Melissa 3. Lo prohibido
....me lo has demostrado muchas veces, papá, pero esta noche quiero que sea brutal. Me hubiera gustado que me quitaras tú el vestido o que me tomases con él puesto, me puse guapa pensando en ti y que me desearas como tu mujer, como tu niña, como tu amor........
El sábado, tras desayunar, salimos las dos de compras. Debíamos renovar el vestuario de Melissa, así que empezamos por una de las boutiques de la que yo era clienta habitual.
- Debemos darnos prisa cielo, porque hoy almorzarás con tus padres ¿verdad?.
- No mami, les llamé ayer y le dije a mi madre que tenía un compromiso de trabajo.
- ¿Porqué lo hiciste Melissa ?. La familia hay que cuidarla, son nuestras raíces.
- Mis raíces y el tronco de mi vida sois vosotros, Carmen. Mi papi y mi mami, y no quiero hablar ahora de esto, ¿ te parece bien ?.
- Vale nena, ya lo hablaremos en otro momento.
Recorrimos distintas tiendas, comprando todo tipo de prendas para ella, pantalones, blusas, camisetas, faldas, medias, ropa interior, vestidos, zapatos...., en fín todo lo que yo elegí, y por supuesto, lo que a Melissa le gustaba. Cuando entraba en los probadores, insistía en que yo entrase con ella para dar mi aprobación. ¡ Todo le quedaba bien a la condenada niña !.
- Mami, yo no necesito tanta ropa. Además, llevas gastado un dineral.
- No te preocupes por eso, niña. Lo pagamos con la tarjeta de la cuenta de papi, jajaja. Y nos queda lo último, tu vestido para la cena del martes.
Llegamos a la tienda de Versace, de la que también yo era clienta. Cuando entramos nos atendió la encargada.
- ¡ Que gusto verla de nuevo por aquí, doña Carmen !. ¿En qué podemos ayudarle?.
- Hola Aurora. Busco un vestido elegante, para la niña. Es para una cena de gala.
- Acompáñenme por favor, creo entender lo que buscan.
Nos mostró, tres vestidos que estaban expuestos en maniquís. Uno era de color azul turquesa, otro rojo y el tercero dorado. Los tres eran preciosos.
- Por supuesto tenemos otros, doña Carmen, miren estos, señalando otros que estaban colgados en perchas.
Los estuvimos mirando, pero yo me había quedado con el dorado.
- Dame tu opinión, Melissa, ¿cuales te quieres probar?.
- Todos son preciosos, pero yo preferiría que lo eligieses tú.
- A mí me gusta el dorado. -respondí.
Acercando su boca a mi oído, dijo: - Pero debe ser carísimo, mami.
- Aurora, va a probarse el dorado.
- Tienen ustedes muy buen gusto. Su hija, estará preciosa con él.
- Ella está preciosa con él y con lo que se ponga. Pero no es mi hija, es mi sobrina - aclaré.
Entramos las dos al amplio probador y quedándose sólo con las braguitas, dijo:
- Mami, ¿ahora soy tu sobrina ?.
- Nena, vas conocer a gran parte de nuestros amigos y conocidos y la mayoría saben que no tenemos hijos. Así que eres hija de mi hermana, que por cierto vive en Méjico. Además que me confundan con tu madre, me sienta fatal, me hace sentirme vieja.
- Pues no sabes lo orgullosa que me siento yo, mamita querida.
Mientras hablaba se había puesto el vestido. Me quedé boquiabierta, el vestido lucía mucho mejor que en el maniquí. Tenía unos finos tirantes sobre sus hombros y un escote que mostraban parte de sus pechos, hundiéndose en el canalillo que los separaban, los brazos de Melissa lucían desnudos y cuando se movía mostraba por los laterales del vestido sus tetitas. Se entallaba a su cuerpo hasta terminar en sus rodillas, donde remataba con un pequeño vuelo de seda del mismo color.
- Te queda perfecto, cariño. Es tu talla, claro como tienes figura de modelo.... quizás podría acortarse un poco, no sé..... mejor que te vea Aurora.
- ¿ No crees que es un poco atrevido, mamá ?, casi se me salen los pechos, además tiene transparencias..... me siento casi desnuda.
- Tienes un cuerpo para lucirlo, Melissa, ya quisiera yo....., salgamos para que te vea Aurora.
Cuando Aurora la vió, dijo:
- ¡ Le sienta como un guante !, está muy elegante, guapísima.
- ¿ Cree que podría acortarse un poco ?, Aurora.
- Yo creo que no, piense que al sentarse se sube el vestido..... quizás el talle lo podríamos ajustar un poquito, pero sólo un pequeño toque.
- Nos lo quedamos. Lo necesito para el martes.
- Buenoooo, todas van con prisas, pero descuide lo tendrán. Podrán venir el lunes por la tarde para la prueba final ¿ verdad ?. En la mañana del martes se lo enviaré a su casa.
- Perfecto, prefiero pagarlo ahora. El lunes yo no podré venir. - dije entregando mi tarjeta de crédito.
Aurora hizo la factura y pasó la tarjeta - diciendo: - Cuando su sobrina venga a la prueba le incluiré los zapatos a juego. Serán regalo de la casa, doña Carmen.
Cuando salimos, preguntó Melissa:
- ¿Cuanto ha costado, mami?.
- Menos de lo que tú mereces, cielo. Serás la más guapa de la cena, eso seguro. Y tu papi va a alucinar cuando te vea con él.
Cuando llegamos a casa, Luis miraba un partido de fútbol en la tele, mientras bebía una cerveza, acompañada de unas almendras fritas.
- Ya era hora, nenas. ¿Habeis dejado algo para los demás ? - dijo sonriendo.
- Pues casi nada. Tenía que vestir a la niña. Ya verás algunas cosas esta tarde, cuando recibamos parte de ellas.
Melissa y yo subimos arriba para ponernos ropa cómoda. Minutos después bajé
con un chandal. Nuestra nena bajó con una camiseta y unos vaqueros con rotos en las rodillas.
- Carmen, ¿ eso se lo has comprado tú ? - dijo Luis con gesto serio.
- ¿ Cómo voy a comprar yo esa piltrafa ?
- Papi, me he puesto cómoda, estos pantalones son míos. Ahora se llevan así, pero si no te gustan.......
- Por supuesto que no me gustan, quítatelos de inmediato y vístete adecuadamente. - le dijo mirándola.
Meli se los quitó, quedando en braguitas.
- Te gusto más así, papaito. Pues a la basura los pantalones, lo que diga mi papá va a misa. ¿ Me quito las braguitas también ? - dijo ella malhumorada.
- No te enfades, nena. Y sí, me gustas mucho más así, y no es necesario que te quites las braguitas. Sube y vístete como debes hacerlo, pero primero dame un besito que no lo hiciste al llegar.
Meli, con una amplia sonrisa se sentó en las rodillas de él y abrazando su cuello lo besó en los labios con pasión, después apoyó la cabeza en su hombro y dijo quédamente:
- ¿ Cómo me voy a enfadar con mi papi, mi amor ?. Haré siempre lo que digas tú y mami, sin rechistar. Pero me asusto cuando me reñís. Anda, dame un cachete, que me lo merezco.
- Jajaja, mi nena. ¿En tu cabecita hueca o en tu culito? - preguntó el.
- Si me das a elegir, prefiero en el culo, pero luego acarícialo un poquito papi.
- Venga, ya está bien de culitos y de cachetes. Sube a cambiarte, y a ver lo que hacemos para comer. -dije yo.
- ¿Me dejas que cocine yo, mami ?
- Y que vas a hacernos. -contesté.
- Una tortilla de patata y cebolla, que me sale muy buena. ¿vale?.
- Vale, pero date prisa que tengo hambre.
Mientras subía la escalera, gritó: - Mamiiiiii ¿vas pelando las patatas?.
- No cariño, odio hacerlo. - respondí.
- Yo lo haré. - se ofreció Luis.
- No papi, tú sigue mirando el partido. Ya bajo y las pelaré yo, pero para mami sólo pelaré cebollas, que lo sepas. jajaja.
Tras unos minutos, la tortilla estaba preparada en la mesa de la cocina. El aspecto era estupendo y su aroma también, papi dijo:
- He preparado unos tacos de queso y abierto una botella de vino.
- Uuuuuuummmmm esta tortilla está deliciosa, nena, ¿verdad papi ?. Mira, ya tenemos cocinera. -dije riendo, mientras él asentía.
- Gracias mamá, pues mañana os haré una paella, a ver si me sale bien.
- Tendremos que mirar si tenemos arreglo para hacerla, sinó iremos al super. Recuérdame que mañana hagamos una lista de alimentos para la semana, y se la entregue el lunes a la asistenta para que vaya a comprar. - le dije a Luis.
Comimos y bebimos el vino muy a gusto, todo estaba muy rico
El martes por la tarde, nos preparamos esmeradamente para ir a casa de Guillermo y Feli a cenar. Había explicado a Luis que presentaríamos a Melissa como mi sobrina, la hija de mi hermana, puesto que la mayoría de los asistentes a la cena eran amigos y sabían que no te níamos hijos. El asintió y comentó:
- Piensas en todo cariño. Tú la presentarás y yo procuraré seguirte.
Los dos vestíamos de punta en blanco. El con un traje negro y una corbata azul celeste, estaba guapísimo. Yo con un modelo de Givenchy azul, entallado y con muy generoso escote. Bajamos al salón y llamé:
- Melissa, baja ya que es tarde ¿ quieres que te ayude ?.
- Noooo mamá, bajo ya.
Cuando bajaba por la escalera, Luis ponía cara de tonto al mirarla, cuando estaba junto a nosotros ella se dió una vuelta y mirándolo preguntó:
- ¿ Estoy guapa, papá, te gusta el vestido ?, lo eligió mamá.
- Estás espectacular, bellísima, tiene el sello de mamá. Pero, ¿esas transparencias, Carmen y los pechos... ? ¡ se le van a salir !.
- No seas bobo Luis, tiene un cuerpo de ensueño y quiero presumir de mi sobrina. Lleva unos pequeños pendientes de diamantes, que tú me regalaste hace años, y no necesita más joyas, salvo ésta. - dije mostrando una cajita que le entregué a nuestra niña.
Ella la abrió y vió el contenido, un anillo rematado con pequeño un diamante blanco.
- Mira la inscripción del interior, Melissa. - le dije.
- MCL 01-2019, musitó con un sollozo. ¿Es lo que creo, mami?
- Es tu anillo de boda, mi nenita.
Se abrazó a nosotros. - No quiero llorar, pero ¡ estoy tan emocionada.... y tan enamorada !. Os quiero papis.
Mientras conducíamos hacia casa de Guillermo, volví a recordarle:
- Nena, esta noche no se te ocurra llamarnos papi o mami, ni nada similar. Recuerda que eres nuestra sobrina y nos llamas Carmen y Luis, no tío o tía, que no me gusta.
LLegamos a la casa, que era una especie de palacete, donde ya habían aparcados varios coches. En la puerta estaban Guillermo y Feli para recibirnos.
- Carmen, como siempre guapísima. -dijo él mientras nos dábamos los besos de rigor.
- ¿ Y esta hermosura de jovencita ?. -preguntó Feli.
- Nuestra sobrina, Melissa, vivirá con nosotros algún tiempo, está estudiando aquí. Ya le avisé a Guille que nos acompañaría. - respondió Luis.
Entramos y nos dirigimos al espectacular salón. Saludamos uno a uno a nuestros amigos, presentando a Melissa, la mayoría de ellos eran de edades similares a las nuestras, el resto, aún más mayores. Observé cómo muchos de ellos dirigian miradas algo lividinosas a mi niña, ellas, con envidia. Pero todos sonrientes y cariñosos. Los camareros pasaban con bandejas ofreciendo copas de chapañ. Fuimos formando grupos, mientras bebiamos. Nosotros nos juntamos con Jero, socio de Luis, su esposa Carla y un magistrado que asistió sin pareja, puesto que estaba divorciado.
- Luis, como vas de lo tuyo. - preguntó éste.
- Voy tirando, Emilio. Gracias por preguntar. Tú ya veo que estás como un roble.- respondió Luis.
- Jajaja, como un roble centenario. Con achaques pero no quiero quejarme, sólo mantenerme como estoy.
- Sois unos quejicas. -dije yo. - Luis está perfecto, la última revisión salió muy bien y ya le dieron cita anual.
- No sabeis cómo lo celebro, esuve muy preocupado. Nos conocemos muchos años y es un gran profesional y un buen amigo. - dijo Emilio.
- Hermano, - dijo Jero mientras le pegaba a Luis un puñetazo en el hombro - Ya me dijiste que vivía tu sobrina con vosotros, pero no que era una preciosa jovencita. Creí que era una niña.
- Jero, es que Carmen la ha vestido de mayor, de vampiresa. jajaja - rió Luis.
- Es un vestido precioso, - comentó Carla. ¿ Es de Oscar de la Renta, Carmen?
- De Versace, Carla. Lo mejor para nuestra niña, que sabe lucirlo ¿verdad?.
- Mucho, está guapísima, pero yo sabía que la habías vestido tú. Conozco tus gustos, querida.
Señores: Cuando quieran pueden ir pasando al comedor. - Anunció el mayordomo.
Nos sentamos, Melissa entre Luis y yo. La cena fué deliciosa y todos hablábamos y reímos a la vez, en un ambiente buenísimo.
En un momento dado, Melissa me agarró del brazo y acercando su boca a mi oído, preguntó: - Mamá, ¿ a qué se refería el magistrado cuando preguntó a papá por " lo tuyo " y que es eso de las "revisiones" ?.
- Nada importante, Melissa, - dije girando mi cabeza y mirándola a los ojos. No pude evitar que mis ojos se humedecieran, mientras aleteaba mi nariz. - bueno, sí es importante nena, ....ya hablaremos, que no es este ni el momento ni el lugar.
- Me estás asustando, mam... Carmen. - dijo ella, mientras se enturbiaban sus ojos.
Luis, que estaba hablando con un amigo que se sentaba a su lado, preguntó sonriendo giránse hacia nosotras.
- ¿ De que hablan mis chicas ?. - al ver nuestros gestos, preguntó: - ¿ Que ocurre, y esas caras tan tristes. No lo pasais bien. ?.
- Sí papá, pero tengo ganas de que nos vayamos a casa, de estar con vosotros a solas, de abrazaros y.... - una lágrima escapó de sus ojos.
- ¿ Que te ocurre, niña. ¿ Te sientes mal ?.
- Si Luis, Melissa se encuentra mal. Cuando nos levantemos todos de la mesa, nos despedimos y nos marchamos. Y tú nena, cálmate. - respondí yo.
Pasados unos minutos, empezamos todos a levantarnos de la mesa y tras despedirnos de ellos explicando que Melissa estaba algo indispuesta, fuímos hacia nuestro coche. Ella y yo nos sentamos detrás.
Luis preguntó: - Pero ¿ me podeis explicar lo que pasa ?.
- Lo que pasa es que he metido la pata. Si no te importa, te lo cuento en casa.- respondí mientras acariciaba la cabeza de Melissa, que la tenía apoyada en mi hombro.
Sentados en el salón, preguntó Luis: - ¿ vais a decirme algo, o nos quedamos todos callados ?.
- Luis, -contesté. Tu hija me preguntó sobre lo que te dijo Emilio, lo de lo tuyo y las revisiones. Yo le respondí que no era nada importante, pero en un momento de flaqueza le confesé que sí era importante. Lo siento amor, sé que no te gusta hablar de eso.
Luis se levantó y se puso un whisky.
- Joder Carmen, hace tiempo que convinimos no hablar de eso. Ya ha pasado y yo estoy bien, tú misma lo has dicho esta noche. ¿ Porqué tienes que preocupar a nuestra niña ?. - Y mirándola a ella. - Nena, lo mío ya pasó, quiero verte sonreir.
- Luis, la duda, a veces, es peor que la realidad. Debe saberlo. - Melissa, - dije mirándola. - A papi le diagnosticaron un cáncer, hace ya tiempo.....
- ¡ Odio esa palabra y lo sabes ! - gritó él mientras Melissa sollozaba con amargura, tapando su cara con las manos. - ¿ Ves lo que has conseguido ?.
Abracé a la niña, que lloraba inconsolable. - Luis, deja de gritar y ven con nosotras y abrázanos.
Los dos nos abrazamos, besuqueando su cara. Ella, poco después, puso sus brazos sobre el cuello de él y muy quedamente dijo: - Tengo mucho miedo, papá.
- Tonta, no debes tenerlo. Mamá y yo, no lo tenemos. Venga, ¿te doy un sorbito de whisky? - dijo mientras sorbía de su vaso. Ella asintió, mientras empezaba a sonreir.
Se besaron con mucha ternura, mientras ella se abrazaba y enredaba su pelo entre sus dedos.
Luis bebió otro sorbo, y tomando mi cuello me besó a mí, que saboreé sus lábios relamiéndolos.
- Sigue hablando mamá, - dijo él pero ahora cuéntale las buenas noticias.
- Las buenas noticias es que hemos pasado varias revisiones y todo va bien.
- ¿ Cuando es la próxima revisión, mami, y cuantas más ha de hacerse ?
- En, más o menos 30 días, no me lo recuerdes que cada vez que vamos, entro temblando. El sin embargo, va tranquilo o trata de aparentarlo. Casi tengo que forzarlo a hacerse la pruebas previas e ir a la consulta del Oncólogo. Las revisiones deberán hacérselas durante varios años.
- ¿Lo ves cariño?. Aunque mamá lo dramatiza, estoy muy bien.
Luis se quitó la chaqueta, y nosotras subimos a quitarnos los vestidos.
- ¿Bajamos Luis, o subes tú ?. - pregunté.
- Termino la copa y subo yo, que mañana hay que trabajar. - respondió.
Entramos en el baño para lavarnos y desmaquillarme, solo yo porque ella no iba maquillada.
- Mamá, quiero hacer pis, ¿ puedo hacerlo aquí ?.
- Claro que sí, tonta, y utilizar el bidé. - le dije mientras escuchaba su chorrito.
Escuchamos como Luis abría la puerta del dormitorio, mientras decía:
- Daos prisa que me estoy meando.
- Pues entra y mea, papá. Yo termino de hacerlo también, jajaja.
Mientras entraba, desabrochando la bragueta, Melissa se limpiaba en el bidé con las bragas en los tobillos.
- Vaya escena, aquí no cabe nadie más, - dijo él riendo y meando.
- Papá, si no estás muy cansado, ¿ podemos jugar un poquito ?, lo digo por subirme las bragas o no.
- Mejor te las quitas ya, nena, yo tengo ganas de tí y mira papá, como le crece mientras se la sacude, jajaja. Ya lo tenemos preparado.
- ¿ Ahora te preocupas por si estoy cansado ?. Te voy a demostrar lo que es capaz de hacerte un cuarentón cansado.
- Ya me lo has demostrado muchas veces, papá, pero esta noche quiero que sea brutal. Me hubiera gustado que me quitaras tú el vestido ó que me tomases con él puesto, me puse guapa pensando en tí y que me desearas como tu mujer, como tu niña, como tu amor........
- eheheh que estoy aquí..., ¡ mira la niña ! ¡ que yo también soy su mujer !.
Riendo felices nos tumbamos en la cama, totalmente desnudos.
- Carmen, - dijo Luis - ¿ quieres sentarte sobre sobre su boca y que te coma ?, yo mientras tanto la penetro, pero haciéndola sufrir. Después cambiaremos a otra cosa.
- Por mí vale. -contesté.
- Papá, hazme lo que quieras. Tengo muchas ganas de comer a mami, hazme sufrir y retorcerme. ¿ Quieres hacerlo por delante o por detrás?.
- Ahora mismo lo verás, cariño.
Apoyé mi coño sobre sus lábios, abriendo mis lábios vaginales con los dedos de una mano, mientras ella acariciaba mis muslos y con su lengua lamía sucesivamente lábios, vagina, ano, para terminar en el clítoris en el que se detenía presionándolo entre sus lábios. Lo hacía lentamente, repitiendo una y otra vez el recorrido lingüístico. No tardé en sentir mis propios temblores, me separé ligeramente porque todavía no quería correrme, quería que durase. Sólo una mujer sabe cómo lamer a otra mujer.
- No te apartes, mamá, estoy hambrienta. ¿ Papá, a que esperas ?.
Luis, separando las piernas de Melissa introdujo su pene un poco, iniciando un lento movimiento y metiéndolo hasta el fondo de su vagina. Paró de moverse y pasado un minuto volvió a retraer su pene, siempre con movimientos lentos, y vuelta a empezar.
- ¿ Pero que os pasa a los dos ?. Tu mamá, me dejas con la miel en los lábios. Y papá, te he dicho que lo quiero brutal, fóllame como siempre, quiero que me destroceeeeesssss..........
- Nena, implórame, el amor a veces es sufrimiento.
- Déjate de coñas, Luis, ahora no soy tu nena soy tu mujer. Si no quereis hacerlo, lo decís y me voy a mi dormitorio.
- Al final va a resultar que no sabes hacer el amor. Venga "mujer", cómemelo a fondo. Luis, dale caña que me la has puesto nerviosa. - dije mirándolo.
Luis, la embistió brutalmente mientras ella lanzaba un fuerte gemido a la vez que su lengua chupaba sin parar. No tardé en tener mi primer orgasmo, muy profundo, muy largo. Ella apartando la boca, musitó:
- Assssííííííí papá, asssssíííííí, hasta el fondo, no pares nuncaaaaaaa.
Sus convulsiones eran violentas, mientras arqueaba su cintura clavándose literalmente en la polla de Luis.
- ¿ Así te gusta mi amor?.
- Sssssssííííííí mi vida, no paro de corrermeeeee, dame mmmáááááássssss, eres míííííoooooo.
Ví cómo Luis tensaba su cuerpo y con su dedo pulgar presionaba el clítoris de la niña. Sin dejar de embestirla, se corrió dentro de Melissa, mientras ella gritaba:
- ahahahahah otra vez, estoy loca de placer. No la saques, papá, quiero seguir sintiéndola dentro de mí.
- Habrá que dormir ¿no?. ¿ O quieres hacerlo con la polla de tu papá dentro de tí ? - dije riendo.
- ¿ Puedo hacerlo mami ?. Es maravilloso sentirme suya. - dijo con una sonrisa.
- Son más de las 2. Carmen por favor, dame una toallita húmeda de tu mesita.
- Déjate de bobadas papá, yo te limpio. - e inclinándose se metió en la boca la polla de su padre, lamiéndola amorosamente hasta dejarla reluciente.
- Vale, lávate los dientes y a dormir. - dije.
- Ya me los lavé antes, mamá. Quiero dormir con vuestro sabor.
Al día siguiente regresé algo más tarde a casa,había tenido un día de trabajo intenso. Mirando a Luis, dije: - Vaya putada, mañana temprano tomo un avión para San Sebastian.
- ¿ Y eso ?.
- Tengo que estar a las 11 en la Audiencia Provincial para que me entreguen la documentación del caso que estoy llevando. Además, he de interrogar y preparar a los imputados y testigos. La vista oral se celebrará pronto. - respondí.
- ¿ De cuantos días hablamos, letrada, cuando regresarás ? - preguntó Luis.
- No lo sé cielo, tú sabes cómo funciona esto. Espero que el sábado pueda haber terminado.
- Mamá, ¿puedo acompañarte?. No creo que pueda ayudarte mucho, pero te haré compañía. - dijo la niña.
- No Melissa, estaré reunida todo el día hasta altas horas de la noche, y tú ¿que ibas a hacer, dar vueltas sola todo el tiempo o estar en el hotel?. Mejor cuidas de papá.
- ¿ Quereis que me vaya a mi casa, hasta tu regreso ?
- ¡ Que tontería !, ¿tú quieres hacerlo?.
- No mamá, prefiero quedarme en nuestra casa y cuidar de papá. Lo decía por si te sentías molesta......
- Cielo, ni molesta ni celosa. Papá no sabe estar sólo, seguro que ni se acordaría de cenar, eso sí, del whisky no se olvidaría jajaja. Tú lo cuidarás bien, serás cariñosa eso lo sé.
- ¿ Quereis dejar de arreglarme la vida ? - dijo Luis. - Estais diciendo chorradas, estamos hablando de un par de días y nuesta niña se va a portar bien y si no es así, le daré un cachete en el culo, como culquier padre haría.
- Deja su culo en paz, Luis, que estás obsesionado con él. - respondí.
A las 7 de la mañana siguiente, Melissa insistió en llevarme al aeropuerto con su coche. Nos abrazamos y antes de despedirnos, mirándola a los ojos dije:
- Recuerda nena, además de ser tu papi es tu marido, tu hombre, pero no olvides que también es mío. Haced el amor intensamente, duerme con él, pero no dejeis de pensar en mí.
Besé sus lábios y marché hacia San Sebastian.