Melissa 2: entre dos amores

Creo que cabe como amor filial, vosotros diréis.

Esa noche, Melissa se fue a su dormitorio y nosotros dormimos en el nuestro.

A a las 7,30 escuché el portazo de la puerta de entrada y me levanté.  La habitación de Meli estaba vacía, bajé al salón y pude comprobar que ella no estaba. Evidentemente se había marchado.........supuestamente a su trabajo.

Me duché y enrollada con una toalla, desperté a Luis.

-   Cariño, son las 8.  Yo ya me duché.  Melissa se ha marchado.

-  ¿ Adonde, te lo ha dicho? - preguntó.

-   No, escuché la puerta de entrada y me levanté.  Ya no estaba en la casa, se habrá marchado al trabajo supongo.

-   Voy a ducharme.  Más tarde la llamaré. -dijo.

-   Yo lo haré Luis.  Estoy preocupada y quiero hablar con Melissa.  Anoche se creó una situación muy tensa y me temo que ella estará triste y desorientada.  ¿ Me dejas que sea yo la que intente arreglar el asunto ?.  Confía en mi, cariño. Quiero que la ayudemos y que se sienta parte de nuestras vidas.

-   Carmen, confío totalmente en tí y lo sabes.  Estoy seguro de que harás lo más conveniente y yo estaré de acuerdo con lo que decidais. Pero no le hagas daño, por favor. Nos necesita...... y nosotros a ella.

A las 11 la llamé.

-   Hola Melissa ¿Puedes hablar?.

-   Hola Carmen, estoy en el trabajo, pero unos minutos sí puedo.

-   ¿ Te sueles tomar un descanso a mediodía ? ,  me gustaría verte.  Tenemos que hablar.

-   Me dá miedo esa frase " tenemos que hablar", mucho miedo.  - dijo con voz muy triste.

-   No temas mi nenita, es sólo una frase hecha.

-   Me tomo un descanso a la 1,30, pero de solo media hora.  ¿ Conoces la cafetería Lito?, está a cien metros de vuestra casa en la misma calle.  Enfrente trabajo yo.

-   La conozco Melissa, a la 1,30 estaré allí esperándote.  Y cielo, no digas "vuestra casa", es nuestro hogar, de los tres.  ¿Te lo explico mejor, majareta?.  -dije riendo.

-   ¿Y tú sabes cuanto os quiero y lo que os necesito?.  Debo colgar Carmen, nos vemos luego.

Llegué a la cafetería a la 1,25 y me senté en una mesa apartada  desde la que veía la entrada al local.  Minutos después entró Meli, fresca y bonita,  con una falda de vuelo y una blusa y dirigiéndose hacia mí, me dió dos besos en las mejillas antes de sentarnos.

-   ¿Quieres almorzar algo?, supongo que no has comido nada.  - pregunté.

-   No tengo apetito, bastará con un café cortado.

-   Nena, me vas a hacer enfadar.  Tengo que cuidar de tí ya que tú no lo haces.  - dije mientras hacía una señal al camarero.

-   Recuerda que no eres mi mami, solo mi hermanita mayor.

Cuando se acercó el camarero, pregunté:  -  ¿Tienen sandwichs de queso y jamón?.

-   Si señora, y de tortilla, calamares............

-   ¿ De que lo prefieres Melissa ?  -pregunté.

-    Jjjjjoooooo Carmen,  una tapa de tortilla y un café cortado.  - respondió ella.

-    Yo , una cerveza bien fría.  - contesté al camarero.

-   ¿Sabes que eres algo manipuladora, hermanita?.

-   Lo soy, pero queremos cuidar de tí Luis y yo.  Estábamos muy preocupados cuando ví que te habías ido esta mañana.  Luis dijo que te iba a llamar, pero le dije que lo haría yo.

-   Tenía que trabajar Carmen y no quise despertaros.

-   Escuché la puerta cuando te fuiste, a las 7,30.   Por cierto, tengo una llave de la puerta para tí, pero te la daré esta tarde junto con la clave de la alarma.

-   ¿Estás segura Carmen? - dijo mirándome a los ojos.

El camarero se acercó con los pedidos.

-   Absolutamente segura, los dos lo estamos.  También quiero disculparme por mi numerito de anoche, como acabas de decirme, soy manipuladora y me salió la vena borde.  No te prometo que no volvamos a discutir, yo tengo mi carácter y a veces no lo controlo, pero quiero que sepas una cosa: te has ganado nuestro corazón y te queremos de verdad Melissa.

Ella puso sus manos sobre las mías, mientras decía:

-   Cariño os quiero y me siento feliz con los dos, como nunca lo he sido.  Anoche fuí una imbécil como suelo serlo a menudo, y tú no fuiste borde, la borde fuí yo.  Merecía que me hubieses echado de tu casa.  No sabes la noche que he pasado,  llorando con amargura, avergonzada de mí misma.  Pensé en marcharme de casa o entrar con vosotros, meterme entre los dos y suplicar vuestro perdón, pero como soy tan cobarde no lo hice.  Suplico tu perdón ahora, y cuando vea a papi, me arrodillaré ante él.

Emocionada respondí:  -  Debiste hacer lo segundo, venir con nosotros.  Pero vamos a olvidar esto, tenemos que hablar, ya sé que no te gusta la frase, pero hemos de hacerlo.

Melissa apartó sus manos que seguían entrelazadas a las mías.

-   Cariño, aparto mis manos porque están ahí sentados unos compañeros de trabajo y no sabes como corren los chismes en mi empresa.

-   ¿Entonces no te puedo dar un morreo, que es lo que haría ahora?  - pregunté riendo.

-   Va a ser que no, hermanita mayor.  Pero, de 5,30 a 6 llegaré a casa.  Si no estás, esperaré en la puerta.  Guárdame tus besos.   Me temo que debo volver al trabajo. Y la tortilla está muy buena, deberías probarla, ciao.

Nos levantamos y nos besamos en las mejillas.  Sus compañeros ya se habían ido, pero los hombres que habían miraban  su precioso culito.  Todavía se giró y me envió un beso con su mano.  Yo me quedé sentada y pedí otro café, reflexionando.

A las 5, 45 regresé a casa.  Meli estaba esperando en la puerta, parecía una niña asustada y la besé en los labios mientras la abrazaba, no me importó que alguien pudiese vernos, necesitaba tenerla entre mis brazos.

-   ¿Que te ocurre cariño?, vaya carita que pones, ¿ te encuentras mal ?.  -inquirí.

-   No mami, perdón, hermanita quería decir.  Ya no sé ni lo que digo, estoy bien y ahora que estás conmigo, superbieeeeeeennnnn.  - dijo rodeando mi cuello con sus brazos y respondiendo a mi abrazo.

Busqué en mi bolso y saqué la llave de la puerta.  -  Melissa, esta es la llave de TU casa, de nuestro hogar, abre tú, da tres giros hacia la izquierda y ahora quitaremos la alarma.  -dije.

Entramos y tecleé la clave para desconectarla.

-  Ya está desconectada.  Tienes que poner la clave antes de 45 segundos, sinó sonará la sirena, memorízala o apúntala en un sitio discreto.  Cuando salgas, vuelves a ponerla antes de abrir la puerta.  ¿ Te cabrá todo en tu cabezita de chorlito, nena?.

-  Claro que sí nenaaaaa. ¿ Me crees tonta ?  - contestó riendo.

-   Un poquito sí lo eres, pero ya te espabilaremos, jajaja.

Entramos al salón, me quité la chaqueta del vestido y sentándonos en el sofá  dijo:

-   Carmen, gracias por vuestra confianza y el cariño que me demostrais.  Jamás me he sentido tan querida y respetada por nadie, nunca.  Hasta que os conocí, estaba inmersa en una profunda soledad, en una permanente tristeza.  Con vosotros, el sol ilumina mi vida, renacen mis ilusiones y mi esperanza.

Me emocionaron sus palabras.

-   Melissa, que bonito es lo que dices y cuanto te quiero.  Me hubiera gustado que lo escuchase tu papi.

-   Se me está pegando vuestro modo de hablar, ya me voy pareciendo a una pija ¿verdad ?, pero me encanta.  Y aprenderé mucho más de vosotros, sois tan elegantes y tan, tan, tan.....todo.  A mi papi, a mi amado papito, quiero darle un abrazo muy fuerte y pedirle perdón.

-   Tu papi no tiene nada que perdonarte. Era él quien quería llamarte esta mañana ¿sabes lo que me dijo,  cuando le contesté que yo te llamaría?.

Meli negó con la cabeza.

-   No le hagas daño, por favor.  Nos necesita...... y nosotros a ella.

Las lágrimas resbalaron por las mejillas de Melissa, en un llanto inconsolable.  La abracé, cubriéndola de besos.

-  ¿ Sabes que eres bastante llorona ?,  - dije riendo.

-   ....sí, pe..ro es d..e fe...li.. ci...dad.  - contestó entre sollozos.

Sonó la puerta de entrada.   -   Holaaaaa, estoy aquiiiiiii

Luis apareció en el salón y al vernos, exclamó:

_   ¡ Aquí están mis dos amores !............ pero  ¿ Que pasa, a que vienen esos lloros ?    - dijo mientras se arrodillaba ante nosotras.

-   Nada Luis, cosas de mujeres.    le dije.

Meli se abrazó compulsivamente a su cuello, apoyando su cabeza sobre su hombro.

-   Papiiiii, perdóname por ser  tan imbécil. Y sobre todas las cosas sigue queriéndome, por favor, no dejeis de quererme..... estaría perdida sin vosotros.

-   Cálmate cariño,  -  dijo Luis besando su mejilla, mientras acariciaba su cabeza.  -No tengo nada que perdonarte, mi brujita.

-   ¿Ves?, ya no soy tu niñita, sólo tu brujita.

-   Jajaja, es que tienes embrujado a tu papi y a Carmen  hechizada,  ¿ no es así mi amor?,  - me preguntó mirándome y guiñando un ojo.

-   Por supuesto que sí.  No sabes las cosas tan bonitas que ha dicho sobre nosotros, pero dejemos de arrumacos y vamos a hablar de cosas prácticas.   Luis, siéntate  junto a Melissa por favor y tú,  llorona, ponte recta, deja de besuquear a papi y escúchame.

-   Jjjjjjooooooo Carmen, con lo bien que estaba así, - dijo riendo

-   Luis le he dado a Melissa una llave de casa,  ¿ te parece bien ?  - él asintió con la cabeza.  - Meli, me digiste que estudiabas Filosofía y Letras pero que lo dejaste en tercer curso.  Queremos que dejes el trabajo y reanudes tus estudios.

-   Pero Carmen...., -  empezó a contestar ella.

-   Déjame terminar Melissa, luego objetas y preguntas cuanto quieras.  Luis, tu sí puedes corregirme o añadir lo que sea.

-   Lo estás haciendo muy bien Carmen, prosigue.

-   Segundo: Sobre tu casa ¿ tienes algún préstamo hipotecario, y vas al corriente en los pagos ?.  ¿ Te cubre tu sueldo todos tus compromisos ?.

-   Con los mil euros que cobro al mes,  con las horas extraordinarias, voy tirando. Aunque, sí estoy un poco retrasada en los pagos al Banco.  Pero Carmen, eso no debe preocuparos, ya lo solucionaré de verdad.   Pero no puedo ni quiero dejar de trabajar.   - respondió.

-   Melissa, escucha a Carmen, por favor.  - intervino Luis.  ¿ Cuantos recibos impagados tienes con el Banco ?.

-   Tres o cuatro.......

-   ¿ No has recibido avisos y amenazas del Banco. Sabes que te pueden desahuciar?

-   Sí papi.

-   Déjame a mí Luis.  ¿ No te ayudaba tu pareja en los gastos ? , ¿ cuando dejó de hacerlo ?.

-   Yo conviví con Ramiro casi un año, hasta hace seis meses más o menos, que lo tiré de casa.

-   ¿ Que ocurrió cariño ?  -pregunté.

-   Las cosas no iban bien entre nosotros, discutíamos todo el tiempo.  En fín, la verdad es que nunca nos quisimos, no había verdadero amor. Bebía cada vez más, y una noche intentó violarme y yo me resistí.

-   ¿ Que intentó violarte?  -exclamé.

-   Pretendía sexo anal y yo me negué.   Quería forzarme y forcejeamos.  Yo me levanté de la cama y él enfurecido me pegó una bofetada.

-   ¡ Que cabrón !  - dije. ¿Y no lo denunciaste?.

-   No,......... le pegué una patada en los huevos, perdón, en sus partes.

-   ¡ Olé mi niña, muy bien hecho !.  A eso se le llama justicia rápida  - dije mientras la abrazaba.

-   Mientras se retorcía, saqué su maleta y le dije:  ya te estás largando de mi casa.   Se largó y hasta hoy.

-   Vaya con nuestra nena.  Qué carácter. Me haces sentirme muy orgulloso de tí. Joder, tendré que andarme con cuidado, jajaja  - dijo Luis, uniéndose a nuestro abrazo.

-   Gracias papi, yo también estoy muy orgullosa de tí, de vosotros.  Pero tu no tienes que andarte con cuidado, eso nunca te lo haría a tí, te respeto demasiado y os quieroooooo..........

-   Pues queda dicho Melissa, si nos respetas debes dejar que te cuidemos, que te ayudemos.  Luis, ¿ arreglas tú lo del banco ?. Ve avisando a tu empresa que dejas tu trabajo y no se hable más del asunto.  El sábado, iremos de compras tu y yo para que te vistas como Dios manda, aunque siempre vas bonita pero es hora de que renueves tu vestuario y a papi no le gustará acompañarnos ¿verdad Luis?.

-   Sabes que no cariño.  Cómprale un vestido elegante, Guillermo y Feli nos han invitado a cenar el martes  y sabes como son.   Melissa vendrá con nosotros, nuestros amigos deben acostumbrarse a ver a nuestra niña.

-   Papi, yo no sabré comportarme, pasaré mucha vergüenza. Haré el ridículo al lado de Carmen. Mejor os espero en casa.

-   ¿Cómo que harás el ridículo a mi lado ?. Tu eres muy monina.  - contesté.

-   Si, monina, culito, piernitas, carita.  Pero tu eres un bellezón.   Una tía buena, vamos.   ¿Sabes lo que dijeron los compis del trabajo que nos vieron en el bar ?.

Puse cara de extrañeza.

-   Uno, preguntó  ¿quién es esa tía buenaza que te acompañaba?, el otro, está buenísima, y el tercero: tiene en revolcón que no veas, nos la deberías presentar, se ve que le va la marcha.

-   Jajaja, - reí yo.  - ¿ Y tú que contestaste, mi vida ?

-   Groseros. A vosotros os la voy a presentar, gilipollas.

-   Vale Melissa, ¿ ha quedado todo claro ?. Tenemos que pensar en cenar.

-   Aunque te dijese que no, sería igual.  Haré lo que vosotros digais, me hace mucha ilusión ser vuestra nena. ¿Me dejareis esta noche dormir entre los dos ? sólo esta noche, porfa.

-   Esta noche nuestra nena dormirá entre nosotros.  - dijo Luis.  Pero antes, será una mujer entre nuestros brazos.  ¿ De acuerdo Carmen ?.

-   Lo estoy deseando.   Pero vamos a cenar primero.   -  respondí.

-   ¿ Debo cambiarme de ropa ?, ¿ Cenamos aquí o vamos a algún sitio fino ?                - preguntó Meli.

-   Si quereis salimos a tomar algo, pero en algún lugar cerca de aquí.  Melissa, tú que conoces esta zona, ¿ sugieres algún sitio?. - preguntó Luis.

-   Papi, yo conozco algunos sitios, por supuesto los más baratos y cutres.  El más elegante que conozco es un McDonalds.

-   Yo no como hamburguesas, cariño.  Me parece recordar un bar-restaurante  en una calle cercana, aunque nunca he estado, tiene buena pinta.  -dijo Luis .

-    Pues vamos a probarlo.   Melissa tu no es necesario que te cambies, vas muy bien, pero yo voy a ponerme algo más cómodo.  - comenté mientras subía al dormitorio.

Luis se levantó,  se quitó la chaqueta y gritando le dijo a Carmen:

-  Carmeeenn, bájame un sueter por favor.

Se sentó en su sillón tras ponerse un whisky .  - ¿ Quieres tú algo, nena?.

-  Si me das un sorbito........

-  Claro que sí.

Meli se acercó a él y se sentó sobre sus piernas. -  Lo quiero como siempre, de tus lábios.

Juntaron sus lábios, mientras se abrazaban.  Sus lenguas se buscaban con frenesí. Ella mirándolo a los ojos,  dijo:

-  Luis, querido.  Ahora no soy tu nenita, soy una mujer que te ama, que te desea con ansiedad, que quiero hacerte feliz y que me hagas tuya, enteramente tuya.

-   ¡ Ya bajo !  - gritó Carmen.  -  Te he cogido un sueter azul  ¿va bien ?.

-   Si cariño. -respondió él.

Meli se levantó, para volver al sofá, pero antes acarició con su mano el pene que estaba gordísimo.

-   Joder Melissa, lo has puesto como un caballo.  No os puedo dejar solos. - dije  cuando bajé.

-   Carmen, solo he bebido un sorbito de su whisky.

-   Jajaja, conozco vuestros sorbitos.   - contesté riendo.

Llegamos al restaurante.  No había mucha gente y pudimos elegir una mesa redonda y apartada. Lo cierto es que era acogedor, salía de la cocina un olor muy sabroso.  Enseguida vino el dueño a atendernos.

-   Muy buenas noches, dijo mientras nos entregaba las cartas de menús.

-   Dígame qué están guisando en la cocina que huele tan bien.   - pregunté.

-   Merluza marinera, señora, pero podemos hacerles lo que ustedes quieran.

-   Yo tomaría tapas, que veo variedad y la vista es muy buena.  - dijo Meli.

-   ¿ Podemos tomar los tres la merluza y, mientras la hacen, picamos tapas ?,   -nos preguntó Luis.

-   Papi, yo con alguna tapa tengo suficiente.  - dijo Meli.

-   Tu te callas Melissa y comes lo que te sirvan. Estás muy delgada   -dije  con gesto serio.  Y mirando al camarero:  - Merluza para los tres y de tapas, uuummmm ensaladilla, albóndigas caseras, patatas bravas y calamares.  ¿os gusta o quereis algo más? .

Luis asintió, Meli torció el morrito, aunque sonriendo.

-  Y para beber, que prefieren los señores.

-   Un Alvariño y ¿ este Muga de aquí, de que cosecha es ?  -  inquirió Luis.

-   Del 2016, pero tenemos un reserva especial del 2002, señor, pero ya sabe.....

-   Traígalo, y una botella de agua, por favor.

-   ¿Que ha querido decir con lo de......ya sabe....., -  preguntó Meli.

-   Pues que su precio será más elevado.

-   ¿ Cuanto más elevado ?

-   Supongo que por encima de los 200.

-   ¿Euros? ¿ me hablas de 200 euros la botella ?.

-   Niñaaaaa, ¿a tí que te importa? -  le dije, mientras la miraba fijamente.

-   Perdóname Carmen, ya ves que no sé estar, que hago el ridículo, que no estoy a vuestra altura..........

-   Melissa, si quieres retiro la orden y que traigan el tinto de la casa, y tú Carmen, no saques el genio de la botella - ¿ a que he estado gracioso? - el genio de la botella jajaja -  nunca mejor dicho  - rió Luis.

Las dos nos reímos con ganas.

-   Nena, tú SI estás a nuestra altura, deja de decirlo ya, que nos molesta y nos duele  - le contesté.

Nos sirvieron las  tapas y los vinos.  -  ¿ Le sirvo también a la señorita ? -preguntó el camarero, mirando a Luis.

-   No, que le parece muy caro, ¿ Te trae una Coca-Cola cielo?

-   Pues no, papi,  beberé vuestro vino.  Como pagas tú.........

Todo estuvo muy rico y el vino excelente.

-   ¿Te ha gustado Melissa? - le pregunté -  Supongo que sí, porque te lo has comido todo y al vino le has echado mano también. ¿Ves como has de hacer caso a los papis?.

-   Mi papi es él, tu eres mi hermanita.  Y una pregunta ¿Porqué me llamas siempre Melissa y no Meli, como mis amigos?

-   Porque me encanta tu nombre, MELISSA, porque es bello, como lo eres tú.

-   A mí me parece feo, pero cuando lo pronuncias tú me gusta mucho más, quizás porque arastras la SSSSSSS.  ¿ Te doy un beso en los lábios o estaría mal?.

-  Lo estoy deseando, dámelo pero sin morreo, rápido, sin llamar mucho la atención.

Besó mis lábios y aunque rápido pasó su lengua por mis lábios.

-   Venga corazones, dejad de dar la nota.  - dijo Luis sonriendo.

-   ¡ Estás celoso papi !.  Pon morritos que te voy a besar. - Y dicho y hecho lo besó en los lábios.

-   eeeeeeeehhhhhhh, que estoy aquí.  Y abrazando su cuello lo besé también yo, recreándome en su boca.

-   Carmen, trae la mano por debajo de la mesa, está empalmadísimo. -sonrió Meli.

Lo hice y noté la mano de ella sobre el pene, y vaya si estaba gorda.

-   Venga chicas, os estais pasando un pelín.  Pago y nos vamos a casa y ¡ que siga la fiesta !. - dijo Luis mientras le hacía señas al camarero para la cuenta.

Cuando nos la trajeron, iba a mirarla Meli, preguntando: -  ¿la puedo ver?.

-   No.  - Luis sacó su tarjeta de crédito y la dejó encima.

Nos dirigimos hacia la puerta, donde ya nos esperaba el dueño.

-   Buenas noches señores y gracias.  Espero verlos pronto de nuevo.

-   Nos verá.  - contestó Luis estrechándole la mano.

Mirándonos a nosotras, inclinó su cabeza.  - Señoras........

Ya en la calle, dijo Melissa:

-   Jjjjooo, ¿ y éste es lo que llamais vosotros, cualquier sitio ?.

-   ¿ Es que no te ha gustado, nena?  - preguntó Luis.

-   Me ha encantodo todo.  La comida, los vinos, el peloteo del dueño. Es fantástico ir con vosotros a cualquier sitio.  Hasta yo me he sentido importante cuando ha inclinado la cabeza al pasar nosotras.

-   Jajaja, eres una cría, no cambies nena, sigue siendo así, siempre.  - dije yo tomándola por la cintura.

Llegamos a casa y nos acomodamos en nuestros sitios, las dos en el sofá y Luis en su sillón.

-   Carmen, te importa si le hago algunas preguntas a tu marido.

-   Tu pregunta, y si no me gustan, seré yo la que conteste.

-   Vale.  Papi, tu estás muy macizo, vamos que estás muy bueno.  ¿Vas al gimnasio ?

-   No cariño. Pero un par de veces a la semana juego al paddel.  Creo que tu me miras con buenos ojos, tendré que darte vino todos los días.

-   No es eso. Eres guapo, alto y fuerte y - ¿me lo permites Carmen ? - siempre estás a punto...... ya sabes.

-   Melissa, a eso contesto yo   -dije sonriendo-  Nuestro hombre,  y ves que digo nuestro,  es  muy especial, por lo menos para mí que desde luego no soy neutral, yo he conocido muchos hombres, en mi trabajo y fuera de él y algunos de ellos se me han insinuado, vamos que querían follarme. Y siempre, instintivamente, los comparaba con mi marido y ni siquiera tuve la tentación, nunca. Luis, siempre me ha entregado lo que toda mujer desea, sexo, amor, ternura, comprensión.......y ¿ sabes una cosa, nena ?. No hay nada comparable al sexo con amor.

Luis me miraba con una intensa ternura.

-   Papi, tienes enamoradísima a tu mujer.   - musitó Melissa.

-   Lo sé, cielo.  Y yo lo estoy de ella y siempre lo estaré.  Nosotros hacemos el amor frecuéntemente y siempre con pasión. Pero, llegaste tú y has aportado a nuestras vidas un nuevo sentimiento, una ilusión añadida.  - ¿Voy bien Carmen?, - preguntó mirándome, yo asentí. - Melissa, los dos nos hemos enamorado de tí y sentimos tu amor hacia nosotros y tenerte entre nuestros brazos ha significado renovar y aumentar la pasión.  Creo que he soltado un rollo, pero no sé explicarlo mejor.

-   Luis, Carmen,  estoy muy emocionada y gracias por haberme abierto vuestros corazones.  Y no quiero llorar, que mami siempre me llama llorona

-   ¿Que os parece si dejamos de romances y subimos a la cama?. Yo me voy a duchar, y tu hija, puedes pegar un sorbito del whisky de papi, y lo vas preparando. Por cierto, cuando estemos en casa, no me importa que me llames mami, me gusta. Pero ni se te ocurra, hacerlo delante de otros.

-   Graciaaaassss mamiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii. Y si alguna vez se me escapa, me das un cachete.

Mientras mami subía, le preparé el whisky a papi  - ¿te pongo hielo?.

-   ¿Tú lo prefieres?

-  Estará mas fresquito, y yo ya estoy muy caliente.  -  dijo Meli.

-   Pues sea.

Se levantó la falda, se quitó las bragas y sentose a horcajadas en las piernas de él.

-   Sácate la polla, papi, pero ve con cuidado no quiero que te corras.  ¿O prefieres que te la chupe?.

-  No nena, quiero restregarla en tu coñito.  Me pones muy caliente y quiero aguantar.

Meli, sacó el tieso pene del pantalón de Luis y colocándolo a lo largo de su propio sexo, bebió un sorbo del vaso y comenzó a restregarse hacia delante, hacia atrás.....Buscó los labios de él y ambos saborearon la bebida mezclada con sus salivas.

-    uuuuuuyyyyyyy papaíto, tú no sé, pero yo no voy a aguantar muchoooooo, me voy a correr.

-   Para nena, bebe otro trago y para de moverte, que yo tampoco aguanto.

Ella dejó de balancearse y bebió otro sorbo del vaso que compartió con la boca de él.  Sin moverse, le dijo Meli quedamente:

-   Papi quiero pedirte una cosa, pero me dá vergüenza.

-   Pídeme lo que quieras, amor.

-   Quiero entregarte mi culito.  Sé que te gusta mirarlo y yo quiero entregarme toda a tí, todaaaaaaa....

-   ¡ Sí y pegarme una patada en los huevos !.   Eso no puede ser cariño.

-   Chicooosss, ya estoy lista, subid.  - llamó Carmen.

-   Lo hablamos con mami ¿quieres papá?.

-   Si, y nos reiremos juntos.   - dijo él.

Al estar hablando, nos habíamos relajado un poco.  Luis acabó el whiski y mientras subíamos frotó sus dedos en mi culo, en la rajita y en el ano.

-   Me la meterás, lo estás deseando papi.

-   Me voy a duchar yo, dijo Meli, mientras se metía en el baño.

Luis se desnudó y se tumbó junto a mí.  Le puse mi mano en su pene y la noté algo flácida.

-   ¿No te ha puesto caliente la nena?.

-   Bueno, hemos tomado dos sorbitos y hemos charlado.

-   ¿De que habeis charlado?

-   Tonterías, prefiero que te lo diga ella.  Está un poquito loca, como ha bebido...

Melissa, salió del baño envuelta en la toalla.  La abrió quedando desnuda y gritó:

-   ¡  taachánnnnnnnnnnn  !.

Los dos nos reímos, y Luis dijo:  ¿No te he dicho que está piripi?.

Melissa se acurrucó entre los dos.

-   ¿De que hablabais ?.

-   Luis me decía que estabas loca y algo piripi.

-   Papi, ¿No le has dicho nada más?, pues se lo cuento yo.  Ni estoy loca y solo un poco piripi.  Le he ofrecido mi culito, mami.  Le he pedido que me haga suya por ahí, por mi culo. Y se lo pido delante de tí, quiero que mi papi me la meta por el culo.

-   Pues sí que está loca, Luis.

-   Loca de amor, mami.

-   ¿Tú sabes la tranca que tiene él?.  Claro que lo sabes, la has tenido dentro.   Tu eres virgen por el ano, te lo destrozaría, cariño, no aguantarías el dolor.

-   Quiero probarlo, quiero rendirme a vosotros y quiero sentirme destrozada por su polla.

-   ¿Te gustaría intentarlo Luis?  - lo miré.

-   Le he dicho lo mismo que tú, que está loca.  ¿Intentarlo? bueno, tiene un culito precioso....... y sí me gustaría, pero no lo haré.  No quiero hacerle daño.

-   Papi, quiero que me hagas daño, también me lo hiciste cuando me la metiste por el coño y luego, me corrí un montón de veces.  No rechaces mi rendición porfa.  Sé que lo deseas mucho, lo noto en tu mirada, y antes cuando subíamos metiste tus dedos en mi rajita y me acariciabas el ano.   Me puse muy caliente.

-   Jajaja no digas que no es elocuente nuestra niña.   Luis, si a tí te apetece y ella lo desea ¿que mal hay en ello?.  Muchas parejas lo hacen y parece que a pesar del dolor inicial, luego lo disfrutan los dos.  Yo no pondré ningún inconveniente en que lo hagais.

-   Yuuuppiii mami.  Estoy preparada papi.

-   Un momento Melissa, por una cuestión de higiene que creo entenderás, esa penetración ha de ser la última, el fín de fiesta.   ¿Me explico?.

Luis se levantó y se metió en la ducha.

-   Te entiendo, mami ¿crees que papi está enfadado? .

-   Nena, no lo está.   Papi te desea mucho.  ¿Que hombre no desearía follar tu culito? lo tienes precioso.   Yo os ayudaré en lo que pueda.

Luis salió de la ducha desnudo y se acostó, manteniendo a la niña entre los dos.  Acariciando los pechos y el vientre de Melissa, musitó:

-   Melissa bonitaaaa...., cómo diría Delibes.

-   Si.  ¿ Te refieres a los Santos Inocentes ?, qué bonito.

-   Veo que has leido el libro, eso me gusta.  Uno de los mejores autores de la lengua española.

-   El libro no lo he leido papi, pero ví la peli.   Papá, ¿ ponemos a mamá como ayer me pusisteis a mí ?, fué fantástico.  Yo  levanto sus piernas y tú se la metes, y de su boca ya me ocupo yo.  ¿ Te gustaría mami ?.

-   Mucho cariño, hacedme gozar los dos.  Me habeis puesto muy caliente.

  • respondí

La niña se arrodilló sobre mi cabeza, poniendo su bulba sobre mis lábios.  Inclinándose estirada, comenzó a lamerme el coño.  Iniciamos un

69 suave y a la vez profundo, sentí su lengua lamiendo cada rincón de mi vagina a la vez que yo comía la suya, insistiendo sobre el hinchado clítoris.  Arrastré mi lengua hasta su ano, abriendo con mis manos sus glúteos.  Ella empezó a restregarlo sobre mi lengua hambrienta. Yo le dije:

-   Te lo estoy preparando para papá.

-   ¡  Que gusto mami, no pareeeesss !, - dijo mientras los espasmos agitaban su cuerpo.

Tuvimos dos orgasmos seguidos, las dos.  Girando mi cabeza, ví a Luis a nuestro lado con una erección gigantesca.

-   Vamos Luis, termina el trabajo y dame lo que es mío.  - dije mirando sus ojos.

-   Sí papá, folla a mi mamá.  -rió nuestra pequeña, mientras se alzaba. - pero mami, no dejes de lamerme y beber mis jugos que estoy muy mojada.  -  Alzó una de sus piernas para dejarme respirar.

Luis se puso entre mis abiertos muslos, alzando levemente mis piernas.  Noté su glande entre mis lábios vaginales mientras lo frotaba ritmicamente por toda la raja.

-   Métela ya, mi amor.  No me hagas sufrir, clávamela hasta el fondo, lléname de tí.

-   Niña, cógela de los tobillos y abre sus piernas a tope.

Melissa obedeció a Luis, abriendo mis piernas y empezando a besar y lamer mis pies.  Sentí la polla de mi hombre taladrando mi  coño con violencia, creo que nunca me había sentido tan llena, tan deseada.  Estaba sintiendo la lujuria y la pasión más inmensa de mi vida y mientras nuestros cuerpos se convulsionaban en un orgasmo sin fín, sentí su leche fluyendo dentro de mí.

-  ¡ Es maravilloso, estar entre mis dos amores ! .  - musité.

Nos acostamos los tres juntos, tratando de relajarnos. Un par de minutos después, Melissa se sentó, cogió el pene de él y comenzó a lamerlo. -  Quiero beber vuestros jugos, habeis hecho de mí una borrachina. -  se lo metió en la boca, chupando golosamente.

-  Papá, me llega a la campanilla, cómo se hincha y crece, Dios mío, me voy a ahogar. -  pero ella no paraba de chuparla.  -  Ya la tienes preparada y mojada con mi saliva, mi culito te espera, te ansíaaaa......

-   Luis, no te hagas el remolón y complace a la niña.  Lo estais deseando los dos. - dije levantándome de la cama -  Voy a por un lubricante.

Regresó con un frasco en la mano.

-   Mamá, ¿no crees que estoy bastante lubricada ?, tu me has lamido el culito y yo estoy muy mojada.

-  Acuéstate boca abajo, cielo y relájate, sobre todo relaja el culo,  - dije mientras colocaba una almohada bajo su vientre y pubis. -  Luis, ¿ le pones el lubricante tú o yo ?.

-   Que me lo ponga papá.  -dijo ella.

-   Que pesadas sois las dos.  Estoy deseando hacerlo, pero no le va a caber y voy a dañarla.

Luis se puso de rodillas entre las piernas de la niña, besó  y lamió su ano y dijo:

-   Sabe a vainilla.  Voy a ponerte la crema, nena,  primero por fuera y después por dentro con mis dedos, tengo que dilatarlo,  ¿vale ?

-   Vale Luis, y recuerda que en la cama no soy tu niña, ni tu hija:  soy tu mujer.  Hazlo ya, mi amor.

Luis, tras ponerse un chorro de crema en los dedos, restregó con ellos el ano de Melissa.  Ella, apoyaba la cabeza sobre sus propios brazos, sonriendo feliz. Cuando notó un dedo metiéndose lentamente en su ano, gimió levemente.  El siguió metiendo el dedo hasta el final, tras varios mete-saca lo sacó y puso de nuevo crema sobre sus dedos.  Esta vez apoyó dos dedos en el ano y poco a poco se los fué metiendo.  El gemido de la nena fué mucho más fuerte y levantando la cabeza dijo:

-   Papá, me haces daño, mete tu polla de una puñetera vez.

-   Calla descarada, deja a tu padre hacer lo que debe y relaja tu culo.  - dije yo.

Luis siguió sacando y metiendo lentamente ambos dedos, entre los gemidos de Meli.  Los sacó y se puso crema en su glande y en todo el miembro.

-   Cariño, ahora voy a intentar meter la mía.  Tienes que relajarte mucho, iré con todo el cuidado posible.

Apoyó su cipote en el ano y tras restregarlo repetidas veces, abriendole los glúteos presionó intentando meter la punta.  Ella tapando su boca con una mano, gimió fuertemente. Tras varios intentos, el glande se introdujo por completo en su culito.

  • Aaaaaaaauuuuuuuu, papá me duele muchooooo. - gritó llorando.

-  No llores mi vida, voy a sacarlo.

-   Nnnnnooooooooooo, papá, no lo saques.  Aguanta un poco.

Luis acarició su cabeza,  -  No tienes porqué sufrir, mi amor.  Ya has demostrado que eres una mujer, mi mujer.  Y ya has cumplido tu capricho, la tienes dentro.

-   Ya me duele menos, papá.  Métela poco a poco, la quiero entera dentro de mi culo y ni se te ocurra sacarla aunque aúlle.  Y córrete dentro de mí.

Luis volvió a ponerse crema a lo largo del pene. Empujó lentamente y la polla se fué metiendo lenta pero inexorablemente.  Meli mordía la sábana y las lágrimas resbalaban por sus mejillas, pero callaba.  Finalmente, aunque parezca increíble, quedó enterrada toda la polla en el culito de nuestra nena.

-   Ya la tienes toda dentro, cariño.

-   La siento papá, mi papá.  Lléname con tu leche. Sé feliz conmigo. - ella empezo a mover sus caderas.  El papi, con la cara congestionada comenzó a gemir.

Minutos después ví las convulsiones de los dos.  El se estaba corriendo en el culo de su niña y me pareció que también ella tenía un orgasmo.

Luis extrajo lentamente el pene del cuerpo  de Meli y los dos continuaron abrazados.  Había esperma por todos los sitios.  Habría que cambiar las sábanas, pensé.  Meli poniéndose sobre él acarició su rostro y besó tiernamente sus lábios.

-   Mamá querida - dijo nuestra niña abrazándome - Nuestro hombre ya nos ha desflorado a las dos, a cada una por un sitio, eso sí.  Pero ya es nuestro para siempre, tuyo ya lo era, pero desde hoy también es mío. ¿Recuerdas  lo que te dije que estamos comprometidos?.

-   Lo recuerdo cariño, - dije respondiendo a su abrazo - Y sí, ahora ya es nuestro hombre, de las dos.  Luis, - lo llamé -  ven y abrázate  a nosotras.

Luis nos abrazó, juntando su cara a las nuestras. Los tres totalmente desnudos.

-  Luis mi amor, ¿ aceptas a esta mujer, Melissa, como tu legítima esposa, en la salud y en la enfermedad y hasta que la muerte os separe, etc. etc. ?.

-   Sí, la acepto.  - dijo besándonos a las dos.

-   Tu Melissa, mi amada niña, ¿ aceptas a este hombre, Luis, como tu legítimo esposo etc. etc............?.

-   S i  l o  acep tooo-  - respondió entre sollozos.

-   Pues, por la autoridad que me otorga  el inmenso amor que os tengo a los dos,yo os declaro marido y mujer.  Podeis besaros, amados míos.  - sentencié.

Los tres nos abrazamos y nos llenamos de besos. Melissa, no paraba de llorar, entre hipos.

-   Mujer de mi marido, ¿ no puedes dejar de llorar de una jodida vez ? - pregunté riendo.

-   No ip puedo ip ma...má. soy tan feliz.

-   Una curiosidad, nena, pero contesta cuando te calmes,  ¿has tenido un orgasmo cuando papá se ha corrido en tu culito ?

-   Si mamá. Me ha hecho mucho daño mientras la metía.  Pero cuando ya la tuve toda dentro empecé a disfrutar poco a poco. Había cumplido mi sueño de que papá me hiciese totalmente suya. Y cuando sentí que me llenaba con su leche, no puedes figurarte mi placer, me corrí sobre sus huevos, hubiese seguido así toda la noche.

-   Eres una zorrita ¿lo sabes ?.

-   Lo soy mamá, pero mi gusto no fué menor cuando antes me lamías el coño y mi culito, fué inmenso.  Soy vuestra zorrita y eso me hace dichosa.

-   ¿ Y tú Luis, te ha gustado romperle el culo a tu hija, lo has disfrutado bien ?.

-   El final fué maravilloso, tiene un culo increíblemente delicioso, caliente, amoroso, fué total.  Pero antes, sufrí mucho al sentir su dolor y ¿sabes que ? me sentí culpable de incesto, estaba dentro  del culo de mi hija.

Melissa, se abrazó a su cuello y besó sus lábios largamente.

-   Papá quiero sentir tu incesto muchas veces.  Ahora ya me has preparado y además soy tu segunda esposa.  Mamá, debes probarlo, lo disfrutarás. - dijo mirándome.

-  Tal vez me decida, cariño.  He podido ver lo que disfrutábais los dos y estaba muy caliente, tanto que me veía a mi misma ocupando tu lugar.  Y también me he figurado estar en el lugar de nuestro esposo, me vuelve loca tu culito, lo confieso.  Y, mi amor, no eres la segunda esposa de nuestro hombre, somos las dos sus mujeres, ya estás tan casada con él como yo.

-   Pues ya sabes mamá, que lo mío es de los dos.  Y sé que lo vuestro es mío y que jamás, jamás, jamás he sido tan feliz.

Esa noche , nuestra niña durmió acurrucada entre nosotros.