Memorias

Que al abrir los ojos en una mañana solo esperaba ver a quien amaba, que al caer la tarde cerca de una esquina la esperaba, no importaba la lluvia ella siempre estaba. Y por las noches, por las noches acurrucadas, los cuerpos descansaban.

¿Han conocido el frio, aquel que se profundiza en tu alma, se extiende en tu cuerpo y te deja vacía sin casi poder vivir?

Es tal vez la muerte  que deja su cuerpo;  ha perdido la ilusión, ha llegado a tanto dolor que no puede esperar más amor.

Eran sus pasos lentos, cansados y su cuerpo tan decaído, que seguramente la misma muerte paso de largo y ni siquiera la miro. Su mente era maraña de recuerdos, un sin fin de sonidos perdidos, de imágenes  de ella,  que recordaba una y otra vez. Aquella de quien al sostener  su mano, sentía  al instante que el corazón se le salía y que no podía decir palabra.

-          Aaa Seño…rita…Disculpe.

-          Si.

A voltear observo detenidamente su rostro y sus ojos no pudieron dejarle de mirar y la joven que tenía frente a ella, le regalo una hermosa sonrisa.

-          Aun recuerdo sus ojos, sus cabellos ondear  y esa, esa sonrisa que llego a lo profundo de mi.

Recostándose en una banca, cubrió su rostro  y sus ojos, ellos lloraban,  dejaban caer lágrimas que arrancaban de su corazón cada día vividos con ella,  que aún conservaba en sus memorias.

-          Como olvidar tus ojos azules color cielo, como olvidar el rizado de tu pelo que en mis manos eran como ríos fluyendo, como dejar tu cara de ángel que al acariciar era poder ir  más allá.  ¿Cómo es posible poder existir sin tus besos, sin el sabor de ellos, sin la suavidad de su tacto y la pación al sentirlos? ¿Cómo es posible separar a dos seres que se daban solo amor?... Dime Dios.

Son palabras de su corazón, enraizadas en su mente que ha llevado desde la pérdida de su gran amor.

Ha visto venir el verano, pasar de largo el otoño y renovarse la primavera, pero nunca irse a quien tanto amo. Es que ella conoció el amor y nunca podrá decirle adiós. Le llevara eternamente en un rincón, porque se ha vuelto parte de si, no importa si fue dolor o una enorme felicidad, es un sentimiento que conoció, vivió, una emoción que le hiso sentir.

Que al abrir los ojos en una mañana solo esperaba ver a quien amaba, que al caer la tarde cerca de una esquina la esperaba, no importaba la lluvia ella siempre estaba. Y por las noches,  por las noches acurrucadas, los cuerpos descansaban.

Y juntos alcanzaban los sueños y la pasión las embriagaba.