Memorias de África ( I )
Primera entrega del viaje que hicimos mi mujer y yo a Äfrica y cómo a ella le gusta exhibirse y hacerlo con otros....
Somos una pareja joven, atractiva y muy acomodada Yo me llamo Juan y ella María, 38 y 35 años. Los dos tenemos nuestra propia empresa. Yo soy ingeniero y mi mujer economista. Mi empresa hace grandes instalaciones industriales y mi mujer tiene una joyería de alto standing en pleno centro de la ciudad. Los dos hacemos mucho deporte y estamos muy bien físicamente. María es rubia con los ojos verdes. Mide 1,70, con medidas espectaculares. 95-60-90. La encanta el deporte y es muy atractiva. Suele llevar ropa muy elegante, sobre todo mini falda, blusa muy ajustada y zapatos de tacón. También la gusta no llevar ropa interior, pues la encanta provocar situaciones morbosas delante de los hombres.
Decidimos darnos un capricho importante, pues no tenemos hijos y siempre nos atrajo la idea de hacer un viaje de lujo a África: Kenia, Tanzania y Zanzíbar. Así que me fui a la agencia con la que trabajamos habitualmente y contraté un viaje de lujo con todos los extras incluidos (safaris, hoteles, guías, seguridad, etc…) 15 días de auténtico lujo, pero que narices, nos lo merecíamos……
El periodo elegido fue en septiembre, que en nuestro país España, hace mucho buena temperatura y en el continente africano mucho más. Además es temporada media y no viajan demasiados extranjeros allí, con lo que podríamos disfrutar mucho más. Además, ya lo habíamos hablado, y la propuse a mi mujer que podría tener todas las relaciones sexuales que quisiera, con quien quisiera y donde quisiera a condición de que me lo contase. A ella la encanta tener sexo con otros y a mí que ella lo tenga. Somos una pareja muy liberal. La prometí que iba a tener una experiencia inolvidable en todos los aspectos, y así fue…….
“Era el día de mi cumpleaños, 19 de septiembre cuando nos íbamos de vacaciones a África. Ese día hacía un calor infernal, 34 grados en Madrid. Metimos las maletas en el coche, y nos pusimos ropa muy ligera. Yo unos shorts y camisa de manga corta con unos náuticos, y mi mujer una minifalda azul celeste, con un top elástico que le llegaba por debajo de sus enormes tetas, y por supuesto sin ropa interior, ni tanga ni sujetador, haciendo que los pezones se marcasen en aquel top blanco, y su clítoris depilado sintiese el calor sofocante por debajo de la falda. Unas sandalias abiertas con cierto tacón, haciendo que las piernas de mi mujer pareciesen las de una diosa. Estaba totalmente morena de la piscina de nuestra casa, que la gusta tomar el sol desnuda, con lo que no tenía ni una sola marca. Todo su cuerpo muy bronceado y brillante de las cremas que se da. Estaba deseando follarla durante el trayecto al aeropuerto, pero como conducía yo, lo único que fuimos haciendo fue masturbarnos mutuamente. A mí me resultó extremadamente fácil, pues como no llevaba nada, enseguida ña introduje un dedo en su clítoris. Empezó a gemir y a humedecerme la mano. De la excitación, me dijo que me la iba a chupar hasta el aeropuerto. Me bajó la cremallera y me sacó la polla por encima del calzoncillo. Estaba totalmente empalmada y con el capullo al aire. Esa situación de yo conduciendo, masturbando a mi mujer y ella haciéndome una felación, nos puso cardiacos a los dos. Media tardamos en llegar al aeropuerto. Antes de llegar, nos corrimos los dos. Ella dejó el asiento totalmente mojado, y mi corrida acabó en su boca tragándosela, con lo que yo no manché nada prácticamente. Al incorporarse mi mujer, la escurría algo de mi semen por la boca, enseguida sacó su lengua y lo recogió todo lamiéndose aquellos labios tan encarnados. Empezaba bien el viaje…..
Llegamos al aeropuerto, y tenía contratado un servicio para que me viniesen a buscar el coche. Nos le recogieron y nos fuimos a facturar las maletas. Estábamos muy cachondos y mi mujer me susurró al oído que quería hacerlo con un extraño en el cuarto de baño del aeropuerto. La dije que después de facturar pues teníamos preferencia al ir en primera clase, que nos iríamos a recostarnos un poco a la sala VIP que tiene Iberia para sus pasajeros de primera clase, y intentaríamos hacerlo con alguien de allí. Mi mujer estaba desatada, quería quitarse la minifalda y el top y andar desnuda por el aeropuerto. La dije que se esperase a la sala VIP. Cuando entramos en ella, no había nadie, y cuando me quise dar cuenta, mi mujer se había desnudado ya y dejado el top, la mini y las sandalias por el suelo…. La dije que había cámaras y que nos estarían viendo. Me dijo que la daba igual, que quería que viesen todos su cuerpo y como la follaban…. En ese intervalo, me empezó a desnudar a mi, y entraron dos alemanes de unos 36 años, altos, rubios y muy guapos. Al vernos desnudos, se quedaron atónitos, y mi mujer les invitó a acercarse. Ellos, al ver ese cuerpazo totalmente desnudo y con el pubis depilado completamente, no tuvieron más remedio que acercarse. Les fue creciendo el tamaño del paquete en el pantalón, hasta que mi mujer les bajó las braguetas y unas pollas inmensas salieron al exterior. Ella les empezó a masturbar con las manos y luego con la boca. Primero a uno y luego al otro. Los alemanes se empezaron a desnudar del subidón. Ella se tumbó en una litera de las que hay en las salas VIP y se abrió totalmente de piernas, suplicando que la hicieran suya…. Yo me estaba quedando alucinado, y con un empalme del 100. Estaba a punto de correrme debida a la excitación, pero decidí esperar y ver en que acababa todo aquello. Los dos me miraron pidiendo mi autorización y yo les dije que sí con la cabeza. El más alto y fuerte, le metió la polla por la vagina hasta que no pudo más. Mi mujer empezó a gemir de placer, mientras se comía la polla del otro. Rotaron las posiciones y ahora estaba el alemán que la follaba por la vagina con la espalda en la litera y mi mujer encima. Este la comía las tetas que se le habían puesto durísimas con los pezones súper- erectos. Le pidió al otro en perfecto alemán, que la sodomizara por detrás, a lo cual este acudió raudo. Le puso el pene erecto en frente del ano, y de un empujón, le metió la polla hasta dentro. Mi mujer dio un grito de placer. Siguieron ambos follando a mi mujer por ambos orificios, y mi ella no dejaba de gemir de placer. Entre gemidos, me pidió que me acercara y que quería sentir mi polla dentro de su boca. Yo ya estaba cardiaco de ver la situación y cómo estaba mi mujer. En cuanto la metí la polla, me corrí pues estaba excitadísimo. Los alemanes hicieron lo propio al instante, y mi mujer pudo sentir tres corridas dentro de ella a la vez. Se corrió ella también, expulsando mezcla de flujo vaginal y esperma del alemán por la vagina hasta empapar la litera donde habíamos follado. Les dió las gracias y su fue a poner la minifalda , el top y las sandalias. Me dijo que se iba a dar una vuelta por el aeropuerto y que ahora vendría. Que iba a enseñar y provocar a otros pasajeros…..
Ya nos llamaron para embarcar con destino a Nairobi, y mi mujer seguía sin aparecer. Seguro que habría ido a follar con otros y no se daba cuenta del tiempo. A lo lejos la vi que se despedía de un americano, muy alto y moreno. Le dio un beso en la boca y él correspondió. Seguro que habrían follado. Cuando se acercó a la fila de embarque, me dijo que lo había hecho en los servicios de chicos con ese americano y que luego me contaría en el avión. Yo estaba deseando que me contara. Como teníamos asientos de primera, entramos los primeros. Mientras lo hacíamos, noté que todos los pasajeros masculinos que había en la fila, no quitaban ojo a mi mujer, y todos la estaban desnudando con la mirada…. Mi mujer, que sabía que estaba poniéndolos cardiacos, se agachó a por la tarjeta de embarque que previamente dejó caer, y mostró tu clítoris desnudo a todo el mundo. Yo estaba cachondo de nuevo. Sabía que dentro del avión iban a ocurrir muchas cosas…..