscina con césped y un jardín muy cuidado, una día de verano mis suegros se marcharon a comprar por la tarde y se llevaron a mi hija que era pequeña, yo después de comer me metí en la piscina, hacía un sol de justicia y estuve nadando un rato, cuando salí me tumbé en la hierba, el jardín estaba todo rodeado de cipreses y era invisible desde ningún lado por lo que quise aprovechar y me quité el bañador, estuve un buen rato al sol, me llegue a dormir, pero como el sol se había desplazado, la sombra de una morera me cubrió y me dio frío, me desperté y vi que entre los cipreses había alguien, me asusté hasta que reconocí al jardinero, él tenía llave del jardín y venía entre semana, me di cuenta de que estaba toda desnuda, con las tetas duras hacia el sol y las piernas abiertas, me calenté, lo reconozco, me daba morbo ver al jardinero mirarme por lo que me animé y me puse a hacer posturas más atrevidas, me ponía boca abajo y me apoyaba con los codos dejando mis tetas colgar hasta la hierba y levantar el culo abriendo las nalgas, de vez en cuando miraba de reojo al jardinero que aunque era bastante mayor no estaba mal, llevaba barba y bigote y estaba calvo, me fije que se había sacado la polla y se la estaba meneando, primero suavemente pero luego lo hacía a toda velocidad,
- Yo me ponía abierta de piernas cara a él, hasta que le vi venir hacia mí, llevaba un ramo de flores en una mano con el que cubría su polla, cuando llegó a mi altura me dio el ramo y descubrió su polla, era una verga enorme, me di la vuelta y me puse a cuatro patas, el hombre no me dijo ni una palabra solo se cogió a mis caderas y me enterró su verga hasta dentro, yo le pedí que no se corriera dentro pero al rato después de haberme corrido me habría sido igual, lo cierto que el hombre se portó bien y me llenó la espalda de leche y desapareció, me volví a meter en la piscina, de mi espalda salieron flotando chorritónes de leche blanca hasta que las disolví de dos manotazos.
- Ya no volví a ver a aquel hombre, pero me dejó un recuerdo imborrable. Ve Toni como yo también tengo recuerdos?
- Mmm, me ha encantado y sobre todo la confianza que me demuestra, pero no me llame de usted, dígame Toni solo.
- Vale Toni, pues cuénteme algún recuerdo suyo.
- Pues mira María, te acuerdas que antiguamente no habían playas nudistas?, solo alguna extrajera se atrevía, yo estuve unos día con unos tíos de vacaciones en un pueblo de playa, no era una playa como las de ahora que están tan bien cuidadas, esta estaba llena de dunas con chumberas, me hice amigo de un chiquillo del pueblo y siempre íbamos a jugar juntos, un día fuimos a la playa y entre las dunas y al abrigo de una chumbera grande encontramos a una mujer, para nosotros era una mujer, pero supongo que tendría treinta años o así, estaba desnuda tomando el sol al abrigo del aire y de las miradas, nos escondimos y estuvimos espiando, pero nos oyó y nos llamó, nosotros íbamos a escapar, pero ella nos llamó, no la entendíamos, después nos enteramos que era francesa, nos llamaba con la mano y poco a apoco nos fuimos acercando, la chica se sentó en la toalla y sacó tabaco, nos ofreció un cigarro, recuerdo que se llamaban Gitanes, mi amigo era un poco mayor que yo y le dio varias caladas pero yo empecé a toser. La chica estaba sentada con las piernas cruzadas mientras fumábamos, pará mí lo más atrayentes eran sus tetas altas y morenas, pero para mi amigo era su coño depilado que se abría al sol. Mi amigo no se cortó y se sacó la polla, ella se la cogió y la descapulló, yo no me atrevía pero ella me abrió los botones de la bragueta y me la sacó, yo he sido muy precoz en el desarrollo y tenía una polla mayor que la de mi amigo, pero él era más avispado y se había quitado la ropa e intentaba metérsela en el coño como fuera, la chica más experta le frenó y cerró las piernas, pero se puso de rodillas, a mí me puso frente a ella y se separó las nalgas mojándose con saliva el ojo del culo, a mi amigo le daba igual ocho que ochenta y le metió la polla en el culo, ella apretó las manos, me cogió mi polla y me la chupo metiéndosela dentro de la boca, era la primera vez que me mamaban la polla y me corrí enseguida, ella se tragó mi leche, mientras empezaba a temblar todo su cuerpo, mi amigo se apretó contra ella y se quedó quieto, yo le cogí las tetas y se las tocaba mientras él le iba llenado el culo de semen, la francesa se salió de la toalla y sobre la arena se puso en cuclillas y la leche de mi amigo fue saliendo espesa, ella nos dijo algo sonriendo y nos dio un beso en la boca a los dos, para mi fue de las cosas más impactantes, el beso, las tetas y la mamada.
- Vaya recuerdos de infancia Toni, sabes una cosa, que no sé si es el sol o tus recuerdos pero me están calentando mucho, te importe que me suelte el sujetador que me está matando de pequeño?
- No te preocupes mujer suéltatelo, yo con aquellas tetas de la francesa ya tuve mi estreno, jajaja.
- María se soltó la cinta de detrás del cuello del sujetador, pero era mucha la presión y la tela salió hacia delante quedándose las dos tetas al aire, ella se las tapó pero viendo que con las manos era ridículo las dejo sueltas.
- Perdona Toni, si te molesta me lo dices pero estoy mucho más cómoda, aunque no sean las tetas de la francesa.
- No creas, tú tienes un par de ejemplares que dan mucho gozo verlas, y si no fuera descaro hasta tocarlas,
- Eres el colmo de atento, pero no te burles, mis tetas ya no son ni mucho menos como antes, lo único que se conservan son los pezones, están igual que de jóvenes, sensibles, duros y grandes.
- En eso te doy la razón la francesa los tenía pequeños como guisantes, con los tuyos se puede llenar la boca teniendo cuidado de no ahogarse.
- Jajaja, incorregible Toni de verdad, sabes cómo decir las cosas para alagarme y eso que no me los has visto duros.
- Eso no lo sabes tú, pero cuando estabas en el agua fría los tenía como dátiles, jajaja
- Serás pillín! Y yo sin darme cuenta de que me estabas viendo, menos mal que solo me has visto esto, seguro que ha sido al saltar.
- Al saltar te los he visto en directo, pero bajo el agua los he visto nadando y también la alfombra que tienes entre las piernas.
- También me has visto todo?, y yo sufriendo con esta braguitas minúsculas que se me meten en el coño y que enseñan los pelos por todos lados.
- Pues tú misma, yo ya te lo he visto todo.
- Bueno, tú eres el responsable, me lo quito también y te lo agradezco, es un alivio,
Se desató las cintas y se frotó las rayas que le habían hecho en la cintura y las ingles, se abrió las piernas y se peinó con los dedos la mata de pelo rizado.
- No sabes lo que mi vista agradece lo que me enseñas, tienes un cuerpo muy apetecible.
- No lo creas, mis tetas ya blandas, se mueven para todos los lados, antes si que las tenía duras, de joven casi nunca llevaba sujetador, mi madre me reñía, me decía que de mayor me iban a colgar, pero ya ves, aún se mantienen bastante bien, los brazos ya me cuelgan un poco pero lo mejor está escondido, de eso todavía estoy orgullosa.
Se abrió los labios del coño, estaban sonrosados y destacaban entre la maraña de pelo, el clítoris bastante grande y brillante y los labios menores oscuros eran justo para cubrir la entrada de la vagina, cuando los soltó se cerraron como un mejillón vivo.
- Ciertamente puedes estar contenta con tu coño, ya ni me acordaba de cómo eran.
- Venga Toni, no te hagas el víctima, que habrás visto muchos y buenos.
- Pues en parte sí, he visto de bonitos, pero muchos no tantos, no creas, he sido siempre bastante tímido o mejor dicho considerado, me he perdido muchos por anteponer otras cosas para mí más importantes, en aquel momento, claro, ahora no sería lo mismo.
- Quieres decir que tienes asignaturas pendientes?
- Pues varias, lo malo es que solo me sirven de recuerdos.
- No seas tan pesimista, todavía puedes dar mucha guerra.
- No lo creo ahora solo sirven de lamentaciones, recuerdo un día que fui con una amiga a comer a casa de otros amigos, al volver ya anocheciendo me dijo que se daría un bañito del mar, en este momento estábamos pasando por una cala que a esas horas no creo que estuviera muy concurrida, yo miré el reloj y pensé que llegaríamos tarde a su casa, años después me confesó que me lo dijo porque le hacía ilusión bañarse de noche desnudos en el mar y luego follar en la arena, me maldije desde siempre que lo pienso.
- Sí que es una lástima, yo también perdí una oportunidad que me he arrepentido siempre, estaba unos días en casa de unos amigos, todavía estaba casada, tenían un apartamento en la playa, pero me bajé sola porque mi marido se empeño en quedarse a dormir, yo con mi colchoneta me fui lejos, con la sombrilla cargada, cuando se me pasó el enfado un poco la clave en la arena y me tumbe medio a la sombra y medio al sol, estuve leyendo un rato pero no sé bien por qué pasó una pareja de chicas que iban en topless, tenían unas tetas de escándalo, pero sobre todo unas eran una escultura, mis manos se fueron a las mías, no sé si para comparar o para envidiarlas, lo cierto es que me consolé acariciándolas, los pezones se me pusieron duros, imagínatelos ahora pero con muchos años menos, me bajé el bañador hasta la cintura y me estuve estirando de ellos, cuando abrí los ojos tenía delante a un negro que estaba vendiendo baratijas, pero no era un negro cualquiera, era subsahariano, podría ser del Senegal o por ahí, la piel era casi azul de tan negro, los ojos negros también pero cuando me sonrió perdí el norte, los dientes blanquísimos. Le dije que se acercara, él no se atrevía hasta que abrí las piernas y me retiré un poco el bañador enseñándole los pelos. El chico vino sin hablar, posiblemente no supiera español, pero se arrodilló a mi lado, no se atrevía a tocarme pero le cogí la mano y la lleve a mi coño, el negro lo entendió a la primera, con unos movimientos nuevos para mí, empezó a masturbarme, yo no sé si sería la forma de hacerlo en su país pero no había sentido tanto placer con los dedos, él dejó apoyado en mi el cartón que llevaba con todas las chucherías, mientras me quitaba las manos de mis tetas y se apoderaba de ellas, yo le busque bajo sus pantalones, era difícil pues no llevaban bragueta, tras unos pliegues me encontré una polla que le caía por la pierna que me impresionó, la saque a la luz, y era tan negra como su cara, solo el glande era más claro como las palmas de sus manos, yo no sabía entonces que significa ser multi orgásmica pero lo averigüé con los dedos del chico moreno, él solo me sonreía, esos dientes parecían rayos de sol, estuvo más de quince minutos provocándome orgasmo tras orgasmo, yo no tuve la cortesía de hacerle una buena paja, solo pensé en mí, le hice correrse si, pero él echo toda su leche en la arena, luego cuando vio a lo lejos un guardia en un quad recogió todo, se levanto, me sonrió y se fue, yo me quedé mirando el charco de leche que había dejado en la arena y lamentando no haberme metido su polla en mi coño, nunca me lo perdonaré.
- Son cosas tristes pero gusta recordarlo, es como revivirlo, yo tuve una compañera de oficina, era una chica joven y con una cara especialmente linda, se cuerpo no estaba mal pero su cara me volvía loco, sobre todo porque me la imaginaba con un poco de maquillaje y sombra en los ojos, pero tenía un novio que era joven como ella pero muy celoso, yo sufría de ver a la chica todos los días tan apagada, fui diciéndole poco a poco lo bonitos que tenía los ojos, las cejas, las pestañas, la boca, sutilmente pero se los describía imaginándolos decorados con un poco de color, un día me sorprendió entro en el baño y cuando salió se había pintado los labios, era con un rosa tenue, pero para mí era un éxito, se lo quitó antes de que viniera su novio a recogerla, no la dejaba sola, otro día fueron los ojos un poco de sombra y una suave rayita que los enmarcaba, ella salía contenta de ver el resultado, y además me lo dedicaba a mí, esperaba mi comentario, poco a poco el rostro de la chica se fue transformando en una belleza, delicada pero bella, me dijo que si me gustaba su forma de vestir, no me habría yo arriesgado a tanto nunca pero cuando me lo sugirió me emocioné, la chica tenía poco pecho y pocas caderas pero de la forma que vestía era toralmente una tabla, le sugerí que se dejara un poco de escote en vez de llevar siembre un suéter hasta el cuello, ella dijo que era impensable por su novio, le insinué una camisa que se podía abrochar hasta arriba con él y abrir un poco cuando le apeteciera, a los dos días trajo una camisa blanca, las faldas eran por debajo de la rodilla siempre, le pude conseguir que fueran por la rodilla y anchas, mis progresos los acataba a rajatablas, hasta un momento antes de salir del trabajo, cuando se puso delante de mí con la camisa abrochada me miró como preguntándome que hacía entonces, le insinué que debía abrirse algún botón, ella soltó uno y me volvió a mirar, le hice tal cara de pena que inmediatamente se abrió otro, al tercero lo hizo con cierta vergüenza tapándose con la mano, le demostré que no se le veía nada, pero porque no se le podía ver, se le salieron las lagrimas, no sabía que más hacer pues es que no tenía nada para enseñar, el despacho donde estábamos estaba al fondo de un pasillo, se oía desde lejos los pasos de cualquiera que hubiera venido, me arme de valor y con los ojos le pedí permiso, ella me dijo que hiciera lo que quisiera. Con las dos manos le cogí la tetas y se las levanté juntándolas, me sorprendió al notar que tenía más de lo que aparentaba pero el sujetador que llevaba no se lo pondría ni una monja, le abrí más la camisa, ella con los brazos caídos miraba lo que iba haciendo. Cuando tenía la camisa abierta miré el sujetador y la miré a ella, solo levantó los hombros excusándose, se me ocurrió una idea de emergencia, le bajé los tirantes, le aflojé las copas y le saqué las tetas, ella en un principio se encogió pero como vio que yo no me fijaba en ellas se tranquilizó, seguí con el sujetador, se lo bajé hasta el estomago, las tetas lucían como una copa de champan, coronadas por unos pezones rosados pero con areolas bastante grandes para le teta que tenía, las copas del sujetador se las doble para adentro, las dejé en la mitad y se lo volví a coloca a la altura precisa pero sus tetas se realzaban mucho más, incluso sobresalían por encima, luego ajusté los tirantes y las elevé todavía más, ella se dio cuenta de que asomaba media areola por encima de la copa, me lo dijo con picardía, mi forma de pedirle perdón fue darle dos besos en los pezones saltarines, ella se rió contenta, cuando le subí los botones de la camisa fue a mirarse en el espejo del baño vino radiante, por el escote asomaba un canalillo de lo más sensual, la falda volaba cuando daba vueltas para demostrármelo y se le subía hasta medio muslo, cuando se hizo la hora cercana de venir su novio para recogerla me dijo que se sentía como la cenicienta, se metió en el baño sin cerrar la puerta, la vi como se sacaba la camisa y volvía a dejar el sujetador como estaba, en un impulso la cogí por detrás y le atrapé las tetas, no quería que se las llevara a su novio, le besé en el cuello y ella se estremeció apoyándose contra mí, mi polla estaba pegada a su culo y mis manos apretaban sus tetas mientras con los dedos rodeaban sus pezones, los tenía duros como quizá no los había tenido nunca, pero pensé en su novio, no se lo merecía pero era de él, posiblemente si le hubiera levantado la falda ella se habría apoyado en el lavabo y después de bajarle las bragas habríamos follado hasta corrernos los dos, pero no pasó, ella volvió a salir tan monjil como antes y al momento su novio le dio unos golpecitos al cristal para decirle que la esperaba en la calle, al poco tiempo se casó con él y ya no he sabida nada de ella.
- Qué bonita historia pero que triste, Toni deberías haberla follado allí mismo, estoy segura que se quedó esperando sentir tu polla dentro de ella.
- Pues ya es tarde, ahora ni a ella ni a ninguna, he llegado al final.
- Que quieres decir? Eres joven aún ya no es como antes.
- Pero tengo un problema que me hace rendirme a la evidencia, mi polla ya no me responde, las pastillas para la tensión me fulminan, es el precio que tengo que pagar.
- Qué me dices!, eso no es verdad, el sexo está en la cabeza no en la polla.
- Sí, eso mismo me dijo el urólogo que todo estaba en la cabeza y que con pastillas el resto se solucionaba, pero las pastillas no funcionan si la cabeza no está motivada.
- Pues eso es cierto, no te motiva verme a mí? por ejemplo, tienes a una mujer desnuda delante de ti, no es lo que tú preferirías pero una mujer.
- Ya sé que eres una mujer y muy bella, tienes un cuerpo envidiable, pero hace tanto tiempo que no me imagino acariciando a una mujer…
- Como que no?, tus manos son las de antes, tu cabeza es de 25 a 35 años, lo sabes, solo falta que te animes, yo te ayudaré, dame tu mano!
Me acerqué a ella me cogió la mano y la puso sobre su teta, noté un calambre y ella también lo notó, le apreté los pezones, volvieron a salir y mis manso empezaron a reaccionar, le apretaba las dos tetas, ella cerraba los ojos y se removía en la toalla, me miró y me dijo.
- Un momento Toni, espera.
Se levantó, admiré su cuerpo desnudo, sus tetas caían un poco pero menos de lo que yo había pensado, cogió la toalla y la colocó debajo del sauce, sus ramas casi hasta el suelo ocultando todo.
Me abrazó y me besó, yo solté el bastón lanzándolo lejos, ella me quito la camisa y los pantalones, me dio vergüenza enseñarle los calzoncillos antiguos que llevaba pero en eso no se fijó, solo que me los quitó y me dejó tan desnudo como ella, se arrodillo frente a mí y dijo.
- Diossss, que hermosura de polla, Toni eso no se me hace.
- No me avergüences María, si ya no queda nada.
- Como que no? Entonces que tenías antes?
- Ya todo cuelga.
Me hizo tumbarme en la toalla, se tumbó junto a mí, me cogió la mano y se la llevó al coño, la dejó sola porque confiaba que yo sabría cómo usarla, mis dedos empezaron a moverse solos, aún tenía memoria de cómo se hacía, ella me cogió la polla le quitó el prepucio y estuvo admirando el glande redondo como un albaricoque, le lamió un poco para probarlo, le gustó y chupándolo como a un helado se lo metió en la boca, mis dedos acariciaban sus labios y su clítoris, ella abierta de piernas buscaba mi mano con sus caderas, le metí dos dedos en el coño y ella suspiró profundamente pero me obligó a llevar mi cabeza a su coño, cuando olí su aroma de mujer, fue cuando mi polla blanda en su boca dio el primer signo de vida, ella se animó y me atrapo la cabeza entre sus muslos, le lamí, le chupe y le mordí los labios y el clítoris queriendo recuperar el tiempo perdido, mi polla se llegó a poner lo suficientemente dura para sostenerse sola, ella me hizo girar y se la metió en la vagina, pero cuando llegó ya estaba más blanda y no entraba ni a empujones, lo intentó con toda la paciencia del mundo, estaba un poco dura pero se doblaba y no entraba, me acordé de las pastillas que me había comprado con la receta del médico, pero estaban en casa no allí, además no había probado si funcionaban nunca.
Volví a comerle el coño a María, ella si agradeció mi lengua, se corrió suavemente, me dijo que era como un sueño, también hacía mucho que no le comían el coño, intentó hacerme una paja pero tuvo que desistir, me salía liquido pre seminal pero no llegue a eyacular, de todas formas me lamió hasta dejarme la polla brillante.
Ya era hora de comer cuando nos vestimos y sacudiendo la toalla cogimos la senda de regreso, Me quedé en mi casa y ella siguió un tramo más hasta la suya, antes de salir de los cañares nos dimos un beso de despedida por si luego nos veían, posiblemente nos volveríamos a encontrar.
Continuará
Agradezco sus comentarios.
Gracias.