Melissa
Melissa, cuando anoche me preguntó Luis lo que sentía por tí, le dije: Mucha ternura y una gran pasión. Me pregunto a mí misma, si se puede amar a dos personas a la vez.......
En la mañana del domingo, llamé al mobil de Melissa:
- Hola Meli, ¿Como estás ?.
- Extrañándote Carmen y feliz de escucharte. Me desperté temprano y pensando en tí, en realidad también me dormí anoche con tu recuerdo en mi mente. ¿ Tu pensaste en mí?.
- No sabes cuanto cariño. Quizás escuchabas anoche mi llamada.
- ¿Me llamaste?.
- A gritos. Estuve hablando de tí con Luis y terminamos en la cama. El me comía el sexo y me preguntó -" ¿piensas en ella? " y le dije que sí, entonces él me dijo:
- Llámala, dí su nombre.
- Y te llamé gritando con desespero: Melisaaaaaaaa. - Sentía tu lengua en mi clítoris, mientras tenía un profundo orgasmo.
- Carmen, me he enamorado de tí de verdad. Tengo miedo de ser sólo un juguete para vosotros, un pasatiempo más. - Dijo Meli.
- Melissa, cuando anoche me preguntó Luis lo que sentía por tí, le dije: Mucha ternura y una gran pasión. Me pregunto a mí misma, si se puede amar a dos personas a la vez.......
- Cielo, tengo los ojos nublados por las lágrimas. Eso es lo más bonito que me han dicho en mi vida. ¿Que repondió Luis ?.
- Que " si eso es lo que quieres yo estoy dispuesto a compartirte ". Y que ya veía que tu habias pasado a formar parte de nuestras vidas.
- ¡ Ojalá Carmen !. Sois unas personas increibles y con mucha clase, pero yo soy una chica humilde y temo no estar a vuestra altura.
- Tu Meli, eres muy bonita por fuera y por dentro. Y también me tienes enamorada. Pero tendrás que aprender a querer a Luis, él es el hombre de mi vida y sin él estaría perdida ¿me entiendes?.
- Gracias mi cielo. Ya sé lo unidos que estais y os quiero a los dos, aunque a tí un poquito más, jajaja. Luis es comprensivo, elegante y un caballero, y además muy cariñoso...... folla muy bien .
- Melissa, no creas que a mí no me ha costado aceptar que él lo haga con otra mujer. Nunca me fué infiel y ver anoche como te tomaba, se me hizo duro. Pero esto es lo que hay, amor entre los tres. Podemos ser felices y disfrutar a tope del sexo, que es lo que a los tres nos gusta. ¿OK?.
- OK cielo, mi vida ha cambiado desde que os ví. Tengo muchas ganas de estar con vosotros.
- Pues prepárate nena. Esta misma tarde pasamos a buscarte, trae algo de ropa y el cepillo de dientes. ¿Te apetece pasar unos días en nuestra casa?, esta noche saldremos los tres a cenar. Te recogemos en tu casa a las 4, ¿vale?.
- SSSSSS IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, me encantará conocer vuestro hogar y prometo no romper nada. ¡ Que felicidad ! .
- Un besito nena, voy a decírselo a Luis. Hasta dentro de un ratito.
Unos minutos más tarde bajó Luis recien duchado.
- ¿ Preparo café ? - pregunté.
- Por favor, gracias. Me ha parecido escucharte hablar.
- Sí, hablaba con Melissa. Le he invitado a pasar unos días con nosotros aquí, en nuestra casa. ¿Te parece bien, cariño?.
- Me parece perfecto lo que tu propongas, y en este caso, pluscuanperfecto.
- He quedado en recogerla a las 4 y le he dicho que saldremos a cenar.
Preparé el café acompañado de unas galletas.
- Luis ¿ de verdad deseas que estemos los tres ?. No quiero que te veas forzado por complacerme, ya te he dicho muchas veces que lo que hagamos debe ser de común acuerdo. Tu eres lo primero para mí.
- Venga tonta, a mí también me apetece. Meli es saladísima, un encanto y sé que te gusta a tí, por lo tanto, también a mí.
Arreglamos la casa. Realmente estaba limpia, pues diariamente venía una asistenta a limpiar y ordenarla, pero hicimos la cama y limpiamos el baño tras ducharme yo.
A las 4 estábamos en la casa de Meli. Ella ya estaba esperándonos en la puerta con una pequeña maleta. Con su habitual sonrisa, nos dijo alegremente:
- Sois muy puntuales, aunque yo ya estaba impaciente.
Llevaba el pelo húmedo y su bonita cara sin maquillar. Eso me gustó, limpia y muy bonita.
- Estás para comerte - dije - Bendita juventud.
- Pues espero que me comas, Carmen. -dijo mientras me besaba suavemente en los lábios. - Hola Luis, - también le besó en el cuello, pues se había sentado en el asiento de atrás.
- Hola Melissa. He reservado mesa para las 8, así podemos tomar una copa y cenar a las 8,30.
- Vais a hacerme una borrachina, me encanta. Pero mi ropa es muy vulgar y supongo que será un sitio elegante, como vosotros.
- Jajaja - reí yo - Con unos vaqueros y una camiseta, estarás muy bien.
Llegamos a nuestra casa y Luis tomó la maleta en su mano. Cuando entramos, ella exclamó.
- ¡Vaya cueva! . Solo el salón es tres veces mi casa, me encanta. Y mirando el piano, dijo ¿Tocais el piano? jo, sois muy pijos, jajaja.
- Lo toca Luis y muy bien. Yo a veces lo acompaño, pero mal.
- Luis, -preguntó Meli- ¿tú haces algo mal?. Pareces el hombre perfecto.
- Tú dirás, Melissa. -respondió él con una abierta sonrisa.
- Pillín, sé por donde vas, eso lo haces muy bien. - respondió ella sonriendo.
Pasamos la tarde sentados en el salón charlando, Meli y yo en el sofá y Luis en el sillón frente a nosotras. Ella se veía feliz y nosotros muy contentos de su compañía.
- Melissa, -dije - Voy a tomar una copita de Calvados, ¿quieres probarlo?.
- Yo no quiero beber, no estoy acostumbrada y esta noche supongo que beberemos en la cena. Pero si me das un poquito de tu boca, seguro que sabrá a gloria.
Luis preparó mi copa y un whisky para él.
Bebí un sorbo y poniendo mi mano en su nuca, acerqué mis lábios hacia los suyos. Ella metió su lengua en mi boca y nos besamos con pasión, con lujuria.Mis manos acariciaban sus pechos y ella suspiraba mientras me besaba el cuello apoyando su cabeza en mi hombro.
Meli miró a Luis, preguntando
- Luis ¿ me das a probar tu bebida?.
- Claro cielo, me encantaría.
Meli fué hacia él y cabalgándose en sus rodillas y los brazos en su cuello, esperó su trago. Luis, tomando con un brazo su cintura acercó el vaso a su boca.
- Lo quiero de tu boca -dijo Meli.
El sorbió la bebida y se fundieron en un intenso beso. Ella apretaba su cabeza enredando su pelo con sus manos, mientras que él enlazaba el torso de ella con sus brazos. Escuché como los dos jadeaban.
- Venga chicos, que se hace tarde. Y todavía tenemos que vestirnos para la cena. -dije yo.
Siguieron besándose y echándose mano, por lo menos un minuto más. Yo los miraba aturdida. Es evidente que ambos estaban disfrutando, y me sentí celosa ¿realmente quería ver a mi marido calentándose con esa jovencita?.
Melissa con una cómplice sonrisa, regresó junto a mí. Miré a Luis y ví un gran bulto entre sus piernas.
- Por tu bulto veo que la has disfrutado - le dije.
- Jajaja, yo también lo he notado entre mis piernas. La tenía durísima - dijo Meli. - ¿Estás molesta Carmen?.
- No cielo, lo que ocurre es que estaba algo celosa de los dos pero estoy contenta de que conecteis tan bien.
Luis mirándome y frunciendo sus lábios, me lanzó un beso a distancia y dijo
- Sois dos mujeres adorables. Mi mujer y nuestra niña.
Sonriendo las dos nos levantamos y subimos al piso de arriba. Cuando Meli vió nuestro dormitorio, exclamó.
- ¡Que pasada! y que cama tan enorme. Esta no se ha hecho sólo para dormir.
- Nos gusta dormir anchos aunque yo siempre duermo apoyando mi cabeza sobre el pecho de mi marido, ya ves. Tu dormitorio está junto al nuestro.
- Me gustaría dormir con vosotros, Carmen, soy muy miedosa.
- Melissa, tu compartirás nuestra cama mientras jugamos, pero debes tener tu propia intimidad. De todos modos, si alguna vez sientes miedo vienes con nosotros y te arrullaremos en nuestros brazos.
Una vez vestidos para la cena, Luis me comentó.
- Nena, ¿te enfadaste antes cuando las copas?.
- No cariño, pero ella es tan bonita y te ví tan cariñoso que me sentí extraña y celosa. Ya os lo dije. Me tengo que acostumbrar poco a poco a no tenerte para mí sola, pero no te preocupes. Estoy deseando que llegue esta noche.
Poco más de las 8 llegamos al restaurante. Yo me había puesto un vestido beige de marca con un más que generoso escote. Luis con un traje azul oscuro y una camisa blanca, aunque sin corbata. Melisa, muy deportiva con unos vaqueros y una camiseta gris clara, sus tetitas se balanceaban cuando se movía, no llevaba sujetador, y su culito destacaba deliciosamente al andar.
Nos acompañaron a nuestra mesa y Meli comentó
- Ya sabía que iba a dar la nota. Esto es muy elegante y vosotros estais a juego. Y yo, con esta pinta. Todos me van a mirar y reirse de mí.
- Melissa, estoy seguro que todos te van a mirar pero no para reirse precisamente. Estás muy sexi y todo te queda bien ¿verdad Carmen?.
Yo asentí y mirando a Meli, dije:
- ¿Tu te sientes bien?, cielo. Sabes que eres un bonboncito y si lo dudas, te lo digo yo. Nuestro bomboncito.
- Os quiero a los dos. -Dijo Meli sonriéndonos.
El maitre se acercó para tomar nota.
- ¿Que tomarán los señores?
Pedimos un pescado de entrante y para mí un solomillo de segundo. Ellas no pidieron segundo.
- ¿Y para beber, que tomarán los señores?.
- Una botella de vino blanco y tinto de Rioja reserva.
- La señorita ¿beberá lo mismo que los papás?
Todos aguantamos la carcajada, y Meli, mirando a Luis sonriente, preguntó
- Papi, ¿me dejas beber vino esta noche?.
- Te dejo nena, pero solo una copa. -Y dirigiéndose al maitre - Traiga también dos botellas de agua.
- Este tio es tonto, ¿De verdad parezco su madre? - pregunté yo.
- No cariño, tu pareces mi hermana mayor. Creo que lo decía por Luis. -dijo Meli riéndose con ganas.
Todo estaba excelente y nos bebimos las dos botellas de vino. Meli, estaba un poquito achispada.
- Me ha gustado lo de papi, - dijo ella con las mejillas sonrosadas por el vino -
¿ Te importaría que te llamase así, Luis?.
- No cariño, pero ni se te ocurra llamar a Carmen mami -dijo él.
- Por supuesto que no, eso me faltaba. - respondí.
De regreso a casa, subimos a nuestras habitaciones para vestirnos cómodos.
Luis bajó el primero, llevaba puesta una camiseta gris y un pantalón corto. Yo bajé poco despues, con un camisón corto y semi trasparente y sin nada debajo. Pocos minutos después apareció Meli con una camiseta de tirantes y un escote amplio que apenas tapaba sus tetitas saltarinas. Como la camiseta era amplia y larga, llegaba hasta casi sus rodillas, cuando se sentó pudimos ver que no llevaba nada debajo.
- ¿Tomamos la ultima copita, antes de irnos a la cama? Estoy un poco chispa, pero me gusta estar así. - dijo Meli.
- Creo que ya bebiste bastante - respondió Luis.
- Deja que beba un poquito, si lo hace con cuidado no creo que le siente mal.
- Con mucho cuidado, lo beberé como esta tarde. Pero ahora lo beberé primero de los lábios de mi papi y luego de la boca de mi amor.
Luis preparó las bebidas. Meli se dirigió hacia él sentándose como en la tarde. Como estaba a horcajadas y remangada la camisa, pude ver su precioso culito restregándose sobre Luis a la vez que besaba sus lábios. El empezó a masajearle la espalda y bajó sus manos hacia su culo, sobando sus glúteos y abriendo la rajita. No sentí celos esta vez, simplemente estaba muy caliente mientras los miraba, esperaba mi turno. Sus lábios no se separaban. Los dos estaban disfrutando de sus lenguas. Meli, descabalgó y vino hacia mí.
- Por favor, quítate la camiseta, total para lo que te cubre...... - le pedí.
Melissa hizo lo que pedí, su joven cuerpo era delicioso y muy tentador. Se sentó sobre mis rodillas de espaldas a mí con sus piernas muy abiertas y girando su cuello buscó mis lábios, mientras me agarraba con sus manos mi cuello. Yo respondí voluptuosamente a su beso, acariciando sus pezones y descendiendo hasta su rajita que la sentí muy húmeda. Restregué con mis dedos su coñito y encontré su clítoris que se alzaba triunfal entre sus lábios vaginales. Las dos nos estremecíamos de placer.
Luis nos miraba muy turbado y pude ver que el glande de su hinchado pene asomaba por el camal del pantalón corto y mirándole a los ojos, le dije:
- Luis, tienes preparada a tu nena. Melissa, ¿quieres algo de papi?.
- Ssssssiiiiiiiiiiiiiiii lo quiero todooooooo de mi papi, y de tí mi amor. No pares de besarme y acariciarme.
Luis se arrodilló ante nosotras y abriendo con sus manos el coño de Meli, metió dos dedos en su vagina masturbándola mientras con la otra mano alzaba su culito hacia él. Meli se retorcía sobre mí y en mi boca noté sus suspiros y escuhé sus jadeos.
- Papiiiiiiii cómeme, hazme tuya, hazme lo que quieraaaaassss. - suspiró ella.
El puso sus manos en sus muslos y los abrió todavía más, mientras metía su cabeza entre ellos y lamía produndamente su coño. Ella gritó con desesperación, mientras arqueaba su cuerpo.
- Me corroooooooo, no pares papi chúpame, chúpame, chúpameeeeeeeee.
Yo disfrutaba y estaba calentísima. Meli no paraba, su orgasmo no tenía fin.
- Vale parejita, subamos arriba que tenemos que repartirnos y yo estoy a cien. Melissa ¿ lo pasas bien ?. - pregunté.
Luis tras besar su coñito se levantó. Ella me respondió mientras me besaba
- Estoy en el séptimo cielo, mi amor. Ahora necesito lo principal: Tu.
Comenzamos a subir la escalera, nosotras dos delante entrelazando nuestras cinturas y Luis detrás.
- Aquí están los dos culitos de mi vida, el de mi amada esposa y el de mi amada nena. - dijo él mientras nos echaba mano.
- Papi, ve pensando lo que hacer con ellos ya que son tuyos. -dijo riendo Meli.
- Melissa calla, que este hombre tiene mucha imaginación. - murmuré.
Meli que ya estaba desnuda, se tumbó sobre la cama con los brazos abiertos hacia nosotros. ¿Quereis que me lave? ya me duché antes. - dijo.
- No cariño, yo beberé tus fluídos y tú los míos que también estoy encharcada. - respondí. - Luis, mi amor, a tí que te gusta organizar, ¿cómo nos ponemos, que hacemos?.
- Poneos y haced lo que querais. Yo aprovecharé los huecos, si me dejais.
- Yo ya te digo que sí te dejo, papi. Carmen, ¿hacemos un 69?
- Si Melissa, pero hoy yo arriba que quiero sentir la polla de mi marido empalándome. Ayer la disfrutaste tú.
- No os preocupeis. Habrá para las dos, ya me ocupo yo. - dijo Luis.
Empecé a lamer la rajita de Meli, que como esperaba estaba llena de sus propios jugos y las babas de Luis. Era delicioso chupar sus lábios, su vagina y su clítoris y sentir sus muslos apretando mi cabeza. Al mismo tiempo sentía sus dulces lábios lamiendo cada rincón de mi sexo como una hambrienta. Los temblores y suspiros no tardaron en brotar, a los que siguieron los gritos y nuestros orgasmos, uno tras otro. Las dos nos teníamos muchas ganas.
Noté el gordo glande de Luis apoyado en mi vagina mientras sentía sus manos sobre las de Meli en mis caderas. Mis ansias por sentir su polla dentro de mí, me hizo exclamar:
- Métela toda mi amor y fóllame salvajemente, como siempre, y que Melissa se entere de que tu polla es mía. - dije con malicia.
- Vaya mi amor, ¿toda tuya, y para mí queeeee? , estoy viéndola desde abajo y la tiene monstruosa, y mi lengua la está acariciando, que lo sepas. - dijo Meli
A la vez que sonreía, mi cuerpo comenzó a agitarse con un orgasmo interminable. Tener a la vez a mi marido dentro de mí y Meli chupándome era una sensación nueva e increible. Sentí que Luis sacaba su polla que todavía estaba dura y que Meli dejaba de chuparme.
- ¿Que pasa? quiero más. - me lamenté.
Giré la cabeza y ví la polla llenando la boca de Meli que la chupaba sacándola y metiéndosela con avaricia. Sonreí y recordé que eso mismo hice yo ayer.
Se corrió en su boca y ella tragaba su semen, chupando hasta la última gota aun así parte de la leche escurría por la comisura de los lábios.
Descabalgué y pegando mi cara a la suya le dije: - ¿Que haces zorrita, bebiendo la leche de mi hombre?
Ella sacó la polla de su boca y la acercó a mis labios. Metí mi lengua en ella
y compartimos el postre.
- Mi amor, sí soy vuestra zorrita y me encanta serlo. Y ya sé que es tu hombre, pero también es mi papi. Y quiero que me folle salvajemente como a tí. Y soy muy dichosa de perteneceros a los dos. -dijo mientras sollozaba.
Besé sus lábios emocionada. Luis también acercó sus lábios a sus ojos y secó sus lágrimas. No se puede ser más feliz. Acepté su deseo y mirándola con amor le dije:
- Vas a conocer una de las razones por la que mi marido, tu papi, me tiene tan enamorada. Prepárate para recibir a un verdadero hombre.
Melissa se acostó en el centro de la cama, y extendió sus brazos hacia Luis.
- Ven papi, demuéstrame cuanto quieres a tu nena.
Luis se tumbó sobre ella y besó su boca ansiosamente mientras Meli se abrazaba a su cuello. Yo me puse de rodillas tras sus cabezas, quería ver bien cómo se consumaba nuestra unión, la de mi esposo y nuestra querida nena.
Meli, suspirando, abrió sus piernas al máximo mientras Luis restregaba su pene por toda su rajita. Ella pidió:
- ¡ Hazme tuya para siempre, papi !, métela toda, reviéntame, quiero sentirte mío.
Luis, empezó a meter su polla suavemente, lentamente, como si temiese hacerle daño.
- ¡ Que gorda está papi, pero quiero que me folles salvajemente, hasta el fondo de mi coño !, por favorrrrrr.
El le pegó una arremetida, enterrando por completo su pene en su vagina, sacándola y volviendo a meterla violentamente.
- .....aaaaaaaayyyyyyyyy, duele, me llega hasta la garganta- gimió ella.
- ¿ La saco cariño ?
- nnnnnnoooooooooo, me llenas, me encanta mi amor, no te corraaaasssss aún, quiero sentirte así para siempre jamás. - dijo ella entre convulsiones orgásmicas, arqueando su cuerpo para sentirla aún más dentro.
Luis me miró y frunciendo sus lábios me mandó un beso.
- Carmen, cógele las piernas y levántalas bien abiertas. Vamos a dejar a nuestra nena bien saciada ¿vale?.
Lo hice tomando sus tobillos, levantando y abriendo sus piernas a tope. De ese modo sentiría ella su polla en su total plenitud. Las embestidas de Luis se acrecentaron con energía. Escuchaba a Melissa como aullaba frenética. Se corría una vez tras otra.
- ....aaaaaaaauuuuuuuuuuuuuuuu que feliz me hace mi papiiiiiiiiiiii, no paro de correrme, lléname con tu leche, préñammmmmmeeeeeeeeeeeeee.
Sentí como Luis se tensaba e intuí que se estaba corriendo dentro de Melisa. Ella lo besaba con pasión totalmente entregada a él.
Se quedaron ambos abrazados, acariciándose.
- Oye niña, - pregunté - ¿ que es eso de que te preñe, no tomas pastillas ?.
Meli, mirándome con dulzura y sonriendo, dijo:
- No.
- Joder Melissa, ¿Es que no tienes cabeza?. Con todo lo que te ha metido mi hombre y con tus múltiples corridas, ya te aseguro que te preña.
- Lo primero, además de mi papi también es mi hombre, de las dos. Desde hoy, sinó estamos casados, por lo menos estamos comprometidos. Lo segundo, quiero tenerlo cada día dentro de mí, follándome como te folla a tí con todo su amor y pasión y si me deja preñada tendré a nuestro hijo y no se me ocurre mejor padre. Y no sé si tengo cabeza, lo que sí sé es que mi corazón y mi cuerpo es totalmente suyo, y tuyo Carmen, mi amor. Lucharé por vuestro amor.
- Te estás confundiendo Melissa, - le dije. - Este hombre me desfloró hace casi veinte años y jamás nos hemos sido infieles. Nos hemos abierto JUNTOS SIEMPRE a alguna aventura sexual, así que no compliquemos las cosas niña. ¿ Puedes entenderlo ? ¿ Y qué es eso de que estais comprometidos ?.
- Pues eso, comprometidos viene de compromiso, respondió Meli mirándome desafiante. Yo he sentido a Luis no solo follándome, támbien me estaba dando todo su amor y yo lo absorbía no solo con mi cuerpo, también con mi corazón y todos mis sentidos. Jamás había sentido algo así. Esto no es una aventura sexual, no para mí. No sé si he respondido a tu pregunta, Carmen.
Me quedé estupefacta. ¿ No era yo su amor ?. ¿ No hablamos de que quizás dejaríamos participar a mi marido ?.
- Luis, creo que deberías hablar tú. A ver quien está confundida, - dije mirando a mi marido.
- Ejemmm...... vaya historia habeis montado entre las dos, con lo bien que iba todo. Sí, es cierto que he follado a Melissa con amor, con pasión y que ella respondía de la misma forma, entregada a mí, ¿ Que otra cosa esperabais ?. Yo no sé hacer el amor de otra manera, nunca había estado con otra mujer que no fuese Carmen.
- No puedo imaginarme que compares a esta niña conmigo, Luis. Deberás explicarte mejor, que estoy mosqueada.
- Pues no te mosquees cariño. Tú, desde que conocimos a Melissa has destacado lo dulce y bonita que es, mientras yo te lamía el bollito has gritado su nombre cuando te corrías. Me digiste que te preguntabas a tí misma si se puede estar enamorada de dos personas a la vez y cuando digiste que la amabas, yo te respondí, si tu la amas, yo también. Sabíamos los dos los riesgos que esta relación entrañaba, y la asumimos. Pues bien, os amo a las dos y quiero que sigamos amándonos los tres.
- Te quiero papi, Tú me amas y yo te amo, te amo no.....,lo siguiente y quiero que me hagas tuya cada minuto del día.
- Luis, es cierto todo cuanto dices - dije - Pero la nena se ha hecho posesiva, y parece que te quiere sólo para ella, ¿no es cierto Melissa?.
- No, mi querida Carmen. Lo que no quiero es ser un juguete de segunda mano en vuestra aventura. No quiero que le digas a TUUUU hombre cuando debe follarme y cómo, yo quiero que me haga el amor cuando nos necesitemos el uno al otro y que tu participes de nuestro amor y yo lo haga del vuestro. Y no me tomes en cuenta lo de que me haga suya cada minuto del día, me conformo cada 30 minutos. - me dijo mirándome con su dulce sonrisa.
continuará.............................