Mellisa

Conociendo a Mellisa en casa de citas.

Mellisa

Habían pasado un par de años desde que llegue ha la ciudad, ciudad de la sierra central del Perú, sin experiencias sexuales con pareja hasta ese momento, siempre autosatisfaciendome.

En una reunión me comentaron de la existencia de una casa de citas que llamaban Intihuatana, en varias oportunidades trate de encontrarla por mis medios, pero no había llegado por uno u otro motivo. Tanto ver material pornográfico, y tener un poco de dinero para satisfacer esa necesidad, un día me enrumbe en un taxi después de tanto preguntar si conocían el lugar; entre con el carro hasta la cochera, pague mi entrada, siempre con un nerviosismo natural a esa actitud de recurrir a ese servicio.

Una vez dentro aparecí en un patio con varias puertas donde estaban varias mujeres, muchas de ellas poco atractivas, algo entradas en años y carnes, así que de tanto estar dando vuelta no encontré nada que me llamara la atención, así que salí y de regreso a casa.

Pasaron varias semanas antes de volver al lugar, en esta oportunidad si habían jovencitas, señoras, había una bastante alta y bonita, bueno estuve viendo a las damitas entre la tenue luz roja del lugar y el olor ha cigarro de los otros que requerían sus servicios.

Entré al cuarto numero 16, estaba ahí Mary, me dijo que ese era su nombre, me convenció de tomar sus servicios, así que accedí; dijo primero es caja, es decir pagar por adelantado, por lo que pague el servicio, y ella ya acostumbrada se desprendió de sus ropas sin el menor pudor, era piel canela con bastante pelambre en su intimidad, me desvestí como pude y ella tomo una linterna, revisó mis partes y me puso el preservativo, luego se dejo caer en el catre, abrió las piernas de par en par, mientras me llamaba se untaba de lubricante, me tire sobre ella y por primera vez estaba entrando en la intimidad de una hembra.

Metía y sacaba mi pene de su entrada peluda, mientras ella controlaba el reloj y me pedía que me apurase, que el tiempo era oro.

Así empecé ha hacerlo mas rápido hasta que me corrí, apenas saque mi aun parado miembro de ese deseo hecho realidad; ella Mary se paró se aseo tan lapido como pudo mientras yo trataba de vestirme.

Ella se acerco con una toallita y me quito el preservativo, hizo correr algo de agua sobre mi miembro, para luego rociarle algo de alcohol.

Así se acabo el día, no era lo que esperaba del sexo, que se tirase como algo inerte y me apurase con la hora, después de endulzarme con palabras picantes; lo único nuevo y bastante relajante fue el alcohol en mis partes, ardían como si entraran en miles de pequeñas heridas en mi piel.

Pasaron un par de semanas y algo mas antes de volver ha ir a la dichosa casa de citas; al volver esta vez y algunas más después, habían chicas bastante bonitas, delgadas, la mayoría piel canela, chicas venidas de la selva oriental del país, habían algunas chicas recién llegaditas, donde los otros clientes hacían cola, se hacían bromas del tiempo que tardaban, o de que buena estaba la chica.

Entre un par de veces, de repente más, pero siempre hacia una mala elección ya sea por dinero o por tiempo. Ya que me atendían de mal gusto una vez pagado el servicio o la chica elegida no me satisfacía, por lo general tenían la panza algo abultada, eso no me gusta, casi siempre se echaban al catre y de frente se la metía.

Un par de veces entre al cuarto de dos señoritas que parecían niñas, tenían la entrepierna bastante bien usadas si se puede decir, al ser pequeñas de estatura y contextura, pensaba que su intimidad sería también mas pequeña cosa que al meter mi miembro ellas ni lo sentían; lo que es peor que en cierto momento me entraba un terror de estar con una menor de edad y salia sin terminar el servicio.

Deje de ir bastante tiempo luego de ello, hasta que un día tome el bus incorrecto algo cansado del trabajo, me quede dormido, el conductor me despertó, era el ultimo paradero, el de la casa de citas.

Bueno ya que estamos aquí, veamos que encontramos hoy dije, despumes de revisar la cartera, pague la entrada, había subido de la ultima vez que había estado ahí; habían cambiado algunas cosas, antes habían dos ambientes un patio y un corredor, en este estaban las mejorcitas; ahora habían tres ambientes, el nuevo que estaba entrado a la mano izquierda antes del patio, aquí estaban las mas caras y las mas solicitadas. En el siguiente ambiente el patio, estaban las mas o menos y en el corredor las de edad y las gorditas.

Siempre con la luz roja tenue, música que alternaba entre baladas y salsa, estuve dando vuelta viendo a las damitas, las solicitadas, altas, delgadas con buenos traseros y busto, ninguna que me llamara la atención.

En el patio chicas de mediana estatura, algunas con buenas caderas, pero con bustos pequeñisimos, otras con senos bastante grandes, otras bajitas, cabello oscuro, otras teñidos, muchas disforzadas, bueno había para todos lo gustos y economía.

Del corredor solo me llamo la atención una señora, bastante lata al resto de buena figura, según mis neófitos conocimientos de la mujer. Estaba a punto de entrar a su cuarto, era el primero del corredor hasta que me gano un señor mayor y otro joven.

Seguí dando vueltas, creo que incomode a algunas chicas, porque no entraba en ninguna, ya las mas aventadas, molestaban me mostraban las nalgas. Volví al patio y de un curto que estaba cerrado salía un jovencito bastante satisfecho, por así decirlo. Voltee ha ver a la chica y ahí estaba ella, como la describo, de mediana estatura, cabello claro con ondas grandes, piel rosadita, suavecita a la vista, una sonrisa que invitaba a tomarla, un poco gordita, con todo en su sitio, unas caderas de ensueño, bustos exactos ni grandes ni pequeños.

No tenía la silueta de la mujer de hoy, ella era como las diosas de la época griega, romana, como las musas de los grandes pintores de antaño.

Estuve bastante nervioso casi como la primera vez que fui a ese lugar, tal vez más, espere que pasaba, como era día entre semana había poca gente, así que ella se paro en la puerta, entro se hecho en la cama, algunos entraban, preguntaban pero no se quedaban. Pasado un buen rato fui directo hasta su cuarto, le pregunte cuanto era el servicio, me dijo tanto, le pregunte en que consistía y que abarcaba el servicio, no respondió como las demás, dijo pasa ya lo veras, yo atónito pase detrás de ella, que me mostraba esas nalgas, esa cadera, la tome de la cintura, mi mano estaba helado por el frío, dio un salto y la solté, estaba calentita rica.

Una vez dentro después de asegurar la puerta, dijo:

„mi amor arreglamos cuentas antes de empezar“

Yo solo atinaba a mover la cabeza.

Le pregunte hace cuanto tiempo estas por aquí, porque no la había visto antes, dijo que recién estaba algunas semanas.

Pregunte por su nombre, era Mellisa.

Ese nombre se me quedo grabado en la mente hasta hoy, motivo por el cual narro esta historia.

El cuarto era rosadito habia una gran espejo frente a la cama y frente a la pateadera de la cama en el muro un gran póster de Marilyn Monroe.

Pagué el servicio.

Desnudate, ahi hay una silla donde puedes poner tu ropa, dijo, era la primera vez que me desnudaba frente a una mujer así; mientras lo hacia ella preparaba sus cosas (preservativo, lubricante, toallitas, alcohol). Me quede en pantaloncillos, miro y dijo todo. Pero luego dijo no, ven para aquí junto a la cama.

Me acerque ella me dio la espalda y dijo desabrocha el brasier, le hacia caso todo.

Empecé a acariciar sus senos desde atrás eran como si se hubieran hecho a mi medida, las sobaba, empecé a tocar sus pezones a presionarlos con la yema de los dedos, mientras al acerca mi cuerpo al de esta diosa calentito, mi miembro ya se estaba dando cuenta donde estaba y ya se asomaba por el vientre, pegue mi erecto amigo a su bondadoso trasero, ella voltio y dijo:

Ya despertó el muchacho, la mire un poco acongojado.

Me dio la mejor de sus sonrisas, hasta ahora la tengo grabad en mi mente.

Se puso en cuclillas y me bajo el pantaloncillo mi pene quedo erecto, lo tomo, lo reviso; tomo una tina, hizo que la sujetará y la empezó a lavar con un jabón, desde la punta hasta los testículos, los vellos, la enjuago, y la empezó a secar con la toallita. Se sentía rico, riquisimo. Me lave las manos y los enjuague con alcohol a petición.

Los dos parado frente a frente, puso sus manos en mi pecho y fue bajando lentamente, jugando, rascando, pero sin perder la vista a mis ojos.

A partir del vientre empezó a besarme, hasta que llego donde la esperaban. Beso la cabecita, se metió la cabecita a la boca, me sentía en las nubes, tomo el preservativo del mueble se lo metió en la boca, y empezó a ponerlo suave, muy suavemente en su lugar, casi me corro ahí, parece que lo noto, una vez protegido tomo mi pene y le apretó la punta por un momento; para luego volver hacia abajo, me la succionaba con una delicadeza y con cierta firmeza.

El muchacho como ella lo llamaba ya esta listo dijo, y era verdad, estaba apunto de reventar.

Ahora invertimos la posición, me arrodille y ella se paro, dijo bajame la ropa; hasta ese momento no me había dado ni cuenta de que vestía. Era un conjunto rosado de seda al parecer, con una suavidad sensual, bastante pequeño para el volumen de su cuerpo, pero espectacular.

Estaba por bajarlos hasta que dijo:

pero con los dientes.

Acerque mi rostro a su cadera, olía bien rico, tome las ligaduras de la prenda con los labios, y la baje hasta un punto, ella acariciaba mi cabello y se reía seductora y burlona mente de la torpeza de mis movimientos.

Hasta ese momento no aparecían nada de vellos. Entonces tome el otro lado de la prenda también con los labios y baje otro tanto, ahí apareció una minúscula mata de vellos, también claros. Al ver esa imagen acerque mis labios a ese monte y le dí un beso de esos mas inocentes y ella al parecer se estremeció.

Dio la vuelta y me mostró esas dos grandes delicias con la prenda a medio bajar, también le dí un beso ahí donde termina la espalda y empieza la división de esos manjares.

Esta vez si tome con los dientes la prenda y los baje hasta la rodilla. Se sentó a mi frente y le quite la ropa con las manos.

Abrió las piernas y me dejo ver la majestuosidad de su intimidad, rosadita como una escultura, sin imperfecciones, húmeda, brillosa, invitando al disfrute.

Recuestate de espalada dijo y le hice caso, vamos a atender al muchacho dijo y lo empezó a chupar, lo manoseaba, se echo un poco de lubricante, se arrodillo abriendo las piernas a mis costados, y suave muy suavemente apoyando sus manos en mi pecho empezó a meterse mi pene en su intimidad hasta tocar con los testículos su entrepierna. Suave muy suavemente empezó el sube y baja, el mete y saca hasta hacerlo más rápido, con un jadeo casi imperceptible.

Luego en esa misma posición se echo en mi pecho, sentía sus senos calentitos en, su vientre sobre el mio, su respiración en mis oídos. Paro un poquito y dijo te toca a ti.

Empecé en esa misma posición ha subir las caderas a enderezar los glúteos para darle firmeza a las embestidas que le estaba dando, de suave a violentos movimientos. Mientras mis manos exploraban sus caderas, glúteos, entrepierna; mis dedos exploraban su pequeña mata de vellos, su entrepierna, la entrada a su pequeño agujero con pequeños movimientos circulares.

Pasado un momento cambiamos de posición, se arrodillo y se inclino poniendo sus manos en la cama, y levantando su lindo trasero, la mejor vista de un trasero con sus dos hendiduras sonriendome. Le pegue un beso en la entrada de su trasero y ella dio un respingo, parece que no lo esperaba.

Acerque mi cuerpo al suyo, paso su mano por entre sus piernas y guió mi pene hacia su tesoro, otras sensaciones invadieron mi cuerpo y mente al ejecutar esa posición, se sentía volar en una yegua, la tomaba de las caderas, la contorneaba, la movía de abajo para arriba de atrás para adelante, me miraba en el espejo, con una mano sujetaba sus caderas y la otra la levantaba como lo vaqueros.

Cambiamos a otra posición, esta vez ella se hecho de espalda levanto y abrió las piernas, me arrodille al frente de esa imagen espectacular, puso sus piernas bajo mis brazos, me recoste y empecé a penetrarla de lo mas rico, -Luego me incorpore tome con las dos manos sus glúteos la levante y la cerque hacia mi penetrándola de nuevo, cuando la penetre totalmente dijo:

Rompiste mi ultima virginidad.

Ese fue el detonante para terminar la faena empecé el mete y saca mas rápido hasta eyacular dentro de ese cuerpo delicioso, daba espasmos en cada descarga, parecía que no iba acabar nunca.

Pasado eso empezamos ha separarnos, se paro hice lo mismo, tomo la tina y empezó ha asearlo de nuevo, con una delicadeza propia de ella, la seco y le dio un besito, le pedí que le rociará alcohol para terminar una buena sesión de sexo.

Nos quedamos desnudos por un rato viéndonos tocándonos, yo mas que ella, masajeaba sus glúteos, su entrepierna, le besaba el vientre, cosa mia que le gustaba a ella, me dijo que no se la dejaba a nadie.

Como el tiempo es ingrato nos vestimos, para mi había pasado una eternidad con ella en ese pequeño lapso de tiempo, nos despedimos sin antes fijar otra fecha.

Al despedirnos me ofreció sus labios, ni gruesos ni finos pero si pequeños, cosa que no rechace y le dí un piquito como decimos aquí.

Esta es la primera historia que publico a pedido del personaje de la misma, si supieran de Mellisa o quieran mandar algún comentario el correo esta en la parte inferior.

Ya les ire contando las otras sesiones que mantuvieron, pero como apareció un día también desapareció en otro, cuando volvió a la casa de citas ella ya no estaba.

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devilangel@peru.com